Day of the Tentacle

Después de Game of Thrones, obtuve el platino de Day of the Tentacle. El juego es una aventura clásica, como Full Throttle, que había jugado en mi adolescencia y que volverlo a jugar me entretuvo bastante.

No fue realmente el caso con DotT.

Day of the Tentacle

Day of the Tentacle

Full Throttle fue una anomalía para mí respecto a aventuras gráficas, porque normalmente no jugué aventuras gráficas de Lucas Arts; las que más jugué yo fueron las de la desaparecida Sierra Online, después Sierra Entertainment.

Siendo fan de Leisure Suit Larry, Space Quest, King Quest y similares, de repente leía de las aventuras gráficas de Lucas Arts, y ciertamente Maniac Mansion era de las más famosas; Day of the Tentacle es una secuela de Maniac Mansion.

Sin embargó nunca “conseguí” esos juegos (en esa época de mi vida alguien como yo no compraba videojuegos legalmente, en general); Full Throttle lo jugué únicamente porque venía incluido con una tarjeta de sonido.

Day of the Tentacle estuvo disponible en PlayStation Plus y con mi vieja cuenta lo reclamé e instalé (fue de esos juegos que todavía no aprendía que uno podía reclamar un juego sin descargarlo), pero sin intención de jugarlo realmente. Sin embargo, el hijo de un amigo mío lo comenzó, así que se registraron los trofeos.

No era muy grave; en general las aventuras gráficas son fáciles de sacarles el platino. Pero entonces vino mi excomulgación y dejé de jugar videojuegos durante más de un año.

Al regresar a jugar videojuegos, como comenté en la última entrada de mis platinos, decidí completar los juegos incompletos de mi vieja cuenta cuando fuera posible, sólo por no dejar. Day of the Tentacle fue de esos que sí pude jugar, aunque no estuviera reclamado por mi nueva cuenta; les digo que es medio arbitrario cuándo se puede y cuándo no.

Como sea; no estaba de humor de ponerme a explorar todas las combinaciones posibles de qué objeto en mi inventario podía hacerlo interactuar con qué mueble en el cuarto donde estuviera, más aún porque parte del humor que tienen los juegos de Lucas Arts es justamente las interacciones chuscas que pueden hacerse de esa manera; y además los degenerados suelen requerir varias de esas interacciones para trofeos. Encima de eso, en este tipo de juegos es muy común que si alguna interacción u opción de diálogo se le va a uno intentarla, no queda de otra sino volver a jugar todo el juego (al menos hasta esa parte) para poder intentarlo una vez más (y obtener el trofeo correspondiente).

Así que seguí una guía. En otra etapa de mi vida me hubiera avergonzado admitir eso; pero a estas alturas sencillamente no me importa: no tengo el tiempo que tenía en mi juventud para estar experimentando con un juego a ver qué cosas me otorgan trofeos.

Fue algo bueno, porque además DotT involucra viajes en el tiempo, y para algunos trofeos uno debe poner cosas en el pasado para poder interactuar con ellas en el futuro, por mecionar sólo un ejemplo.

El juego es adorado por mucha gente y en general alabado por la crítica; a mí la verdad terminó desesperándome un poco. La historia itenta ser “divertida” en todos los puntos de la historia, y a mí la verdad me pareció más bien mensa. No niego mi sesgo; parte importante de la historia en el juego involucra partes de la historia real de la independencia gringa, incluyendo varios personajes históricos y eventos relacionados con la firma de la declaración de independencia en gringolandia.

Todo esto en general es presentado de forma ligera e irreverente; pero hay un subtexto de rendir innegable pleitesía a la historia gringa, convenientemente lavada, como suelen hacer los gringos; por ejemplo obviando la hipocresía de declarar que es verdad innegable que todos los hombres nacen iguales, mientras casi mataban trabajando a sus esclavos negros.

Pero esto es problema mío, no del juego. El juego es una aventura gráfica clásica, con un humor que no conectó conmigo pero al parecer sí con mucha otra gente, y pues si eso les gusta probablemente DotT también les guste. Yo realmente no lo recomiendo, pero admito mi sesgo al respecto.

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