Ocho años

Otra vez se me pasó el aniversario de mi blog, el 26 de enero. Al menos esta vez fue por menos de dos semanas.

El año pasado estuvo marcado para mí por dos cosas, cada una de las cuales se llevó más o menos seis meses: escribir mi tesis de doctorado, y quedarme sin novia, sin casa, sin dinero y sin trabajo. Lo segundo impidió (junto con otras cosas) que lo primero culminara en lo natural, que sería el doctorarme.

Este año tengo que doctorarme, y de hecho tengo que hacerlo en los próximos meses. Ayer por fin me pagaron en la UNAM (después de más de seis meses; así suele ser ahí), y entonces ya estoy mucho más estable de lo que estuve los últimos seis meses. La chamba también se calmará un poco en las próximas dos semanas (después de ponerse intensa durante casi todo el mes pasado), y básicamente eso significa que ya puedo dedicarle tiempo a por fin sacar el grado de doctor. Vamos a ver cuánto tarda eso.

¿De lo demás? No lo sé con certeza, pero comienzo a entender el viejo adagio de que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana.

Y la vista es hermosa.

Como siempre, gracias a todos los lectores que me han seguido durante todos estos años. Prometo tratar de escribir más seguido; el último año fue un desastre en ese sentido.

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