Vientos huracanados

Ayer (técnicamente hoy) fui de los primeros en irme a dormir, después de haber estado varias horas platicando y tomando vino y whisky, y caí como tapa de excusado en mi cama. En la mañana varios ruidos extraños me despertaron, y yo (todavía borracho) pensé “¿pero qué carajo andan arrastrando allá afuera?” Y acto seguido me volví a dormir.

Cuando desperté en serio (con mi primera cruda desde que llegué, si bien no muy grave), los ruidos continuaban, y hasta ese momento me di cuenta de que todo lo que había estado oyendo era el viento. Con horror descubrí que no había luz, así que me bañé y salí para ver si podía conectarme en la oficina que tenemos disponibles los estudiantes del curso en el CRM.

En el camino comencé a percatarme de la gravedad de las cosas cuando vi dos árboles grandes que habían sido partidos en dos por la fuerza del viento.

Llegué al edificio del CRM para descubrir todo cerrado, y entonces comencé a preocuparme; ando retrasado en mi trabajo, y no tener red complica absolutamente todo. Me estaba regresando cuando alguien de seguridad paró su camioneta y me preguntó que qué hacía ahí. Le dije que había tratado de ir al CRM, y él me dijo (muy serio) que el campus estaba siendo evacuado; que me fuera para mi casa. Le dije que me estaba quedando en la Vila, y él me dijo que pues para allá me fuera.

En el camino encontré una chava, y le dije lo que el tipo de seguridad me había dicho. Ella a su vez me contó que los trenes estaban parados, así que ahí me enteré de que estaba atrapado en la Vila, y que no habiendo electricidad no podía hacerme de comer porque las estufas son eléctricas. La chava era de Galicia, por cierto; la primera gallega que conozco.

En la Vila encontré a varios de mis cuates, y nos reunimos en el cuarto de dos de ellos para discutir qué podíamos hacer. Y me comí (frío) un espagueti con camarones que había hecho el día anterior. Platicando con ellos caí en cuenta de que el resto de mis camarones (sólo pude comprar un kilo, no venden menos; pero está bien, es baratísimo) se estaba descongelando, así que como estábamos viendo qué comer que no necesitara fuego o ingredientes que no pudiéramos conseguir en el supercito cerca de la Vila, sugerí que yo haría coctel de camarones.

No quedó tan rico como esperaba, pero a mis cuates les encantó. Espero poderles hacer luego la versión buena; no tenía ni chile, ni limones, ni aguacate. Así que realmente les di camarones con catsup y tantito jitomate y cebollas picados.

Mientras comíamos la luz por fin volvió, y las cosas se están normalizando; aunque no sabemos si el tren volverá a la normalidad mañana. Eso significa que se cancela el viaje que teníamos pensado a Montserrat, pero la verdad me alegro, porque hoy por las dificultades técnicas no trabajé casi nada.

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