El compló

Ya me han dejado un par de comentarios al respecto en el blog, y he recibido algunos correos respecto a un supuesto “compló”. La idea del “compló” sería que el “gobierno” de Calderón está utilizando (en los casos más extremos dicen fabricando) la epidemia de influenza como una distracción de la crisis económica, de las cosas que en estos días se están discutiendo, aprobando o rechazando en la Cámara de Diputados, etc.

Mientras que no dudo que traten de utilizar dicha epidemia como cortina de humo para tapar los numerosos y graves problemas que de hecho ocurren por sus propias estupideces, lo cierto es que la epidemia es real, y se está convirtiendo rápidamente en pandemia… no que eso último nos afecte mucho, dado que fuimos el primer país en presentar infectados y muertos.

Sí me creo que estos tarados se inventarían muchas cosas para distraer la bola de pendejadas que han estado haciendo (cada vez más y más estúpidas); pero en primer lugar no creo que sean lo suficientemente inteligentes como para inventarse algo como esta epidemia, y en segundo lugar es una cosa completamente distinta incluir en un “compló” a la OMS y media docena de otros países en el resto del mundo.

La epidemia es un hecho; la OMS acaba de aumentar la alerta a nivel cinco (que, de nuevo, dado que somos el país con los primeros casos eso no nos afecta realmente), y varios otros países han presentado casos de la misma cepa del virus. Desconfíen todo lo que quieran del “gobierno” de Calderón (yo jamás sugeriría lo contrario, y mis lectores habituales lo saben), pero sigan las recomendaciones (que además son de sentido común): usen tapabocas si hacen uso del transporte público; eviten el contacto físico todo lo que puedan; lávense las manos constantemente y no se las lleven a la cara.

También me molesta el tono de varios de esos correos y comentarios, comentando que la población (en particular la gente de la Ciudad de México) nos hemos “tragado” el “cuento” de la influenza cuando “obviamente” es un “compló”. Bueno pues, pregunto de nuevo; ¿de verdad creen que somos idiotas o qué?

Si estos tarados quisieran aprovechar esto para propósitos más nefastos, por ejemplo el tratar de imponer una cuarentena militar, entonces sí ya verían cómo reaccionaríamos aquí en la Ciudad. Nada más que lo intenten, me gustaría ver.

Mientras tanto no contribuyan a la histeria estúpida e improductiva gritando “¡compló!” cuando tenemos una crisis sanitaria real en nuestras manos, y necesitamos que entre todos trabajemos para contenerla.

La Ciudad aletargada

Hoy salí a comer con mi amiga Mónica. Como era de esperarse el tráfico era muy reducido, y la mayor parte de la gente que vi en las calles traían puesto un tapabocas.

Anduvimos dando vueltas por varias partes; en primer lugar porque no había muchos lugares para comer abiertos, y en segunda porque tenía cosas qué hacer en Ciudad Universitaria (igual que la Ciudad, aletargada pero viva) y en Tlalpan.

Y he aquí porqué me gusta tanto esta Ciudad de México que tanto quiero; no es la arquitectura, no es el número de restaurantes, cines y teatros.

Es la gente.

La gente que vi, aunque algunos sin duda alguna preocupados, seguía tranquilamente su rutina normal (o tan dentro de lo normal que se puede estar cuando somos el epicentro de una alerta de pandemia nivel cuatro, según la OMS). No histeria, no pánico. Siempre lo he dicho; la gente de esta Ciudad es de las más cívicas de todo el país.

Incluso fuera de los hospitales (pasé cerca del complejo de hospitales de San Fernando) vi a la gente haciendo cola tranquilamente para ser atendidos o esperando familiares, platicando, algunos incluso bromeando.

Las grandes tragedias siempre han sacado lo mejor de la gente de esta Ciudad. Ahora no sabemos exactamente cómo va a acabar todo esto, pero aquí la mayoría (que no todos; nunca faltan histéricos y alarmistas) está sosteniendo las cosas de la mejor forma que puede.

Hasta chistes hacen al respecto (como siempre; es parte de lo que los mexicanos hacemos).

¿Qué le dijo la Ciudad de México a la Influenza?

“Mira cómo tiemblo.”

Bolonia

Y total que fui a la manifestación en contra del Proceso de Bolonia que hubo hoy en Barcelona.

Manifestantes

Manifestantes

Por supuesto no participé; ni siquiera me queda claro si legalmente tenga permitido participar. Sólo fui y miré y tomé fotos y un par de videos. La verdad es que no conozco suficiente del asunto como para poder decir si apoyo o no a los manifestantes. Pero superficialmente, lo que he llegado a entender del asunto me hace creer que sí los apoyaría.

Llegué donde los chavos estaban congregándose y tomé varias fotos. Cuando la marcha comenzó a moverse, pensé si seguirla un poco o ir a donde tenía que ir (tenía cosas que hacer en la ciudad). Pero entonces los chavos comenzaron a gritar “no, no, no, a la privatización”.

Y entonces dije: “oh, bueno”. Y los seguí un par de cuadras fotografiándolos.

No participé; porque no es mi lucha, y porque no sé si (como invitado aquí) tenga el derecho. Pero en espíritu ahí estaba.

Primero los pobres

Del discurso del negro al tomar posesión:

“Nor is the question before us whether the market is a force for good or ill. Its power to generate wealth and expand freedom is unmatched, but this crisis has reminded us that without a watchful eye, the market can spin out of control — and that a nation cannot prosper long when it favors only the prosperous. The success of our economy has always depended not just on the size of our gross domestic product, but on the reach of our prosperity; on our ability to extend opportunity to every willing heart — not out of charity, but because it is the surest route to our common good.”

(Énfasis mío).

Obama

Cuando Barak Obama ganó la asamblea (en gringolandia le dicen caucus, y nadie excepto ellos sabe qué significa eso) en Iowa, yo dije: “los gringos pueden estar listos para elegir a una mujer presidente, pero ni de chiste eligen a un negro”.

Para por una vez variar con ellos, los gringos me probaron equivocado.

Por supuesto no es nada más que Obama haya sido un excelente candidato, y además manejando siempre un mensaje consistente y sencillo que es radicalmente opuesto al de Bush 2. Tampoco es sólo que los gringos (cuatro años más tarde que el resto del mundo) se hubieran hartado completamente de Bush II.

Al fin y al cabo, como suele ser siempre en política, resultó ser la culminación de una serie de circunstancias. Y yo creo (y no es un análisis que se me haya ocurrido a mí) que lo más importante fue la debacle financiera en la que cayó Estados Unidos, después de años de promover el libre mercado como un fin, en lugar de entender (como lo hace cualquiera con dos dedos de frente) que es un medio.

El hubiera, por supuesto, es el pretérito pluscuamperfecto de los pendejos, pero sí me animo a creer que hubiera sido más difícil para Obama el ganar las elecciones si no hubiera ocurrido la crisis. Nunca sabremos, claro está, pero me parece que sí es un elemento fundamental en la victoria del negro.

Ahora; normalmente (como lo saben mis lectores regulares) los gringos son gente de la cual desconfío (y no necesitan sino ver cuatro años atrás para entender por qué): por simple viveza en los políticos gringos confío todavía menos. Es de entender que, por principio y convicción, no confío en Obama.

No lo haría de nadie que los gringos eligieran. Repito; vean la historia del siglo pasado para entender por qué.

Pero hay matices. No es lo mismo Richard Nixon que Franklin Roosevelt. A muchos se les olvida, pero Cárdenas pudo en gran medida nacionalizar la industria petrolera mexicana porque Roosevelt estaba siguiendo una política exterior que de hecho lo permitía. Eso no minimiza el logro de Cárdenas; sólo ayuda un poco a entenderlo.

Y en ese sentido que los gringos hayan elegido a Obama es, dentro de lo que cabe, de lo menos peor que podríamos haber esperado los mexicanos y el resto del mundo. Que por supuesto me importan más que los gringos, obviamente.

No va a pasar nada sorprendentemente novedoso durante la presidencia de Obama; probablemente invadirá y bombardeará inocentes como lo han hecho todos los presidentes gringos desde Truman (aunque esperemos que en mucho menor medida que Bush Dos: La Venganza), utilizará el poder económico de su país (que por suerte cada vez es menor) para joder a otros países que no quieren seguir su línea, y apoyará, o al menos no condenará, atrocidades como la que Israel hizo estas semanas en el inexistente estado de Palestina (aunque los israelíes se fueron por la segura y atacaron mientras Bush Segundo: El Monstruo Vive de Nuevo seguía al frente del gobierno gringo). Obama probablemente hará todo eso; y todo en el nombre de la democracia, y la justicia, y la chingada.

Me pueden probar equivocado los gringos de nuevo; pero realmente lo dudo. No confío en ellos.

Pero a pesar de todo eso, repito, hay matices; incluso con todas las desgracias que (casi sin duda) causarán los gringos mientras Obama los preside, lo cierto es que es un cambio refrescantemente nuevo. El tipo incluso me cae bien.

Es un académico, para empezar. Fue profesor en Harvard, y sus orígenes como alguien que viene de la academia son obvios; no sólo su forma de hablar y de expresarse, sino en cosas más importantes como a quién ha elegido para su gabinete. La mayor parte de sus secretarios tienen maestría y/o doctorado, y muchos de ellos vienen directamente del mundo académico, pero con experiencia política. Lo cual es algo que yo sólo puedo aplaudir: no sé quién fue el retrasado mental que se le ocurrió que dirigir una nación es como dirigir una empresa; una y otra y otra y otra vez esa idea estúpida ha sido contradicha por la historia.

Pero además Obama no es (o no parece ser) un neo liberal a ultranza. Andy Tanenbaum resumió así una parte del segundo debate entre McCain y Obama:

In general, Obama attacked McCain on deregulation. He said that deregulators believed that by letting the market run wild “prosperity would rain down on all of us.” Then he noted: “It hasn’t worked out that way.”

Por supuesto, eso es sentido común (repito) para cualquiera que tenga dos dedos de frente; pero oírlo de un gringo es realmente alentador. Creo que desde antes de Reagan nadie en el espectro político gringo decía en voz alta que el libre mercado no es la solución a todos y cada uno de los problemas del universo.

Porque, obviamente, no lo es. El libre mercado es un medio; no un fin en sí mismo. ¿Y medio para qué es? Pues para elevar la calidad de vida de la gente; si el libre mercado no funciona para elevar la calidad de vida de la gente, entonces no hay que usarlo. Así de simple.

Y esa es otra razón por la que la educación y los servicios de salud deben ser públicos, gratuitos y universales. Y por la cual privatizar los medios de producción energéticos es una pendejada enorme.

El plan político económico de Obama parece ir por ahí; al parecer quiere (o eso dice) conseguir salud pública para todos los gringos, y mejorar el estado de la educación pública. También quiere invertir hartos miles de millones de dólares en mejorar la infraestructura gringa (carreteras, puentes, hospitales, etc.); no sólo porque causa menos problemas económicos a largo plazo, sino también porque además genera miles (si no es que millones) de empleos. Por si a alguien se le ha olvidado, es parecido en partes al plan del Peje.

Estamos teniendo una regresión a lo que ocurrió poco después de la Gran Depresión de los 30s, cuando Roosevelt salió con su New Deal, que la gente estúpida que cree que el libre mercado es infalible le llama “populismo”. Nunca he podido entender por qué cuando se le da recursos (y muchas veces ni son tantos) a la gente es “populismo”, pero cuando se le dan miles de millones de dólares a las empresas son “rescates” (vean el Fobaproa y lo que acaba de pasar en gringolandia).

El plan de Obama (al menos aparentemente) se asemeja al New Deal de Roosevelt, y la idea es la misma; dejar de creer estúpidamente que el libre mercado solucionará todo, y hacer que el gobierno intervenga cuando debe para evitar tragedias como la que le pasó a los gringos hace unos meses, y a nosotros hace casi quince años.

Que por supuesto; chido por los gringos, pero no creo que directamente eso nos ayude a los mexicanos, excepto por el hecho de que la economía mexicana depende enormemente de la gringa. Pero indirectamente creo que sí habrá oportunidad de que cambien ciertas cosas aquí, y en el resto del mundo.

Una de las razones entonces, y yo creo que de las más poderosas, para que Obama ganara fue la crisis económica; causó que muchos gringos (la clase trabajadora, que como en todos lados sigue siendo mayoría) reaccionara con terror a la idea de otro presidente que confiara ciegamente en el libre mercado. No fue la única razón, obviamente; pero creo que sí pudo ganarle al racismo (al menos al latente) de muchos votantes.

No estoy muy esperanzado respecto al futuro porque (repito) no confío en los gringos, pero ciertamente no estoy tan seguro de la tragedia como lo estaba cuando “ganó” Bush Secundus Brutus, y mucho menos en su segunda victoria, que esa sí culpo directamente a los gringos mismos.

O, en otras palabras; cabe la posibilidad de que los siguientes cuatro años sean una mejoría sobre los últimos respecto a lo que el gobierno gringo hace. Yo espero que así sea; que los gringos me prueben de nuevo equivocado respecto a los múltiples prejuicios que tengo contra ellos.

El cuatro de noviembre del año pasado los gringos me hicieron ver que tal vez sí soy demasiado parcial contra ellos, y que hay esperanzas de que, después de haber nacido como una nación que constitucionalmente equiparaba a tres blancos con cinco negros (y eso sólo para que pagaran impuestos también), por fin (casi ciento cincuenta años después de su guerra civil, y cuarenta después de las grandes movilizaciones por los derechos civiles) estén llegando al nivel de nación civilizada. Con desconfianza y cautela, pero tengo que admitir que me siento optimista.

Vamos a ver. Espero equivocarme en mi desconfianza.

La Virgencita

Como ya he dicho varias veces y a cualquiera que haya tenido la paciencia de escucharme, yo soy ateo. No creo en dios, para empezar; y me refiero de hecho al concepto filosófico: ya no digamos a cualquiera de los dioses que dicen representar las innumerables religiones organizadas en el mundo. En particular no creo en el dios que enarbola la biblia y Nuevo Testamento católico, y ni siquiera estoy convencido de que Jesús fuera una figura histórica; mucho menos de que haya tenido una madre “virgen”, y por simple lógica entonces todavía menos creo que se haya aparecido 1,500 años después en Tepeyac.

Así que no debe sorprender a nadie el que me quede claro que todo lo relacionado con la “aparición” de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego entre en lo que yo de forma particularmente elocuente describo como “bola de mamadas”.

Ninguna aparición ocurrió en Tepeyac en 1531. Según varios historiadores, lo más seguro es que ni siquiera haya existido alguien llamado Juan Diego. Es muy probable que la famosa aparición haya sido orquestada como medio de aplacar a la todavía enorme población indígena, como “evolución” de las diosas Tonantzin o Coatlicue; o (si nos ponemos subversivos) un ingenioso método de los indígenas para seguir adorando a su diosa (cualquiera que ésta fuera) sin que los españoles los molestaran.

La aparición de la Virgen de Guadalupe, entonces, es sencillamente un mito. No ocurrió; cualquiera con tantito sentido común sabe esto.

Y sin embargo…

Y sin embargo, lo cierto es que la Virgen de Guadalupe probablemente sea el símbolo más arragaido en el consciente colectivo mexicano. Lo cierto es que, si hay un conjunto de símbolos que pueden abarcar lo que podríamos denominar como “mexicaneidad”, uno de ellos (sin duda alguna) sería la Virgen de Guadalupe.

No es gratuito que Hidalgo la enarbolara como estandarte cuando inició el no muy despreciable desmadre que terminó siendo la Guerra de Independencia. No es gratuito que Morelos la utilizara como sello oficial del Congreso de Chilpancingo. No es gratuito que el primer presidente mexicano cambiara su nombre de Félix Fernández a Guadalupe Victoria (por la Virgen). No es gratuito que cuando el ejército de Emiliano Zapata entró victorioso a la Ciudad de México, varios de sus combatientes cargaran estandartes de la Virgen. No es gratuito que el EZLN nombrara a Guadalupe Tepeyac de esa manera. No es gratuito que los millones de mexicanos viviendo fuera de México en Estados Unidos y otros lugares la utilicen como símbolo de la madre patria, y para identificarse entre ellos y reconocerse de forma silenciosa.

La Virgen de Guadalupe (desde hace tal vez siglos) ha trascendido su origen religioso (trascendido, no abandonado) para convertirse en un símbolo nacional.

¿Es algo malo eso, que una imagen falsa que probablemente nació como método de subyugación de la gente de nuestra nación, se haya convertido en símbolo de la misma? Por supuesto que no; particularmente si la misma gente de forma natural la tomó después como estandarte en todas sus rebeliones.

Y de la falsedad; probablemente tampoco haya habido ninguna águila sobre un nopal devorando una serpiente cuando los aztecas llegaron al lago donde se levantaría la Ciudad de México Tenochtitlan. ¿Qué importa? Como símbolo está poca madre.

Así que (y aquí voy a decir algo que tal vez muchos no entiendan, porque ciertamente lógico no es), aunque estoy convencido de que la aparición es un mito, de que la Virgen no existe (ni como madre de Cristo, ni la que se le “apareció” a Juan Diego), y de que en general en los hechos todo lo relacionado con la aparición de la Virgen de Guadalupe es una bola de mamadas, yo creo en ella.

Únicamente como símbolo de los mexicanos, únicamente como este elemento que de alguna manera sirve de pegamento a lo que es la mexicaneidad (lo que sea que es eso), únicamente como la imagen que los connacionales en todo el mundo saben identificar como símbolo del hogar, pero creo en ella.

(Y es que, además, es chilanga).

Y por lo tanto, yo soy Guadalupano. Y que se vaya a la verga la gente tarada atea o de izquierda que es demasiado exquisita para poder aceptar eso.

Adoctrinamiento

Dada la forma en la que fui educado (y supongo que también por la forma en que inherentemente soy, si tal cosa existe), tardé en darme cuenta de que tenía ciertas ideas arraigadas en la cabeza de tal forma que, cuando me presentan algo que da por hecho que tales ideas son falsas y/o equivocadas, tengo que hacer una recalibración consciente en mi cerebro para poder entenderlo.

Por ejemplo: cualquier persona que pertenece a la CIA es, por definición, alguien malo o en el que no hay que confiar. Cuando veo series o películas donde el héroe es alguien de la CIA, tengo que hacer un esfuerzo consciente para poder creerlo. Y hasta cierto punto nunca lo creo.

Otra: ser liberal es algo bueno, deseable incluso. Cuando hay quien utiliza el término liberal como insulto, me quedo como pendejo varios segundos hasta que mi cerebro puede interpretar el contexto de tal forma que me queda claro que, de hecho, no están bromeando. Y aún así mi opinión de alguien que utiliza “liberal” como insulto (o como algo malo) casi siempre es baja.

Una más: un anticomunista es alguien malo, ignorante, o ambos. Y en cualquiera de los casos alguien peligroso. “Anticomunista” es para mí como “liberal” es a la gente a la que me refería el párrafo anterior.

Podría seguir con muchos otros ejemplos; pero me parece que queda claro. El punto es que esas ideas no son tanto una conclusión razonada de mi parte; sencillamente crecí en un ambiente donde se daban por hecho. Ya como adulto independiente sigo creyéndolas, si bien con sus bemoles y ya no a nivel de dogma; pero hay una parte de mí que supongo sólo puedo calificar como adoctrinada que reacciona de esa manera de forma automática. Estoy bien con eso; no me molesta.

Pero aguas si un día conozco a un agente de la CIA que desprecie a los liberales y sea anticomunista.

Dibujitos cachondos menores de edad

Ya tiene unos días, pero hasta ahorita entré de lleno en la discusión, que un hombre en Australia fue encontrado culpable de tener pornografía infantil porque tenía dibujos hechos por fans de Bart, Lisa y Maggie Simpson teniendo sexo.

Lo cual, por supuesto, es idiota.

Lo he dicho varias veces, pero va de nuevo: las leyes no se deben establecer basadas en la moral de nadie. Sencillamente porque nada más elegir la moral de quién sería un desmadre. Las leyes se deben establecer únicamente para proteger los derechos de personas.

Las leyes de pornografía infantil no se establecen porque el que haya niños teniendo sexo entre ellos o haya niños teniendo sexo con adultos sea algo “malo” (lo que sea que signifique “malo”… y para quién). Se establecen porque donde sea que haya menores de edad y sexo abre la (muy real) posibilidad de que se cometan abusos contra niños que no tienen forma de defenderse.

No es un asunto moral; es un asunto práctico donde millones de niños (y en México tenemos un serio problema al respecto) son abusados de formas que sólo pueden calificarse como inhumanas. Estar perdiendo el tiempo porque a alguien le gusta ver dibujitos de Mafalda haciéndole un guagüis a Felipe no sólo me parece patético; distrae del verdadero y real problema de niños siendo explotados.

Dibujos de personajes “menores de edad” (que ya ahí comienzan las idioteces; ¿cuál es la “edad” de un dibujo?) teniendo sexo no es pornografía infantil. Y tampoco deberían prohibirse por ninguna otra razón, y el motivo es muy sencillo: nadie ve sus derechos afectados cuando alguien produce o consume dichos dibujos.

Así de simple; que a muchos les parezca ofensivo o de mal gusto es otra cuestión. Lo importante es que nadie real es dañado por ello.

Les doy un ejemplo del otro lado; un chavo y una chava de 17 años deciden divertirse y se graban a sí mismos teniendo sexo. ¿Eso es pornografía infantil?

Por supuesto que sí es pornografía infantil. ¿Los chavos merecerían ir a la cárcel por eso? Por supuesto que no.

Es pornografía infantil (tiene que ser pornografía infantil), porque si permitimos que ese caso no lo sea, alguien será lo suficientemente perverso y ojete como para abusar ese resquicio legal y con ello dañar los derechos de alguien más. Si algún día llegara a las cortes un caso así, por supuesto que a los chavos no debería castigárseles con ninguna pena (ni siquiera administrativa, diría yo); pero debe quedar en las leyes estipulado como pornografía infantil.

Porque la idea de las leyes es proteger. Dibujitos de niños cogiendo realmente no dañan a nadie; entonces no hay ninguna razón para prohibirlos.

(Por supuesto, las mismas restricciones a menores de edad que aplican para pornografía “normal” deben aplicar para dibujitos de niños cogiendo).

Hace años encontré en la red un manga llamado “Please Teach Me”, donde ponen a mi querida Sakura Kinomoto (uno de mis personajes animados favoritos) haciendo cosas que hasta a mí me parecen depravadas.

Please Teach Me

Please Teach Me

¿Es pornografía? Oh sí, sin duda. No sólo eso, es bastante hard-core. ¿Es de mal gusto? Sin duda alguna muchos lo encontrarán de mal gusto y desagradable; a mí ciertamente me desconcierta ver a Sakurita, una adorable niña de 10 años, haciendo esas cosas. ¿Es pornografía infantil? Por supuesto que no.

Sakura, por más que quiera al personaje, no existe. Ningún niño o niña fue abusado para crear ese manga.

Platiqué con mi hermano abogado al respecto, y parece que aquí en México legalmente sí sería pornografía infantil, por un desmadre de “similaritud” o algo por el estilo. Pero está mal. Por mucho que pueda ofender a alguien, no daña los derechos de nadie. Si comenzamos a tener leyes para aplacar la moral de algunos, vamos a terminar en un infierno.

Por supuesto es letra muerta; nadie ha sido acusado o enjuiciado al respecto, que yo sepa. Pero (toda proporción guardada) igual que con la estúpida penalización del aborto, debe erradicarse.

Preocúpense de la gente que obliga a niños indefensos a tener sexo con extraños o entre ellos para crear verdadera pornografía infantil; preocúpense de esos niños reales. No pierdan el tiempo atacando a quien dibuja o le gusta ver dibujos de niños teniendo sexo.

Podrá parecerles de mal gusto, o asqueroso, o perverso o lo que ustedes quieran; pero nadie es realmente dañado por ello. Están en su derecho entonces de no ver ese tipo de dibujos, si no les gusta; pero no se metan con el derecho que tienen los que sí les gusta de hacer lo que quieran, si no dañan a nadie.

Y ahora hablo de terceros porque de verdad a mí no me gusta. Ya saben que yo defiendo la pornografía y admito sin problemas que me gusta verla (eso y que me gusta fumar mota y otras cosas más). Pero esto de verdad a mí no me gusta. No sé si llegaría tan lejos como para decir que me da asco o que me parece de mal gusto; pero sí me queda claro que no me gusta.

Pero también me queda claro que nadie ve sus derechos afectados por ello, y entonces creo que sí es derecho de que a quien le guste (por las razones que sea) pueda producirlo y/o consumirlo.

No es lo mismo

No es lo mismo aterrizar la reforma energética, que aterrizar energéticamente en Reforma.

(No lo inventé yo; me lo contaron… pero me parece muy bueno).

En mí no hay lágrimas para traidores a la patria. Aunque, considerándolo mejor, Mouriño no era mexicano; así que el epíteto de traidor ni siquiera le queda. Pero, como siempre he dicho, el que alguien muera (no importa bajo qué circunstancias) no lo convierte automáticamente en héroe o santo; como ya algunos tarados quieren hacer del ex “secretario de gobernación”.

Mis más sentidos pésames a los inocentes que murieron en el avión y en tierra; ellos no tenían nada que ver en el asunto, ya fuera esto un accidente o un atentado. A lo mejor, cuando no esté tan ocupado, escribiré más al respecto; por ahora así lo voy a dejar.

Y como no tengo ni el tiempo ni el ánimo de estar lidiando con la bola que sin duda alguna querrá aventárseme encima porque se sentirá ofendida con lo que acabo de escribir, voy a hacer algo que nunca he hecho: voy a cerrar los comentarios en esta entrada.

Sólo quería dar mi opinión superficial respecto a esto; esta vez realmente no me interesa en lo más mínimo lo que los demás puedan pensar de dicha opinión.

El triunfo de la razón

(En general no he escrito de política porque sigo esperando algo que no creo que pueda tardar mucho más en ocurrir, pero que no ha ocurrido… pero esto es suficientemente importante, e independiente de lo que estoy esperando que ocurra.)

Hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por ocho votos contra tres, dictaminó que la ley de despenalización del aborto en el DF es constitucional.

Yo dije esto hace año y medio:

“La despenalización del aborto es una victoria enorme sobre los sectores más retrógradas y bestiales de nuestra sociedad, que aprovechando la usurpación que hizo la derecha de la silla presidencial ha querido imponer su forma de pensar, demoliendo lo que con sangre nos ha costado a los mexicanos construir, desde los tiempos de Juárez.

Tratarán de echarla para atrás, sin duda; pero lo bueno con este tipo de conquistas es que es muy difícil que lo logren. Habrá que estar al pendiente, porque esta derecha histérica de verdad está enrachada queriendo imponer sus posiciones; pero dudo mucho que logren nada.”

Por suerte tuve razón. El idiota presidente de la SCJN, Guillermo Ortiz Mayagoitia, fue de los tres que votaron a favor del proyecto de inconstitucionalidad; pero sencillamente no podían echar para atrás la ley de despenalización del aborto en el DF. No sólo legalmente (como los ministros que votaron en contra del proyecto y muchos otros más han venido justificando desde hace meses), sino políticamente y como simple y sencilla cuestión de progreso y racionalismo.

Hoy triunfó la razón en un derecho fundamental de las mujeres, triunfó el estado laico, y triunfó la equidad de género. Estoy seguro de que después de esto seguirán muchos estados de la República en aprobar leyes semejantes de despenalización del aborto, y aquí en el DF podemos comenzar a pensar en incluso aumentar el número de semanas en que las mujeres podrán decidir libremente si terminan o no un embarazo. Y a futuro hay que ir planeando en que se reconozca a nivel federal el derecho de la mujer a decidir lo que ocurre con su cuerpo.

Pero por mientras, aquí al DF pueden venir todas las mujeres de la República que quieran terminar de forma legal su embarazo, y con el conocimiento de que el procedimiento lo realizarán doctores preparados en las condiciones sanitarias necesarias.

Y a todos los idiotas que quieren imponer su moral sobre los demás, que no les importa los derechos de las mujeres y que se escudan en una patética pancarta de “el derecho a vivir”, cuando lo que realmente les importa es su hipócrita moral, sólo les digo esto:

Se chingan.

Viven en un estado laico; sus creencias morales y religiosas no nos importan un comino al momento de decidir las leyes que nos gobiernan a todos. Si no quieren abortar, no lo hagan; pero no se metan con el derecho (ahora) legal de las mujeres en la Ciudad de México a hacerlo.

Es por este tipo de cosas que gente como yo vota por gobiernos de izquierda. Por patéticos e idiotas que puedan ser a veces los partidos políticos de izquierda en México, para mí es obvia y fundamental la diferencia que tienen con los demás.

Culpa

La culpa nada más no se me da. No sé si sea porque soy ateo, o porque mis padres jamás nos metieron en la cabeza todas esas mierdas de “miedo a dios”, o a las drogas, o al sexo, o a nada por el estilo, pero el punto es que la culpa no se me da.

A pesar de que acepto que me cuesta, sí reconozco cuando cometo errores; pero en esos casos no me siento culpable. Trato de repararlos, si puedo, de disculparme, si debo, y de no repetirlos. Pero sentirme culpable nada más no, no es lo mío.

Y claro, mucho tiene que ver con que creo que la culpa es un sentimiento pendejísimo. De verdad no creo que haya nada más inútil que la culpa; es estúpido (y ligeramente irresponsable) sentirse culpable si uno no va a hacer nada respecto a alguna equivocación; y si sí vas a hacer algo al respecto, entonces ve y hazlo en lugar de sentirte culpable.

Por supuesto, con “hacer algo” me refiero a cuando hayas afectado a alguien más. Sentirte culpable por algo que no afecta a nadie más (digamos, masturbarse), de plano para mí raya en lo retrasado mental.

Que es una de las razones por las que las religiones abrahámicas me parecen idiotas; suelen fomentar que la gente se sienta culpable respecto a cosas que no tendrían por qué. Como masturbarse, en particular; que como todo mundo sabe es lo más normal del mundo.

Así que no, la culpa nada más no se me da.

Y me alegro.

Y de verdad hay quien las defiende

Hace unos pocos años me enteré de la existencia de la Flat Earth Society, que (contrario a lo que pudiera pensarse) sostiene que la Tierra es plana.

De verdad.

Durante mucho tiempo creí que era una bola de bromistas; pero no, hay gente que en verdad cree que la Tierra es plana. Tienen diagramas y toda la cosa para “demostrarlo”.

Hoy me enteré de la Teoría de la Tierra en Expansión (al menos ellos tienen la decencia de decirle “teoría”), que sostiene que la Tierra se ha ido expandiendo a lo largo de su existencia.

Neal Adams (así fue como oí de la dichosa teoría), un gran dibujante de comics, es de los que defienden esa idea.

Durante unos minutos me quedé en shock… pero luego pensé que hay un chingo de gente que todavía cree que la Virgen se le apareció a Juan Diego, o que Moisés abrió el Mar Rojo. O en fantasmas y chaneques.

No sé si eso me hizo sentirme mejor o peor.

Moderación

Hace unos días, la Occasional Superheroine decidió activar la moderación en los comentarios que recibe.

He estado leyendo varios blogs que a su vez opinan sobre las virtudes y problemas que generan moderar comentarios. A mí la discusión se me hace algo idiota; por supuesto que hay que moderar los comentarios. No para censurar a nadie; sino para mantener a raya a ese ruidoso 1% de lectores que les encanta dejar mierda en cualquier lugar que se les permite.

Hay quienes argumentan que moderar comentarios es “falso” por parte del blogueador (chale con esa “palabra”), porque puede dar una impresión de apertura (por permitir que dejen comentarios los lectores), cuando en realidad sólo permite los comentarios afines (censurando los que estén en su contra).

En primer lugar me parece que cualquier conjunto de lectores medianamente inteligentes sabrán discernir si alguien censura o no sus comentarios de acuerdo a sus posiciones; si nunca aparecen comentarios con planteamientos contrarios al escritor, entonces es muy probable que los esté censurando (eso, o nadie lo lee). En segundo lugar, aunque sí estuviera censurando, pues qué chingaos… un blog es para expresar los puntos de vista del que escribe; no necesariamente tiene por qué estar preocupándose por los puntos de vista de los demás. Si permite comentarios (incluso aunque sólo permita los afines) pues es muy su bronca; no tiene ninguna obligación de permitir comentarios de ningún tipo para empezar. Por lo mismo es igual de válido no permitir comentarios.

Yo comencé a moderar comentarios por el SPAM, pero con el captcha! eso dejó de ser un problema prioritario. Dejé los comentarios porque hay gente que de verdad abusa de cualquier espacio que tenga disponible para lanzar insultos y ataques. Yo valúo mucho y sinceramente los comentarios de mis lectores (y de hecho más los que difieren con mis opiniones); pero si algún imbécil sólo quiere lanzar insultos o tratar de provocarme, considero mejor ahorrarle a mis lectores (los que de verdad me leen y tratan de tener discusiones inteligentes conmigo) la molestia de ver más basura de la que de por sí hay en la red.

(Aunque a veces dejo pasar un comentario que es obvio sólo quiere ser insultante o agresivo, si me permite el poder expresar o defender mejor mis puntos al responderlo.)

Así que yo sí modero mis comentarios, pero nunca para filtrar a los que piensan de forma distinta a la mía. Sólo los modero para filtrar a los animales (que además estoy convencido son minoría) que son incapaces de aportar nada inteligente a una discusión.

Adoro mis figurillas del Ku Klux Klan

La Occasional Superheroine entró en crisis moral por esta figurilla de Red Skull.

Red Skull

Red Skull

Para los que no lo sepan, Red Skull es un enemigo del Capitán América, y un nazi. Nazi de verdad, por cierto; era mano derecha de Hitler y la chingada.

La crisis de Valerie consiste en que, aunque ella misma admite que la figurilla está muy chida, que cómo podría ponerla en (digamos) la sala de su casa, cuando tiene un uniforme nazi. ¿Qué va a pensar la gente?

A mí se me hace estupidísimo. Es su casa, y sería su figurilla. Ella sabe que no es nazi, y no compraría figurilla para promover el nazismo o porque sea fascista. La compraría porque es fanática de cómics y además la figurilla está muy chida.

Detesto lo “políticamente correcto”. Se me hace estúpido el 90% de las veces. Si yo fuera fan del Capitán América (que por supuesto no lo soy), yo sí compraría la figurilla porque está encabronadamente bien hecha. Si alguien se ofendiera porque un villano nazi tiene un uniforme nazi, eso me parece que es problema del ofendido; no mío.

Es como la gente que criticó el juego de computadora Return to Castle Wolfenstein porque cuando uno jugaba como soldado nazi (¡sorpresa!) uno defendía bases que tenían la bandera nazi. ¿De verdad hay gente tan bestia que confunde el tratar de ser artísticamente cierto, a la promoción del fascismo/nazismo lo que sea?

Yo soy de los primeros en defender que la justicia tiene que tener memoria histórica, y que la humanidad debe conocer y comprender a los monstruos que ha habido en la historia para evitar (o al menos intentar evitar) que surjan de nuevo. Pero esta estupidez de creer que lo “correcto” es tratar de borrar de la memoria los símbolos y parafernalia del nazismo (por ejemplo) me parece justamente lo contrario.

Si uno tiene una figurilla de Red Skull en su casa, y alguien que no sepa de cómics pregunta qué hace uno con una estatuilla nazi en su sala, hay que explicarle que es un villano de un comic, y que entre otras cosas la calavera roja que tiene por cabeza es para expresar lo ruin y malévolo del personaje. La figurilla transmite un aire de maldad y perversidad (perfecto para el personaje, por cierto); si alguien lo confunde con “apoyar” a los nazis hay que explicarle (si quiere entender) que no es esa la idea.

Ser “políticamente correcto” me parece querer ocultar las cosas debajo de la alfombra. Lo verdaderamente inteligente es nunca olvidar de dónde vienen esos símbolos y qué representan, y (más importante aún) que sí existieron, y que hay que hacer todo lo posible para evitar que vuelvan a ocurrir los horrores que causaron la gente que los usaba como estandarte.

Y en ese sentido una figurilla de lo que es obviamente un villano y que usa un uniforme nazi a mí me parece bien; o al menos no ofensivo.

No, no lo creo

Después de la larga explicación de porqué yo no creo en dios (que se puede resumir a “porque no se me da la gana”), decidí enumerar algunas (que no todas) de las cosas en las cuales no creo.

Voy a poner al inicio de cada una la frase “no creo”, pero eso será sólo para no ofender a nadie; con la enorme mayoría de las cosas en la siguiente lista realmente yo que no son ciertas o que no existen… aunque también lo hago porque quiero evitarme más discusiones epistemológicas, si es posible.

Así que ahí les van:

  • No creo en dios.
  • No creo en el cielo, el limbo o el infierno.
  • No creo que haya vida después de la muerte… con lo que quiero decir que creo que cuando se muere uno deja de existir como ser consciente (evidentemente la vida sigue su curso… para los demás). Lo de la consciencia es importante porque evidentemente uno sigue existiendo como una bola de átomos que conforman moléculas que forman células que se van pudriendo alegremente.
  • No creo que las características físicas sean lo que definen a un ser humano; es consecuencia de lo de arriba. Creo que lo que define al ser humano es su capacidad de pensar; que evidentemente está atado a su cuerpo, pero la sola existencia del cuerpo no determina a un ser humano. Debe ser capaz de pensar.
  • No creo que el aborto sea asesinato (por lo de arriba).
  • No creo que alguien que haya sufrido muerte cerebral siga vivo, a pesar de que tal vez todo el resto de su cuerpo funcione perfectamente. Por eso cuando muera y si mis órganos sirven de algo, los voy a donar a alguien que los necesite.
  • No creo en fantasmas, espíritus, aparecidos, la llorona, vampiros, hombres lobo, ni ninguna de esas mamadas, en parte por lo que digo arriba.
  • No creo en la reencarnación tampoco, por cierto.
  • No creo que la mente del ser humano sea algo metafísico. En otras palabras; pensar es una función del cerebro: si no hay cerebro no se puede pensar. Tampoco se puede separar la mente del cerebro.
  • No creo que se puedan hacer viajes astrales; se puede fumar mota, y probablemente la sensación sea la misma, pero no se puede “desplazar” la mente fuera del cerebro y llevarla a algún otro lugar.
  • No creo en la telepatía.
  • No creo que se pueda adivinar el futuro; ya sea viendo la bola de cristal, soñando, o con sicotrópicos de alta intensidad.
  • No creo en la telequinesis.
  • No creo en la suerte. Con ello quiero decir que no creo que exista la “buena suerte” o la “mala suerte”; el azar evidentemente sí existe (tiren un dado). En particular los gatos negros me caen bien, he roto incontables espejos en mi vida, y cada que veo una escalera contra una pared me gusta pasar debajo de ella.
  • No creo en el destino. No hay nada predeterminado.
  • No creo en el karma. Y dado que no creo en el cielo o el infierno, tampoco creo en el juicio divino. La justicia está en manos de los seres humanos.
  • No creo que los marcianos hayan llegado ya, pero estoy dispuesto a aceptar que lo hicieron bailando el chachachá. Mientras creo muy posible que en el enorme universo allá fuera pueda haber vida en algún lugar, estoy seguro de que no han venido a visitarnos.
  • No creo en los “derechos de los animales”. Si no están en peligro de extinción, y es de utilidad para la humanidad aunque sea marginalmente, yo no tengo ningún problema con que se le haga lo que sea a cualquier animal (con la posible excepción de delfines y primates mayores). Y se me hace muy hipócrita que haya gente que dedique valiosos recursos y tiempo a “defender” los “derechos” de los animales cuando hay millones de seres humanos con problemas mucho más serios. En particular, y por tiernas que sean, yo no tengo problemas con que maten a batazos a las focas bebé.
  • No creo en la homeopatía.
  • No creo que la iglesia de la cienciología sea otra cosa más que un fraude que deberían prohibir legalmente.
  • No creo que para controlar el alcoholismo uno tenga que creer en dios. Y perpetuar esa idea se me hace enfermizo; cualquier ideología cuyo primer paso es negar que uno tiene la capacidad de resolver sus propios problemas va en contra de todo lo que creo.
  • No creo que nadie jamás se haya desdoblado. Y se me hace tan ridículo que ni siquiera voy a explicar en qué consiste “desdoblarse”.
  • No creo que el diablo le jale las patas en la noche a nadie.
  • No creo en el mal de ojo.
  • No creo, en general, en nada que se justifique como “paranormal”.

Hay de dos cosas que quiero decir algo más; una en la lista, y la otra no. La primera es la homeopatía; he leído suficiente del tema como para convencerme de que no sirve para nada. La otra es la acupuntura, de la cual no he leído lo suficiente como para hacerme una idea, pero que me suena muy sospechosa.

Como sea, posiblemente ambas funcionen hasta el punto que funciona cualquier cosa que el usuario quiere que funcione. Se llama efecto placebo, y ambas al menos sirven en ese aspecto. Igual y la acupuntura funciona algo más; no lo sé.

El punto es que no creo que sean particularmente peligrosas. La homeopatía creo que es ridícula, pero no peligrosa (a menos de que alguien realmente enfermo se convenza de sólo seguir “medicina” homeopática en lugar de ir con un doctor de verdad).

Algo parecido me pasa con Alcohólicos Anónimos; varios aspectos de su ideología van en contra de todo lo que yo creo… pero ese es mi caso. Mucha gente de por sí cree en dios y de por sí no se cree capaz de solucionar sus problemas. A ese tipo de gente Alcohólicos Anónimos sin duda alguna les va a servir si se vuelven alcohólicos. De hecho, he visto cómo les funciona.

Y eso se extiende a otras cosas de la lista; mientras que yo creo que todas y cada una de ellas son una bola de mamadas, no me cierro automáticamente a la idea de que pueden jugar un papel positivo en la vida de alguien. Si alguien cree en espíritus y va con una médium, y se cree el cuento de que habla con sus padres muertos y con ello resuelve algún problema sicológico de su infancia, yo supongo que está bien. Creo que hay formas mucho más racionales y sencillas de hacer lo mismo, pero pues cada quien.

(Además, ¿por qué es médium y no entérum?)

Igual si alguien cree en dios y por ello de verdad trata de ser mejor persona. Yo no creo que sea necesario creer en dios para intentar ser mejor persona; pero si a alguien le funciona yo no tengo problemas con eso.

Parte de mi ideología es que cada quien tiene el derecho de creer en lo que se le de la regalada gana. Por más ridículo que a mí me pueda parecer.

La lista no está completa, obviamente; pero creo que sí tiene las cosas más importantes.