Titanes del Pacífico

Hace una semana y un día, fui al cine con Enrique y Juan a ver Pacific Rim.

Se aplican las de siempre.

Pacific Rim

Pacific Rim

Juan me comentó el año pasado cuando salió el primer avance, y nada más lo vi le dije: “mira; por fin los gringos van a hacer Mazinger Z”. No es exactamente así, pero por ahí va la cosa.

Pacific Rim es un homenaje, una parodia, una modernización y un poema de amor a las películas de mostros japonesas, y sus series de mechas, incluyendo obviamente a Mazinger Z, pero también a Robotech (o Macross, como quieran), Gundam, Voltron, etc., etc.

Tratar de ver algo más en la película es una pérdida de tiempo; por eso me extraña tanto que haya quien se queje de que los personajes son planos, o que el diálogo es malo, o que el héroe tiene el carisma de una caja de pañuelos. Es como quejarse de que la idea de que las mejores mentes de este mundo llegarían a la conclusión de que la mejor forma de pelear con los mostros es construir robotsotes para agarrarlos a madrazos es muy infantil.

Por supuesto es muy infantil, ese es el punto.

Nada más acabó la película, le dije a Juan que por primera vez en años, una película consiguió que me volviera a sentir un niño asombrado ante la imagen de un robot gigante tomando un buque de guerra y usándolo como bat de béisbol para partirle su mandarina en gajos a un mostro malo malérrimo.

De nuevo volví a tener ocho años y me sentí emocionado cuando el héroe (que por cierto, tiene el carisma de una caja de pañuelos) dice “elbow rocket!” (pero yo sólo oía “rocket punch!”), o cuando un mostro saca alas, o cuando el robotsote se acuerdan que tiene espadas en los brazos y le corta dichas alas.

La película son robots gigantes dándose de madrazos contra mostros gigantes, usando movimientos que bien podrían haber sacado de la lucha libre (mexicano al fin y al cabo, Del Toro). Es un homenaje a todos los programas japoneses de robotsotes que niños como yo vimos hace treinta años en la tele, y a las películas de mostros japoneses antes y después de ellos.

En ese sentido la película es extraordinaria, y esperar algo más de ella un sinsentido.

4 comentarios sobre “Titanes del Pacífico

    1. No he investigado mucho al respecto, pero me parece que es básicamente imposible (con los materiales en existencia) tener una madre de ese tamaño corriendo por las calles de Hong Kong sin que se desplome bajo su propio peso. Lo mismo para los kaijus.

      Y ni hablar acerca de que aparentemente la presión del agua no hace nada en los pilotos, que no tienen que hacer descompresión antes de salir a la superficie, que cargan a los jaegers con unos cuantos helicópteros, etc.

      Nada de lo cual, me parece, hace menos chingona a la película.

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