En la página de los itinerarios de los autobuses en Sevilla:
NOTA: Estos horarios son teóricos. El tráfico diario de la ciudad incide en el cumplimiento de los mismos.
Está chido esto de tener horarios teóricos.

Porque a veces tienes tantos pensamientos, que te gustaría sacarte algunos de la cabeza.
En la página de los itinerarios de los autobuses en Sevilla:
NOTA: Estos horarios son teóricos. El tráfico diario de la ciudad incide en el cumplimiento de los mismos.
Está chido esto de tener horarios teóricos.
Cosas que he aprendido en Sevilla y El Rocío:
Después de levantarme a las cuatro, para salir a las cinco, para llegar a las seis al aeropuerto de Barcelona, para poder despegar a las siete, llegué a Sevilla a eso de las ocho y media de la mañana, para pasarme un día completo luchando contra el enorme deseo que sentía por dormirme.
No pude disfrutar mucho Sevilla; era domingo, y como bien me habían dicho, casi todo está cerrado ese día. Además, yo me estaba desmayando de sueño, y salimos para El Rocío a eso de las nueve de la noche.
Llevamos aquí en El Rocío (un pueblo con 1,635 habitantes según el censo del 2008) ya cuatro días, en general trabajando mucho, comiendo como cerdos, y derritiéndonos con el inimaginable sol que pega al pueblo de seis de la mañana a diez de la noche.
Lo sorprendente es cuánto me recuerda este pueblo a muchos otros que he visto en México.
Total que, a pesar de que Eddie y Vincent llegaron a Barcelona el miércoles, con esfuerzos pude comer con ellos el viernes en la Universidad, y tomarnos un trago ese día en la noche; estaba atareadísimo terminando de escribir lo que estuvimos haciendo aquí en la UPC estas cuatro semanas.
Ayer por fin terminamos de escribir, y hoy fuimos invitados por Arnau a los 10 años de la Denominación de Origen de Cataluña. Me pasé una de las noches más divertidas que he pasado en Barcelona; por 3 euros, uno recibe un boletito para poder probar cinco vinos, o cuatro vinos y una tapa.
La cosa es, casi nadie nos quería marcar el boletito; varios incluso nos decían “venga, así toman más vino”. Terminamos probando cerca de diez botellas de vino, casi todas de excelente calidad, y todas seguro al menos decentes. Además, con la degustación le regalaban a uno la copa donde los iba probando; pero casi todo mundo dejó sus copas en las mesas cuando iba terminando el evento. A mí me valió madre; comencé a juntar las copas usadas en una caja de cartón (que, eso sí, pregunté si podía agarrar), y regresé al piso con unas trece copas, pequeñas pero simpáticas.
Nada más porque mañana vuelo a las 7 de la mañana para Sevilla, y porque el evento acababa a las diez de la noche; de otra manera no veo cómo me podrían haber sacado de ahí. Estuvo muy divertido, y conocí a mucha gente que me dijo cosas muy interesantes de vinos. Lástima que no pude estar ahí más tiempo.
Un lector me preguntó que por qué no uso KDE o Qt. Iba a contestarle en un comentario, pero mejor lo digo aquí.
Los motivos son varios y en general completamente subjetivos.
Cuando GNOME inició, allá por 1998 ó 1999, fue encabezado por Miguel de Icaza, en ese entonces el tal vez mejor hacker en Linux que había producido México. KDE no terminaba de gustarme (seguí usando la línea de comandos para casi todo), y sentí que debía apoyar un proyecto iniciado por un mexicano.
GNOME tampoco me acababa de gustar (también seguía usando la línea de comandos para casi todo), pero al menos sentía que estaba del lado “correcto” no sólo por el hecho de que Miguel encabezaba el proyecto, sino también porque KDE usaba Qt, que en ese entonces no sólo no era Open Source, era de hecho propietario.
Para 2002 ó 2003 yo había pasado por un montón de cosas que habían hecho que me desatendiera de lo relacionado con GNOME, KDE, similares y conexos. Para cuando comencé a trabajar en una compañía donde me pusieron a instalarle Linux a varias máquinas, GNOME 2.0 había hecho su aparición.
A partir de ese momento GNOME de verdad comenzó a gustarme mucho más que KDE. KDE (que para entonces ya había solucionado, o estaba a punto de solucionar, los problemas de licencias con Qt) siempre me pareció una (mala) copia de Windows, y jamás me gustó que sus ventanas de configuración tuvieran opciones hasta para qué color debían tener las ventanas invisibles.
Las soluciones que GNOME ha utilizado históricamente han sido las que al final y acabo terminan en Free Desktop, y eventualmente en KDE por más que pataleen. Por ejemplo, cuando mezclador de sonidos aRts por fin admitieron que era basura, en lugar de pasarse a GStreamer (que me parece es por mucho la solución técnicamente correcta y más probada), decidieron ir con todavía otro proyecto que ellos iniciaron. Van a acabar de cualquier forma usando GStreamer, pero mientras continúan yéndose por su lado sin tratar de colaborar con soluciones que beneficien a todos los usuarios de escritorios libres. Como esa hay muchas otras.
Luego está la biblioteca para interfaces grácias; GTK+ tendrá todos los problemas que quieran, pero Qt está desarrollado por una empresa, y básicamente hacen lo que se les pega la gana (por más que hayan cambiado la licencia a GPL). GTK+ es desarrollado de forma abierta, y me sigue gustando mucho más que Qt. Además de que GTK+ está escrita en C, mientras Qt está escrita en C++… o algo que se le parece (Qt necesita un preprocesador llamado moc).
Por último, y tal vez la única razón práctica para de plano evitar KDE y Qt como la peste, es que yo utilizo Gentoo, y eso implica que compilo todos los programas que utilizo. En particular compilar KDE, Qt o casi cualquiera de sus dependencias es un infierno, porque al estar escritas en C++ (con un preprocesador espurio además) tardan los siglos de los siglos.
(En espíritu de ser derecho, debo aclarar que Inkscape está escrito en C++ con gtkmm, los bindings de C++ para GTK+… y a pesar de ser un programa razonablemente complejo, compila muchísimo más rápido que casi cualquier cosa escrita con Qt o para KDE).
En resumen: en general no uso KDE o Qt por razones puramente subjetivas, y algunas incluso ideológicas. Pero también vengo usando Linux hace casi quince años, y algo sé de computación; y me parece que la solución que ofrece GNOME es superior desde un punto de vista técnico, y social en el sentido de la comunidad que formamos los que usamos Linux/Open Source.
Pero si alguien quiere usar KDE, pues allá ellos. Yo me quedo con lo que considero mejor.
Hace ocho días fui a ver Prince of Persia: The Sands of Time, pero no había escrito al respecto por estar ocupado. Se aplican las de siempre.
La crítica ha sido bastante dura con esta película, pero a mí la verdad me encantó. No sólo creo que captura la historia y el ambiente de los juegos del Príncipe de Persia (incluidas todas las acrobacias que el pobre Príncipe tenía que hacer); también está divertida, muy bien hecha, tienen muy buena química Jake Gyllenhaal y Gemma Arterton, está muy sabrosa ella (creo que no he visto película donde ella participe que no me guste), y Ben Kingsley es un villano entretenido. En pocas palabras, no es una buena película, pero es un buen churrito.
Y sinceramente creo que es la mejor película que ha salido de adaptar un videojuego. No que haya mucha competencia ahí, claro.
La participación de Jordan Mechner (el creador y de hecho programador del primer juego del Príncipe de Persia) es obvia; la historia está hecha con amor, y varias escenas sí parecen sacadas de los videojuegos. Y de verdad pusieron a Jake Gyllenhaal a dar de brincos todo el tiempo.
A mí me gustó mucho, y espero con ansias la segunda parte (que sin duda habrá, me parece). Yo sí la recomiendo.
Desde hace años uso PStricks para dibujar figuras en documentos , por una muy simple razón: no importa qué tan bonitas haga las figuras casi cualquier programa, las etiquetas no utilizan el sistema de tipos de
, y por lo tanto se ven horribles.
(La única excepción de la que tenía noticia, Ipe, es capaz de agregar etiquetas usando , pero tiene una desventaja para mí aún mayor: está escrito con Qt… casi por principio no tengo Qt ni KDE ni ninguna de sus bibliotecas instaladas en mis máquinas.)
Sin embargo el usar PStricks a mano, aunque muy varonil, es increíblemente tardado. No digo que no sea capaz de hacerlo; es sólo que cada vez tengo menos tiempo de estar viendo cómo hacerle para conectar, a mano, dos puntos con una curva.
Y es así como hizo su entrada en mi vida Inkscape. De hecho ya lo conocía, y lo he usado bastante; fue sólo que rápidamente me di cuenta de cómo podía utilizarse para hacer figuras (especialmente geométricas) muy padres. Por supuesto, siendo Inkscape un programa desapegado a , sufría de las mismas limitaciones que todos los demás programas de este estilo; no podía agregar etiquetas con
. Pero Inkscape exporta a PStricks, así que era sólo cuestión de hacer eso, y agregar las etiquetas a pie. ¿Engorroso? Algo, pero mucho mejor que escribir código PStricks a pie.
Además Inkscape tiene la increíble ventaja de utilizar SVG como su formato nativo, y SVG es la neta del planeta en bicibleta; todos mis programas de cositos geométricos puedo hacer que fácilmente guarden las imágenes en SVG, exportarlo a PStricks con Inkscape, y agregarles etiquetas a mano…
Sólo que eso sigue siendo bastante engorroso. Así que fue con alegría que descubrí Textext; es una extensión de Inkscape que permite agregar lo que sea que pueda generar como un objeto vectorial en Inkscape, y (nada despreciable) permite reeditar el código
después.
Con esto ahora sí creo que por fin dejaré PStricks, para pasarme completamente a SVG. Por fin las interfaces gráficas alcanzaron a PostScript, unos veinte años después.
Dice mucho de qué tanto estoy chambeando cuando leo una noticia de que Inaugura GDF 10 nuevos estacionamientos para bicicletas en CH, y lo que entendí por CH fue Convex Hull.
Supongo que debería dormirme.
El día que volé de México para Europa, fui a ver Robin Hood. No había escrito al respecto porque he estado ocupado, pero estoy pensando en ir al cine hoy, y entonces quiero haber comentado la película antes. Se aplican las de siempre.
Si quieren un recomendación rápida de esta película, de mi parte sería: vayan y renten la versión de 1991 de Kevin Costner. Es mucho mejor, y más importante, mucho más divertida.
El problema con esta versión de Russell Crowe, en mi opinión, es que es bastante aburrida. Hay algunas escenas simpáticas entre él y Cate Blanchett, pero en general la película es lenta, aburrida, y sin el encanto de la de Kevin Costner. Que además tenía a Morgan Freeman y Alan Rickman.
Pero probablemente para estas alturas ya ni siquiera esté en cartelera, así que supongo que es irrelevante.
Después de pasarme un fin de semana en París con mis cuates del DocCourse 2009 (fin de semana que, en sí mismo, hace que este viaje a Europa ya haya valido la pena), regresé a continuar con el trabajo que estamos haciendo aquí en Barcelona.
Para darse una idea del tipo de problemas que trato, pueden ver este video en el tubo de un programa que escribí para ver ejemplos del tipo de problemas que estamos tratando. Que, por cierto, al ver el video recuerdo a una ex novia que decía que me había metido al posgrado a dibujar palos y bolitas.
Como sea, hemos estado entradísimos con la chamba y acomodándonos en el departamento (“piso”, que aquí le dicen) que conseguimos (está muy cerca del metro Rambla Just Oliveras, y puden ver la zona en este mapa de Google Maps). Por eso no he escrito, pero espero poder colar algunas entradas en los días que vienen.
El sábado al medio día llegué a París para el examen doctoral de mi cuate Vincent, a quien conocí en Barcelona el año pasado en el DocCourse que tomé ahí. La situación en sí misma hubiera sido chida; pero mucho mejor fue que la mayor parte de los amigos europeos más queridos que conocí el año pasado pudieron venir también.
Nos pasamos dos días comiendo, bebiendo y caminando por la Ciudad Luz, y alegrándonos de poder estar de nuevo juntos casi todos. Yo en particular estoy de verdad muy contento; no había creído posible poder regresar al Viejo Continente tan pronto, mucho menos el poder ver a tantos de mis cuates más queridos.
Y lo mejor de todo fue que hicimos básicamente el mismo tipo de cosas que hacíamos en Barcelona; sólo que ahora en una ciudad distinta.
Mañana Vincent se doctorará alrededor del medio día, Paco Santos probará (por primera vez en público) que la conjetura de Hirsch es falsa. Habrá comida, bebida, y una fiesta de la cual yo me perderé las partes más escabrosas, porque vuelo a Barcelona de regreso a las 8:45 de la noche. Estoy aquí para trabajar al fin y al cabo, y un lunes ya es demasiado para dejar de hacerlo. Pero no podía perderme la doctoración de Vincent, menos si ya estoy aquí en Europa.
Ha sido una buena (si bien cansada y en algunas cosas difícil) primer semana. Espero que las siguientes siete sean así de buenas… pero la verdad lo dudo; superar París es difícil: superar París en la compañía de buenos amigos es casi imposible.
Después de un par de días completamente dementes de acomodarnos aquí en la Universitat Politècnica de Catalunya y de buscar departamento, por fin parece ser que estamos del otro lado. Lamentablemente el piso no se desocupará hasta el lunes, lo que significa que tendré que dormir 3 días en el sofá de un amigo que me dará posada (el sábado vuelo a París al examen doctoral de mi cuate Vincent).
Estoy todavía ajustándome al cambio de horario, pero ha sido mucho más sencillo que el año pasado. De cualquier forma, estoy medio muerto.
Debo la reseña de una película, pero dudo poder hacerla pronto.
Hoy en la noche tomo un vuelo al viejo continente; eso, entre muchas cosas más, ha significado que he estado en chinga preparando todo lo que tengo que preparar. Por lo tanto no he hablado de las últimas dos veces que he ido al cine, y voy a corregir eso antes de que me vaya al aeropuerto.
Fui a ver esta el viernes, no el pasado sino el anterior, y me pareció fabulosa. Aunque la historia que cuenta la película es ficticia, los experimentos que los idiotas gringos realizaron tratando de encontrar aplicaciones “prácticas” para soldados con “poderes” paranormales son verdaderos.
La película es divertidísima todo el tiempo, no en menor medida porque George Clooney es fabuloso, y le siguen el juego Ewan McGregor y Jeff Bridges.
Si pueden, vayan y véanla.
Esta por fin pude verla el martes. Aunque sin duda la primera película de Iron Man fue mejor, esta secuela a mí me pareció razonablemente divertida, con mucha acción, y con una química fabulosa entre Gwyneth Paltrow y Robert Downey Jr. Además, salen Scarlett Johansson (ligeramente desperdiciada) y Samuel L. Jackson como la Viuda Negra y Nick Fury respectivamente, y al final sale Mjolnir, el martillo de Thor.
Supongo que no tengo que decírselos, pero vayan y véanla.
Tengo poco tiempo, así que mis reseñas salieron chiquitas; iré hoy al cine de nuevo, pero tardaré yo creo que un par de días (mínimo) en escribir al respecto, porque estaré acomodándome en Barcelona.
Mirando la vista que hay desde la sala:
…me digo a mí mismo mientras respiro profundamente:
Mi nombre es Canek Peláez Valdés; crecí en la Ramos Millán en Iztacalco; que esté aquí es sólo un accidente del destino…
Digo; se me vaya a olvidar.
De acuerdo a la Wikipedia, la temperatura máxima histórica en la Ciudad de México (desde que se registran las temperaturas, obviamente) fue de 34°C, en 1983. Según mi cosito de GNOME que dice la temperatura de la Ciudad, estamos a 31°C.
Yo, por supuesto, detesto el sol y prefiero que llueva; sin embargo, he de admitir que los últimos días (quitando el enloquecedor calor) la Ciudad ha estado ridículamente bonita. Como de postal, todos los días, todo el día.
Pero sí por favor que ya llueva.
Y resulta que el domingo 23 de mayo volaré a Europa a mi segundo viaje al viejo continente. Como suelen ser estas cosas conmigo, la posibilidad se abrió hace un par de semanas, los trámites se hicieron en chinga, y el lunes me dieron mi boleto de avión (que, por suerte, esta vez no pagué de inmediato yo).
También resultó que un viaje que originalmente sería de dos semanas, terminó resultando en una estadía de dos meses, y una visita a París un fin de semana donde veré de nuevo a varios de mis amigos más queridos en Europa.
De hecho no he terminado todos los trámites, y además falta ver cómo me va a ir porque seguramente tendré que financiarme mi manutención (renta incluida) durante casi todo el viaje. Pero bueno; supongo que todo saldrá bien. A comer tapas diario.
Estas tres semanas andaré más ocupado que de costumbre, tratando de atar cabos sueltos para antes de irme, así que no esperen que escriba mucho.
El domingo fui al MUAC a ver las exposiciones ahí. No había escrito al respecto por razones que daré en mi próxima entrada.
Las exposiciones del MUAC deben ser de las más pretenciosas que yo he visto. Lo cual ya es mucho decir. También yo cuestionaría si llamar “obras de arte” a aventar cientos de paletas Tutsi-Pop a una pared, o llenar una habitación con burbujas del jabón que utilizan en las morgues para lavar cadáveres. Aunque sin duda los “artistas” están tratando de expresar algo, me gustaría pensar que una obra de arte implica un proceso creativo, más que el tomar objetos mundanos y acomodarlos de formas “interesantes” (que además, que tan interesantes realmente son también lo cuestionaría).
Sin embargo me divertí, y además saqué Tutsi-Pop gratis.
Hoy cumplí treinta y tres años.
Y no hablaré más al respecto porque me la estoy pasando poca madre.
El miércoles fui a ver Green Zone. El viernes fui a ver Man on Wire. Hoy fui al Museo Universitario de Arte Contemporáneo. No había escrito al respecto porque ahora resulta que al parecer tengo algo que se le puede llamar vida.
De mi visita al MUAC hablaré en otra entrada; para las películas se aplican las de siempre.
Green Zone tiene todos los elementos para una película que debería fascinarme: una historia decentemente contada, mucha acción, buenas actuaciones, un elenco que me cae bien, una crítica mordaz a los gringos y al imperialismo… y sin embargo no pude disfrutarla por un simple hecho.
Es muy estúpida.
Mientras que el resto del mundo siempre supimos que Irak no tenía (ni tuvo nunca, ni planeó en tener) Armas de Destrucción Masiva (Weapons of Mass Destruction, o WMD en inglés), los imbéciles gringos estuvieron debatiendo acerca de eso por más de seis años. Esta película entonces trata de explicar con (literalmente) palos y bolitas a (repito) los imbéciles gringos que se fueron a la guerra por razones falsas y por qué eso importa.
En Estados Unidos la película ha desatado mucha polémica, y la crítica debate entre si es una maravilla la película o si es “antigringa”. Para los que siempre supimos que los gringos nunca tuvieron ninguna razón válida para atacar a una nación soberana, la película sencillamente es muy estúpida, tratando de simplificar las cosas al grado de que parecería que sólo hay un puñado de “villanos” que planeó el engaño. Y las cosas, lamentablemente, nunca son así de fáciles.
Como churrito de acción está divertido, y la crítica a los gringos siempre es bienvenida; pero a nadie le va a decir nada que no supiéramos antes… excepto, al parecer, a los imbéciles gringos. Como sea, vayan y véanla.
Esta debe ser la película que más he disfrutado en mucho tiempo; contando la odisea que fue verla, porque parecía que no llegábamos al cine (que además fuimos después de que resultó que la obra de teatro que queríamos ver no se estrenó ese día), después cancelaron la función, y al final nos la abrieron de nuevo cuarenta minutos después.
El documental relata la fabulosa historia de Philippe Petit y su demencial hazaña de haber cruzado en cuerda floja las Torres Gemelas, y lo hace como si fuera una historia de un crimen (que técnicamente así fue). Un hermoso crimen.
Realmente no hay mucho que comentar de la película; es divertidísima, emocionante, muy bonita y además muy bien hecha. Vayan y véanla, porque de verdad es maravillosa.