El Lobo de Wall Street

Hace seis meses fui con Mina a ver The Wolf of Wall Street.

Me pregunto si tiene mucho sentido que escriba acerca de las películas que he visto en los últimos seis meses, dado que probablemente ya todo mundo las vio, y varias de ellas de hecho ya las olvidaron. Pero dado que he reseñado todas las películas que he visto (estoy casi seguro) en el cine (no en DVD o Blu-ray) en mi blog durante su existencia, no veo por qué dejar de hacerlo.

Así que ahí va. Diría que se aplican las de siempre, pero a estas alturas no importa en lo más mínimo si menciono o no puntos importantes de la trama de la película.

The Wolf of Wall Street

The Wolf of Wall Street

La película me gustó bastante, excepto por un punto que mencionaré más adelante. Primero quiero comentar acerca de lo que mucha gente dijo de la película, criticándola por “alentar” o “aplaudir” el comportamiento idiota y desmedido del protagonista interpretado por Leonardo DiCaprio. Me parece que todo el mundo que dijo algo del estilo, no entendió el punto que Scorcese y DiCaprio querían hacer (y que, a mi parecer, lo consiguen).

La idea no es “admirar” o “envidiar” a Jordan Belfort. La idea es apiadarse de él; el tipo era (o es, como quieran verlo) un patético perdedor. Y obviamente esto no sólo a pesar de los millones de dólares que llegó a “tener” (me parece que el “dinero” en la bolsa de valores siempre debería escribirse entre comillas); es justamente por esos millones que se refleja lo pendejo, triste y fracasado del tipo.

Cualquier persona con un poquito más de inteligencia o de madurez hubiera sabido cuándo detenerse, cuándo convertir todos sus fraudes en dinero legítimo, y cuándo medirse en su estilo de vida; no por ninguna razón moral o de principios: sencillamente para poder seguir disfrutando su dinero. Y de hecho, parte del punto de la película me parece que es que este pobre lumpen idiota jamás llegó a disfrutar las ganancias de estar estafando gente honesta: todo el alcohol, drogas y prostitutas que utilizó sólo lo embrutecían (aún más) en lugar de poder realmente disfrutarlo.

Que es justo el punto que no me gustó de la película; dura como cuatrocientas horas, y una tercera parte de ellas se van en mostrar los excesos idiotas de estos ídems. Con una fiesta desenfrenada hubiera bastado; a la tercera la verdad ya me daba mucha hueva. Me recordó a alguien de mi adolescencia, que siempre me contaba sus chocoaventuras, y que éstas siempre podían resumirse (usando los términos que él usaba) así: “estábamos bien pedos, y fuimos por unas putas”. La primera vez que uno escucha una historia de este estilo, hasta divertido es; la segunda ya es cansado, y todas las subsecuentes son completamente prescindibles.

La película hubiera podido durar menos de dos horas, contar su historia, y transmitir su mensaje mejor, evitándonos el estar viendo el siguiente desenfreno de este pobre niño que descubrió cómo estafar gente, y lo aprovechó para robarse dinero, hasta que (como el imbécil que sin duda fue) lo agarraron.

Fuera de eso, la película es muy buena, y las actuaciones de DiCaprio y Jonah Hill nada más bastarían para que valiera la pena. Así que vayan y véanla… de nuevo, porque probablemente ya se les olvidó.

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