Normalmente después de haber visto la última película de Star Wars habría ido al cine para verla de nuevo. Pero como comenté en mi reseña de la misma, eso no va a ocurrir.
Así que en su lugar a finales de diciembre fui a ver Coco. Se aplican las de siempre.
No quería ver esta película. Por principio me suele caer mal la imagen que tienen los gringos de México y los mexicanos, y me parecía que la película sólo era una caricatura de México para atraer al público mexicanogringo a las taquillas y como carnada para premios de la Academia.
Luego comenzaron las reseñas y varios amigos me comenzaron a decir que estaba bien bonita y que era respetuosa y que al final todos llorábamos. “Ridículos” me dije yo, pero como Star Wars resultó ser terriblemente decepcionante para mí, por fin fui a verla.
Pasaron unos quince segundos antes de que estuviera berreando como niña chiquita. De hecho, me pasé casi toda la película berreando como niña chiquita.
No estoy de acuerdo en que los gringos necesariamente entiendan a México y nuestra cultura (explico más adelante); pero reconozco que la película al menos intenta ser respetuosa de ambos. Independientemente de eso, la película es un excelente regreso a las mejores épocas de Pixar, con extraordinaria animación, una música excelente y una historia que me hizo llorar como niña chiquita básicamente todo el tiempo.
Me encantó la película, pero no puedo dejar de mencionar algo que me parece no mucha gente ha dicho. Nada más sí quiero dejar claro que la película me gustó mucho y yo sí la recomiendo.
De las cosas que más me gustaron de la película es que Miguel es, de manera natural y obvia, sin duda alguna mexicano. Y obviamente no me refiero a la definición legalera, me refiero justamente a la serie de características que nos definen a casi todos los mexicanos como mexicanos y que de hecho es terriblemente difícil de definir precisamente en qué consisten.
Y el pueblo donde vive Miguel lo mismo, es un pueblo mexicano. Hay como quince millones formas distintas que toman los pueblos mexicanos: un pueblo en Chiapas es completamente distinto a un pueblo en Sonora. Pero uno nada más tiene que ver a cualquiera de los dos y decir: “sí, claro, es un pueblo mexicano”. El pueblo de Miguel (Santa Cecilia) cumple esto.
Así que estamos hablando de una película donde muestran a un niño indiscutiblemente mexicano viviendo en un pueblo indiscutiblemente mexicano… y que ninguno de los dos tienen nada que ver conmigo, y me parece con una proporción enorme de la población mexicana.
En primer lugar está la cuestión de la temporaneidad; nadie usa celulares, los discos son acetatos y las televisiones son CRTs, por lo que la historia bien podría estar ocurriendo en 1983. OK, no importa mucho. En segundo lugar está el hecho de que aunque sin duda una historia de México, no es una historia de mí México.
Es una historia del México de provincia.
Y eso está muy bien; es probable que la historia sencillamente no pudiera funcionar si no fuera así. Pero eso no tiene realmente nada que ver conmigo ni con muchos otros mexicanos.
Hay una historia que me gusta mucho comentar; cuando vinieron a visitarme Fred y Anna, mis cuates alemanes, cerca del final de la visita Anna me preguntó (después de estarlos paseando) si entonces México no era un país de primer mundo. Y yo me reí y le expliqué que no, sólo que los lados por donde los estuve paseando bien podrían dar esa impresión.
Y obviamente yo soy (ahora al menos) terriblemente privilegiado; pero no me refiero a una situación socioeconómica. La gente pobre de la Ciudad de México tampoco tiene mucho que ver con lo que Coco muestra. Pepe el Toro tiene mucho más que ver (y de hecho puede discutirse que es la representación cultural definitoria de lo que es ser chilango).
Así que la película es respetuosa de un México, pero ciertamente no de mí México. Mi México es aquel que si uno se descuida, podría dar la impresión de que estamos en el primer mundo. Y probablemente a nadie le interese hacer una película de realismo mágico acerca de ese México.
Sólo es algo que sí me interesaba comentar. La película me encantó y la recomiendo ampliamente; pero como es la película más taquillera de todos los tiempo en México, probablemente no sea necesario.

México no es la ciudad México es su gente pero es esa gente que sabe empezar desde abajo desde su cultura desde sus creencias desde su pueblo y desde su pensar soy orgullosamente mexicana y si COCO deja un gran mensaje en mi. Gracias por recordarnos donde vivimos .
“México no es la ciudad”
¿Alguien dijo lo contrario?
Sí, sí es la ciudad
No tiene mucho sentido lo que dices.