Cuando cae la noche

Hace poco más de diez años estaba en el CCH y enamorado de una chava que, en ese momento de su vida, estaba confundida acerca de si le gustaban los niños o las niñas.

Además de todo el drama que yo hacía entonces cuando una chava no me hacía caso (que era lo común, por cierto), añádanle todo el drama de que la chava en cuestión no supiera si era o no lesbiana.

Como sea, en ese estado de ánimo fue que vi la película Cuando cae la noche. En ese particular momento de mi vida, la película se me hizo maravillosa: tierna, divertida, inteligente, sensual, erótica y muy romántica. Y romántica bien, no pendejadas tipo Tom Hanks.

Hace tiempo la conseguí, y como ayer tenía que esperar a Enrique para que recogiera unas cartas de recomendación que tengo que encargarle a él porque estaré fuera de la ciudad hasta que regrese de Guanajuato, decidí verla a las dos de la mañana (lo cual es muy recomendable, por cierto, desvelarse antes de manejar seis horas en carretera).

La verdad tenía miedo de verla, porque no es raro que algo que experimentamos siendo chavos quede brillando en nuestra memoria con el resplandor de la nostalgia, y luego termine decepcionándonos (y feamente además) si lo volvemos a experimentar. Pero decidí correr el riesgo.

Puta madre. Qué maravillosa película.

No sólo no me gustó menos; me gustó creo que más. Es fabulosa. Consíganla y véanla, porque es bellísima. Y si no la han visto dejen de leer, porque voy a básicamente contarla todita.

Camille es una profesora de mitología en una Universidad Cristiana de Canadá. La profesora cristiana más sabrosa que yo jamás haya visto, por cierto; pero no sabrosa vulgar: realmente es una mujer muy bella. Tiene un novio teólogo bastante guapo (Martin) que da clases en la misma universidad, y un perro llamado Bob, y su vida transcurre sin mucha pena o gloria hasta que un día ocurre algo que desata una serie de eventos que cambiarán su vida para siempre.

Bob, su perro, aparece muerto en un callejón. Sin ninguna explicación; sólo aparece muerto.

Devastada (incluso ella misma parece sorprenderse de cuánto quería a su perro), Camille hace lo que cualquier persona sensata haría en su caso: mete al cadáver de Bob en el refri de su casa. Y después va a lavar su ropa y llorar desconsoladamente.

En la lavandería llama la atención de Petra, un muchacha negra guapísima que también lavaba su ropa, que le pregunta si está bien, y Camille le cuenta de su perro. En un arranque de sinceridad, le confiesa a Petra que se daba cuenta de que quería más a Bob que a nada (o nadie) en el mundo.

Petra, aprovechando el estado de Camille, cambia sus cargas de ropa y se despide, después de consolarla.

Camille se da cuenta del cambio de ropa, y en un arranque travieso se pone una de las prendas de Petra. Camille (como buena profesora de una universidad cristiana) en general viste de forma bastante conservadora, y la prenda de Petra (que le queda fabulosa, por cierto) es todo menos conservadora.

Camille va con su novio a ver al “reverendo” (parecido a un rector), y éste les ofrece el puesto de capellanes a ambos; pero les deja claro que si aceptaran el puesto, no podría permitirse que se sospechara que tienen relaciones sexuales si no están casados: en otras palabras, que tienen que casarse para obtener el puesto.

Consecuentemente, Martin le propone matrimonio a Camille.

Con todo esto sobre su cabeza, Camille va a recoger su ropa que tiene Petra (quien dejó una tarjeta en su ropa para que pudiera localizarla). Resulta que Petra trabaja en un circo, rodeada de un montón de gente maravillosa (si bien algo excéntrica). Después de tomarse unas copas, Petra le confiesa a Camille que cambió la ropa a propósito, y le hace una insinuación bastante agresiva, ante la cual Camille se retira bastante afectada y (al menos así lo expresa) ofendida.

Lo que sigue a partir de este momento son dos partes de una historia; la primera de cómo Petra seduce a Camille (que realmente no le cuesta tanto: Camille se siente terriblemente atraída hacia Petra); y la segunda de cómo Camille sencillamente elige mandar por un caño su vida de profesora de mitología cristiana y seguir a Petra cuando se da cuenta de lo enamorada que está de ella.

Pero todo en esta historia es bellísimo, divertido, romántico, tierno, erótico. La primera vez que Camille besa a Petra, y después agarra y se va sin decir una palabra, escandálizada de su comportamiento. La primera vez que hacen el amor, intercalado todo con escenas de una coreografía en trapecio maravillosa.

La escena donde Martin descubre que su de facto prometida se está acostando con otra mujer, y va y confronta a Petra. Y su frustación de que no puede golpearla (que sería lo que aplicaría si no fuera porque es mujer), que desquita golpeando su camper. La escena donde Camille le confiesa al reverendo todo, y éste le pide que oren juntos, a lo cual Camille responde retirándose hartada. Como Martin le da la oportunidad a Camille de no confesarle nada, para que él pueda seguir amándola como si nada hubiera pasado.

Y por último el final, donde Camille entierra a Bob en la nieve, y se emborracha y termina al borde de la muerte con hipotermia, de la cual la salva Petra acostándose desnuda con ella (el mejor modo para curar una hipotermia, por cierto; está demostrado). Al final Camille decide seguir a Petra a donde ella tenga que ir (su circo se va a San Francisco a una especie de convención de cirqueros).

No sé por qué dejé que pasaran tantos años para volver a ver esta película. Tal vez tenga que ver que la relacionaba con esta chava del CCH a quien sinceramente amé con ese amor idiota adolescente; o tal vez sencillamente no se me había presentado la oportunidad de volver a verla.

No lo sé: pero no importa. La película es maravillosa, y sería un crimen que se la perdieran.

4 comentarios sobre “Cuando cae la noche

  1. No he terminado de leer este comentario porque quiero ver Cuando Cae La Noche. Los comentarios que he leído son muy favorables. Voy a conseguirla como sea. Te recomiendo My Summer Of Love, del director polaco Pawel Pawlikovski, premiada como la mejor película inglesa del año 2005, que narra la relación de dos adolescentes en medio del paisaje místico de Yorkshire, con música de Goldfrapp ¡Imprescindible!
    Saludos.
    Jorge.

  2. me encanto mucho èsta pelìcula!! un erotismo perfecto. a mi parecer un cuento de hadas de lesbianas…
    aveces es dificil saber su inclincacion sexual, hasta que prueba ambas cosas.
    LINDA!!! me encanto!!

  3. Maravillosa pelicula, me encanto tu comentario desde una vision masculina, es bueno saber que el romanticismo no ha acabado y quedan algunos seres como tu capaces de entender la complicada mente de nosotras las mujeres ( no solo la mente porque el corazon nos desconoce muchas veces y hace que nos salgamos de madre)
    Eso…. buena pelicula, preciosa fotografia!

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