Treinta y seis

El pasado cuatro de mayo cumplí treinta y seis años. No había escrito al respecto primero porque se me acumuló una cantidad bestial de trabajo, y después porque tuve a bien matar a Xochitl como no la había matado en años. Creo que valió la pena; desde hacía años Xochitl era reiniciada automáticamente a las 00:05 todos los días, y me parece que con el último ajuste que le hice podremos evitarnos tener que andarla resucitando en automático diario.

Como sea; celebré mi cumpleaños con Mina y mis amigos, y me la pasé muy padre. El año pasado de mi vida tuvo una cantidad de altas y bajas enorme (además de que las bajas fueron muy bajas, y las altas fueron muy altas), pero siendo como soy veo más a las altas que a las bajas, y además ahorita siento que ya estoy en el camino correcto para terminar lo que dejé, por fuerzas de causa mayor, en pausa desde octubre del año pasado: ya doctorarme.

Y bueno, ya estoy oficialmente cuarenteando. Pero como siempre he sido de la idea de que la mejor década de los hombres son los cincuentas, no me preocupa en lo más mínimo.

Que venga el año que viene.

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