Churrascos

Por fin fuimos a la comida Citlali, Enrique, Liliana y yo.

Fuimos a Churrascos, que a mí en lo particular me encanta, y nos atascamos de carne y clericot. Estuvimos desde las 4:20 (llegamos tarde por culpa de Enrique), hasta que casi se vaciaba el lugar.

Yo me la pasé muy bien; y creo que los otros también. Lamentablemente a Liliana se le olvidó su cámara, así que no hay fotos (lo que es una lástima porque iba muy guapa), pero estuvimos platicando y riéndonos todo el tiempo, intercambiando chismes y platicando de lo que hacíamos.

A Liliana la amo, claro; pero Enrique y Citlali tienen un lugar muy especial en mis pensamientos. Estuvieron ahí desde el inicio de la carrera, y con ellos he compartido momentos padrísimos en mi vida. Así que nos la pasamos muy chido.

Fui por Liliana a su casa al medio día, y estuvo muy chistoso porque salió vestida como ella se viste cuando no vamos a salir. Yo iba en pants y tenis y sin bañarme, porque quería hacerlo poco antes de irnos a Churrascos; así que me preguntó si yo iba a ir así como iba. Le dije “claro que no”, y le pregunté si ella iba a ir como iba. Y me dijo que sí.

No tenía un espejo a la mano, así que me imagino mi cara; algo así como “what?”. Entonces después de un rápido intercambio de ideas, ella regresó a su casa a cambiarse. Buen Dios, iba guapísima.

Fuimos a mi casa, y ella se puso a preparar los planes de estudio de los cursos que dará el semestre que empieza el lunes 7 de febrero; en uno de los cuales yo voy a ser el ayudante. Yo me bañé y me arreglé, y entonces llegó Enrique, que venía algo tarde del club.

Cuando Liliana lo vio, lo primero que hizo fue espetarme que porqué no le había dicho nada de cómo iba el vestido. Enrique iba vestido como generalmente va vestido. Yo le dije que porque era Enrique y así se vestía él. Mi punto no es que me pareciera que Liliana no fuera inicialmente guapa; mi punto es que no iba como generalmente va para salir.

En el proceso, Enrique se sintió mal de cómo iba vestido y se puso un suéter encima.

Fuimos todos en el carro de Liliana, que ella manejaba, y llegamos 20 minutos tarde; Citlali ya nos estaba esperando ahí. Volví a ser regañado, porque Citlali tampoco iba lo que se podría decir high fashion. Así que está bien, también yo exageré con lo de la arreglada.

Pero eran dos de mis mejores cuates y mi novia; yo sí lo sentía como ocasión especial. Además, nunca habíamos hecho algo así los cuatro.

Pero OK, exageré.

Citlali pagó, como era el trato; pero yo me sentí mal. Salió mucho más caro de lo que yo había calculado que saldría; el doble de hecho. Se encareció mucho desde la última vez que fui. Así que quedamos que cada uno de los otros tres invitaría en otras tres ocasiones, en otros restaurantes.

Realmente no puedo esperar; me divertí mucho.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *