La Cumbre Escarlata

El viernes fui a ver Crimson Peak, porque la dirige Guillermo del Toro, porque sale Mia Wasikowska, porque sale Jessica Chastain, y porque sale Tom Hiddleston.

No me arrepentí en lo más mínimo. Se aplican las advertencias de spoilers regulares; y voy a contar toda la trama y el final, así que si no la han visto y planean hacerlo, guarden mi reseña para después.

Crimson Peak

Crimson Peak

Puta madre. Qué extraordinaria película.

Aunque creo que Mad Max: Fury Road sigue siendo la mejor película de este año, Crimson Peak es sin duda alguna mi favorita. Falta ver qué ocurre en diciembre con el episodio siete (que, conociéndome, probablemente supere a todas las demás), pero hasta ahora esta nueva entrega de Guillermo del Toro me ha satisfecho como espectador como no lo había hecho ninguna otra película en años.

La película no es perfecta. El diálogo es en varias partes, intencionalmente además, caricaturesco; la historia es descaradamente predecible (incluyendo el último misterio, que ni es último ni es misterio), y hay varios hoyos en la trama que, me parece, pudieron haber sido subsanados con nada más un mejor cuidado de la continuidad y en general del manejo de la historia.

Pero nada de eso importa, porque todo lo demás compensa cualquier falla, real o imaginaria, que la película pudiera tener.

En primer lugar, las actuaciones de Chastain y Wasikowska son espectaculares, la primera como la fría, calculadora y dañada Lucille Sharpe, y la segunda como la inteligente, fuerte e inmaculada Edith Cushing. En la trama las dos pelean por el amor y la atención de Thomas Sharpe, el hermano de Lucille; frente a la cámara las dos actrices pelean por ver quién se roba más escenas, y me parece que gana (por un pelo) la Chastain, con todo y la sobreactuación, porque el personaje es en sí mismo increíblemente sobreactuado. Pero nada más ver la batalla mental, verbal y al final física entre estas dos extraordinarias mujeres (que por supuesto son las que llevan los dos primeros créditos en el elenco) haría que valiera la pena ver esta película.

Tom Hiddleston en cambio aparece tan guapo y tan encantador que hasta yo quería casarme con él. El personaje es débil y fácilmente manipulable, abrumado al final del día por las dos formidables mujeres que dominan su vida; pero al mismo tiempo eso le da una fragilidad y una entrañabilidad que en el misógino mundo de Hollywood suelen estar reservadas para personajes femeninos. La subversión de genéros funciona espectacularmente bien en esta película, donde la increíble villana es mujer, donde la heroína es mujer, y donde los hombres deben ser generalmente rescatados.

Visualmente la película es bellísima, además de increíblemente tétrica y tenebrosa. La mansión donde Edith se muda con su flamante marido es, literalmente, oscura y decadente, pero aún así hermosa en su ruina y abandono. Los fantasmas que desesperadamente tratan de advertirle a Edith del futuro que le espera son espantosos, sí, pero van adquiriendo un aire de fragilidad y desesperanza que al final terminan por ganarse nuestra lástima y piedad. Y bueno, ni qué decir de la ambientación a inicios del siglo pasado, con el vestuario, carruajes y demás.

La historia, irónicamente, es lo más débil de la película, porque como dije arriba es predecible, consecuencia de lo simple de la misma. Pero lo importante de todo esto es que es una historia de amor; cosa que el material promocional y avances de la película no han conseguido proyectar. Crimson Peak no es una película de terror; es un romance gótico que ocurre tiene fantasmas como personajes. Los fantasmas no son los villanos, ni nada realmente qué temer; son almas atormentadas que tratan de advertirle a Edith que tiene que salir corriendo de esa casa de horror… y no de horror por los fantasmas, sino por la demente Lucille, que es la que toma todas las decisiones importantes en la misma.

Edith es una naciente novata escritora de novelas que involucran fantasmas, porque los ha podido sentir y ver desde niña que su madre murió, y que regresó a advertirle de la cumbre escarlata famosa. A su ciudadcita llegan los hermanos Sharpe, nominalmente buscando investores para poder restaurar las minas de barro rojo de las cuales son herederos, pero realmente van con la intención de conseguir una esposa acaudalada para Thomas, que no tenga ningún familiar vivo, y así ellos puedan quedarse con el dinero después de envenenarla. Es la cuarta vez que realizan el crimen, que en esta ocasión incluyó asesinar al padre de Edith de tal forma que pudiera pensarse que fue un accidente.

La mente maestra de la macabra operación, y la despiadada ejecutora de sus partes más horribles, es por supuesto Lucille, la hermana mayor de Thomas, que asesinó a su madre cuando la misma descubrió el oscuro secreto que compartían los hermanos… y el oscuro secreto que compartían los hermanos es, por supuesto, que Lucille había iniciado una relación sexual incestuosa con Thomas para poder dominar por completo al de por sí fácilmente manipulable muchacho.

Y porque está loca de atar.

Tanto era el control que Lucille tenía sobre Thomas, que él nunca consumó el matrimonio con ninguna de sus víctimas-esposas. Y probablemente hubieran continuado con su enfermizo modus operandi, si no fuera porque la hermosísima e irresistible Edith de verdad consigue que Thomas se enamore de ella.

El uso de incesto en la trama, por predecible que sea, consigue en general el objetivo de causar un horror y repulsión mucho más grande que el que pudiera causar cualquier fantasma. En casi todas las culturas existe un repulsión natural en contra de las relaciones sexuales entre hermanos, posiblemente porque aquellas culturas que practicaban la endogamia a nivel generalizado (no únicamente entre la realeza, como los faraones egipcios o la aristocracia parásita europea), terminaron por destruirse genéticamente a sí mismas.

El golpe emocional es tan fuerte que cuando Edith descubre a los hermanos (¡in fraganti!), en una de las mejores escenas de la película, le dice a Lucille “you are not his sister!“, a lo que la hermosa, lasciva y demente Lucille contesta (parafraseando) “Charming. Yes I am!” Y procede a tirarla de un balcón, porque les digo que a veces el diálogo es caricaturesco, y parece de telenovelas de Televisa que sin duda del Toro vio cuando era niño.

La película es extraordinaria. Salí fascinado de la misma; quiero volverla a ver, varias veces, y les recomiendo que hagan lo mismo. Sólo no esperen una historia de terror; es un romance, gótico, con una villana incestuosa demente, y fantasmas que tratan desesperadamente de salvar a nuestra hermosa heroína.

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