Dos a la cinco es treinta y dos

¿Cómo le hace uno para correr un algoritmo exponencial y que haya esperanzas de obtener un resultado en lo que dura el universo (o en lo que me regreso a México, que desde mi punto de vista es lo mismo)?

Pues uno agarra las treinta y dos máquinas en el laboratorio de cómputo de una universidad, que por ser verano casi no se usan, y las pone a trabajar en paralelo iniciándolas con un LiveCD de Gentoo y automatizando el proceso con un mini servidor escrito en Java corriendo en CU en México. Los procesos paralelos corren en C, por supuesto; no lo escribí en ensamblador nada más porque confío en gcc -O3.

Por supuesto, el problema es intratable (es lo malo con las cosas NP completas); pero esta instancia podemos atacarla mientras aún estoy aquí. De hecho, tal vez acabe esta semana.

Y eso es bueno.

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