La pasta térmica

En noviembre se cumplen quince años de que mi hermano me regaló mi PlayStation 3; en esa consola he sacado más de 50 platinos y completado casi 100 juegos. Ha habido periodos de mi vida en esos quince años donde ese PS3 estuvo prendido básicamente todo el día todos los días; y también periodos durante los cuales no lo encendía en meses.

Antes de la llegada de Netflix y HBO Max, o de que YouTube se convirtiera en su forma actual, yo usaba mi PS3 como reproductor de DVDs y Blu-rays; era mi manera más común de ver películas.

Unos años después yo compré un PlayStation 3 Super Slim, que es discutiblemente la versión más fea y más chafa del PS3, para poder sacar más fácilmente trofeos en línea. Y todavía unos años después mi hermano me regaló el PS3 que él tenía, porque no lo usaba y le estaba quitando espacio en el mueble de la televisión. Esa es la razón por la que tengo 3 PS3, como en el video, aunque realmente el que uso más es el mío original, que como puede entenderse ya tiene el colmillo largo.

Ahorita por ejemplo estoy avanzando en LEGO Rock Band; y desde hace varios meses notaba que se estaba calentando demasiado, pero en las últimas semanas sí llegó a grados medio ridículos. Leyendo en línea, el diagnóstico más común es sencillamente que la pasta térmica de el procesador Cell y el GPU del PS3 probablemente ya se había secado por completo, y en todos lados recomendaban cambiarla.

He abierto múltiples veces mi PS3; hace unos años el lector de Blu-rays había comenzado a fallar a la hora de expulsar los discos, llegando al punto de que de plano ya no podía sacarlos excepto justamente abriendo la consola y desarmando el lector para liberar el disco.

Compré un disco de repuesto en eBay, de China, que tardó varias semanas en llegar a mi casa, pero que funcionó perfecto, una vez que le puse el PCB del lector original: una cosa diabólica de todos los PlayStations, incluyendo el 4 y el 5 también, es que la placa madre está “casada” con el PCB del lector de Blu-rays, entonces no se puede cambiar toda la unidad, uno tiene que transferir el PCB al lector nuevo, para que todo funcione. Esto causa que errores mecánicos entonces se pueden reparar cambiando la unidad lectora transfiriendo el PCB al nuevo lector; pero si ocurre un error electrónico en el PCB, uno ya se jodió.

Como sea; abrir el PS3 para acceder al lector de Blu-rays es relativamente sencillo. Abrirlo para cambiar la pasta térmica es bastante más complicado: para motivos prácticos hay que desarmar toda la consola.

Siguiendo un video de YouTube no tuve problemas, hasta el momento en que tenía que quitar la placa madre; nada más no quería salir. Rezándole a todos los dioses oscuros en los que nunca tuve fé, hice suficiente fuerza hasta que la placa madre se liberó con un nauseabundo y sonoro crack, que por suerte era justamente la razón por la que desarmé mi consola: la pasta térmica no sólo se había secado; para motivos prácticos se había fosilizado. Estaba dura como una piedra, y era lo que no estaba dejando salir a la placa madre de mi PS3.

Limpié profundamente no sólo la vieja pasta térmica; casi bañé en alcohol isopropílico toda la placa madre, cambié la batería CR2032 de la misma, limpié a fondo todos los rincones de la consola, puse pasta térmica nueva Artic MX-4 en el procesador Cell y el GPU, y volviendo a rezarle a esos dioses oscuros encendí de nuevo mi PlayStation 3 que ya casi tiene edad para votar, una vez que terminé de armarlo.

Todo funcionó perfectamente, y la temperatura es ciertamente mucho mejor.

Como ya he mencionado en otras ocasiones, bajo ninguna definición del término se me puede categorizar como “joven”; a estas alturas del partido, he aceptado y estoy en paz con la idea de que nada es para siempre. Todo por servir se acaba (y por lo tanto acaba por no servir); y mi PlayStation 3, mi primer PlayStation, no es excepción. No importa lo bien que lo siga tratando (evidentemente lo he tratado muy bien, dada su edad), y no importa cuántos servicios de mantenimiento le haga, como cambiarle el lector de Blu-rays o aplicarle de nuevo la pasta térmica, eventualmente algún componente en la placa madre se descompondrá de tal forma que la consola ya no sea reparable.

Con suerte no será mañana o este año; tal vez no ocurrirá en varios años más. Pero eventualmente ocurrirá, con la exacta misma certeza de que en algún momento este flujo de consciencia que por falta de un término mejor denomino “vida” también terminará.

Pero hasta este momento he jugado cientos de horas en mi PlayStation 3 original, dándome en múltiples ocasiones de los momentos de entretenimiento más divertidos que he tenido en mi vida. Y mientras no llegue esa fatídica hora en que yo o mi PS3 expiremos, planeo seguir divirtiéndome con él mientras sea humanamente posible.

Claro que probablemente lo que ocurra primero es que Sony deje de permitir al PlayStation 3 conectarse a la PlayStation Network para sincronizar trofeos, en cuyo caso en ese momento dejaré de usarlo aunque funcione perfectamente, porque si no puedo sacar trofeos que se sincronicen con la PSN, ¿qué chiste tendría todo esto?

Pero ustedes, queridos lectores, entienden la idea.

Asuka

Después de varias semanas trabajando en mi figurilla de medio metro de Asuka, consideré la misma terminada cuando la última capa de epoxi que le puse se curó y le pegué unas gomitas debajo de la base para que no se deslizara.

Asuka

Asuka
Asuka

Asuka
Asuka

Asuka
Asuka

Asuka

¿Salió perfecta? Ni de lejos; no es terriblemente difícil encontrarle lo que se podrían considerar como “defectos”. Pero como desde el principio había aceptado el hecho de que, dada mi falta de talento y que era la primera vez que hacía algo de este estilo, era casi imposible que saliera perfecta, estoy bastante en paz con cómo salió. Para es perfecta, dadas las circunstancias de su creación.

Asuka ahora vive en una cómoda en mi recámara, entre un PS4 y un PS3 que casi no uso, explicando pacientemente a quien sea que la mire, ahora y por siempre, porqué son una basura.

Asuka, explicando por qué eres una basura

Asuka, explicando por qué eres una basura

Exceptuando el hecho de que está muy grande y que es más voluptuosa de lo que debería ser, a mí me gusta mucho cómo se ve. Los colores en particular me gustarón mucho cómo salieron; hubiera preferido un acabado menos brillante que el que le da el epoxi, pero la verdad eso hace que los colores resalten más.

¿Voy a hacer más figurillas? Sin duda alguna; tengo varias candidatas en distintos grados de avance, aunque no he impreso nada todavía, sólo me estoy peleando con los modelos 3D. Sin embargo, el siguiente proyecto que tengo pensado realizar con mi impresora 3D no es una figurilla; y no estará terminado pronto; Asuka básicamente usé las vacaciones de semana santa y las de verano para hacer casi todo el trabajo necesario, ahorita no tengo tiempo.

Más que el resultado final (que, repito, me encanta), lo que más disfruté del proyecto fueron todos los pasos que llevaron a que lo terminara; o en otras palabras, disfruté más el trayecto que el destino mismo. Me da gusto saber que ya en mi mediana edad (bajo ninguna definición del término me puedo asumir como “joven”) puedo todavía de repente decidir hacer algo no trivial que nunca había hecho; disfrutarlo; y además quedar satisfecho con el resultado.

En una de esas y a lo mejor en algún momento de mi vida me da por ponerme a hornear pasteles.

La pintura

Teniendo pegadas y (más o menos) suavizadas las piezas de Asuka, lo que seguía era pintarlas.

Como ya he dicho múltiples veces, mi talento artístico es más bien nulo, así que pintar, en el sentido artístico, está fuera de mis posiblidades. Sin embargo, sí soy un pintor de brocha gorda competente; porque no es algo que necesite talento artístico, sino que está básicamente en la misma categoría que cambiar focos y fusibles o destapar cañerías.

Mi idea entonces era pintar en su totalidad las piezas, cada una con su correspondiente color, sin preocuparme de los detalles finos que debían ser dibujados, como son los ojos de Asuka, los números en el plugsuit y otras cosas por el estilo. Para eso, tenía un plan, que discutiré más adelante. El pintar en su totalidad cada pieza supuse que sería equivalente a pintar con brocha gorda.

Pude haber usado pinceles, pero sabía que si quería que se viera medianamente bien, debía utilizar pintura atomizada. Esto dejaba dos posibilidades: usar latas de spray; o utilizar un aerógrafo, lo que implicaba comprar uno junto con el correspondiente compresor de aire.

Las latas de spray son, individualmente, más baratas; pero iba a terminar usando muy poquito de varias; es básicamente imposible mezclar colores; y además vivo en un departamento: si me pongo a usar latas de spray aquí, iba a terminar intoxicándome yo solito.

Así que compré un compresor de aire chiquito y un aerógrafo más bien barato; la gente con talento puede usar buenos aerógrafos para pintar innegables obras de arte. Yo no tengo talento, entonces nada más necesitaba un aerógrafo medianamente competente para pintar de manera consistente. Básicamente, sólo necesitaba que si la presión del aire era constante, el aerógrafo no salpicara.

También compré todo un juego de colores para el aerógrafo; salió mucho más caro que latas de spray, pero son casi 20 colores que me van a durar años, que es otra ventaja: siempre y cuando uno cierre bien las botellitas de pintura líquida, no tienen fecha de caducidad. Además, puedo mezclar fácilmente colores para producir los que no vengan en mi juego de colores. También compré una botella grande de primer, que yo no tenía idea se le llamaba imprimación en español.

Lo primero que hice fue imprimar las piezas; sólo fotografié mi escudo de los Pumas y la cabeza y base de Asuka, pero vi que esto tenía futuro. La imprimación se puede lijar estando seca (que si se atomiza correctamente tarda minutos en secarse), con papel de lija muy fino, y volver a imprimar si se considera necesario. Esto ayudó a corregir varios de los problemas que llegué a tener al suavizar las piezas.

Cabeza imprimada

Cabeza imprimada
Base imprimada

Base imprimada

Teniendo todo imprimado, procedí a pintar. Resulta que la experiencia me gustó mucho; no sólo es altamente satisfactorio ver cómo poco a poco las piezas imprimadas iban adquiriendo color: además tiene una cualidad casi terapeútica el estar pintando con aerógrafo, al entrar en un estado meditativo en el cual yo normalmente no me encuentro excepto al programar, y en ese caso suele estar acompañado de un extremadamente alto nivel de concentración que no necesito al estar pintando con mi aerógrafo chafa.

Y la pintura vinílica atomizada por dicho aeorógrafo desprende un sutil aroma medio dulce que yo encuentro muy agradable. No se preocupen, sí usé máscara para pintar.

Teniendo las piezas pintadas yo me emocioné como niño chiquito, porque se veían increíbles. Las fotos, a pesar de que me parece que se ven bien, no le hacen justicia a los colores: se ven mucho más brillantes en persona.

Piezas pintadas

Piezas pintadas

En la cabeza, por cierto, aproveché que puedo mezclar mis pinturas antes de usar el aerógrafo; mi juego de pinturas no tiene un color carne, realmente, así que mezclé durazno (que es como naranja claro), rosa y blanco, y la verdad me gustó mucho cómo quedó la cara de Asuka.

El cabello pintado de naranja

El cabello pintado de naranja
El cuerpo pintado de rojo

El cuerpo pintado de rojo

Después seguían los detalles medianos; muchos de ellos me las ingenié nada más usando cinta de pintor para tapar lo que no quería que se pintara, y dejando al descubierto lo que se debía pintar. La cinta de pintor es muy noble; no daña las partes ya pintadas, no importa cuántas veces uno la pegue y despegue, entonces sólo debía poner trozos de cinta hasta que la parte que iba a pintar se viera de la manera correcta.

Pintando con cinta

Pintando con cinta

Pero eventualmente llegué al problema ineludible: tenía que pintar los detalles finos, como los ojos de Asuka y los números en su plugsuit. La idea de cómo resolver este problema me vino a la mente cuando vi en YouTube cómo le hacen los constructores de modelos de carros; muchos detalles de este estilo, sencillamente utilizan decals, que son como calcomanías que se ponen en agua caliente y se pegan al modelo.

Resulta que eso se puede imprimir en una impresora láser de color; venden el “papel” para esto. Entonces sencillamente dibujé los ojos en Inkscape (usando una imagen de Asuka como guía), y primero lo probé con papel común y corriente. Incluso sin color y la textura más bien fea del papel de impresión, se veía pasable.

Ojos de papel de Asuka

Ojos de papel de Asuka

El mismo diseño de ojos, junto con un montón de cosas que quería ahorrarme el dibujarlas, las imprimí en este “papel” especial, que compré en Amazon.

Detalles de Asuka

Detalles de Asuka

Como pueden ver, tenía la idea loca de usar este método para hacer también múltiples de las líneas negras que tiene el plugsuit de Asuka. Esto al final no funcionó, ahorita explico también.

Teniendo los ojos (y las cejas) los recorté; además pinté de blanco el espacio en la cabeza de Asuka donde irían los ojos (usando el método de la cinta de pintor), porque las calcomanías son transparentes.

Calcomanías de ojos de Asuka

Calcomanías de ojos de Asuka

El resultado me sorprendió lo bien (en mi opinión) que se ve.

Asuka con ojos

Asuka con ojos

También hice lo mismo con los números en el plugsuit.

El número de piloto de Asuka

El número de piloto de Asuka

También usé mi plastilina epóxica-tóxica para unir el pelo de Asuka.

Asuka con el pelo pegado

Asuka con el pelo pegado
Asuka con el pelo pegado

Asuka con el pelo pegado

Y usé la técnica de cinta de pintor para volver a pintar el pelo.

Asuka con el pelo preparado para pintar

Asuka con el pelo preparado para pintar

De nuevo, el resultado me gustó bastante.

Asuka con el pelo pintado

Asuka con el pelo pintado

Lamentablemente, las calcomanías no funcionaron para las líneas negras del plugsuit de Asuka; las calcomanías sólo funcionan o bien si se pegan en una superficie básicamente plana; o si son relativamente pequeñas. Las líneas se despegaban antes de que se secara la calcomanía.

Entonces, ya medio hasta la madre, agarré un marcador negro (sharpie) y a mano hice casi todas las líneas. Mi pulso es de maraquero, entonces no salieron perfectamente rectas; pero me gustó cómo quedaron.

Ese mismo pulso de maraquero usé para corregir ciertos detalles usando un pincel muy muy fino: errores al aplicar el marcador; la pintura blanca que en algunos casos usé como base antes de las calcomanías; y unos muy ligeros chorreos de pintura blanca del paso anterior.

Por último, primero intenté barnizar la figura con una laca transparente en spray; pero no me gustó cómo quedó. La laca debe aplicarse a una distancia casi exacta; muy cerca y se chorrea; muy lejos y se seca antes de pegarse al modelo, lo que hace que adquiera la apariencia de caspa.

Temiendo que se chorreara la laca, terminé aplicándola muy lejos y mi pobre Asuka terminó pareciendo que estaba cubierta de polvo. Así que volvía a sacar la resina epóxica-tóxica y con un pincel ancho con cuidado volví a cubrir toda la figura, nada más que sin preocuparme por las líneas de impresión esta vez (para este, punto ya habían desaparecido casi todas). Entonces fue en general una capa muy fina de resina epoxi.

Esto además ayudó a fijar algunas calcomanías que querían despegarse; en particular el “02” del pecho de Asuka fue un desmadre que se quedara en su sitio, por ser cóncava la superficie donde debe pegarse. También pinté y puse epoxi en la base de Asuka y por fin, después de varias semanas trabajando en mi figurilla, la misma quedó completada.

¿Salió perfecta la pintada? No; pero no tenía que serlo.

La próxima entrada será la última en esta serie; y por fin mostraré cómo quedó mi medio metro de Asuka.

Pegando y suavizando

Teniendo impresas (y en algunos casos reparadas) las piezas de asesino serial de mi Asuka, el siguiente paso fue pegar lo necesario antes de intentar suavizar las líneas de impresión de la figurilla, como paso anterior a pintarla.

Había dos tipos de pegaduras que tenía que hacer; en unas sencillamente tenía que fijar las dos piezas juntas, como en los interface headsets en el cabello; o la cabeza (técnicamente cuello) sobre el torso; o (si no me hubiera visto forzado a serrarlo) el cabello sobre la cabeza. En otras palabras; esas partes podía pintarlas de forma separada, pegarlas nada más fijándolas (usando Kola-Loka, por ejemplo) y todo estaría bien; no importaba que se notara la transición de una pieza a otra, porque tendrían colores distintos y son “partes” distintas de la figurilla.

El otro tipo de pegadura no bastaba fijar las piezas juntas; además había que sellar la inevitable línea de separación y probablemente lijar encima, para que no se notara que habían sido piezas distintas. En otras palabras, tenía que resanar esas uniones; que eran las que componen todo el cuerpo (o sea, descontando la cabeza) de Asuka: el torso con los brazos y piernas, y los pies con estas últimas.

Podría haber intentado usar Plasti-Loka para hacer este resane, pero es muy difícil de lijar (aunque se puede), así que decidí buscar un pegamento especializado.

Investigando en la red, me decidí por J-B Weld PlasticWeld, que está pensado justamente para esa tarea. Cuando por fin llegó el pegamento (que es realmente una plastilina epóxica que hay que amasar un rato antes de usarla), el manual de instrucciones me aterró un poco.

Decía que si olía el epoxi, me iba a morir; que si tocaba el epoxi, me iba a morir; que si tragaba el epoxi, me iba a morir; y que si por alguna razón mis ojos tocaban el epoxi, me iba a quedar ciego… y después me iba a morir.

En ningún momento al decidir embarcarme en este proyecto supuse que iba a estar arriesgando mi vida por el mismo.

Total que usé la protección para ojos que utilizo al usar mi taladro o mi sierra eléctrica; reusé las máscaras de Covid; compré guantes quirúrgicos y me puse a resanar el cuerpo ya pegado de Asuka.

La famosa plastilina epóxica me dejó sentimientos encontrados; es muy fácil de usar y moldar, pero es muy incómodo estarlo haciendo protegido como Bruce Willis al inicio de 12 Monkeys. Y es fácil de lijar, pero embota toda lija o lima de inmediato, además de que desprende polvo tóxico de a madres, lo que fuerza a usar de nuevo los lentes y la máscara (se supone ya no hay problema de contacto con la piel).

Como sea, creo que quedó bien.

Asuka pegada, recordándote que eres basura

Asuka pegada, recordándote que eres basura

Lo siguiente era eliminar las líneas de impresión. Para esto, habían múltiples estrategias; una era lijar todas las piezas hasta que las líneas ya no se notaran, pero eso (además de que es un chingo de chamba) cambia su dimensión notablemente; otra era embarrar todas las piezas con la plastilina epóxica y lijarla de nuevo, pero la idea me daba una hueva infinita. La otra era usar otro epoxi, pero ahora en resina, que dejara una capa ya suave encima del plástico impreso, que después pintaría encima.

Habiendo no disfrutado mucho con el famoso J-B Weld, me decidí por lo segundo. Así que compré resina epoxi especializada para ello, Alumilite Amazing Clear Cast, y no van a creer lo que decía el manual de instrucciones.

Decía que si olía el epoxi, me iba a morir; que si tocaba el epoxi, me iba a morir; que si tragaba el epoxi, me iba a morir; y que si por alguna razón mis ojos tocaban el epoxi, me iba a quedar ciego… y después me iba a morir.

Comencé a notar un patrón en estas cosas.

Como sea, me protegí como Bruce Willis al inicio de 12 Monkeys una vez más, y con unos pinceles comencé a poner una capa de epoxi sobre todas las piezas de mi figurilla. El proceso es ligeramente engorroso, porque uno tiene que poner la cantidad exacta de resina; si uno pone muy poco, las líneas de impresión siguen notándose; si uno pone demasiado, la resina se corre y se forman goteos bastante feos.

Siendo, como soy, carente de cualquier talento para estas cosas, en general puse o demasiado poco o demasiado mucho epoxi. De todas formas, no quedó mal.

Las piezas de Asuka con resina

Las piezas de Asuka con resina

El escudo de los Pumas fue un experimento de impresión que hice antes de Asuka y que usé para probar el epoxi. El cuerpo tampoco quedó mal, pero ahí tuve muchos más goteos.

El cuerpo de Asuka con resina

El cuerpo de Asuka con resina

Cuando el epoxi se curó por completo (toma unas 24 horas) todavía le di una repasada a algunas partes, o de plano corté corridas de goteos en varias otras, con un cutter literalmente, dejándolo curar una vez más. Al terminar, en algunos casos volví a limar varias partes donde puse demasiada resina. Ya no le tomé una foto (no estaba muy orgulloso de cómo se veía en ese momento).

Lo que debí hacer es fijar todas las piezas con Kola-Loka; y en lugar de estar arriesgando mi vida con epoxi tóxico, utilizar lo que las hojalaterías de todo el mundo llevan usando desde hace décadas: pasta (también conocida como bondo); se mezcla, se aplica, es muy fácil de lijar (está pensado para lijarse) y no es tan tóxico como el epoxi. Es lo que planeo utilizar en mi próximo proyecto.

¿Salió perfecto el pegado y suavizado? No; pero no tenía que serlo.

Para este punto ya todo estaba listo para proceder a pintar las piezas de la figurilla, que de eso hablaré en la siguiente entrada.

La impresión

Teniendo mi modelo de Asuka ya despedazado en piezas de asesino serial y rebanado en Cura para poder ser impreso, pocedí a hacer justamente eso.

La impresión me llevó múltiples días, más de una semana; comenzando por la cabeza. Anticipo de una vez: todas las fotos que pondré en esta entrada son todavía más sugerentes de un asesino serial, porque ya en el espacio de carne las piezas tienden a verse bastante macabras.

La cabeza salió sorprendentemente bien; me encantó cómo quedaron la nariz y los labios, particularmente porque en animé luego es muy común que la nariz (especialmente de mujeres) apenas sea una curvita y la boca una línea.

La cabeza de Asuka

La cabeza de Asuka

Los ojos por supuesto en el modelo 3D son una textura, que pues eso no se imprime en 3D: los iba a tener que dibujar yo, de alguna manera; pero para este momento ya tenía un plan para ellos. Lo que sí es que esos ojos blancos vacíos ciertamente están de meyo.

Siguió el cabello, que me parece fue el error más grave que cometí al imprimir las piezas. En el modelo 3D, la cabeza de Asuka era de estos “volúmenes” con volumen cero que comentaba: era, para que lo puedan visualizar, como una vasija con un hoyo en la parte de arriba y atrás, porque en el modelo eso es cubierto por el cabello. El cabello igual, por cierto: abajo y la parte de la nuca no tenían nada, porque eso lo cubre la cabeza. Así que “tapé” ambos volúmenes para que fueran topológicamente una esfera cada uno, y luego le “resté” al cabello la cabeza, para que se pudieran pegar “sin problemas”.

Pongo “sin problemas” entre comillas, porque soy un retrasado mental: el error que cometí, es que aunque dejé el espacio exacto en el cabello para que cupiera la cabeza, no se me ocurrió que tenía que pasar a través del fleco y los flequillos. No era posible meter la cabeza en el pelo sin romper las frágiles puntas del cabello de Asuka.

Me di cuenta de inmediato al tener tanto el cabello y la cabeza en mis manos. Ni siquiera le tomé una foto; no quería volver a imprimirlo (tardó mucho más tiempo en imprimirse el cabello que la cabeza), así que, a la mexicana, agarré una sierra y me puse a serrar… para inmediatamente notar que ese primer corte no fue en el lugar adecuado, así que tuve que hacer un segundo corte.

Y en el proceso de cualquier manera varias de las frágiles puntas del cabello se romprieron.

El pelo y cabeza de Asuka

El pelo y cabeza de Asuka

Nada de esto era el fin del mundo, porque planeaba pegar la figurilla de cualquier manera, pero sí fue el error más grave que cometí, sin duda alguna. De cualquier forma el pelo se veía muy bien por detrás.

El pelo de Asuka por atrás

El pelo de Asuka por atrás

Y haciendo un preview (con diurex para el cabello), de hecho se veía todo bastante bien.

Asuka con pelo

Asuka con pelo

Aunque esos ojos muertos siguen siendo bastante macabros. Siguió el torso, que tardó siglos en imprimirse pero me parece también quedó suficientemente bien.

El torso de Asuka

El torso de Asuka

Los únicos problemas que le vi fueron dos: el ancho del cuello del plugsuit es muy delgado en una parte, y la impresión de plano dejó ahí un hueco.

El hoyo en el cuello

El hoyo en el cuello

La segunda la mencionaré más adelante. El torso con la cabeza comenzaba a dejar ver que el proyecto tenía esperanzas de ser pasable.

Cabeza y torso de Asuka

Cabeza y torso de Asuka

Procedí a imprimir los brazos, que salieron casi bien.

Brazos de Asuka

Brazos de Asuka

El problema es con la mano de Asuka que tiene el dedo índice levantado: los soportes que debían sostener el dedo pulgar correspondiente se colapsaron; pude detectarlo más o menos a tiempo, así que pausé la impresión y puse algo de cinta de pintor como soporte, con lo cual el resto del pulgar se pudo terminar de imprimir; pero se quedó mocho como un falange y medio.

Pulgar mocho de Asuka

Pulgar mocho de Asuka

Lo reparé con un poquito de Plasti-Loka, que creo lo dejó medianamente bien. No se ve en la foto, pero también hubo un error con la muñeca de ese brazo; los plugsuits de los pilotos de Evas tienen algo parecido a brazaletes en las muñecas, y el de ese brazo de mi Asuka, por alguna razón, un pedacito salió volando en algún momento. No tengo idea de cómo salió mal ahí la impresión ni cómo salió volando; pero en lugar de pegarlo lo reconstruí también con Plasti-Loka.

Pulgar reparado de Asuka

Pulgar reparado de Asuka

Teniendo los brazos, la figurilla comenzaba a asomarse.

Media Asuka, recordándote que eres basura

Media Asuka, recordándote que eres basura

Siguieron las piernas, que no dieron absolutamente ningún problema.

Piernas de Asuka

Piernas de Asuka

Teniendo el torso y las piernas, pude verificar cómo se veían juntos.

Cuerpo de Asuka

Cuerpo de Asuka

En esa foto se ve cómo reparé el hoyo en el cuello con Plasti-Loka, así como el pulgar y la muñeca reparados de la misma manera. También se nota que tuve que rehacer el cuello; después de estar poniendo y quitando una y otra vez el cuello del torso, por fin se rompió. Pero fue muy fácil de reparar, de nuevo con Plasti-Loka.

Ya viendo todo junto, es que detecté el problema que mencionaba arriba. Además del tamaño masivo de la figurilla (pesaba la chingadera cuando lo agarraba con una mano), tardé como catorce segundos en darme cuenta de dos cosas: esa Asuka está demasiado chichona y demasiado nalgona.

Asuka más voluptuosa de lo que me gustaría

Asuka más voluptuosa de lo que me gustaría

Según yo así no es en el modelo 3D; publiqué las fotos hace unos días, díganme si me equivoco. Pero al tenerlo impreso en el espacio de carne, sí me pareció más pronunciado que en el monitor de la computadora.

Lo cual no debería extrañarme; saqué ese modelo de un juego pornográfico.

Como sea; imprimí los pies de Asuka, así como los interface headsets (que mucha gente cree que son clips para el cabello, pero no, es parte de lo que permite a los pilotos Eva comunicarse con el monstruo), y estaba tan emocionado que ni siquiera les tomé una foto individual, armé de nuevo toda la figurilla (con diurex para el pelo) y le tomé una foto en crudo.

Asuka en crudo, recordándote que eres basura

Asuka en crudo, recordándote que eres basura

Para mi sorpresa, la figurilla se equilibra en eso piecitos (que la verdad también salieron unas patotas ya impresas), a pesar de que el modelo se está inclinando al frente con una cabeza masiva gracias a la melena en un futuro peliroja de Asuka.

De todas maneras imprimí una base con guías que se acomodarían con hoyos en los pies de Asuka. La base fue sorprendentemente difícil de imprimir, porque se me deformaba al no tener suficiente adherencia mi placa de impresión.

Base de Asuka deformada

Base de Asuka deformada

Un poco de spray para cabello justo antes de imprimir resolvió eso, y por fin tuve mi base.

Base de Asuka

Base de Asuka

Fueron horas de estar imprimiendo, serrando el cabello, reconstruyendo el pulgar, y haciendo vistas adelantadas de la figurilla armada. Fue un proceso que tardó más de una semana, pero ciertamente el que menos actividad de mi parte requirió: en general dejé a la impresora hacer lo suyo mientras yo me iba a trabajar.

¿Salió perfecta la impresión? No; pero no tenía que serlo.

En la siguiente entrada platicaré cómo pegué las partes del cuerpo de la figurilla y cómo traté de eliminar las líneas de impresión de la misma.

El modelo

Habiendo decidido que imprimiría un modelo de Asuka en mi impresora 3D y después hacerle lo necesario para que al menos pasara como una figurilla, tuve que resolver el primer problema: conseguir el modelo a imprimir.

Debo enfatizar, por enésima vez, que yo no puedo hacer ese modelo. Quiero decir; podría intentarlo, pero mi experiencia me indica que por más esfuerzo que le echara, jamás quedaría de tal forma que me satisficiera.

Entonces comenzó mi calvario para encontrar un modelo satisfactorio de Asuka.

Resulta que no hay muchas opciones, realmente. Y, aparentemente, como 127% de las opciones disponibles son pervertidas. Que yo no critico (es un personaje ficticio y además dibujado; ningún ser humano es dañado si alguien dibuja a dicho personaje de manera pervertida); pero no es lo que yo buscaba.

La cosa es que necesitaba un modelo 3D de Asuka con las proporciones correctas (de nuevo, todo mundo pervierte a la pobre piloto de Eva), con el plugsuit y accesorios correctos, y además en un formato que yo pudiera de alguna manera importar en Blender y, si Marx lo permite, manipular aunque fuera un poco.

Un modelo así, tal cual, fue básicamente imposible de encontrar. Pero la idea que tuve (conseguir un modelo de un animé y de alguna manera pasarlo a Blender) no es realmente original; un montón de gente ha pensado en algo similar. No es una idea muy revolucionaria que digamos.

Lo que encontré fue un conjunto de plugins y scripts que, combinados con un juego para modelar personajes de animé, me permitió importar en Blender un modelo de Asuka que me pareció padre y (que sí era importante para mí) de buen gusto. Planeaba tener la figurilla en algún mueble de mi casa; tiene que ser presentable.

Todo bien; nada más el juego para modelar personajes de animé es (y no hay forma de suavizar esto) pornográfico; y como (repito) todo mundo pervierte a la pobre Asuka, encontré un modelo de ella para dicho juego. Que está hecho en Japón, por supuesto.

Nunca cambies, Japón.

No diré el nombre del juego, porque supongo no tiene mucho sentido hacerles publicidad; pero fue un desmadre hacer que corriera en Linux (parte del chiste de todo este proyecto fue hacer que todo fuera realizable desde mi sistema operativo). Pero al final pude modelar a Asuka de tal forma que a mí me resultara agradable y (repito) que dicho modelo fuera de buen gusto.

Asuka te está explicando por qué eres una basura

Asuka te está explicando por qué eres una basura

El siguiente desmadre fue hacer que se ejecutaran los plugins y scripts tanto en el juego como en Blender, porque además mucha gente lo que quiere es poder hacer sus propias animaciones en Blender usando los modelos importados del juego; esto genera un montón de información que era inútil para mis objetivos, como es texturas, o color, o texturas con color, o múltiples capas (layers), que al momento de convertir esto en algo que una impresora 3D pueda imprimir sencillamente no importan. Pero al final terminé con el modelo de Asuka en Blender.

Teniendo el modelo en Blender pude comenzar a limpiarlo; el modelo importado tiene un montón de características que potencialmente pueden arruinar una impresión 3D. Las más importantes son que la impresora se puede confundir si hay volúmenes que se intersecten entre sí; en una animación o teniendo el modelo sólo para verlo en la computadora, estas intersecciones no importan y de hecho pueden hacer que se vea mejor, pero la impresora al estar siguiendo cada capa de un volumen se puede hacer bolas si hay dos volúmenes intersectados.

La otra es que todo tiene que tener volumen mayor a cero; la mejor forma de simplificarlo es haciendo una analogía con una hoja de papel: la misma tiene volumen, tiene 3 dimensiones, el ancho y el alto por supuesto, pero también una profundidad aunque la misma sea extremadamente pequeña (una fracción de un milímetro). La impresora 3D sólo puede imprimir cosas de 3 dimensiones, con la dimensión más pequeña teniendo un límite inferior de más o menos medio milímetro, y eso ya es arriesgar a que la impresión se colapse.

En un modelo 3D como el que logré importar a Blender hay un montón de “volúmenes” con volumen cero, que son imposibles de imprimir por supuesto; estas cosas hay que limpiarlas. Me llevó un rato, pero Blender es sorprendentemente fácil de usar y la tarea no requiere talento, sólo paciencia, así que terminé con una versión “limpia” de Asuka.

Asuka continúa explicándote por qué eres una basura

Asuka continúa explicándote por qué eres una basura

Y esta es la parte donde aparezco como asesino serial: a menos que midiera 15 centímetros la figurilla, no podía imprimir todo eso de golpe. Pero además, no me convenía imprimirlo de golpe; no sólo por las complicaciones que con casi toda certeza ocurrirían al imprimir (que me forzarían a volver imprimir todo si algo salía mal); sino porque teniendo separadas las “piezas” me podía facilitar la vida al pintarlas.

Así que destacé el modelo en piezas… que fuera de contexto dichas piezas podrían hacer que me viera como un asesino serial.

Asuka destazada, pero aún explicando por qué eres basura

Asuka destazada, pero aún explicando por qué eres basura

Todas las piezas tienen guías para poder rearmar el modelo ya en el mundo real, y posicionadas para que la impresión saliera mejor en las partes más detalladas. Al final no imprimí las piezas exactamente como están en la imagen; para empezar, cada pieza la separé e imprimí por su propia cuenta: es el chiste de todo el destazadero. Pero además, cada que imprimía una parte descubría errores o mejoras que podía corregir o implementar en las subsecuentes partes. Pero el diseño general sí fue el que muestra la imagen.

¿Salió perfecto el modelo? No; pero no tenía que serlo.

Teniendo las piezas de asesino serial destazadas, las llevé a Cura y de ahí hice el rebanado que genera el G-code necesario para poder imprimir cada una.

Asuka decapitada, pero aún explicando que eres basura

Asuka decapitada, pero aún explicando que eres basura

He ahí que cometí mi error de cálculo que causó que Asuka terminara midiendo casi medio metro de altura; pero eso es material de la siguiente entrada, donde hablaré de cómo fue el proceso de imprimir mi medio metro de Asuka.

Las artes plásticas

Me parece adecuado dividir los pasatiempos que cada persona tiene en dos grandes categorías: pasatiempos que consisten en consumir algo (leer, ir al cine, escuchar música); y pasatiempos que consisten en producir algo (pintar, cocinar, plantar rosas).

Un poco arbitrariamente asigno ir a jugar futbol con los cuates los domingos algo similar a consumir algo (¿contacto social?), porque es similar a ir a jugar ajedrez; y de ahí es un brinco corto a jugar videojuegos. Y creo que nadie en su sano juicio diría que jugar videojuegos es en sí mismo productivo.

(El conjunto de personas en el mundo que crean contenido haciendo streaming de sus sesiones de juego por definición sí crean algo; y no es el hecho nada más de jugar lo que producen, muchas veces incluye su personalidad, su sentido del humor y lo que sea que estén platicando con sus seguidores en línea; además del talento técnico necesario para en muchas ocasiones editar y presentar esos videos de forma más asequible).

También me parece importante separar a la gente que produce cosas como pasatiempo, de los que crean como manera de ganarse la vida o complementar su ingreso. Mis clases me parecen que producen muchas cosas; pero eso es parte de lo que hago como mi trabajo.

Así definido (que, repito, es medio arbitrario), casi todos mis pasatiempos consisten en consumir cosas: películas, series de televisión, cómics, manga, animé, música, videos en YouTube de porqué nuestra desesperada y triste oposición cada vez se entierra a sí misma en un hoyo más profundo, etc.

Las únicas dos cosas que hago que producen algo concreto es escribir, ya sea en español o en código de computadora. Y está tan cercano a mi trabajo que creo que sería trampa que lo considerara pasatiempo; este blog sería entonces básicamente mi único pasatiempo que produce algo.

Lo chistoso es que sí me gusta crear cosas usando mis manitas; el problema es que generalmente no me gusta cómo queda el resultado final. Mis habilidades manuales, como ya he mencionado en otras ocasiones, son más bien mediocres.

Mi impresora 3D me permite entonces poder crear cosas, que es de las razones que me he estado divirtiendo como enano estos últimos meses. Pero casi todo lo que he creado es más bien técnico y sin duda alguna utilitario.

Y la verdad sí me gustaría crear algo que pudiera al menos pasar como arte.

No tengo el más mínimo talento para las artes plásticas; me encantaría poder dibujar como mangaka; o hacer ilustraciones en la computadora; o animaciones 3D; o esculpir o pintar. Absolutamente ninguna de esas cosas se me da; lo cual tengo perfectamente claro desde que llevé, como taller en la secundaria, justamente Artes Plásticas.

Si hubiera tenido dos dedos de frente (hey, tenía doce años), hubiera elegido el taller de electrónica o en su ausencia el de electricidad. Pero la decisión de cerebro-tamaño-de-galaxia hubiera sido llevar mecanografía; no sólo probablemente hubiera mejorado mi letra (que es, siendo generoso, espantosa), sino que me hubiera servido muchísimo por la velocidad que me hubiera permitido escribir en la computadora. Mi velocidad actual es bastante buena; pero estoy seguro de que sería mucho mejor si hubiera llevado mecanografía a los doce años.

Además, se metían puras chavas. Oh, cruel retrospectiva.

Como sea, ya habiéndole agarrado más o menos la onda a mi impresora 3D, después de mi cunita para el carro y mi estante para el buró y mi cajita para el receptor de control remoto de mi subwoofer, decidí que lo siguiente que imprimiría sería algo cercano a artístico. La cosa era decidir qué.

He sido fan del animé desde que era niño, con Robotech; y del manga desde que era adolescente, primero comprando traducciones al español que vendían en los puestos de periódico; evolucionando a “conseguir” las versiones en línea traducidas al inglés; y al final graduándome en comprar ediciones impresas (o digitales) vía Amazon. Generalmente en inglés; las traducciones al español las he encontrado, en general, más bien chafas (suelen ser traducidas al español de España; joder tío).

Como fan de estos géneros, una de las cosas que en general no he hecho es coleccionar figurillas de mis personajes favoritos de animé o manga, por una sencilla razón: es estúpidamente caro. En diciembre compré una figurilla de Komi Shōko, de Komi Can’t Communicate, porque me encanta y me parece tiernísima cuando pone sus ojos de mosca.

Komi con ojos de mosca

Komi con ojos de mosca

Adoro la figurilla; pero la chingadera costó casi dos mil pesos (tarifas de importación incluidas). Mide menos de 12 centímetros, con todo y plataforma; las figuras de 20 o más centímetros rápidamente se acercan o superan los diez mil pesos (tarifas de importación no incluidas). Eso es demasiado para mí; no critico a quien esté dispuesto a pagarlo, pero yo definitivamente no lo estoy.

Entonces, deseando satisfacer esta idea de crear algo que al menos pareciera arte y aprovechando que casi nunca compro figurillas de personajes de animé o manga por el desorbitante precio, decidí imprimir un personaje de animé, incluyendo todo lo necesario para que pareciera de verdad una figurilla, no nada más un impresión 3D. Esto implicaba con casi toda certeza que debería imprimirla en partes (la impresora es sorprendentemente pequeña); lijar las partes para eliminar las inevitables líneas de impresión; pegar las partes de la figura; pintarla; barnizarla y después ponerla encima de algún mueble para que acumule polvo de aquí al resto de la eternidad. Recordando todo el tiempo que mi talento artístico es básicamente inexistente.

El personaje realmente nunca estuvo en duda: tenía que ser Asuka, de Neon Genesis Evangelion.

Asuka

Asuka

Aunque sin duda alguna de mis personajes favoritos de todos los tiempos, la verdad es que también la elegí por consideraciones prácticas: algo como una figura de Sakura Kinomoto de Cardcaptor Sakura me encantaría (el animé creo que sigue siendo mi favorito de todos los tiempos), pero la niña suele usar vestiditos con holandes y moños y cintillas, que probablemente serían una pesadilla imprimir, no digamos lijar, pintar y demás.

Sakura Kinonomo

Sakura Kinonomo

Y también me gustaría algo como un veritech VF-1 Valkyrie, de Robotech:

VF-1 Valkyrie

VF-1 Valkyrie

Pero ese sería también muy complicado de imprimir, aunque ciertamente menos complicado que Sakura.

Como sea, Asuka usa básicamente un jumpsuit (llamado plugsuit en la serie), que es relativamente sencillo. Las únicas complicaciones que preví fueron su cabello; y ciertas dificultades para pintar de forma adecuada ciertas partes de la figurilla, porque repito, mi talento artístico es inexistente.

Lo más importante que me metí en la cabeza, es que no iba a quedar perfecta. Y está bien; no tenía que quedar perfecta; sólo debía ser pasable y además que yo me divirtiera con los distintos pasos del proceso, que puedo adelantar que así fue.

Es subsecuentes entradas iré relatando los múltiples pasos que llevé a cabo para crear mi figurilla de Asuka, revelando paulatinamente su progreso hasta mostrar al final cómo quedó. Sólo voy a adelantar una cosa: por una falla mía para calcular las escalas, particularmente al convertir del formato que usa Blender al que usa Cura para la rebanada del modelo 3D, la figura de Asuka quedó un poquito grande.

Mide medio metro.

El estante

Lo primero que imprimí con mi impresora 3D no fue la cajita para mi subwoofer; fue una cunita para mi celular que mi intención era ponerla en mi carro, en particular cuando viajo en autopista.

Cunita

Cunita

Desde hace años tengo un soporte en el tablero de mi carro para cámaras GoPro; diseñar una cunita para mi celular fue muy sencillo, porque el soporte para cámaras GoPro es ídem.

Imprimí mi cunita, la puse en mi carro y fui muy feliz… poco más de medio día. Al salir de la Facultad ese primer día que puse la cunita en mi carro, regresé al mismo para descubrirla toda derretida.

Realmente no se derritió; pero el filamento PLA se vuelve blando más o menos a los 60°C, que dentro de un carro cerrado bajo el sol se alcanzan fácilmente, más aún porque el color del filamento es negro, lo cual hace que absorba todavía más ferte la luz del sol, que le pega directamente por dónde está el soporte para cámaras GoPro.

Cunita derretida

Cunita derretida

No dispuesto a dejarme desanimar, decidí imprimir de nuevo la cunita y sencillamente quitarla cuando no fuera a viajar a carretera, poniéndola debajo del asiento del copiloto. Esto funciona; si el sol no le da directamente, no alcanza los 60°C y no se pone como si se hubiera deprimido por la insoportable levedad del ser.

Pero esto significa estar poniéndola y quitándola, lo que medio inevitablemente resultó en que se rompiera parte de lo que se atornilla al soporte GoPro. Estoy 78% seguro de que usando adhesivo de silicón puedo repararlo de tal forma que no se vuelva a romper (por la flexibilidad del tipo de adhesivo que planeo usar), pero la verdad no he tenido la paciencia para hacerlo.

Hay filamentos especiales para temperaturas altas, pero implica modificar mi impresora cambiándole la boquilla que se usar para extrudir el filamento. Nada del otro mundo; sólo no he comprado las piezas y no lo he hecho.

La famosa cunita entonces fue un experimento medio ambiguo: definitivamente no lo considero un fracaso, pero tampoco es un éxito de ninguna manera. La primera impresión que sí resultó básicamente perfecta fue el estante que imprimí para mi buró.

En mi recámara tengo una televisión, una barra de sonido y dos PlayStations; uno 3 y otro 4. La televisión tiene un control remoto; la barra de sonido tiene un control remoto; y tengo un switch HDMI para poder cambiar la entrada de la televisión del PS3 al PS4 o viceversa. La televisión tiene múltiples entradas HDMI, pero está colgada de la pared y entonces tengo un sólo cable HDMI que va a una cajonera sobre la que están las consolas, de ahí la necesidad del switch, que también tiene un control remoto. Es medio menso, porque ese PS3 casi nunca lo uso; los que uso son los otros dos en mi sala, pero no estamos hablando de eso aquí y ahora.

El buró desordenado

El buró desordenado

El punto es que tengo 3 controles remotos, mi teléfono celular, mi tableta (que suelo usar para leer o ver cosas justo antes de dormir) y mi control PS4 (repito, no suelo usar el PS3 de mi recámara). Generalmente todas esas madres estaban dando de tumbos sobre mi buró, cayéndose todo el tiempo bajo el menor pretexto y en general estorbando. Así que diseñé un estante con compartimentos especiales para cada uno de los controles remotos, mi celular y mi tableta, y un soporte especial para controles DualShock 4 que bajé de internet.

El diseño del estante

El diseño del estante

Y esta impresión superó todas mis espectativas; como los compartimentos son casi verticales (tienen una ligera inclinación) y hechos a la medida, se ahorra un montón de espacio, puedo dejar cargando las cosas sin broncas y ya nada se cae ni estorba ni está dando de tumbos.

El buró ordenado

El buró ordenado

Vamos, hasta me gusta cómo se ve el famoso estante; además de la impresión misma, lo único extra que tiene es que le compré patitas de goma que le puse debajo, para que no raye mi buró.

El estante

El estante

Este es el tipo de cosas medianamente útiles que se pueden hacer con una impresora 3D. Lo único que cambiaría (y es posible que tenga que hacerlo al cambiar de celular, si el nuevo modelo no cabe en el compartimento actual), es poder imprimir los distintos compartimentos de forma modular; esta primera versión es monolítica y por lo tanto se tiene que imprimir en una sola pasada, lo que lleva a que tarde muncho tiempo en imprimirse: me llevó 80 horas, o sea más de 3 días.

El estante ordenando

El estante ordenando

Estoy bastante contento de cómo quedó.

La impresora

Hace unos meses construí una cajita con múltiples electrónicos dentro para prender vía mi control remoto universal mi viejo subwoofer Harman⧸Kardon que ahora está conectado a mi AVR Denon S760H. Estó incluyó soldar cables y usar un multímetro, que para mucha gente probablemente no signifique mucho; pero que para mí (como egresado de la Facultad de Ciencias) es hagan de cuenta que escuchar las palabras de poder de un dios oscuro y decadente.

Como sea; en general quedó bien, pero la caja donde iba todo junto era una que encontré en Amazon y que, aunque funcional, definitivamente no estaba pensada específicamente para este proyecto. Por definición, cualquier caja que comprara en cualquier lado tendría el mismo problema: serían cajas “genéricas”, no pensadas desde el inicio en mi proyecto.

Para tener una cajita específicamente construida para mi proyecto tenía dos opciones: mandar a hacer una con mis especificaciones (que la verdad no tengo idea de dónde pueda hacer eso uno en México; no dudo que se pueda, nada más yo no sé dónde); o bien hacerla yo mismo.

Mis habilidades manuales son más bien mediocres: soy capaz de hacer cosas generalmente funcionales y resistentes; pero en general quedan feas como escupirle a dios. Además, dadas las herramientas con las que cuento, una caja como la que necesitaba tendría que ser de madera con casi toda certeza.

Así que hice lo único sensato que procedía: me compré una impresora 3D.

Estoy siendo, por supuesto, sarcástico: me compré una impresora 3D porque quería jugar con ella; la cajita fue sólo un pretexto. Y no me engaño al respecto: una impresora 3D para alguien como yo, que no se dedica a diseñar cosas que existan en el espacio de carne, una impresora 3D es básicamente un juguete para adultos.

Aunque también se pueden hacer cosas útiles, como mi cajita.

La cajita

La cajita

Una cosa padre de todo esto es que el diseño lo hice exclusivamente en Linux (no uso Windows desde hace muchos años) y además con puras herramientas de software libre; el modelo lo hice en Blender, con ciertas cosas milimétricas primero haciéndolas en Inkscape y luego extrudiéndolas a 3D; el rebanado (slice) lo hice en UltiMaker Cura; y la impresión la hice en mi nueva impresora 3D, una Creality Ender 3 V2, que al parecer es la que todo mundo compra como primera impresora 3D (o alguno de los modelos similares de Creality).

Como esta cajita estuvo diseñada desde el inicio para este proyecto, los electrónicos dentro quedaron de forma mucho más limpia que mi primera versión, aunque de hecho el espacio disponible disminuyó.

Los electrónicos

Los electrónicos

He estado jugando con mi impresora 3D estos últimos meses, así que planeo ir relatando aquí en qué la he estado usando. Se puede discutir la utilidad (o carencia de la misma) de las cosas que imprimo; pero si lo vemos como un juguete para niños grandes, me he divertido como enano

El receptor

Como comenté en varias entradas de semanas anteriores, alambré un receptor de control remoto para despertar y poner a dormir a mi subwoofer, que siendo Harman⧸Kardon mi nuevo AVR Denon no sabe cómo comunicarse con él. La alternativa era tener que ir y manosear al aparatejo para prenderlo y apagarlo como los plebeyos, porque el interruptor de apagado está atrás del subwoofer (que está grandecito).

La solución funcionó exactamente como yo quería, siendo la principal (y única) desventaja que se veía así:

La enredadera

La enredadera

Esto no me molesta demasiado; aunque soy relativamente ordenado, la verdad es que no tengo problemas con vivir más o menos rodeado de un caos, siempre y cuando yo sea el responsable del mismo (y por lo tanto sepa dónde están todas las cosas todo el tiempo… o casi todas las cosas casi todo el tiempo).

Sin embargo esa enredadera de cables tenía varias desventajas prácticas: además de que se veía del nabo era muy sencillo descomponer todo si algo se atoraba con un cable; no es muy seguro en relación a causar un corto si algo de metal se acercaba a los componentes; y además era muy incómodo de mover por cualquier cosa. Por último, tenía dos eliminadores conectados al mismo tiempo: el de 12 voltios para la señal del subwoofer; y uno normal de 5 voltios (como para celular) para el Raspberry Pi.

Así que procedí a comprar varias cosas, comenzando por un eliminador de corriente de 12 voltios y 3 amperes y un módulo reductor de alimentación.

Módulo reductor de alimentación

Módulo reductor de alimentación

La idea era sencilla: conectar el elimnador al relé, como en el diseño original, pero también al reductor de alimentación ajustado a 5.1 voltios y eso conectarlo a un conector micro USB macho.

Conector micro USB macho

Conector micro USB macho

El cual obviamente conecté al Raspberry Pi. Además compré un conector de barril hembra de la misma medida que el eliminador; otro conector hembra jack de 3.5mm; y una cajita de plástico.

Conector de barril hembra

Conector de barril hembra
Conector hembra jack de 3.5mm

Conector hembra jack de 3.5mm
Cajita de plástico

Cajita de plástico

Los conectores hembras eran para la caja, obviamente; la idea era meter todo ahí y hacerle hoyos a la caja para los conectores, de esta forma ahora sólo habría dos cables: el del eliminador de 12 voltios y el jack de 3.5mm. Dentro de la caja el conector de barril se conectaría al reductor de alimentación y al relé; el reductor a mi conector micro USB y ése al Raspberry; y el relé al conector jack. Por último, necesitaría hacer un hoyo extra para el módulo KY-022 de recepción infrarojo y conectar el mismo, junto con el relé, al Raspberry Pi como ya lo tenía antes.

El proyecto fue un éxito, pero sí fue una confirmación para mí de que qué bueno que no estudié igeniería; la mitad de los cables que necesitaba me salieron muy largos; y la otra mitad me salieron muy cortos. Y si lograba soldar algo a la primera en general todo estaba bien; pero si tenía que desoldar el cable y volverlo a intentar, en todos los casos me llevó múltiples intentos. Fueron varias horas bastante frustrantes.

Como sea, sí quedó como yo esperaba; al menos por fuera. Por adentro es una pesadillas de cables y todo está medio apretado, pero nada está suelto (fijé los componentes usando los hoyos para tornillos de la misma caja o con Sugru) y no ha hecho corto circuito… al menos hasta ahora. Y no se ve tan mal.

El receptor infrarojo: frente

El receptor infrarojo: frente
El receptor infrarojo: atrás

El receptor infrarojo: atrás

Hasta le puse una etiqueta porque me compré una impresorcita de etiquetas.

Fue un proyecto divertido; pero probablemente me haya gastado más dinero del que merecía la pena; sí me tomó más esfuerzo del que esperaba (los tutoriales en YouTube hacen pensar que estas cosas son más fáciles de como realmente son); y todo para una cajita que con casi toda certeza deje de usar en unos años cuando por fin expire mi garantía y abra el AVR para que el mismo avise al subwoofer que debe despertar automáticamente.

Como sea, no me arrepiento: me divertí bastante (con todo y frustración) y confirmé que soy programador y que me debo dedicar en general únicamente al software. Aunque no dudo tendré otros proyectos de este estilo en el futuro.

Haciendo un control remoto

Hace unas semanas comentaba que como mi nuevo AVR Denon S760H no sabe comunicarse con mi subwoofer Harman⧸Kardon, tuve que hacer un cable hechizo que conecté a un eliminador de corriente de 12 voltios. Terminaba la entrada diciendo entonces que el único problema era que tenía que prender y apagar el subwoofer con mis manitas, como los plebeyos.

Resulta que es un problema con el que no quiero vivir; y tampoco quiero dejar prendido el subwoofer todo el tiempo: aunque el consumo de energía es bajo si no estoy reproduciendo nada, es mucho más que si queda en espera cuando deja de recibir su señal de 12 voltios.

Así que desconecté el AVR y procedí a abrirlo… o al menos ese era el plan, hasta que vi la calcomanía que ominosamente decía que la garantía qudaría anulada si la quitaba. Y no puede abrirse el aparatejo sin quitarla.

Una vez más, no salió tan caro el AVR, pero tampoco es como para anular la garantía a poco más de un mes que lo compré. Así que ponderé mis opciones.

La idea era tan obvia que no sé por qué tardé tanto en llegar a ella: sencillamente tenía hacer que el subwoofer se prendiera y apagara vía control remoto.

Tengo un Raspberry Pi en mi departamento que realmente no está haciendo nada; así que compré un módulo KY-022, que sirve para recibir señales infrarojas (que es lo que usan la mayoría de los controles remotos); compré un relé (no sé a quién se le ocurrió traducir relay así) que aguantara 12 voltios; y me puse a investigar qué había qué hacer.

He de confesar que ya había hecho algo similar antes; en Oaxtepec controlo mis cámaras de seguridad con un Raspberry Pi, y al mismo le conecté un relé también, más pequeño, nada más para poder prender remotamente la computadora que tengo allá. Por alguna razón el wake-on-LAN no le funciona, así que aprendí a programar en el Raspberry Pi los pines GPIO que tiene para controlar un relé que básicamente hace como si presionara el botón de encendido de la computadora.

La idea era la misma para este proyecto; pero en lugar de cerrar un circuito de 5 voltios, iba a cerrar uno de 12 para la señal que necesita mi subwoofer. Sólo necesitaba agregar el soporte para el control remoto.

Originalmente pensé que podía nada más detectar un botón y con eso activar el relé; pero al parecer en Linux no hay manera de darle la vuelta a LIRC. Hace casi 20 años comentaba en el blog que compré un control remoto Streamzap, pero mis aventuras con LIRC comenzaron unos años antes que eso, cuando compré una capturadora de TV que tenía un controlcito remoto que se podía echar a andar con LIRC en Linux.

Tuve que readquirir un poco ese conocimiento, aunque la verdad hoy en día todo es mucho más sencillo; configuré el módulo KY-022 con LIRC, haciendo que utilizara los códigos del control remoto de mi televisión. Inicialmente quería usar los del AVR, pero irrecord sencillamente se negó a capturar los botones del control remoto; y por supuesto no está en la lista de configuraciones para controles remotos en la página de LIRC, ahí en general hay puros controles viejos, dudo que mucha gente esté usando LIRC para usar controles remotoso modernos.

Como sea tampoco fue un problema; quería usar los botones del AVR, porque es en el modo que normalmente está mi control remoto universal Sofabaton U1; pero pues es justo un control remoto programable. En el modo del AVR sencillamente le metí un botón del control de mi televisor.

Me llevó casi todo el domingo, pero por fin quedó; y funciona bastante bien. Lo único es que tengo el Raspberry Pi, el KY-022 y el relé, junto con el cablerío correspondiente, hecho bolas en el mueble de mi tele. Tengo ya una caja donde quiero poner todo, pero lo dejaré para después: hoy me doy por satisfecho con el hecho de que ya no tengo que usar mis manitas para prender y apagar mi subwoofer, como los plebeyos.

O bueno, sí uso las manos; pero no tengo que levantarme y andar tentando la parte detrás del subwoofer para encontrar el interruptor de encendido y apagado.

El multímetro

Hace un par de semanas contaba que actualicé mi sistema de sonido a un Denon S760H y que todo jalaba bien.

Resulta que no del todo; el subwoofer Harman⧸Kardon que tengo tiene dos modos de operación: automática y manual. En el modo automático, un cable jack de 3.5mm se conecta del AVR Harman⧸Kardon al subwoofer; el mismo envía una señal del AVR al subwoofer para básicamente avisarle cuándo prenderse y cuándo apagarse. De esta manera uno deja prendido el subwoofer todo el tiempo y el mismo se prende y apaga automáticamente cuando el AVR le avisa.

El modo manual, se supone, deja prendido al subwoofer de manera automática todo el tiempo. Como mi AVR Denon no tiene soporte para esta característica del subwoofer Harman⧸Kardon, puse al mismo en modo manual y así lo comencé a usar; como comenté en su momento, sin ningún problema.

Pero unos días después el estúpido subwoofer comenzó a apagarse y prenderse de manera intermitente, no tengo idea de por qué. Me imagino (no tengo las habilidades necesarias para confirmarlo) que una soldadura del interruptor para poner al subwoofer en modo manual adquirió una grieta en todos los años que lo he estado usando; particularmente porque el subwoofer básicamente lo único que hace es vibrar harto bien ferte.

De hecho abrí el subwoofer; no por primera vez, por cierto: el dial para el volumen del subwoofer cada cierto número de años comienza a generar los clics y pops que este tipo de aparatos suelen adquirir con el tiempo y entonces hay que abrirlo, limpiarlo por dentro y rociar el potenciómetro correspondiente con limpiador de contactos, lo que lo arregla perfectamente hasta que me imagino vuelve a acumular suficiente polvo.

Como sea; abrí el subwoofer y sencillamente no sé lo suficiente de electrónica/electricidad para diagnosticar cuál es el problema con el modo manual, así que nada más como prueba le conecté el AVR Harman⧸Kardon con el cable jack de 3.5mm y el estúpido subwoofer volvió a funcionar. Lo cual no es de extrañar, porque así ha funcionado sin problemas durante años.

Una característica mía: nunca tiro nada. Entonces por ahí tengo el manual de mi AVR Harman⧸Kardon y las bocinas correspondientes; pero sepa la chingada dónde exactamente, porque además muchas cosas las he movido a Oaxtepec porque mi departamento es chiquitito chiquitito. No hay problema; busqué en la red y encontré el manual del subwoofer, donde dice claramente que el famoso cable jack de 3.5mm únicamente debe enviar una señal de 3 a 30 voltios, AC o DC, para activar al subwoofer.

Manual del subwoofer

Manual del subwoofer

Lo cual suena sencillo; en particular, todos los cables USB conectados a un dispositivo anfitrión, incluyendo los cargadores de absolutamente todos los teléfonos celulares en existencia, mandan 5 voltios. El amperaje puede cambiar, pero siempre es al menos 1 amperio y por lo que entendí del manual eso basta, así que agarré un cable USB que no le tengo cariño (he de poseer unos catorce millones de cables USB para este punto en mi vida), un cable jack de 3.5mm que tampoco me importaba, les hice trutrú y muy orgulloso conecté el cable a un cargador USB y al subwoofer.

Y no funcionó.

No me queda claro exactamente por qué, pero entonces decidí hacer algo que probablemente debí hacer desde hacía décadas: me compré un multímetro. El más barato (que no se viera como completa basura) que encontré en Amazon; me costó 167 pesotes.

Hay una razón por la cual estudié Ciencias de la Computación y no Ingeniería de la Computación: todo lo de los fierritos me da una hueva mortal. Les programo lo que sea; pero no soy particularmente bueno (ni me interesa serlo) alambrando cosas.

Sin embargo he alambrado cosas, la más “complicada” siendo mi reproductor automático para rolas de Rock Band; y en múltiples ocasiones sí he necesitado un multímetro, que por lo que explico arriba me había negado a comprar.

Pero en esta ocasión decidí que sí valía la pena, así que desembolsé mis 167 pesotes y al otro día me llegó mi multímetro Truper MUT-830, que aparentemente tiene la misma calidad de construcción que los juguetes Lili Ledy de mi infancia.

Conecté mi cable USB → jack 3.5mm hechizo al cargador USB y medí el voltaje. Y sí, eran 5 voltios; bueno, 4.9, pero muy por encima de los 3 voltios que dice el manual son necesarios.

Así que volví a prender el viejo AVR Harman⧸Kardon, le conecté el cable jack 3.5mm y medí el voltaje. El resultado fue 12 voltios, que por supuesto no tenía nada en mi departamento que generara ese voltaje: todas las fuentes de poder viejitas que tengo están justamente en Oaxtepec.

Ya iba a pedir piezas a Amazon para construirme un cargador hechizo de 12 voltios con conector jack 3.5mm, cuando se me ocurrió que sencillamente podía ir a un Steren: me había hecho de nuevo la prueba PCR para Covid y volví a salir positivo, pero todos los doctores con los que hablé me dijeron que como ya no presento síntomas entonces ya no estoy contagiando a los demás, así que me puse mi tapabocas y fui al Steren de División del Norte, que me queda cerca.

Compré un eliminador de 12 voltios y un conector jack 3.5mm mono, con los que procedí a hacer de nuevo un cable hechizo, aunque medianamente bien: soldé las conexiones de los cables, les puse sojitas de las que se contraen con el calor y antes de conectarlo verifiqué con mi multímetro chafa que la chingadera estuviera enviando 12 voltios, cosa que hace.

Y por fin funcionó de nuevo sin problemas mi estúpido subwoofer. Podría tratar de diagnosticar con cuidado qué pasa con el modo manual, pero realmente eso ya no me interesa: lo que quiero es ver si puedo hacer algo con mi AVR Denon para que el mismo envíe los 12 voltios a mi subwoofer cuando se prenda, como hacía el Harman⧸Kardon.

Sin embargo, dejaré eso para después: mi AVR está nuevo y no quiero abrirlo al menos hasta que expire la garantía, por no decir de estarle haciendo modificaciones, especialmente si soy yo el que las haga; como debe quedar claro sencillamente no soy bueno para estas pendejadas. Por ahora prenderé y apagaré el subwoofer con mis manitas como plebeyo común y corriente.

Pero estoy muy contento de haber hecho mi cable hechizo; me quemé un par de veces soldándolo, porque (repito) apesto para este tipo de cosas. Pero al final funcionó y la verdad estuvo divertido.

4K

Hace ocho años compré mi AVR Harman⧸Kardon, como bien tuve a comentar en el blog en su momento.

En esos ocho años no he tenido quejas realmente con el mismo; mi departamento parece que se va a derrumbar cada vez que subo el volumen y lo utilizo con mi PlayStation 3, mi PlayStation 4, mi PlayStation 5 y mi media center. Lo único que tal vez me molesta un poco es que el control remoto no es “normal”; no me queda del todo claro exactamente qué hace raro, pero no funciona perfectamente bien con mi control universal Sofa Baton U1.

Tampoco es que no funcione; nada más es lento cuando bajo el volumen. Eso es todo; esa es la más grande desventaja de mi AVR Harman⧸Kardon… junto con el hecho de que lo compre hace ocho años.

La edad del mismo implica que sencillamente no tiene cosas que se han vuelto comunes en todo este tiempo; en particular, no tiene Bluetooth y yo suelo escuchar música desde mi celular con Bluetooth todo el tiempo. Tampoco es tan grave; tengo otras dos bocinas Bluetooth que alivian este problema; una de ellas específicamente para cuando me baño, aunque ciertamente no se oyen tan bien como el AVR.

Otra de las cosas que carece mi AVR Harman⧸Kardon es el hecho de que no tiene soporte para 4K, por el simple hecho de que 4K no se había generalizado para motivos prácticos hace ocho años.

En su momento no era tan grave; mi televisión era mi vieja Samsung de 46 pulgadas y sólo tenía un PlayStation 3 y mi media center; todos configurados en FullHD (1080p), aunque en los hechos casi todos los juegos de PlayStation 3 jalaban a 720p.

En 2016 cambié mi tele a otra Samsung, una UN55JU6100; 55 pulgadas y 120Hz, con todas las cosas que tienen las televisiones inteligentes modernas y que yo no uso, porque para eso suelo usar mis consolas. La tele es 4K, pero mi Harman⧸Kardon era FullHD, además de que todo lo que podía usar para ver videos a lo más soportaba 1080p también, incluyendo mi PlayStation 4 que compré en 2015.

Este año de cumpleaños me regalé un PlayStation 5 y por primera vez comencé a juguetear con la idea de actualizar mi fiel Harman⧸Kardon. Nada del otro mundo; en particular mantener mi sistema de bocionas y subwoofer 5.1 y sólo cambiar el AVR mismo, pero a uno que tuviera Bluetooth y soporte para 4K. Poco después del PS5, me compré un PlayStation 4 Pro usado, por razones que explicaré después; como el mismo también soporta 4K (a veces, haciendo medio trampa), decidí que sí debía actualizar a un AVR 4K.

Así que esta navidad decidí regalarme un AVR Denon S760H; el mismo de hecho soporta 8K, tratando yo de prevenir hacia el futuro.

En la semana hice el cambio de AVRs y fue relativamente sencillo. Aproveché para poner todos los cables de mis bocinas con banana plugs, cambiar los cables de mis aparatos principales a HDMI 2.1 (o sea, 8K a 120Hz) y limpiar detrás del mueble donde están todos mis electrónicos de la sala, que me parece una civilización ya se estaba desarrollando ahí: siento que necesito un machete para navegar el cablerío que se ha formado a lo largo de los años. El AVR Denon tiene un micrófono que uno pone en distintas partes de la sala y que se supone ayuda a calibrar las bocinas para que suenen “perfecto”.

Ahora; yo no sé mucho de sistemas de sonido, pero tenía entendido que Harman⧸Kardon es mejor que Denon. La verdad no tengo ni puta idea; para mí suena exactamente igual y mi departament todavía parece que se va a derrumbar si subo mucho el sonido. Las bocinas y el subwoofer siguen siendo Harman⧸Kardon, entonces a lo mejor eso explica que no note una diferencia.

Como sea, configuré mi PlayStation 5 y mi PlayStation 4 Pro para que funcionen en 4K y estuve juguando en ambos, en particular God of War Ragnarök y Final Fantasy VII Remake.

Y tampoco noto una puta diferencia entre FullHD y 4K.

Quiero decir, si me acerco mucho a mi televisión y trato de discernir los pixeles individuales, sí hay una diferencia, aunque en mi opinión es pequeña. Pero jugando aventado en mi sofá como Marx quería que uno jugara videojuegos, la verdad es que la diferencia es mínima si no es que nula. Trataré de ver una película en 4K luego, pero esa es la otra bronca; no tengo contenido en 4K (no voy a aumentar mi suscripción a Netflix, definitivamente). Y la verdad no creo que haya tanta diferencia.

Cuando comencé a consumir contenido en alta definición, me costaba notar la diferencia entre 720p y 1080p; tengo que ver uno inmediatamente después del otro para notarla. Entre 1080p y 4K la verdad me cuesta todavía más, si es que acaso estoy dispuesto a admitir que existe.

Mis monitores de escritorio suelen ser 1440p hoy en día; y la verdad tampoco le veo mucha diferencia con 1080p, aunque no juego cosas muy movidas con ellos, siendo justo; y ciertamente la mayor ventaja de 1440p es que uno tiene más espacio en el escritorio, no que se vea necesariamente “mejor”.

No lo sé; a lo mejor nada más ya estoy viejo y mi vista cansada sencillamente no puede apreciar la sutileza entre FullHD y 4K; o tal vez también le hacen mucho a la mamada todos los que han estado promoviendo más pixeles durante los últimos años. Probablemente sea una combinación entre ambos.

Lo que sí es que, a menos que sencillamente sea inevitable en el futuro, nunca voy a comprar una televisión 8K. Creo que para motivos prácticos ya llegamos al límite de lo que es tener alta resolución y para mí la cota superior es 4K, aunque la verdad estaba bastante contento con FullHD.

No me arrepiento de haber cambiado de AVR; dado que sólo cambié el aparato y no las bocinas o subwoofer, junto con ofertas de fin de año y otras cosas no salió tan caro; está padre que ya tengo Bluetooth en mi sistema principal de sonido; ahora cuento con 6 entradas HDMI en lugar de 4 (3 con soporte para 8K y las otras 3 con soporte para 4K); y si algún día pongo esta madre en una sala más grande, tiene soporte para una configuración de bocinas y subwoofer 7.2, para lo que importe. Ah, y el control remoto funciona perfecto con mi Sofa Baton U1, así que esa es otra ventaja.

Pero la verdad el cambio importante en mi vida fue cuando comencé a consumir cosas en alta resolución; y ahí incluyo 720p. FullHD funciona perfecto para casi absolutamente todo; 4K está bien, pero no es una gran diferencia; y 8K definitivamente me parece que son masturbaciones mentales. Me quedo en 4K; y creo que bien pude haberme quedado en FullHD sin perder demasiado.

Graphite

Después de que el año pasado actualizara la máquina de mi oficina, decidí hacer lo mismo con la máquina de mi casa, que tenía casi cuatro años de haberla actualizado. Resultó esto en la máquina más poderosa que he armado hasta ahora (aunque sigo sin tener enfriamiento líquido; para mí no vale la pena el riesgo), pero aún le faltan componentes; quiero un nuevo teclado y tal vez un nuevo ratón. Pero todo el gabinete y el monitor ya han sido actualizados; y las bocinas Logitech X-540 que tengo desde hace años (y que ya les reparé el subwoofer una vez) siguen funcionando bien.

La nueva máquina es una maravilla; pero no es de lo que quiero hablar en esta entrada. De lo que quiero hablar es de Centurion.

Como ya he comentado anteriormente, mis máquinas cambian de encarnación pero no de alma; generalmente sólo transfiero el software del viejo al nuevo hardware y la computadora continúa funcionando igual en todos los aspectos, excepto siendo un poco más rápida. Así fue con Centurion desde que la instalé por primera vez, hace casi quince años en 2006; el nombre no fue porque estuviera viendo entonces Battlestar Galactica (aunque no estorbó): fue porque el gabinete que compré entonces era un Cooler Master Centurion 5, que en su momento era impresionante, pero que hoy en día es casi enternecedor.

Ese gabinete albergó una 4 o 5 encarnaciones de Centurion, en general sin dar ningún problema. No sólo el gabinete; la fuente de poder, un Real Power de 550W funcionó durante todo ese tiempo. Nunca me quejé del gabinete o fuente de poder; pero la última vez que actualicé Centurion, descubrí la nueva conexión para enchufes USB 3 y que mi fiel gabinete ya no soportaba. Conseguí un adaptador: no podía aprovechar los enchufes USB 3, pero al menos podía usar USB 2 con ellos; y ahí fue cuando decidí que la siguiente vez por fin actualizaría mi gabinete.

Y eso hice; para esta nueva computadora, compré un gabinete Corsair Graphite 780T. La cosa es un monstruo más alto, ancho y profundo que el gabinete Centurion y como dos veces más pesado.

Después de armar la máquina y transferir el alma de Centurio a su nueva encarnación, al iniciar Linux vi que el nombre de la máquina era todavía Centurion… y sentí que eso estaba mal. Creo que el nombre de Centurion debe pertenecer a la computadora que viva en ese fiel gabinete, que planeo seguir utilizando para servidores y cosas por el estilo hasta que se haga pedazos (que dado lo resistente que es, dudo que ocurra). Así que cambié el nombre de mi máquina de Centurion a Graphite, porque evidentemente no tengo imaginación.

Así que ahora mi nueva computadora (que es la misma instalación que he utilizado desde que estudiaba en la maestría) se llama Graphite y el gabinete Centurion irá a vivir en otro lado próximamente. Ese gabinete me fue fiel y no me falló durante más de una década; espero que su sucesor esté a su altura… que más le vale, porque salió carísimo.

La red privada virtual

Hace años, Enrique y yo configuramos una computadora de la Facultad de Ciencias para que sirviera como servidor de una VPN (Virtual Private Network, red privada virtual), en gran medida para poder jugar videojuegos en línea cada quien en su casa como si estuviéramos en una LAN. Lo interesante por supuesto fue echarla a andar; la usamos creo que una vez y nunca más lo volvimos a intentar, porque justo en ese momento llegábamos a un punto donde no teníamos mucho tiempo para jugar, mucho menos en línea. Usamos OpenVPN, que desde entonces era el estándar a usar para estas cosas, especialmente en Linux.

Cuando entré a la Facultad como profesor de tiempo completo, de las primeras cosas que hice en Aztlán fue configurar OpenVPN. En su momento lo hice básicamente para poder navegar desde mi casa con una dirección IP de la UNAM; varias revistas de investigación y bibliotecas en el mundo tienen un convenio con la UNAM para poder descargar artículos y consultar libros si uno se conecta con una dirección IP de la UNAM. Fuera de eso (que lo hice pocas veces) no la usé mucho durante mucho tiempo.

Ahora que tengo mi nueva encarnación de Tenochtitlán, sin embargo, sí quería poder conectarme rápidamente a ella desde cualquier lugar; como la computadora está detrás de Aztlán, normalmente tengo que conectarme a ella primero y de ahí brincar a Tenochtitlán. Lo que hice fue agregar a Tenochtitlán a la VPN y luego configurar mi laptop y mi computadora de escritorio para que automáticamente se conecten a la VPN.

De esta manera casi todas mis computadoras están en una misma red privada virtual, por lo que se pueden ver entre ellas de manera automática y todo funciona como uno esperaría que funcionara. Pero entonces me pregunté si podría agregar mi celular y mi tableta a la VPN; y por supuesto es posible.

Con mis dispositivos móviles no tengo la VPN activada todo el tiempo, porque OpenVPN cifra todo el tráfico que viaja a través de ella; y eso se traduce en que la batería se gaste mucho más rápido que lo normal. Sin embargo es relativamente sencillo activarla y entonces ahora sí todas mis computadoras con Linux pueden estar en mi VPN.

Ahora, podría ver si es posible poner a mis PlayStations en la VPN; pero dado que mis consolas básicamente sólo se conectan a la PSN, y que con casi toda certeza no hay aplicación de OpenVPN en la PlayStation Store, no le veo mucho sentido.

GitLab

En 2005, Linus Torvalds (el creador de Linux) se tomó unas semanas para trabajar en un sistema de control de versiones que pudiera reemplazar a BitKeeper, que por razones políticas se había vuelto imposible seguir usando (era propietario, no software libre como Linux mismo).

Ahí inició la historia de Git, el sistema de control de versiones más existoso que jamás haya existido, bajo cualquier métrica que uno se interese en tratar de medirlo. Como programador, Git es de las herramientas más poderosas que yo haya usado; también es de las menos amigables de usar, pero eso es otra historia. Mis documentos están en control de versiones desde 2004, usando Subversion; poco después de que Git tomara control del universo los moví al mismo y así los he tenido durante años. Es de esta manera que mantengo el trabajo que hago en mi oficina, mi casa y mi laptop sincronizado.

Cuando entré como profesor de tiempo completo a la Facultad de Ciencias y me ofrecieron como voluntario para coordinar el curso propedéutico que le damos a los estudiantes de nuevo ingreso, de las cosas que decidí que quería hacer era darles Git en dicho curso. De verdad, como programador es de las herramientas más útiles que existen; es por eso que sitios como GitHub son tan exitosos (y por lo que Microsoft los compró por $7,500,000,000 USD). Ofrecerle dicha herramienta a nuestros estudiantes es de lo mejor que se nos ha ocurrido, me parece.

Por el mismo motivo, mis cursos en la Facultad utilizan Git para darle a los estudiantes sus prácticas; y de hecho los estudiantes entregan sus prácticas con archivos diferenciales (diff) contra la rama maestra.

Para poder hacer todo esto, me facilitaba la vida tener un sistema parecido a GitHub, pero que yo pudiera controlar; que es básicamente la razón de GitLab. Después de no pocos quebraderos de cabeza, instalé una instancia de GitLab en Aztlán, donde tengo mis cursos, mis proyectos personales e incluso algunos proyectos grupales con otros profesores de la Facultad. Como yo controlo por completo el sistema, puedo tener grupos y proyectos públicos o privados, como yo quiera.

GitLab es una maravilla, sin duda alguna. Pero también es una pesadilla mantenerlo actualizado, especialmente en una distribución tan anárquica como lo es Gento, que es lo que uso en todas mis computadoras. Gentoo en particular es terrible para mantener aplicaciones web; es por esto que mi instancia de WordPress la he mantenido a pie toda la vida.

Como sea; GitLab es una pesadilla de mantener actualizado porque está escrito sobre Ruby on Rails, que como su nombre indica utiliza Ruby, que usa “gemas” para mantener sus dependencias. El problema es que es relativamente sencillo que una gema de Ruby ya esté instalada en el sistema y que las versiones necesarias no concuerden, lo que resulta en que todo se eche a perder. Si actualicé 4 veces mi instancia de GitLab en Aztlán en el par de años que la he tenido, son muchas. Esto me molestaba bastante, porque soy muy paranoico con tener Aztlán actualizada y segura; GitLab lo hacía bastante más difícil de lo normal.

Paralelamente a esto, en el último par de años me he estado enamorando de Flatpak. No sólo me ha permitido utilizar versiones actualizadas de varios programas que utilizo (Inkscape, GNOME Builder, Pitivi), porque luego Gentoo se tarda en estabilizar dichas versiones; también me ha permitido por fin hacer fácilmente algo que siempre había querido hacer en Linux: jugar juegos AAA de manera legal y sencilla.

Gracias a Flatpak, pude instalar sin ningún tipo de problemas Steam y ahora puedo jugar Cities: Skylines en mi computadora sin tener que iniciar Windows. De hecho, jala mejor que en Windows; está increíble y no tengo que preocuparme de dependencias y cosas así, porque justo Flatpak utilizar contenedores para aislar los procesos de sus aplicaciones.

Toda la idea de los contenedores es una maravilla, evolucionando la tecnología de máquinas virtuales que se popularizó a inicios de siglo. Un contenedor no es una máquina virtual; como su nombre indica, sólo contiene un ambiente de trabajo, compartiendo el mismo kernel con el que corra la computadora anfitriona del contenedor. Esto se traduce en casi todas las ventajas de las máquinas virtuales, pero corriendo a una velocidad más que decente. Y pues justamente Flatpak le robó la idea a Docker, que viene utilizando contenedores en servidores desde hace múltiples años.

Lento como soy, no se me había ocurrido que podía correr GitLab en una imagen de Docker, así que hace unos días decidí buscar si era posible. No sólo es posible; el mismo proyecto de GitLab ofrece imágenes para Docker fácilmente utilizables.

Ahora, si quisiera correr GitLab como aplicación única de un dominio (por ejemplo, https://gitlab.fciencias.unam.mx), la imagen jalaría casi sin necesidad de hacerle ningún cambio. Por supuesto, no es mi caso donde tiene que correr desde un URL relativo (justo https://aztlan.fciencias.unam.mx/gitlab); pero más grave que esto, es que yo ya tengo un servidor de HTTP (Apache), que además sirve a este blog y otras aplicaciones Web.

Esto resultó en que tuviera que hacerle trutrú al contenedor de GitLab, que por suerte lo permite, para poder correrlo en un URL relativo y además montarse de mi instancia de Apache. Me llevó varios días estarle probando a las opciones del contenedor, pero al final lo logré y entonces me puse a ver cómo migrar mi instancia de GitLab a la del contenedor; dícese la base de datos, los repositorios, etc. Eso también fue un relajo, porque originalmente tenía mi instancia de GitLab con MySQL (es lo que usa WordPress para el Pensadero) y el contenedor usa PostgreSQL; así que tuve que primero migrar de MySQL a PostgreSQL 10; luego tratar de migrar de mi instancia al contenedor; luego echarlo para atrás usando mis respaldos porque el contenedor usa PostgreSQL 9; volver a migrar de MySQL pero ahora a PostgreSQL 9; migrar al contenedor; y echarme un mezcal porque ya estaba harto de todo el proceso.

Sin embargo me parece que valió la pena; he actualizado como 10 veces el contenedor desde que migré mi instancia de GitLab al mismo, el proceso es casi trivial (aunque me parece que podría ser todavía más fácil). En cuanto mi instancia me dice que debo actualizar, detengo el servicio (que envuelvo en una unidad de systemd, usando docker-compose para controlarlo), borro el viejo contenedor e imagen, bajo la nueva imagen, recreo el contendor y reinicio el servicio; todo funciona sin ningún problema.

Me gustó tanto que estoy viendo qué otras cosas puedo mover a contenedores; por ejemplo mi instancia de WordPress para el blog; o mi lector de RSS (que bien podría cambiar, porque no me gusta tanto el que uso). Ya veré, en mi extensísimo tiempo libre.

Pero esta nueva manera de manejar aplicaciones, tanto en el escritorio como en servidores, me parece que es sin duda alguna el futuro para aplicaciones en Linux. Si siguen mejorando (en particular con Flatpak para aplicaciones de escritorio), es posible que Linux ahora sí comience a ser usado por muchísimas más personas; aunque la verdad ya han habido múltiples esquemas que se supone eso iban a permitir.

RAID

Alrededor de la fecha en que publiqué mi entrada de Tenochtitlán, Aztlán comenzó a actuar de manera extraña. Me metí a ver qué pasaba (era fin de semana, así que no estba en CU) y el sistema de archivos estaba en modo de sólo lectura. Rezándole a dioses oscuros decidí reiniciarla; y a los dioses oscuros les valió madre, porque no regresó a la vida.

Al otro lunes llegué con mis desarmadores y un lector USB 3 de discos duros SATA, porque supuse que un disco duro había pasado a mejor vida. Y efectivamente eso fue lo que pasó; después de que lidié con todo lo que voy a platicar en esta entrada, verifiqué en la red y resulta que el disco duro (de 500 gigabytes) es del 2009, así que tenía 9 años funcionando. Honestamente no recuerdo si me lo dieron con mi computadora viejita al llegar a la Facultad o si lo traje de mi casa. Ambas opciones son posibles.

Como sea; el disco estaba en una situación precaria: mostraba que tenía una partición, pero la misma ni siquiera podía identificarse a sí misma. Eventualmente pude recuperar la información del disco usando ddrescue, excepto por algunos mensajes de la bitácora, que probablemente fue lo que desencadenó el problema: el disco comenzó a dar problemas; lo que causó la generación de múltiples mensajes de error; que la bitácora trató fielmente de guardar; lo que hizo que diera más problemas; etc. El disco duro justo contenía la partición con /var donde viven los mensajes de la bitácora o log (en /var/log).

Un par de semanas antes del incidente tengo 1 mensaje de ata1: SError: { PHYRdyChg 10B8B DevExch } entre otros; una semana después tendría 37; y el día que murió el disco duro tenía 305.

Aztlán de hecho tiene una cantidad decente de disco duro, así que moví todo el contenido de esa partición al disco duro principal de la máquina y la reviví; una vez que recuperé dicha información, obviamente (es una maravilla ddrescue, sólo entendiblemente lento). Aztlán quedó algo apretada en espacio, pero funcional, así que pedí un disco duro de 2 terabytes a Amazon, que en cuanto llegó lo instalé y todo regresó a la normalidad.

Sólo quedé algo ciscado; en /var también están las bases de datos de mi instancia de GitLab (¡y del Pensadero!), así que pedí otro disco duro de 2 terabytes a Amazon y se me ocurrió ir haciendo en Tenochtitlán un espejo diario de básicamente todo Aztlán. Pero Enrique me dijo que por qué mejor no hacía un RAID, que debo admitir ni siquiera se me había ocurrido.

El nuevo disco duro entonces lo puse en Tenochtitlán, donde procedí a crear un RAID 1 con los dos discos de 2 terabytes que tienen. En los hechos entonces sigo teniendo el mismo espacio; pero en cuanto agregue otro disco duro al RAID puedo convertirlo a nivel 5 y entonces tendré 4 terabytes distribuidos entre 3 discos de 2 terabytes. El tercer disco provee redundancia; el RAID puede perder completamente uno de los tres discos (o de los 2, mientras lo mantenga en nivel 1) y en cuanto lo reemplace puede comenzar a regresar a la normalidad sin en ningún momento perder datos o tiempo arriba.

Y puedo seguir agregando discos hasta que me harte.

Sobre el RAID 1 tengo un volumen lógico (LVM) para tener dos particiones; la memoria virtual (swap) de Tenochtitlán la tengo ahí, que es medio ridículo, porque tengo tanta memoria RAM que la virtual literalmente nunca ha sido usada, pero pues siempre he tenido memoria virtual y con tanto disco duro no veo por qué escamotearlo. El resto del volumen está para varias cosas en Tenochtitlán, pero básicamente es para respaldos. Comparto vía NFS un directorio del RAID con Aztlán para que diario haga un respaldo de toda la información importante de ella; y por supuesto también respaldo a Tenochtitlán.

Tener el LVM encima del RAID me permite rápidamente cambiar el tamaño de las particiones, que supongo será necesario cuando comience a crecer el tamaño del RAID (la próxima semana, con casi toda certeza). Y el RAID me permite no tener que preocuparme de que alguno de los discos duros de mis máquinas se muera (que inevitablemente volverá a ocurrir). Si se muere un disco duro del RAID sólo lo tengo que poner en modo de sólo lectura mientras reemplazo el disco duro dañado; si se muere alguno otro de los discos duros de alguna de mis máquinas en CU, únicamente tengo que cambiarlo y restaurar el respaldo. Cabe la posibilidad de que pierda hasta 24 horas de información; pero lo que más cambio en Tenochtitlán son mis documentos y esos los tengo en Git, que actualizo casi religiosamente y el servidor está en la instancia de GitLab de Aztlán. En Aztlán podría perder un par de entradas en el blog, pero como no escribo diaro dudo mucho que eso ocurra.

Me está gustando la configuración; cuando era estudiante pobre ni siquiera me pasaba por la cabeza el sacrificar todo un disco duro para poder utilizar RAID; hoy en día me importan mucho más mis datos que el costo de un disco duro, así que tiene todo el sentido del mundo hacerlo. Tanto es así que estoy seriamente pensando en hacer lo mismo en mi casa; armar una computadora especial para que funcione como NAS exportando vía NFS directorios a mis otras computadoras. Podría reemplazar a Atom, mi servidorcito casero (o mejor dicho; sería la nueva encarnación de Atom) y a mí media center; o podría tener un media center chiquitito que al iniciar montara los directorios con videos y demás del NAS.

Pero eso será a largo plazo (y con una inversión de dinero no despreciable, si lo hago como se me antoja); por ahora al menos mis datos en la UNAM (que incluye información de cursos y demás) están protegidos.

A menos que se queme mi cubículo, por supuesto.

Tenochtitlán

Estaba esperando un hecho específico para escribir de la nueva encarnación de Tenochtitlán, pero está tardando más de lo que yo esperaba, así que mejor lo hago de una vez.

Tenochtitlán es la máquina de escritorio que utilizo en mi cubículo de la Facultad de Ciencias. Aztlán es el servidor, es la máquina que vive con una IP pública; de hecho está en la LAN del Departamento de Matemáticas, pero los de cómputo de la Facultad redirigen el tráfico que llega a la IP pública a la IP interna que tiene Aztlán en dicha LAN.

Aztlán tiene dos tarjetas de red: una que usa la IP de la LAN interna del departamento (y a la que le llega el tráfico de la IP pública); y otra que la conecto a un conmutador (swticher) que a su vez es un punto de acceso inalámbrico en mi cubículo. El punto de acceso está detrás de Aztlán para que el tráfico de mi red interna no contamine el tráfico de la LAN del departamento.

Del punto de acceso se cuelgan todos mis dispositivos personales; mi impresora, mi laptop, mi teléfono celular… y por supuesto Tenochtitlán, que como ya dije es mi computadora de escritorio.

Red del cubículo

Red del cubículo

Se llama Tenochtitlán porque le sigue a Aztlán.

Como sea; la historia de Tenochtitlán es interesante. Nada más debo enfatizar que ya tiene años que cuando hablo de computadoras, no me refiero al hardware; me refiero a la instalación de Linux que vive en esa computadora. Cuando actualizo mis equipos nada más muevo dichas instalaciones del hardware viejo al hardware nuevo; para mí (y en los hechos) la computadora sigue siendo la misma aunque tenga hardware completamente distinto.

En otras palabras, lo que me importa es el alma, no la carne.

Cuando llegué a mi cubículo, me dieron una computadora viejísima, una Dell Inspiron del año del caldo. Estoy casi seguro que tenía un procesador Celeron y como 512 megabytes de memoria; pero no lo puedo garantizar porque nunca usé esa máquina, realmente. Hacía poco que había actualizado la computadora de mi casa (a un Core i7-4790 a 3.60GHz en una placa madre Gigabyte Z97X-SLI-CF), así que llevé la placa madre, procesador y memoria del hardware viejo en mi casa (un Core 2 Quad con 4 Gb de memoria) y se los puse al gabinete de la Dell Inspiron. La placa madre, procesador y memoria de la Dell Inspiron los guardé en una caja en mi cubículo y me olvidé de ellos.

Esa fue la primera encarnación de Tenochtitlán, que debí usar como 15 minutos, porque me harté de la velocidad glacial (comparada a la de mi casa). Así que compré un clon un poco más modesto de la computadora que tenía en mi casa; placa madre muy parecida (un poquito peor, una Gigabyte H97-Gaming 3), procesor muy parecido (un poquito más lento, un Core i7-4770 a 3.40GHz) y exactamente la misma memoria, 16Gb. Tenía dinero de haber estado trabajando en el INE.

También compré el gabinete más barato que pude encontrar y llevé todo esto a mi cubículo, reportándolo propiamente. Ya corriendo la máquina en mi cubículo, procedí a transplantar Tenochtitlán a su segunda encarnación; y el hardware viejo de Tenochtitlán (el Core 2 Quad) se convirtió en Aztlán, que también fue de las razones para hacer todos esos movimientos.

El monitor, teclado y ratón eran los que me habían dado junto con la Dell Inspiron, aunque también llevé un ratón óptico viejo que tenía en mi casa, porque el de la Dell era de los que todavía tenía bola.

Así funcionaron las cosas un par de años, hasta que pedí un proyecto y del mismo saqué dinero para actualizar mi computadora de escritorio. Lo cual está muy bien, no tanto por mi máquina de escritorio, sino por Aztlán; entre mi blog, mi lector RSS, mi instancia de GitLab y varias otras cosas, la pobre máquina (con nada más 4Gb de memoria) ya estaba en las últimas.

Como en mi proyecto pedí un presupuesto razonablemente alto para mi computadora, esto me permitió comprarme una máquina bastante buena.

Tiene un procesador Core i7-7700k a 4.2Ghz, una placa madre Asus Sabertooth Z170 Mark 1 y 32Gb de memoria Corsair Vengeance a 3000Mhz de velocidad. Además tiene un disipador de calor Cooler Master Evo 212, un disco duro M.2 NVME Kingston SKC1000 de 240Gb para el sistema operativo, un disco de estado sólido Kingston 400 de 240Gb para mi ${HOME} y un disco de duro mecánico híbrido SeaGate Firecuda ST2000DX002 de 2 Tb para datos. Todo esto está dentro de un gabinete Cooler Master MasterCase Pro 5 con seis ventiladores de 120 milímetros (dos de ellos abrazando al disipador) y uno extra de 140 milímetros. Por último, pedí un ratón HP OMEN X9000 y un teclado HyperX Alloy FPS Cherry MX Red, junto a un monitor LG ultrawide (21:9 en lugar de 16:9) de 29 pulgadas; curvo, por supuesto. Todo está alimentado por una fuente de poder Thermaltake Smart M de 850 watts, semi modular. Ah, y unas bocinas Amazon Basics A100, nada más porque las bocinas USB que usaba antes eran realmente una tarjeta de sonido USB. Esto causaba que no funcionara nada más conectar y desconectar mis audífonos de la computadora; tenía que cambiar de tarjeta de sonido en mis aplicaciones, lo cual era muy molesto.

Si saben el estado actual del equipo de cómputo para escritorio moderno, exceptuando por la falta de una tarjeta de video discreta de alto nivel, acabo de describir una buena (aunque no excelente) plataforma para un gamer. Esto no es accidental; desde hace ya varios años resulta que el mejor equipo de cómputo para trabajar suele ser también el mejor equipo para jugar. Lo único malo es que todo incluye iluminación RGB, que desde mi punto de vista es de tan buen gusto como los microbuses con luces de neón.

Y hubiera comprado también una tarjeta de video discreta; nada del otro mundo, algo como una Nvidia GTX 1050 Ti, pero gracias a los mineros de criptomonedas el precio de los GPUs se ha disparado al cielo (aunque al parecer está a punto de caer de nuevo). Y realmente no la necesito; es una máquina para trabajar, no para jugar: esa computadora nunca va a tener Windows instalado.

La computadora llegó en piezas y la armé yo, porque he venido armando mis propias computadoras (excepto laptops) desde hace casi veinte años. Me llevó varios días por algunos inconvenientes que no preví; el procesador venía sin disipador (hasta ahora siempre había usado el disipador incluido en los procesadores Intel), así que tuve que ir de emergencia a comprar el disipador Cooler Master. Luego no lograba que la placa madre llegara a POST, porque el procesador no estaba soportado; tuve que actualizar el BIOS vía USB, pero además determinar que ese era el problema me llevó horas. Y por último decidí quedarme con el monitor ViewSonic de 24 pulgadas al que nos actualizaron a todos los profesores (me parece) en el departamento. Lo puse en modo vertical al lado del monitor ultra ancho y está excelente para escribir; puedo tener el PDF de salida de \LaTeX en ese monitor, lo que me permite ver una hoja en tamaño mucho mayor al natural.

Doble monitor

Doble monitor

Pero eso significó comprar un brazo para el segundo monitor. Por suerte, todos los extras también están cubiertos por el presupuesto de mi proyecto.

Una vez terminada la tercera y última (por ahora) encarnación de Tenochtitlán, procedí a reencarnar Aztlán en el viejo hardware de la primera, lo cual fue mucho más sencillo, pero aproveché que mi cubículo ya parecía zona de guerra para abrir la computadora y darle una buena limpiada. Por último, saqué mi Core 2 Quad del gabinete de la Dell Inspiron y le regresé su hardware original, que devolví al departamento.

Esta combinación de gabinete, fuente de poder y hardware en general me permitían hacer por primera vez algo a lo que nunca me he aventado; enfríar la computadora con líquido en lugar de aire. Pero la verdad, aunque un AIO sí me animaría a ponerlo (digamos, el Cooler Master Nepton 240m), cualquier otra cosa me daría terror que hubiera fugas: a veces pasan semanas sin que esté en mi cubículo (por ejemplo en vacaciones) y no podría ir de inmediato a reparar una fuga de líquido en mi computadora. Además, no planeo aumentar la velocidad de reloj (overclock) del CPU (aunque sí activé el turbo para que llegue a 4.5Ghz), no tengo GPU y con 7 ventiladores (dos al frente, dos abrazando al CPU, dos arriba y uno grande detrás), el CPU se mantiene bastante fresco, quedándose a no más de 46° cuando compilo Chromium con todos los núcleos utilizándose al 100%.

La nueva encarnación de Tenochtitlán es notablemente más rápida que la anterior (en particular el disco duro NVME es ridículamente rápido) y la verdad se ve bastante impresionante la configuración con 2 monitores, uno de ellos vertical. Es una buena máquina y espero que me dure al menos unos cinco años.

Desde afuera

En 1985, cuando el temblor, un tío mío se encontraba estudiando en el extranjero. Recuerdo cuando nos contó cómo fue el obtener la lista de fallecidos (que me parece nunca quedaron claramente definidas) y el buscar en ellas el nombre de familiares y amigos. La verdad nunca pasó por mi cabeza que el primer sismo de magnitud semejante al de 1985 ocurriría justamente conmigo estando fuera del país, viendo las cosas desde afuera.

Por supuesto todo es mucho más sencillo ahora; mi hermano me mandó un mensaje casi de inmediato para preguntarme si estaba bien (al tarado se le olvidó que no estaba en el país). De ahí fue cosa de mandar mensajes preguntando a todo mundo informes; como casi todos mis seres queridos viven en la Ciudad de México, rápidamente se fue armando la imagen de que todos estaban bien, y de que las cosas eran completamente distintas a 1985.

Al menos en la Ciudad.

De hecho la rápida recopilación de datos alrededor de La Majestuosa me hizo respirar con alivio algo adelantado; los reportes de Oaxaca, Chiapas y similares tardaron en llegarme. No ayuda que no estoy ni en Facebook ni en Twitter. Por un segundo llegué a pensar si valía la pena dar mi brazo a torcer después de tantos años, pero rápidamente decidí que no. ¿De qué podría servirme enterarme más rápido de una desgracia? Incluso si pudiera adelantar mi vuelo de regreso (dudoso, dada la temporada), ¿qué bien podría hacer el que volviera antes?

Como sea, y sin disminuir de ninguna manera la tragedia de las casi 100 personas que murieron, la verdad es que o fuimos endiabladamente suertudos, o de algo sirvió la tragedia del 85 para evitar que se repitiera a esa magnitud. Dados los relatos y fotos y videos que vi de los edificios meneándose como borrachos fuera de Garibaldi, creo que es justo decir que al menos de algo sirvieron todas las regulaciones que se implementaron al menos en la Ciudad de México. Que a pesar de la mentada corrupción e incompetencia que según existen en mi Ciudad, lo cierto es que la infraestructura de la misma al parecer resistió un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter. Y supongo que algo de crédito hay que darle a las autoridades correspondientes, por más mal que me caiga Mancera.

Justo hace unos días leía acerca de la tragedia en Texas, donde Harvey básicamente convirtió Houston en un lago enorme. El autor comentaba que una de las tragedias de Katrina en 2004, además de la obvia, es que no se llevó nunca a cabo una reconstrucción de Nueva Orleans viendo hacia el futuro, sino únicamente pensando en el pasado, porque eso hacen las civilizaciones “en descenso”. Es una lectura interesante y se las recomiendo.

Lo saco a colación porque me parece que la Ciudad de México fue bien reconstruida después de 1985. Y dos de esas razones (le guste o no a mucha gente) son su ciudadanía y el hecho de que ha sido desde entonces gobernada en los hechos por gobiernos progresistas de izquierda (si bien no oficialmente hasta 1997). De 1985 a 1997 me refiero a que la ciudadanía de la Ciudad justamente presionó a los gobiernos locales para que hicieran bien las cosas, no a que los regentes de entonces fueran unas blancas palomitas.

El temblor de hace unos días se sintió, literalmente, en la mitad del país, por lo que me cuentan. En varias entidades esto causó un daño material inmenso; pero en la Ciudad de México al parecer sólo se cayeron algunas bardas y se fue la luz en gran parte de la misma. Eso pasa aunque no haya temblores (aunque aún hay que esperar a las revisiones estructurales para ver si no hay daños más sutiles escondidos).

Me parece que hay que hacer una reflexión de por qué es esto, y justamente cómo podemos reconstruir lo que sea necesario reconstruir en Oaxaca y Chiapas de tal forma que a la próxima ellas también sobrepasen un temblor de esta magnitud sin más que unas cuantas bardas caídas y electricidad cortada temporalmente.

Una pista: ni reformas “estructurales”, ni “pactos” por México ni tampoco comunidades autónomas van a responder por sí mismas esas preguntas.

Windows to Go

Yo no uso Windows. Tiene años que no utilizo Windows de forma cotidiana, y mi uso del sistema operativo de Microsoft ha caído a tal grado que si inicié mi computadora de escritorio en mi casa (que es la única que tiene Windows) más de diez veces, yo creo que son muchas. Y la mayor parte debieron ser porque quería escanear algún documento: el escáner de mi oficina funciona perfecto en Linux, pero el que tengo en mi casa (que es como cinco veces más barato y veinte veces más chafa) no, así que cuando necesitaba escanear algo reinciaba a Windows.

Ahora ya ni por eso lo hago, porque aprendí a redirigir el tráfico USB en Qemu y entonces puedo usar una máquina virtual con Windows en mi sistema operativo Linux para poder hacer escaneos sin necesidad de reiniciar mi computadora. Si algún día tengo tiempo planeo monitorear el tráfico para poder escribir el soporte en SANE para mi escáner en Linux, pero eso es plan a futuro.

Como sea: Windows, casi no lo uso. Tengo en mi casa una computadora y tarjeta de video bastante poderosas, junto con algunos juegos de Steam (hace años que no tengo ningún software pirateado; hasta me siento extraño), pero cuando juego suele ser limitado a mi PlayStation 3 o 4. ¿Para qué otra cosa usaría Windows?

La respuesta me surgió estas vacaciones; me compré una capturadora de video elgato HD60, porque después de jugar un poco con la capturadora de video de mi PS4, decidí que quería comenzar a grabar los platinos que me voy ganando en mis videojuegos. Nada más por puro gusto.

La capturadora funciona perfecto; el único problema que tiene es que sólo está soportada en Windows, y como comenté arriba únicamente mi máquina de escritorio tiene Windows. No tengo Windows en mi laptop (una Dell XPS 13 9350); no por fundamentalista, tiene únicamente 250 GB de disco duro y preferí no particionarlo para un sistema operativo que nunca utilizo.

Podría haber instalado Windows en mi laptop de nuevo, pero de verdad no quiero sacrificiar mi de por sí limitado disco duro. Así que hice otra cosa más interesante, y menos complicada que mover mi máquina de escritorio a mi sala, o mover mi PlayStation a mi escritorio.

Resulta que Windows 10 (al que tengo acceso gratis en su versión educativa en inglés y en español por ser profesor de la UNAM) puede instalarse en un disco duro externo en una modalidad conocida como Windows to Go, así que lo instalé en un disco duro externo de 1 TB que tenía sin utilizar. El proceso es un poco más complicado que instalar Windows 10 normalmente, pero no es nada del otro mundo.

Así que ahora, si quiero capturar el momento en que consigo un platino, lo único que debo hacer es poner el disco duro externo en mi laptop, reiniciar a Windows 10 con ella, y capturar el video. Jala algo lento, pero nada que no sea soportable.

Ahora, como mi promedio de platinos desde que comencé a jugar videojuegos en PlayStation es más o menos de 5 al año, no creo que mi uso de Windows aumente demasiado; pero al menos cuando lo haga será marginalmente más interesante.