La peor jugada política de la historia

Desaforaron al Peje el jueves, como ya sabíamos que ocurriría.

Ese día me di cuenta de que el Peje tenía razón; había que llamar a la movilización pacífica, y no quemar nada. Porque justamente eso era lo que querían los panistas; una masa de chusme enardecida, para poder culpar a la izquierda de que somos unos revoltosos.

Todo mundo se quedó apantallado del tamaño del mitin que hubo de apoyo al Peje antes de que fuera a la Cámara, y de que todo mundo se portó pacíficamente. Y conforme pasan los días (y no lo meten al bote), es cada vez más obvio que el consenso nacional e internacional es que son unos retrasados mentales los que decidieron esta jugada.

Así que, nada de quemar el Palacio Nacional. Al menos por ahora.

¿Qué va a pasar? No sé; me extraña que no hayan metido al bote ya al Peje. No tendría sentido que no lo hicieran. Pero es que tampoco va a tener sentido que lo hagan; están perdidos. No hay manera de que les salga bien el desmadre este en el que ellos solitos se metieron.

Si meten al Peje al bote (que es lo que tienen que hacer si siguen su misma lógica), la reacción popular e internacional va a ser abrumadora. Ya lo está siendo en este momento. Si no lo hacen todo este teatrito habrá sido para nada. Están realmente perdidos (y algunos encegados por el perverso deseo de meter al bote al Peje… como si la gente de izquierda no estuviérmos acostumbrados a eso).

Como sea, hay una marcha del silencio (chale, con lo que me gusta gritar) del Museo de Antropología al Zócalo. Yo ya pegué mis hojitas en mi carro llamando a la marcha, y vamos a ver de qué cueros salen más correas.

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