Wicked

El sábado pasado Mina y yo fuimos a ver Wicked en el Teatro Telcel. Teníamos ganas de verla casi desde que se estrenó, pero fuimos hasta cierto punto para celebrar que ya por fin me hubiera doctorado.

Antes de hablar de la obra, quiero comentar el teatro. Similarmente al Museo Soumaya, el teatro me da la impresión de que es la forma de Slim de hacernos saber cuánto dinero tiene, cuánto se puede gastar en cosas culturales, y cuánto dinero sigue teniendo después de haberlo hecho. Lo cual por supuesto está bien; que se gaste su lana en cosas que en el peor de los casos no dañan al país, y en el mejor hasta lo ayudan. Sólo me da un poco de risa, y no puedo dejar de recordar las inmortales palabras de Jorge Ibargüengoitia en Estas ruinas que ves:

-Los de Pedrones -dicen en Cuévano- confunden lo grandioso con lo grandote.

En fin. Se aplican las de siempre.

Wicked

Wicked

La historia narra la juventud, enemistad, luego amistad, y luego enemistad de nuevo, de la Bruja Malvada del Oeste, antes de que fuera la Bruja Malvada del Oeste cuando se llamaba Elphaba, y de la Bruja Buena del Norte, antes de que fuera la Bruja Buena del Norte cuando se llamaba Galinda.

La trama trata de cambiar un poco los papeles de El Mago de Oz; Elphaba realmente era buena, Galinda (después Glinda) era un hígado híper fresa, y el Mago era un gobernante corrupto.

Debo aquí hacer un paréntesis y explicar que jamás leí ninguno de los libros del Mago de Oz, y que jamás lo haré porque no me interesan en lo más mínimo. También debo mencionar que, aunque por supuesto vi la ridícula (y sutilmente racista) película de Judy Garland, la verdad no tengo un particularmente emotivo recuerdo de la misma.

Dicho eso, la historia de Wicked está simpática (sin ser nada del otro mundo), y me parece que hace más interesante la ridícula historia original.

Pero nada de eso importa porque uno no va a ver musicales para ver historias particularmente profundas.

La puesta de escena de Wicked en el Teatro Telcel es espectacular; me parece que es el musical mejor puesto que he visto en México, y por mucho. El aspecto técnico de la misma (la escenografía, la iluminación, el sonido, el vestuario, todo) es impecable.

Y aún así eso se ve disminuido ante el espectacular papel que hacen Ana Cecilia Anzaldúa y Cecilia de la Cueva como Elphaba y G(a)linda respectivamente. La primera sin duda alguna tiene los números musicales más espectaculares, incluyendo el ya ahora incluso machacado Defying Gravity, que tiene una traducción más que pasable en En Contra De La Gravedad. La segunda es posible que cante mejor, pero una vez más eso ve disminuido ante la encantadoramente insoportable interpretación que hace de Galinda, que incorpora todos los estereotipos mexicanos de lo que es ser niña fresa.

(“¡Pelo, pelo!“, je).

Ahora voy a tener que ver la puesta en escena en inglés, porque si no no voy a saber nunca qué tanto mejora la versión en español a la original.

Es una delicia la obra, y me parece que es un crimen que se la pierdan. Especialmente en los lugares que mi novia se rifó, bastante adelante y casi perfectamente centrados. Lo único es que cuestan como medio riñón; pero por suerte (o desgracia) no es algo que uno haga cada fin de semana.

Así que, si pueden, vayan y véanla; al salir se encontrarán con la mágica visión del Museo Soumaya iluminado de noche:

Museo Soumaya

Museo Soumaya

(Y la verdad lo de afuera es lo más chido; por dentro me parece que no está muy bien curado que digamos).

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *