Hensuki

En la pandemia vi Hensuki, también conocida como Are you willing to Fall in Love with a Pervert, as long as she’s a Cutie?, pero nadie le dice así, obviamente, porque es un nombre estúpidamente largo.

Es casi vergonzoso lo mucho que me gustó esta serie. Voy a contar varios puntos importantes de la historia, entonces se aplican las advertencias de spoilers habituales.

Hensuki

Hensuki

Keiki Kiryuu, como buen adolescente normal, quiere novia. Un día recibe una carta de amor junto con unos calzoncitos blancos, de una admiradora secreta. Dispuesto a encontrar a su Cenicienta (porque por qué no equiparar zapatillas con calzoncitos), Keiki comienza a investigar a las muchachas en su vida para ver quién es la loba.

Es la hermana menor, por cierto; que por supuesto resulta que no es su hermana de sangre, así que está bien porque if not blood related, is good to be dated.

Eso lo descubre al mero final, claro; mientras investiga al resto de las hermosas y encantadoras muchachitas que lo rodean y que por supuesto forman su harén (la unidad básica familiar del animé), y descubre que todas y cada una de ellas son unas degeneradas sexuales.

Una es sadista y quiere que él sea su esclavo sexual; otra es masoquista y quiere ser esclava sexual de él; otra es una amante del género BL (boy love) y quiere ver a Keiki en situaciones eróticas con su mejor amigo; otra es una acosadora que le encanta el voyeur; una más le fascina el olor del sudor masculino y quiere los calzones sucios de Keiki para olerlos; y una más le encanta fantasear que Keiki es su novio y que le pone el cuerno con el resto del harén (la unidad básica familiar del animé). Ah, y la hermanita, que sería bastante normal si no fuera por todo el incesto. Sangre o no sangre.

Como pueden ver, la premisa es estupidísima; pero también es hilarante. Además, y esto a mí me parece muy chido, es profundamente sexo positiva y anti kink-shaming: niguno de los fetiches y perversiones de las muchachas en ningún momento es juzgado o criticado desde un punto de vista moralista, nada más resulta que Keiki sólo quiere una novia con quien salir en citas y poder andar agarrados de la mano. En ningún momento las deja de querer o cambia su opinión de ellas nada más por los fetiches que prefieren.

Y es encantadoramente arrecha; en algún momento sale con la que quiere ser su esclava sexual (que es su senpai) y cuando suben los escalones de un puente peatonal desierto, Keiki le pide que se levante la falda para comprobar si trae puestos unos calzoncitos como los que le enviaron. La muchacha cumple su petición; y por supuesto ese día no traía calzones, porque iba a salir con él.

Sayuki levantando su falda

Sayuki levantando su falda

Sería trivial que una escena de ese estilo (con personajes menores de edad, les recuerdo) fuera perturbadora, de mal gusto e incluso tal vez desagradable. La serie consigue que sea muy divertida, apropiadamente sexy y realmente adorable, por las reacciones de los dos muchachos.

Y más importante que todo eso: Keiki le pide (por favor, además) a Sayuki que levante su falda y la muchacha da su consentimiento para hacerlo. No hay abuso o violación de los deseos de nadie en la escena; es, paradójicamente en un animé de este estilo, increíblemente respetuosa de sus personajes.

A mí me encantó la serie; no es que sea una joya del animé (la serie es lo que es), pero sí me gusta lo sexo positivo de la misma y que es antes que nada una comedia, no un serie erótica. O sea; sí es una serie erótica, pero en primer lugar es comedia.

La recomiendo ampliamente; la pueden ver en Crunchyroll y es misericordiosamente corta con únicamente 12 episodios.

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