Prince of Persia: Warrior Within

Cinco días después de obtener el platino en Prince of Persia: The Sands of Time, obtuve el platino de Prince of Persia: Warrior Within.

Esto podría parecer que contradice mi varias veces enunciado comentario de que no juego realmente tanto; pero en total me llevó seis meses terminar con The Sands of Time y siete con Warrior Within. Lo que ocurrió fue que empecé la primera parte, un mes después acabé la historia (pero no obtuve el platino) y comencé la segunda parte (estaba emocionado con continuar la historia). Meses después terminé Warrior Within (ahorita explico por qué), y cuando llegó la hora de sacar el platino decidí sacar primero el de The Sands of Time. De ahí la diferencia de unos cuantos días.

Como sea, Prince of Persia: Warrior Within forma parte de la misma triología que Prince of Persia: The Sands of Time.

Prince of Persia Trilogy

Prince of Persia Trilogy

Warrior Within deja mucho que desear, por decir lo menos, comparado con The Sands of Time. Mecánicamente el juego es muy similar al anterior (aunque mucho más inestable, al menos en mi PS3), pero la historia y el tono de la misma son decepcionantes si los comparamos con su predecesor.

Siete años después de sus aventuras en la primera entrega, el príncipe se ve obligado a huir de un monstruo hecho de sombras que lo persigue para desmorirlo, que era su destino por haber liberado las arenas del tiempo. Buscando cómo librarse del mostro, le informan que por haber estado jugando con las arenas del tiempo ha sido maldecido. El príncipe, bruto como es, decide ir al lugar donde crearon las arenas del tiempo: la (ingeniosamente llamada) Isla del Tiempo, donde vive la (!) Emperatriz del Tiempo, y evitar que las arenas sean creadas en primer lugar.

Todo el juego ocurre en la Isla del Tiempo, pero el príncipe debe viajar a distintas épocas de la isla utilizando portales para activar y desctivar mecanismos. Además el mostro persigue constantemente al príncipe, que sólo puede escapar porque al parecer el mostro no puede atravesar agua. La historia, como suele ser cuando hay viajes en el tiempo involucrados, es un sinsentido de proporciones bíblicas. Eso no me molesta, necesariamente.

El problema es que la historia transforma al príncipe del elegante, engreído y sin embargo entrañable muchacho de la primera parte, en un héroe de acción genérico de los noventas; mal afeitado, atormentado y permanentemente encabronado.

Prince of Persia: Warrior Within

Prince of Persia: Warrior Within

Farrah, la maravillosa princesa de la primera parte no existe en esta segunda entrega, lo que se medio justifica, porque justamente toda la historia del primer juego resulta en que la princesa nunca llegue a conocer al príncipe. El problema es que es sustituida por dos femme fatales genéricas de los noventas: vestidas de forma muy sexy pero que no tiene el menor sentido, que se portan com perras y completamente unidimensionales.

La primera es Shahdee, que trabaja para la Emperatriz del Tiempo:

Shahdee

Shahdee

Y la segunda es Kaileena, quien por supuesto resulta ser la Emperatriz del Tiempo:

Kaileena

Kaileena

La verdad no disfruté tanto Warrior Within. Sigue habiendo peleas con espadazos y hartos brincos por las paredes; pero hay mucho más énfasis en el combate y el príncipe puede ahora intercambiar armas e incluso lanzarlas. La metódica exploración acompañado de Farrah intercambiando comentarios coquetos queda en el pasado, para ser reemplazada por estar pelando con villanos genéricos cada que uno dobla una esquina (y los degenerados reaparecen, encima de todo).

Siendo justos, era difícil satisfacer las expectativas impuestas por el primer juego; pero el cambio de tono sí es tan brutal que incluso desconcierta. Por poner un ejemplo, la música del primer juego son instrumentos y vocalizaciones que evocan el medio oriente, mientras que la música del segundo es más bien metal con mucho énfasis en batería y guitarra eléctrica.

Por eso me tardé meses en acabar Warrior Within, además de que es de los juegos más inestables que he jugado en el PS3. No me arrepiento; no es un mal juego, nada más es algo completamente distinto al anterior y en general decepciona en comparación. Que, de nuevo, siendo justos era casi imposible que no ocurriera: el primer juego es literamente de los mejores que se han hecho en toda la historia del mundo mundial.

Como sea, sí fue algo hartante el sacar el trofeo de platino de Warrior Within; no porque fuera difícil, sino porque ya no quería jugarlo. Por suerte, es el único juego del Príncipe de Persia donde eso me ha ocurrido.

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