Un cuarto de siglo

Hace veinticinco años, un cuarto de siglo, la PFP entró a Ciudad Universitaria para romper la huelga que se había extendido más de nueve meses.

Además del fin violento de la huelga, la irrupción de la PFP a CU resultó en el arresto ilegal de cientos de estudiantes, trabajadores, profesores y uno que otro güey que nada tenía que ver (agarraron hasta agente que estaba haciendo ejercicio en CU esa mañana).

Esto a su vez resultó en una respuesta increíble por parte de la población que, incluso muchos que habían estado en contra de la huelga, exigieron que de inmediato nos liberaran, porque por supuesto yo fui uno de los tarados que terminaron primero en Camarones y después en el Reclusorio Norte.

(Hubo un puñado que querían que nos refundiéramos en el tambo por los siglos de los siglos, per sæcula sæculorum, amén; pero como normalmente suele ser en este maravilloso país, fueron muy pocos.)

He escrito múltiples veces de la huelga en este mi blog; no quiero repetirme todavía más de lo que de por sí ya he hecho. Pero sí quiero enfatizar algo que también ya he dicho varias veces aquí: lo que es la UNAM hoy en día, es indiscutiblemente en gran medida por esa huelga que, por muchos errores que hayamos cometido, consiguió mantener a la Universidad Nacional pública, laica y gratuita.

Y aunque probablemente sí es discutible, yo sostengo que lo que el país es hoy en día también es consecuencia, aunque sea parcialmente, de esa huelga. El periodo neoliberal en México llevaba 17 años en marcha cuando estalló la huelga, y la misma sin duda contribuyó a la derrota del PRI, en parte negociada por Zedillo y llevándose por las patas al tarado de Labastida, como él mismo reprocha en su nuevo libro.

Ese periodo neoliberal duraría todavía otros dos sexenios panistas que fueron incluso peores que los de Salinas y Zedillo; y culminaría con el triste sexenio de Peña Nieto, porque durante el mismo ocurriría la avasalladora victoria de Andrés Manuel en 2018, a lo que se seguiría la continuación de la Transformación el año pasado con la avasalladora victoria de Claudia.

La UNAM sufrió repetidos ataques durante todo el periodo neoliberal, comenzando con la huelga del CEU en 1986. Los “históricos” siempre han querido vender ese movimiento como que triunfaron completamente, que es obviamente falso dado que nuestra huelga de 1999-2000 fue necesaria: en retrospectiva, fue tan tibio el “triunfo” del CEU en 1986, que las autoridades federales y universitarias se sintieron confiadas de volver a intentar imponer las cuotas apenas unos años después.

En cambio, después de la huelga del CGH (repito, aún reconociendo el chingamadral de errores que se cometieron), nadie, literalmente nadie ni siquiera ha sugerido de nuevo la idea de instaurar cuotas. De hecho todos los candidatos a rector que ha habido después de la huelga siempre han afirmado que una de las más grandes fortalezas de la UNAM es que sea pública y gratuita.

Internamente puede haber muchas diferencias respecto a muchas cosas; pero para motivos prácticos la gratuidad de la UNAM (en los hechos si bien no oficialmente) se ha vuelto canon de casi toda la comunidad universitaria.

Y eso fue gracias a nosotros

Esto fue fundamental en el periodo en que el gobierno federal estuvo en manos de gente que no solamente nunca estudió en la UNAM, sino que por principio la detestaba; o peor, no les importaba. Esto le permitió resistir a la Universidad hasta el 2018, cuando llegaron al poder equipos que muchos de sus integrantes son egresados de la misma y que además sinceramente la quieren y se preocupan por ella (que se traduce en preocuparse por sus estudiantes, trabajadores y profesores).

Vamos, la presidenta no sólo es egresada de la UNAM; es lamentablemente egresada de mi Facultad. No sé si sabían, queridos lectores, pero todos los egresados de la Facultad de Ciencias son insoportables.

El martes se anunció la eliminación del examen de la Comipems (que era una demanda de múltiples grupos estudiantiles desde hace años), y una reestructuración de cómo se aceptarán alumnos de bachillerato en las universidades públicas en la zona metropolitana, en un sistema que intentará (vamos a ver qué tan bien o mal funciona) maximizar las oportunidades de que nuestros jóvenes puedan continuar con una educación universitaria.

La UNAM y el Poli tendrán para ellos un examen común exclusivo para aspirantes: externos en el caso de la UNAM, porque la gran mayoría de sus estudiantes a nivel universitario consistirá, como ha sido desde hace décadas y como debe de ser, de sus propios egresados de prepas y CCHs. En el caso del Poli poco más de la mitad de sus estudiantes universitarios son egresados de sus propios CECyTs y CETs, pero ellos deben hacer examen. La UAM a su vez implementará un pase reglamento para los Colegios de Bachilleres, que además de darles una buena oportunidad por omisión (además de que de por sí la Metro recibía a muchos egresados de los Bachilleres), automáticamente liberará algo de la presión para la UNAM y el IPN.

UAM, Poli, UNAM, unidos vencerán, compañeros. UAM, Poli, UNAM.

A mí me gusta el plan; pero habrá que ver cómo funciona. El punto es que entiendo la idea detrás de la medida y me parece que las intenciones son inherentemente buenas; pero esto no quiere decir que vaya a funcionar perfectamente. De hecho, probablemente haya múltiples problemas; pero pues se irá lidiando con ellos.

Lo importante es que el gobierno federal (y el local en la CDMX) se preocupa por la educación pública, contrario a básicamente todos los gobiernos del periodo neoliberal (1982-2018). Esto no quiere decir que esté “prohibida” la educación privada; pero no es preocupación del Estado y ni un peso del erario público debe ir a las escuelas privadas. Son negocios; que sobrevivan como sobreviven todos los negocios, bajo la ley de la oferta y la demanda.

Y esto se extiende a becas para estudiantes y estímulos para profesores e investigadores; están “comprando” un producto o trabajando para una empresa; no es el papel del Estado estar destinando recursos públicos a empresas.

Por el bien de todos, primero los pobres.

Y los pobres casi todos estudian en el sistema de educación pública; del cual yo soy orgullosamente producto de la misma. Nunca pagué por mi educación (excepto los veinte centavos semestrales en la UNAM: les digo que es gratuita en la práctica, si bien no oficialmente); y de hecho me pagaban cuando estudiaba el posgrado.

Básicamente esa pudo ser una consigna durante la huelga de hace veinticinco años: por el bien de todos, primero los pobres; aunque me gusta la alternativa que nos inventamos:

Porque sin la raza, ¿cómo va a hablar el espíritu?

La idea fue⧸es⧸será siempre la misma. La educación no es un producto; es un derecho. De la misma manera que debe ser con la salud, es un derecho que financiamos todos con nuestros impuestos y que el Estado está obligado a garantizar que sea de la mejor calidad posible. O al menos que lo intenten, carajo; eso es lo que más nos desespera de la gente que se queja amargamente de que la salud y la educación en México están del nabo: en primer lugar, en general no recordamos que se quejaran cuando los gobiernos neoliberales estaban literalmente dándole en la madre a nuestros sistemas de salud y educación pública; y en segundo lugar, estos últimos dos gobiernos al menos lo están intentando.

Y por eso los vamos a seguir apoyando (junto con la gran mayoría de la población); incluso si fracasan miserablemente, los vamos a seguir apoyando mientras ellos lo sigan intentando. Mientras no salgan con mamadas como que se van a pagar seguros médicos para hospitales privados; o vales para cuotas en escuelas privadas; mientras el énfasis sea en reforzar a nuestras universidades e institutos públicos, a nuestros hospitales y clínicas gratuitas, los vamos a seguir apoyando.

Que nos encontremos en el séptimo año de la Transformación es resultado, como mencioné arriba, de la huelga de la UNAM de hace un cuarto de siglo. Si quieren nada más parcialmente; pero fue de los factores que eventualmente resultaron en que el pueblo de México decidiera que se necesitaba un cambio profundo y radical de cómo se gobernaba el país. De que era necesario transformarlo.

(Se puede discutir que eso decidió el pueblo desde el 2006; o incluso desde 1988… pero no recordemos cosas tristes.)

Yo estoy muy orgulloso de haber participado en ese movimiento, en mi cada vez más lejana juventud. Y todos los que participamos, lo hicimos aunque técnicamente el Reglamento General de Pagos no nos afectara: en un afán perverso de desmovilizarnos, la reforma de Barnés imponía cuotas a los estudiantes futuros de la UNAM, no a los que ya estábamos estudiando. No funcionó: miles nos movilizamos, porque entendíamos (y entendemos) que negarle la entrada a la UNAM a los estudiantes más desprotegidos (que hubiera sido, inevitablemente, la consecuencia de cobrar cuotas), era en los hechos equivalente a destruirla. Convenientemente, a casi todo mundo se le olvida mencionar este hecho cuando hablan de la huelga de hace veinticinco años: que los que participamos lo hicimos no por nosotros, sino por los estudiantes que nos seguían.

Si yo me encontrara de nuevo en la misma situación, volvería a participar en el movimiento sin dudarlo un segundo; incluso sabiendo que terminaría de nuevo en la cárcel. Porque por más errores que se cometieran y más innecesariamente doloroso que fuera el proceso, al fin y al cabo nuestro movimiento terminó en victoria. Si quieren una victoria casi pírrica, pero victoria al fin y cabo.

Se conjuraron las cuotas: la UNAM es y seguirá siendo pública y gratuita.

Porque sin la raza, ¿cómo va a hablar el espíritu?

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4 comentarios sobre “Un cuarto de siglo

  1. Eso de “Por la Raza Hablará el Espíritu” debería ya ser retirado como lema de la universidad.

    Primero, porque no significa nada. Significaba algo en la mente de Vasconcelos pero eso tenia que ver con una de sus ideas muy personales, que solo él entendía, si acaso.

    Segundo, porque Vasconcelos posteriormente se volvió simpatizante de los nazis. Tuvo una revista llamada “Timón” que empujaba ideas nazis en los años 30s. Un lema que habla de “mi raza” y escrita por un nazi. Como que no es buena idea.

    1. No.

      En primer lugar, que tú no entendieras el concepto de “raza cósmica” o “raza de bronce” no quiere decir que sólo él (“si acaso”) pudiera entenderlo; lo entendemos muchos. Es muy sencillo: nuestro mestizaje nos fortalece y nos permite luchar contra la opresión. De ahí no sólo viene el lema de la UNAM (“Por mi raza hablará el espíritu”), sino que se extiende a los conceptos de “la Raza” o “mi Raza” que se usan en todo México, pero mucho más en el norte y además en la comunidad chicana en Estados Unidos.

      En segundo lugar, que el tarado de Vasconcelos coqueteara con el nazismo no descalifica todas las cosas chidas que hizo antes; es como la gente idiota que sostiene que como la JK Rowling resultó ser una TERF, que Harry Potter ya no tiene ningún valor. Es estúpido.

      En tercer lugar, el mismo tarado de Vasconcelos denunció el nazismo cuando la realidad del Holocausto se hizo irrefutable al final de la Segunda Guerra Mundial. Que el muy tarado no debió nunca coquetear con eso, y que se tardó en denunciarlo, creo que nadie lo discute. Pero eso no tiene nada que ver con el concepto de la raza cósmica que surgió muchos años antes.

      En cuarto lugar, de la misma manera que los mexicanos nacemos donde se nos dá la rechingada gana, el lema de la Universidad Nacional significa lo que a la comunidad universita se nos dé la rechingada gana que signifique. Y significa que por “mi raza”, en este contexto el pueblo mexicano (o latinoamericano, si quieres verte más incluyente) hablará el espíritu universitario, que va más allá de la excelencia académica o el frío conocimiento científico. El espíritu universitario es defender los valores y principios de igualdad y justicia social que siempre han caracterizado a toda la comunidad universitaria.

      Si esto a ti te molesta u ofende, te recomiendo te tomes un tecito de tila. Si funciona para calmar a “Karens” que se rasgan la vestidura cada vez que ven u oyen algo que no les gusta, probablemente funcione también contigo.

  2. La educación es una forma de inversión como cualquier otra.

    La educación es una mercancía o insumo que se usa para producir bienes o servicios que se venden en los mercados.

    Te educas después produces y después recuperas la inversión.

    Es como comprar un carro para ponerlo a trabajar de Uber y al final recuperar la inversión.

    Y como cualquier mercancía o insumo la educación no debe ser gratis debe pagarse.

    A lo mas, si hay gente inteligente que no pueda pagarla, por pobreza, etc, el gobierno debe darle un crédito a bajo interés por el gobierno, como se hace en Estados Unidos. El crédito se debe cobrar posteriormente con el producto de la educación. (como cualquier inversion)

    Pero los créditos educativos deben estar de acuerdo al potencial de los individuos. Pagar educación a una persona que no la aprovecharía seria una mala inversión y por lo tanto un desperdicio. En nada beneficiaria a la sociedad o al que recibe la educación.

    Gente inteligente pueden recibir un crédito para licenciatura maestría o doctorado dependiendo de que tan inteligente sea (eso ya se hace en alguna medida).

    La educación no debe estar disponibles a todo mundo. Por ejemplo, los tontos que no van a aprovechar la educación, deben recibir hasta secundaria o prepa, y después ofrecérseles la posibilidad de hacer otra cosa. La educación no es para todos.

    El romanticismo de que la educación tiene que ser “gratis” para todos y en todo lugar, es muy conveniente para ti que te has beneficiado de eso. Pero no tiene nada que indique que deba ser gratuita.

    De hecho la educación nunca no es gratuita, es pagada por gente distinta a la que se beneficia.

    1. No; no sabes de lo que hablas.

      Desde 1966, el pacto internacional en derechos económicos, sociales y culturales, adoptado por la asamblea general de las Naciones Unidas, reconoce que la educación primaria y secundaria (bachillerato) debe ser gratuita y universal, y que la educación terciaria (universidad y posgrado) debe:

      (c) Higher education shall be made equally accessible to all, on the basis of capacity, by every appropriate means, and in particular by the progressive introduction of free education;

      O sea, que debe irse introduciendo progresivamente la educación gratuita en los niveles altos. Es un derecho humano.

      Todo mundo que haya estudiado de esto (que tu descarada ignorancia muestra que no eres de ellos) está de acuerdo en que así debe de ser. Los países nórdicos en general, por ejemplo, ofrencen educación universitaria y posterior gratuita y universalmente: esto no quiere decir que todos la toman, por definición nunca es el caso (igual aquí en México). Los que llegan y (todavía más difícil) terminan son los que de hecho la obtienen.

      Es de por sí difícil llegar y finalizar una carrera universitaria, imponer restricciones económicas es no sólo cruel e injusto; es pendejísimo que un país haga eso. Sin una población altamente educada es imposible avanzar industrial, tecnológica y económicamente.

      Tus idiotas argumentos se podrían aplicar a la salud pública; es un producto, que paguen los ricos para estar sanos y que se chinguen los pobres. Es la misma idea estúpida de que la gente es pobre porque quiere; o que hay que cobrarles menos impuestos a los que más tienen porque si no es “castigarlos” por ser “exitosos”; y que además así los beneficios “gotearán” hacia la población más pobre. Es, literalmente, retrasado mental.

      Un país en general, pero México en particular, es su gente. La mejor inversión que puede realizar un gobierno es justamente en el país mismo; o sea, en su gente. Salud y educación gratuitas es invertir en el futuro del país mismo. Y la mejor inversión posible: con gente sana y educada las empresas saben que existe un mercado laboral donde pueden sacar trabajadores que van a producir más y mejor. Donde saben no habrá problemas porque los trabajadores están enfermos y mal educados. Eso atrae inversión y desarrollo; eso genera riqueza y bienestar.

      Si fuera como tú dices, por definición los únicos que se podría garantizar que recibieran una buena edicación serían los hijos de gente rica; los demás que se chinguen, ¿verdad? Qué pendejos son, por qué no nacieron en una familia con dinero.

      Es una forma de pensar cruel y clasista; pero además es PENDEJÍSIMA.

      Por último, en una democracia ganan las políticas que favorezcan la mayoría. Y en una sociedad capitalista, por definición, los que tienen menos son mayoría. Así que para que las cosas fueran como dicta tu mentalidad idiota, tendrías que convencer (realmente enajenar) a la mayoría de la población que más se beneficia de la educación pública (aunque realmente nos beneficiamos todos), de que votaran en contra de sus propios intereses. Ha ocurrido en el pasado; y puede volver a ocurrir, pero dado cómo se ve la situación actual tendría que haber un cambio tectónico en la vida política nacional. Entonces probablemente tu manera pendeja de pensar nunca más vuelva a ser defendidad por nadie excepto por gente ignorante y que no sabe de lo que habla, como tú.

      Y eso también es, en parte, resultado de la huelga del 99.

      Ponte a estudiar al respecto y corrige tu ignorancia; o no lo hagas, no me importa. Pero en este blog no se te va a volver a aprobar un comentario nunca: justamente tuvimos que enfrentarnos a gente como tú hace un cuarto de siglo, y los derrotamos. Oí esos argumentos idiotas hace 25 años y no me interesa volver a oírlos; eran idiotas entonces y lo siguen siendo ahora. No me interesa en lo más mínimo lo que tenga que decir alguien que piense de forma tan pendeja como tú.

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