Diría destino, pero no creo en él

Ayer fui alegremente a ver The Dark Knight. Llegué a la taquilla a las 8:00 PM, y pedí mi boleto para las 11:00 PM. Me dijeron que no había. Que sólo había boletos para las salas donde la pasaban doblada.

Y no voy a verla doblada, obviamente.

Desde que pedí mi mebresía, no había ocurrido que no pudiera conseguir boleto para una película que empezaba tres horas después. Me quedé como estúpido un minuto o dos, pensando qué podía hacer. Por supuesto lo más sencillo era irme; pero entonces me acordé que luego hay gente que aparta su boleto por teléfono o por Internet, y que no aparece a la hora que la función empieza.

Mientras que en teoría estos boletos se liberan media hora antes de la función, en la práctica lo hacen diez o quince minutos antes. Así que me fui a Ciudad Universitaria a aprovechar la conexión a Internet, y con la idea de presentarme en la sala una media hora antes de la función y ver si se liberaba algún boleto.

Qué bueno que hice eso; acabé teniendo una de las noches más agradables que yo recuerde.

Ahora sólo tengo que ir a ver The Dark Knight; ayer siempre no pude verla.

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