Google Car

Iba para la universidad al medio día, y de repente vi un carro que parecía tener una grúa encima. Tardé unos segundos en darme cuenta de que era el Google Car tomando fotos de Eje 10. Logré tomarle unas fotos sin matarme en el proceso:

Google Car

Google Car

Y he aquí la prueba de que era el carro de Google:

Google Car

Google Car

Espero que no tarden demasiado en activar el street view en la Ciudad de México; claro que comprendo que ha de ser difícil cubrir todas las calles de La Majestuosa.

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Traidor

Fui al cine a ver Traitor, básicamente porque se me acomodaba. Lo cual fue muy chido.

Se aplican las de siempre.

Traitor

Traitor

Qué chida película. Don Cheadale (que es de mis actores favoritos) interpreta a Samir Horn, un gringo-sudanés musulmán que habla árabe, cuyo padre fue asesinado en Sudán cuando él era niño. En la actualidad vende explosivos al mejor postor, hasta que es capturado en Yemen y acusado de terrorista. Ahí se hace amigo de Omar, y se integra a una organización terrorista, siendo eventualmente él el responsable de volar (de manera espectacular) el consulado de Estados Unidos en Niza, Francia.

Del otro lado tenemos a Roy Clayton (interpretado decentemente por Guy Pearce), un doctor en Estudios Árabes que trabaja como agente del FBI, y que, oliendo un posible atentado terrorista en suelo gringo, comienza a sospechar del involucramiento de Samir, a quien conoció poco después de que lo capturaran en Yemen.

Sólo que, como el tagline de la película dice, la verdad es complicada. Resulta (por supuesto) que Samir está de agente encubierto, de forma tan secreta que únicamente un agente federal gringo (un ya tristemente viejo Jeff Daniels) está al tanto de su papel como agente encubierto. Lo cual complica las cosas cuando dicho agente es asesinado.

La película es encabronadamente subversiva (especialmente considerando que son gringos los que la hicieron), y creo que hacen un papel decente (no voy a aventurarme a decir que verídico) de qué pasa por la cabeza de varios extremistas islámicos.

Además de que el plan terrorista (volar cincuenta autobuses llenos de estudiantes al mismo tiempo durante el día de acción de gracias) está la neta muy chido. Y Cheadale es la neta como el atormentado Samir, cuya fe en Alá es sincera y que se encariña de verdad con Omar.

Vayan a verla, está muy chida.

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Blu Ray

Una de las máquinas de mi departamento es el recién armado Media Center. No está terminado (de hecho le falta bastante), pero sí ya tiene un lector de discos Blu Ray, y me compré mi primera película Blu Ray para probarlo (la edición “ultimate” de dos discos de Iron Man).

Oh. Dos. Mío.

Todavía no es perfecto; la reproducción se “atora” cada diez minutos más o menos, y el sonido se corta un poquito en esos momentos. Voy a aplicar mis prejuicios y diré que la culpa la tiene Windows; no hay todavía reproductores de Blu Ray en software para Linux.

(También puede ser que estoy usando un cable VGA, porque no tengo un convertidor DVI → HDMI).

Pero quitando eso… Oh. Dos. Mío.

La calidad de la imagen en mi ridículamente grande televisión de 46″ (a FullHD, por suesto; ¿si no pa’ qué?) se acerca tanto a la perfección que dan ganas de estirar la mano y tocar los poros visibles en las caras de los actores. Ah, porque una de las características del Blu Ray de Iron Man es que viene a 1080p. En las escenas del desierto se ven los granos de arena. Me daban ganas de ponerme a contarlos.

No es perfecto, repito; pero espero que no tarde mucho en aparecer un reproductor para Linux (siendo como es la comunidad Open Source, de hecho seguro aparecerán varios), y que además los de NVidia se vuelvan a poner las pilas y los controladores para X.org que hacen tengan la calidad que tenían cuando salieron por primer vez hace años. Ya es hora de que se pasen a DRI.

Como sea, no hay prisa; tampoco es que haya películas en Blu Ray para tirar hacia arriba. Y como Media Center para DVDs y videos que bajo de la red, está más que sobrado.

Y no está terminado; necesito probablemente cambiar la placa madre (la que me dieron no era exactamente el modelo que se suponía había comprado), y (más importante) necesito un gabinete que se vea decente en la sala de mi casa. Me interesa uno slim, y con dos bahías frontales de 5.25″ a la misma altura: una para mi VFD (que está poca madre y completamente soportado en Linux), y otro para el Blu Ray. Negro, por supuesto.

Hay fotos, pero no las subiré hasta que termine con todo.

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Compus

Tengo en este momento cuatro computadoras en mi departamento. Mías, no que se las esté arreglando a alguien ni nada por el estilo.

Y para fin de año posiblemente agregue una más. Y no estoy contando mi N800.

Se pone calientito el departamento cuando están prendidas todas.

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Arráncame la Vida

Siendo, como soy, hombre (y por lo tanto estúpido), fui a ver hasta ayer Arráncame la Vida. No fui a verla como creí que iría a verla; pero bueno, no todo se tiene en esta vida.

Les diría que se aplican las advertencias de spoilers de siempre, pero me imagino que todo mundo (y sus hermanos) ya fueron a verla.

Arráncame la Vida

Arráncame la Vida

La película se basa en la única buena novela de Ángeles Mastretta; todas las otras novelas que ha escrito son, básicamente, basura… y también sus libros de cuentos, por cierto. Pero Arráncame la Vida es muy buena, con varios de los mejores diálogos que he leído en novelas mexicanas.

La historia básicamente es la del libro; así que no la voy a platicar aquí. Y si alguien ha visto la película, pero no leído la novela, tiene que leerla. Si no lo hace, al menos a mí no me interesa su opinión acerca de la película.

La película tiene tres características positivas (extremadamente positivas): es, probablemente, la película mexicana mejor hecha que he visto (todavía más considerando que es de época); Ana Claudia Talancón es, probablemente, la mejor actriz mexicana que más sabrosa esté (todavía más considerando que sale desnuda o semidesnuda la mitad del tiempo); y Daniel Giménez Cacho da, probablemente, la mejor actuación mexicana en el cine moderno de este país (todavía más considerando que no es el tipo de papeles que suele hacer).

Eso es lo mejor; y es ganancia adicional que lo peor realmente ni siquiera llega a “poco bueno”: en general todo lo relacionado con esta película está por encima (muy por encima) del promedio que produce la industria cinematográfica mexicana moderna.

Dicho eso, la historia es una pendejada. Era una pendejada en la novela, y sigue siéndolo en la película: la novela lo compensa con una narración y unos diálogos maravillosos que se le ocurren a la Mastretta, y la película lo compensa quedándose con gran parte de la narración (literalmente en viva voz de Catalina Guzmán), la celestial visión de Ana Claudia Talancón desnuda, y la increíble personificación que hace del general Andrés Ascencio el actor Daniel Giménez Cacho.

La historia de Catalina Guzmán es, al final de cuentas, la historia de una niña fresa poblana, que se casa adolescente con un tipo más de veinte años mayor que ella, y que toda su vida al lado de él termina condonando implícitamente su comportamiento. El personaje de Catalina Guzmán a mí me parece, desde hace veinte años que leí la novela por primera vez, un personaje asqueroso.

Pinche vieja; se hizo pendeja toda la vida con tal de conservar el dinero, y las casas, y la posibilidad de hacer (para motivos prácticos) lo que se le dio la regalada gana. Una única vez intenta abandonar al general, y ella misma explica las razones de porqué regresa (que regresa voluntariamente, no como en la película que Juan el chofer va por ella): “no me gustó mi nueva vida”. Pues sí, cómo iba a ponerse a trabajar o algo así; qué horror sólo pensar en eso.

La película trata de mejorar al personaje en varios aspectos, y la verdad no sé si esas desviaciones de la novela hacen mejor o peor la historia; a mí no me gustaron. Por ejemplo, en la película parece que Catalina no abandona al general por sus hijos: en la novela ella misma decide mandar al cuerno a los niños. Al final (para motivos prácticos) le valían madre; sus propios hijos y los otros del general.

Todos los asesinatos, todas las chingaderas de su marido ella realmente prefería ni pensar en eso, o no enterarse si podía: hasta que matan a Carlos… que en la novela yo sigo sosteniendo que es ambiguo si fue o no el general el asesino. De hecho un montón de cosas son ambiguas en la novela; y lo son porque la narradora es Catalina, que quiere que sean ambiguas, porque nunca quiso lidiar con la aterrorizante realidad de con quién se había casado. En la película algunas de esas cosas dejan de ser ambiguas, y repito, no sé si mejore o no la historia, pero a mí no me gustaron.

Las últimas dos cosas que cambia la película (y las que más me molestaron) son el papel de Caty en la muerte del general (en la película básicamente lo envenena), y que Andrés casi tenía asegurada la candidatura a la Presidencia de la República. En la novela Andrés era un viejo cacique derrotado y rebasado para cuando se muere; también por el té negro, pero después de años de tomarlo en exceso por voluntad propia,

Repito para quien no me lo haya oído decir: la novela es de mis favoritas de toda la vida, la he de haber leído más de diez veces fácilmente. Eso no quita que Catalina Guzmán me parezca una zángana asquerosa; que además ese tipo de personaje se vuelve más descarado en las subsecuentes novelas y cuentos de la Mastretta. Siempre escribe de viejas con lana; es incapaz de pensar en una historia que involucre una mujer pobre.

En la misma novela de Arráncame la Vida, Catalina es amiga de la Bibi, amante del general Odilón. Durante la mitad de la novela Bibi no puede casarse con Odilón porque el general estaba casado con su primera mujer, que había sido soldadera durante la Revolución Mexicana. Y la Mastretta, en la voz de Catalina, habla con un desprecio de la esposa de Odilón; que es fea, que es vulgar, que no hace el “favor” de morirse para que su amiga pueda casarse con el general.

Vieja pendeja; al menos esa mujer, fea, vulgar y lo que quiera, hizo algo trascendente en su vida: peleó en la revolución. En cambio Catalina pasó de niña pendeja y mimada a esposa de lujo pendeja y mimada.

Esos sentimientos se transladan a la película: me gustó muchísimo (ayuda bastante ver encuerada a Ana Claudia Talancón, que probablemente haya hecho el papel de su vida aquí). Pero sigo pensando lo mismo de la historia y el personaje. Pobrecita Catalina, encadenada a un marido que jamás le pegó ni la forzó sexualmente (al menos en la novela), que le mataron a su amante músico, pero que jamás intentó de verdad el tratar de vivir sin la cuenta de cheques sin fondo y las casas de lujo con sirvientes que le cumplían hasta su más mínimo capricho.

La película vale (y mucho) la pena verla nada más por la realización, la sobrecogedora belleza y cachondez de Ana Claudia Talancón, y la increíble actuación de Daniel Giménez Cacho. Les diría entonces que fueran a verla, pero probablemente yo era el único pendejo que no lo había hecho. Así que mejor les diré que lean la novela, si no lo han hecho, y que la relean, si ya lo hicieron.

Y que Catalina Guzmán es un personaje asqueroso.

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Permanentemente venido

Yo soy un hombre de fe.

Por supuesto no de fe en dios ni ninguna otra pendejada de ese estilo; tengo fe en pendejadas de estilos muy distintos. Pero en general son cosas suficientemente abstractas y/o lejanas como para que dicha fe sea puesta seriamente a prueba.

Desde hace varias semanas he comenzado a tener fe en algo que es muy concreto, y por lo mismo muy fácil que dicha fe sea puesta a prueba. Y ah cabrón cómo ha sido puesta a prueba. A veces mi fe titubea.

Pero quiero tener fe en esto. Es (como cualquier otro tipo de fe), una decisión que yo tomo, y entonces agarro fuerza y esas dudas desaparecen, y me acerco a un estado parecido al que los católicos llaman estado de gracia.

(Que la analogía correcta, me parece, es como un estado de orgasmo continuo. Permanentemente venido.)

Así que, a pesar de ser puesta a prueba (y más en los últimos días), mi fe resiste. No me queda claro cuánto tiempo lo hará, eso sí.

Pero tengo fe en tener fe. Lo cual causa un cierto tipo de recurrencia; pero eso es otra discusión.

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Piña Express

Ayer fui a ver Pineapple Express (que a algún degenerado se le ocurrió traducir el título como Piña Express). Se aplican las de siempre.

Pineapple Express

Pineapple Express

Seth Rogen interpreta a Dale, un perdedor semi funcional que trabaja entregando citaciones judiciales, que le encanta la mota y tiene una novia de 18 años que sigue en la prepa. Su dealer es Saul (magistralmente interpretado por James Franco), otro perdedor que se dedica a vender mota.

Ambos viven la vida sin ningún tipo de ambición o preocupación real, y son (en su perdedora forma de ser) bastante felices. Cada quien también es (aunque ralmente no se dan cuenta al inicio) el mejor amigo que tiene el otro.

Eso es hasta que Dale va a darle un citatorio al dealer del dealer de Saul (o sea, el dealer del dealer de su dealer), y sin querer ve cómo asesina a alguien. En pánico sale huyendo y va para la casa de Saul, dejando un porro de una mota muy exclusiva que Saul le había vendido.

Por supuesto el asesino es capaz de descubrir la conexión con Saul por el porro, y se siguen persecusiones, balazos, golpes, acción y hartas pendejadas.

Como película de acción Pineapple Express apesta; tiene las secuencias de acción más mal hechas que he visto desde las películas del Santo. Ahora, ciertamente son muy divertidas, y no sé hasta que punto las secuencias apesten porque los creadores así lo desearon.

Como película de compadres (lo que los gringos llaman bro-mance, el “bro” de “brother”, carnal), también apesta bastante, porque es cursi hasta decir basta y perturbadoramente homosexual. Que, pensándolo bien, todas las películas de compadres (incluyendo A Toda Máquina, con Pedro Infante y Luis Aguilar), son bien puñales.

Como película de motos y cómica, sin embargo, es fabulosa; yo sí me estuve meando de la risa casi todo el tiempo, y sí es muy buena en representar lo divertido puede ser estar fumando mota con cuates, eludiendo la vida real y riéndose de cualquier pendejada.

Ademas James Franco es encantador en su papel de dealer, y Seth Rogen (que además escribió la película) también es muy bueno en su papel de perdedor metido en broncas sin quererlo.

No es una buena película, e incluso como comedia no es (ni de lejos) de las mejores que he visto. Pero sí está divertida, y si les gusta (como a mí) la mota, es fácil identificarse con varias escenas. Así que si no tienen otra cosa que hacer, vayan y véanla.

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La Duquesa

Horrorizado descubrí que había pasado más de dos semanas sin ir al cine, y fui a tratar de ver dos películas. Cuando llegué, vi que estaba The Duchess como parte de la selección del FICM, y decidí que debía verla. Ahora, otra vez, no hubo broncas con usar mi membresía; esos cabrones de Cinépolis deberían decidirse.

Como sea, cuando pedí boletos, pregunté que cuánto duraba. Me dijeron que una hora. Les dije que eso no era posible. Me dijeron que eso decía el sistema. Les dije que el sistema estaba mal. Me dijeron que era muy bueno el sistema. Como seguían de necios, pedí boleto para Express Pineapple, consciente de que empezaba una hora y veinte minutos después que The Duchess, y seguro de que no me iba a dar tiempo.

No me dio tiempo; pero no importó, porque The Duchess está muy chida. Se aplican las de siempre.

The Duchess

The Duchess

Keira Knightley interpreta a Georgiana Cavendish, que un día antes de cumplir 17 años se casó con el mucho mayor duque de Devonshire (interpretado por Ralph Fiennes), convirtiéndose así en la duquesa de Devonshire. El duque se casa con ella no por su belleza o por su descarada inteligencia o simpatía: se casa por ella porque necesita (por varias razones, incluyendo políticas) un hijo varón al cual poder nombrar heredero.

La muchacha inicialmente “falla” en darle dicho heredero, además de que el duque es bien caliente y tiene múltiples amantes; sin embargo, el tipo la trata razonablemente bien, si bien no muy cariñosamente.

Un día de visita en un pueblo con aguas termales, la duquesa conoce a Lady Bess, cuyo marido la golpea y la ha apartado de sus hijos, y se hacen amigas de inmediato. La duquesa incluso hace que el duque la invite a quedarse con ellos en Londres, y durante un tiempo Lady Bess le alegra un poco la existencia a la duquesa. Hasta que el duque la hace su amante.

Eventualmente los tres terminan viviendo en un muy loco ménage à trois, en el que de hecho se mantendrían hasta que la duquesa muriera. Mientras tanto, drama, grillas, sexo y romances furtivos ocurren por todos lados.

La película a mí se me hizo fabulosa, en gran medida por las espectaculares actuaciones de la Knightley y de Ralph Fiennes, que se roba la película básicamente portándose aburrido el 95% del tiempo. También la historia (que en general parece apegarse bastante a la verdadera historia de la duquesa), que al fin y al cabo es una historia de amor, con mucho amor. Porque al fin y al cabo la duquesa, el duque y Lady Bess terminaron amándose entre ellos en un delicado equilibrio, cada quien a su manera y cómo podía.

Muy chingona película; yo la recomiendo ampliamente.

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Big Sky

I know this silence – been here before…
I’m walking blinded through your door
This is a sense of things to come
This innocence
Oh, Oh…

Breath in this moment – its come and gone
Further and faster through your soul
Open your eyes, embrace the dawn
Open your mind
Oh, oh…

Release yourself – it’s a big sky
Reveal yourself, it’s a big sky
We love, we live, we take, we give
Release yourself – it’s a big sky

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Satanic Linux

Baboseando por la red me encontré con la Ubuntu Satanic Edition. La idea me parece bastante divertida (y creo que ya había oído hablar de ella); lo que realmente me gustó es el wallpaper, que es una foto de Klemens, usando de modelo a una chava que aparece acreditada como Riven.

Se me hace una foto muy chingona y, en cierto sentido, muy hermosa.

Sólo que yo uso Gentoo; así que (con mis limitadas habilidades artísticas) me fusilé la misma idea, sólo que usando “Gentoo Satanic Edition” en lugar del correspondiente Ubuntu.

Ahí queda para el que también le guste la foto:

Gentoo Satanic Edition

Gentoo Satanic Edition
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Rigoletto

Me llamó el fin de semana mi mamá para decirme que la compañía rusa Galina Vishnevskaya Moscow Opera Center iba a presentar, por dos únicos días, la ópera Rigoletto de Giussepe Verdi en el Teatro de la Ciudad; que me invitaba. Y como yo sigo con mi política de que dadas, hasta las puñaladas, me apunté.

Oh. Dios. Mío.

Esos pinches rusos son muy chingones para la ópera; estuvo fabulosa.

Oleg Dolgov y Boris Statsenko son maravillosos como el Duque de Mantua y Rigoletto, respectivamente; pero Svetlana Mareeva es fenomenal como Gilda. Además es bellísima la rusita, con una sonrisa encantadora y una voz que, literalmente, corta la respiración.

Cuando acabó la ópera y salieron los artistas a que el público les aplaudiera, la banda le aplaudió durísimo a la chavita (porque además está muy joven), y con justa razón: de verdad se roba toda la obra.

Mención especial merece Kristina Fush, que interpreta a Maddalena: aunque sólo aparece en el tercer acto, su actuación y su voz son impresionantes también.

Y otra cosa súper chida es que yo nunca había oído en vivo el aria La donna è mobile, y sí es la neta.

También sirvió para que estrenara el traje hecho a la medida que mi hermano me regaló por mi titulación de la maestría; que ya me estaba dando pena tenerlo ahí guardado desde hacía meses.

Fue una cosa maravillosa; les diría que fueran a verla, pero sólo estarán otro día más (mañana 9 de octubre), y además los pinches boletos están carísimos.

Pero me cae que vale la pena; la valdría únicamente por ver y oír a la Svetlana. Todo el paquete completo es, de verdad, un agasajo de lujo.

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Till the sky falls down

It’s been so long since i have touched you
I can’t remember how it feels
To have you loving arms around me
This is the pain i’ve never healed

All my live i have been searching
For someone honest just like you
You left me here without a reason
Every tear belongs to you

I’ll be waiting till the sky falls down
Till you come around, baby
I’ll be waiting till the sky falls down
Let the rain clouds come

I’ll be waiting till the sky falls down
Till you come around, baby

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Knight Rider

Y me enteré de que revivieron Knight Rider (“El Auto Increíble”, para los que como yo veían la serie original en los ochentas en Televisa), y decidí ver la nueva serie para ver cómo estaba.

Podría tratar de justificar el improbable placer que me da ver el programa con inverosímiles parábolas de la serie de acción del siglo XXI, o falsas alegorías de la importancia de mostrar tecnología imposible, pero sin duda deseable, en la mitología moderna que se transmite día a día a través de la televisión.

En lugar de hacer eso, seré sincero: es un coche que habla. Y además, esta nueva versión es transformer. Así que si eso los emociona (como a mí), vayan y véanla.

Dios, me siento de diez años cuando la veo.

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Metrópoli

Cuando estaba en California, utilizaba Google Maps para todo, porque casi todo estaba ahí. Si quería ver dónde había una tienda, un cine, un negocio, o cualquier cosa de ese estilo, sólo buscaba en Google Maps usando el nombre de lo que buscara, y Northridge o Los Ángeles.

Me daba envidia, porque en la Ciudad de México Google Maps era (en ese entonces) más bien inútil para nada serio, porque aunque funcionara la vista satelital, no tenía ligada ningún otro tipo de información.

Poco más de un año después, un montón de cosas en la Ciudad de México se pueden encontrar utilizando Google Maps: restaurantes, cines, negocios. También están estaciones del metro, verificentros, y servicios de ese tipo.

Todavía no están las cosas como el obtener las instrucciones de cómo ir de un punto a otro de la Ciudad, y (¡maldita sea!) tampoco tenemos Street View. (Pero dicen que ya vieron al carrito de Google aquí en la Ciudad, así que igual y no falta mucho para que la incluyan.)

De cualquier forma es utilísimo. La Guía Roja queda casi completamente obsoleta en comparación.

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