Claudia Sheinbaum Pardo

Hace casi seis años, a unos días de las elecciones, escribí:

El Peje no es el candidato que quiero; el candidato que quiero además de haber hecho labor de calle en movilizaciones sociales y favorecer el fortalecer la red de seguridad social del Estado de bienestar, tiene posgrado, ha trabajado como académico, es demoledoramente inteligente y culto, es defensor de la equidad de género, el derecho al aborto y los derechos de los homosexuales, y se expresa de forma ágil e impecable todo el tiempo. Además probablemente sea mujer, por cierto.

De manera consciente o inconsciente, estaba describiendo a Claudia Sheinbaum Pardo; algunos sin duda dirán que me estoy haciendo güey y que yo ya sabía que sería la candidata presidencial este año, pero eso obviamente no es posible. Sí, que Claudia estuviera encaminada a ganar (de calle también) la jefatura de gobierno de la Majestuosa inmediatamente la ponía en la ruta de los presidenciables; pero era imposible predecir que sí sería ella (como lo es hoy predecir quién será la candidata para el 2030).

Como sea, les aseguro que no estaba pensando en Claudia cuando escribí eso; sólo era justamente una contrapuesta puntual a las críticas que tenía (y algunas de las cuales todavía tengo) para Andrés Manuel. Pero si no quieren creerme están en su derecho.

¿Es Claudia entonces mi candidata ideal a la Silla del Águila? No, lamentablemente; aunque se acerca mucho, especialmente comparada contra el Peje.

Las desventajas que le veo a Claudia son, consecuentemente, mucho menos (y menores) que las que le veía al compañero Presidente: no es muy carismática que digamos, que principalmente se refleja en su oratoria, que dista mucho de ser inspiradora o brillante. Al contrario: la doctora suele sonar justamente como una profesora universitaria ligeramente harta de que sus tarados alumnos no la entienden, porque no han ni siquiera leído la tarea (que es un escenario con el que puedo identificarme dolorosamente).

De hecho es muy común que Claudia suene y actúe como si estuviera rodeada de tarados que no la entienden, lo cual no dudo sea verdad en muchos casos: probablemente en muchísimas ocasiones en su vida haya sido ella la persona más inteligente en la habitación, teniendo la lamentable tarea de explicarle a los demás lo que posiblemente para ella fuera obvio. En el primer debate (que fue el único que tuve estómago para empezar), me parece que esto fue bastante obvio, así como cuando la “retuvieron” en el montaje de Latinus.

Además del carisma y la oratoria, la principal desventaja que le veo a Claudia es que es egresada de la Facultad de Ciencias de la UNAM: que no sé si ustedes conozcan a esos cabrones, pero todos y cada uno de ellos son insoportables.

(Por si era necesario aclararlo: eso fue un chiste, yo mismo soy egresado de la Facultad de Ciencias).

Hay otras cosas que podrían interpretarse como desventajas, si la comparamos con el Peje, pero que bajo un análisis más cuidadoso no necesariamente sea el caso. Por ejemplo, Claudia será sin duda alguna menos confrontacional y más cuidadosa que Andrés Manuel; esto podría verse como una desventaja en el sentido de contar con una respuesta inmediata y decidida, como fueron las ridículas acusaciones de #narcopresidente; o el extraordinario papel que jugó el Presidente en la crisis de la embajada mexicana en Ecuador. Pero también es posible que una estrategia más cuidadosa y mesurada resulte a la larga en decisiones más beneficiosas para México. No lo sé; supongo que sabremos dentro de poco.

Independientemente, la doctora se enfrentará a un escenario muy distinto al que se enfrentó el Peje; es indiscutible que en algunas cosas la tendrá más fácil y que en otras la tendrá más difícil, pero no sabemos exactamente cuáles serán cuáles. Yo particularmente creo que, globalmente, nadie espera que haga un mejor papel que Andrés Manuel, dado el espectacular éxito del tabasqueño.

(Si no están de acuerdo con eso último, no entienden qué está pasando en el país y por lo tanto no van a entender por qué Claudia ganará de forma tan abrumadora).

Siempre y cuando la dirección del movimiento de Transformación siga fundamentalmente igual (por el bien de todos, primero los pobres), yo creo que la ciudadanía le perdonará casi cualquier error que llegue a cometer: y nos debe quedar claro que es inevitable que cometa errores. Su condición de primera Presidenta mujer y continuadora de la Transformación le darán al menos algo de margen de error y capital político.

Y sin embargo sí espero que en algunos temas muy específicos Claudia consiga mejores resultados; si no por otra cosa nada más por el hecho de al menos intentar entablar una conversación con ciertos sectores. Los más obvios, dada la condición de académica investigadora y mujer de la doctora, sería el tratar de formar una mejor relación con grupos de académicos investigadores y mujeres; pero como esos puede haber varios otros más.

El comparar a Claudia con el Peje no es únicamente inevitable; es lo único que tiene sentido: las dos alternativas que ofrece la oposición son tan lamentables que es incluso algo cruel hacer la comparación. Como ya he mencionado en múltiples ocasiones, casi nadie va a votar por esas alternativas dadas esas alternativas; votarán por ellas sólo como opción contraria a la Transformación, como están en su derecho de hacerlo, por más que sea votar por los perdedores.

En lo personal, me resulta incluso cansado el argumentar por qué voy a votar por Claudia, dado que a estas alturas desde mi punto de vista es equivalente a argumentar que el cielo es azul o que el agua está mojada; ¿de verdad no es obvio? ¿De verdad creen, después de lo que ha pasado en los últimos 42 años en el país, que hay que discutirlo?

Así que mejor terminaré con una observación de todo lo que he llegado a escribir de política en este blog en casi veinte años: no es difícil encontrar entradas donde digo que Andrés Manuel es un tarado… porque sinceramente creo que ha sido un tarado en muchísimas cosas. Eso no disminuye sus éxitos y logros, y mantengo de cualquier manera que ha sido el mejor presidente de México en el siglo XXI (al menos; probablamente incluso desde 1982, si no es que más atrás); nada de eso le quita lo tarado.

A Claudia jamás le he dicho tarada. Obviamente el perfil de la doctora ha sido menor que el del Peje y eso tiene que ver; pero objetivamente me parece que, en general, Claudia Sheinbaum Pardo se porta menos tarada que el Peje. Estoy 100% seguro de que en su sexenio se ganará que en algún momento le diga tarada; pero eso no ha ocurrido todavía.

Y la posibilidad de que en exactamente un mes no sólo vuelva a votar por una candidata a la presidencia que va a ganar, sino que esta vez no considero a dicha candidata una tarada, la verdad sí me emociona. Y sí, al mismo tiempo sostengo que dudo que pueda hacer un mejor trabajo (globalmente) que el Peje.

¿A poco no es fascinante la política?

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