The Inheritance Cycle

Cerca de que saliera la película basada en la primera novela de Eragon, decidí leerla antes de que estrenaran la adaptación. Después, me chuté las dos siguientes: escribí al respecto aquí, aquí y aquí. Mi reseña de la película la pueden ver aquí.

Iba a empezar a leer la cuarta, cuando me percaté de que no me acordaba de ni madre, consecuencia de que no volví a leerlas nunca (señal de una mala calificación por mi parte; yo releo múltiples veces las novelas que me gustan). Así que me las chuté todas de corrido.

Las novelas están bien, supongo. Están medianamente bien escritas, los personajes (especialmente Roran Stronghammer, quien me parece el verdadero héroe, y Nasuada) son suficientemente entrañables como para que uno se preocupe por ellos, y la historia está entretenida. El problema principal que tienen las novelas es que en general no tienen un ápice de originalidad.

Siendo honesto, la cuarta novela sugiere un par de cosas interesantes para un trabajo de fantasía: la capacidad de los seres con magia de convertir instantáneamente materia en energía, creando básicamente lo que sólo puede definirse como bombas atómicas, con todo y contaminación por radiación; y una escena donde Eragon y Saphira vuelan tan alto que se percatan de que el mundo es redondo… que sin duda no ayudará a disipar el mito de que en la Edad Media la idea de una Tierra plana era generalizada.

Pero quitando eso, las novelas son una copia pasada por agua de todos los otros trabajos de fantasía que se han escrito en los últimos 500 años. Además el autor, Christopher Paolini, es ateo y fue educado en su casa por padres liberales; muchos mensajes que comunica la novela yo en principio estoy de acuerdo con ellos. Pero contrario a His Dark Materials de Philip Pullman, en las novelas de Paolini dicho mensaje es embarrado en la cara del lector todo el tiempo, de la manera más burda posible. Y por último agravio, Paolini pone referencias al Dr. Who en varias partes, que no vienen al caso de ninguna manera, y lo cual me pareció de pésimo gusto.

Dicho eso, sí disfruté leer las novelas, pero no creo volver a hacerlo nunca más en mi vida. Y una vez más entendí por qué le fue tan mal a adaptación cinematográfica de la primera novela, y por qué el proyecto se desplomó por completo evitando que saliera ninguna adaptación de las secuelas: sencillamente no vale la pena.

El mundo de Eragon y Saphira está simpático, y la historia está suficientemente entretenida como para que acabara de leer los mazacotes que son los libros; pero la verdad no me dejó un buen sabor de boca el haberlo hecho. Y como queja pendeja mía, le falta mucho romance a las novelas; el romance de Roran y Katrina es bastante simple, y el de Nasuada y Murtagh es demasiado poco en muy corto tiempo. El “romance” entre Eragon y Ayra es patético y lamentable; yo ni siquiera lo definiría como tal.

Paolini está chavo (es más joven que yo), y a lo mejor puede sacarle más jugo al universo que creó (lo cual es admirable, dada la edad a la que lo hizo… aunque haya inicialmente sido una mala copia de Star Wars). Con suerte, en los años venideros podrá explotar ese universo de mejor forma, o tal vez crear uno nuevo. Yo creo que sí leeré algo más que él escriba, lo cual me parece es alabo suficiente. Pero sí creo que hubiera podido terminar su ópera prima de forma mucho más espectacular, si hubiera sabido cómo.

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