Hasta siempre, Presidente

Hoy a las 00:00 horas la doctora Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera presidenta de México en su historia. Habrá mucho qué escribir y analizar conforme su sexenio vaya avanzando y se generen victorias y fracasos.

De lo que quiero escribir hoy es de lo que implica el inicio del sexenio de Claudia, que es obviamente el fin del sexenio de nuestro querido Peje. Y tampoco es como que haya mucho qué decir; en general ya he expresado todo lo que tenía que expresar. Esto es sólo una despedida.

Andrés Manuel termina su sexenio con un nivel de aprobación básicamente nunca antes visto; con una población que por mucho confía mucho más en el gobierno del país; y con una percepción generalizada (por más que le duela a sus malquerientes) de que su sexenio fue, en lo general, un indiscutible éxito.

No fue perfecto, por supuesto; nunca nada que tenga que ver con humanos lo es. Quedó a deber en múltiples frentes, aunque también es innegable que avanzó muchísimo más que ningún otro presidente en el último medio siglo en casi todos dichos frentes donde quedó a deber. En varios de ellos nada más intentándolo; de las cosas más desesperantes de todo el periodo neoliberal de los gobiernos federales de México, es justamente que sencillamente abandonaron o ignoraron en la práctica muchísimas de las responsabilidades que un gobierno federal debe tener.

Y están por supuesto los intangibles; esos aspectos que son difíciles (si no es que imposibles) de medir, pero que a la mayoría de la población sí nos importan (y mucho). Cosas como la actitud del gobierno frente a otros gobiernos, como Estados Unidos y España; cosas como el lugar que se le da a nuestro pasado como imperio indígena antes de la llegada de los españoles; o durante la resistencia a las intervenciones extranjeras; cosas como enaltecer lo que sea que chingados quiera decir que somos mexicanos, y que es completamente distinto en Chiapas que en Chihuahua que en la CDMX, pero que es paradójicamente lo mismo para todos nosotros.

A lo mejor todas esas cosas les parecen a algunos de ustedes, queridos lectores, como irrelevantes, ridículas o incluso en algunos casos “incómodas” o “peligrosas”. Les puedo asegurar que para la mayoría del país (el país es su gente) no lo son; y que si ustedes lo ven así, probablemente lo hagan en detrimento de ustedes mismos, a menos que no sean mexicanos (obviamente) o cuenten con alguna otra nacionalidad (y no me queda 100% claro en ese caso).

Pero sí importan para muchos de los que únicamente contamos como identidad nacional a la mexicana; que somos, indudablemente, la enorme mayoría del país: más aún si contamos nada más a los que vivimos en México y participamos en su vida política nacional.

El gobierno del compañero ex presidente, Andrés Manuel López Obrador, significó un radical cambio de timón en un montón de cosas tangibles (las grandes obras, los programas sociales, el combate a la desigualdad), pero también en un montón de estos conceptos intangibles. Era algo que millones de mexicanos literalmente ansiábamos que nuestro gobierno hiciera y que agradecemos profundamente que el Peje comenzara a hacerlo. Esperamos lo mismo de Claudia y todo apunta a que así seguirá siendo.

Ahora nuestro Peje se nos jubila y desaparecerá de la vida política nacional. Los que viven en Disneylandia dirán que él seguirá manipulando todo desde La Chingada (el rancho donde se irá a vivir su jubilación), pero no podrán presentar ninguna evidencia concreta al respecto, porque sencillamente no va a ser cierto: si pudieran pensar sensatamente (que evidentemente no pueden, de ahí que vivan en Disneylandia), fácilmente verían que toda la historia política de México en general y de Andrés Manuel en particular le impiden que haga algo de ese estilo. Gran parte del legado por el que ha luchado literalmente toda su vida radica justamente en ser capaz de soltar las riendas del poder en el momento cuando discutiblemente más poderoso en lo personal es él.

Los que empujen la falsa narrativa de que AMLO no se va a retirar lo harán por varios motivos. Uno es sin duda alguna la misoginia que caracteriza a la derecha, particularmente la mexicana, donde en el fondo no pueden concebir que una mujer pueda detentar el poder con tanta legitimidad como lo hará Claudia. Otro es que literalmente han invertido años y millones en posicionar al Peje como su villano favorito, y literalmente es tiempo y dinero tirado a la basura en cuanto el compañero ex presidente salga del escenario por la izquierda. Relacionado con eso, les cuesta mucho aceptar (si no es que tienen pavor a la idea) de que el “problema” (para ellos) no es Andrés Manuel, sino todo el movimiento que encabezó y que ahora lo hará Claudia; quieren creer que si se va el Peje todo se solucionará, porque no pueden aceptar que él únicamente fue uno de los dirigentes (ni siquiera el primero; mucho menos el último) de un movimiento que lleva luchando décadas por un proyecto de nación, discutiblemente desde 1968. Como dicho movimiento continuará alegremente sin el Peje, estos imbéciles dirán que el AMLO debe seguir detrás del mismo porque, ¿cómo va a seguir movilizada esta chusma si no es liderada por su líder carismático, por su “mesías tropical”? Porque, repito por enésima vez, son también en el fondo profundamente racistas y clasistas.

No hay mucho qué hacer por ellos; yo planeo ignorarlos por completo.

Hoy comienza la presidencia de la doctora, y yo sigo entusiastamente optimista al respecto; le deseo lo mejor y estoy bastante seguro de que continuará la Transformación de manera inteligente y exitosa. Pero hoy realmente me quiero despedir del que fue mi primer presidente, en el sentido de que fue el primer ocupante de la Silla del Águila del cual no sólo voté por él, sino que me enorgullezco de haberlo hecho y de poder decir “ese cabrón fue mi Presidente”.

Hasta siempre, Presidente.

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6 comentarios sobre “Hasta siempre, Presidente

  1. Finalmente ya no vamos a tener que sufrir la cursileria del culto al Peje.

    Claudia parece inteligente y razonable. Aunque el Peje era mas un animal politico o politico fajador. Quie sabe si Claudia pueda replicar eso, o compensarlo con inteligencia o tecnica.

    Ojala tenga exito, y que se cuide de los enemigos al interior de Morena esos son los mas peligrosos.

    1. Suena como que si fuera un culto no terminaría nada más por dejar de ser Presidente. Como va a terminar (y al parecer tú mismo lo admites), entonces eso lo descalifica como culto, según yo.

      Pero cree lo que quieras; no es que hiciera bien su trabajo o que el pueblo de México sinceramente lo quisiera. Es que era un “culto”.

      Lo que te ayude a dormir en la noche.

  2. Para la 4T todo lo que contradiga al lider es de derecha, racista, clasista, o defiende privilegios.

    Esa tactica les ha funcionado en la practica, aunque se base en mentiras, demagogia y deshonestidad.

    Son pues, fieles seguidores del principio “aiga sido como aiga sido” o del otro principio “la moral es el arbol que da moras”

    No viven en Disneylandia, viven en Pejelandia.

    1. Ya se fue el Peje, ya no participa en la vida política nacional.

      Ya supérenlo.

      Aunque claro, en Disneylandia probablemente para ustedes siga siendo el “líder” que no acepta que se le contradiga.

      ¡Disfruta el reino mágico!

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