La Paz

Cuando tenía 17 años, mi hermano, un amigo y yo tratamos de irnos a Real de Catorce a comer peyote. Eso no ocurrió, así que nos fuimos a La Paz, y de ahí a Constitución, donde una tía mía vive. Fue un viaje memorable por varias razones, y la primera vez que visité La Paz, aunque sólo unas horas de paso hacia Constitución, y un día de paso en el regreso a la Ciudad de México.

Hotel La Concha

Hotel La Concha

A los 24 años, mis cuates de la carrera y yo hicimos un “viaje de titulación” (aunque ninguno de nosotros se había titulado en ese momento) a La Paz. Estuvimos ahí diez días (más los casi cuatro necesarios para ir y volver: 18 horas de camión más 18 horas de ferry de Mazatlán a La Paz). También fue un viaje memorable, y uno de los viajes que con más cariño recuerdo.

Playa Balandra

Playa Balandra

A mis 35 años me encuentro de nuevo en La Paz, porque Edgar se nos casa aquí el sábado. Ayer Isabel y yo volamos a San José del Cabo, rentamos un carro, y de ahí manejé los 200 kilómetros a La Paz, en uno de los recorridos en carretera más divertidos que he tenido en mi vida (es altamente satisfactorio frenar con motor justo antes de entrar a una curva a 150 Km/h).

Gaviota

Gaviota

Después de asentarnos en nuestro hotel, fuimos a cenar riquísimo a un restaurante sobre el malecón, y después fuimos a un antro repleto de veinteañeras (atraídas por la barra libre para chavas), y de cuarentones libidinosos (atraídos por las veinteañeras).

El Hongo

El Hongo

Hoy fuimos a Playa Balandra, y después a comer a El Tecolote. En la noche habrá un coctel previo a la boda, y mañana es la ceremonia en sí. El domingo Isabel y yo manejamos de regreso a San José del Cabo, y volamos de regreso a la Ciudad de México.

Espíritu Santo

Espíritu Santo

Acaba de llover por aquí (cosa no muy común; no llovía hacía tres años), y todo está verde y exuberante de vida. Hace once años que vinimos era lo opuesto: estaba seco y no se veía nada moverse; pero ahora el cielo está lleno de aves, y por una razón extraña hay cientos de mariposas amarillas por todos lados. Estoy todo el tiempo esperando encontrarme con Mauricio Babilonia.

No creo escribir más entradas en el blog mientras esté aquí; pero estoy actualizando todo el tiempo mi perfil en Google Plus; es mucho más cómodo subir fotos al momento por ahí, y además durante el día la verdad yo no noto la diferencia entre mi cámara digital, y la incluida en mi teléfono.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *