“Push the red button”

En el hotel donde estamos quedándonos para el taller de investigación, hay red wireless.

Eso sin embargo es tal vez exagerar las cosas: hay tres Access Points, y hasta ahora sólo nos habíamos podido conectar a uno. Como queda relativamente lejos de la habitación, la entrada de las seis horas de viaje la escribí en una escalera del hotel, donde la señal sí llegaba.

Regresé a la habitación, escribí la entrada de Cuando cae la noche, y cuando regresé a las escaleras, aunque sí recibía IP, no pude conectarme. Estuve dando vueltas por varias partes del hotel, sin lograr conectarme, y mirando incómodo las cámaras de seguridad (que son sospechosamente similares a las de Splinter Cell: Chaos Theory), hasta que de reojo vi una maderita en la pared, encima de la cual estaba uno de los Access Points.

Tratando de ser stealth, verifiqué que ninguna de las cámaras podía capturar el área del Access Point o sus cercanías, y tarareando el tema de Mission: Impossible hice la maniobra técnica más utilizada por todos los geeks del mundo: desconecté el Access Point de la corriente eléctrica, conté hasta cinco y volví a conectarlo.

En otras palabras, lo reinicié. O como diría Pitr Dubovich, “I pushed the red button”.

Regresando a la habitación, vi con gusto que mi precisa maniobra había funcionado y que ahora podemos conectarnos sin necesidad de estar sentados en ninguna escalera. Lo cual está bastante chido, si se me permite decirlo.

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