La vida sana

Hace casi seis meses, tuve la torcedura más idiota de la historia.

En ese entonces corría; antes de entrar al IIMAS lo hacía casi diario, y conforme fue avanzando el semestre cada vez menos, pero sí lo hacía una vez cada semana o algo por el estilo. Corría más o menos una hora cada vez, sin muchos problemas.

A mí no me gusta hacer deporte. Nunca me ha gustado. Y mucho menos correr; es bastante idiota (yo al menos me siento bastante idiota). Lo hago porque me queda claro que lo necesito, y porque gracias a mis genes no necesito mucho deporte para verme bien.

Después de la torcedura, correr quedó descartado duran bastante tiempo. Al inicio apenas si podía caminar, y siguió doliéndome mucho después. Pero hoy, aprovechando que es semana santa y que desde hace un tiempo ya no me duele el tobillo, decidí volver a correr.

Corrí media hora. Mejor dicho, corrí veinte minutos, y caminé otros diez; se notó que no lo hacía en mucho tiempo, pero estoy contento porque el tobillo me reaccionó bastante bien, y no me duele ni nada. Y no estoy muriéndome del dolor después.

Además, fue un buen pretexto para usar el arm band de mi iPod.

Un comentario sobre “La vida sana

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *