La boda de Omar y Paola

El miércoles 26 de octubre, Omar mandó un sucinto correo con el siguiente mensaje:

Hola a todos.

Me caso el viernes a la 1:20 en el Juzgado del Registro Civil No. 15 que está en el centro, sobre Donceles a media cuadra de Bolivar.

Pueden ir o no, como gusten.

Al día siguiente es el festejo y a eso sí insisto que vayan (tampoco me enojo si no, pero que conste que insistí).

La sorpresa no fue tan grande, porque el chisme ya me había llegado; el jueves anterior Omar había dado la noticia en la comida de los jueves (a la que yo no fui por joderme la pata). Una vez que se dice algo interesante en las antes mencionadas comidas, y yo tengo a bien perdérmelo.

El jueves en sí tampoco fue tan soprendente; en la comida, Omar, Juan y Enrique estuvieron viendo si podían transferirse cosas de la Palm y Pocket PCs con Bluetooth, y los problemas en la transmisión fueron el tema de conversación prevaleciente, no la boda. Para mí (que me llegó la noticia en la noche, por messenger), tampoco fue tanta sopresa, porque Omar ya nos había dicho por marzo que se iba a casar a fin de año. Claro que uno en general supone que fin de año suele ser como el 28 de diciembre, digamos; pero ciertamente en una definición más o menos flexible, finales de octubre puede caber dentro del fin de año.

Y al fin y al cabo lo que ocurre es que Omar y Paola vienen viviendo juntos desde hace ya más de un año, y que, conociéndolos, el que se casen no hace ninguna diferencia en nada. Excepto cosas estrictamente logísticas, como pagar menos impuestos, poder asegurar al otro en las chambas que ofrecen seguro al cónyuge, y que si Omar hace solicitudes a universidades para el año que viene y pide la beca, y se la dan, Paola puede ir (con 25% de la beca para Omar) como esposa. También tiene que ver con que es la única forma legal para preservar la especie, pero eso no lo supimos hasta la boda.

Como sea, el punto es que no creo que su vale por un matrimonio, también conocido como certificado de matrimonio, cambie en nada las relaciones entre Omar y Paola, entre nosotros y Omar, entre nosotros y Paola; y ciertamente tampoco entre nosotros con nosotros.

(Con “nosotros”; me refiero a U-{Omar,Paola}, donde U={x|x es un ser humano pensante}u{x|x es un ser humano que no piensa o lo hace mal}).

(Ya sé que se podría definir U de un sólo jalón; pero para mí siempre ha sido importante hacer notar que son dos conjuntos ajenos).

Para resumir lo que he tratado de explicar en todo este choro, es que básicamente a Omar y a Paola no les importa el estar casados o no. O no mucho. Creo. Su relación es independiente de ello; lo cual se me hace muy sano, por cierto.

O, aún en menos palabras, la boda fue un trámite. Lo que no impide que lo hayamos usado de pretexto para celebrar.

Omar y Paola

Omar y Paola

La boda fue (como se desprende del correo de Omar) en el Juzgado No. 15, y todos tuvimos bien a llegar a tiempo… excepto Enrique, pero eso es normal en él. Después de un periodo de espera no muy largo, donde básicamente esperaban Omar y Paola a la mamá de ella, pasamos con la jueza a que los casara.

Omar, Paola y la Jueza

Omar, Paola y la Jueza

La ceremonia en sí fue corta y al punto. Básicamente le preguntaro a cada uno si quería o no casarse, y nos preguntó a los demás si conocíamos de alguna razón por la cual el matrimonio no pudiera realizarse. Lo cual daba material para un montón de bromas muy buenas, pero que tuve la decencia de guardarme.

Después, hubo un montó de firmas y huellas digitales.

Firmando

Firmando

Huellas digitales

Huellas digitales

Y ya, Omar y Paola fueron seres sociales poseedores ahora del único medio legal de preservar la especie. Si voy y les digo lo ilegales que son para preservar la especie en el pueblo de mi papá, más de uno levantaría las cejas.

Los recién casados

Los recién casados

Cada vez que estoy en un examen profesional, al terminar quiero gritar “¡México, Pumas, Universidad!”, y seguir con la goya. Ocurre lo mismo en las bodas, parece ser.

Todos los invitados

Todos los invitados

Después pasamos a comer en el Bar la Ópera, recinto histórico del Centro Ídem de la Ciudad, y famoso principalmente porque Pancho Villa disparó un balazo ahí y el gújero está preservado hasta el día de hoy.

El hoyo de la bala de Villa

El hoyo de la bala de Villa

Al otro día (A.K.A., hoy), fue la celebración propiamente dicha, en el Casino Español (en el del primer piso, no el de la planta baja). Lo cual fue ligeramente anticlimático, ya que la boda ya había sido y ya habíamos ido a comer. Aunque claro, ahí sí fue gente que no pudo ir en viernes al medio día.

Y le pude tomar unas fotos al famoso Casino, que tiene mucho mármol y más candelabros.

Casino Español

Casino Español

Hay que repetir el punto, porque mucha gente no lo entiende. Así que lo voy a poner en negritas, con letra grande, y color rojo:


La boda no importa.

Yo no quiero más a Paola por haberse casado con Omar; ya la quería bastante antes del hecho. Omar y Paola seguirán viviendo sus vidas como lo han hecho hasta ahora, y casi todo seguirá siendo igual entre el íntimo grupo que formamos Enrique, Juanjo, Omar y yo. Las comidas de los jueves siguen igual que antes, y torceduras de tobillo aparte, no pienso perderme ninguna.

Pero nada de eso evita que yo sea un Drama Queen y que me alegre infinitamente porque Omar y Paola ahora tienen el único medio legal para preservar a la especie. Y aunque ya dije que la boda no cambia nada del mucho cariño que siento por Paola, y que desde el primer momento en que comenzó a formar parte de la vida de Omar (que fue mucho antes de casarse e incluso de que comenzaran a vivir juntos), yo ergo la consideré parte de mi vida, sí quiero aprovechar para decir algo que es completamente innecesario además de altamente ridículo. Pero es que si no lo hiciera así, no sería yo.

Bienvenida a la familia, Paola.

Geeks + Paola

Geeks + Paola

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *