2018: Epílogo

Para sorpresa de absolutamente nadie, dadas las encuestas y la increíble incompetencia de las campañas de Ricardo Anaya y José Antonio Meade, Andrés Manuel López Obrador ganó de calle las elecciones este 1° de julio. La sorpresa fue la magnitud de la victoria: yo estaba seguro de que el Peje ganaría, pero me conformaba con un 46% de los votos; esperaba 48%; y soñaba con que alcanzara el 50%.

El Peje ganó las elecciones con más del 53% de los votos contabilizados (según el análisis estadístico del INE, es imposible que baje de eso), lo cual lo convertirá en el presidente más legítimo y con un mandato más claro de los últimos 30 años; si todos los mexicanos que votaron por alguien distinto al Peje o que anularon su voto hubieran votado por un contrincante único, AMLO hubiera ganado de cualquier manera. La última vez que algo remotamente similar ocurrió se supone fue con Salinas, que también “ganó” con más de 50% de los votos, pero el análisis histórico hace muy dudable que haya sido limpiamente. Encima de todo lo anterior, la coalición que lidera Morena consiguió una mayoría absoluta en el Congreso de la Unión. Sumen a eso que con casi toda certeza el PRI y el PRD se van a desfondar y muchos de sus diputados votarán con la coalición lidereada por el presidente electo, y entonces tenemos una situación donde impulsar reformas constitucionales es de hecho posible.

Todo indica que hubo fraude en todo el país para tratar de minimizar la victoria del Peje (compra y supresión de voto, principalmente); no me extrañaría que en una elección más limpia su victoria hubiera sido más amplia. Pero incluso con todas sus imperfecciones, hay que reconocerle al INE el haber realizado una segunda elección que vaya a resultar en cambio de régimen, esperemos real en esta ocasión. Estas elecciones servirán para que el Instituto recupere mucho de la legitimidad perdida después del fraude de 2006 y de la compra masiva de votos en el 2012, pero de cualquier manera se debe seguir trabajando para que no se viole la ley electoral en ninguna parte del país de ninguna manera. Por muy pocos que sean los votos que puedan resultar de fraude, siempre se debe buscar que sean cero.

Después del 2012, la verdad yo no le tenía mucha fe a la izquierda mexicana; y de hecho voté por el PT ese año, porque ya me tenía hasta la madre el PRD. Cuando el Peje anunció que crearía su propio “movimiento”, yo supuse que su carrera política estaba terminada y que era posible que no me tocara ver a la izquierda ganando unas elecciones presidenciales en el país. No podría haber estado más equivocado.

Después de las elecciones del 2015 (y de que un montón de conocidos estuvieran jodejode con que me uniera a Morena), comencé a darle el beneficio de la duda. Pero fue en noviembre de 2016 que vi que el Peje sí tenía una oportunidad real de ganar este año. Al otro día de que Trump ganó las elecciones presidenciales gringas, de inmediato me quedó claro que Andrés Manuel iba a llegar a la campaña con una situación nacional básicamente ideal para que ganara.

Y en cuanto se definieron los candidatos de las demás coaliciones fue que empecé a decirle a todo el que me preguntaba que el Peje iba a ganar, pero que no le dijeran a nadie. Literalmente como niño chiquito no quería que la cosa se chispeara y cuando me preguntaban yo respondía que el Peje iba a ganar, pero que no le dijeran a nadie. Por esa razón también tardé tanto en comenzar a volver a escribir de política en el blog; y cuando empecé de hecho fue con cosas muy generales, relativamente alejadas de la elección.

La situación que parecía ideal justo después de que Trump ganara por el mecanismo demente de Colegio Electoral que usan los gringos, y que mejoró más cuando quedaron claros que los tarados de Anaya y Meade serían los contrincantes del Peje, sólo fue mejorando y mejorando para Andrés Manuel y Morena. Si uno ve casi todas las encuestas, la preferencia a favor del Peje fue en aumento casi permanente. Hay que reconocerle su ritmo demencial de trabajo visitando todo el país y la labor impecable que realizó Tatiana Clouthier como Coordinadora de campaña.

¿Y ahora qué?

Yo estoy cautelosamente optimista de la situación. Ciertamente estoy convencido de que nos irá mejor con el Peje que como nos hubiera ido con Anaya o Meade; pero incluso creo que pueden mejorar algunas cosas. Ya no soy adolescente para creer que todo se va a resolver mágicamente, pero sí creo que en ciertas cosas (educación, salud, energía, seguridad, corrupción) en seis años es posible que el balance sea positivo. Posible, no seguro.

(Y más le vale al tarado del Peje tratar de legalizar la mariguana lo más pronto posible; es de las cosas más sencillas que podría hacer que son populares, que le quitan poder al narco y que me parece el mundo está llegando al consenso de que es lo más sensato.)

También me da mucho gusto que toda una nueva generación de mexicanos jóvenes, sus primeras elecciones presidenciales hayan resultado en un cambio verdadero; con casi toda certeza esto resultará en que sigan participando en la vida política nacional. Esperemos también que este cambio sea positivo; pero como digo arriba, sí lo creo posible. Soy inherentemente optimista, pues soy de izquierda.

Y aunque no siento una euforia como estoy seguro hubiera sentido en el 2006, sí estoy contento. No es una izquierda terriblemente progresiva la que llega al poder; pero sí es izquierda (más rosada que roja, pero izquierda). Más importante todavía, el triunfo de Morena y el Peje es el resultado de una movilización izquierdista que comenzó antes de que yo naciera; la izquierda es la que realmente consiguió la apertura política a nuevos partidos; la izquierda es la que consiguió que se instituyera el IFE (ahora INE); la izquierda fue la que ha gobernado a la CDMX desde hace más de 20 años con un balance generalmente positivo. No estoy minimizando el trabajo que el Peje y su equipo hicieron estos últimos seis años; pero sí se cuelga de un trabajo que comenzó realmente con las movilizaciones estudiantiles de 1968 y 1971 (si no es que antes).

Eso vale la pena celebrarlo.

Hacia el futuro nos esperan las responsabilidades que nos tocan a todos como mexicanos, pero que convenientemente muchas veces olvidamos. Debemos ser vigilantes del Peje cuando haga tarugadas (y sin duda alguna hará tarugadas); pero esa responsabilidad es todavía más fuerte para los que votamos por él. Cuando haga una estupidez, debemos ser los primeros en criticarlo.

Pero también entiendan los que no votaron por el Peje que no vamos a criticarlo por cosas que nosotros queremos que haga. Si logra echar para atrás las “reformas estructurales” o la reforma educativa, yo no voy a criticar al Peje; todo lo contrario, lo voy a aplaudir. Por eso voté por él, entre otras cosas.

Vamos a ver qué es lo que pasa; como les digo, me mantengo cautelosamente optimista. Pero hoy, hoy yo voy a celebrar que por fin ganó la izquierda una elección presidencial y que mis padres, luchadores de izquierda de toda la vida, pudieron vivir para verlo.

(Creé una página para agrupar todas las entradas de esta serie; la pueden ver aquí.)

Imprimir entrada Imprimir entrada

8 comentarios sobre “2018: Epílogo

  1. Me parece que AMLO se va a dedicar principalmente a los temas de corrupción e inseguridad. Estos no son temas de izquierda-derecha, sino más bien de competente-incompetente.

    Espero que le vaya bien. Es importante que la izquierda tenga la oportunidad de gobernar. Estoy de acuerdo en que hay que bajarle a las expectativas. Eso de que “la corrupción se va a resolver” sólo fue para ganar las elecciones.

    Por otro lado, creo que AMLO no va a poner mucho énfasis en lo económico o social. No es posible pensar en grandes programas sociales o re-distributivos sin incrementar los impuestos sustancialmente.

    Sin incrementar impuestos, para lo único que le alcanzaría es para dos o tres programas sociales simbólicos, al estilo de los programas sociales de gobiernos priistas, que pueden ser buenos, pero que no van a acabar con la pobreza ni hacer una revolución social,

    1. Lo mismo dijeron en la Ciudad de México. Y sin muchos problemas aumentó la recaudación de impuestos de 9,000 millones a más de 10,000 millones; sin aumentar impuestos. Sólo cobrando lo que la ley dice. A nivel nacional hay mucho más de dónde cortar. Si realmente te interesa, lee [1].

      Nada más teniendo una recaudación limpia, se puede obtener un montón de dinero. Por supuesto, es posible que no se lo permitan; pero como digo en la entrada, estoy cautelosamente optimista.

      [1] Carlos Urzua, el poeta económico de López Obrador

  2. @Juan Manuel B.

    Lo que mencionas me suena al ya clásico “no me salen las cuentas”, lo que de entrada supone que hasta el momento el erario público ha sido medianamente bien administrado. Es to implica al menos, lo que se ha recaudado se ha ejercido en los rubros que corresponden.

    Para mí esa es una suposición enorme, a sabiendas de los desfalcos documentados en casi todos los niveles del gobierno mexicano.

  3. Trabajé con Carlos Urzua y comparto casi todo lo que se dice en ese articulo. Sin embargo, hay que señalar que en eso de que se ahorraron 11,000 millones de pesos es una exageración. En varios casos fueron simplemente doble contabilidad y cambios de gasto que se presentaron como ahorros. Te doy un ejemplo real:

    Cuando Enrique Semo era secretario de cultura del D.F. el gobierno de Amlo redujo el presupuesto de esa secretaría en 50%. Ese dinero se sumó al monto total que Amlo presentó a la prensa como “ahorros que había conseguido”.

    Sin embargo, la reducción de 50% en el gasto a la cultura habría sido un escándalo, especialmente para la izquierda. Sin embargo, esos ahorros se usaron para construir la UACM y la educación puede verse como una rama de la cultura, La versión oficial es que se habían conseguido los ahorros y no se había reducido el presupuesto de cultura.

    Enrique Semo en una entrevista aceptó la lógica de esta doble contabilidad, pero unos días después renunció.

    1. Por supuesto que hay exageraciones. Y va a haber muchas más; de gente que trabaje con o apoye al Peje, y de gente que lo cuestione o ataque.

      El punto es que sí se puede recaudar más. Falta ver cuánto más. No me interesa lo que diga nadie, sólo me interesan los resultados concretos y el balance final

      Si es positivo (como en la Ciudad), me doy por bien servido. En particular si suben el presupuesto de la UNAM y el Conacyt significativamente.

  4. Gracias por tus posts!

    A mí también me sorprendió la ventaja con la que ganó Andrés Manuel y, la verdad, sí estoy muy contenta (hasta me fui al Zócalo jaja), aunque eso no quite las reservas que uno pueda tener.

    Me preocupa un poco que la gente que lo quiere ver fallar lo quiera hacer fallar a toda costa. La guerra sucia no se acaba aquí. También me preocupa el punto que mencionas acerca de cosas como la reforma educativa, pues la controversia y sus efectos secundarios son grandes distractores. Se trata de cambios importantes que no son triviales y tienen muchas consecuencias sociales. Si alguno de los componentes no sale bien, corremos el riesgo de que se pierda la confianza en él.
    Personalmente, lo que más me intriga es cómo va a ser su relación con el narco y los efectos de esto en la violencia atroz del país, que por alguna razón, me mueve más que a mucha gente que sí es capaz de ser un poco más fría o indiferente.

    Me encantó tu frase “Soy inherentemente optimista, pues soy de izquierda”.

    Saludos, Canek :)

    1. > hasta me fui al Zócalo jaja

      Yo lo hubiera hecho… hace más de una década. Ahora me conformé con quedarme en mi casita doliendo mi lumbago y artritris, viendo las noticias en la tele.

Responder a Verónica Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *