Nuestra patética y perdedora oposición

Cuando hablo de nuestra patética y perdedora oposición, no lo digo con ánimos de ofender: es literalmente la descripción objetiva más adecuada para referirnos al menos al PRI y al PAN. El PRD ya desapareció, si quieren nada más a nivel federal; aunque espero que después de las elecciones intermedias de 2027, el partido del sol azteca deje de existir en absolutamente todas las entidades del país.

MC, por cierto, me parece que se puede salvar del título de esta entrada. Tuvieron reveses importantes, particularmente en Nuevo León; pero creo que podemos en general diagnosticar que les fue relativamente bien este 2 de junio. Si se desarrollan las cosas para el PRI y el PAN como todo apunta que se desarrollarán, MC podría ser el principal ganador y convertirse en la segunda fuerza política nacional.

Para cuando todos los nuevos gobernadores tomen posesión, MC de hecho gobernará más personas que el PAN: gobernará Jalisco y Nuevo León, que tienen más habitantes (14,937,664) que Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro (14,439,173 habitantes), que son los cuatro estados que terminará gobernando el PAN. El PRI gobernará nada más Coahuila y Durango (5,216,195 habitantes); y por supuesto el PRD no gobernará ninguna entidad, ni ahora ni nunca más. El Verde gobernará 2,931,052 habitantes en San Luis Potosí, y obviamente Morena gobernará el resto, 93,611,253 habitantes, el 71.39% de los mexicanos.

Porcentaje de habitantes gobernados por partido

Porcentaje de habitantes gobernados por partido

A mí me parece que el PRI va a desaparecer, pase lo que pase. Es un dinosaurio con cola muy larga y lleno de momias, muchas de ellas tratando de escapar desesperadamente al Verde o a MC. Alito además ya amenazó que quiere ser el candidato en 2030, y yo no veo cómo podría sobrevivir el viejo partido.

Esto no quiere decir que se irá gentilmente hacia la buena noche; puede ser largo y doloroso para todos los involucrados. Algunos preveían la muerte del PRD desde el 2012; muchos más desde el 2017, y ya ven, técnicamente aún existe a nivel local. Nada más por el hecho de gobernar Coahuila, el PRI yo creo que seguirá existiendo al menos hasta el 2029, pero es posible que su desaparición se alargue hasta bien entrados en los treintas.

Pero no creo que pueda sobrevivir.

El PAN yo sigo sosteniendo que no va a desaparecer, pero seguirá la trayectoria decadente que tiene desde hace casi un cuarto de siglo.

Votos por el PAN en elecciones presidenciales

Votos por el PAN en elecciones presidenciales

Sin embargo, alguien me platicó un escenario que podría implicar su extinción: hay un sector del PAN que quiere abrazar por completo la ultra derecha, en un afán de emular lo que hizo Milei en Argentina o Trump en gringolandia: enarbolar la criminalización del aborto, la oposición al matrimonio homosexual y la consigna de imponer a la religión católica como la oficial en México, como los pilares ideológicos del Partido Acción Nacional.

Si hacen eso, es posible (y yo digo que probable) que el PAN desaparezca. No creo que sean tan estúpidos: el Yunque es una organización casi secreta justamente porque el PAN sabe que hacer públicas las ligas de la organización fascistoide con el partido es una sentencia de muerte política en México. Gracias a Cárdenas y Juárez.

Pero incluso aunque mantengan a raya al ala ultraderechista, no creo que mejoren. Si compiten limpiamente, los principios panistas (y aquí hablo de los públicos, no los principios secretos fascistoides) nunca han sido apoyados por muchos en el país, porque no son principios dirigidos a las masas. Como ya he dicho muchas veces, al PAN nunca le han importado las masas. Si compiten suciamente, pues ya vieron lo que pasó este año.

Debo hacer notar que, en planes, proyectos y políticas, el MC es casi idéntico al PAN: sin embargo, hasta donde yo tengo entendido, no tiene ligas con ningún ala fascistoide de la política mexicana. A mis ojos, eso hace al MC como catorce millones de veces mejor que el PAN.

Pero esta similitud hace que una alianza entre el PAN y MC tenga sentido desde el punto de vista de un potencial proyecto de nación (si el PAN mantiene, como lo ha hecho durante toda su historia, a los fascistas encerrados en un clóset); pero MC se dio cuenta este ciclo electoral que no tenía el menor sentido aliarse con el PAN. Le va mejor solo, más aún si quiere venderse como un partido de “política nueva”.

Yo creo que esa sería una buena estrategia por parte de MC; pero es una estrategia con un techo seguro: a lo más que podría aspirar es a ser la segunda fuerza política nacional. No podría ganar elecciones presidenciales ni mayorías legislativas a nivel federal: no mientras exista el PAN. Mientras existan dos partidos que son alternativas de derecha a la Transformación, es inevitable que dividan el voto en todas las elecciones donde vayan separados. Y de por sí no son muchos votos.

Para acabarla de amolar, si van juntos, es muy probable que les vaya peor. Esa unión es más pobre que la suma de sus partes.

¿Qué más hay? No mucho, en este momento: hay algunos partidos locales en el país (muchos son remanentes que quedaron de partidos que perdieron el registro a nivel federal), pero la verdad no les veo muchas oportunidades de crecimiento.

Salinas Pliego ha estado amenazando de crear una fuerza política, de nuevo tratando de emular a Trump o Milei: y de nuevo, eso dividiría el voto de la gente que se opone a la Transformación y probablemente perderían de manera humillante, si acaso consiguieran el registro. No olvidemos a Eduardo Verástegui.

Claudio X. González dice que la alianza del corazón partido debe mantenerse. Dado que el PRI va en vías de extinción y el PAN continúa su decadencia, yo no le veo mucho sentido; pero además, ¿por qué le harían caso a alguien así? Si alguien les ofrece una estrategia y la misma falla monumentalmente, ¿no es señal de que es necesario buscar otro estratega?

Y por supuesto están los desconocidos que no conocemos; en una de esas ahí por el país está la semilla de una oposición nueva y original que realmente podría hacerle frente a la aplanadora de Morena: yo de hecho le veo mejores oportunidades a esto que a los patéticos actores políticos en la oposición que ya conocemos. La desventaja es que esta ruta implica que tardaría mucho más que la ruta que pasa por la oposición ya existente. Pero a lo mejor vale la pena un comenzar de cero: borrón y cuenta nueva.

Como sea, independientemente de quién quede para mantener las luces prendidas en el club de los no-me-gusta-la-4T, yo les tengo algunos consejos. Por supuesto pueden ignorarlos; pero yo de verdad creo que son buenos consejos y que deberían al menos escucharlos: allá ustedes si les hacen caso o no.

Primero: no basta con estar en contra de la Transformación. Hay millones de mexicanos que no les gusta la dirección a la que ha llevado al país la Transformación, pero son minoría (fuente: el 2 de junio). Si nada más ofrecen ser distintos a los que apoyan a la Transformación, no hay forma de que ganen, al menos a corto plazo. No es sólo qué no les gusta; es qué ofrecen a cambio.

Segundo: por lo mismo, atacar a la Transformación no puede ser su única estrategia. Aprendan de los errores cometidos este sexenio que termina: nada más pasársela atacando al gobierno de la Transformación y sus políticas no basta para conseguir votos. Tienen que ser propósitivos; no basta que sean nada más reactivos a lo que haga o deje de hacer la Presidenta, mucho menos si es universalmente negativo.

Tercero: sean honestos. Sé que muchos no lo quieren admitir, pero tal vez el principal talón de Aquiles del PRIAN fue que no eran capaces de ser honestos. Casi todos los ataques contra la Transformación en general y el Presidente en particular fueron hechos de mala fé. Repitiendo mentiras y engaños; queriendo inventar cosas malas, tergiversar cosas buenas y explotar de mala fé tragedias como Otis.

Cuarto: siguendo de todas las anteriores, necesitan un proyecto de nación. Yo sé que Jorge Castañeda dice que son pendejadas, pero les prometo que no. A la ciudadanía (que probablemente esté mejor informada de lo que ustedes creen) sí le interesa saber cómo planean hacer las cosas.

Y ese proyecto debe ser reconociblemente distinto a los proyectos de los gobiernos panistas y priistas de los últimos 40 años. En general no puede ser un proyecto que deshaga lo que ha hecho la Transformación, porque evidentemente ha tenido éxito; pero además mucho menos puede ser que reemplace lo que ha hecho la Transformación para poner de regreso las políticas de Peña Nieto, Calderón o Fox, todas ellas mucho menos populares.

Por definición también tiene que ser distinto a lo propuesto por la Transformación, porque si no, no existe una razón para votar por él: y además debe ser distinto a lo que ofrecían antes el PRI y el PAN.

No va a ser una tarea fácil. Xóchitl y el PRIAN nunca ofrecieron un proyecto alternativo de nación; a lo más fragmentos que eran literalmente refritos de las administraciones prianistas de las últimas 3 décadas. No ofrecieron un proyecto alternativo factible en parte porque ideológicamente no tenían nada en común los partidos de esa alianza fallida; pero también porque no tenían cuadros con la capacidad de elaborar un proyecto de ese estilo. Gente como José Ángel Gurría es incapaz de coordinar la elaboración de un proyecto factible de gobierno, es por definición un apóstol del neoliberalismo.

Yo creo que es de hecho el principal problema que tiene cualquier potencial oposición que aspire ganarle a la Transformación: el construir un proyecto de nación que sea significativamente distinto al de la Transformación y que además no sea regresarnos a los desastres del PRI y el PAN de finales del siglo pasado e inicios de éste. Además, es indispensable que dicho proyecto debe hacerse sinceramente pensando en el bienestar el país.

Del país, que por si es necesario repetirlo una y mil veces lo hacemos: el país es su gente. Si un proyecto de nación aparentemente pone en primer lugar beneficiar a la inversión privada, a los dueños de empresas, a los inversionistas, entonces al menos intenten de explicar por qué eso va a beneficiar al país, que repito, es beneficiar a su gente.

Reagan convenció a los gringos justo de eso. Y llevan casi medio siglo pagándolo.

Si existe un proyecto de nación, entonces es posible que exista un campeón que lo promueva, de preferencia alguien involucrado en la elaboración de dicho proyecto. Con suerte, existirán varios campeones: y de ese conjunto se puede destilar un candidato presidencial tomando en cuenta distintos factores, como son carisma, oratoria, poder de convocatoria, experiencia ejecutiva, que haya ganado con anterioridad elecciones; todos los factores que se supone un buen candidato o candidata deben de tener.

Y ese candidato debe hacer labor de campo desde ayer. Todo el tiempo.

No pueden esperar ganar la presidencia con un candidato que únicamente se reúna con empresarios u otros políticos. Un candidato presidencial tiene que recorrer el país y conocer a su gente, personalmente, cara a cara. De preferencia los 2,460 municipios y 16 alcaldías de la Majestuosa; pero si no es posible, al menos las capitales de las 32 entidades y las principales ciudades en cada una. Y yo digo que es quedarse corto; se deben incluir pueblos medianos y pequeños también.

Esto en particular jamás se le ha dado a los panistas: les da hueva y probablemente les dé asco, porque en general los panistas dicen “fuchi” a la población en general, y en particular a la de pueblos pequeños que con casi toda certeza serán pobres.

Los gringos hacen eso; hasta tienen un nombre para eso, retail politics. Hay gente que lo critica como que requiere demasiado tiempo y esfuerzo; pero ningún candidato presidencial gringo lo ha dejado de hacer nunca. No lo hacen en todo el país, por la demencia que es el Colegio Electoral; pero sí lo hacen siempre en ciertos estados. Hay quien todavía hoy sostiene que Hillary perdió en 2016 porque no hizo suficientes actos en Pensilvania.

Pero incluso si la oposición hace todo eso, si somos objetivos, a menos que Claudia haga puras pendejadas durante su sexenio, me parece que lo realista es suponer que van a perder en 2030; o al menos habría que reconocer que va a ser muy difícil que ganen. Incluso si hacen todo bien durante el sexenio de Claudia (que dado su comportamiento en estas semanas se ve difícil), sus probabilidades de derrotar a la Transformación son más bien bajas.

Esa labor va a ser de años, posiblemente décadas; como lo fue para nosotros: la izquierda participó oficialmente por primera vez en 1982, con Arnoldo Martínez Verdugo, pero la lucha realmente comenzó con el movimiento estudiantil de 1968. Fue medio siglo para conseguir que ganara la izquierda una elección presidencial.

Pero tienen que dar esa lucha: obviamente yo espero (y lo creo con casi absoluta certeza) que Claudia hará un buen trabajo, pero es posible que eventualmente Morena comience a hacer más pendejadas que cosas buenas. Cuando llegue ese momento (si llega), vamos a necesitar una alternativa para poder mandar al cuerno a Morena; pero si la oposición no se pone las pilas, vamos a continuar con Morena incluso si comienza a hacer pendejadas. Necesitamos una alternativa factible de verdad para poder reemplazarlo, no basta nada más que no sean Morena.

Y también es necesario aceptar que existe la posibilidad de que Morena no empeore significativamente en mucho tiempo. Como ya he dicho múltiples veces, Morena es más que un partido político: es un movimiento. Eso quiere decir que hay miles, posiblemente millones de mexicanos que están en Morena por un sincero deseo de que el país (su gente) esté mejor, no por un cargo o por beneficios concretos.

Si eso se mantiene, si las bases de Morena mantienen en control a su dirigencia, existe un escenario donde se vuelve básicamente imposible ganarle a Morena, exceptuando por algunas gubernaturas y alcaldías, y un cierto porcentaje del Congreso de la Unión.

Tengo 47 años: voy a llegar al quinto piso (a mis cincuentas) durante un sexenio donde la presidenta será de Morena. Existe un escenario no descabellado, donde el resto de mi vida natural mi presidente o presidenta sea de Morena. Si la oposición no se pone las pilas, este escenario se vuelve más y más posible.

Estos consejos que doy, obviamente me puedo equivocar: pero sinceramente creo que necesitan seguirlos, o al menos variantes de los mismos. Si durante el sexenio de Claudia sólo proyectan estar en contra de la Tansformación; se la pasan nada más atacando a la Presidenta y a su gobierno; son deshonestos en sus críticas y ataques; y por encima de todo son incapaces de presentar un proyecto de nación alternativo y factible, entonces les garantizo que van a perder en 2030.

¿Quieren 72 años de Morena? Porque así es como consiguen 72 años de Morena.

Y no estoy bromeando; Morena habrá controlado la presidencia al menos 12 años al final del sexenio de Claudia. Para llegar a 72 años nada más sería necesario ganar otras diez veces. Diez elecciones presidenciales más.

¿No quieren 72 años de Morena? Bueno, ¿qué van a hacer al respecto? Porque si sólo se les ocurre decirle “kks” o “tísica” a los presidentes; inventar cosas como “#narcopresidente” y “#narcocandidata”; y además no ofrecen un proyecto alternativo de gobierno que aspire a beneficiar a todo el país y que sea factible, les puedo garantizar que eso no será suficiente para evitar 72 años de Morena.

Necesitan ponerse las pilas, si no quieren ser una oposición patética y perdedora.

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