Los 500 GB

Hace unos meses se me murió un disco duro de 500 GB. No había nada ahí que no tuviera de forma redundante en otra máquina (y en algunos casos en varias otras máquinas), y lo que no estaba de forma redundante no era realmente importante para mí, o lo podía bajar de nuevo de Internet.

Todo, excepto varias decenas (si no centenas) de fotografías.

Mi galería en línea (la que acabo de actualizar, por cierto) la he tenido abandonada desde hace mucho tiempo. Regresé de mi primer viaje a Europa en marzo de 2009 con varias centenas de fotografías, y esto causó que me tardara mucho en catalogarlas y ordenarlas; mis subsecuentes viajes en 2010 agravaron la situación, y mi viaje monstruo de seis meses en el 2011 causaron que sencillamente dejara de pensar en que en algún momento de mi vida tenía que organizar mis fotos. Si lo hacía, terminaba tirado en el suelo en posición fetal respirando a través de una bolsa de papel.

Lo que terminó pasando fue que aventaba los nuevos archivos de mis fotos en varios directorios, y me olvidaba de ellos, sin jamás pensar “hey, tal vez sería buena idea respaldarlos”. Y entonces un día mi disco duro de 500 Gigabytes se murió, llevándose mi $HOME y otra partición que venía utilizando desde hacía años.

Esto ocurrió en las etapas finales de la escritura de mi tesis doctoral, así que no tuve tiempo de llorar por mis archivos perdidos. Mis documentos (incluyendo los de la tesis… y todos los demás) están triplemente respaldados en mi laptop, mi servidorcito Atom, y una máquina corriendo en una bóveda secreta debajo del océano Antártico, así que sólo cloné mis documentos en un $HOME vacío, y seguí escribiendo la tesis de doctorado.

No tiré el disco, porque pensé que tal vez un día existiría la posibilidad de recuperar la información en él.

Cuando acabé la tesis de doctorado, busqué en línea qué podía hacer para recuperar la información de un disco que estaba, aparentemente, morido. Debo resaltar que el disco duro en cuestión hacía los ruidos normales que hace un disco cuando se conecta y recibe poder, pero no aparecía en ningún lado: el BIOS de mi computadora no lo detectaba, y tampoco ocurría si lo conectaba por un cosito SATA→USB.

Internet no fue de gran ayuda, tal vez porque mi Google-fú no fue tampoco el mejor del mundo: básicamente pregunté “¿cómo le hago para revivir un disco duro morido?”. La respuesta en general fue que la mejor oportunidad (si no había click de la muerte), era agarrar el modelo del disco duro, y buscar en la red para comprar únicamente el PCB, el circuito (realmente una computadora chiquita) que está atornillado debajo. La idea era conseguir un reemplazo idéntico, y orar que con eso se pudiera recuperar la información.

Dado que ya entonces andaba corto de dinero, ni siquiera me pasó por la mente; por lo que leí había que pedir el famoso PCB a China, y nada más el envío iba a costar una lana, si es que acaso encontraba el modelo exacto que necesitaba, y sin ninguna garantía de que al final funcionara. Así que lo dejé pasar, y seguí con mi vida.

Que en este caso consistió en quedarme sin novia, sin casa, sin dinero y sin trabajo.

Cuando por fin me medio recuperé de eso, de las cosas que hice para distraerme fue actualizar y configurar propiamente mi media center. No recuerdo cuándo fue la última vez que platiqué de él, pero el año pasado lo cambié de Moovida a XBMC, que resultó ser de los programas más impresionantes en el mundo del software abierto que he visto en mi vida.

Organicé cuidadosamente mis series de televisión y mis películas, así como mi animé y mi música. Y cuando el polvo se asentó, resultó que el espacio libre en mis discos duros estaba peligrosamente bajo. Lo cual es obvio, porque había perdido 500 Gigabytes de espacio unos meses antes.

Cuando la situación se hizo insostenible, y al ver el ridículo precio al que han llegado los discos duros de 2 Terabytes, le hablé a Enrique y fuimos a que me comprara uno. El disco en sí mismo era necesario; pero además mi media center tenía un disco duro de 500 GB, y pensé que con suerte sería el mismo modelo del muerto, y por lo tanto que podría intercambiar los PCB de ambos, y milagrosamente recuperar mi información.

Así que el día que compré el disco de 2 Terabytes, agarré mi media center y lo abrí para cambiarle el disco. Cuando saqué el viejito, de inmediato vi que no me iba a servir para reparar el otro; son modelos distintos. Sin embargo, eso me hizo pensar que tal vez ahora no sería tan mala idea buscar el PCB del disco malo en la red, y eso hice.

Eso fue lo que debí hacer primero.

Resulta que ese modelo de disco duro en particular (de hecho de firmware) tiene un fallo muy conocido en la red: cuando un contador en el firmware llega a cierto número, el disco duro se apendeja y se queda ahí atorado en el estado “busy”, lo que hace que el problema sea mundialmente conocido como “Seagate BSY state”. Googléenlo, si quieren.

El punto es que en todos lados confirmaban que la información del disco estaba intacta, que era posible recuperarla, y de hecho que el mismo disco duro podía seguir siendo usado. El único problema es que necesitaba soldar un cable en especial para conectar el disco duro a un puerto serial, o canibalizar un cable de Nokia que ya tiene ese circuito integrado.

Hay una razón por la que no soy ingeniero: detesto estar peleándome con cablecitos. Por eso me ligué dos ingenieros el primer semestre de mi maestría para que con ellos pasara Arquitectura de Computadoras; yo me encargué de todo el software, y dejé que ellos se pelearan con el hardware.

Así que me puse a buscar el cable, un famoso Nokia CA-42, que para acabarla de amolar estoy seguro que tuve en algún momento de mi vida. En Amazon cuesta 7 dólares, pero no lo envían a México; en MercadoLibre está en 150 pesos, pero el envío cuesta otros 150. Así que me decidí ir al Centro a buscarlo. Lamentablemente sólo pude ir hasta hoy, porque estuve trabajando en un artículo hasta ayer en la noche. Y hoy es domingo, así que un montón de negocios estaban cerrados.

Por suerte lo encontré, pero vi con algo de temor que no era un cable de Nokia original, sino un clon chino, y ya había leído que a veces con cables no originales el procedimiento no servía. Como sea, lo compré (me costó 100 pesos), y regresé a mi casa. Voy a platicar muy por encima que es lo que tuve que hacer, pero pueden verlo a detalle aquí, aquí, o en el tubo, si les da hueva leer.

El disco duro seguía igual de muerto que meses atrás:

Disco duro muerto

Disco duro muerto

El PCB es lo que está debajo:

PCB

PCB

Lo quité:

PCB suelto

PCB suelto

Le puse un cartoncito encima de la cabeza, para que el PCB no se comunique con el disco duro, el mismo no responda, y entonces el firmware no entre en el estado ocupado:

Disco duro con cartón

Disco duro con cartón

Y volví a poner el PCB:

PCB con cartón

PCB con cartón

Después desmadré el cable de Nokia chafa, y lo conecté a un viejo cable para conectar CDs a tarjetas de sonido, para poder conectarlo fácilmente al disco duro:

Cable Nokia chafa

Cable Nokia chafa

Y finalmente prendí el disco duro, lo conecté por USB a la computadora con el cable, y comunicándome serialmente con él le mandé comandos para revivirlo. Pueden verlo a detalle en las páginas que ligo (y todo se puede hacer con Linux, sólo reemplacen Hyperterminal con minicom); la verdad no me importa mucho qué hicieran en particular los famosos comandos.

Lo que me importa es que funcionaron, y que recuperé mi disco duro.

Más importante aún es que toda la información en el mismo sigue ahí, y la estoy respaldando todita en este momento. Lo principal eran las fotos, pero de una vez estoy copiando todo, y a partir de ahora sí voy a mantener mis fotografías también triplemente respaldadas.

Y encima ahora tengo un disco duro extra de 500 GB. Y un cable Nokia chafa para hacer todo de nuevo, si acaso es necesario.

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