“…in me…”

I don’t believe in magic
I don’t believe in I-ching
I don’t believe in Bible
I don’t believe in Tarot
I don’t believe in Hitler
I don’t believe in Jesus
I don’t believe in Kennedy
I don’t believe in Buddha
I don’t believe in Mantra
I don’t believe in Gita
I don’t believe in Yoga
I don’t believe in Kings
I don’t believe in Elvis
I don’t believe in Zimmerman
I don’t believe in Beatles
I just believe in me…

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El día prohibido

Hace unas semanas llevé mi carro a verificar, y como ando con presupuesto limitado decidí no hacerle el servicio antes. Por supuesto, eso causó que por primera vez mi carro no pasara la verificación.

Decidí aguantarme este semestre, mientras me titulo y entro a trabajar, racionalizándolo de la siguiente manera: mientras no me titule voy a estar enclaustrado escribiendo la tesis, así que tener un día prohibido no es tan grave.

Lo malo es que, como mencioné en mi entrada anterior, uno pierde la noción del tiempo en el claustro, y hoy vine alegremente a CU a que Jorge me firmara unos papeles. Y Enrique me hizo notar que hoy es el famoso día prohibido para mi carro; no circulo los jueves.

Tuve una suerte enorme de que un tamarindo no me agarrara en el camino a CU; pero ahora estoy atrapado aquí hasta las diez de la noche, cuando podré volver a salir. Lo bueno que traje mi laptop, para seguir trabajando en la tesis.

(Que debería estar haciendo eso, en lugar de escribir en mi blog).

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Miércoles 2 × indio

Una de las desventajas de el claustro, es que se van atrofiando las nociones de tiempo y espacio. Bueno, espacio no, porque generalmente me la paso enfrente de la computadora escribiendo (o intentándolo); pero del tiempo sí. De repente ya no sé el día de la semana o qué hora de la madrugada es. Pero diré más al respecto en otra entrada.

La buena noticia es que ya estoy escribiendo. Tal vez no tan rápido como me gustaría, pero ya estoy escribiendo de forma regular. Por eso, y porque ya tenía la cabeza saturada, decidí ir al cine y aventarme un miércoles de 2 × indio, pero sólo con dos películas. Se aplican las advertencias de spoilers de siempre.

  • The Invasion
    The Invasion

    The Invasion

    Puta. Madre. Qué mala película.

    Fui a verla porque Nicole Kidman me gusta y me cae bien, y porque Daniel Craig me gusta más y me cae mejor. Pero de verdad, qué mala película. Es básicamente una película de zombies, pero con los zombies más aburridos de la historia, que en lugar de comer cerebros escupen (de verdad), y que para terminarla de amolar al final se curan.

    Es pésima; aburrida, lenta y sin el menor sentido en varias partes: si los aliens ya habían “poseído” al presidente gringo como para que anduviera haciendo pactos de “paz” con Venezuela, ¿entonces porqué permiten que sigan funcionando los laboratorios que desarrollan la cura? Absurda.

    Además de que toda la idea de que la violencia y guerras son “inherentes” a la forma de ser de los seres humanos me parece estúpida; yo soy materialista dialéctico, y me niego a creer que los grandes problemas de la humanidad se puedan reducir y trivializar a que “así somos”. Realmente estúpida la película.

    Eso sí, tiene una persecusión bastante divertida cerca del final; pero exceptuando eso, es malísima. Evítenla como la peste.

  • I Now Pronounce You Chuck and Larry
    I Now Pronounce You Chuck and Larry

    I Now Pronounce You Chuck and Larry

    Por los avances esta película me parecía ligeramente interesante; además de que salen Adam Sandler (quien me cae bien aunque sea republicano) y Jessica Biel (que está absurdamente sabrosa; tiene un trasero perfecto la muy maldita). Pero normalmente hubiera esperado a que saliera en DVD para verla un fin de semana que no tuviera nada mejor que hacer.

    Sólo que me topé con lo que dice La Jornada en su cineguía:

    La ultraderecha de Hollywood satiriza los matrimonios entre personas del mismo sexo con esta “comedia” homófoba sobre una boda entre bomberos. Abominable.

    La sinopsis se me hizo tan visceralmente negativa, que no pude resistir ir a ver la película para ver si estaba justificada siquiera por un poquito.

    No lo está.

    La película está bonita y divertida; sí es innecesariamente vulgar en varias partes, y cae inevitablemente en todos los estereotipos gringos acerca de la forma de vida gay en ese país. Pero también es genuinamente divertida, además de que el mensaje está indiscutiblemente a favor por la tolerancia e igualdad de derechos, y en contra de la discriminación y del odio.

    La película no es una obra de arte (ni intenta serlo en ningún momento); pero está bastante divertida, además de que transmite muy bien la idea (que yo comparto) de que la amistad (la verdadera amistad, independiente del género) es en el fondo indistinguible del amor… descontando el sexo, por supuesto. Dos amigos (hombre y hombre, hombre y mujer o mujer y mujer) realmente cercanos sin duda alguna se aman; lo que distingue a las relaciones románticas en el fondo es básicamente la atracción sexual. Eso lo ponen muy bonito en esta película, porque Chuck y Larry, aunque sin duda alguna heterosexuales, también sin duda alguna sienten un cariño profundo y sincero el uno por el otro. Se aman, pues; y eso no tiene nada que ver con sus preferencias sexuales.

    La película fue presentada a la comunidad gay en gringolandia antes de que se estrenara, y en general la respuesta fue favorable. Entonces realmente no entiendo al güey que hizo la sinopsis para La Jornada; ¿acaso no vio la película, o desde su punto de vista de izquierda barata no es lo “suficientemente” pro gay? No lo entiendo; pero ciertamente no tiene nada de homófoba esta película.

    Tampoco le hará cambiar de opinión a ninguno de los imbéciles que se oponen al matrimonio entre homosexuales (que por cierto, la película también hace un trabajo admirable explicando porqué es un problema de derechos y no una simple cuestión moral), pero creo que el mensaje es el correcto, y que lo transmiten de forma divertida y original.

    (Además de que Jessica Biel sale 10 minutos en calzones con zapatos de tacón alto y oh Dios mío nada más por eso valdría la pena ver esta película).

    Yo la recomiendo ampliamente; tal vez sí se justifique esperar a que salga en DVD, pero no creo que sea un error irla a ver al cine. El trasero de Jessica Biel se ve mejor ahí.

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2 × miércoles 2 × indio

Desde hace años tengo una metodología para ser estudiante que en general me ha funcionado: no falto a clases.

Ese es el único compromiso que tengo realmente con estudiar: no faltar a clases nunca. Comencé en el CCH; dado que tenía clases de 10:00 a 14:00, se me hacía terriblemente descarado faltar a clases si eran tan poquitas horas al día, y después sencillamente seguí con la costumbre.

En todo lo demás soy un desmadre; no tomo apuntes, cuando los tomo generalmente son ilegibles, y cuando los tomo y son legibles generalmente nunca los leo. No tengo horas de estudio, u horas de hacer tareas o trabajos, ni nada por el estilo. He intentado durante años tener algún tipo de agenda (en últimos tiempos electrónica, ya sea PDA o al menos el calendario de Evolution o de GMail), y he fallado miserablemente siempre. Es muy normal que me entere de un trabajo o programa que tengo que entregar algunos días antes de la fecha límite, y sí me ha pasado que me entero después de la fecha límite. Estoy casi seguro que al menos una vez me enteré de un trabajo al final del semestre.

Y sin embargo creo que mi metodología (o falta de) en general me ha funcionado. La única otra cosa que hago (además de ir a clases), es jamás dedicarme únicamente a la escuela. No importa que tan pesado este el semestre (o el equivalente), siempre trato de leer comics y novelas, ver cine y televisión (caricaturas incluidas, por supuesto), oír música, e incluso cuando estoy frente a la computadora me doy mis vueltas cada hora por Slashdot o por CNN, o leo algún artículo en la Wikipedia o algo por el estilo.

La idea (cuando trato de racionalizarlo) es que el cerebro funciona mejor si se le permite distraerse en múltiples problemas y/o actividades. Me gusta pensar que es así, porque la alternativa es que tengo ADD.

Sólo tengo dos excepciones para esta regla: la primera es algunos días al final de ciertos semestres donde de plano sí dejo cualquier actividad recreativa y me dedico exclusivamente a trabajos y exámenes finales; pero nunca es más de una semana (y generalmente sólo son un par de días), y no es en todos los semestres. En el IIMAS sólo mi primer semestre fue así.

La segunda es para escribir la tesis, y esa sí se extiende por varios meses. Yo le digo cariñosamente enclaustrarse, y lo hice para la tesis de licenciatura, y en general he visto que todo mundo lo hace (que escriban tesis, claro). Llega un punto donde uno se encierra, y escribe.

Llevo cerca de un mes en el claustro, y la verdad comienza a preocuparme que no avanzo mucho. Y lo he extendido incluso a no conectarme en el messenger o ir a comer con mis cuates (que generalmente lo hago una vez por semana). Pero no está funcionando esta vez; y más vale que comience a funcionar, porque necesito terminar la tesis pronto.

Como sea hoy me harté y decidí ir al cine a ver dos películas, que me gustaron bastante. Pero ahorita que me puse a escribir de ellas, me acordé que hace casi un mes también tuve un miércoles 2 × indio del cual no escribí por estar en la depre. Y como desde que inicié este blog no he dejado de comentar una sola película que haya visto en el cine, hoy les entrego 4 películas 4.

Y también, nada más porque se me pega la gana, voy a comenzar a poner el póster de las películas que reseñe… nada más porque se ve padre.

Se aplican las advertencias de spoilers correspondientes.

  • Ratatouille
    Ratatouille

    Ratatouille

    Esta la fui a ver hace un mes, básicamente porque cabía. Era eso o esperar dos horas a que empezara la película de Los Simpsons.

    Sencillamente no tenía muchas ganas de verla. La última de Pixar que había visto (Cars) me gustó, pero la verdad no me arrepiento de no haberla visto en el cine, y Ratatouille sencillamente no me llamaba la atención.

    Por eso fue una grata sorpresa que me gustara tanto la película. La animación por computadora es, sin duda alguna, lo mejor que he visto; pero la verdad es que dejó de ser sorpresa hace años que la animación por computadora mejore y mejore y mejore. En cambio la película no sólo es divertidísima, además pone a París como un lugar mágico, tiene romance (no mucho; apenas lo necesario), y convence en la idea (absurda y demente desde cualquier punto de vista) de una rata (o cientos de ratas, al final) cocinando en un restaurante de cinco estrellas.

    La escena cerca del final del crítico (que por cierto qué personaje más cagado… además del no muy sutil sablazo a los críticos de cine) probando el ratatouille y recordando su infancia es fabulosa. Yo me meaba de la risa.

    Me gustó muchísimo; no más que Los Increíbles o Monsters, Inc., que siguen siendo mis favoritas de Pixar, pero creo que sí alcanza holgadamente un tercer lugar.

  • The Simpsons Movie
    The Simpsons Movie

    The Simpsons Movie

    La vi en inglés y en el cine, porque creo que debía verse en el cine. No me arrepiento de haberla visto ahí; pero ciertamente no la vería de nuevo.

    Es un capítulo largo (y ni siquiera muy largo) de Los Simpsons. Con la calidad en el guión de la tercera o cuarta temporada (las mejores, creo yo), aunque ciertamente con el surrealismo de las últimas. Y una animación años luz superior a la de la tele.

    En pocas palabras: está bien. Yo sí me estaba meando de la risa en varias partes, pero no es sorprendentemente buena. Es sólo un capítulo particularmente divertido de los Simpsons; no creo que ni siquiera llegue al más divertido de todos.

    Pero creo que hubiera sido bueno terminar la franquicia con la película; la serie en sus últimas temporadas sencillamente ha perdido mucho. La película recupera bastante, pero no creo que eso se transmita a la serie regular.

    Como sea, me divertí. Sólo que creo que esta película no pasará a la historia de ninguna manera; no es lo suficientemente trascendente.

  • Stardust
    Stardust

    Stardust

    Qué bonita película.

    Lo voy a decir de nuevo: qué bonita película. Está padrísima: un cuento de hadas con sentido del humor… y sin necesidad de eructos como Shrek.

    La verdad no tengo suficientes palabras para describirla: es bonita, divertida, emocionante, romántica, tierna… y tiene un montón de personajes fabulosos sacados tal cual de cuentos de hadas, sólo que sin ser de hueva.

    Claire Danes brilla en su papel. Y no sólo digo que actúe bien (que lo hace): literalmente brilla (es una estrella, al fin y al cabo). Michelle Pfeiffer es bellísima y terrible como bruja malvada, Peter O’Toole es cagadísimo como rey moribundo poniendo a sus hijos a asesinarse entre sí, y Robert De Niro por poco se roba la película en el papel de un capitán pirata (del aire) de ambiente.

    (Casualmente al lado de mí en el cine estaba una pareja homosexual, y estaban meándose de la risa en la escena en que De Niro sale en drag al ritmo del Can-Can.)

    Me encantó la película como no tienen idea; incluso quiero volverla a ver. En el cine. Altamente recomendable.

  • The Bourne Ultimatum
    The Bourne Ultimatum

    The Bourne Ultimatum

    Creo que es acertado decir que esta es la mejor película de la triología. Lo que más me gusta de las películas de Bourne, es que son películas de acción inteligentes. No se trata de la explosión más grande o de la persecución más emocionante (aunque tiene varias persecuciones muy emocionantes): la trama es compleja y profunda; o al menos mucho más que en el común de películas de acción.

    Esta es la más inteligente de las tres, y eso sin demeritar en nada a la acción.

    La actuación de de David Strathairn se me hizo fenomenal, así como la de Albert Finney (aunque sólo sale como cinco minutos). También me gustó mucho Julia Stiles, y me pregunto si alguien se le habrá ocurrido si su papelito de la primera película terminaría siendo tan importante en las secuelas. Además de que se me hizo original que Bourne no se la ligara (o ella a él).

    La película (como las otras dos) muestra una escalofriante perspectiva de cómo pueden estar usando la tecnología para vigilar (y en algunos casos matar) gente; pero creo que esta secuela es todavía más convincente que las otras dos en ese aspecto.

    Muy buena; la recomiendo bastante. Si les gustaron las otras dos partes, vean esta: no se van a arrepentir en lo mas mínimo

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Harry Potter y el enorme ensayo

No había escrito en el blog por varias razones, una de ellas que volví a leer los siete libros de Harry Potter, y que después me puse a escribir una página enoooooorme donde trato de plasmar todo lo que pudiera ocurrírseme que estuviera aunque fuera tangencialmente relacionado con la serie.

Es una página ridículamente larga, y no espero que nadie jamás la lea toda en una sola sesión (son 35,809 palabras; he visto tesis de licenciatura más cortas); pero está dividida en secciones fácilmente navegables (incluyendo una por cada libro), para que aquellos de espíritu aventurero puedan irla atacando por partes, si así lo desean.

De verdad no me he contenido en nada; escribí todo lo que se me pudo ocurrir acerca de la serie: así que espero no volver a escribir jamás nada que tenga que ver con Harry Potter, excepto en los comentarios de las páginas y entradas correspondientes, y cuando la Rowling vuelva a publicar algo relacionado con el mago adolescente (que espero no ocurra en los próximos cinco años).

Ah, y cuando salgan las películas, obviamente. O el animé; en algún momento alguien tiene que hacer un animé de Harry Potter.

La liga a la página está aquí, y si quieren pueden ir a cada una de las secciones usando las siguientes ligas:

  1. Antes de empezar
  2. Harry Potter and the Philosopher’s Stone
  3. Harry Potter and the Chamber of Secrets
  4. Harry Potter and the Prisoner of Azkaban
  5. Harry Potter and the Goblet of Fire
  6. Harry Potter and the Order of the Phoenix
  7. Harry Potter and the Half-Blood Prince
  8. Harry Potter and the Deathly Hallows
  9. ¿Y ahora qué?
  10. Política, religión y sexo
  11. El legado
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Claymore

En California comencé a ver Claymore. La serie es novedosa para mí entre otras cosas porque es la primera vez que veo un animé casi al mismo tiempo que sale en Japón; el equipo de subtitulaje en línea suele tener los subtítulos listos uno o dos días después de que se transmite un nuevo episodio (y lo empaquetan en bonito archivo Matroska, listo para bajar con BitTorrent).

Claymore

Claymore

La serie me gusta por la animación (que es de lo mejor que he visto en mucho tiempo), el diseño de personajes (las Claymore, que son todas bellísimas y terriblemente frías a la vez; y los Yoma, cada uno siendo un monstruo nuevo y original), y la música (que pueden oír la apertura en YouTube).

Por lo demás, la historia no es nada del otro mundo: las Claymore (llamadas así por las espadas ridículamente grandes que usan) se encargan de asesinar Yoma, que son monstruos que disfrutan enormemente comer entrañas humanas… en serio. Los Yoma no sólo son bastante feos; son mucho más rápidos y fuertes que un ser humano rápido y fuerte, y para acabarla de amolar se pueden disfrazar de humanos. Lo que hace realmente imprescindibles a las Claymore es que pueden detectar a los Yoma, y que están a su nivel de fuerza y velocidad.

Las Claymore logran esto porque básicamente son híbridos entre Yoma y humano, y al parecer de hecho terminan convirtiéndose en Yoma; si sienten que esto va a ocurrir, suelen pedirle a una “amiga” dentro de la organización (o lo que puedan considerar una amiga) que las mate antes de convertirse en Yoma.

La historia sigue las aventuras de Clare, una Claymore más guapa y más fría que las demás (si acaso es posible), a partir de que se le pega Raki, un niño cuya familia entera fue asesinada por un Yoma. Conforme pasan los capítulos vamos aprendiendo más de las Claymore, la extraña organización a la que pertenecen, cómo Clare (y otras) se unieron, y varias batallas con Yoma primero y con Awakened Beings (que básicamente son Claymore que “despertaron”: se convirtieron en Yoma antes de que alguien pudiera matarlas).

Clare

Clare

La historia está bien, supongo; sólo no me parece espectacular. Además, se toma terriblemente en serio; y dado que Clare y el resto de las Claymore andan por la vida como si estuvieran estreñidas perpetuamente de lo serias que están, se le agrega todavía más seriedad. Sí queda con la historia, pero es medio de hueva a veces.

Y luego está el hecho de que se supone es de acción la serie, y aunque al inicio sí hay peleas espectaculares, después de un rato la serie se alenta cada vez más, y conforme Clare y otras Claymore aprenden combos nuevos (literalmente), las peleas cada vez son más sin sentido.

Pero son detalles menores; en general es muy disfrutable la serie, además de que tiene un tinte ligeramente erótico con estas mujeres hermosísimas y terribles a la vez, que si no se cuidan se convierten en monstruos asesinos que comen entrañas humanas.

Yo he tenido novias así.

La serie va en el capítulo veintiuno, y se supone serán veintiséis en total (que no veo cómo van a amarrar todos los cabos sueltos en sólo cinco capítulos, pero bueno). Vale la pena verla sólo por la animación y diseño de personajes; pero la historia está entretenida si no tienen problemas con que se tome terriblemente en serio y que carezca casi en absoluto de sentido del humor. Y la música está basante padre; así que la recomiendo si tienen la oportunidad de verla.

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Flores en el Ático

Cuando tenía entre diez y doce años (calculo; esto debió ser a finales de los ochentas), pasaron en la tele una película que se llamaba Flores en el Ático. De estas películas que pasaban en la noche y luego yo de puro milagro veía. Eso sí, recuerdo haberla visto solo.

La película a mí me fascinó porque desde chiquito me gustaban las historias sórdidas; trataba de una familia de seis: la mamá, el papá, el hermano mayor de unos diecisiete años, la hermana de enmedio de unos dieciséis, y dos gemelos de cinco años, un niño y una niña. La historia comienza con el papá teniendo bien a matarse en un accidente, y entonces la madre se lleva a los niños a vivir con los abuelos. La madre, que es una hermosísima e inútil mujer, tiene el plan de contentarse con su millonario papá (que está enfermo) para que al morir la herede y no tenga problemas para criar a sus hijos.

Los niños al llegar no ven al abuelo; la abuela los encierra en el ático y les prohibe salir. Se supone el abuelo no sabe de los niños, pero que si se entera de su existencia será imposible que herede a la mamá, así que los niños aguantan. Poco después de llegar, la abuela agarra a latigazos (literalmente) a la mamá bajo órdenes del abuelo, y hace que le muestre las heridas a sus hijos, para que vean que no se andan con jueguitos, y les dice que es el castigo que tiene que pagar su madre por haberse casado con su primo (yo recuerdo que decían “primo” los subtítulos; no sabía inglés entonces y ya tiene mucho tiempo).

La película trata de cómo tienen encerrados a los niños un año, torturándolos física y sicológicamente, hasta que al final el hermanito menor (uno de los gemelos) muere. El hermano mayor (que le intelegía a usar un viejo microscopio en el ático) descubre que los han estado envenenando con arsénico durante ya mucho tiempo, y entre él y la hermana mayor deciden escapar de su cautiverio. Al hacerlo, descubren que era la mamá la que los estaba envenenando, no la abuela, y huyen de la casa el día que estaba a punto de casarse con un nuevo pretendiente. Al confrontarla, acusándola de asesina desnaturalizada, causan que muera al caer de varios pisos (con todo y vestido de novia… blanco, si pueden creer el descaro).

La película a mí me gustó mucho, porque les digo que la historia es sórdida sórdida. Así que cuando me enteré que estaba basada en una novela de V. C. Andrews, que la novela era todavía más sórdida, y que además es una serie de cinco libros, no pude resistirme y conseguí la novela en inglés para leerla.

No me decepcionó: es sórdida sórdida sórdida.

En primera, Christopher (el hermano mayor) tenía catorce años al inicio de la historia, y Cathy (la hermana mayor) tenía doce. En segunda, se la pasan tres años encerrados en el ático, mientras su mamá se va (literalmente) de gira internacional después de volverse a casar.

Pero además, la papá y la mamá no eran primos; eran medio tío y media sobrina (el papá era medio hermano del papá de la mamá). Y Christopher y Cathy, encerrados ahí solitos en el ático comienzan a desarrollar una tensión sexual entre ellos (para esto ambos parecen ser bastante hermosos), mientras toman el papel de padre y madre de los gemelos.

Eso y que Cathy, con todo y que estaba chiquita, era una zorra.

El punto más sórdido de la novela supongo que es cuando Christopher, medio loco por las hormonas y encelado de que su sabrosa hermanita le hubiera dado un beso furtivo al nuevo marido de su mamá mientras estaba dormido (larga historia), la viola. ¿Cómo no poder disfurtar una novela donde el siguiente diálogo ocurre después de que el hermano viola a su hermana?

“Don’t hate me, Cathy, please don’t hate me. I didn’t mean to rape you, I swear to God. There’s been many a time when I’ve been tempted, and I was able to turn it off. I’d leave the room, go into the bathroom, or into the attic. I’d bury my nose in a book until I felt normal again.”

Tight as I could, I wrapped my arms around him. “I don’t hate you, Chris,” I whispered, pressing my head tightly against his chest. “You didn’t rape me. I could have stopped you if I’d really wanted to. All I had to do was bring my knee up hard, where you told me to. It was my fault too.” Oh yes, my fault too. I should have known better than to kiss Momma’s handsome young husband. I shouldn’t have worn skimpy little see-through garments around a brother who had all a man’s strong physical needs, and a brother who was always so frustrated by everything, and everyone. I had, played upon his needs, testing my feminity, having my own burning yearnings for fulfillment.

Skimpy little see-through garments en la niña de quince años a punto de ser violada por su hermano. No se puede pedir que sea mucho más sórdida.

Hace años, mi madre compraba la revista Vanidades. Ella decía que era como los videocasets limpiadores para la viodecasetera; que le limpiaban la cabeza y le permitían relajarse. Dejó de hacerlo hace años, pero recuerdo que en muchas de las revistas venían novelas de una mujer llamada Corín Tellado al final. Yo me he de haber aventado varias de esas novelas, hasta que caí en cuenta no sólo de lo cursis y predecibles que eran, sino también de su ínfima calidad.

Flores en el Ático es más o menos una novela de Corín Tellado. Está bastante mejor escrita, pero si le quitamos las violaciones, el incesto, la tortura física y sicológica, los asesinatos y lo zorra que es Cathy en un par de ocasiones, es una novela relatada por una chavita adolescente cursi que abusa de expresiones como “golly-lolly” y “good gosh” cada que algo la sorprende. Que es más o menos cada quince minutos, al menos al inicio; el personaje va madurando conforme transcurre la novela.

Me gustó mucho la novela, pero realmente no sé qué tan buena sea. A mí me queda claro que me gusta por lo sórdido de la historia y porque realmente nunca se pone aburrida; porque es muy entretenido escuchar a una adolescente básicamente fresa filosofar acerca de un montón de pendejadas intrascendentes, mientras ella y sus hermanos son torturados y maltratados y a su alrededor se desarrolla una historia que no dista mucho de ser de terror.

La novela ha sido controversial en gringolandia desde que salió en 1979 (¿me pregunto por qué?), y ha sido prohibida en distintos lugares, incluyendo varias secundarias. No sé si no quieran darle ideas a los estudiantes, o qué, pero a mí siempre se me ha hecho idiota prohibir literatura.

Creo que vale la pena leerla; si no se sienten ofendidos por los temas “controversiales” de la novela, puede ser muy entretenida. Huy, y la segunda parte se pone todavía más sórdida.

Pero esa la dejaré para otra entrada.

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Mudándome… de nuevo

Como muchos se habrán dado cuenta (espero), moví el blog de mi servidor virtual en OpenHosting al Instituto de Matemáticas (henceforth known as iMate).

La razón es muy simple: mi último pago de la beca llegó en junio, y mis ahorros calculo me durarán hasta diciembre, pero sólo si llevo una vida austera; lo cual incluye no tener que pagar por el alojamiento del blog.

OpenHosting me dio un servicio bastante bueno, pero resulta que mi blog ya no está en la categoría de “página personal”; lamentablemente para mis finanzas está en la categoría de “sitio mediano”, y sin beca no puedo darme el lujo de pagarlo hasta que tenga un ingreso estable de nuevo. Mientras tanto, abusaré de la universidad unos meses.

Tendré levantado canekpelaez.com un mes más, redireccionando el tráfico aquí automáticamente, y después lo daré de baja. Así que les aconsejo que actualicen sus ligas.

Del aspecto técnico de la mudanza no hay mucho que decir: fue bastante sencillo transferir todo a xochitl, y de paso actualicé WordPress y Gallery2. Según yo todo está funcionando exactamente igual que en el sitio anterior; si ven alguna falla por favor díganme.

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La depre

depresión

  • (Del lat. depressĭo, -ōnis).
  1. f. Acción y efecto de deprimir o deprimirse.
  2. f. En un terreno u otra superficie, concavidad de alguna extensión.
  3. f. Período de baja actividad económica general, caracterizado por desempleo masivo, deflación, decreciente uso de recursos y bajo nivel de inversiones.
  4. f. Psicol. Síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con trastornos neurovegetativos.

Yo lo tiendo a definir sucintamente como sentirse de la verga.

Cuando era adolescente tendía a deprimirme bastante; generalmente por cosas intrascendentes, como que una chava no me hacía caso o algo por el estilo. Cumplía con los ritos estereotípicos: me la pasaba acostado en mi cuarto oscuro, escuchando música deprimente y sintiendo lástima por mí mismo.

No sé en qué momento dejé de ser así; pero me queda claro que desde hace bastante no lo hacía. Si me obligara a definir un momento específico en que dejé de hacerlo, supongo que sería a partir de que estuve en la cárcel por la huelga; pero la verdad es que ya tenía tiempo dejando atrás ese comportamiento cuando alguna cosa no salía como a mí me hubiera gustado, y también hubo momentos después en que medio volví a recaer. Sólo que sí es innegable que pasar una semana en la cárcel cambia la perspectiva de lo que es que le vaya “mal” a uno.

También está el hecho de que en casi todos los aspectos de mi vida soy inmensamente afortunado, y entonces creo que es medio hipócrita estarse deprimiendo porque una reina lo desaira a uno o alguna otra nimiedad del estilo. Aunque debo dejar claro que por intrascendentes que sean mis problemas, suelo tomarlos bastante en serio porque, bueno, son mis problemas… sólo en la enorme mayoría de los casos no dejo que me depriman.

Cuando regresé de California, mi madre me dio la noticia (que no me había dado antes porque la red dejó de funcionar en la casa) de que todas las universidades a las que solicité entrada al doctorado me habían rechazado. Venía suficientemente excitado (y agotado) de mi estancia como para que la noticia no mi hiciera el efecto esperado de forma inmediata; y al otro día comí con mis cuates y fui a la fiesta de una amiga muy querida. Enrique me hizo el favor de arrastrarme fuera de mi casa ese día: si me hubiera quedado en casa probablemente me hubiera caído el veinte de la noticia, y algo me dice que me hubiera afectado peor de como lo hizo después.

Al otro día de la fiesta ocurrió otra cosa que retrasó el ponerme a pensar en la noticia de las universidades: salió el séptimo libro de Harry Potter, y me sumergí en el mundo de la Rowling sin muchos problemas, disfrutando enormemente la novela y huyendo alegremente del mundo real. E inmediatamente después de terminar el libro lo primero que hice fue escribir mi entrada en el blog comentándolo, cosa que tenía planeada desde semanas antes.

E inmediatamente después me cayó el veinte: y ahora qué carajo voy a hacer.

Por supuesto, suena más dramático de como es; pero la depresión es justamente hacer un drama enorme de cualquier cosa (con perdón de los que sufren la depresión como condición clínica).

En realidad no hay gran duda de qué tengo que hacer: tengo que titularme. Para diciembre; era el plan por si me iba a hacer el doctorado en enero, y lo sigue siendo porque firmé un contrato con Conacyt para acabar en esa fecha. Mis ahorros me alcanzan para vivir perfectamente (aunque algo austero) de aquí a entonces, y después (dado que no me van a becar los canadienses), pues tengo que trabajar.

Sencillamente no hay de otra; y dado que para entonces ya seré maistro albañil, espero ganar considerablemente más que en mis últimas chambas. Y como varios de mis ex-jefes me siguen ofreciendo trabajo regularmente, tampoco creo que me cueste mucho el encontrar uno que me guste.

Pero eso se los digo después de un mes del hecho; en el momento en que me cayó el veinte realmente fue un y ahora qué carajo voy a hacer.

La última vez que me sentí así de mal fue hace dos años cuando Conacyt se negó a darme la beca cuando Waterloo ya me había aceptado para la maestría. Sólo que en esa ocasión no tenía tiempo de sentirme mal; estaba dando una clase, estaba chambeando, tenía que ver si podía hacer algo para hacer cambiar de opinión a Conacyt, y después (cuando vi que no iban a cambiar de opinión) tuve que moverme para meterme al IIMAS (porque no tenía ya de otra), y entonces sencillamente hice a un lado el sentirme mal y me moví para hacer todo lo que tenía que hacer.

Ahora en cambio no tenía que hacer nada; ya había planeado tomarme unas semanas de vacaciones al regresar de Los Ángeles. Así que decidí sencillamente el permitir hundirme en la depresión, sin ofrecer nada de resistencia.

Pero resulta que ya no tengo diecisiete años; me da mucha hueva estar en mi cuarto a oscuras escuchando música deprimente y sintiendo lástima por mí mismo. Además, eso quita tiempo para escuchar música no deprimente, ver una buena película, animé o serie, o leer un buen libro o cómic.

Así que sí dejé de hacer ciertas cosas: casi no salí de mi casa, no escribí en mi blog, no escribí nada de Geom y ni siquiera pensé en mi tesis; pero en cambio leí comics y novelas, vi películas, animés y series, y escuché música como no había hecho en años. Y de repente (en las noches, generalmente) sí pensaba en mi “predicamento”… pero es que es el “predicamento” más idiota de la historia: tengo que titularme, y después tengo que buscar trabajo.

A partir de la semana pasada comencé a ver el plan de acción, y ahorita ya estoy retomando las cosas: ya hablé con Jorge y tenemos todo planeado para que acabe mi tesis en octubre, y ya me “inscribí” en el IIMAS para poder sacar libros este semestre (un truco que hace el posgrado justamente para que los estudiantes de maestría podamos usar la biblioteca aunque ya hayamos terminado las materias).

También creo que intentaré una vez más hacer solicitudes para el doctorado. Sólo que esta vez no las enviaré el último día… espero. Pero lo importante es que me titule.

Y tengo montones de cosas que contar; para empezar las películas, animés y series que vi, y los comics y novelas que leí, pero también de mi Nokia N800 que compré en el gabacho, del libro que nos publicaron a mí y a Elisa, de la mudanza de mi blog a xochitl, y del ruso, el gringo y el alemán que entraron a un bar.

Bueno, eso último no necesariamente, pero sí es chistoso.

Así que no fue exactamente como mis depresiones de la adolescencia; pero creo que sí me sirvió para descargar mi cerebro de muchas cosas que tenía dentro, y para ponerme al día con los Teen Titans.

Lamento mucho la ausencia de un mes (exactamente); pero creo que sí necesitaba un descanso: no sólo del blog y del viaje a California, también un descanso de alguna manera de mí. No sé si pueda explicarlo de una mejor manera; pero este blog ciertamente en gran medida es para mantener un diálogo honesto y constante conmigo mismo, y sí necesitaba (y merecía, creo) escapar de la realidad un rato. Y no podía hacer eso y escribir en el blog al mismo tiempo; sólo hubiera podido si hubiera dejado de ser honesto. Y esa no es la onda.

Así que regresamos a partir de este momento a la programación regular. Gracias por aguantar la espera.

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Harry Potter and the Deathly Hallows

El viernes en la noche fui a una fiesta. La idea era escabullirme a la media noche e ir por el libro de Harry Potter; pero la reunión se puso bastante buena, y terminé llegando a mi casa a las cinco de la mañana.

Al otro día como a las doce me levanté y compré sin mucha ceremonia el libro en el Sanborn’s que está a unas cuadras de mi casa. Por supuesto, había visitas y mi hermano quería que lo ayudara a configurar unas cosas en la PocketPC que se acaba de comprar, así que sólo pude leer el libro a cachos hasta la noche, cuando ya me pude sentar a leer sin interrupciones.

A las seis de la mañana me faltaba como la cuarta parte, y decidí dormirme. Quería tener bien mis cinco sentidos para el final, y oh, sí, valió la pena: me levanté como a las diez, y a las dos de la tarde había terminado el libro.

Mi reseña está aquí. Sólo léanla si ya leyeron el libro; cuento básicamente todo.

Pero, ¿en resumen?

Perfecta.

Y ahora puedo volver a leer noticias; no había leído nada en la red temiendo averiguar el final antes de leer la novela.

Funcionó.

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See you later, alligator…

Mañana (u hoy mismo, mejor dicho) regreso a México.

Es gracioso; creo sinceramente que hubiera podido seguir aquí sin broncas mucho más tiempo, pero el hecho de saber que tenía que regresarme, de alguna manera causó que me dieran muchas ganas de volver; y más conforme se acerca el día del retorno.

Aprendí un montón y saqué suficiente para mi tesis; no está terminada, y a mi teorema le falta un cachito, pero creo que el avance es más que sustancioso. Más si consideramos (como le platicaba a Omar) que básicamente mi objeto de estudio son las matroides orientados de grado tres, y que al llegar aquí no sabía qué era una matroide, tampoco qué significaba que estuviera orientad, menos qué era su grado, y por poco tampoco qué era tres.

Dado el ritmo de trabajo y la presión constante de que teníamos el tiempo encima, hubo un montón de cosas que no hice. La más triste es que no fui a San Francisco; pero son siete horas en autobús (mínimo; pueden ser más), y sencillamente no alcanzaba el tiempo (o el dinero). También por lo mismo hubo muchas cosas que no platiqué en el blog.

Como por ejemplo que soy tan ridículo que en el avión de venida venía cantando “México lindo y querido”. O de la caída que hizo que perdiera dos centímetros cuadrados de piel en las palmas de mis manos (esa no fue graciosa). O de la señora Knowles, la dulce viejecilla que por error terminó recibiendo el paquete de DHL con mi tarjeta de débito de repuesto de la beca. Ah, y que perdí mi tarjeta de débito de la beca.

Tampoco del clima, o de las hermanitas nalga-dura, o de los juguetes que compré, ni de que aproveché para ponerme al día en ciertos comics. De las novelas que leí, de los fines de temporada de alguNas series, de la tina del baño que se tapaba, o de muchas, muchas cosas más.

Lo cierto es, no tenía mucha energía para escribir en el blog. Ahora mismo estoy molido, pero quiero escribir esta entrada mientras estoy en el gabacho, y mañana en la mañana ciertamente no podré. Me voy a tomar una semana donde descansaré de absolutamente todo, aunque tal vez escriba de ciertas cosas (Harry Potter, en particular).

Por ahora me preparo para irme de California, bastante contento de regresar a México, pero no puedo dejar de pensar en Ciudades Desiertas de José Agustín (una de las novelas que leí aquí… de nuevo, porque esa también la he leído como quince veces), y en la escena que ocurre justamente cuando Eligio llega al punto de estar hasta la madre de los Estados Unidos:

Cuando ya había bebido doce exactas cervezas, todo le irritaba. Los amigos de la amiga de Irene habla­ban a grandes voces, gesticulando; discutían de los ac­tos inanes del presidente Reagan, decían que vivían la puerta del fascismo, del superfascismo considerando que Estados Unidos es una superpotencia. Estos niños, pen­só Eligio, en el fondo siguen creyendo que este inmenso refrigerador es el mero cabezón del mundo, y que así ha de ser por siempre, pobres pendejos. Pero descubrió que no le irritaba lo que decían los chavos, sino que hablaran en inglés, a ver, ¿por qué hablaban inglés si él estaba allí?, e incluso pensó que estaba loco cuando Su­sana lo había persuadido de que Carroll, Joyce y Nabokov habían hecho brillar la lengua inglesa. El inglés ya lo tenía hasta la madre y también todos esos hotelitos de biblias esterilizadas, y también todos esos cuates que, aunque eran buena onda, de hecho eran la mejor onda que había encontrado en Estados Unidos, eran demasia­do gringos, demasiado uniformes incluso en el unifor­me. Podría estar bien lo que decían, pero no los aguantaba. De pronto lo incendió un deseo ardiente por estar en México, y ver gente prieta, con los pelos lacios y mal domados, cualquier, cualquier jodido ensombrerado en una bicicleta con una bolsa de mandado llena de herra­mientas y un radio-grabadora al hombro y tenis canadá en vez de huaraches, deseó ver un mercado mexicano con puestos de bofe y cabezas de cerdo, con charcos y perros flacos, y ya no los supermercados enormes, asépticos, con ambiente de banco y sus cajeras tan pro­gramadas como las computadoras que sonreían al decir hi, how are you today!, quiso ver a dos visitadores médi­cos bien, pero bien ahogados de alcohol diciéndose me cae compadrito que yo a usted lo quiero, y no soy puto, ¿eh?, quiso ver a la esposa de un policía planchando los billetes de ínfimos sobornos, a una familia de madre gorda, marido cervecero y catorce hijos en una primera comunión, quiso entrar a buscar libros de teatro en una librería de viejo, pelearse con un agente de tránsito que exigía una mordida descomunal, leer un periódico donde se criticara al gobierno, porque ya no aguantaba nada de lo que había allí, y lo peor era que llegase a él tanta intolerancia cuando se hallaba con chavos que podían ser buenos amigos, que eran afines, inteligentes, con quienes se podía intentar hablar de algo que no fueran lugares comunes o recetas infalibles de buen gusto intelectual, carajo, lo que daría por ver un puesto de pepitas, a un miserable tragafuego en una esquina, a un chavo campesino que sueña con una bici­cleta, ya no quería: le urgía regresar a México, porque Estados Unidos ya no le daba nada, ahora le succionaba, como vampiro, toda su vitalidad, su jovialidad, su buen humor, su ingenio, su energía y lo tenía retorciéndose como viejo neurótico que hace su escenita porque no soporta ni que vuele la mosca; quería, en lo fundamental, encontrar a Susana y acostarse con ella ni siquiera para hacer el amor sino para entrepiernarse con alguien que no tuviera pe­los en las pantorrillas ni en los sobacos; necesitaba a Susana, pero ella había demostrado que era la más fuerte, la más dura, y sabría Dios dónde estaría, y con quién…

Por supuesto, yo no vine a buscar a mi media toronja que se me peló porque necesita “encontrarse a sí misma”; en tal caso me parecería más a Susana, que fue unos meses a estudiar al gabacho. Pero no entremos en mi vida emocional, porque ni quiero hablar de eso, ni es de eso esta entrada.

No estoy, como decía, como lo estaba Eligio: hasta la madre y quemándome por regresar a México. Pero aún ahora, veinticinco años después de que José Agustín escribiera mi segunda novela preferida, su ácida e inmisericorde crítica de los gringos sigue teniendo muchos puntos válidos, y en mi caso creo que la mayoría que no se aplican es sencillamente porque estuve estos meses rodeado de banda latina y chicana. Que por cierto, jamás había estado tan orgulloso de ser latinoamericano en general, y mexicano en particular, que cuando viví en Los Angeles, California. Pero eso es material de otra entrada.

Tampoco estoy que ya no aguante regresar a México; repito, creo que si mi estadía hubiera sido más prolongada, yo no hubiera tenido problema con ello. Pero sabiendo (como sé) que tengo que regresarme ya, sí me identifico con muchas de las cosas que Eligio extrañaba. Y por eso lo primero que haré una vez que haya desempacado, es ir por unos tacos de suadero, con harto pasto pa’ la flora y fauna intestinal.

Me voy de California; algo cansado, algo frustrado porque creo que pude haberle sacado más a la estadía (aunque me queda claro que sentiría eso no importa cuánto le hubiera sacado), pero bastante contento de la experiencia que me mostró, entre otras cosas, que no voy a tener problemas cuando vaya a hacer mi doctorado a quién sabe dónde.

Los veo del otro lado de la frontera.

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Harry Potter y la fuga de información

Y por fin lo consiguieron: alguien de alguna manera consiguió una copia del séptimo libro de Harry Potter y le sacó fotos (legibles) a las primeras 495 páginas. Que por cierto, qué hueva hacer eso. Uno de mis lectores puso la liga al archivo con las fotos en mi entrada de Harry Potter, por si quieren seguirla.

Dicho esto, creo que sería absurdo hacerlo. Las fotos fueron tomadas a la carrera sobre el piso (se ve claramente la alfombra y el zapato de alguien, sospecho que el que le hacía guardia al que sacaba las fotos), y aunque son legibles, realmente lo son por poco. Y, para acabar, no está el libro entero.

Ya bajé yo el archivo y puedo ver (entre otras cosas) el índice entero. Pero no lo he hecho, y no lo pienso hacer. En primera tengo suficientes cosas que hacer con eso de que regreso a México pasado mañana; y en segunda de verdad creo que sería absurdo: faltan cuatro días para tener el libro físicamente en mis manos, y leerlo con calma sentado en un sillón con una bebida caliente a la mano, y no enfrente de la computadora tratando de descifrar una palabra porque cierta foto salió borrosa y sobreiluminada.

La liga está en mi entrada de Harry Potter, por los últimos comentarios. Quien quiera bajar el archivo .rar y leer el libro así pues que lo haga; yo me espero hasta el sábado.

Actualización: Supuse que sería más completa esta entrada si de hecho pongo una de las páginas fotografiadas del libro:

Harry Potter and the Deathly Hallows

Harry Potter and the Deathly Hallows

Si temen spoilers no se preocupen, pueden hacerle click a la liga sin miedo: es sólo la página con el título. Pero lo importante es que es the real deal.

Sólo repito que yo me voy a esperar al sábado.

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Harry Potter and the Order of the Phoenix

Fui ayer a ver Harry Potter and the Order of the Phoenix. Se aplican las advertencias de spoilers de siempre.

Harry Potter and the Order of the Phoenix

Harry Potter and the Order of the Phoenix

La verdad no estaba muy emocionado por esta película que digamos. En primer lugar, porque falta exactamente una semana para que salga el séptimo y último libro; y aunque en verdad he disfrutado mucho las películas, lo que de verdad quiero es saber qué carajo ocurre con el final de la historia. Y en segundo lugar, porque lo que había alcanzado a leer acerca de la película no me generaba mucha confianza.

Sin embargo, no habían pasado unos cuantos minutos de la función, y yo ya estaba encantado. Es sin duda mi favorita de las cinco películas de Harry Potter. Es fabulosa.

, le cortan, mueven, revuelven, añaden y demás a la historia, pero era obvio que tenían que hacer algo así. Es otro medio, muy distinto al de los libros; y si hubieran intentado meter toda la historia/escenas/diálogo del libro en la película, hubiera resultado larguísima y (peor aún) aburridísima. Las primeras dos películas por poco caen en eso.

(Ahora, si quieren ver toda la historia de Harry Potter en un medio distinto a los libros, yo sigo diciendo que alguien debe ponerse a hacer una animé de la serie; podrían hacer una temporada por libro, y cabría todo, además de que bien hecho sería el animé más exitoso de todos los tiempos).

Lo importante es que la película destila las partes escenciales de la historia, y captura (creo yo) el espíritu de la misma. Realmente no tengo objeciones contra la película; sin duda es la que más me ha gustado y la considero tan cercana como humanamente es posible a ser perfecta. Así que sólo hablaré de lo que me gustó, porque lo que no me gustó es muy poquito y lo podemos ignorar.

En primer lugar las nuevas actrices: Imelda Staunton, Evanna Lynch y Helena Bonham Carter. La primera es fabulosa como Dolores Umbridge; en los libros la Rowling la describe físicamente desagradable. Staunton no lo es, pero consigue hacer que el personaje sea aún más detestable que en las novelas. Y juro que es idéntica a varias maestras y prefectas mías en secundaria, estrechez de criterio incluido.

Evanna Lynch es perfecta como Luna Lovegood. Es tal vez demasiado guapa, y con una sonrisa tal vez demasiado coqueta; pero quitando eso (que, hey, yo no me quejo), es idéntica al personaje de las novelas. Su ritmo y tono de voz es tal cual me los imaginaba, y pela los ojotes justo como se describe en los libros.

Desde que supe que Helena Bonham Carter iba a salir como Bellatirx Lestrange, yo preví que me iba a encantar su actuación, y no me decepcionó. Pero además de en verdad parecer loca de hospicio, la Bonham Carter le da a su personaje un tinte lascivo… casi sucio por no poder encontrar un mejor término. Me encantó: lástima que haya salido tan poquito tiempo.

En sets y efectos especiales: el ministerio de magia es increíble como rebasaron incluso mi imaginación cuando leí las novelas, y el departamento de misterios es en particular fabuloso. La escena del escape de los death-eaters es muy buena, y la pelea en el cuarto de la muerte es fabulosa: la idea (completamente inconsistente con el canon de las novelas, pero no importa) de que los death-eaters se mueven y atacan como nubes oscuras, mientras que los miembros de la Orden lo hacen como nubes luminosas es visualmente espectacular y la batalla es particularmente emocionante.

Pero el punto donde vi que esta película me había conquistado completamente fue en la pelea entre Voldemort y Dumbledore. Cuando la leí en la novela, yo estaba literalmente al borde de la silla, temblándome las manos conforme cambiaba las páginas del libro. En la película estaba todavía más emocionado; la pelea es magnífica, y me alegro mucho que Michael Gambon haya sido el actor que la interpretara; Richard Harris no hubiera podido a su edad haber logrado el mismo efecto dramático. Pero además la escena donde Harry (de forma más explícita que en la novela) utiliza el cariño que siente y del que es objeto por parte de todos sus amigos para escapar de la posesión de Voldemort, y mientras lo hace pasan escenas de todas las otras películas se me hizo (por mucho) el cénit de esta. Maravillosa.

Por si eso no fuera suficiente, Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson han madurado mucho; físicamente y como actores. La Watson está muy guapa, además de que creo que es la que mejor actúa de los tres, aunque tal vez sea difícil verlo porque sin duda el personaje, los guiones y los directores han encaminado todo a que Radcliffe sea el que más se luzca. Que lo consiguen: el chavo es un gran actor, y lo muestra en esta película. Me gustó además como trataron a Rupert Grint; en las tres primeras películas era vergonzoso como lo usaban todo el tiempo sólo para alivio cómico, y aunque mejoró un poco en la cuarta película, aquí de verdad se ve como en los libros: el amigo fiel hasta la ignominia o muerte (lo que venga primero). Cuando Harry tiene la alucinación de que Sirius está siendo torturado por Voldemort, Hermione (como en las novelas) se muestra dudosa de lanzarse al ministerio de magia. En las novelas Ron trata de justificar por qué Harry podría tener razón; pero en la película lo resumieron de una forma fabulosa: cuando Harry dice que es igual que cuando soñó que atacaban al señor Weasley, Ron sólo dice “what do we do?”. No discusiones, no dudas: sencillamente preguntando cómo pueden ayudar a su amigo.

La película me encantó, y creo que sin duda es la mejor de las cinco. Además es la más corta, y sin embargo no se siente que el director estuviera correteando a los actores todo el tiempo (como en la cuarta). Fabulosa; váyanla a ver, después vuelvan a verla, y luego compren el DVD. Esta película lo merece.

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Ni los veo ni los oigo

Acabo de ver esto en la Wikipedia:

Rowling made a public request that anyone with advance information about the last book should keep it to themselves to avoid spoiling the reading experience for the many fans who do not want to know the ending in advance. Much speculation about the plot has been reported in the weeks leading up to the book’s release.

Eso quiere decir que, probablemente, los rumores de que hay información verdadera de lo que va a ocurrir en el séptimo libro son ciertos.

Yo he estado aprobando comentarios en mi entrada de Harry Potter, pero casi sin leerlos, y así seguiré hasta que salga el libro (una semana + un día). Fuera de eso, no estoy leyendo nada en ningún tipo de foro o sitio de noticias de Harry Potter: considero el riesgo de spoilers muy alto. Repito: llevo esperando dos años este libro; no lo voy a arruinar cuando falta poco más de una semana.

A los que vayan a comprar el libro el sábado 21 (ya sea como yo a las doce de la noche, o durante el transcurso del día), les recomiendo que dejen de ver y/o buscar noticias de Harry Potter. Incluyendo mi blog; a menos que no les importe enterarse de qué ocurre antes de leer el libro, claro. Sé que suena extremo, pero creo que es la única forma de garantizar que no echarán a perder la sorpresa.

A los que no piensan/pueden leer el libro en inglés; va a estar muy cabrón que no se enteren de lo que ocurre antes de que salga el libro en español. En todos lados van a poner quién muere, quién traiciona a quién, quién se casa con quién, etc. Yo lo voy a poner aquí, en mi blog. Así que de verdad les recomiendo que al menos intenten leerlo en inglés, o que se escondan debajo de una piedra hasta que aparezca la traducción.

Casi no estoy leyendo los comentarios relacionados con Harry Potter; los revisaré con calma después de que haya leído el libro.

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Yo sí confío en Snape

Faltan once días para que salga el libro (diez, si tomamos en cuenta que estaré en horario de la Ciudad de México cuando eso ocurra). Por ello, sólo quiero decir lo siguiente:

Confío en Snape

Confío en Snape

Confía en Snape

Confía en Snape

Confío en Severus Snape

Confío en Severus Snape

No juzguen todavía a Snape

No juzguen todavía a Snape

Snape es inocente

Pepe el Toro Snape es Inocente

Si alguien encuentra más imágenes del estilo en la red, por favor dejen un comentario con la liga. Voy a ejercer mis cualidades dictatoriales, y en esta entrada se suprimirá de la forma más antidemocrática y represiva que exista cualquier comentario que trate de justificar que Snape es malo.

En unos días más (cuando regrese a México) escribiré una entrada más detallada de porqué confío en Snape (y otros pormenores del séptimo libro); pero por ahora sólo diré que yo sí confío en Snape.

Y a los que digan lo contrario: no oigo, no oigo, soy de palo.

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Transformers

A raíz de lo que pasó el miércoles (no, no he contado qué pasó el miércoles, y no, no lo voy a contar todavía), fui ayer a ver Transformers.

Se aplican etc.

Transformers

Transformers

Verde. Creo que es la mejor película de acción que he visto este verano… aunque claro, sólo he visto cuatro. Como sea, la película está chingonsísima.

Pero antes de entrar en detalle en porqué Transformers está chingonsísima, quiero adelantar que la película valdría la pena únicamente por Megan Fox.

Megan Fox

Megan Fox

Es increíblemente hermosa. Ridículamente hermosa. Estúpidamente hermosa. No digo que esté sabrosísima (que lo está), digo que es hermosísima. No puedo creer no haberla visto en alguna de las series de televisión donde ha participado.

Durante cinco minutos la película pierde el tiempo básicamente enfocando su ombligo, y yo digo que son los cinco minutos mejor perdidos de la historia. Es más; creo que vería una película entera que consistiera en enfocarle el ombligo, con algunas pausas desviándose a sus ojos y sonrisa.

La pobre niña no puede actuar un carajo, pero no importa: su sola presencia ilumina la pantalla. De verdad creo que valdría la pena la película nada más por ella.

Pero bueno; sacado eso de mi sistema, regresemos a la película.

Transformers, antes que nada, es una película que de verdad intenta darle gusto a los fans de las caricaturas de hace veinte años (dícese, gente como yo). Cuando Optimus Prime aparece y se transforma por primera vez, yo volví a tener diez años y a sentirme como cuando jugaba con mi trailercito rojo que se transformaba en robot a esa edad. La película de verdad consigue (al menos conmigo, y por lo que vi con la enorme mayoría de la audiencia) transmitir esa idea que tal vez no haya mejor forma de explicarla que lo que dice el actor Shia LaBeouf en su papel de Sam Witwicky: “es un carro… pero también es un robot”.

Por supuesto, así nada más suena estúpido; pero cuando uno tenía diez años realmente era difícil superar eso.

En el aspecto técnico la película es impecable; los malditos robots parecen estar ahí. Las transformaciones son creíbles, tienen un aspecto casi líquido de lo fluidas que son, y en general todos los efectos especiales por fin me volvieron a hacer decir “verde… eso sí es novedoso”.

Shia LaBeouf es maravilloso; desde que lo vi en Constantine me había caído bien, pero aquí de verdad se luce. Es atolondrado, divertido, adorablemente torpe cada vez que está cerca de la reina, y creo que será un muy buen comediante dentro de poco. Toda la escena cuando está buscando los lentes de su abuelo en su casa, mientras los Autobots destruyen el jardín y sus padres descubren que una mega reina está en su recámara es hilarante.

Kevin Dunn y Julie White también son fabulosos como los padres, y John Turturro aparece en un casi cameo sobreactuando formidablemente y divirtiéndose como Enano con E mayúscula. Megan Fox como ya dije es incapaz de actuar ni siquiera como el mega cuero que es, pero no importa porque está orgásmicamente hermosa. Y sí, ya sé que “orgásmica” no existe en español (según la RAE); pero debería, y al lado de su entrada en el diccionario debería estar una foto de Megan Fox.

Además de ellos aparecen un montón de personajes que no tienen la más mínima profundidad y que hacen cosas de forma completamente increíble si no es que de plano ilógica: Jon Voight es un secretario de defensa que se encierra en un sótano y le dispara de escopetazos a un mini transformer; Rachael Taylor es una super modelo australiana que quieren que creamos es una experta en ¿qué?, ¿señales?, ¿criptografía?, ¿hacerse piercing en la nariz…? Pero además no importa, porque resulta que es una inútil y le va a pedir ayuda a Anthony Anderson, que vive con su abuela y juega X-Box, entonces debe ser un super hacker; Bernie Mac es el vendedor de carros más ridículo de la historia; y por último un puñado de soldados gringos que tampoco actúan de forma muy racional que digamos: de repente su capitán decide (así de la nada) subordinarse para ayudar un niño que es “amigo” de uno de los robots que parecería quieren destruirnos a todos.

Por suerte todo esto ocurre como en el minuto y medio que no hay acción: y además es una película de robots gigantes basada en una caricatura de hace veinte años. Para mí realmente no demerita en nada a la película; lo realmente sorprendente es que no fueran así todos los personajes.

Además de toda la acción (que es mucha y magistralmente realizada), la película es honestamente divertida. Los chistes no son sosos, ni forzados, ni terriblemente estúpidos. Algunos son medianamente estúpidos, pero ninguno es terriblemente estúpido.

Y, ¿ya había mencionado que sale Megan Fox y que está filantrópicamente hermosa?

Megan Fox

Megan Fox

(Y sí, ya sé que “filantrópicamente” no tiene sentido, pero se me acaban los adverbios de modo).

Es una excelente película de acción; la mejor que he visto en el verano. No es una obra de arte, no es (ni lo intenta ser) profunda, y no va a cambiarle la vida a nadie. Pero durante las más de dos horas que dura la película, yo volví a ser niño y disfruté con los ojos muy abiertos y genuinamente apantallado como un montón de robots enormes se daban en la madre de forma casi bestial.

Y nada más por eso vale la pena esta película.

(Bueno… excepto en las escenas donde salía Megan Fox mostrando el ombligo; ahí más bien me sentí como de dieciséis años…)

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“Please keep your hands out of your pockets, sir…”

Yo: Look, I just stayed here studying during the night in the cubicule of professor Fernandez (en ese momento meto mis manos a los bolsillos de mis bermudas para sacar las llaves del cubículo)…
Policía (en tono educado, pero firme, y sin quitar la vista de mis manos): Please keep your hands out of your pockets, sir…
Yo (alejando lentamente las manos de mis bolsillos) : Okeeeey…

Y después de eso fue que me cachearon.

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Menos chido

Menos chido: Quedarse dormido en el sofá del salón de profesores, y al salir del baño ver a dos policías esperando para interrogarme muy despacio y muy detalladamente que qué carajo hago durmiendo en la universidad.

Lo peor del caso, es que todo el tiempo me siento apenado porque la idea orginal era no dormir.

Menos chido aún: Que haya dejado mi identificación de la CSUN en el cúbiculo de Silvia, y tener que subir cuatro pisos con dos policías que me miran como si me creyeran nadita.

Al menos no me esposaron, aunque no me salvé de de la cacheada.

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