El TOEFL de Puerto Vallarta

Antes que nada, perdón por no tener nada nuevo en varios días y por no haber aprobado o contestado comentarios. No fue por ninguna razón rara; sólo no estuve conectado todo este tiempo.

Acabo de pasar un fin de semana bastante sui generis, por decir lo menos. Resulta que tenía que hacer el TOEFL para mis solicitudes a las universidades donde quiero hacer el doctorado: ya estoy en eso… de nuevo.

El TOEFL que tenía expiró en febrero de este año, y me vine a enterar la semana pasada. Por suerte el GRE dura 5 años, si no también tendría que haberlo hecho; pero el TOEFL era imposible que no lo hiciera. Y para acabarla de amolar, ya no había lugares para hacerlo antes del 15 de diciembre (fecha límite para varias de mis solicitudes) en el DF.

Ni en Querétaro, ni Puebla, ni Guanajuato, ni Morelia, ni en ningún lado relativamente cercano. El único lugar donde todavía podía hacerlo, era Puerto Vallarta. Así que con todo el dolor de mi corazón, tuve que sacrificarme y pedirlo ahí.

Ahora, mucha gente que no me conoce probablemente crea que estoy siendo sarcástico cuando digo que me tuve que sacrificar. No lo estoy siendo; a mí no me gusta la playa. No me gusta el sol, no me gusta la arena, y menos me gusta el agua salada. La combinación me gusta aún menos.

Pero tenía que hacer el TOEFL, y además de Puerto Vallarta sólo había lugares como Mexicalli o Yucatán… Vallarta era la opción menos lejana.

Primero intenté solicitar el TOEFL en línea usando la página del ETS. Por supuesto, el sistema se murió cuando estaba enviando la información de la tarjeta de crédito… dos veces, así que al otro día (el miércoles) hablé por teléfono. Después de cinco minutos de dar mis datos en inglés y explicar que el sistema de la página me había fallado, la señorita que me contestó la llamada me preguntó si quería que continuáramos mejor hablando en español, lo cual yo agradecí infinitamente y terminé de solicitar el TOEFL sin broncas. El jueves fui por los boletos de camión y algunas cosas para el viaje, y el viernes me fui.

Sólo que con la banda habíamos quedado de reunirnos aprovechando que Edgar está en México, así que en mi camino a la terminal pasé a darle un abrazo a Edgar.

Óscar, Yo, Erick y Edgar

Óscar, Yo, Erick y Edgar

Después de un trago con los cuates, ahora sí fui a la Terminal del Norte, donde tomé el camión que hizo doce horas a Puerto Vallarta.

Dado que eran doce horas de ida, y doce de regreso, decidí que era idiota el regresarme el mismo sábado, así que renté una habitación de hotel para regresarme el domingo por la noche a la ciudad. Fue chistoso, en la agencia de viajes en la terminal de Puerto Vallarta les pedí la habitación más económica que tuvieran, y resultó que era una con vista al mar.

Vista de la habitación

Vista de la habitación

Me bañé y descansé un poco del viaje de doce horas, y después fui a comer a un restaurante cerca de mi hotel, también con vista a la playa.

Vista del restaurante

Vista del restaurante

Mi examen era a las 6:00 de la tarde, con órdenes de presentarme a las 5:30, así que estuve baboseando un rato por Puerto Vallarta, y después tomé un taxi al lugar del examen (la “American School of Puerto Vallarta”… o algo similar).

El examen fue mucho más largo de lo que recordaba. Y ahora además piden hablar, y lo graban a uno con un micrófono; esa parte fue nueva para mí, y me puse algo nervioso, pero creo que contesté todo de manera coherente y con una pronunciación entendible. El resto del examen creo que me fue bien; pero ya no le ponen a uno los resultados objetivos. Antes, al final del examen le ponían a uno en pantalla cuánto iba a sacar en las partes que la computadora puede calificar (el ensayo y la otra pregunta de redacción evidentemente no las puede revisar la computadora); pero ahora no. Pero de cualquier forma creo que me irá bien; aunque claro no puedo saberlo a ciencia cierta hasta que salgan los resultados.

Después me regresé al hotel y dormí bien por primera vez en muchas horas, y al otro día fui a pasear por el Malecón, que me lo habían recomendado ampliamente.

Yo en el Caballito de Mar

Yo en el Caballito de Mar

Aunque ciertamente está simpático, sí prefiero más el de Acapulco.

Dado que hacía años que no me remojaba en agua de mar, decidí que era medio absurdo que estando en Puerto Vallarta no lo hiciera, y procedí a meterme al mar.

Yo en la playa

Yo en la playa

Después de unas cuantas horas, refrendé mi posición de toda la vida: no me gusta el mar. La arena se mete por todos lados, la sal se me pega en los pelos del cuerpo (que tengo muchos), y el sol pega constantemente.

Pero estuvo divertido, y satisfice mis requerimientos de agua de mar de aquí a los próximos cinco años. Si puedo evitar la playa en todo ese tiempo, no voy a quejarme.

Me metí a la alberca del hotel para quitarme cualquier resto de sal que la regadera no hubiera eliminado, y me fui de nuevo al Malecón a buscar dónde comer. Comí en la Bodeguita del Medio, donde pude tomar algunas fotos bastante padres de la puesta de sol.

Puesta de sol desde la Bodeguita del Medio

Puesta de sol desde la Bodeguita del Medio

Y donde comí un Camarón dos quesos que estaba delicioso, y me tomé un mojito igualmente rico.

Camarón dos quesos

Camarón dos quesos

Muy chido lugar; nunca había ido. Voy a ir a uno de los dos que están en la Ciudad de México, a ver si están tan padres.

Mi autobús salía a las nueve, así que recogí mis maletas del hotel, y me fui a la terminal de autobuses donde pude fotografiar a una chava bastante guapa. Lástima que por querer ser discreto le quité el flash, y entonces la foto no salió muy bien que digamos.

Guapa en la terminal

Guapa en la terminal

Y me regresé a la ciudad, haciendo de nuevo doce horas. Por supuesto cuando llegué y vi mi correo, resultaba que tenía que terminar un texto de forma inmediata, que fue lo que estuve haciendo ayer y por lo cual esta entrada la escribí hasta ahora.

En total estuve más o menos 60 horas fuera de la ciudad, 24 de ellas en un autobús viendo películas malas o tratando de dormir incómodamente. No lo recomiendo a nadie si pueden evitar algo del estilo.

Y bueno, esta semana tengo que seguir viendo lo de mis solicitudes (tres de ellas; otras dos las voy a enviar en enero o febrero), y preparar mi viaje a Guanajuato porque me voy ahí a un taller de investigación la próxima semana.

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