El asesino murió

Pinochet murió por fin. Lo único que nos molesta a la gran mayoría en Chile y el mundo, es que no pisó la cárcel por los asesinatos y desapariciones que ocurrieron durante su dictadura.

Pero no importa; aunque la derecha histérica de Chile intentó dar la imagen de que Pinochet era un viejito tranquilo que hizo “lo necesario” para evitar que “los comunistas” se adueñaran de Chile, lo cierto es que ese cuento no se lo cree casi nadie. El dictador pasará a la historia como un asesino que encabezó un golpe de estado apoyado por los Estados Unidos y una ultraderecha retrógrada contra el gobierno legal y legítimo de Salvador Allende. Su nombre será siempre asociado con lo peor de la derecha, con asesinatos, con desapariciones y con el uso de la fuerza contra el deseo popular.

El viejo asesino pudo evitar en vida el juicio legal que sin duda lo hubiera puesto tras las rejas: pero su memoria no puede (ni podrá) evitar el juicio histórico que hará que las generaciones futuras lo recuerden con odio y con desprecio.

Un abrazo a los hermanos Chilenos. Y que viva Chile, y que viva Allende.

5 comentarios sobre “El asesino murió

  1. Realmente cansa escuchar todas las tonterías que los partidarios de Pinochet esgrimen para defenderlo. Ese tipo era un malvado de lo peor y lo que hizo no tiene justificación. No entiendo cómo puede haber gente que llore por su muerte y afirmen que salvó al continente de la “amenaza comunista”. Creo que la ignorancia y el fanatismo son dos de las peores cosas del mundo.

    Más allá de cuestiones de izquierda o derecha el mundo debería tomar consciencia de lo que sucedió en Chile para que nunca vuelva a pasar. No más dictaduras y abusos a los derechos humanos. En cuanto a Pinochet sólo diré que la justicia ya se encargó de juzgarlo como el monstruo que fue.

  2. Hola:

    El monstruo ha muerto y muerto bien, pero nos quedamos con sus herederos, con los cobardes que se escudaron en él, con los desgraciados que en su nombre cometieron todas las atrocidades, con los que los auparon por fuera mientras recibían Premios Nobel de Paz, con los que sacaron gran plusvalía mientras cientos de miles, millones de vidas, de chilenos, uruguayos, estadounidenses, mexicanos,… era destrozada.

    Perdonenme por polemizar con algunos que escriben aqui: no es posible ver este asunto del Cerdo sin ponerlo en su justa dimensión: precisamente todo el terror que sufrieron los chilenos, los argentinos, los uruguayos, nosotros mismos durante la guerra sucia de los setenta y ochenta; la situación actual que tenemos de un gobierno semifascistoide encabezado por un enano manos de tijera y matona al cinto, con la cabeza cortada y el cerebro vacío, es la consecuencia y el origen de una clase social y sectores que la secundan, que piensan que el terror es la unica manera que tiene para seguir manteniendo sus privilegios. Y generalmente estamos de acuerdo en que esa clase y esos sectores se encuentran en el adjetivo genérico de derecha. Y se aplicó el terror contra otra clase social y sectores que también estan con ella, que conforman la mayoría de la población y en la cual muchos de ellos se denominan o denominaban genericamente de izquierda. Y finalmente, El Cerdo y todos los que lo apoyaban siempre hablaron de “lucha contra el comunismo”. Lucha contra la izquierda. Lo que pasó y pasa en Chile, lo que pasó y pasa en México no es, creo yo, algo “mas alla de cuestiones de izquierda o derecha”. Es problema de dos visiones del mundo contrapuestas y agrupadas bajo esos adjetivos: es una cuestión de posiciones, es una cuestión de izquierda y derecha. A pesar de lo que dicen los intelectuales.

    Y no se hizo justicia: ese es el otro problema. El infeliz se fue impune. Cobarde que nunca tuvo el valor de responder por sus actos porque siempre responsabilizó a su equipo de sadicos de las atrocidades cometidas o fingió una demencia que no tenia. Asesino y cobarde. Nunca piso un juzgado en donde se le iba a tratar humanamente, a pesar de todo, algo que el infeliz nunca dio a sus victimas.

    No se hizo justicia, a menos que se piense en justicia “divina”. Pero esa justicia no la entiendo ni la comparto, yo que nunca en mi vida tuve religión y dios.

    En fin, mientras me tomo un respiro para empezar a pelear contra todos eso infelices que el matón nos heredo, junto con todos lo demas que los combaten, dejame comentarte que la noche de su muerte me compré un vino chileno, brindé por su muerte y escribi unas lineas y copie otras, que me gustaria compartir con ustedes, si no tienes inconveniente. Saludos y hasta pronto.

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    Con mis disculpas a los cerditos.

    Así que finalmente el Cerdo se fue impune.

    Murió y con el murieron las posibilidades de que en algun momento las leyes de los hombres le hicieran pagar por todas esas vidas cegadas, por todas las ilusiones rotas, por todas las vidas trastornadas que, como bien dijo Salvador Allende, la felonia y la traición que él y los suyos representan, se encargaron de generar. Y esas leyes de los hombres seguramente iban a ser mas humanas, algo que el Cerdo no concebia, y lo iban a tratar con un humanismo que el Cerdo jamás tuvo ni para sus víctimas ni para los padres, hermanos, madres, hijos de ellos.

    Para los creyentes queda el consuelo del posible juicio ante Dios: lamento no tener, como creo que muchos, el consuelo de la religión para aceptar esto.

    Se quedan sus herederos y todos aquellos que lo sostuvieron y/o negaron sus crimenes a pesar de todas las evidencias y de todas las denuncias.

    Se quedan todos aquellos que se beneficiaron de sus crimenes, cobardes que a la hora dejaron morir solo al Cerdo desde hace algun tiempo y ahora dicen: “nosotros no sabíamos de sus riquezas malhabidas”. Cobardes entre cobardes, como el Cerdo que tuvo que finjir una locura que no tenia, con tal de escapar al juicio que le tocaba: justicia a la que el Cerdo no quiso someterse y que negó a los chilenos que torturó, que asesinó, que exilió. Y no solo a los chilenos: mexicanos, argentinos, uruguayos, bolivianos, estadounidenses,…, que sufrieron por su guardia de asesinos que en alguna epoca pretendió llamarse Ejército de la Nación, Marina, Aviación, Carabineros.

    Se quedan todos aquellos que ahora, aqui en México, como en muchos otros lados, no dudan en torcer sus propias leyes para emular, con las mismas razones y las mismas justificaciones, solo adecuadas a su propio entorno, la actuación del Cerdo.

    El Cerdo era la personificación de todo un sistema criminal. Y lo siguen siendo: él, Cerdo, y el sistema capitalista, criminal. Si de verdad existe la justicia divina como nos dicen los creyentes, junto a el Cerdo tendrían que sentarse muchos mas cuyos nombres muchos conocemos, de varias nacionalidades, que no tiene caso repetir y lastimar la vista de ustedes al leerla.

    Pienso que si el Cerdo hubiese sido juzgado, se le podrían haber dedicado las palabras siguientes, que a su vez fueron dedicadas a otro cerdo, uno de segunda categoria, pero tan criminal como el grande, argentino para mas indicios, Miguel Etchecolatz, después de haber sido sentenciado a cadena perpetua por los crímenes que cometió.

    Como ya no habrá juicio formal, me parece que la sentencia que me satisface mejor, en lo personal, esta puesta en la siguientes palabras que aparecieron en la pagina informativa ARGENPRESS.info y, aunque el Cerdo nunca participó directamente en las torturas, hasta donde sé, son tan válidas para Etchecolatz como para el Cerdo.

    Muerto estas, muerete bien, gran Cerdo.

    http://www.argenpress.info/nota.asp?num=034674

    Monstruo, sin la gracia de nadie.

    Por Elisa Rando (Especial para ARGENPRESS.info, fecha de publicacion: 22/09/2006)

    ¿Dónde cree que está?
    ¿A quién le habla así?
    ¡Cállese la boca!

    El Juez, en el Tribunal el día del juicio.

    Nunca te habían gritado así, matón cuartelero, con chaleco antibala y 250 voltios en el bolsillo… Y en el sobaco, tu sobaco: nueve milímetros flamante. Mejor, más liviana, más pequeña, más puntería, más precisa, menos ruido que la vieja matraca 45 de Lombilla y Amoresano: tus maestros… aprendiz de brujo fracasado.

    Tampoco nunca te hicieron bajar la cabeza, poner las manos delante de tu siniestra cara y ofrecer las muñecas al cana de turno, para que te las adornaran con cadenas…miserable¡

    Te humillaron tus discípulos. Para maestros como vos, alcanzan discípulos como esos…Y todavía te miraban con horror de súbditos acomplejados. Te temían. En el Tribunal, y todavía, te temían. Te estaban metiendo en galera por el resto de tus días aterradores, y te tenían miedo. Ese miedo escatológico. Te trataron como un señor. Cuando no eras, ni podías ser ya, más que un simple y retorcido vasallo de opereta, cartulina y hojalata. Simplemente un matón. Matón, para la desgracia de todos. Matón, que es, lo que en el fondo mejor habías aprendido hacer…siempre que tu víctima estuviera atada, encapuchada, lacerada,… y si era mujer, mucho mejor, para tu entretela de galán de corso romano, sin leones a la vista, ni aullidos en las gradas… en fin sin testigos, por si acaso… la desgracia.

    Pero, en el estrado de la Justicia, nadie te torció la cara de un guantazo. Ni te dobló un mal puntapié en el final de tu espalda. Tus manos no temblaban de enfermedad ni de vejez, sino del miedo infinito, ridículo, inservible, de cobarde que grita sólo dentro de una tanqueta de la cana federal. Nadie te aplicó la picana en tus plantas, te metió un palo en el extremo de tu intestino, devorador de inocentes sin causas ni prontuarios. Nadie sacudió tus testículos de sátiro ufanado, con el cable pelado de una plancha. Nadie cubrió tu cabeza de nazi trasnochado con naylon mugriento de letrina ni sumergió tus ojos de pájaro asustado en tus propios orines. Cerdo inmundo.

    A vos sí, la vida te dio sorpresas. A tus victimas, sombras…para siempre. Desaparición de fantasmas: buenos, ilusionados, rebeldes, inmolados en las “sesiones” de picana con responsos de trompadas. Tus trompadas. De cadenas y voltios sin la menor de las piedades. Cables pelados sobre elásticos húmedos. Final de rebeldías para quienes sólo querían conquistar la superación del hombre y de la vida. Tronchaste las flores. Era ya prudente que descubrieras las espinas.

    Cuerpos desnudos, sudor frío…muerte segura,…mandíbulas abiertas a trompadas. La verdad, fuiste un hombre “valiente”. Te rodeaste de “hombres muy valientes”. “Tus valientes” de cada turno, siempre cumplieron “ordenes valientes”, sobre cuerpos atados, mujeres embarazadas, niños llorando sin consuelo en las sombras de calabozos oscuros, siniestramente oscuros. Nada había en tu entorno que fuera luminoso.

    Tus risas, tus locas carcajadas atravesaban muros, invadían pasillos, enloquecían torturados en espera y tu carcajada siniestra era siempre la corona que saludaba el grito de cada vagina reventada, de cada cabeza destrozada. Prototipo de valiente, vos y tus valientes camaradas de servicio. Servicios todos, al servicio de hombres del servicio. Santos servicios recibieron. Bendecidos por santos varones de hostias y estolas con vapores vaticanos. Justicieros trasnochados de vidas ajenas de hombres y mujeres decentes e insobornables. Ese fue tu gran servicio, a los servicios de la patria que se inventaron, para poder ser, para demostrarse a ustedes mismos que existían… Y que eran una legión de valientes. Así de grandes. Delincuentes miserables.

    Picana en pezones jóvenes. Pulmones reventados a culatazos. Cadenazos en las bocas de niños llorando sin consuelo, que sólo querían la leche tibia de la madre muerta ya, o quizás agonizante. Ese fue tu mejor servicio a la “Patria Idolatrada” A tu bandera azul del cielo, que soñabas con águila y sin sol.

    Creo, todavía, que habrás nacido de mujer. ¿Podrías sostener la mirada de tu madre sin caer de bruces a sus plantas?

    Pero como la gloria es generosa hasta para con monstruos como vos, quedate tranquilo en el penal que te toque de hospedaje. Creo que te habrás enterado, quizá con alegría de inaugurador de etapas, que de ahora en más, vidas como la tuya, crímenes como los tuyos, salvajes como vos y tus mandados, son Genocidas ante la Ley, ante los Hombres y ante tu Dios, que te miraba de costado y asustado, cuando quieres darle un beso.

    Yo creo sólo en los hombres. En los hombres buenos. Pero te digo a vos y a tus secuaces, que es mejor que aparezca Jorge Julio López, entre los vivos. Es mejor para el mundo, para la razón y la cordura, que volvamos a ver su cabeza cana y sus ojos verdes. Que apretemos entre las nuestras, sus tibias manos. Que podamos compartir su honradez y su compromiso con lo justo y lo sereno. Que siga cumpliendo años con su vida de militante honesto. Porque no hacemos amenazas, somos sencillos, pero… no incendien de nuevo la pradera, porque ahora, seguro, seremos todos fogoneros.

    A mis compañeros desaparecidos.

  3. Que curioso que tres dictadores/tiranos/asesinos se mueran casi al mismo tiempo y por causas naturales sin que ninguno de sus crimenes sea castigado.

    Augusto Pinochet
    Fidel Castro
    Luis Echeverria

    Aunque Echeverria no alcanzo los niveles de sofisticacion de los primeros dos, escapo a la ley y se le persiguio ya cuando no se le podia encarcelar como lo hizo Pinochet.

    Mientras Castro, quien probablemente ha sido el que mas miseria ha causado, se muere en el poder y con un grupo de tontos utiles que le queman incienso todavia.

    Pero bueno, peores tiranos ha habido. MaoTseTung, PolPot, Hitler y Stalin mataron millones y solo Hitler tuvo una muerte violenta. Los otros murieron de viejos sin pisar una carcel.

  4. Realmente es ridículo (e insultante para los chilenos) el comparar a Pinochet con Fidel Castro o Luis Echeverría. Con Batista (el dictador que los cubanos derrocaron en su revolución) sí me parecería: compararlo con Hitler o Stalin sería insultar a los millones de judíos y comunistas que mató el primero, o a los rusos y europeos que mató el segundo.

    Fidel es un dictador: de eso no queda duda, y tiene que caer (y debería ser castigado por sus crímenes). Pero la situación de Cuba (te lo repito, porque ya hemos discutido esto) no es sencillamente el de una isla en el Caribe que tiene un dictador: hay que considerar el papel que han jugado los Estados Unidos. No hacerlo es hacernos tontos.

    Al fin y al cabo Fidel Castro llegó al poder en una revolución apoyada por la mayoría de los cubanos, y muchos analistas sostienen que sigue siendo apoyado por la mayoría de los cubanos. Esto (si es verdad) no justifica los crímenes y las violaciones a los derechos humanos; pero sí es idiota compararlo con Pinochet, que derrocó a un presidente electo democráticamente y lo hizo apoyado por una minoría derechista en Chile y el gobierno de los Estados Unidos.

    De Echeverría también es insultante: hay de asesinos a asesinos. Mientras que creo que Echeverría sí merece la cárcel, no hay punto de comparación con Pinochet.

    Y por último, de los tiranos que mencionas, convenientemente olvidas poner a aquellos que puso o apoyó el gobierno de los Estados Unidos. De hecho, en general parecería que para ti no existiera ese país, cuando es el responsable directo e indirecto del mayor número de dictaduras y asesinatos si contamos después de la Segunda Guerra Mundial.

    Se me hace una visión muy parcial de la historia mundial.

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