2018: El Estado debe intervenir en la economía

Después de estar vomitando mis ideas de por qué es necesario un gobierno (al menos en este punto en la historia), qué tipo de gobierno tiene México (una frágil democracia) y cómo podemos contribuir a fortalecerla (participando en la misma), por fin voy a empezar a explicar cómo me parece deben trabajar los gobiernos resultantes de nuestra débil democracia.

Debo enfatizar (una vez más) que no voy a decir nada que no haya dicho antes. Mis posturas políticas no han cambiado básicamente en toda mi vida; han evolucionado, pero en general únicamente en el sentido de reafirmar lo que siempre he pensado y en ser capaz de expresarlas un poco más inteligentemente (espero) que cuando era adolescente. También he dejado de lado mucho sentimentalismo adolescente; pero es que cada vez estoy más convencido de que en economía lo éticamente correcto es también lo mejor desde un punto de vista económico (si consideramos a la economía en su conjunto, no en participantes individuales o ni siquiera grupos grandes).

En particular con mis posturas políticas, siempre he sostenido que la única manera en que mejoraremos significativamente las cosas es a través de la vía electoral. En 1994, teniendo 17 años, viajé a Chiapas a participar en la Convención Nacional Estudiantil (paralela a la Convención Nacional Democrática) que organizó el EZLN. Regresé de ahí con dos muy claras convicciones: hay que hacer todo lo posible para tratar de garantizar la seguridad de los zapatistas y sus seguidores, porque si no los van a matar (fallamos miserablemente en varias ocasiones, siendo tal vez la más vergonzosa y cruel la masacre de Acteal; pero dadas las circunstancias se ha hecho lo que se ha podido); y hay que apostarle a la vía electoral, porque lo que ofrecen los zapatistas no sirve para el país en general.

Toda mi vida política ha sido terriblemente aburrida en ese aspecto; por más que he participado en movimientos donde he estado rodeado de gente que sinceramente cree en que una gloriosa revolución va a resolver todos nuestros problemas, jamás he dicho que la vía electoral es inútil. Todo lo contrario; en algún momento fui miembro registrado del PRD, fui representante de casilla de ese partido, y he votado en todas las elecciones que han ocurrido desde que tengo la edad legal para emitir mi voto (excepto en 2015, que fui a Grecia y por retrasado mental no noté que las votaciones serían justo en el fin de semana en que no estaba en el país).

Y sí, también apoyé (desde lejos excepto en 1994) a los zapatistas y participé en la huelga de los CCHs de 1995 y en la huelga de la UNAM de 1999-2000; a mucho orgullo. No se contraponen esas cosas; como yo las veo de hecho ni siquiera tenía muchas opciones: tenía que participar en esos movimientos y tenía que defender la vía electoral. Lo que por supuesto implica que desde 1997 (que fue cuando voté por primera vez) estaba suponiendo que vivíamos en una (muy débil) democracia; si no hubiera creído eso no hubiera votado.

Todas las entradas en esta serie no son una súbita revelación que tuve y que siento debo comunicar al mundo; es nada más plasmar en escrito lo que vengo pensando desde hace más de veinticinco años que comencé a interesarme en cómo le hacemos para maximizar el bienestar de la población mexicana. Porque para eso debe ser la política.

Como mencionaba en entradas anteriores, todos los gobiernos del mundo (no importa cómo se autodenominen y no importa si son o no democráticos) intervienen en sus economías locales (a distintos grados) y participan en la economía global (ningún país es autárquico).

Así que la cuestión es, ¿qué tanto debe intervenir el Estado? Para mí la respuesta es obvia: debe intervenir en todo lo posible.

Debe quedar claro que intervención no quiere decir control. Que el gobierno obligue a los fabricantes de automóviles a que sus motores cumplan ciertas regulaciones para evitar que contaminen mucho no quiere decir que el gobierno va y fabrica los automóviles. Si un empresario quiere intentar hacerse rico fabricando automóviles eso está chido; pero tiene que fabricarlos siguiendo ciertas regulaciones porque el libre mercado por sí mismo es incapaz de garantizar la seguridad de los consumidores a un ritmo humanamente aceptable.

Es así de simple. El libre mercado innova, el Estado regula. Y se aplica a todo; los juguetes para bebés no deben tener piezas que hagan que se ahoguen; los productos de limpieza deben tener instrucciones claras de cómo guardarse; los productos alimenticios que utilicen transgénicos deben especificarlo claramente para que los consumidores puedan elegir no consumirlos; etc.

Nada de esto implica nacionalizar o expropiar empresas. Sólo regularlas.

Por eso no he tomado un Uber en mi vida. Todavía no ocurre, pero Uber sencillamente va a ser regulado, va tronar o va a descubrirse que comete un montón de atrocidades; en particular contra sus conductores, al parecer. También es posible que ocurran las tres, por cierto. No existe la “autoregulación”, al menos no de manera que funcione realmente a largo plazo. El transporte público (incluyendo taxis) debe regularse, porque hay que garantizar que los conductores cumplan ciertas calificaciones etc., etc. Y sí, eso genera burocracia, y eso genera corrupción, y deben existir mecanismos para combatirlos; pero el libre mercado por sí mismo sólo promueve la avaricia de los dueños de los medios de producción: el Estado debe ser el contrapeso que garantice el bienestar de la población (o que al menos lo intente).

Estoy tomando, de forma muy explícita, un ejemplo que sé que mucha gente va a oponerse, porque en general los usuarios de Uber adoran Uber. Pero me queda claro que Uber no va a durar mucho tiempo; o al menos no de la manera en que existe en este momento. O bien lo regulan (como está ocurriendo en varios países de Europa) o bien truena.

Pero tiene que regularse, porque básicamente todo tiene que regularse. Y es la misma razón por la cual BitCoin va a tronar de forma espectacular, al parecer más pronto que tarde.

Hay gente que se opone completamente a la regulación gubernamental; que “detiene” la innovación, dicen. Si la “innovación” va a resultar en niños que nazcan deformes, yo prefiero que la detengan, gracias.

La otra parte de esta regulación por parte del Estado, son los medios que le permiten realizarla en primer lugar; la recaudación de impuestos. Y es de sentido común (sólo los economistas más dogmáticos pueden decir lo contrario) que simplemente deben pagar más los que más tienen. Y esto no quiere decir que si a todos les cobramos 17.3% de impuestos, entonces los ricos pagan más porque más tienen; no, entre más tenga (o gane) la gente, mayor porcentaje de impuestos debe de pagar, punto. Y obviamente se debe de cobrar más impuestos sobre las ganancias que sobre el dinero que se inyecta de regreso a la economía nacional; que es el problema que tenemos con los bancos, que ya todos (excepto Banorte) son extranjeros para motivos prácticos, y en varios casos generan su mayor ganancia aquí en México (y dichas ganancias tardan más en registrarse que en dejar el país). Y no, no van huir los inversionistas de México; siempre habrá gente dispuesta a invertir en un mercado grande (como es el de México) bajo casi cualquier régimen de impuestos. Estar de histéricos gritando que nuestros preciosos inversionistas se van a ir con su dinero es estúpido, porque ese dinero se está yendo de cualquier forma bajo las políticas actuales. Y va a comenzar a pasar con el petróleo si no echamos para atrás las “reformas estructurales”.

Por supuesto toda la regulación y recaudación de impuestos del mundo no sirven de nada si existe corrupción que se las brinca; y de hecho yo creo que ese ha sido el principal problema que siempre ha aquejado a México. Pero de la corrupción hablaré en otra entrada.

Para cerrar esta entrada, debo mencionar tres grandes áreas que siempre me han interesado, porque creo que son fundamentales en el desarrollo de cualquier país: educación, salud y generación de energía.

La educación y la salud no pueden someterse a las reglas del libre mercado. Son como la libertad: inalienables; de la misma manera que una persona no puede “venderse” a sí misma como esclava, aunque sea dueña de su vida y de su cuerpo. O si quieren un caso menos extremo: en México nadie puede vender (legalmente) su sangre; es ilegal, todas las donaciones de sangre deben de ser voluntarias. La educación y la salud las pagamos todos, porque es en el mejor interés de todos que la población del país esté lo más sana y educada posible. Especialmente con la automatización acabando con casi todas las labores que requieren una masa de trabajadores poco calificados.

Y no tiene nada que ver con un sentimiento jipioso de que seamos buenos con nuestros hermanos y hermanas y cantemos Kumbaya tomados de la mano; es una decisión fríamente económica: sale más barato. Sale más barato para el país (en su conjunto) pagar por la educación y salud de todos que lo que ocurre si lo dejamos en manos del libre mercado. Todas las evidencias históricas apuntan a esto; los países con mejores índices de educación y salud, ambos son fuertemente subsidiados por el Estado.

Mantener a su población (incluyendo migrantes) saludable y educada es la mejor inversión que puede hacer un país. Y de nuevo, desde un punto de vista fríamente económico: es la inversión que más ganancias a largo plazo va a rendir; porque además si todos le entran y pagan más quienes más tienen, ni siquiera sale tan caro. Que además sea lo humanamente decente es un agradable efecto secundario, no una razón para hacerlo.

Y la energía. Si México no tuviera tanto petróleo, yo no tendría problemas en que el mercado energético estuviera en manos de la Iniciativa Privada (pero de cualquier forma fuertemente regulado). Pero como tenemos tanto petróleo (más aún con los nuevos potenciales yacimientos descubiertos), es retrasado mental dejar la riqueza que literalmente vive en el subsuelo en manos de la IP. Si no hubiera sido por el petróleo y por Pemex, a México le hubiera ido mucho peor de lo que le ha ido.

Los problemas que siempre han existido con el petróleo y con Pemex, son que los gobiernos federales la han ordeñado sin invertirle jamás lo mínimo indispensable; y el problema crónico del país: la corrupción rampante. Las “reformas estructurales” no ayudan para nada con ninguno de esos dos problemas. La gente que esté esperando inversiones significativas por parte de la IP entrando al mercado energético están engañándose a sí mismos; igual que con los bancos extranjeros en el país, las empresas invertirán lo mínimo indispensable para maximizar sus ganancias, las cuales en general no se invertirán de regreso en el país que las generaron (o sea, México).

Y la corrupción seguirá mientras tengamos gobernantes corruptos.

Con el petróleo en particular y todo el sector energético en general, ahí sí yo siempre voy a abogar porque sean empresas nacionales; pero hay que darles independencia para que puedan invertir en infraestructura que ha sido abandonada por los gobiernos federales en las últimas décadas (¿cuántas refinerías ha construido Pemex desde 1982?)

Fuera de esas tres áreas el libre mercado (o sea, el capitalismo) en general está bien (o es lo menos peor), porque no hay alternativa factible en la actualidad. El Estado no tiene por qué estar fabricando suéteres o lavadoras; pero todo debe estar regulado. Y hay discusiones muy importantes acerca de otras áreas, donde se puede argumentar que tampoco deben dejarse (o al menos completamente) en manos de la IP; como la infraestructura de comunicaciones (carreteras, vías de ferrocarril, metro, etc.); las concesiones de radio, televisión y en el futuro es posible que Internet; etc. Pero en esas no me voy a meter yo a la discusión, porque casi no sé de esos temas. Si los quieren discutir en los comentarios, adelante, pero será entre ustedes porque a eso prefiero no entrarle.

De el papel del Estado en la economía y de educación, salud y energía, con gusto le entro.

En mi próxima entrada hablaré de corrupción y del crimen y la violencia, que como he mencionado van juntos con pegado. La verdad no sé mucho sobre esos temas, sólo generalidades; pero sí quiero mencionar un par, algunos relacionados con la educación. Y sólo por si fuera necesario mencionarlo, suelo hablar de educación no únicamente porque me parezca fundamental o porque me resulte interesante; a eso me dedico. Literalmente mi trabajo, por el que me pagan dinero para cervezas y todo, es educar gente. El título oficial de mi puesto de trabajo comienza con “Profesor”.

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14 comentarios sobre “2018: El Estado debe intervenir en la economía

  1. En Francia tienen un mejor sistema que combina subsidios del gobierno con medicos privados. Puedes ir a un doctor privado con un 50-100% subsidiado. Los más pobres no pagan nada, y puedes ir a cualquier consultorio. Cuando tienes una enfermedad grave, cancer u hospitalización, no pagas nada. Los que tienen más pagan más, el servicio es muy comodo. Debería de haber algo asi aqui en México.

    Ya chole con tanto maltrato en el IMSS. La verdad yo prefiero ir con el Dr. Simi que al IMSS. Una vez me dieron una cita para ecosonograma para despues de la fecha que nacia el chamaco.

    1. El problema no es el IMSS; es cómo lo han tratado los gobiernos federales en las últimas tres décadas. Yo no pisé un hospital privado hasta ser adolescente, y mis papás me llevaban al hospital cada semana porque como era hiperactivo me andaba cayendo de la azotea cada cinco minutos. Uno hacía cola, sin duda; pero el servicio era bueno.

      Todo eso lleva décadas yéndose al carajo. Justamente porque el gobierno no interviene como debe intervenir.

      Y que la salud (y para lo que valga, la educación) sean derechos no se contrapone a que haya alternativas privadas; sólo todo mundo debe tener garantizados servicios médicos de calidad sin necesidad de pagar. Lo cual por cierto forzaría a los servicios privados a ser todavía mejores y no tan caros.

  2. “¿qué tanto debe intervenir el Estado? Para mí la respuesta es obvia: debe intervenir en todo lo posible.”

    El estado debe intervenir cuando mejore las cosas. No podemos asumir que la intervención del estado sea buena per se siempre.

    1. En la economía debe intervenir, en la vida privada de sus ciudadanos no. Y no hay necesidad de suponer nada, si el Estado interviene para empeorar las cosas lo cambiamos por uno que intervenga para mejorarlas.

      Pero siempre debe intervenir. Los detalles son discutibles, pero el principio es innegable.

    1. Gracias por la liga. Varias cosas:

      1. Así no se puede tener una discusión; no puedes aventar un artículo y esperar que todos los interlocutores lo lean y lo comenten. Mi trabajo de por sí es “leer ajeno”. Te agradecería que tú con tus propias palabras hicieras una síntesis del artículo y explicaras qué quieres decir cuando nos pones la liga al mismo. Te lo digo porque me parece que el artículo básicamente concuerda conmigo.

      2. Heath es un promotor del estado de bienestar (Welfare State), bajo ciertas reglas; y uno de sus puntos es que Canadá se acerca a ser una utopía[1] justamente por la intervención del Estado. De la página de la Wikipedia de su libro:

      Canadians throughout their history have shown greater tolerance for government intervention than their American counterparts and Heath argues that it is for this reason that Canada is “as close to utopia as its gets”.

      3. El artículo habla de empresas dirigidas por el Estado y yo ya dije que no promuevo eso. Ni nacionalización ni expropiación. Pemex (y el sector energético) son un caso particular; pero justamente hago énfasis en que Pemex tendría que ser altamente independiente para justamente poder tomar decisiones que beneficien a la compañía (estatal), en lugar de que sea ordeñada por el Estado (que me parece es uno de los puntos de Heath y Norman respecto a la falla de varias empresas estatales en los 60s y 70s).

      4. El caso de Enron es justamente uno donde todo se fue al carajo porque el Estado falló en intervenir propiamente.

      De verdad me extraña me pongas como argumento a lo que digo un artículo de un autor canadiense cuyo modelo ideal de gobierno (similar al de Canadá) es casi idéntico al mío. Me encantaría que México tuviera gobiernos como los canadienses, con educación y salud altamente subsidiados y con muchísima regulación para restringir los peores efectos del capitalismo. En energía diferimos, pero no por mucho.

      Me parece (dime si me equivoco) que hay un problema de interpretación: cuando digo que el Estado “debe intervenir en todo lo posible” (mis palabras exactas), esto no quiere decir que el Estado debe intervenir absolutamente. Me explico: el Estado debe intervenir en todos los aspectos de la Economía, pero en muchos casos dicha intervención son simples cosas de sentido común (como que los frenos de los carros no hagan que éstos exploten). El Estado no debe intervenir en qué color deben tener los carros, o qué texturas deben tener sus asientos. Mucho menos el Estado debe estar fabricando carros. Es un ejemplo que puse explícitamente.

      En conclusión: repito, gracias por la liga; pero me parece que reafirma mis posturas (y el trabajo en general del autor principal sin duda lo hace).

      [1] The Efficient Society: Why Canada is as Close to Utopia as it Gets

  3. Estoy de acuerdo en que el “debe intervenir” implícitamente lo limitas a “siempre que contribuya a mejorar”. No creo que haya desacuerdo entre nosotros sobre esto. Obviamente, el gobierno directamente o indirectamente está en todo. Es como la CFE que está en todo porque la electricidad se usa para casi todo.

    El Welfare State es una cosa muy buena, pero debe hacerse de forma pragmática y sin dogmas, como lo hacen en Canadá y países nórdicos. Por dogmas me refiero a lo que dices que la educación y salud no deben someterse a las reglas del libre mercado porque eso sería parecido a la esclavitud. ¿de veras? A lo mejor quieres decir que no se sometan sólo a las reglas del mercado. Eso es una verdad de perogruyo, porque nada en esta vida esta sometido sólo a las reglas del mercado.

    Sería mejor decir que la educación y salud son importantes y que el estado debería intervenir para que todo mundo tenga acceso utilizando los medios más eficientes, ya sean el mercado, regulación, escuelas u hospitales públicos, subsidios, o cualquier otro esquema,

    La idea de que el estado debe dar la educación y salud directamente y pagando el 100% del costo en escuelas y hospitales de su propiedad es sólo una posibilidad entre varias. No hay que cerrarnos a otras posibilidades, más aun cuando lo que existe ahorita no ha demostrado ser un rotundo éxito.

    Por ejemplo, la alimentación y la vivienda. son muy importantes y se consideran un derecho humano.Sin embargo el 99% de la gente paga por ellos y se manejan bajo reglas del mercado. Aquí el estado es regulador de aspectos importantes y necesarios como el sanitario o los contratos. Sin embargo, el estado prácticamente a nadie le proporciona alimentación y vivienda gratuitos (Solo a Peña Nieto que vive y come gratis en Los Pinos).

    1. Me parece que estamos realmente muy cercanos en nuestros puntos de vista, sólo los expresamos de forma diferente. Déjame precisar: sí creo que el Estado debe ofrecer al menos una opción de educación y salud 100% gratuita (lo cual por supuesto quiere decir que lo pagamos todos), pero que el Estado ofrezca esa opción no quiere decir sea la única opción disponible. Además los estados federal y locales pueden experimentar con distintas combinaciones mixtas de inversión estatal y privada, y la Iniciativa Privada puede a su vez ofrecer sus propias opciones (eso nunca ha sido prohibido ni nada por el estilo).

      Pero siempre debe haber al menos una opción gratuita por parte del Estado; y ésta siempre debe aspirar a ser la mejor opción disponible. Y en el caso de la educación sí tenemos (al menos) un rotundo éxito; la Universidad Nacional Autónoma de México, que en los hechos es gratuita (sí, ya sé que hay subcasos específicos donde no, como el CUEC, pero hasta esos los haría yo gratuitos). Yo soy (orgulloso) producto de la educación pública en México; jamás pagué un centavo por ser educado. Al contrario, me pagaron desde que entré al posgrado.

      Por otra parte, el sector salud funcionaba relativamente bien hasta que lo abandonaron hace décadas. Lo milagroso es que todavía sirva de algo dado el trato que le dan.

      Ciertamente no había especificado que al decir que “la educación y la salud no pueden someterse a las reglas del libre mercado”, me refería a cosas como la educación general primaria y secundaria (que por ley son obligatorias) y que se ofrecieran opciones gratuitas para los niveles medio y superior. Nunca quise decir que toda la educación debe estar bajo el control del Estado; pero reconozco que no lo precisé como debía. Gracias por resaltarlo.

      Para terminar, espero que cuando hablas de dogmas no te refieres a mí en particular; porque todo el punto de esta serie es justamente no ser dogmático desde el plantear por qué necesitamos un Estado. Como tú yo estoy por un Estado de bienestar pragmático y sin dogmas, siguiendo los modelos canadiense o del norte de Europa. Expresar por qué es la razón de ser que tiene toda esta serie de entradas.

    2. Perdón por meter mi cuchara en conversación ajena. Sólo un comentario:

      > .Sin embargo el 99% de la gente paga por ellos y se manejan bajo reglas del mercado. …

      Este es un ejemplo donde el estado debe regular el mercado. La industria inmobiliaria se rige principalmente por la especulación, cuando no debería ser así. El estado debría proporcionar toda la información posible a los compradores y obligar a los constructores a proporcionar información también. el atlas de riesgos, el proyecto arquitectónico completo, el listado de materiales, los permisos de las diferentes dependencias gubernamentales (SEDUVI, SACMEX, Impacto ambiental, etc.).

      De esta forma el mercado no estaría basado exclusivamente en la especulación, sino también en la calidad de la construcción y la calidad de vida de la zona.

  4. Yo diría que hay aspectos de la economía donde el estado no sólo debe regular, sino tener el control.

    Concretamente, éstos aspectos son los que tienen que ver con lo que la constitución mexicana define como “recursos estratégicos” de la nación, que principalmente son recursos naturales (agua, territorio, mar, y el petróleo, hasta antes de la reforma energética).

    En estos recursos, considero un contínuo donde en un lado se encuentran las paraestatales, y en otro la conseción a particulares. En medio hay esquemas como el que se tiene para el espacio radio eléctrico, donde se conseciona una parte estableciendo obligaciones para los consecionarios (como donar un porcentaje de tiempo aire para mensajes del estado), y también se otorgan espacios para paraestatales, como el Canal 11, el Canal 22, o TVUNAM.

    El lugar en medio de este contínuo en cada caso puede discutirse, pero creo firmemente que el control del estado en los recursos estratégicos de la nación no debe perderse.

    1. En principio estoy de acuerdo contigo; pero también soy pragmático. Después de los destrozos que hicieron los gobiernos neoliberales en México (De la Madrid, Salinas y Zedillo), y de los peores destrozos que cometieron los gobiernos panistas (Fox y Calderón), tenemos que empezar a recuperar los que tú propiamente denominas recursos estratégicos. Esto no va a ser nada más de que cambie la presidencia o ni siquiera el poder legislativo. Hay intereses muy poderosos que sencillamente no se van a dejar tan fácil ser excluidos después de que los tarados en el poder de los últimos 36 años básicamente les ofrecieron todo en bandeja de plata.

      Por eso me centro en educación y en salud; creo que es relativamente sencillo construir un consenso alrededor de esos dos sectores, y hay una infraestructura existente (criminalmente abandonada en el caso de la salud) sobre la que podemos reconstruir fácilmente. Pero como digo en la entrada; me centro en educación y salud, pero hay discusiones muy importantes que tener en otros sectores.

      Aunque reafirmo que el Estado no tiene por qué estar fabricando carros o suéteres.

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