Leonora Carrington es una viejita chingona.
Después de andar dando vueltas por varias partes de Europa, incluyendo episodios desagradables con los nazis, Leonora Carrington terminó llegando a México donde, como le pasa a muchos extranjeros que llegan aquí, se enamoró perdidamente del país y de la Ciudad de México. Aunque principalmente de la Ciudad de México.
Es una pintora reconocida internacionalmente, sobre todo por ser de las exponentes más conocidas del surrealismo (junto con Salvador Dalí y otros güeyes del estilo), y a partir del miércoles en la noche se montó la exposición “Leonora Carrington en la Ciudad de México” sobre el Paseo de la Reforma, consistente en 17 escultras de bronce fabulosas y 50 “cajas de luz” con pinturas y fotografías suyas de toda la vida.
Como no tenía nada planeado para este sábado, decidí ir a darme una vuelta y tomar fotos. Pensé que me tardaría como una hora; pero me pasé casi tres horas dando varias recorridos de los más o menos trescientos metros del Paseo de la Reforma que utiliza la exposición.
Las esculturas son maravillosas, y la que más me gustó fue Horno de Simon Magus:
Aunque también me gustó mucho Cuculati I, II, III:
Estaba emocionadísimo tomando fotos, cuando me di cuenta de que mi MemoryStick no me iba a alcanzar para tomar fotos de todas las esculturas y además las cajas de luz. Por esa razón la camarita de mi Nokia N800 por fin resultó útil, ya que la utilicé para fotografiar los datos de cada escultura (y así evitarme el tomar notas), y al final para fotografiar los cuadros de luz que sólo consistieran de texto.
Hice un álbum especial para las fotos que tomé con el N800. La calidad muchas veces deja que desear, pero en general sirvieron para lo que las quería.
De cualquier forma mi MemoryStick no alcanzaba (incluso utilizando el extra que tengo de 32 Mb que venía con la cámara), así que a las cajas de luz las fotografié a sólo tres megapixeles; era eso o repetir el viaje. Necesito un MemoryStick de más capacidad; 256 Mb es muy poco para fotos de siete megapixeles.
Las fotos están interesantes; entre otras cosas porque era muy guapa la Carrington. Aunque pensándolo bien, sigue siendo muy guapa, a pesar de estar a punto de cumplir 91 años.
Pero lo realmente chido son las pinturas. A mí en particular me gustaron porque la Carrington tiene un sentido del humor fabuloso:
A 800×600 creo que no se nota, pero debajo a la izquierda del cuadro rojo hay un botón que dice “Emergencia”. Otra:
Como esas hay varias; y en varias de las cajas de luz hay frases de la pintora. La que más me gustó fue:
“Una vez un perro le ladró a una máscara que hice y ha sido el comentario más honorable que he recibido.”
La exposición está muy chida, si bien a lo mejor es más padre de noche. Yo preferí ir de día porque mis fotos con flash son órdenes de magnitud peores que sin él; pero de noche las esculturas se han de ver padrísimas.
De cualquier modo, sea cual sea la hora a la que decidan ir, vayan. Además se pueden dar un pase por Chapultepec.
Y si tienen suerte, como yo, descubrir una ardilla que se electrocutó por andarse metiendo a una caja eléctrica:
Pero ya en serio; la exposición está padrísima, va a estar hasta octubre, y por supuesto es gratuita. La Carrington es una pintora increíble y además una mujer que se enamoró de esta Ciudad (la única ocasión en que abandonó México fue en 1968, en protesta por la matanza de Tlatelolco); esta exposición es un homenaje que apenas cubre lo necesario, y ciertamente no lo suficiente.
Y es un buen pretexto para salir a pasear a esta hermosísima ciudad.
(Por cierto, si alguno de los encargados de la exposición lee esto, o lo pueden contactar, díganle que Caminata de domingo la pusieron al revés, reflejada de izquierda a derecha:
Igual y ahí no se nota, pero la firma de la autora está reflajada.)

Yo ya fui, de hecho fui a la inauguración, pero, lamentablemente, no me tocó ardilla electrocutada, ¡changos!
Sí está buena la expo, sólo que me parece excesivo que se diga que son esculturas de la Carrington cuando lo único que hizo ella fue un dibujito que desarrollaron sus achichincles.
Bye.