En dos semanas exactamente, tendremos las elecciones más importantes en la historia de nuestro país.
Decir que son las elecciones más importantes en la historia es una tradición que se repite durante todas las elecciones, porque paradójicamente siempre es verdad, por definición. Todas las elecciones son las más importantes, pero la que sea en turno es la más importante, que es a su vez igual de importante que todas las demás. Si eso no les hace sentido, yo no seré el que se los explique.
Siendo entonces, como son, las elecciones más importantes en la historia de nuestro país, es de suma importancia que dentro de 14 días salgan y emitan su voto. Por quien sea, pero que voten.
Si apoyan (aunque sea mínimamente) a la Transformación que se ha llevado a cabo bajo Morena, entonces es fundamental que salgan a votar este 2 de junio: sí, Claudia va a ganar, de calle; pero están las elecciones locales y legislativas, y cada una de ellas son, a la vez, igual y más importantes que la presidencial. Existen muchas alternativas para que reformemos a nuestro increíblemente corrupto poder judicial (es inevitable que ocurra), pero la más sencilla es contar con los votos suficientes para poder pasar las reformas constitucionales correspondientes. Además, entre mayor sea la ventaja de Claudia sobre nuestra desesperada y triste oposición, más legítimo y claro su mandato: es indispensable que todos los que apoyemos a la Transformación (por más sutilmente que lo hagamos) salgamos a votar.
Si no apoyan a la Transformación, entonces es fundamental que salgan a votar este 2 de junio: aunque sea inevitable que Xóchitl pierda, entre menor sea la diferencia de votos con Claudia, menos poder y capital político tendrá la nueva presidenta Morenista, y mejor posicionada estará nuestra desesperada y triste oposición para poder tratar de negociar lo que pueda llegar a negociar. Por no decir del poder legislativo: entre mayor sea la cantidad de legisladores opositores, aunque sean minoría, mayores las probabilidades de que detengan, maticen o retrasen las reformas que proponga la Presidenta Sheinbaum. O el mismo Peje, en las semanas que habrá entre que inicie labores la nueva legislatura y la inauguración de nuestra nueva Presidenta. Es indispensable que todos los que no apoyen a la Transformación salgan a votar.
Si no soportan a Morena y sus aliados ni al prianderré, es fundamental que salgan a votar para así manifestarlo. La verdad me ha sorprendido Jorge Álvarez Máynez; no tiene una propuesta factible, pero ha hecho una campaña bastante decente, si no por otra cosa al menos por no cagarla tanto como la Xóchitl. Si de verdad creen que la “vieja” política no tiene salvación y que la “nueva” política que asegún encabeza el abanderado de eMeCe es una alternativa viable, es indispensable que salgan a votar por él este 2 de junio.
Si de plano ustedes dicen que ningún candidato presidencial registrado merece su voto, en primer lugar no les creo: ¿han hecho algo, lo que sea, para que tengamos candidatos diferentes? Porque si la respuesta es no, entonces tienen exactamente a los candidatos que se merecen: pero si aún así no quieren votar por ninguno, al menos pueden ir a votar este 2 de junio y escribir el nombre de un candidato no registrado que según ustedes sí merezca su voto. Es una manera válida de protestar con su voto y definitivamente hace mayor impacto que no votar. Si de verdad consideran inaceptables todas las opciones disponibles, es fundamental que el día de las elecciones lo expresen votando el escribir el nombre de un cadidato no registrado.
Si de manera inverosímil consideran que absolutamente nadie en el universo se merece su voto, lo menos que pueden hacer es salir a votar este 2 de junio y anular sus boletas. Es una opción muy cobarde, si me permiten expresar mi opinión, porque justamente es tratar de lavarse las manos de un proceso donde no pueden lavarse las manos; pero al menos estarían participando en dicho proceso. Al menos están mostrando que su desagrado por los candidatos es real y sincero: si no votaran, bien podría confundirse conque ese domingo les dio flojera levantarse de la cama. Si de verdad ningún ser viviente en el universo los convence, es fundamental que así lo demuestren anulando sus votos este 2 de junio.
Votar por supuesto es lo que al final del día causa que las elecciones tengan el resultado que vayan a tener; pero yo considero que es igual de (si no es que más) importante el efecto que tiene sobre el mismo votante. Votar, incluso por alguien que va a perder, causa que nos involucremos y que nos comprometamos, aunque sea un poco: créanme, yo voté por candidatos perdedores durante décadas de mi vida. Es la misma razón que existe para movilizarse; incluso aunque no cambie “nada” (que no es cierto, siempre tiene un efecto, aunque sea pequeño o no el que se manifieste quiera), sí causa un cambio dentro del movilizado. Nada más por eso valdría la pena.
Y por todo lo anterior, si en dos semanas, este próximo 2 de junio, no salen a emitir su voto, contrario a su derecho y obligación cívica, yo sólo tengo una cosa que decirles:
Vayan a chingar a su reputísima madre.
Por supuesto, en México no es ilegal el no votar: en ese sentido tienen todo el derecho de no hacerlo. Y de la misma manera, yo tengo todo el derecho de decirles que vayan a chingar a su reputísima madre.
Son unos irresponsables en el mejor de los casos, y unos cobardes en el peor; son unos culeros que no consideran a los miles de mexicanos que literalmente sacrificaron su libertad y su vida para que nuestro voto pudiera valer de algo o (como en el caso de la CDMX) para que pudiéramos elegir a nuestros gobernantes en primer lugar.
Así que, en conclusión, mis queridos lectores: salgan a votar este próximo dos de junio. Por quienes ustedes decidan, estén o no en las boletas, pero voten.
Y si deciden no hacerlo, repito: vayan a chingar a su reputísima madre.

Y tu ¿vas a votar por Sheinbaum o por Xochilt?
Ja ja.