Bridge Constructor

Mi siguiente platino, Bridge Constructor, es algo vergonzoso.

Bridge Constructor

Bridge Constructor

A finales de diciembre de 2022, estaba avanzando a muy buena velocidad en mis trofeos de Street Fighter IV. Yo estaba seguro de que obtendría el platino antes del 1º de enero; me faltaba terminar los desafíos con medallas de oro, lo cual a su vez desencadenaría que salieran otros cinco trofeos, incluido el platino.

Si no me hubiera dado Covid, a lo mejor hubiera podido; pero para el 31 de diciembre era dolorosamente obvio que no podría terminar SFIV. He aquí que viene la parte vergonzosa.

Yo nunca he comprado juegos para mis PlayStations con el único objetivo de obtener trofeos; hoy en día de hecho es trivial hacerlo, porque durante un par de años Sony casi no hizo ningún tipo de trabajo de curación de los juegos disponibles en la PlayStation Store, así que no era raro que aparecieran juegos terriblemente malos y baratos (alrededor de un dólar), cuyo único chiste es que se podía obtener el platino en horas, minutos, o (en casos extremos) segundos.

Aunque ahora Sony pone un poco más de atención en qué juegos acepta, además de que ese tipo de juegos generalmente no los publicita mucho, pues esos juegos basura siguen muchos de ellos en la PlayStation Store. Lo que es más, algunos están en el catálogo de juegos para los que tenemos PlayStation+.

El chiste de acabar con SFIV era que con esos trofeos obtendría, durante el año 2022, más trofeos que ningún año anterior en mi vida de jugador en PlayStation. Cuando vi que Street Fighter IV no lo iba a acabar, revisé en el catálogo de juegos disponibles cuál podía sacarle el platino lo más rápidamente posible, y lo jugué hasta obtener los trofeos para romper mi récord anual.

Aún así me llevó casi dos semanas obtener el platino.

En defensa de Bridge Constructor, la verdad es que no es un juego basura únicamente creado para sacar un platino rápido; pero tampoco es muy buen juego que digamos. Es un juego de puzzles, donde uno (sorprendentemente) construye puentes; y es dolorosamente obvio que es un juevo móvil (para celulares) que alguien agarró y portó para el PS4.

Aún así está entretenido… excepto que para sacar tres estrellas en todos los niveles hay a veces que construir puentes que son esperpentos espantosos, siendo el peor ejemplo un nivel donde básicamente uno construye un columpio que obviamente sólo sirve para que pasen los dos camiones que cada nivel requiere. Más aún, que un juego de este estilo no tenga un editor de niveles para que la banda pueda diseñarlos y compartirlos debería considerarse un crimen de lesa humanidad.

De todas formas es al menos entretenido un tiempo y no me arrepiento de haberlo jugado; entre otras cosas porque sólo lo hice dos semanas. Y además sí rompí mi récord de trofeos anuales… hasta que tuve que ocultar unos juegos el año pasado por pendejadas que hice.

No recomiendo Bridge Constructor, pero mayormente porque es más que nada intrascendente. Si la dificultad de los niveles requiriera ingenuidad e imaginación, más que muchas veces fuerza bruta; y sí además incluyera un editor de niveles, creo que sí lo recomendaría. Como está, unas cuantas horas de entretenimiento es lo más que se le puede exprimir.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Barbie

Aunque no hice el Barbenheimer tal cual (ver Barbie y Oppenheimer el mismo día), sí vi ambas películas; y vi primero Barbie, porque por supuesto me interesaba mucho más que Oppenheimer.

Se aplican las de siempre.

Barbie

Barbie

Me encantó esta película, no en menor medida por Margot Robbie, que hace un papel espectacular en la misma. Ryan Gosling también, pero yo (contrario, al parecer, a todo el resto del mundo) preferí por mucho a la Robbie, que además hizo su papel viéndose increíble toda la película, al grado de que la misma se burla del hecho de que es ligeramente imposible creer que alguien como ella se pueda sentir fea.

La película es obviamente un comercial de dos horas para vender juguetes de plástico a niñas y me imagino a algunos niños; pero no por ello deja de tener un mensaje bastante chido, y además no se toma terriblemente en serio a sí misma. Lo cual debería ser por omisión, dado que es un comercial de dos horas para vender juguetes de plástico a niñas y me imagino a algunos niños.

Yo me estaba medio orinando de la risa con casi todos los chistes de la película, porque además de ser objetivamente hilarantes, muchos fueron particularmente inteligentes, lo cual yo agradezco. Y también me gustó que la película ni siquiera trata de explicar la existencia de Barbieland y cómo se translada uno de ahí al mundo real y de regreso; es, toda proporción guardada, la versión gringa de lo que en Latinoamérica llamamos realismo mágico: más plástico y más menso, pero relativamente honesto, me parece.

Llevo años criticando a Warner Bros.; con justa razón, me parece. Sin embargo, ese desmadre que caracteriza a la compañía, es también parte de lo que le permite (de vez en cuando) producir obras extraordinarias, como me parece lo es Barbie. Una compañía tan mercenaria como es Disney jamás podría producir algo del estilo de Barbie: es demasiado inteligente y subversiva para el ratón diabólico. Yo creo que WB podría de todas formas producir este tipo de obras sin necesidad de tanto drama y de esperpentos como los que luego se saca, pero eso es otra discusión.

Sinceramente no me cabe en la cabeza cómo alguien podría odiar esta película; no es para todo mundo, evidentemente, pero según yo incluso nada más ver a Robbie y Gosling todos hermosos todo el tiempo valdría por sí mismo el precio del boleto de entrada. Pero ese soy yo, supongo.

Yo la recomiendo encarecidamente; de forma probablemente medio inútil, porque al parecer casi todo el mundo fue a verla. Múltiples veces.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Don’t toy with me, Miss Nagatoro

Me parece que en 2021, cuando se transmitió originalmente, me aventé Ijiranaide, Nagatoro-san, traducida oficialmente como Don’t toy with me, Miss Nagatoro, pero que (si mal no recuerdo) en las traducciones no oficiales hechas por fans era Don’t bully me, Miss Nagatoro, originalmente. Creo que es más fiel esa traducción original.

Don't toy with me, Miss Nagatoro

Don’t toy with me, Miss Nagatoro

Esta serie, junto con Komi-san wa, Komyushō Desu y Sono Bisuku Dōru wa Koi o Suru, cambiaron mi forma de ver animé de los últimos años: me gustaron tanto las tres, que comencé a comprar las impresiones en papel traducidas al inglés del manga (en español está en el dialecto de España, que todo mundo sabe uno necesita un traductor para entenderlo en México). Y cuando adquirí todos los volúmenes en papel del manga, me puse a leer las traducciones digitales hechas por fans en línea, porque esas van al día (las traducciones en papel tardan meses en publicarse en muchos casos).

Las tres series son espectaculares, y a estas alturas no estoy 100% seguro de cuál sea mi favorita; pero Nagatoro en particular es de las cosas más puras que he visto en mucho tiempo, lo cual es sorprendente, porque es incluso incómoda al inicio por todo el bullying de Nagatoro, además de que es indiscutiblemente arrecha.

(Les recomiendo ampliamente que la chequen, entonces no sigan leyendo si planean hacerlo, porque voy a soltar toda la sopa).

La historia relata la relación entre el protagonista inicialmente anónimo de la historia, que es estudiante de segundo año de prepa; y Hayase Nagatoro, una linda estudiante de primer año en la misma escuela. Nuestro protagonista (que el manga tarda siglos en revelar su nombre, Naoto Hachiouji) es miembro del club de arte y es un muchacho con lentes, inseguro y reservado. En el fondo le tiene miedo a todo mundo, pero más aún a mujeres; y todavía más a mujeres bonitas.

Un día Naoto va a la biblioteca y termina sentado cerca de Nagatoro y su grupo de amiguitas; todas las cuales son ruidosas, llamativas y bonitas, si bien indudablemente agresivas en todos los aspectos. Eventualmente el grupo de Nagatoro se va, pero ella se queda después de notar a su senpai, y comienza a hablar con él.

Ese primer encuentro entre Nagatoro y su senpai es, literalmente, doloroso; después de ver algunas páginas de un manga que Naoto había dibujado, Nagatoro comienza a burlarse de él, lo que causa que él entre en pánico, lo que le resulta enormemente divertido a la muchacha y causa que se burle todavía más de él, que a vez hace que Naoto entre todavía más en pánico, etcétera; formando un círculo vicioso que termina con el muchacho literalmente llorando de rabia y frustración y Nagatoro desternillándose de la risa de haberlo hecho llorar.

A lo largo de mi vida he tenido altibajos con múltiples mujeres en múltiples relaciones en múltiples circunstancias; pero nunca he sentido que literalmente alguien haya estado “jugando” conmigo, mucho menos con el objetivo de hacerme llorar. Aún así, es difícil ver esa escena en el animé o leerla en el manga; es cruda, cruel, dolorosa y de pena ajena: y me imagino que para las personas que sí han experimentado un abuso de ese estilo, la escena es básicamente insoportable. Hay un contingente en línea que destazó al animé acusándolo de normalizar o aceptar el bullying (o peor aún, al parecer, fetichizarlo) y que sencillamente se negaron a seguirlo viendo; y en algunos casos a pedir la cabeza del autor en una estaca.

(Hay que mencionar además que Nanashi, el autor, comenzó su carrera artística dibujando mangas pornográficos, hentai, lo cual se alcanza a percibir en múltiples episodios del manga y del animé).

A mí me pareció genial; porque los seres humanos somos estúpidos y falibles y me gusta ver eso representado en mi ficción. Nagatoro comienza a juntarse con su senpai en el casi desierto club de arte, y continúa molestándolo pero nunca con la intensidad de ese primer encuentro.

Entendiblemente, Naoto inicialmente no está muy contento de tener que lidiar con Nagotoro básicamente todos los días; pero rápidamente se da cuenta de que, hey, una chica linda le está prestando atención. Molestándolo (de forma juguetona, mayormente, después de la primera vez), sin duda alguna; pero prestándole atención de cualquier manera.

Por qué se acerca Nagatoro con su senpai es inicialmente difícil de entender, pero la explicación más sencilla es que le dio curiosidad, probablemente sin caer en cuenta de que, como dijo García Márquez, la curiosidad es otra de las tantas celadas del amor.

El romance entre Naoto y Nagatoro es de las cosas más puras, divertidas y reales que he tenido el placer de disfrutar; ambos tienen defectos y cualidades creíbles; ambos crecen y evolucionan como personas de carne y hueso; ambos descubren, con algo de sorpresa, cuánto les gusta el otro; y ambos terminan admitiéndolo, sin extenderlo a muerte de manera artificial como suelen hacer muchos mangas y animés románticos.

Y todo esto está enmarcado en una serie que es indiscutiblemente comedia; nunca deja de ser divertida, hilarante incluso en múltiples episodios, porque la historia está firmemente plantada en estos dos personajes (y su círculo de amiguitos, que también son espectaculares) que están muy bien definidos y que tienen deseos y necesidades reales y creíbles.

Senpai (que así le dice Nagatoro toda la serie) pasa de ser un muchacho con lentes, inseguro y reservado, a madurar en un muchacho sin lentes (comienza a usar de contacto; y me encanta la broma de que aún así trata todo el tiempo de acomodarse sus no existentes lentes con dos dedos en el puente de la nariz), mucho más seguro y proactivo, al grado de que muchos le decimos Chadpai, porque termina siendo un Giga Chad que en muchas ocasiones le voltea el plato a Nagatoro (que así le dice su senpai toda la serie), culminando en siendo él el que se confiesa, como debe de ser (en mi visión boomer de la vida).

Es de los chistes más adorables de toda la serie; Nagatoro se revela como un tanque de cristal, capaz de hacer mucho daño pero completamente incapaz de recibir ninguno, entonces cuando Chadpai toma la ofensiva la pobre muchacha termina literalmente toda chiveada y sin saber que hacer.

Bueno; a veces azota contra el piso a Naoto, dado que es una judoka a nivel cercano a olímpico.

Ijiranaide, Nagatoro-san es, indudablemente, arrecha; pero yo me atrevo a decir que es apropiadamente arrecha y, si acaso es posible, manteniendo el buen gusto. La arrechez de la historia además se presta para múltiples y muy cagados chistes, como que Nagatoro le gusta incomodar a su senpai amenzándolo con que se va a quitar la ropa, para que de repente le falle y sí le enseñe más de lo que había planeado y sea ella la que entre en pánico. O también para momentos dulces y emocionalmente muy satisfactorios, que han resultado en que por ejemplo Naoto haya pintado un cuadro de Nagatoro desnuda (de espaldas) o que entre sus múltiples aventuras hayan terminado bañándose juntos (en un onsen o baño público de aguas termales), aunque en ese momento ni siquiera se habían besado.

El animé sigue casi al pie de la letra al manga; pero sólo cubre el inicio de la historia, aunque hacia el final de la primera temporada ya es obvio que Nagatoro está perdidamente enamorada de su senpai. El manga va mucho más adelantado; Naoto y Nagatoro son novios oficiales y justo hace unos días por fin se dieron su primer beso, aunque los muy degenerados andaban de la mano desde hacía mucho tiempo, los muy sucios.

Do you want to kiss me?

Do you want to kiss me?

Me encanta Ijiranaide, Nagatoro-san; el manga va que vuela a convertirse en uno de mis favoritos de toda la vida, y el animé falta que alcance al manga, pero es igualmente de recomendable. No es una serie para niños: es arrecha y a veces innecesariamente agresiva; pero justamente eso podría usarse para describir a Hayase Nagatoro, y a mí al parecer eso me gusta (como también a Chadpai). Y debajo de todas las calenturas de un par de adolescentes en la edad exacta en la que se pasan dichas calenturas, además de la agresividad que a veces muestran Nagatoro y sus amiguitas, está una historia en el fondo muy tierna, muy dulce e hilarantemente romántica: de verdad, si pueden aguantar la incomodidad del primer encuentro entre Nagatoro y su senpai, yo creo que sí van a disfrutar la serie.

La recomiendo encarecidamente. Está en Crunchyroll, si les interesa; y los volúmenes en inglés del manga están en Amazon.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz

Cuando Xóchitl salió a la luz pública nacional, como la comisionada ídem para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas con el tarado de Fox, fue la miembro de su gabinete que mejor me cayó.

No me cayó bien, obviamente; pero dado el desastre que fue ese gabinete, sexenio y presidente, Xóchitl era la que menos mal me cayó, si así lo prefieren. Como la tía ruidosa que uno no estima realmente, pero que al menos hace las reuniones familiares más divertidas.

No necesariamente porque sea simpática o ni siquiera chistosa; pero sí definitivamente cagada. Tal vez uno no sea ría con ella; pero al menos se ríe de ella.

Gálvez ha sido una figura política gris, en el sentido de propuestas o resultados; generalmente “cayendo para arriba” cada vez que vuelve a brincar a un nuevo cargo.

Acabó de jefa delegacional de la Miguel Hidalgo en 2015 (evidencia del desfondo que venía ocurriendo en los cuadros prianistas hacia la segunda mitad del sexenio de Peña Nieto), donde tuvo un desempeño intrascendente, si somos generosos; o con varios de los signos de corrupción en la capital que caracterizan a los prianistas (contratos de desarrollos inmobiliarios a empresas propias o cercanas), si creemos los dichos de Víctor Romo.

Después terminó como senadora plurinominal, nominalmente por el PRD (para que les salieran las cuentas después de la madriza que puso Morena a los demás partidos políticos en 2018), pero siempre miembro de la bancada panista, aunque en el primer debate los negó, como Pedro a Chuy.

En toda su carrera, Xóchitl se caracterizó por hacer maniobras “coloridas”, como encadenarse a la silla del Presidente del Senado o tratar de irrumpir en las mañaneras del Presidente; o sea, haciendo (como siempre) cosas “cagadas”. Eso de hacer propuestas o implementar políticas que mejoren la vida de los ciudadanos, como es el caso con casi todos los prianistas, nunca ha sido lo suyo.

Esa última ocurrencia de la entonces senadora (ahora con licencia) fue lo que en parte determinó que acabara como la candidata presidencial de la oposición prianista; originalmente ella le tiraba a ser candidata para jefa de gobierno de la Ciudad. No hay que engañarnos; también perdería la jefatura de gobierno, pero me parece que no sería de forma tan apabullante, como se ve venir para la contienda por la Silla del Águila.

Si somos bien pensados, la candidatura presidencial de Xóchitl fue resultado del grupo amorfo e incompetente lidereado por Carlos X. González, en un proceso ridículo donde cada vez que dizque sí iba a enfrentarse con alguien más, sus contrincantes intempestivamente se bajaban solitos, siendo el caso más patético el de Santiago Creel, que de plano se echó a llorar porque sabía que estaba perdiendo la última oportunidad en su vida de ser el candidato presidencial de su partido, el PAN. Las encuestas que asegún utiliza Morena para determinar candidaturas son una mamada, no nos engañemos; pero son infinitamente superiores a la burla de proceso que se inventaron en el prianderré.

Si somos mal pensados, la candidatura presidencial de Xóchitl fue resultado de una de las maniobras políticas magistrales del Peje, que les eligió la peor candidata posible a sus contrincantes, con el agravante de que incluso consiguió hacer que los mismos creyeran que ellos la habían elegido solitos.

Si no fuera por las múltiples evidencias de corrupción, Xóchitl me daría lástima. La pobre mujer nunca se imaginó (ni mucho menos se preparó) para competir por la Silla del Águila; ella esperaba competir por la jefatura de la Ciudad de México, perder (ya fuera la interna o la general), y continuar cayendo para arriba en las jerarquías partidistas del PAN o las coaliciones putrefactas que liderea, viviendo de los negocios con sus empresas, sean legales o ilegales.

Nunca tuvo un proyecto de nación; nunca tuvo propuestas que no sean ocurrencias ridículas como súper prisiones y tarjetas inteligentes; nunca tuvo una estrategia de campaña distinta al sinsentido de atacar con las mentiras más absurdas posibles a la candidata de Morena y a uno de los presidentes más populares y queridos de toda la historia

Y aunque sin duda la senadora con licencia no se preparó para esta candidatura, no es nada más culpa de ella: el desastre que ha sido dicha candidatura, es en gran medida resultado de la coalición de partidos que la aventaron a los lobos para después abandonarla figurativa y literalmente, al grado de que la candidata les tiene que rogar que por favor hagan anuncios para impulsarla; y de asesores como el inútil de Castañeda, que primero dijo la barbaridad de que un proyecto de nación era una “idiotez” y que debían concentrarse en “las gelatinas”; para después rematar con exigirle a Xóchitl que lanzara una “guerra sucia, pero sucia” contra Claudia Sheinbaum.

Sin embargo sería injusto, incluso con la misma Xóchitl, el no fincar la responsabilidad mayor del desastre que ha sido su candidatura en ella misma: al fin y al cabo aceptó cuando se la ofrecieron. Y Xóchitl es una candidata peśima: mala oradora; peor debatiente; lenta ante preguntas incómodas e incluso ante preguntas a modo; con harta cola que le pisen; con actos de nepotismo que se le han revertido en su contra; y cometiendo errores no forzados una y otra y otra y otra vez, como poner el escudo nacional de cabeza en el primer debate o decir que la gente mayor de 60 años que no se ha hecho de un patrimonio como ella (probablemente de forma ilegal) es porque “está bien güey”.

Quiero terminar, sin embargo, analizando con el que en mi opinión probablemente es el acto más emblemático (y ridículo) que Xóchitl ha cometido en su campaña.

El primero de marzo de este año, para iniciar su campaña, Xóchitl firmó con sangre la promesa de que no se eliminarían los programas sociales que para motivos prácticos han definido al sexenio del Peje.

Primero: prometer (firmando con sangre) que no se tocarían los programas sociales, es implícitamente reconocer que el hilo conductor de la Transformación encabezada por Andrés Manuel y que planea continuar Claudia (por el bien de todos, primero los pobres), es correcto.

Segundo: prometer (firmando con sangre) que no se tocarían los programas sociales, como abanderada del PAN a la Presidencia de la República, es de las cosas más hipócritas que hayamos visto en la historia política de México, cuando ningún diputado del PAN (que es su partido, aunque lo niegue) en este sexenio votó a favor de las reformas constitucionales para instaurarlas. Ninguno; en el mejor de los casos se abstuvieron.

Tercero: prometer (firmando con sangre) que no se tocarían los programas sociales, es implicitamente admitir que no podemos sencillamente creer en su palabra, y por lo tanto debe hacer espectáculos vergonzosos como firmar con sangre, a ver si así sí le creemos.

La oposición unida en la coalición del corazón partido tuvo todo el sexenio del Peje para preparar un proyecto de nación y destilar un candidato o candidata que pudiera enarbolar y defender dicho proyecto. En lugar de eso, se dedicaron a atacar al Presidente, en ocasiones con razón, pero en general sin ella, de manera inclemente y sin dar alternativas viables; y a tratar de defender mezquinamente el poder y los privilegios que poco a poco fueron perdiendo de manera inclemente estos seis años. A inicios de 2018, Morena gobernaba cero entidades federales; seis años después, a inicios de 2024, Morena gobierna veintidós.

Para rematar, dicha oposición terminó postulando (instigados por el Peje, si somos cínicos) a una candidata sin ninguna posibilidad de competir con la candidata de la Transformación, y además abandonándola cuando notaron (como todo mundo lo hizo) que esa candidatura estaba destinada al fracaso, en una estrategia una vez más perdedora de tratar de defender los pocos reductos de poder que con esfuerzos mantienen, y que es probable resulte en que también los pierdan, al menos en parte.

A estas alturas del partido, todavía encuentro a Xóchitl como una mujer cagada, y dentro de la pudredumbre que es ya la unión hereje entre el PRI, PAN y PRD, sigue siendo de las que mejor me caen. Sinceramente me da pena ajena ver cómo la pobre se hunde a sí misma cada vez más, sin que nadie en general ni en los partidos que la postularon en particular haga nada para ayudarla, en gran medida porque no hay mucho que puedan hacer, mucho menos a estas alturas, a siete semanas para que ocurran las elecciones presidenciales.

Hace seis años me parecía (a mí y a más de la mitad de los votantes) que era obvia la opción que debíamos tomar al elegir presidente; este año, la pregunta es casi ofensiva. Estoy convencido que el número de personas que van a votar por Xóchitl con emoción y teniendo la certeza de que ella es la mejor candidata que se les podría ocurrir, es estadísticamente insignificante: casi todos los que voten por la candidata prianista lo harán realmente por votar en contra de la Transformación.

Pero son una minoría disminuyente que al parecer será incluso menor que hace seis años; entonces ni siquiera importa demasiado.

No sé qué será de Xóchitl; hace seis años yo me atreví a pronosticar que Anaya desaparecería de México (que técnicamente eso hizo, al menos durante el sexenio), pero se me olvidaba que él sabe dónde están enterrados muchos de los cadáveres del prian (en términos políticos; no lo estoy acusando de asesino… todavía) y entonces consiguió arrancarle al prian una candidatura plurinominal segura, lo que le dará fuero legislativo para que no lo metan a la cárcel, que es probablemente la razón por la que se la pasó autoexiliado este sexenio.

No creo que Xóchitl le alcance ni siquiera para eso, porque como digo en general siempre ha caído para arriba en sus cargos, no por su habilidad política, conexiones o información. Al contrario: Anaya y Meade fueron “perdonados” en el sentido de que sus partidos no se los comieron vivos (políticamente hablando), un poco concediendo que no era realmente culpa de ellos, sino del gigante que terminó siendo Andrés Manuel en el 2018; pero con Xóchitl me da la impresión de que la usarán como chivo expiatorio.

La culpa no será del PAN o del PRI (el PRD desaparecerá), ni de Alito o Marko Cortés; la culpa no será la falta de programa o propuestas; la culpa no será de que abandonaron a su candidata tratando de salvar sus pobres pescuezos: no, la culpa será de Xóchitl, que no usó bien a las gelatinas; o que le quedó grande el saco; o que no atacó con suficiente salvajismo; o de que cometió un error imperdonable al integrar oficialmente a su hijo a su campaña; o vayan a saber qué, pero yo sospecho que tratarán de culparla a ella de todo.

Vamos a ver; como digo arriba, si no fuera por las muy alarmantes evidencias de corrupción, lo principal que sentiría yo por Xóchitl Gálvez es lástima. Porque este 2 de junio, a menos que algo realmente catastrófico ocurra en el próximo mes y medio que queda de campaña, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz perderá las elecciones presidenciales, postulada por una unión casi total de la oposición partidista en México, y de manera contundente y apabullante, que rayará (si no es que lo será completamente) en una humillación vergonzosa.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Control

Después de Shantae, mi siguiente platino fue el de Control.

Control

Control

Tengo una relación tóxica con la Fundación SCP; cada dos o tres años comienzo a leer los SCPs (o skips), haciéndolo absurdamente en orden, lo cual garantiza que nunca avanzo.

Que es inútil pensar en “avanzar” con los procedimientos de contención especial (Special Containment Procedures, SCPs) de la Fundación SCP, dado que es un proyecto colaborativo de escritura y los SCPs son modificados, movidos y en algunos casos incluso eliminados frecuentemente.

Por si no lo saben, la Fundación SCP (Secure, Contain, Protect) se encarga de asegurar, contener y proteger a objetos, personas, entes y lugares con propiedades paranormales. El proyecto es un wiki (como la Wikipedia): todo mundo puede escribir casos SCP para estos objetos, personas, entes o lugares, aunque se hacen concursos para elegir a los SCPs con números múltiplos de 1000, por ejemplo.

Siendo un proyecto colaborativo internacional, la calidad y originalidad de los SCPs varía enormemente, pero en general son al menos entretenidos, en algunos casos hilarantes, en otros realmente aterradores y no faltan los que son desgarradores emocionalmente. Uno puede perder años leyendo SCPs antes de irse a dormir todas las noches, hasta que probablemente el aumento en el número de pesadillas que tengan resultará en que dejen de hacerlo, periódicamente, como me ha pasado a mí. Hasta que pasan un par de un años y regreso de nuevo a buscarme pesadillas.

Como sea; la Fundación SCP tiene un videojuego indie, tierno pero más bien limitado. Control en cambio es un videojuego triple A que oficialmente no tiene nada que ver con la Fundación SCP; pero todo mundo sabe y admite (incluyendo los desarrolladores) que el juego está superficialmente basado y hace homenaje a muchos SCPs de la Fundación.

Me encantó este juego; es espectacular en casi todos los aspectos: la historia, los gráficos, la música y por encima de todo el modo de juego. Jesse, la protagonista, comienza a adquirir poderes paranormales que hacia el final del juego hacen que sea básicamente una superheroína, que puede flotar, moverse super rápido en ráfagas cortas, manipular objetos (¡y enemigos!) telequinéticamente y limpiar las zonas tomadas por el Hiss en la Casa Más Vieja.

La historia sigue a Jesse, una sobreviviente de un evento paranormal que destruyó a su pueblo. Una entidad incorpórea que se hace llamar Polaris salva a Jesse y su hermano gemelo, Dylan; pero la Oficinal Federal de Control (FBC, Federal Bureau of Control) llega a las ruinas del pueblo y se lleva a Dylan mientras Jesse huye auxilada por Polaris.

Durante años Jesse vive huyendo de la FBC, hasta que con ayuda de Polaris una vez más, consigue encontrar la Casa Más Vieja, los cuarteles de la FBC, y de buenas a primeras se convierte en su nueva directora. Cómo hacen esto es fenomenal y ocurre como en los primeros veinte minutos del juego. De ahí Jesse, en su papel de nueva directora de la FBC, asume la responsabilidad de rescatar a la agencia de un ataque/posesión por parte de un ente extradimensional que denominan Hiss.

El juego es, en mi humilde opinión, casi perfecto: me encantó como no tienen idea. Toda la Casa Más Vieja está repleta de documentos, grabaciones y videos que relatan todos los casos con los que la FBC ha lidiado durante su existencia, y se va descubriendo el secreto de qué pasó con el director anterior, el estado de los distintos jefes de departamento de la FBC, quién está detras del Hiss, y muchas otras cosas más.

Es espectacular.

Sólo tiene un pequeño problema: es ligeramente imposible de jugar en PlayStation 4 normal. Los ataques de Jesse contra el Hiss normalmente causan un montón de explosiones y humaredas, que los efectos de partículas que el juego usa para representarlos a su vez ocasionan que la pobre consola comience a sudar tratando de dibujarlos en la pantalla, lo que resulta en que los FPS (frames per second, cuadros por segundo) se desplomen a como 2. En escenas de mucha acción no era raro que el juego pareciera una presentación de PowerPoint. Nunca me había pasado eso con un videojuego de PlayStation.

Ahora, por alguna razón que no comprendo, comencé a jugar este juego en PS4, aunque tenía disponible la versión en PS5 (las dos me salieron gratis con mi suscripción a PlayStation+, son parte del catálogo de juegos). Y en ese momento no sabía (lo descubrí, güey como soy, meses después) que uno puede sin problemas jugar básicamente todos los juegos del PlayStation 4 en el PlayStation 5 (hay un puñado que no se pueden).

Si hubiera terminado el juego en mi PS5 (aunque fuera la versión PS4) no hubiera tenido problemas; pero ni siquiera se me ocurrió intentarlo. Mejor agarré y compré en MercadoLibre un PlayStation 4 Pro usado, sorprendentemente barato desde mi punto de vista. Mi racionalización fue que además de poder jugar Control sin que pareciera presentación de PowerPoint, iba a poder usar dos PlayStations 4 para poder sacar fácilmente trofeos en línea (así le hice con Dead or Alive 5 Last Round, por ejemplo).

Y técnicamente sí, me ha servido para eso; pero tener dos PS4s y un PS5 es medio retrasado mental: uno puede usar el PlayStation 5 como segunda consola para juegos de PlayStation 4 en línea.

Como sea, eso lo descubrí después; terminé Control en mi PS4Pro, y aunque seguía alentándose en escenas con muchos efectos de partículas, era al menos jugable.

En trofeos Control es increíblemente noble, casi a grados ridículos: yo jugué con una dificultad moderada casi todo el juego, pero uno puede configurar eso de forma ridículamente granular (que es lo que hice al mero final para sacar los últimos trofeos que me faltaban). Mi último trofeo era cumplir un cierto número de misiones de un tipo particular, pero no chequé con cuidado cuántas misiones llevaba y me salió ese trofeo y el platino sin que estuviera grabando, así que lo único que tengo es la captura de pantalla que hace automáticamente el PlayStation 4 cuando uno saca un trofeo:

Platino de Control

Platino de Control

Ni siquiera es una foto particularmente interesante.

También capturé el video; pero en PlayStation 4 la chingadera únicamente graba el juego, no la capa donde aparecen las notificaciones del sistema, que es justamente donde se anuncian los trofeos ni tampoco el ding que suena al mismo tiempo. En PlayStation 5 se graba automáticamente el ding del trofeo y la notificación en pantalla; pero únicamente unos cuantos segundos antes y después del trofeo: si uno guarda el video manualmente, tampoco se graba la capa de notificaciones ni el ding, que es como que lo importante. Digo yo.

Como sea: me encantó Control, es de mis videojuegos favoritos del PlayStation 4 (Pro) y esto ha causado que quiera jugar Alan Wake y su secuela, que acaba de salir con aclamo crítico también, porque son hechos por la misma compañía y ocurren en el mismo universo. Por último, espero con ansias la secuela de Control, que ya fue anunciada aunque todavía no hay fecha de lanzamiento.

Y mientras tanto, supongo que jugaré de nuevo Control, pero ahora para PlayStation 5; son conjuntos de trofeos diferentes, entonces hasta eso tiene de ventaja.

Les recomiendo encarecidamente que jueguen Control, aunque sea nada más en una única consola (o en PC; está en Steam). Es de verdad extraordinario.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Misión Imposible: Sentencia Mortal Parte 1

En julio del año pasado fui a ver Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One, porque por supuesto que eso hice.

Mission: Impossible - Dead Reckoning Part One

Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One

Estas películas cada vez son más idiotas. Como ya no saben qué país ahora hay que usar como enemigos, se inventaron una “inteligencia artificial”, entonces pues es Tomás Crucero contra ChatGPT.

La película me gustó bastante; es muy entretenida si uno apaga las neuronas de la estupidez de inventarse un enemigo casi omnisciente porque así lo dice el guión, tiene acción casi ininterrumpida (incluyendo una secuencia en un tren que es casi idéntica al inicio de Uncharted 2: Among Thieves), y Hayley Atwell es estupidizantemente sexy.

Lo único que no me gustó fue que desmurieran a Ilsa Faust, interpretada por la imposiblemente hermosa Rebecca Ferguson; con el agravante de que al parecer es para que Ethan Hunt se consiga nuevo modelo (interpretado por la antes mencionada Hayley Atwell).

La película está bien, si uno la ve como lo que es; lamentablemente se enfrentó al monstruo de Barbenheimer, entonces no le fue muy bien que digamos en la taquilla, y pues sepan entonces qué pasará con la segunda parte, porque además de todo termina en un cliffhanger.

De cualquier manera, yo sí la recomiendo.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Los candidatos en 2024

Este año electoral no escribí mucho de política, en gran medida porque los resultados (principales) de la elección fueron del dominio público al menos desde que las candidatas (y el otro güey) quedaron definidas. No sólo hizo esto medio redundante estar escribiendo la crónica de una muerte (política) anunciada; también hizo, al menos respecto al resultado, un poco aburrido todo el proceso.

(Por más divertido que haya sido, al menos para los que apoyamos a la Transformación).

Como sea, exactamente en dos meses serán las elecciones, así que supongo que va siendo hora de que comience a dar mi opinión acerca de cada una de las candidatas (y el otro güey). No que tenga la más mínima importancia, sólo me parece importante dejar registro de cuál, en mi opinión, es la mejor candidata y por qué es Claudia Sheinbaum.

A partir mañana escribiré cada dos semanas acerca de cada una de las candidatas (y el otro güey), en orden inverso de sus preferencias electorales dadas todas las encuestas en existencia. Dejaré una última entradada un par de semanas antes de las elecciones con un último llamado al voto para todos los ciudadanos, sin importar sus preferencias políticas.

Por lo tanto empezaré mañana con el otro güey.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Los quejumbrosos

Hay un sector pequeño (y que por lo tanto no tiene mucha relevancia a la hora de contar los votos), pero en mi opinión importante. Es gente que posiblemente vaya a votar por la Transformación este dos de junio; que en el peor de los casos sencillamente no votará; pero que jamás votarían por nuestra desesperada y triste oposición, porque son fundamentalmente personas decentes.

Eso sí, se quejan de un chingo de cosas; y por eso me gusta llamarles los quejumbrosos.

La mayoría de las quejas que tienen son resultado, en muchas ocasiones, de que viven en su búrbuja (como gran parte de los que no apoyan la Transformación) y entonces creen muchas veces en cosas que son falsas, como que de verdad casi no hay medicamentos en los hospitales públicos y que además es porque son incompetentes los de la Transformación; o que los libros de texto gratuitos ya no tienen matemáticas, porque a la Transformación no le parece algo importante que deban estudiar los niños.

Sin embargo, están conscientes de que el PRI es actualmente una bazofia (y de hecho en general nunca votaron por el PRI y nunca lo harían); saben que el PAN está asociado al fascismo y el mochismo y que no es muy distinto del PRI; que votar por el cascarón podrido del PRD es básicamente tirar a la basura dicho voto; y que MC es, en el mejor de los casos, intrascendente.

Entonces votan por Morena, básicamente bajo protesta diciéndose que de todo lo malo, es lo menos pior; o no votan, en el peor de los casos.

Como digo al inicio, muchos integrantes de este sector son fundamentalmente gente decente; les interesa (al menos en teoría) que disminuya la desigualdad económica; son progresistas en cuestiones de género y la comunidad LGBTAQRZXWΓΨΘД; son “indigenistas” superficialmente (van a Tepoztlán, si no es que tienen casa de fin de semana ahí, y usan huipiles o similares); y son, en resumen, lo que en mis círculos movilizados siempre describimos como “izquierdistas” de café: se dicen izquierdistas, pero la acción izquierdista más fuerte que jamás han hecho, es discutir sus opiniones “progresistas” mientras se toman un café en Coyoacán.

En defensa de ellos, generalmente salen a votar; y cuando lo hacen (como dije arriba) lo común es que lo hagan por los candidatos que representan las causas que en los hechos compartimos. Pero básicamente esa es su única contribución a la democracia en México; y, como ya mencioné, a veces ni eso.

En general nunca se han movilizado. Si los cuestiona uno por qué nunca se han movilizado, probablemente responderán que nunca sintieron que su participación en una movilización pudiera servir de algo; pero en el fondo siempre hay un sutil (y es posible que a veces inconsciente) desprecio por la banda que sí se moviliza: para gente educada, como ellos (suelen tener una muy amplia y buena educación), el estar marchando, estallando huelgas o participando en plantones es inherentemente algo que le corresponde a la gente debajo de su condición. Porque son, aunque muchas veces ni se den cuenta, increíblemente clasistas.

Bueno, estos cabrones suelen ser de los críticos más vocales de la Transformación; muchas veces por literalmente ignorancia de que ni siquiera se toman en serio la responsabilidad que tienen de mantenerse bien informados; pero a veces con toda la razón del mundo. Es gente en general preparada y (repito) fundamentalmente decente: si algo les parece mal y no es una tergiversación o invención de nuestra desesperada y triste oposición, es altamente probable que tengan un punto que merece ser atendido.

La cosa es que es desesperantemente difícil tomarlos en serio porque normalmente ignoran el contexto y las prioridades del movimiento que es la Transformación (por el bien de todos, primero los pobres); y porque creen nada más que porque tienen la razón (probablemente, a veces), que las cosas deberían hacerse como ellos quieren en automático, como si fuera magia.

No están dispuestos ni a escribir y firmar una carta, en muchos casos; mucho menos movilizarse de ninguna manera. Porque eso está por debajo de ellos, evidentemente.

Las conversaciones con los quejumbrosos acerca de sus quejumbres suele ser de este estilo:

  • Quejumbroso: Está mal X.
  • Chairo: OK, ¿por qué?
  • Quejumbroso: Porque no me gusta.
  • Chairo: Mmmhh, interesante argumento, ¿puedes elaborar?
  • Quejumbroso: Elabora, y sorprendentemente tiene sentido lo que dice.
  • Chairo: Ah, OK, ¿qué propones para solucionarlo?
  • Quejumbroso: Ese no es mi trabajo; pero X está mal.
  • Chairo: Sí, bueno; reconocerlo es el primer paso, pero necesitamos más para poder resolverlo.
  • Quejumbroso: OK, deberían dar más dinero a Y.
  • Chairo: OK, ¿a cuántos mexicanos afecta X?
  • Quejumbroso: A mí y a otros tres güeyes.
  • Chairo: ¿Sí te das cuenta que hay como putamil grupitos como el de ustedes que también quieren dinero?
  • Quejumbroso: Sí, pero nosotros sí somos importantes.
  • Chairo: OK; ¿qué están dispuestos, tú y tus tres amiguitos, a hacer al respecto?
  • Quejumbroso: Nada.
  • Chairo: Oh.
  • Quejumbroso: Excepto tal vez quejarnos cuando tomemos café en Coyoacán.
  • Chairo: Oh.
  • Quejumbroso: En particular cuando tomemos café contigo.
  • Chairo: Oh. Oh no.

Obviamente estoy caricaturizando; pero de verdad a veces así se siente, especialmente porque yo suelo ser el chairo de la ecuación. Y tengo suficientes amigos y colegas quejumbrosos como para que ya me tengan medio hasta la madre de que se quejen conmigo. Tampoco ayuda que nunca los escuché quejarse de los gobiernos priistas neoliberales y panistas, cuando esos gobiernos literalmente estaban destruyendo al país y causando decenas de miles de muertos. Ahora es cuando se quejan.

Una cosa que ocurre más comúnmente de lo que uno esperaría, es que los quejumbrosos dicen que no hacen nada (más que quejarse en redes sociales, que es el equivalente moderno de quejarse en un café de Coyoacán) porque temen “represalias”. Es muy difícil no perderles todo el respeto ahí y en ese momento, cuando mataron, desaparecieron, torturaron y encarcelaron a miles de mexicanos en nuestro movimiento para que pudiéramos tener a este gobierno de Transformación, que por muchas fallas que tenga (y que estamos coscientes que las tiene), representa y encarna nuestras demandas de décadas. Y que dicho gobierno no mata, desaparece, tortura o encarcela a sus críticos, hecho del que cualquiera con dos dedos de frente puede percatarse.

No se sienten parte del movimiento de Transformación porque no lo son; nunca se han movilizado los cabrones, repito.

Y fallan en comprender que la Transformación, que Morena, es un movimiento. No es nada más un partido político; no es nada más gobernantes, legisladores y políticos profesionales: es un movimiento popular de masas.

La enorme mayoría de la gente que se moviliza por Morena y la Transformación son, por definición, ciudadanos comunes y corrientes. No esperan un cargo político; ni siquiera esperan un beneficio específico, mucho menos económico. Están ahí porque creen en el proyecto de nación y están (estamos) convencidos de que implementarlo resultará en beneficios para todos (incluyendo nuestros mismos adversarios políticos); en general de forma indirecta, muy pocas veces de forma directa. Venga, ya estamos viendo en este sexenio que sí funciona.

Por el bien de todos, primero los pobres.

Y no entienden que ese proyecto no fue una idea genial del Peje; como su continuación no será una idea genial de Claudia: es un trabajo en equipo de formar un enorme consenso nacional, donde participan muchísimos miembros del movimiento. No los dirigentes nada más; no los representantes nada más: el pueblo movilizado que forma las bases de Morena. Así está construido ese partido político, de origen.

No les cabe esto en la cabeza a los quejumbrosos, porque en el fondo muchos sienten que la gente movilizada son acarreados, o borregos, o carne de cañón política. No es así; y esto es fácilmente demostrable si van y se paran un día en estas movilizaciones: sí, de repente hay acarreados (lamentablemente se volvió una práctica casi fundamental del sistema político mexicano gracias al PRI, y no la hemos erradicado por completo); pero es medio trivial descubrir que la enorme mayoría de los movilizados no son acarreados. Por eso ganamos las elecciones con los márgenes que vemos.

Yo no estoy registrado con Morena (aunque he sido representante del partido en casilla), pero sí conozco a muchos miembros. Y no sólo académicos o antiguos compañeros de lucha; conozco obreros, jubilados, maestros que son miembros de Morena. Casi todos participan en las discusiones de cómo están las cosas y qué es lo que hay que hacer hacia el futuro: son miembros fundamentales del movimiento. Y se les toma en cuenta; no existirían estos niveles de aprobación y de intención de voto si no fuera así. Es por eso que cosas como la ridícula alianza del partido con Jorge Hank Rhon se cayó a pedazos: las bases en Baja California increparon a los dirigentes que cómo chingados hacían eso y se les escuchó.

(Por cierto; es de risa loca ver cómo estas bases de Morena, muchas veces con sólo primaria o secundaria como educación formal, suelen estar mucho mejor informadas que gente que me consta que tiene muy buena educación y que no es idiota.)

Entonces estos adorables quejumbrosos, que (en general) nunca se han movilizado en su vida, pues tampoco se han movilizado, ni a favor ni encontra, del Movimiento de Regeneración Nacional. Eso “no sirve de nada”, o puede “causar represalias”, o es sólo “para acarreados”.

Y se sorprenden de que sus intereses específicos (que suelen afectar a tres güeyes) no sean la principal prioridad de la Transformación.

¿Quieren que ciertas políticas o programas cambien, se reemplacen o implementen? Bueno, ¿qué van a hacer al respecto, además de quejarse en un café de Coyoacán o poner una publicación en sus redes sociales? Porque si nada más hacen eso, sirve exactamente lo mismo que una chingada.

Los de Morena están (estamos) movilizados. Es en principal beneficio de los quejumbrosos que también se movilicen.

No es un problema que se reduzca a números; es un problema de convencer. Porque en una democracia tienen que convencer a la mayoría, la “buenitud” de un programa o política por sí misma no basta para que se implemente. Y sus grados académicos, riqueza personal o inteligencia no son en sí mismos suficientes para que nos convenzan: ¿cómo se implementa el programa? ¿En qué beneficia al país, de preferencia con respecto a los más necesitados? ¿Es sostenible, seguirá siendo factible en 50 años? ¿Se puede convencer a parte de la iniciativa privada para que le entre al financiamiento? ¿Se puede generalizar para que beneficie a la mayor parte posible de la población?

Le tienen que entrar al juego político: porque todos tenemos que entrarle al juego político; que la vida pública sea cada vez más pública. Lo mínimo es votar, pero hay que participar en los foros de consulta, en los pebliscitos, en las movilizaciones.

Jon Stewart regresó, después de 9 años, a dirigir The Daily Show los lunes, y en su primer programa dijo algo que a mí me gustó mucho (los gringos votan el 5 de noviembre):

And it’s all going to make you feel like Tuesday, November 5, is the only day that matters. And that day does matter. But, man, November 6 ain’t nothing to sneeze at, or November 7. If your guy looses, bad things might happen. But the country is not over. And if your guy wins, the country is in no way saved. I’ve learned one thing over these last nine years. And I was glib at best and probably dismissive at worst about this. The work of making this world resemble one that you would prefer to live in is a lunchpail fuckin’ job, day in and day out, where thousands of commited, anonymous, smart, and dedicated people bang on closed doors and pick up those that are fallen and grind away on issues till they get a positive result. And even then, have to stay on to make sure that result holds. So the good news is I’m not saying you don’t have to worry about who wins the election. I’m saying you have to worry about every day before it and every day after. Forever.

Se aplica exactamente lo mismo aquí en México: es nuestra chamba, queridos lectores, de todos los mexicanos. No importa por quién votemos o qué programas o políticas prefiramos. Y es para toda la vida.

¿Quieren seguir nada más quejándose en un café de Coyoacán o publicando entraditas en sus redes sociales? Digo, pueden hacerlo, nadie los obliga a otra cosa. Sólo entiendan que no sirve absolutamente para nada.

¿Quieren ver cambio positivo? Dejen de estar de quejumbrosos y movilícense. Y sigan movilizándose; una y otra y otra y otra vez: cada día todos los días.

Para siempre.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Puro

Tal vez debí escribir esta entrada antes de reseñar The Saint’s Magic Power is Omnipotent, pero sin duda alguna debo de hacerlo antes de que reseñe mi siguiente animé.

Todo lo que sigue es cómo entiendo yo entiendo el asunto; es posible que esté interpretando mal ciertas cosas, en cuyo caso ofrezco una disculpa por adelantado: pero tampoco es como que importe demasiado, me parece.

Lo que quiero discutir en esta entrada es lo que, al menos en los subreddits de animé y manga, pero también en comentarios YouTube y otros rincones de internet, es denominado como contenido wholesome.

El término, cuya traducción literal debería ser entero, porque es literalmente a lo que se refiere uno cuando habla de pan de trigo entero o integral (dícese, no tan procesado como el blanco), en algún momento comenzó a usarse en internet para referirse a contenido “bueno”.

Pongo “bueno” entre comillas porque no me refiero a la calidad; me refiero a las cualidades éticas y (supongo) morales de dicho contenido: simplificando, algo es wholesome cuando deja a básicamente a todo mundo que lo consume sintiéndose bien y contento.

Casi siempre (pero no siempre), el contenido wholesome tiene un fuerte componente romántico; pero a diferencia de otras formas popularizadas de romance, suele no tener drama: esto descarta a la mayoría de las comedias románticas de Hollywood de calificarlas como tales (según yo lo entiendo).

Si uno mete wholesome en Google Translate, la máquina contesta con el término “sano”, que supongo está bien en el contexto de pan Bimbo; pero me parece que queda corto en el contexto de animés, que es donde primordialmente yo quiero usarlo. Yo voy a usar puro, porque se me da la gana; pero creo que también se queda un poco corto.

Un poco como con pornografía, el término puro en este contexto es fácil de reconocer, pero difícil de definir formalmente: a falta de mejor vocabulario de mi parte, daré dos ejemplos. Neon Genesis Evangelion definitivamente no es puro; mientras Cardcaptor Sakura es tal vez el ejemplo por antonomasia.

En general, casi no hay crueldad ni violencia en el contenido puro; la malicia suele no existir, siendo en general reemplazada por malentendidos, si acaso. Esto podría dar la impresión de que el contenido puro es aburridísimo, soso o meloso; pero en mi experiencia justamente los animés que se ganan el adjetivo suelen ser todo lo contrario.

Creo que muchos de los animés que más me han gustado en los últimos años fácilmente se pueden clasificar como puros, que es justo una de las razones por las que decidí tratar de definir el término.

También es importante señalar (me parece) que la pureza de un animé es generalmente ortogonal a su clasificación por edades: es mi impresión que el contenido puro justamente tiene la cualidad de poder encontrarse en series que no sólo son indiscutiblemente adultas, sino incluso en algunas que rayan en la pornografía. Hay todo un subreddit dedicado exclusivamente a hentai puro.

Por último, hay series que tal vez no son 100% puras, pero que tienen al menos una parte que puede clasificarse como pura (generalmente una relación romántica, no necesariamente entre los protagonistas principales).

Voy a comenzar a resañar múltiples series que o bien son puras, o tienen un porcentaje importante de contenido puro; son además, de las series que más he disfrutado en toda mi vida viendo animé, y me parecer importante hacer notar que es en gran medida por su pureza, ya que me he dado cuenta que a estas alturas del partido, disfruto muchísimo más el contenido puro que la acción o los dramas pendejos.

Y no me malentiendan: sigo disfrutando la acción y los dramas pendejos; nada más disfruto más el contenido puro.

Como sea; el último animé que reseñé (The Saint’s Magic Power is Omnipotent) es bastante puro, pero también es demasiado simple, al grado de rayar en aburrido. El siguiente animé que reseñaré es todo menos aburrido; y aunque es bastante arrecho, también es indudablemente puro. Espero que esta definición me ayude a explicar por qué me gustó tanto.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Shantae and the Pirate’s Curse

El siguiente trofeo que obtuve fue Shantae and the Pirate’s Curse.

Shantae and the Pirate's Curse

Shantae and the Pirate’s Curse

Recién adquirido mi PlayStation 4, en PlayStation Plus se hizo disponible Shantae: Risky’s Revenge – Director’s Cut, un videojuego de plataforma que (sorprendentemente) protagoniza Shantae, una adorable media genio. Genio-tres-deseos, no genio-soy-muy-inteligente; media porque su mamá era genio, pero su papá era humano.

Es un juego de los que yo denomino PSN, porque no tiene platino; por eso no escribí de él nunca (sólo escribo de mis platinos), pero sí lo jugué y pues está divertido. Es de arte en pixeles, que a mí en particular nunca me ha importado mucho, pero que mucha gente se vuelve loca con eso; los controles son bastante precisos y Shantae eventualmente adquiere poderes para transformarse en distintos animales que le permiten acceder a lugares que en su forma normal humana/genio no puede.

Más que eso, la historia es ligera y divertida, con Shantae siendo adorablemente sexy e inocente todo el tiempo; las transformaciones se consiguen haciendo que Shantae baile moviendo la pancita (belly dance); y la villana principal del juego (Risky Boots, una pirata) es más bien su eneamiga (frenemy)… aunque después de jugar Pirate’s Curse me parece que pseudo novia sería el término más apropiado.

Pirate’s Curse también salió para PS+, éste sí con platino, lo reclamé hace años, y ahora que regresé a jugar videojuegos decidí terminarlo; les digo que nunca me queda claro cuándo sí me deja jugar juegos que hubiera instalado antes con mi cuenta vieja, pero con Pirate’s Curse sí me dejó.

No hay mucho qué decir del juego; es bastante divertido y más o menos similar a los juegos de Nintendo de mi infancia. Incluyendo que en algunos casos es bastante difícil; hubo una parte exclusivamente de plataformas (sin combate), que sí pasé legítimamente una vez; pero para un trofeo donde tenía que acabar el juego con un límite de tiempo, de plano usé un glitch para brincármela, porque además de ser muy difícil toma bastante tiempo, y pues si se muere Shantae hay que comenzar de cero.

Otra cosa interesante de los juegos de Shantae es que tienen una historia que se continúa ininterrumpidamente desde el primer juego, que salió hace más de 20 años para el Game Boy Color; y ni siquiera hay un resumen de la historia al inicio ni nada por el estilo: los juegos comienzan y dan por hecho que el jugador sabe más o menos de qué va la historia. En su defensa, no es tampoco como que la historia sea muy complicada.

El juego me tomó menos de un mes terminarlo, jugando sólo unas cuántas horas al día; lo jugué al mismo tiempo que God of War Ragnarök, y a ese sí le dediqué mucho más tiempo.

Está simpático, Shantae y sus amiguitas son adorables, y el juego es sin duda alguna de los mejores de plataformas que he jugado en mucho tiempo. Así que yo sí lo recomiendo ampliamente.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Nuestra desesperada y triste oposición

En la primera entrada de esta serie no mencioné realmente a la oposición porque creo que podemos evaluar el desempeño de la Pejeadministración por sí misma o nada más comparándola con las administraciones anteriores, sin necesidad de compararla con la alternativa actual. Esto es importante porque, como dije entonces, si admitimos la realidad (el sexenio del Peje es el mejor del siglo XXI), entonces darle continuidad a su programa tiene todo el sentido del mundo, no importa quién sea la alternativa.

Pero si además consideramos la alternativa, entonces tiene todavía más sentido darle continuidad al programa del Peje, porque dicha alternativa (nuestra desesperada y triste oposición, que como ya he dicho me refiero a la dirigencia, gobernadores y legisladores de los partidos no afines a Morena) es tan patética que incluso con peores resultados la mayor parte del país seguiría prefiriendo al lopezobradorismo. Esto además cuadra con las encuestas de opinión, donde algunas le dan una aprobación de más de 70% al Peje, e incluso los agregados (poll of polls) le dan un promedio de alrededor del 69% de aprobación.

¿Por qué es patética, nuestra desesperada y triste oposición? Por una sencilla razón: no representan a casi nadie en el país, como mencionaba al final de mi última entrada en la serie.

Voy a hacer un pequeño resumen de los partidos fuera de la coalición encabezada por Morena para poner algo de contexto en la explicación de por qué no representan a casi nadie.

  • El Partido Revolucionario Institucional.

    El PRI duró, si contamos desde sus inicios como el Partido Nacional Revolucionario, más de 70 años en el poder. Mucha gente cree que eso ocurrió porque era un partido-gobierno autoritario y represivo; y no hay que equivocarnos, definitivamente era un partido-gobierno autoritario y represivo. Pero no fue por eso que duró más de 70 años en el poder.

    Eso lo hizo porque trataba (a tropiezos y no siempre de la mejor manera) de proteger a la mayor parte de la población. Eran autoritarios y represivos; pero también ofrecían educación y salud públicas y gratuitas entre muchas otras funciones que evidentemente le corresponden al Estado. Además, en lo general, el país se mantenía estable, mientras que casi todo el resto de Latinoamérica sufría golpes de estado y dictaduras militares. Por último, pero no por ello menos importante, hubo estabilidad económica durante muchísimo tiempo, ejemplificado por la relativamente poca devaluación frente al dólar durante treinta años (hasta 1958), seguido del periodo de estabilidad durante el cual el peso no se devaluó un centavo frente al dólar y el PIB creció enormemente durante casi veinte años (hasta 1976).

    Los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971, aunque sin duda alguna contenían comunistas y similares, algunos de los cuales esperaban que fueran los precursores de una gloriosa revolución, fueron en gran medida para exigir que se abrieran los espacios democráticos en el país: no necesariamente porque las políticas mismas que el PRI implementaba se considerara que iban en contra del beneficio de la población.

    Y aunque el PRI (o, si quieren, una parte de su dirigencia) reprimió de manera criminal estos movimientos, en los hechos cedieron a sus demandas, lo que llevó a la reforma política-electoral de 1977 que permitió el registro de partidos de oposición de izquierda, siendo esto el inicio de lo que culminaría en 2018 con la elección del Peje a la presidencia. La democracia es lenta y aburrida.

    El inicio de la muerte del PRI comenzó en 1982, cuando se inauguró Miguel de la Madrid Hurtado como presidente. Con él se estrenaron las reformas neoliberales que justamente hicieron que los gobiernos priistas rompieran lo que en los hechos los mantuvo en el poder tanto tiempo: comenzaron a desatender las demandas de la población y a implementar un modelo económico que de manera absurda esperaba que el libre mercado resolviera las necesidades de la gente donde obviamente tiene que fungir como actor principal el Estado. Además de la corrupción y otros problemas sistémicos de siempre.

    Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo se han convertido en villanos de la historia política mexicana, con justa razón; pero les concedo que tenían un plan bien claro de a dónde querían llevar el país, a un modelo neoliberal donde el papel del Estado se ve disminuido porque elimina las regulaciones a las empresas privadas y privatiza a las empresas estatales… aprovechando eso además para robarse miles de millones de pesos y enriquecerse ellos mismos y a muchos de sus amiguitos.

    En el 2000 el PRI perdió la presidencia, pero no hubo realmente transición: Vicente Fox y el PAN, que para ese entonces llevaba casi una década negociando en lo oscurito con el PRI, tenían para motivos prácticos el mismo plan para el país, además del mismo gusto de robarse todo lo que pudieran. En los dos sexenios que gobernó el PAN fue donde se disparó la desigualdad, se terminó por destruir la red de seguridad social del Estado, además de que se desató la violencia en una ridícula “guerra” contra el narcotráfico donde resulta que el principal policía del país estaba coludido con el narco.

    Fue tan desastroso el sexenio de Felipe Calderón, deslegitimado desde el inicio de su sexenio cuando se robó la elección presidencial, que de plano le regresaron el botín a los priistas; aunque no se puede poner en duda que lo que pasó entre los años 2000 y 2018 (y se puede discutir que desde la muerte de Maquío), fue que realmente co-gobernaron el PRI y el PAN, juntitos los dos, implementando básicamente las mismas políticas y siendo básicamente igual de corruptos e incompetentes.

    Enrique Peña Nieto será, con casi toda certeza, el último presidente priista que existirá en la historia: a partir de 1988, con la salida de Cuauhtémoc Cárdenas, el PRI ha ido perdiendo cuadros y militancia, lo cual se ha acelerado en los últimos años, siendo la pérdida de la gubernatura del Estado de México lo que probablemente sea el último clavo en el ferétro del viejo dinosaurio. Es posible que el PRI pierda su registro a nivel federal, si no en las próximas elecciones, probablemente en las siguientes intermedias, y en ese caso yo no le veo mucho futuro como partido político: necesitaría limpiar su corrupción, y si se limpia a fondo la corrupción del PRI, ¿qué le queda?

    El PRI durante décadas tuvo una militancia masiva y leal; había obreros priistas; había maestros de todos los niveles priistas; había amas de casa y comerciantes priistas. Y no era nada más porque buscaran un hueso político; el PRI gobernante atendía demandas legítimas de la población, y un porcentaje muy grande de la misma correspondía con una lealtad en muchos casos bien justificada.

    El cambió de políticas por parte del PRI a partir de 1982, causó que desde 1988 comenzara una diáspora de esa militancia. Todavía existe una militancia priista, pero es un pálido reflejo de lo que en algún momento fue. Su dirigencia, al mando de Alejandro Alito Moreno, lleva años perdiendo elecciones y cuadros, y todo apunta a que para estas alturas, lo único que le preocupa es conseguir los cargos legislativos que pueda para que no lo metan a él y a sus asociados a la cárcel.

    ¿Qué ideología tiene el PRI? ¿Cuáles son sus plataformas? ¿Cuál es su proyecto de nación? ¿Qué propuestas concretas ofrece? No hay tal cosa: es el cascarón de un partido, que no representa realmente a nadie, cuya dirigencia está desesperadamente tratando de evitar la cárcel o aferrarse a las últimas migajas de poder que no han perdido.

  • El Partido Acción Nacional.

    El PAN nació como el partido de derecha, mocho, empresarial y contrarrevolucionario de México. Había una parte de su militancia que genuinamente le interesaba fortalecer la democracia; pero realmente era parte del sector empresarial, que quería sacar al Estado de que injiriera en la economía; y muchos mochos católicos, que no querían que las escuelas privadas y católicas se vieran obligadas a usar los libros de texto gratuitos, donde se enseña la evolución en lugar del génesis de la biblia.

    El PAN nunca fue un partido de masas, casi por definición: históricamente han menospreciado a las masas. Desde su punto de vista, las masas son ignorantes y peladas, que deberían saber su lugar y dejar que ellos (la gente “correcta”) manejen las cosas; y perversamente algunos incluso ven eso como algo piadoso: vamos a proteger a los nacos ignorantes de ellos mismos. Nos están haciendo un favor, desde su punto de vista.

    También no lo mencioné arriba, pero el PRI era autoritario y represor; pero nunca fascista (consecuencia de haber surgido como el partido dominante de una Revolución popular). La dirigencia y militancia del PRI jamás hubieran aceptado una ideología fascista, siendo la evidencia más fuerte de ello que uno de los pilares de la democracia mexicana desde Plutarco Elías Calles fue que hubiera sufragio efectivo, no reelección.

    En cambio el PAN ha coqueteado con el fascismo desde sus orígenes. El fascismo, por razones culturales e históricas, nunca ha tenido pegue con las masas en México… pero como ya establecimos, el PAN nunca ha sido un partido de masas. La organización fascistoide más importante que ha existido (y existe) en México es, por supuesto, El Yunque, que ha pesar de que su existencia ha sido corroborada por gente que dejó de pertenecer al mismo y múltiples testimonios, sus miembros nunca han reconocido su existencia, jerarquía de mando o reglas de operación.

    Y todo el secretismo es porque saben que el fascismo es inaceptable para la enorme mayoría de la población en México. Gracias a Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero, Zapata, Cárdenas (entre otros) y la naturaleza de los movimientos masivos que liderearon.

    Sin embargo, y como mencioné arriba, sí había un sector importante dentro del PAN que honestamente peleaba por la apertura democrática. El epítome de esto, desde mi punto de vista, fue cuando Manuel Maquío Clouthier marchó junto con Rosario Ibarra y Cuauhtémoc Cárdenas protestando el fraude electoral de 1988.

    Esto terminó, simbólica y efectivamente, cuando Maquío murió en un accidente automovilístico en 1989, que existen quienes cuestionan qué tan accidental fue. Dos años después, en 1991, se dio la primera “concertacesión” entre el PRI y el PAN, cuando el priista Ramón Aguirre Velázquez “ganó” las elecciones de gobernador de Guanajuato, pero se hizo un arreglo “en lo oscurito” para que fungiera como “gobernador interino” su contrincante del PAN, Carlos Medina Plascencia.

    A partir de ese momento comenzaron a “entenderse” el PRI y el PAN, para en los hechos crear (como desde entonces les dijimos los de la oposición de izquierda en México) el PRIAN: dos caras de la misma moneda neoliberal y corrupta.

    Entre otras cosas es por esto que la hija de Maquío, Tatiana Clouthier, pertenece a Morena.

    El PAN nunca ha representado a mucha gente en el país, de nuevo, porque nunca ha sido un partido de masas. Electoralmente, en su mejor momento con Fox, el PAN obtuvo el 42% de los votos, 16 millones, impulsado por un hartazgo absoluto con el dinosaurio priista y el llamado (desde mi punto de vista muy retrasado mental) al “voto útil”, cuando no había nada más inútil que votar por un modelo económico idéntico y una bola de rateros que encima de todo jamás habían mostrado el menor interés por los problemas de la población más marginada del país. Porque, repito, siempre la han visto con desprecio.

    Con Calderón el 2006, y haciendo fraude, llegaron apenas a 35.89%, 15 millones. En el 2012, con Josefina Vázquez Mota, tuvieron 26%, 12.7 millones; y en 2018, el 22.28%, 12.6 millones. ¿Ven para dónde va la tendencia? Si su porcentage sube en 2024, será únicamente porque ya el PRIAN se descaró y ahora van juntos con pegado. Y aún así es posible que baje de nuevo.

    El PAN me parece que es altamente probable que nunca desaparezca; merecen ser representados los empresarios y la gente mocha que se queja de que se hable de diversidad sexual en los libros de texto gratuitos (que están, por ley, obligados a usar para sus hijos). Pero para continuar existiendo tiene que hacer eso: representar a esta parte de la población mexicana. Porque ahorita no está haciendo eso.

    En estos momentos el PAN, muy similarmente al PRI, existe únicamente para traficar puestos plurinominales (para ni siquiera tener que hacer campaña) y defender como perros callejeros las pocas migajas de poder que no han perdido en los últimos años. No hay muestra más vergonzosa de esto, que el infame acuerdo que firmó el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, negociando hasta notarías públicas en la elección de gobernador en Coahuila.

    Encima de todo, este acuerdo no fue descubierto por una audaz e implacable investigación periodística por parte de nuestros medios de comunicación chayoteros; no, el acuerdo lo hizo público el mismo Marko Cortés, chillando de que Manolo Jiménez, el gobernador de Coahuila, no les estaba cumpliendo con las notarías que habían negociado en lo oscurito. Porque además de corruptos, son muy pendejos.

    El PAN, si regresa a sus principios originales, representaría a una minoría en el país; equivocada, desde mi punto de vista: pero que tiene derecho a estar equivocada y pelear políticamente de buena fé su ideología yunquista, a ver quién quiere comprársela. Pero como está en este momento, no representa a nadie distinto de su corrupta e increíblemente incompetente dirigencia, incluyendo a sus allegados.

    En lo personal, yo siempre consideraré menos pior (y definitivamente menos peligroso) al PRI en sus peores momentos, que al PAN en sus mejores; esos cabrones simpatizan o al menos toleran al ala fascista mexicana, y yo ahí sí voy a tomar la postura del Capitán Gringo: si ves un nazi, dale un puñetazo en la cara.

  • El Partido de la Revolución Democrática.

    Después del fraude electoral de 1988 Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fundó, junto con una amalgama de ex-priistas desencantados (como lo era Cuauhtémoc mismo) con el abandono de la ideología revolucionaria original del partido, viejos comunistas, luchadores sociales, y uno que otro colado, el Partido de la Revolución Democrática; o, como lo llamábamos con cariño muchos de los que militamos ahí, el PeRDeré.

    Fue una labor titánica e increíblemente complicada, por no decir letal: cientos de militantes del nuevo partido fueron asesinados durante los primeros años de su existencia. Aún así millones militamos ahí, convencidos de que la vía democrática era la única que tenía sentido.

    Yo fui representante del PRD en casilla durante las elecciones de 1997 (que se puede discutir que ganamos) y de 2000 (que definitivamente perdimos). Estoy muy orgulloso de eso, como me parece estamos la mayoría que militamos ahí y que nos tuvimos que salir cuando la dirigencia del PRD, después de corromperse por completo, traicionó todos los principios del partido; mucho antes en múltiples casos. En el 2012, por poner un ejemplo, yo voté por Andrés Manuel; pero tachando el escudo del Partido del Trabajo, porque ya no soportaba a la dirigencia perredista.

    Tal vez el destino del PeRDeré estaba escrito desde que su estructura se formó de arriba hacia abajo; o tal vez hubiera habido la posibilidad de salvación si se hubiera derrotado al fraude electoral en 2006. Como sea, el 2 de diciembre de 2012, cuando Chucho Zambrano, como presidente del partido, firmó el infame Pacto por México junto con el PRI y el PAN, la dirigencia del PRD firmó la sentencia a muerte del partido.

    El Peje había formado Morena como movimiento político en 2011, y se había establecido como asociación civil unas semanas antes del Pacto por México, el 20 de noviembre de ese mismo año. La militancia y muchísimos de los políticos profesionales del PRD buscaron refugio ahí, lo cual se aceleró cuando se estableció como partido político oficial el 1º de agosto de 2014.

    Ni tiempo tuvieron de darse cuenta de lo que habían hecho los idiotas dirigentes que se quedaron con el cascarón podrido del PRD; y cuando todavía Andrés Manuel les ofreció una última vez, en 2017, unirse a la coalición que él lidereaba para las elecciones de 2018, los muy imbéciles prefirieron formar la alianza política más hipócrita en la historia de México, junto con el PAN.

    El PRD va a desaparecer, tan seguro como que sale el sol por el oriente: no va a alcanzar el 3% de los votos a nivel federal, ni tampoco en la mayor parte de las entidades del país; es posible que no lo alcance en ninguna entidad. Y qué bueno: es un partido que definitivamente no representa ya a nadie.

    Los partidos políticos no son equipos de futbol; uno no le “va” a un partido político: las siglas no es lo importante, lo importante es la plataforma y lo que hace la gente que esté en la organización. Mucha gente reclama la bola de ex priistas que estaban en el PRD y los que ahora están en Morena, como si haber pertenecido al PRI equivaliera a contagiarse de roña.

    Durante décadas militar en el PRI fue la única manera de poder participar en la vida política electoral, si a uno le importaba poder ayudar a la gente (porque el PAN nunca sirvió para una chingada con eso). No es “traición” dejar un partido e ir a militar otro, especialmente si justo se puede discutir que los traidores son los dirigentes del partido al que se deja, como los del PRI desde 1982 o los del PRD desde 2012 (o discutiblemente desde antes).

    Militamos en el PRD y votamos por ese partido mientras valió la pena hacerlo; y dejamos de hacerlo cuando dejó de valer la pena. No son camisetas, son ideales.

    (En afán de ser honesto, hay que admitir también que existen un buen de chapulines que evidentemente nada más están buscando su siguiente hueso; y Morena, en su afán de crear la carpa más grande posible, ha caído y sigue cayendo muchas veces en el sinsentido de abrirle espacios a personajes deleznables, como Lilly Téllez, Germán Martínez y Cuauhtémoc Blanco).

    El PRD se ha convertido sin duda alguna en un zombi, un partido muerto viviente. No representa a nadie a estas alturas, ni tampoco tiene un plan o ideología que defender. Casi toda la gente que valía la pena se pasó a Morena u otras actividades; no dudo que haya todavía algunos militantes que siguen ahí por un equivocado sentido de la lealtad, pero son un porcentaje ínfimo.

  • El partido Movimiento Ciudadano.

    Movimiento Ciudadano es tan intrascendente que me parece no vale la pena que entre en mucho detalle con el mismo; sería más interesante (y divertido) si a Samuel García no le hubiera dado miedo perder su cotito de poder y no se hubiera bajado, pero pues qué le vamos a hacer.

    Sólo diré de MC que no tiene un proyecto que a mí me resulte digno ni siquiera de mención, porque lo que desea el partido no está construido con base en propuestas concretas, sino en generar una imagen que logre atraer a un cierto tipo de ciudadanos. El video donde aparecen borrachos varios de sus dirigentes en un palco durante un partido de futbol, aunque han tratado de borrarlo de internet (buena suerte con eso), me parece que representa tanto al tipo de personas que son, como al tipo de juniors que les gustaría atraer. Un partido de influencers de YouTube e Instagram, sorprendentemente más superficiales que los que se dedican profesionalmente a eso. Fosfo fosfo.

    De cualquier manera, si los de MC se deshacen algún día de Dante Delgado (que es indiscutiblemente el dueño de la empresa que es el partido), en una de esas podrían ofrecer una opción distinta al PAN y a Morena. A mí una opción de derecha sin ligas con el fascismo me parece mucho mejor que el PAN.

    Sin embargo, para el 2024 MC sólo está tratando de conservar sus cotitos de poder en Nuevo León y Jalisco; podemos ignorarlos este ciclo electoral sin que tenga esto mucha consecuencia. Y en una de esas dejan de existir a nivel federal, porque al haber cambiado a Samuel con el increíblemente chapulinesco Jorge Álvarez Máynez (que ha militado en el PRD, el PANAL, el PRI y ahora MC, y les puedo asegurar que no cambió nunca de partido por “principios”), es posible que les vaya tan mal que no alcancen el 3%.

Entonces nuestra desesperada y triste oposición (sin tomar en cuenta a MC, porque realmente no están jugando) se encuentra debilitada y desacreditada, enfrentando al presidente probablemente más querido y popular en la historia moderna de México, con una candidata que no le llega a los talones a la sucesora del Peje en la Transformación, y sin proyecto de nación, plataforma o ideología. Peleándose como niños chiquitos por curules plurinominales y negociando como si fueran canicas judicaturas, organizaciones “independientes” y notarías públicas.

Este 2 de junio, una porcentaje significativo (y es posible que mayoritario) de los que voten por la coalición del corazón partido, lo harán realmente porque ven a la Transformación como inadmisible (en muchos casos por dogma o desinformación); no porque de verdad crean que es la mejor opción. En otras palabras, votarán por Xóchitl no porque quieran que gane; sólo esperan que la Transformación pierda.

En ese sentido, no dudo que muchos de estos votantes no les importe que la oposición no los represente realmente; sólo están aterrados de la Transformación (muchos de ellos probablemente por vivir en una burbuja informativa) y están dispuestos a aceptar a básicamente cualquier alternativa con tal de que sea alguien distinto. Sería interesante saber cuántos de ellos de verdad estarán bien informados.

Los que sinceramente creen que la oposición se preocupa por ellos (que me imagino deben existir), la verdad no sé qué pensar de ellos. Están en su derecho, sin duda alguna, ¿pero de dónde sacan esas conclusiones? ¿Qué información o datos tienen para poder creerlo?

Independientemente, en cambio la Transformación representa indudablemente a la gente que la respalda y apoya, que como queda establecido por todas las encuestas de opinión y de intención de voto, es la enorme mayoría del país. Y este respaldo y apoyo no es porque la Transformación sea perfecta y no cometa errores (al contrario, comete un chingo); pero sí porque enarbola un proyecto que pone en primer lugar a la población en general: y a los más necesitados en particular. Y esto es sencillamente mejor que cualquier alternativa actualmente disponible

Por el bien de todos, primero los pobres.

Varios de ustedes, queridos lectores, probablemente crean que me alegra el estado en que se encuentra nuestra desesperada y triste oposición, pero no me alegra en lo más mínimo: me tiene profundamente preocupado.

(Aunque debo admitir que sí me dan muchísima risa los increíblemente pendejos e ineptos errores que cometen.)

Los miembros de todos los poderes del Estado, no importa su partido o afinidades políticas (todos los jueces tienen afinidades políticas, como ha dejado patéticamente claro el poder judicial el último par de años), deben representar a sus constituyentes. Es como que el chiste de la democracia.

Esta representación no es una cuestión moral o ética (o al menos no nada más): es una necesidad pragmática para que la sociedad funcione. Si una parte de la población no es representada, entonces no tiene forma de hacerse oír y pelear por sus demandas. Y no se engañen: todas las movilizaciones que ha habido, supuestamente de la “sociedad civil”, en contra de la Transformación, han sido organizadas, encabezadas y explotadas por la oposición: no dudo que muchos (probablemente la mayoría) de los ciudadanos que han participado en ellas sinceramente creyeran que se estaban movilizando por algo apartidista, “civil”; pero en los hechos la motivación principal de los que las organizaron (las dirigencias de la oposición y sus allegados) era mantener los pocos pero significativos privilegios a los que se aferran.

La minoría de la ciudadanía que se opone a la Transformación merece ser representada de buena fé, no nada más utilizada. Si esto no ocurre, en el peor de los casos esa ciudadanía va a dejar de participar en la vida política del país, y de verdad eso es lo peor que pudiera ocurrir.

Quiero en esto dejar bien clara mi postura: es muchísimo peor (por múltiples órdenes de magnitud) que la gente que se opone a la Transformación deje de votar, a que vote por algún partido de la oposición. Pero a eso la van a orillar si los representantes por los que votan no hacen su trabajo, no los representan, como en los hechos ha ocurrido en los últimos años.

El país necesita una oposición que no esté pensando en sus privilegios, sino elaborando propuestas y plataformas por las que esté dispuesta a luchar de buena fé en el juego político, que le dé espacio y cabida a la gente que no está de acuerdo con cómo está haciendo las cosas la Transformación. Yo podré no estar de acuerdo con las posturas de todos esos ciudadanos mexicanos: pero tienen derecho a tenerlas y poder votar por una oposición sincera que pelee por ellas, no por los intereses individuales de las dirigencias partidistas (y allegados).

Esos ciudadanos mexicanos se merecen algo mucho mejor que nuestra desesperada y triste oposición.

Y los que apoyamos a la Transformación también merecemos una mejor oposición: nos hacen muy difícil tomarlos en serio, y entonces cuando por fin se quejan de algo que vale la pena quejarse, tendemos a ignorarlos porque todo el tiempo se están quejando de cosas exageradas o inventadas (literalmente como Pedro y el lobo); por muchas pendejadas que cometa la Transformación, con una oposición tan jodida no nos dan opciones para tener una alternativa que valga la pena considerar; y porque al fin y al cabo no están llevando a cabo el trabajo de una oposición: elaborar, proponer y defender políticas y plataformas que sean un contrapeso real al partido en el poder; no pretextos para tratar de recuperar sus privilegios perdidos.

Antes de acabar, quiero mencionar algo que me parece es importante: sí considero a la oposición (y les recuerdo que me refiero a las dirigencias de partidos y sus gobernadores y legisladores, no a sus militantes), como una bola de rateros y corruptos (o al menos muchos de ellos), que además nunca se han preocupado realmente por solucionar los problemas de los mexicanos, en particular los de los más pobres.

Pero aún así varios hacen al menos parte de su trabajo: varios de los gobernadores de oposición trabajaron con el Peje durante este sexenio para sacar adelante muchas obras y programas. Y el Peje a su vez ha jugado el juego político alabándolos cuando lo ha considerado necesario, siendo el caso reciente más importante que asistiera al último informe de gobierno de Alfredo del Mazo, ex gobernador del Estado de México.

Y aunque en los últimos meses los legisladores (federales) de oposición se han ensimismado en una estrategia de obstrucción para entorpecer el paso de reformas constitucionales, sí apoyaron en varias y en general participaron en los debates y negociaciones en el congreso. Estamos lejos de la situación en Gringolandia, donde es casi imposible pasar incluso leyes normales porque las matan en el senado los senadores republicanos con la maniobra de amenazar con el filibuster.

La oposición no está llamando ni abogando por la violencia; no se han tapado los ojos y los oídos negándose a participar en el juego político. A veces sube el tono de la discusión e incluso a veces se lanzan gritos; pero somos adversarios, no enemigos. Como lo dije en mi anterior entrada en la serie: nadie está llamando por la erradicación del otro bando.

Hay que reconocerle eso, a nuestra desesperada y triste oposición: soltaron la presidencia y las mayorías en el Congreso de la Unión; han soltado (en general), sin violencia y sin demasiadas quejas, las gubernaturas y congresos locales que han ido perdiendo (y que en cada elección pierden más y más). Se juega el juego político; la violencia viene del crimen organizado, no de los actores políticos (o al menos no de los actores políticos que no están involucrados con el narco), incluyendo al menos parte de nuestra desesperada y triste oposición.

Podremos no estar de acuerdo, pero estamos todos en esto juntos. Y al menos eso hay que concedérselos.

Imprimir entrada Imprimir entrada

The Flash

Después de Spiderverse 2: More Spiderversing, fui en junio del año pasado al cine a ver The Flash; el día de su estreno, si mal no recuerdo.

Se aplican las ya saben.

The Flash

The Flash

Disfruté mucho esta película, que es por supuesto casi la última patada de ahogado del Snyderverse. La disfruté porque Ezra Miller estará certificadamente demente, pero es extraordinario actor; la disfruté porque Batman, con Michael Keaton, fue la primera película que fui a ver al cine nada más yo con mis amigos de la secundaria, sin papás o hermanos involucrados; la disfruté porque Sasha Calle es imposiblemente hermosa y de las mejores versiones que yo jamás haya visto de Superwoman; y la disfruté porque es una película altamente disfrutable, si uno le perdona el crimen imperdonable, de pertenecer al (en estos momentos en febrero de 2024) morido Snyderverse.

La escena al final con la colisión de los universos infinitos de DC cómics casi me hizo llorar; y no nada más por lo terrible del CGI, sino porque me encantó ver a Christopher Reeve junto a Helen Slater; y al Caballero Luminoso encarnado por Adam West; y a Jay Garrick por primera vez en la pantalla grande. Venga, décadas después de que por primera vez nos enteráramos de la idea, por fin vimos a Nicholas Cage como Superman peleando con la pinche araña gigante con la que John Peters chingó incesantemente a Kevin Smith.

(Warner Bros., por supuesto, lo hizo todo mal al no explicarle a Cage exactamente qué estaba filmando y al no garantizar que los herederos de los estados de los actores occisos estuvieran de acuerdo con el uso de sus imágenes.)

No es mala película, The Flash; es algo inocente (especialmente al inicio) y las dos versiones de Barry Allen que Ezra Miller interpreta (que realmente son Wally West, pero bueno) pueden resultar algo desesperantes, especialmente la de la realidad alternativa. Pero es una buena película de superhéroes; no la mejor, sin duda alguna, pero buena si somos justos.

Y he ahí el problema; la audencia y la crítica no están dispuestas a ser justas con los remanentes ligeramente malolientes del Snyderverse. Lo cual, siendo justos, está algo justificado; pero también se ha ido exagerando durante la última década.

Pero no tiene mucho sentido hacer olas sobre lo que es, en la práctica, actualmente un cadáver (el Snyderverse, no The Flash); sólo a mí sí me emocionó mucho volver a ver Batkeaton y oírlo decir “You wanna get nuts?”.

La pueden ver bara bara en HBO Max, o Max, o como se llame ahora; y a mí la verdad sí me parece muy entretenida. Pero al parecer estoy en la minoría.

Imprimir entrada Imprimir entrada

The Saint’s Magic Power is Omnipotent

En algún momento en los últimos tres años, vi Seijo no Maryoku wa Bannou Desu. Acabo de terminar la segunda temporada el año pasado, entonces me confundo de cuándo vi la primera temporada.

Como sea, The Saint’s Magic Power is Omnipotent.

The Saint's Magic Power is Omnipotent

The Saint’s Magic Power is Omnipotent

Este animé es un Isekai, con la novedosa novedad, de que la protagonista es mujer. Sei Takanashi es una oficinista japonesa que un día de buenas a primeras es isekaiada a un mundo fantástico, donde además le salen con el chiste de que fue sin querer, que a quien querían era a otra chava que también la isekaiaron, y que pues perdón pero no sabemos cómo regresarla a su casita.

Sei se lo toma con buen humor y se dedica a investigar plantas y sus propiedades curativas, lo que le permite descubrir que tiene el poder de curar y crear pociones sanadoras, hasta que eventualmente se descubre que siempre sí era ella la santa que buscaban los que la raptaron (para motivos prácticos) de nuestro mundo.

A lo largo de este proceso, Sei interactúa con múltiples hombres que tienen todos en común que están bien papis, en particular un capitán de la guardia del reino que toma un especial interés en ella.

La serie me encantó, porque siguen siendo las mismas fantasías de poder que suelen caracterizar a los Isekais, pero desde una visión femenina, lo cual al menos es más original que el promedio. Hay algo de acción y la mecánica de los poderes de Sei es investigada y explorada a lo largo de la historia; pero no me engaño, es realmente un romance de principio a fin con una muchacha más bien “nerdcita” que se liga al papi más papi de todos.

Yo la recomiendo ampliamente, pero sí deben ser al menos tolerantes al romance, si no probablemente les dé diabetes al verla. Está en Crunchyroll, si les interesa.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Beyond: Two Souls

Después de The Wolf Among Us, obtuve el trofeo de Beyond: Two Souls.

Beyond: Two Souls

Beyond: Two Souls

Como comenté al reseñar mi platino de Detroit: Become Human, Quantic Dream hace películas interactivas del estilo “escoge tu propia aventura”. Como comentaba en esa entrada también, por alguna razón los tres juegos más famosos que tienen (Detroit, éste y Heavy Rain) yo los jugué en el orden inverso de publicación.

Como sea: Beyond: Two Souls.

El juego es famoso por un par de hechos: el primero, los protagonistas principales son actores famoso establecidos en Hollywood, que no era común que ocurriera en esa época, hace una década. Hay que entender también que apenas comenzaban las consolas a tener la capacidad de presentar actores en un videojuego de tal forma que no diera risa verlos. Los actores son Elliot Page (antes de que transicionara) y Willem Dafoe. El segundo hecho es que casi al mismo tiempo Naughty Dog sacó The Last of Us, y hubo algunas críticas a que el personaje de Ellie era demasiado similar a Elliot Page (antes de que transicionara), lo que llevó al juego exclusivo de Sony a cambiar la apariencia de la adolescente.

La historia de Beyond (que dado el tipo de juego es como que lo único que importa) es menos ambiciosa que la de Detroit, al menos al inicio; es la de Jodie Holmes, una niña que desde que nació está en permanente contacto con una entidad a la que ella llama Aiden, la cual tiene varios poderes: puede “flotar” cerca de Jodie, permitiéndole a la niña ver y oír cosas más allá de su alcance; puede interactuar de forma limitada con objetos físicos; y, a veces, puede poseer a otras personas o incluso matarlas.

La niña es tratada como rata de laboratorio desde que es pequeña, bajo el gentil cuidado del Dr. Nathan Dawkins; tiene una libertad limitada y las veces que trata de interactuar con gente de su edad o de escaparse para divertirse suele terminar todo en desgracias, en varias ocasiones con múltiples occisos.

Eventualmente la usan para cerrar un portal al “más allá” (el beyond del título), un mundo de los espíritus donde al parecer viven todos los moridos y que abrieron sin prever que entidades malévolas del otro lado les impedirían cerrarla.

Luego la CIA la recluta y la utiliza para básicamente realizar asesinatos de gente que ella pronto descubre su único crimen era que no veían bien a los Estados Unidos, lo que causa que escape y viva como fugitiva sin techo durante un tiempo, haciéndose amiga de unos vagabundos que termina salvando de un incendio, aunque cae en un coma durante varios meses.

Después el estar escapando de las autoridades la lleva a un rancho de una familia de indios gringos, que por supuesto tienen contactos con otra entidad malévola del otro lado, que invocaron usando rituales antiguos para tratar de defenderse de la invasión europea, y que Jodie les ayuda a regreasar al más allá. Toda esta parte es ligeramente retrasada mental, por cierto.

Por último Jodie contacta a su mamá biológica y descubre que probablemente Aidan sea resultado de experimentos que hicieron sobre ella cuando estaba embarazada de Jodie. Ahí la recapturan, pero el Dr. Dawkins le dice que la necesitan en una misión para evitar que los chinos abran un portal como el que Jodie cerró años antes; y que si la lleva a cabo la dejará en paz y hasta una lana le ofrecen.

Jodie hace la misión y al regresar descubre que los gringos planean abrir más portales, sólo querían cerrar el chino para evitar competencia; pero además descubre que Nathan tiene literalmente atrapados a los espíritus de su mujer e hija que murieron años atrás en un accidente automovilístico, y que planea usar un nuevo portal para de alguna manera recuperarlas.

Lo que lleva a que otra vez Jodie tenga que cerrar el portal, a partir de lo cual puede seguirse uno de múltiples posibles finales, que además dependen de cuántos individuos desmorimos (o no salvamos) durante el juego, y que cada uno tiene un puto trofeo que me obligó a jugar el estúpido juego múltiples veces.

Detroit me gustó bastante; Beyond acabé medio hasta la madre de jugarlo. No es en lo más mínimo difícil; de hecho todos los trofeos son medio triviales, pero sí hay que estar jugando los capítulos múltiples veces, si uno quiere obtener todos los trofeos, eligiendo distintas opciones cuando la historia se digna a preguntarnos qué queremos hacer.

Y la historia es sencillamente mala, o mediocre en el mejor de los casos. Todo el episodio con los indios gringos raya en lo ofensivo de lo estúpido y ligeramente racista que es; y todas las opciones de romance apestan con la intesidad de diez mil soles, no en menor medida porque Jodie no tiene la menor química con ninguno de sus galanes, probablemente dado que la naturaleza de Elliot Page no se lo permitía.

Dicho eso la tecnología que usaron para capturar las expresiones faciales y movimientos de los actores estaba en su infancia, y aún así es espectacular. Yo lo jugué e PlayStation 4, pero estoy sorprendido de que existiera una versión del juego para el PS3.

Me falta únicamente Heavy Rain de estos juegos de Quantic Dream, que paradójicamente fue el primero que compré, usado hace más de una década en California. Espero jugarlo algún día, pero ojalá la historia sea más similar a la de Detroit que a la de Beyond, porque la verdad sí me decepcionó el segundo.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Spider-Man A Través del Spiderverse

En junio del año pasado (tengo que ponerme al día con mis reseñas, rayos), fui a ver Spider-Man: Across the Spider-Verse.

Se aplican las de siempre.

Spider-Man: Across the Spider-Verse

Spider-Man: Across the Spider-Verse

Spider-Man: Into the Spider-Verse es una de mis películas favoritas de todos los tiempos; no sólo animada, no sólo basada en cómics, una de mis películas favoritas, punto.

Creo que me gusta más Across the Spider-Verse.

Al parecer, soy minoría en esto; un montón de gente se queja de que termina en un cliffhanger; y otros se quejan de que Miles no tiene un desarrollo de personaje tan intenso como en Into, que no hay un momento What’s Up Danger.

No tengo problemas con cliffhangers desde The Empire Strikes Back; y aunque es verdad que no hay una escena tan espectacular como What’s Up Danger en esta secuela (en el sentido de desarrollo de personaje; hay un montón de escenas espectaculares), lo cierto es que no es necesaria: la trayectoria de héroe de Campbell la tuvo en la película anterior. En esta segunda parte, Miles sabe exactamente lo que quiere y lo que necesita para conseguirlo.

Quiere a Gwen; y necesita aprender a viajar entre dimensiones para tenerla.

Miles y Gwen

Miles y Gwen

Que no me engaño; es por eso que me gustó tanto esta segunda parte: es dolorosamente romántica, y no nada más de Miles hacia Gwen, es hilarantemente obvio que de Gwen hacia Miles también.

Encima de todo tenemos los innumerables easter eggs en toda la película; una acción espectacular en gran parte de la misma; y por supuesto el giro inesperado al final que hizo que literalmente se me cayera la quijada en el cine.

Es de verdad de las mejores películas que vi el año pasado y sin duda alguna la que más disfruté. La recomiendo encarecidamente, pero supongo que todos ustedes ya la vieron, múltiples veces.

Si no lo han hecho, no saben de lo que se pierden.

Imprimir entrada Imprimir entrada

La minoría que no aprueba

En mi anterior entrada demostré, con datos duros, por qué el Peje es el mejor presidente mexicano del siglo XXI… lo cual es medio obvio, dada la incompetencia y corrupción de las administraciones anteriores a la suya, además de que utilizaban un modelo económico que empíricamente se ha demostrado (en todo el mundo) que no funciona.

Sin embargo existe, si les creemos a las encuestas de opinión, un %25-35% de la población que no aprueba el desempeño de Andrés Manuel; esto es, por si eso de las matemáticas no se les da, una minoría que, encima de todo, al parecer disminuye en tamaño con cada día que pasa.

También es necesario mencionar que una parte significativa de ese cuarto o tercio de la población tal vez no apruebe; pero eso no necesariamente quiere decir que desapruebe: es posible (y altamente probable) que un 10% o 15% de la población le valga madre y ni apruebe ni desapruebe.

Esta minoría disminuyente, si descontamos a los que les vale madre, se puede dividir (a grosso modo), en cuatro sectores:

  • Los ultras.

    El primer sector, y desde mi punto de vista el menos importante, son los que les gustaría rebasar a la Transformación y al Peje por la izquierda: los que quisieran, por ejemplo, nacionalizar de un golpe toda la banca; y a las televisoras; y quitarle los medios de producción a la burguesía (según la definición marxista).

    Obviamente simpatizo con ellos y me generan una cierta ternura; pero alguien debe explicarles que la política es el arte de lo posible (“Die Politik ist die Lehre vom Möglichen”). No porque una política sea justa o buena, quiere decir que la podemos implementar de inmediato o a mediano plazo: en una democracia hay que convencer a la mayoría. Y si algo ha demostrado el Peje durante este sexenio, es que se pueden atraer más moscas con miel que con mierda: a los burgueses de este país les ha ido mejor este sexenio que en otros (exceptuando un puñado que perdió muchísimos privilegios).

    ¿Por qué digo que este sector es el menos importante? Porque este tipo de personas jamás van a votar por el PRIANRD, ni tampoco por MC. Si votan y son consecuentes, lo harán por Morena o sus aliados; y en el peor de los casos no votarán, pero numéricamente son tan pocos que no es algo terriblemente importante para el resultado final de las elecciones. Sigue siendo una tragedia que no voten; pero no porque pudieran afectar el resultado de la votación: no pueden.

    Como sea, este sector es justo y necesario que exista: alguien (quien sea) siempre debe luchar por lo imposible, si queremos que algún día se haga posible.

  • La oligarquía.

    El segundo sector son la gente que vio directamente afectados sus intereses por las políticas del lopezobradorismo; y me refiero a los grandes intereses, no cosas relativamente pequeñas como bonos, estímulos o seguros de gastos médicos mayores para hospitales privados. Hablo de los grandes empresarios que no pagaban impuestos o estaban coludidos en negocios con políticos gobernantes; esos mismos políticos gobernantes que hacían negocio con sus cargos y con los grandes empresarios antes mencionados; de los pseudoperiodistas chayoteros que ya no les pagan pon echarle flores a ciertos gobernantes, o hacerse de la vista gorda de sus crímenes o abusos, como los negocios infames entre los antes mencionados grandes empresarios y políticos gobernantes.

    Este sector es muy poderoso (principalmente en lo económico y mediático) y están encabronadísimos porque el sexenio de AMLO detuvo o al menos disminuyó lo que era esa corrupción normalizada en el sistema político mexicano. Son los más interesados en recuperar esos privilegios que rayaban en lo ilegal (si no es que descaradamente lo eran). También, gracias a Marx, son muy poquitos: todos en este sector son literalmente ricos y famosos, y una de las grandes ventajas de la democracia, es que el voto de Salinas Pliego vale lo mismo que el voto de cualquiera de los trabajadores que barren los edificios de alguna de sus empresas.

  • Los dogmáticos.

    El tercer sector son aquellos que creen, básicamente como dogma religioso, que las políticas de este sexenio no funcionan porque no pueden funcionar. Regresando al ejemplo del salario mínimo de mi entrada anterior en esta serie, ellos toman casi como artículo de fé que la intervención del estado en la economía está destinado al fracaso, entonces mucho de lo que ha hecho el Peje en el sexenio está destinado al fracaso, no importa cuánta evidencia empírica se presente de que sí está funcionando. Y hago notar de nuevo que el compañero Presidente ha negociado exitosamente con empresarios y la iniciativa privada en general para echar a andar múltiples programas; no todo ha sido inversión pública, aunque sí ha habido también mucho de ella.

    Este sector es más numeroso que el anterior, pero me parece que no son tantos: empíricamente ha quedado demostrado en todo el mundo que el neoliberalismo no funciona y la gente que lo sigue defendiendo a muerte son intelectualmente equivalentes a la gente que todavía defiende el socialismo estilo de la Unión Soviética. Además de que no funciona, el neoliberalismo tiende a sacar lo peor del sistema capitalista y generar abusos contra los sectores más pobres que rayan (si no es que caen) en lo criminal.

  • La búrbuja.

    El último sector son gente que, con todo respeto, me parece que un porcentaje significativo sencillamente están mal informados. Como el segundo sector que mencionaba incluye a la gran mayoría de los dueños de los medios de comunicación corporativos, los mismos se han pasado todo el sexenio echando lodo a la administración, en algunas ocasiones de manera justa; pero en la gran mayoría de manera terriblemente injusta. Como muestran las encuestas de opinión, esta guerra sucia no está funcionando en general; pero siempre hay un porcentaje de la población en la que funcionará: y yo estoy seguro que esa gente es la mayoría de los que componen este sector.

    Este sector son gente común y corriente; no son grandes empresarios ni políticos. Son pequeños y medianos comerciantes, profesionistas, profesores de todos los niveles, amas de casa como las que desprecia Guadalupe Loaeza. Pero si estos ciudadanos escuchan nada más a los medios de comunicación que hablan pestes del Presidente y su administración, y se rodean nada más de gente que también nada más habla pestes del Presidente y su administración, pues medio se puede entender que crean que el Presidente y su administración apestan.

El primer sector (los ultras) como menciono arriba me generan simpatía, pero no hay mucho que yo les pueda decir: viven, como muchos en ese grupo lo hacen desde la década de los sesentas del siglo pasado, esperando una gloriosa revolución que probablemente nunca va a llegar. Vayan en paz y coincidamos en que no vamos a coincidir.

El segundo sector (la oligarquía) tiene toda la razón del mundo para odiar al Peje: les arruinó sus negocios millonarios, muchos de los cuales eran ilegales. No hay nada que yo tampoco pueda decirles además de que estoy seguro ningún miembro de este sector leerá mi blog: púdranse si cometieron crímenes y espero que se les estén cobrando los justos impuestos que determina la ley.

Discutir con el tercer sector (los dogmáticos) es como discutir la existencia de dios con alguien creyente; es un sinsentido. Tienen sus dogmas que los confortan, y si la cruda realidad no los despierta de sus sueños neoliberales, tampoco nada de lo que yo pudiera decir lo hará. Sigan en su sueño donde la mano invisible del mercado soluciona todos los problemas del mundo.

En mis cuentas hechas en la parte de atrás de una servilleta de Sanborn’s, estos tres sectores no creo que lleguen al 5% de la población, y probablemente esté siendo generoso con ellos. Los que me interesan son los ciudadanos del cuarto sector, que es la mayoría de la población que no aprueba la Pejeadministración, y en particular aquellos que (desde mi punto de vista) simplemente están mal informados. Para ellos es esta entrada, aún si ninguno de ellos me lee.

Yo crecí, queridos lectores, en un hogar donde mis padres eran miembros del Partido Comunista. Desde muy joven me di cuenta de lo peligroso que es el dogmatismo y la visión de túnel política; porque aunque mis padres siempre fueron muy críticos incluso de los personajes políticos que apoyaban, mucha gente que de repente caía a mi casa no compartía este pensamiento crítico.

Recuerdo, a mis no tan tiernos 17 años, en 1994, un volante donde se insinuaba que Salinas había mandado a asesinar a Colosio; uno de los “argumentos” que daban era: “¿sabe usted de algún chiste que no sugiera que Salinas mató a Colosio?” A esa edad tan cerca de la adultez pero sin haber llegado a ella, me resultó obvio que era un argumento muy imbécil para explicar por qué podía atribuírsele el magnicidio a Salinas.

Me aterra, desde hace treinta años que me movilicé por primera vez, que me esté equivocando en mi ideología y mis preferencias políticas. Siempre estoy, de una u otra manera, cuestionando si tenemos o no razón en las movilizaciones en las que he participado; por eso siempre he tratado de mantener un oído u ojo abierto a las posiciones que difieren de las mías.

Mis padres estaban en contra de las cuotas en la UNAM; pero estaban terriblemente preocupados de que la huelga estuviera durando tanto tiempo (como el resto del país) y eran de los que querían que se levantara incluso antes de que se derogaran; yo no estaba (entonces y ahora) de acuerdo con eso. Mi directora de tesis de la licenciatura estaba completamente en contra de la huelga (y del Peje y la izquierda mexicana en general); pero siempre nos respetamos, nos quisimos y pudimos trabajar juntos independientemente de nuestras posturas políticas encontradas. Tengo un par de amigos, de los más cercanos y que más quiero, que múltiples veces se han movilizado en cosas completamente en contra de las que yo apoyo. Venga, tuve una novia panista alrededor de las elecciones del 2006, cuando los panistas se robaron las elecciones presidenciales.

Y en la misma huelga tenía yo que estarme peleando con muchos compañeros, porque yo votaba por el PRD en ese entonces (el PRD valía la pena en ese entonces) y creía (como siempre he creído; como siempre creeré) en la vía pacífica y electoral para cambiar las cosas en el país.

Esto que cuento no es para alardear de lo “diversa” que es la esfera de opiniones que oigo; es sólo tratar de explicar que, por más fallas que pueda yo tener como persona, de verdad intento (por definición no puedo saber qué tanto éxito tengo) de estar escuchando a las opiniones que difieren de las mías y sopesar sus méritos aunque contradigan muchas cosas que yo sostengo como verdaderas. Es bien pinche difícil estar cuestionando todo el tiempo si las cosas por las que he estado luchando desde que era adolescente sí son las correctas. Sería mucho más fácil tomarlo como dogma y no preocuparme; pero sí me preocupo, porque realmente quiero que mis estudiantes puedan vivir en un mejor país del que a mí me tocó cuando tenía su edad.

En el contexto de esta entrada, yo oigo a López Dóriga y Ciro Gómez Leyva; a Eduardo Ruiz-Healy y Denise Maerker. Trato de escuchar a muchos de los que han sido señalados (con casi toda certeza de manera justificada) como parte de los chayoteros que mencionaba arriba; porque hay que escuchar las críticas para poder analizar si son justas o no. También oigo a los que apoyan al Peje, descaradamente como son los de Sin Censura (que no me caen tan bien porque [y esto es decir mucho de mi parte] me parecen muy vulgares); o los de Sin Embargo que sí me caen muy bien; o medios que son sin duda alguna de izquierda pero (ocasionalmente) ferozmente críticos del Peje, a grados que me parecen a veces excesivos, como Julio Astillero.

(En un afán de ser transparente, debo admitir que me niego a ver o escuchar a Carlos Loret de Mola: me parece que ha quedado demostrado más allá de toda duda de que, en el mejor de los casos es un pseudoperiodista tan incompetente que no sabía distinguir cuándo algo era un montaje; y en el peor es uno de los individuos comprados por Genaro García Luna).

Todo medio de información tiene un sesgo; yo en principio desconfío de un medio que no admita al menos que sí tiene sesgo. Me parece que hay que tratar de escuchar o leer al menos un par de medios que su sesgo contradiga al nuestro, y sí quiero enfatizar en que deben de ser medios; no posts en redes sociales: las redes sociales son una mierda y no sirven en lo más mínimo para informarse ni mucho menos para tener discusiones inteligentes. Los medios chayoteros son mucho mejor que casi cualquier grupo en Facebook o subreddit en Reddit; la cantidad de desinformación y manipulación de las redes sociales es apabullante. En particular, por favor no utilicen como principal medio de análisis político el triste blog de un profesor universitario de Ciencias de la Computación; con todo respeto, sería muy estúpido si hicieran eso.

Si ustedes son de los que no aprueban de la administración del Peje, queridos lectores; y en particular si son de los que están muy enojados contra sus políticas, ¿están escuchando a la otra parte? ¿Están cuestionando si sus posturas podrían estar equivocadas? ¿Pueden al menos entretener la idea de que tal enojo podría ser resultado de manipulación por parte de ciertos medios/redes sociales?

Yo les puedo decir (allá ustedes si me quieren creer o no) que yo sí trato de escuchar al otro lado, a las posturas encontradas. Y lo que he oído no sólo no me convence; es (desde mi muy personal punto de vista) medio patético, la verdad; porque como justamente lo que quiere el segundo sector de arriba, es recuperar sus privilegios, entonces en general sólo critican incesamente, incluso cuando no es meritorio; o incluso bajo información falsa (no, la gasolina no amaneció a 30 pesos el litro este primero de enero). Si estos medios comienzan a admitir las cosas que están bien, entonces se cae el castillo de naipes; por lo tanto, todo tiene que estar mal todo el tiempo.

O casi todo mal casi todo el tiempo: debo ser justo y mencionar que en México aún no hemos llegado al nivel de toxicidad de Estados Unidos. Mientras que en Fox “News” es básicamente imposible que admitan algo bueno que hagan los demócratas o que critiquen a Donald Trump, aquí en México, a pesar del lodazal que en general lanzan los medios corporativos a la Pejeadministración, de vez en cuando admiten algunos avances: Ruiz-Healy de repente admite que la economía va bien; López-Dóriga de repente reconoce que el Peje sí termina obras que otras administraciones abandonaron; Ciro Gómez Leyva tiene a Epigmenio Ibarra todos los miércoles en su programa… luego es medio güey, el Epigmenio, pero se agradece el espacio.

De cualquier manera, en general para los medios corporativos casi todo tiene que estar mal casi todo el tiempo; y ustedes, queridos lectores, como ciudadanos deben estar enojados; muy enojados, para que quieran correr a patadas a este gobierno incompetente y autoritario y antidemocrático y comunista y neoliberal y lo que se les ocurra llamarlo en la transmisión en turno, para que sea repetido por bots en las redes sociales y se llenen las publicaciones de comentarios enfurecidos que no contribuyen en nada a una discusión inteligente pero que podrían dar la apariencia de que hay mucha oposición a esta administración aunque todas las encuestas de opinión nos digan que es una minoría que además va en decremento.

Es la técnica de los republicanos en Estados Unidos: hacer enojar a la población (o al menos un sector significativo de la misma) para distraerlos de las cosas que realmente importan. No, el problema no es que el salario mínimo esté estancado en gringolandia desde hace quince años; es que los inmigrantes ilegales se están robando los trabajos. No, el problema no es el racismo sistémico, es que las escuelas públicas quieren “enseñarles” a ser homosexuales a los niños de primaria. No, el problema no es que Citizens United haya permitido la entrada de dinero negro a las elecciones gringas, es que “hombres disfrazados de mujeres” quieren entrar a los baños de las damas para abusar de ellas.

Es lo mismo aquí: no, el problema no es que ciertos grupos junto con las autoridades hicieran negocios millonarios con los medicamentos; es que este gobierno no consigue medicinas para los hospitales. No, el problema no es que ciertos grupos junto con las autoridades hicieran negocios millonarios con los libros de texto gratuito; es que los nuevos libros indoctrinan con comunismo. No, el problema no es que el poder judicial tenga una partida de 253 millones de pesos para vesturio y 56 millones de pesos para renta de casas; es que el ejecutivo quiere golpetear a otro poder autónomo para poder ser más autoritario. No, el problema no es que ante la marejada democrática que por fin ha permitido a la población en general del país tomar control del ejecutivo y legislativo, tanto a nivel federal como la mayor parte de los locales, la oligarquía se haya entramado en el poder judicial para bloquear las reformas que evidentemente apoya la mayoría del país; es que tenemos un presidente narco.

De nuevo, las encuestas de opinión nos dicen que esta campaña que ha durado todo el sexenio (y que se recrudecerá conforme se acerquen las elecciones) no está funcionando… excepto por una minoría de la población. ¿Son parte ustedes de esta minoría, queridos lectores? ¿Se han detenido a pensar si acaso es posible que estén equivocados? Sólo como ejercicio mental, ¿están dispuestos a intentar escuchar al otro lado? ¿De verdad escuchar?

No dejen de escuchar a los medios chayoteros; al contrario, asegúrense de seguirlos escuchando, por favor. Pero también escuchen a los que a su vez los critican; si no, están viviendo en una burbuja que, si todo continúa como van las cosas en este momento, va a tronar como ejote el dos de junio.

¿Es mi intención convencer a algunos de ese cuarto sector a que voten por la Transformación el próximo 2 de junio? Por supuesto que no; desde hace muchos años entendí que no importa qué bien o mal escriba, o qué datos presente o deje de presentar, en general no le voy a hacer cambiar la forma de pensar a absolutamente nadie. Pero sí necesitamos todos salir de nuestras burbujas informativas.

Además, si me permiten ser sincero, queridos lectores, no necesitamos los votos de ese cuarto sector: ganamos sin ellos, fácilmente (aunque faltan cuatro meses para las elecciones; y esos son muchos meses para que ocurra una desgracia). Y para el plan C, además de que hay muchas opciones incluso si no conseguimos las dos terceras partes legislativas directamente, es mucho más sencillo convencer a más gente que vote por primera vez a tratar de convencer a los que no aprueban: en el 2018 votaron por primera vez 11 millones de mexicanos. Ese porcentaje de ciudadanos que ni aprueba ni desaprueba es muy probable que contenga un montón de paisanos que nunca han votado (justo porque como que les vale madre, realmente); si este dos de junio aumentamos el número de votantes la mitad de la última vez, unos 5 millones, creo que fácilmente conseguiríamos esas dos terceras partes. Vamos a ver.

Como sea: no todos los miembros del cuarto sector están mal informados; algunos (no sé cuántos) de manera honesta, sin caer en dogmatismo, sencillamente no están de acuerdo con las políticas de la Transformación. Estos ciudadanos mexicanos, junto con los dogmáticos del tercer sector, están equivocados, si hacemos caso a las toneladas de evidencia empírica que existen; pero tienen derecho de estar equivocados. Tienen todo el derecho del mundo de proselitizar su ideología y tratar de convencernos de que los programas del Peje no pueden funcionar aunque al parecer sí estén funcionando; tienen derecho a organizarse políticamente y perseguir los espacios políticos que puedan ganar; y a través de ellos tienen todo el derecho de hacer un contrapeso a las políticas de Estado de la Transformación y tratar de detenerlas o retrasarlas.

Pero siguen siendo minoría y por lo tanto no tenemos (nosotros como sociedad y la Transformación como la que cuenta con la legitimidad, autoridad y fuerza del Estado) por qué hacerles caso.

Si se juega el juego político, tienen derecho a ciertas concesiones y definitivamente siempre a ser escuchados; pero evidentemente no se van a hacer las cosas como ellos quieren, porque son minoría. No importa que algunos, como los dogmáticos, estén 100% convencidos (como los fanáticos religiosos) que tienen la razón de su lado.

Tienen que aceptar este hecho, si hay una participación política de buena fé por parte de ellos; si no quieren que ciertas políticas se implementen, deben convencer a un porcentaje significativo de la sociedad para que voten por los candidatos que los representen o para movilizarse con fortaleza y de manera continua si quieren que se les escuche. Una marcha no basta; nosotros marchamos durante décadas (generalmente con cientos de miles), llenando el Zócalo docenas de veces, antes de que pudiéramos convencer a suficientes paisanos de que éramos la mejor opción.

Si quieren que las cosas se hagan como ustedes quieren, tienen que convencer a una mayoría del país. Y si no lo logran, no se harán las cosas como ustedes quieren, obviamente. Así de simple.

Relacionado a todo lo anterior, hay dos cosas que mucha gente dice con las que yo no estoy de acuerdo: una, que la discusión política está muy “polarizada”; y dos, que el país está muy “dividido”.

De la polarización: nadie (y de verdad, jamás lo he visto u oído) está abogando por la destrucción absoluta de los adversarios políticos (a lo más la derecha hace comentarios clasistas y racistas, como que hay que obligar a miembros de Morena a vivir en Iztapalapa), y ninguno de los bandos está ensimismado en que el bando propio es 100% correcto y el opuesto está 100% equivocado: como mencioné los medios chayoteros admiten cosas buenas del sexenio del compañero Presidente; y obviamente también mencionan aunque sea parte de las pendejadas de la oposición (entre otras razones porque cometen muchísimas pendejadas). De la misma manera, los medios izquierdistas que mencioné reconocen cuando los adversarios de la Transformación tienen un punto y no se tientan el corazón en mencionar cuándo piensan que la administración la está cagando.

Me da la impresión de que la gente que dice que la política está muy polarizada, tiene esta noción porque cometen el error de usar redes sociales; yo por supuesto no hago eso, porque (repito una vez más) estoy convencido de que son una mierda absoluta. Pero además, ¿les consta que las señales de esta “polarización” las dan seres humanos de carne y hueso? Porque me parece que está demostrado que la enorme mayoría de engagements en redes sociales son bots alegremente mentándose la madre entre ellos, en ocasiones sin que ni siquiera una persona de verdad vea dichas discusiones.

Además hay que entender que si uno da una postura política y alguien más nos responde: “no, eso no es correcto; estás equivocado”, eso no es polarización: eso es que pensamos distinto. Es perfectamente normal y de hecho sano y bueno en una democracia. No tenemos que pensar igual; y de hecho me consta que entre la mayoría que apoyamos a la administración de Andrés Manuel, muchísimos diferimos en muchísimas posturas. Pasa lo mismo con la minoría que no aprueban a la Pejeadministración. Eso está bien; qué bueno que así ocurra.

De la “división”: el país no está dividido; al contrario, está más unido que nunca en apoyo de un proyecto de nación. El consenso es tan grande que es de verdad abrumador ver cómo los que apoyamos la Transformación superamos 2 a 1 a los que no, si no es que de hecho por más. Porque además, les recuerdo, los que no aprueban no quiere decir que desaprueben; hay un montón que no aprueba que con casi toda certeza de hecho les vale madre.

Los que de hecho desaprueban son una minoría que además va disminuyendo; el resto (o la gran mayoría del resto) estamos en general bastante contentos y vemos con optimismo el estado actual del país y el rumbo en el que está encaminado. Reconocemos y estamos conscientes de los errores, limitaciones y pendejadas que ha cometido la Transformación; pero (en general) no nos queda duda que es mucho mejor que las administraciones anteriores y que los programas sociales y modelo económico funcionan. Lo vemos con nuestros propios ojitos, al abrir las puertas de la calle y ver los hospitales; las carreteras y autopistas; los trenes y aeropuertos. Lo vemos al llenar el tanque de gasolina, al comprar la canasta básica, al pedir cosas en Amazon con un dólar históricamente bajo.

Y la enorme mayoría de los que apoyamos la Transformación, nos orgullece y alegra ver a un Presidente que habla del legado histórico del pueblo mexicano; de las bondades de la cultura nacional; de cómo ser mexicanos es algo de lo que nos podemos sentir orgullosos. Si ustedes no están de acuerdo o les parece que esas son cosas superficiales o irrelevantes (o peor aún, que es “peligroso” pensar así), de verdad no sé qué decirles: tomen de nuevo sus clases de civismo en la secundaria, o algo. Lo que sí sé es que, si una parte no trivial de sus años formativos transcurrieron en México, y no les importa o les da vergüenza ser mexicanos, nada más se están poniendo el pie ustedes mismos, porque su cultura es la mexicana les guste o no, y forman parte de este pueblo, nos guste o no a nostros.

No hay división; hay una gran fiesta nacional, y todos los mexicanos están invitados. No es obligatorio que asistan, pero si no lo hacen se están perdiendo un gran huateque.

Para terminar, debo enfatizar que en esta entrada no hablé de lo que yo denomino nuestra desesperada y triste oposición. Algunos de los miembros de los cuatro sectores que mencioné forman parte de ella, pero para , nuestra desesperada y triste oposición consiste de la oposición formal: los partidos políticos de oposición, en particular sus dirigentes, (algunos) gobernadores, legisladores y candidatos; no realmente a sus militantes.

Hago la distinción, porque una de las cosas que hace todavía más trágico (y enfuriante) el estado de nuestra desesperada y triste oposición, es que la misma no representa a casi nadie de la ciudadanía. Representan a un sector oligárquico diminuto y a una bola de burócratas partidistas que mayormente están traficando fueros legislativos para tratar de, literalmente en muchos casos, evitar terminar en la cárcel.

Pero de nuestra desesperada y triste oposición escribiré en otra entrada.

Imprimir entrada Imprimir entrada

How Not to Summon a Demon Lord

En algún momento en los últimos 3 años, vi How Not to Summon a Demon Lord; tiene 2 temporadas, entonces se me hace bolas el engrudo de cuándo comencé a verla y cuándo terminé ambas temporadas. Mis notas dicen que está después de DanMachi, así que supongo que ahora me toca hablar de ella.

How Not to Summon a Demon Lord

How Not to Summon a Demon Lord

Éste es un Isekai bastante menso pero en mi opinión muy divertido. Takuma Sakamoto es un nini que de repente es transportado a un mundo que es básicamente idéntico a un videojuego que él jugaba, con el cuerpo y poderes de su avatar en dicho juego, llamado Diablo. No estoy bromeando, así se llama; pero en defensa de Takuma, es el avatar de un juego, ponerle un nombre mamón se entiende, especialmente para un adolescente nini más bien torpe socialmente.

Como sea, Takuma es isekaiado, porque dos lindas e innecesariamente sexualizadas muchachitas lo invocan con la intención de hacerlo su esclavo; sin embargo, como el personaje del muchacho tiene un anillo que lo protege de magia reflejándola en sus enemigos, el hechizo de las muchachitas rebota y terminan ellas de esclavas de él.

(La Wikipedia usa el término “sirviente”, pero a mí no me engañan: querían esclavizarlo y terminaron siendo esclavizadas).

Muchas aventuras se siguen con hartos doblesentidos sexuales, comenzando porque el grupo no tiene dinero y tienen que dormir los 3 en la misma cama de la posada donde se hospedan. Las lindas e innecesariamente sexualizadas muchachitas tienen 14 y 15 años; y el cuerpo de Takuma en este nuevo mundo es de adulto, pero el muchacho es técnicamente todavía adolescente entonces… ¿no está tan mal?

Hilarantemente, si no se ofenden con historias idiotas de dibujos animados, Diablo casi no toca a sus esclavas (al menos no de manera premeditada) porque es virgen y le da miedo que descubran que tiene cero experiencia sexual. Eso sí, para librar de una maldición a Rem, su esclava menor que es una panteria (básicamente una catgirl), el hechizo correspondiente consiste en que Diablo (y de nuevo, no estoy bromeando) la dedee hasta que le exorciza un demonio milenario que por supuesto termina tomando forma de una niña prepubescente. Y que también termina siendo su esclava.

Nunca cambies, Japón.

Podría seguir describiendo más situaciones del animé, pero creo que pueden ir viendo por dónde va el asunto. Me parece más sencillo invitarlos a que vean la apertura de la segunda temporada, que usa música que fácilmente podría imaginar a Pitbull interpretando: es divertida, ligera, mensa y sexy, si no les ofende ver a personajes menores de edad siendo sexualizados, siendo éstos ficticios y dibujados. Casi todos los chistes tienen un componente sexual y las escenas de acción en general se resuelven fácilmente porque Diablo le gana sin muchos problemas a casi cualquier contrincante, porque su avatar en el videojuego tenía maximizadas sus características.

Las integrantes del harén (la unidad básica familiar del animé) son adorables; Diablo es un súper nerd en el cuerpo de un rey demonio; y el humor es bastante divertido si bien innegablemente arrecho, en muchas ocasiones de forma gratuita. Pero además, inevitablemente las dos esclavas (iniciales) de Diablo terminan enamoradas de él, y él inadvertidamente le propone matrimonio a Shera, su esclava mayor que es una elfa, al regalarle un anillo; lo que hace que Rem le haga un pucherito de que no es justo y que le debería dar uno a ella también. Así que tiene algo de romance y por lo tanto estoy contractualmente forzado a que me guste.

La serie es lo que es; yo la encontré muy divertida, si bien es indudablemente mensa y arrecha, no necesariamente en ese orden. Ustedes sabrán si les interesa: está en Crunchyroll si ese es el caso.

Imprimir entrada Imprimir entrada

Diecinueve años

Caí en cuenta de que los últimos tres aniversarios de mi blog ni siquiera los mencioné en el mismo. Mucho tuvo que ver la pandemia, supongo; aunque la verdad siempre he sido malo para conmemorar ciertas fechas.

Y de hecho este año lo estoy mencionando, pero se me pasó por casi una semana.

Como sea, lo estoy retomando, porque el próximo año se cumplirán veinte años de que tengo este blog; lo cual suena demencial, de alguna manera.

Comencé este blog en 2005, en la segunda mitad de mis veintes; y me encuentro ahora, diecinueve años después, en la segunda mitad de mis cuarentas y habiendo pasado por multitud de pendejadas, además de vivir los cambios por los cuales ha transitado el país.

En ambos casos muchas veces escribí al respecto en este blog, que es la actividad “cotidiana” (luego dejo pasar meses sin escribir) que más ha durado a lo largo de mi vida.

Vamos a ver qué nos espera en este último año de las primeras dos décadas de mi blog.

Imprimir entrada Imprimir entrada

The Wolf Among Us

El siguiente platino que obtuve fue el de The Wolf Among Us.

The Wolf Among Us

The Wolf Among Us

He leído los primeros 100 números de Fables múltiples veces, porque es de los mejores cómics que existen… aunque hay que aguantar un poquito el vómito cuando la ideología pro-israelí y pro-vida de su muy conservador autor se filtran, que misericordiosamente es pocas veces.

No he leído los últimos 50 números de Fables nunca, porque la verdad es que la historia se pone medio aburrida después de la guerra contra Mister Dark; y si somos sinceros realmente desde que Fabletown derrota al Adversario.

Este juego, como todos los de Telltale es una aventura gráfica, cuya historia transcurre varios años antes de la historia de los cómics.

Si no han leído los cómics, este juego es medianamente interesante, en el mejor de los casos; e incomprensible, en el peor. Habiendo leído los cómics… sigue siendo medianamente interesante.

Lo mejor que tiene Fables, sin duda alguna, es el romance. El de Bigby (mote que le dan los habitantes de Fabletown a the Big Bad Wolf) y Blanca Nieves, sin duda alguna; pero también el de Rose Red (la hermana de Blanca Nieves) y Blue Boy; el romance de él con Caperucita Roja (o su clon malvado, como quieran); el de un Mono Alado del Mago de Oz con una paisana de Pulgarcita; etc.

Nada de eso está en el juego, que es más bien un misterio alrededor del asesinato de un fable (un personaje de los cuentos de hadas, que así son los habitantes de Fabletown).

Está bien, supongo… pero nada para echar cohetes al cielo.

Este juego lo compré no tengo idea de cúando. Estaba en papel de celofán de la tienda, de los pocos juegos de PS3 que aún tenía así, y supongo que me costó como 40 pesos o algo por el estilo cuando lo compré. Cuando regresé a jugar videojuegos, una de las metas que me puse era tratar de al menos dentar el enorme número de juegos para PS3 que tengo en mi lista de espera; como The Wolf Among Us es una aventura gráfica, yo sabía que es trivial obtener el platino (básicamente, hay que terminar el juego), así que lo elegí como un buen primer regreso a mi consola PS3 original.

Me llevó más de cuatro meses terminarlo… porque no es terriblemente emocionante y la historia, como debí dejar claro arriba, me parece más bien mediocre.

No me molesta haberlo jugado; nada más no lo encontré particularmente divertido tampoco.

Imprimir entrada Imprimir entrada