Pirates of the Caribbean: At World’s End

Tan agobiado en chamba estuve esta semana, que no escribí que el domingo pasado fuimos a ver Pirates of the Caribbean: At World’s End. Se aplican etc.

Pirates of the Caribbean: At World's End

Pirates of the Caribbean: At World’s End

Comenzaré diciendo lo que creo que es obvio: Pirates of the Caribbean: At World’s End, es una mala película.

No digo que sea la más mala de la triología (que lo es, obviamente), digo que es mala. No sólo es mala; es bastante mala. El Ronquillo lo resumió bastante bien “es como porno“. Y sí es cierto, sólo que en lugar de chisguetazos hay cañonazos.

Ahora bien, casi todos los que me conocen saben que a mí me encanta la pornografía, así que tal vez no sea de extrañar que me haya gustado mucho la película.

Tiene que ver, por supuesto, que es yo creo la mala película mejor hecha que he visto. De hecho, creo que es la peor película mejor hecha que he visto; el Ronquillo lo resumió también bastante bien “vamos a ver cómo nos gastamos 200,000,000 (doscientos millones) de dólares”. Y además, los indudablemente buenos actores como Johnny Depp o Geoffrey Rush se ve que se divirtieron como enanos todo el tiempo.

Yo sí estuve muerto de la risa las tres cuartas partes de la extremadamente larga función, y disfruté particularmente toda la escena de la boda (ciertamente creo que es la boda más divertida que he visto en cine; al menos le gana al intento de boda del Sheriff of Nottingham y Marian Dubois en Robin Hood: Prince of Thieves… y esa incluía a Alan Rickman).

Pero a pesar de que me la estaba pasando muy bien, y de que de hecho salí muy contento de haber visto la película (en el cine, claro), lo cierto es que es imposible dejar de notar lo mala que es. Es una orgía de efectos especiales, bromas rápidas (y muchas veces estúpidas… pero eso sí, divertidas), personajes secundarios que mueren a puños, escenas de acción espectacularmente sin sentido, y un montón de personajes con la profundidad de una hoja de papel celofán. Es, literalmente, una película porno de doscientos millones de dólares (o más, me da miedo pensar), donde lo que más alcanzamos a ver de Keira Knightley es medio muslo.

Sin duda alguna hay que verla; y en el cine (de hecho no creo que tenga mucho sentido no verla en el cine), pero es como esos tacos de suadero de afuera del metro Pino Suárez que uno se come crudo (o todavía borracho) a las dos de la mañana porque no hay otra cosa abierta: sí, saben a gloria, y sí, uno puede disfrutarlos de forma casi orgásmica. Pero no deja de ser verdad que, desde cualquier punto de vista que uno lo quiera ver, no son buenos. De hecho, son terribles. Deliciosamente malos, pero malos al fin y al cabo.

Así es esta película. Con la diferencia que los tacos de suadero cuestan cuatro pesos cada uno, y esta película costó doscientos millones de dólares.

Un comentario sobre “Pirates of the Caribbean: At World’s End

  1. Se me hizo raro que no hayas comentado casi en el momento del estreno. Nos tuviste como dos semanas (o más, realmente no recuerdo cuando) sin noticias (me refiero noticias de ti, no a “noticias”).

    A mi si me gustó y mucho, claro que es más infantil… bueno, el humor es menos maduro. Contiene una obsena cantidad de clichés, lo que te hace disfrutarla a tus anchas. El final es de la nueva oleada estadounidense de no darte “todo” el gusto y si, predecible.

    Aún asi, me encantó, la voy a volver a ver y me gastaré de nuevo mis 35 pesos para disfrutar como disfrutan sus papeles Orlando Bloom y Jhonny Depp… verle las piernas a Keira Knightley, observar de manera impotente como se la agasajan, verla con traje oriental y ver la escena final que no vi.

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