Graphite

Después de que el año pasado actualizara la máquina de mi oficina, decidí hacer lo mismo con la máquina de mi casa, que tenía casi cuatro años de haberla actualizado. Resultó esto en la máquina más poderosa que he armado hasta ahora (aunque sigo sin tener enfriamiento líquido; para mí no vale la pena el riesgo), pero aún le faltan componentes; quiero un nuevo teclado y tal vez un nuevo ratón. Pero todo el gabinete y el monitor ya han sido actualizados; y las bocinas Logitech X-540 que tengo desde hace años (y que ya les reparé el subwoofer una vez) siguen funcionando bien.

La nueva máquina es una maravilla; pero no es de lo que quiero hablar en esta entrada. De lo que quiero hablar es de Centurion.

Como ya he comentado anteriormente, mis máquinas cambian de encarnación pero no de alma; generalmente sólo transfiero el software del viejo al nuevo hardware y la computadora continúa funcionando igual en todos los aspectos, excepto siendo un poco más rápida. Así fue con Centurion desde que la instalé por primera vez, hace casi quince años en 2006; el nombre no fue porque estuviera viendo entonces Battlestar Galactica (aunque no estorbó): fue porque el gabinete que compré entonces era un Cooler Master Centurion 5, que en su momento era impresionante, pero que hoy en día es casi enternecedor.

Ese gabinete albergó una 4 o 5 encarnaciones de Centurion, en general sin dar ningún problema. No sólo el gabinete; la fuente de poder, un Real Power de 550W funcionó durante todo ese tiempo. Nunca me quejé del gabinete o fuente de poder; pero la última vez que actualicé Centurion, descubrí la nueva conexión para enchufes USB 3 y que mi fiel gabinete ya no soportaba. Conseguí un adaptador: no podía aprovechar los enchufes USB 3, pero al menos podía usar USB 2 con ellos; y ahí fue cuando decidí que la siguiente vez por fin actualizaría mi gabinete.

Y eso hice; para esta nueva computadora, compré un gabinete Corsair Graphite 780T. La cosa es un monstruo más alto, ancho y profundo que el gabinete Centurion y como dos veces más pesado.

Después de armar la máquina y transferir el alma de Centurio a su nueva encarnación, al iniciar Linux vi que el nombre de la máquina era todavía Centurion… y sentí que eso estaba mal. Creo que el nombre de Centurion debe pertenecer a la computadora que viva en ese fiel gabinete, que planeo seguir utilizando para servidores y cosas por el estilo hasta que se haga pedazos (que dado lo resistente que es, dudo que ocurra). Así que cambié el nombre de mi máquina de Centurion a Graphite, porque evidentemente no tengo imaginación.

Así que ahora mi nueva computadora (que es la misma instalación que he utilizado desde que estudiaba en la maestría) se llama Graphite y el gabinete Centurion irá a vivir en otro lado próximamente. Ese gabinete me fue fiel y no me falló durante más de una década; espero que su sucesor esté a su altura… que más le vale, porque salió carísimo.

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