Ayer cumplí treinta y cuatro años.
Haría el recuento de los daños del año pasado de mi vida, y los planes para el siguiente, pero ando demasiado ocupado con los segundos.
Así que por ahora eso es todo.

Porque a veces tienes tantos pensamientos, que te gustaría sacarte algunos de la cabeza.
Ayer cumplí treinta y cuatro años.
Haría el recuento de los daños del año pasado de mi vida, y los planes para el siguiente, pero ando demasiado ocupado con los segundos.
Así que por ahora eso es todo.
Esto lo debería haber escrito hace días, pero la combinación de chamba acumulada por ir a pasar una semana a Ixtapa, y que me cortaran el Internet (que no pagué por ir a pasar una semana a Ixtapa) hicieron que lo retrasara.
Pero en pocas palabras, Rafa y Cindy se casaron, después de como doce millones de años de noviazgo.
(La foto no es mía, es de Edgar, porque en un error garrafal de mi parte dejé mi cámara en la Ciudad… que además tengo cientos de fotos que no he subido a mi álbum en meses: nada más pensar en la tarea me angustia.)
A casi diez años de que (casi) todos nos titulamos, sólo dos de nosotros se han casado. Lo cual me parece bastante inteligente, por cierto.
Es divertido pensar que este año se cumplirán quince años de que entramos a la carrera, y acordarnos la bola de pendejadas que hemos vivido juntos a lo largo de esos años. Me alegro mucho por Rafa y Cindy, que estaban más felices de lo que yo jamás recuerde haberlos visto, y fue muy padre que nos volviéramos a juntar y ponernos al día de nuestras vidas.
La triste realidad es que no me junto muy seguido con mis amigos de la carrera; a lo más dos o tres veces al año, cuando bien me va. Pero es muy chido el comprobar que el cariño y la camaradería ahí siguen, y que nos seguimos divirtiendo igual que antes. Tal vez menos desmadrosamente, eso sí.
Mis más sinceras felicitaciones a Rafa y Cindy, y que les vaya tan bien casados como les ha ido hasta ahora.
Después de romperme la cabeza durante días, por fin pude instalar bien GNOME 3.0 en mi laptop. El problema fue que uso systemd, el nuevo sistema de inicio, y éste no es estándar en Gentoo; la nueva versión de GNOME necesita un pequeño demonio que se encarga de todas las cuentas de usuario del sistema. De ahí se cuelga GDM para autenticar al usuario, NetworkManager para autenticar la red, el manejador de sesiones para asegurarse de que el usuario tenga permiso de suspender la máquina, etc., etc. Este demonio es levantado por el sistema de inicio normal de Gentoo, OpenRC, pero yo no lo hacía en sytemd (y de hecho, como estaba el ebuild de Gentoo ni siquiera se instalaba el archivo de servicio para systemd). Arreglé eso y todo funcionó a la perfección.
Llevo usando GNOME 3.0 (ya completamente funcional) poco más de un día, y ha sido sorprendentemente fácil el irse acostumbrando al nuevo modelo que impone el sistema, considerando que es completamente distinto al de GNOME 2. Algunas cosas necesitan un paso más que antes, otras todavía no es posible hacerlas únicamente con el teclado (un gran problema para gente como yo, que depende en gran medida del teclado para hacer todo rápido), y está medio rasposo en algunos puntos; pero en general todo me está gustando.
Se ve bonito el nuevo GNOME, y ciertamente parece (en mi opinión) cumplir la promesa de “no meterse” a la hora de que uno quiere realizar trabajo con él. Sigo ponderando qué tanta gritadera habrá por parte de la gente reacia al cambio (considerando además que GNOME hay un conjunto de usuarios de Linux que parecen odiarlo a un grado semi irracional), pero creo que los que lo diseñaron dieron en el blanco; es mi opinión que el futuro de las interfaces gráficas para escritorio es algo parecido a lo que GNOME está intentando hacer. Tiene ciertas similitudes con Mac OS X (yo ya casi no le veo ninguna con Windows, pero las nuevas versiones de Windows casi nunca las he usado), pero en general es un paradigma completamente distinto.
Por ejemplo, ya no tiene un menú para aplicaciones; uno entra a un overview y o bien selecciona una aplicación de un dashboard con favoritos, o comienza a escribir el nombre de la misma hasta que su icono aparece y uno lo selecciona y le da enter, o le hace click. Eso nada más va a sacar de quicio a muchísima gente, y sin embargo es sorprendentemente rápido (es de las cosas que pueden hacerse únicamente con el teclado). Sólo cuesta un poco acostumbrarse.
GNOME 3.0 no es un escritorio configurable; si eso es lo que buscan, más bien lléguenle a otra cosa. En GNOME 3.0 se puede cambiar la imagen del fondo del escritorio… y básicamente es lo único que se puede cambiar. La idea es que las opciones por omisión sean en general las “correctas”, y siempre esperando que sean las que más productividad le den al usuario. La idea es maravillosa hasta cierto punto: uno no compra un carro y después se pasa meses cambiándole las llantas u optimizando el motor. El carro debería funcionar tal y cual como viene de fábrica; lo mismo con casi cualquier aparato que cualquiera tenga en su casa.
Pero a mucha gente no le gustará. Yo esperaré a que la tormenta pase, y seguiré usándolo, porque creo que es una buena idea, y además me gusta y cada vez estoy más cómodo con este nuevo escritorio. Y ciertamente no he tenido broncas de estabillidad, que después de oír las historias de terror de los usuarios iniciales de KDE 4.0, y los que están probando el Unity de Ubuntu, la verdad me parece maravilloso.
Como comenté en mi entrada anterior, estoy jugando GTA IV en línea para sacar todos mis trofeos. Así que estoy ahí sin hacerle daño a nadie (al menos no en el mundo real: en el juego se trata de destazarnos los unos a los otros), cuando comienzo a hacer buen equipo con otro jugador. Después de un rato así, lo invito a ser mi “amigo” en la PSN, porque las misiones son más fáciles de hacer una vez que ya conoces a alguien y cada quién sabe qué hacer.
Al rato me invita a una partida, y me le uno a él y otro más que tienen un ID en la PSN bastante similar, y jugamos un rato, sin nada memorable que comentar al respecto. Y entonces el otro me pide que sea su “amigo”, lo agrego, y al rato me invitan a un chat. Lo primero que me preguntan es de dónde soy; la PSN funciona de tal forma que cada usuario dice su país al inscribirse, pero como un montón de países no estaban en la lista hasta hace poco, y de hecho muchos siguen sin estarlo, son muchos los usuarios que se inventan su lugar de origen (mi ID dice que soy de Canadá, por ejemplo: no estaba México en la lista de países cuando me regalaron mi PS3, y me negué rotundamente a hacerme pasar por gringo).
Así que les digo que soy de México, y acto seguido me dicen que son de Arabia Saudita. Uno de ellos, con un inglés pésimo; el otro ni siquiera intentaba hablar en inglés, y como aparecían símbolos raros en el chat supuse que hablaban en árabe entre ellos. E inmediatamente después me pregunta si soy musulmán, y cuando le digo que no me pregunta que por qué.
Ahora, trato de ser respetuoso en línea, así que les digo que pues nada más no soy y ya, y entonces empezó a ponerse rara la conversación. Trataría de explicárselas, pero la verdad sí estuvo medio bizarro: la plática variaba entre que querían convertirme al Islam, y que querían tener sexo conmigo (al menos hasta que por fin entendieron que era hombre). O algo así: la verdad no me queda claro qué tanto entendí de la conversación.
Total que por fin les dije que yo sólo quería juntar lanita para mi trofeo, que esto se estaba poniendo un poquito extraño, y que los veía al rato.
Y es por eso que en general no participo en pendejadas sociales en línea.
Grand Theft Auto IV es el juego que más he jugado en mi PlayStation 3, por mucho. Nada más me regaló la consola mi hermano, fui y lo compré, y aunque he tenido sesiones muy intensas de RockBand (y otros juegos, como God of War), GTA IV es sin duda lo que más he jugado.
Ahora, God of War, que lo compré este año y he jugado menos de dos meses (me parece), ya tengo el trofeo de Platino, que generalmente es el que se da cuando uno obtiene todos los demás trofeos del juego. No tengo el trofeo de Platino de GTA IV, y esto tiene una explicación muy sencilla: obtener todos los trofeos de God of War es de sentarse y jugar. Uno solito: hombre contra la computadora.
GTA IV requiere varios trofeos que sólo se pueden obtener jugando en línea.
Antes de meterme a la idiota tarea de sacar todos mis trofeos de GTA IV, nunca había jugado en línea con mi PS3. Tiene que ver que mis dos mejores amigos que cuentan con la consola, resulta que en general la intersección de juegos que nos gustan es vacía. Y sencillamente estar jugando con desconocidos me daba más bien hueva.
Pero pues comencé a jugar en línea, y comencé a sacar mis trofeos. Me faltan 3, que realmente son dos, porque el tercero sale automáticamente cuando obtenga los otros dos (es el de Platino). Uno de ellos según las estadísticas del juego ya me lo deberían haber dado, pero he leído que es común que se retrase el registro de las victorias en los servidores de RockStar, así que sólo espero que salte de repente. Ese trofeo consiste en ganar todas las modalidades de juegos multijugadores. Y es en serio todas: quiere decir ganar 3 juegos todos-contra-todos, 5 juegos equipo-contra-equipo, y 3 juegos cooperativos. Eso, y 108 carreras.
Sí, leyeron bien: 108 carreras. Es el infame trofeo Auf Wiedersehen Petrovic, y es una mierda el sacarlo. La única forma sana de hacerlo es ponerse de acuerdo con algún otro vato, y jugar uno contra otro ganando una carrera el primero y otra el segundo, y así hasta recorrer todas las malditas carreras. Dado que varias carreras duran más de 10 minutos, eso se traduce a horas de estar dedicándose a sacar el trofeo.
Siendo sano, me puse de acuerdo con varios güeyes para ir sacando poco a poco el trofeo, y por fin tengo todo (aunque el trofeo en sí sigue sin aparecerme; voy a dejar pasar unos días a ver si los servidores de RockStar por fin registran todo). Eso llevó varias semanas de mi tiempo (claro, no juego las 24 horas al día… si no sólo hubiera llevado días).
El único otro trofeo que me faltaría (si sí me aparece el AWP), es uno todavía más ojete: se llama Wanted, y consigue en obtener un nivel de 10 jugando en línea. Uno empieza en nivel 0, y llega al 1 cuando gana uno gana $1,000, al 2 cuando uno gana $10,000, al 3 cuando uno gana $50,000, etc., etc.
El nivel 10 se obtiene cunando uno llega a $5,000,000. Y dado que la manera más eficiente de obtenerlo es el jugar una modalidad cooperativa que se puede acabar en 3 minutos, y que uno gana $4,500 al hacerlo, quiere decir que lo fuerzan a uno a jugar GTA IV en línea mucho tiempo. Ahorita tengo nivel 5, y ando por los $300,000. Eso quiere decir que tengo que jugar unas 1,044 veces la misión: si lo hago en 3 minutos por misión (que no es sencillo), me llevará 52 horas. Dedicándole 4 horas al día (y eso es suponiendo que no juego nada más), me llevaría 13 días sin pausa (que no juego todos los días).
Ya parece chamba.
No sé si mentarles la madre o admirar a los de RockStar: GTA IV salió hace 4 años, y con la pendejada de sus trofeos inalcanzables han conseguido mantener una comunidad de jugadores en línea muy activa. Siempre hay gente jugando, y muchos de ellos en general lo hacemos por querer sacar todos nuestros trofeos. Que la idea de los trofeos es igualmente diabólica, por cierto.
Originalmente iba a escribir de otra cosa, pero la introducción creció a una entrada por sí misma. Al ratito escribo lo que de verdad quería escribir, que estuvo medio kafkiano.
El fin de semana fuimos a ver The Adjustment Bureau; no había escrito al respecto porque sigo peleándome con mi laptop, que funciona ya con GNOME 3, pero no todo funciona como debería de funcionar.
Se aplican las de siempre.
La película está ligeramente basada en un cuento corto de Philip K. Dick, aunque realmente se siente como un capítulo de La Dimensión Desconocida largo y muy bien hecho. Matt Damon interpreta a un candidato a senador gringo que pierde las elecciones, y preparando su discurso de concesión se liga de rapidín a una muy hermosa Emily Blunt, que lo inspira a dar el discurso de su vida.
Días después se la encuentra en el camión, y de inmediato se enamoran, pero al llegar a su oficina se encuentra con unos tipos extraños usando sombreros que parecen tener congelado el tiempo ahí. Los tipos lo agarran, y le informan que por un pequeño error los vio y se encontró de nuevo con la chava; eso no debía pasar, y le hacen saber que si trata de buscarla le van a borrar el cerebro. Or something.
La trama de la película es sospechosamente similar a la del inolvidable éxito de la Sonora Santanera, Fruto Robado:
Yo me enfrenté al destino buscando tu cariño
Y afortunadamente al destino gané
Ahora me acusa el mundo por que dice que tú eras
Un fruto de otro huerto y que yo te robé
La película está muy bien hecha, está muy divertida en muchas partes, y es agradable ver a Matt Damon en un papel distinto al de Jason Bourne, incluso cuando el personaje no se llama Jason Bourne. La Blunt está muy guapota y muy simpaticota. El único problema (o ventaja, si así lo quieren ver) es que de verdad parece y se siente como un capítulo largote de La Dimensión Desconocida, la versión de los 80s (que es la que me tocó y la que siempre me gustó).
Vayan y véanla, pero no necesariamente en el cine; bien la pueden ver en Blu-ray.
Hace unos cuantos días salió GNOME 3.0. Como mis lectores habituales ya sabrán, vengo usando GNOME básicamente desde su versión 1.0… y de hecho comencé a usarlo desde antes, probando betas y cosas por el estilo.
Así que, a pesar de que llevo ya algunos años tratando de mantener mis sistemas Gentoo en forma “estable”, decidí que intentaría esta nueva encarnación de GNOME, que promete ser un cambio radical a todo lo que estamos acostumbrados con escritorios de computadora.
Después de compilar durante día y medio los nuevos paquetes, traté de utilizarlo y como Murphy debió prever, no funcionó. Se moría a menos de un minuto de comenzar a usarlo. Recompilé todo de nuevo: seguía fallando. Le moví a todo lo que yo podía suponer que podía moverle, levanté el nuevo shell de GNOME en gdb, hice magia blanca, gris, negra, y lo que sigue de negra.
Y nada.
Yo esperaba algo espectacularmente desastroso: bibliotecas incompatibles, errores de programación, problemas con cómo Gentoo suele hacer las cosas. Pero al final resultó que todo era culpa de un archivito XML de poco más de 150 líneas. Y lo peor es que ni siquiera era culpa del archivito en sí: sólo tenía mal el nombre.
Ya reporté el bug, y por fin puedo usar la nueva interfaz de GNOME, que ciertamente promete ser un cambio radical a todo lo que estamos acostumbrados con escritorios de computadora. Lo voy a seguir usando, porque así soy soy, pero no sé cuánto le cueste a muchas personas acostumbrarse a este cambio (muchísima gente es sorprendentemente resistente a casi cualquier tipo de cambio, no digamos un cambio verdaderamente radical). Sí me gusta, pero sí no tiene nada que ver con GNOME 2… ni con cualquier otro escritorio que yo haya usado, por cierto.
Pero estos tres días que estuve peleándome con tratar de hacer jalar GNOME 3, recordé mucho cómo eran las cosas allá por 1998. Cuando uno booteaba linux a una terminal, y a veces (no siempre) se metía a X para un par de cosas.
Hemos recorrido un largo camino.
Ayer y antier fui a dos conciertos. De eso no es esta entrada; esta entrada es de la conversación que tuve con mi novia camino al segundo concierto. Para que entiendan el chiste, deben saber que mi novia es investigadora en el Instituto de Matemáticas, y que pensamos ir a Ixtapa en semana santa acompañados por la mejor amiga de mi novia, Mariana.
Isabel: Le dije a Fulano que viniera con nosotros a Ixtapa en semana santa.
Yo: ¿Quién es Fulano?
Isabel: Un investigador de Cuernavaca…
Yo: ¡Ah no! Si vas a llevar un investigador para jugar, entonces yo voy a llevar mi PlayStation…
Isabel: …y que es novio de una muy buena amiga de Mariana.
El sábado fuimos a ver The King’s Speech, antes de que la quiten de la cartelera con todo y la bola de óscares que ganó.
Como mis lectores habituales ya sabrán, el hecho de que la humanidad llegara al siglo XX con reyes y reinas me parece lamentable, y sin duda alguna califico de zánganos y zánganas a todos aquellos que han pertenecido a cualquier aristocracia… pero en particular a los que han pertenecido a la aristocracia inglesa. Es asqueroso que un conjunto (diminuto, además) de la población de un país no se les apliquen los mismos derechos y obligaciones que al resto, únicamente por sus papás.
Por si eso no fuera poco, el que además en la película el “problema” con el que lidia el “rey” sea de que no puede hablar el pendejo, y de que no sabe cómo dará discursos a la nación durante la guerra, mientras que en el Reino Unido murieron 450,700 personas en dicha guerra, me parece absurdo y ridículo. Aunque siendo justos, uno de los muertos fue hermano de dicho rey. En un accidente aéreo miles de kilómetros alejado de cualquier combate, pero sirviendo en el ejército.
Dicho todo lo anterior, Colin Firth es de mis actores favoritos, por no decir también la Helena Bonham Carter y Geoffrey Rush. Y la película está maravillosamente hecha, perfectamente actuada, le valen madre muchas cosas de la historia real, y es muy divertida. No todo el tiempo, pero sí es bastante divertida durante muchas escenas.
No, no me conmueve un zángano tartamudo; pero qué bien interpreta a ese zángano tartamudo Colin Firth. Así que vayan y véanla, si no lo han hecho. Aunque pueden esperar a rentarla en unas semanas sin ningún problema.
Total que este fin de semana por fin pude terminar God of War en el infame God Mode. Creo, creo que es lo más difícil que jamás haya hecho en un videojuego.
En videojuegos la violencia me gusta, pero no es necesariamente lo único que me importa. Los juegos de puros madrazos en general me aburren rápido (no ayuda que suelo ser bastante torpe). En cambio juegos como Grand Theft Auto me gustan mucho porque, aunque pueden ser muy violentos, lo importante es estar viviendo un mundo virtual. La violencia es un pequeño componente del resto de la historia. De hecho ahorita estoy muy entretenido con Red Dead Redemption (en general compro los juegos al menos un año después de que hayan salido, y de hecho de preferencia después de que la segunda parte haya salido: bajan mucho de precio).
Otro tipo de juegos que me gusta mucho son los de plataformas; en la actualidad creo que no hay nada para el PS3 que sea como Super Mario: pero Tomb Raider y Uncharted por ahí van (de hecho ahorita estoy muy entretenido con Uncharted… lean lo que dije arribita acerca de comprar juegos que salieron hace un chingo). Los de el Príncipe de Persia también me gustan mucho, pero no me he decidido a comprar la triología de las arenas del tiempo para el PS3. Digo, ya los jugué, y no sé si la conversión a HD valga tanto la pena.
God of War es otra categoría: lo que se le conoce como hack and slash, porque el jugador básicamente se la pasa destripando enemigos de inicio a fin. Ninja Gaiden es de esa categoría, y la verdad aunque lo llegué a agarrar un par de veces, nunca me gustó mucho. Por lo tanto God of War yo supuse que no me interesaría, aunque todo mundo decía que era la neta del planeta, e incluso portaron los dos primeros juegos del PS2 al PS3, subiéndolo a alta definición en el proceso.
Eso fue hasta que un día fui a jugar con Juan, y jugamos el demo de God of War 3 que él había bajado. Me gustó bastante, y llegando a mi casa yo bajé el demo también. Después de memorizarlo, decidí que iba a comprar God of War 3, pero como no me gusta llegar a la mitad de la historia, decidí comprar y acabar primero God of War y God of War 2, que para el PS3 vienen convenientemente en un solo disco (y relativamente barato, además).
El juego me gustó mucho, y otro día que fui a jugar con Juan y llevé el disco, sacamos en su cuenta el Reto de los Dioses, que es uno de los tres trofeos que le faltaban a Juan, lo cual fue muy divertido. Después yo acabé el juego en dificultad normal, y también me eché el Reto de los Dioses, que ya sabiendo cómo pasarlo no está tan difícil. Después me aventé el juego en menos de cinco horas, porque era el único trofeo que me faltaba.
Y ya, de verdad no había muchas razones para que jugara el juego en God Mode (el modo más, más difícil de todos). Tenía el 100% de los trofeos (es el primer juego que consigo 100% de trofeos), y ya lo había acabado bien. Había algunos “tesoros” incluidos dentro del juego que me faltaban por no haberlo terminado en God Mode, pero bien hubiera podido verlos en YouTube o algo así.
Pero me lo aventé en God Mode, y no tienen idea de lo tardado que resultó eso. No es que sea imposible: es sólo que cada pelea (que como es hack and slash es básicamente 85% del juego) uno tiene que echársela con una estrategia bien definida y en general no se pueden cometer errores. Y la pelea final contra Ares es endemoniadamente difícil: las primeras dos partes de la pelea son difíciles, pero la tercera es sencillamente de estarlo intentando una y otra y otra y otra vez, porque hay un ataque de Ares que no se puede bloquear, y que le quita a uno casi toda la sangre. Lo logré pasar porque conseguí ganarle antes de que realizara ese ataque: esa parte sí creo que se pasa sólo por suerte.
Como sea, no sólo es un juego muy bien hecho, con una historia súper entretenida, y muy emocionante (el control se me resbalaba a veces por tanto que me sudaban las manos). También está ese otro 15% que no es estar destazando enemigos: en ese otro 15%, God of War es un juego de plataformas. Es como un Príncipe de Persia muy, muy, muy encabronado.
Está muy chido el juego, y me alegro mucho de haberlo acabado en God Mode. Diría que estoy orgulloso de mí, pero como dije arriba, sí creo que la última batalla la gané por suerte. Descansaré un poco del psicótico Kratos, y en unos días comenzaré God of War 2.
Espero que cuando lo acabe, God of War 3 ya haya bajado de precio.
El domingo en la muy noche fui a ver Sucker Punch. Se aplican las de siempre.
Antes de empezar a hablar de la película, les recomiendo este cartón de Basic Instructions:
Mi novia y yo tuvimos una discusión casi idéntica a la del tercer panel.
Tenía muchas ganas de ver esta película, y no sólo por las mujeres hermosas, la violencia y las explosiones. Ni las mujeres hermosas cometiendo violencia y luego explotando. El director es Zack Snyder, y todas sus cinco películas han sido favoritas mías. 300 y Watchmen en particular me parecen tal vez el epítome en lo que es llevar cómics violentos a la pantalla grande, y tomándose tan en serio que sólo puede uno llegar a la conclusión de que en el fondo no se toman para nada en serio.
Sucker Punch no está basada en un cómic, pero eso es un accidente; de hecho la película toma cosas no sólo de cómics, sino de ánime, de video juegos, de manga, y de un montón de cosas que cualquier geek que se respete debe adorar. De hecho cuando le puse el avance a mi novia, para tratar de convencerla de ir a verla, me dijo que era un video juego.
Y casi: de hecho yo creo que es una maravilla de película, pero como cada vez más ocurre con Snyder, yo creo que poca gente de verdad entenderá cómo está el pedo, para decirlo de forma concisa.
La historia es de Baby Doll (sí, el personaje principal se llama Baby Doll), una muchacha que su madre muere (se puede inferir que por maquinaciones del padrastro malvado), y que cuando éste último descubre que la herencia es para sus hijas, trata primero de abusar de Baby Doll, y ella al defenderse, mejor va con su hermanita chiquita. Tratando de protegerla, Baby Doll le dispara al padrastro, pero en lugar de matarlo la bala pega en una tubería, y de rebote mata a la hermanita.
El padrastro la manda a un asilo mental, y arregla que le hagan una lobotomía. Baby Doll tiene cinco días para escapar, y para ello recluta la ayuda de otras cuatro internadas: Sweet Pea, Rocket, Blondie y Amber (sí, las otras chavas se llaman Sweet Pea, Rocket, Blondie y Amber). Aquí comienza lo divertido: para evadir la realidad del asilo mental (y sin duda porque Baby Doll sí está mal de la cabeza, sobre todo después de escabecharse a su hermanita), ella se construye una realidad donde las cinco chavas están en un burdel, y Baby Doll tiene cinco días para escapar antes de que la vendan a un tipo que la comprará porque es virgen. El escape en el mundo irreal del burdel implica el escape en el mundo real: los subplanes que tienen las chavas en el mundo irreal para completar el plan principal son embellecimientos de los planes en el mundo real.
Y aquí es cuando la cosa se pone loca: en general para llevar a cabo sus planes, las chavas hacen que Baby Doll baile, porque se supone baila tan cachondamente que consigue distraer a todo mundo mientras sus compañeras llevan a cabo sus maquinaciones. Pero al bailar, Baby Doll se retrae a otra fantasía, dentro de la primera fantasía del burdel, y en este mundo irreal dentro de un mundo irreal, ahí sí cualquier semejanza con el mundo real se va directamente a la chingada.
En el mundo de las fantasías de Baby cuando baila, que está dentro de la fantasía del burdel que se inventó para lidiar con la realidad del asilo mental, Baby y sus amigas pueden hacer lo que sea: blandir espadas, disparar contra doscientos enemigos, saltar decenas de metros. En este mundo ilusión-dentro-de-otra-ilusión, las muchachas son casi invencibles.
Y yo creo que eso es lo bello de la película: no sólo estos mundos fantasiosos son elaboradísimos y las escenas de acción dentro de ellos fabulosas; de alguna manera son la única forma en la que una niña de 20 años puede lidiar con la brutal realidad de lo que le está pasando.
Y lo que le pasa es una tragedia griega de dimensiones épicas.
La película está siendo hecha pedazos por muchos críticos, y yo (como me pasó con Watchmen) lo comprendo, pero me da tristeza. Porque creo que de verdad es una gran película: es una buena historia (si bien algo simple), está maravillosamente dirigida, y las muchachas actúan de forma decente. Y visualmente es espectacular (y no lo digo únicamente porque la minifalda en la que pelea Baby Doll tiene más o menos cinco centímetros de largo), y la música está de no mamen. Pero mucha gente no podrá ver más allá de cinco hermosas muchachas vestidas de forma ridículamente sexualizada, que se la pasan dando patadas, sablazos y balazos durante dos horas.
Y yo sí creo que la película va mucho más allá de eso.
Pero no me crean a mí: vayan y véanla. Yo de verdad pienso que es una gran película.
El sábado fuimos a ver Fair Game. No escribí al respecto porque Xochitl tuvo a bien morirse. Se aplican las de siempre.
Los gringos de verdad a veces son idiotas. La película relata la historia de Valerie Plame, una espía gringa que el gobierno de Bush destapó porque su marido escribió una editorial donde mencionaba que la venta del famoso material nuclear que según los gringos Saddam había comprado (y una de las principales razones para creer que tenía o estaba haciendo armas de destrucción masiva, y por lo que fueron a la guerra), realmente no se había realizado. Al menos no originándose en Níger.
Hecha casi como documental, la película es bastante entretenida y me parece bastante fiel a los hechos; digo, podría ser que la Plame estuviera mintiendo, pero toda la evidencia documental apunta a que de hecho no fue así. Y no sólo la documental: las famosas armas de destrucción nunca aparecieron, y el “programa” de armas nucleares de Saddam nunca fue confirmado. Más importante (y muy perturbador, si es cierto lo que plantean en la película), es qué fue de los científicos que Saddam hubiera podido usar para dicho programa.
Pero todo esto sólo es otra muestra del imbecilismo de los gringos, porque es una evidencia (una más) de lo que todo el resto del mundo ya sabía: los gringos no tenían ninguna razón real para atacar Irak, y se inventaron la evidencia. Esta película medio intenta salvar la cara de la CIA, postulando que la agencia no tenía las evidencias, y se agacharon cuando la presión de Bush y Cheney fue inaguantable.
Independientemente de todo eso, la película está bien hecha y está muy entretenida. Creo que aspiraría a ser como All the President’s Men, pero la verdad queda chica en comparación. Como sea, yo sí la recomiendo.
El miércoles fui a ver dos películas; una en la mañana que fue un churrote que me gustó mucho, y otra en la noche que fue una para variar conmigo una muy buena película. Se aplican ya saben.
Los gringos siguen y siguen haciendo Starship Troopers. Primero hicieron Aliens, que a mí nadie me inventa nada, es realmente Starship Troopers. Después hicieron el juego de computadora Starcraft, que por supuesto también es Starship Troopers. Y después hicieron por fin una película supuestamente basada en Starship Troopers llamada, er, Starship Troopers… pero la verdad es que es una parodia de Starship Troopers.
Battle: Los Angeles sería la mejor adaptación de Starship Troopers a la fecha si no fuera por un pequeño detalle: no sale ninguno de los personajes de Starship Troopers, ni ocurre en el mismo futuro, ni hay mención de ninguna de las tecnologías que menciona la novela, y de hecho la historia no tiene nada que ver.
Pero quitando eso, Battle: Los Angeles es la mejor adaptación de Starship Troopers que yo he visto. Los personajes (casi todos soldados… gringos para acabarla de joder) y cómo se comportan es 100% Heinlein; las relaciones entre ellos y cómo se comportan en el combate es casi sacado letra por letra de la novela.
La historia es simple: extraterrestres llegan a la Tierra y comienzan a ocupar 20 de las ciudades más grandes del mundo (México entre ellas, por cierto). Los extraterrestres llegan con infantería, fuerza aérea controlada por computadora, y algo de artillería pesada. Y se dedican a matar humanos como si fueran cucarachas. Un pelotón de soldaditos gringos es enviado a evacuar civiles antes de que bombardeen 16 kilómetros de costa para tratar de parar a los invasores.
La película es predecible y melodramática, pero Aaron Eckhart actúa muy bien y la película tiene mucha acción y está bastante emocionante. Yo la disfruté muchísimo; pero cuando leí las críticas me encontré conque mucha gente no sólo no le gustó, sino que de hecho les dio náuseas.
Pueden ser dos cosas; no han leído a Robert A. Heinlein, o bien las guerras de Afganistán e Irak han hecho imposible que ahorita peguen películas donde los soldados gringos son héroes de moral y ética impecables, defendiendo justamente su país de una invasión extraterrestres. Y ciertamente todo el melodrama de “luchar por las barras y las estrellas” es nauseabundo, pero si yo fui capaz de desconectar mis neuronas dos horas para disfrutar la película a pesar de ello, no sé por qué alguien más no podría. Yo sí la recomiendo.
En la noche por fin pudimos ir a ver esta película, y como me imagino que ya todo mundo y sus hermanos la vieron, no dilapidaré muchas palabras en ella. A mí me encantó (aunque hubiera agradecido que alguien me avisara que era una película de horror), y ciertamente la Natalie Portman actúa de forma impresionante.
Una película espectacular, si bien perturbadora en varias partes. Véanla, si como yo estuvieron esperando meses para hacerlo.
El lunes Isabel y yo fuimos al cine a ver Presunto Culpable porque ya no alcanzamos boleto para la que queríamos ver. La verdad yo no quería verla; habiendo siendo huésped del Reclusorio Norte, no necesito un documental para saber que el sistema de justicia mexicano es básicamente inservible.
Sin embargo, me alegra haberla visto. Se aplican las de siempre.
El documental está muy bien hecho, y el tema que cubre es sin duda alguna uno fascinante; pero me parece que lo que hace que realmente funcione la película es que Toño, el famoso presunto culpable, es un muchacho encantador, increíblemente articulado, y descaradamente inteligente. Saliendo del cine me preguntaba dos cosas: una, si se hubiera podido hacer una película así con un muchacho que no pudiera ser capaz de articular una frase compleja de forma fluida (que tristemente es el caso de la mayoría de los jóvenes mexicanos, incluidos los universitarios); y dos, qué carajos estaba haciendo ese muchacho de tianguista vendiendo videojuegos en lugar de estudiando la universidad o trabajando de profesionista. Digo, en el fondo sé la casi segura respuesta a la segunda pregunta; pero me parece que ese crimen nadie lo menciona en la película.
También es importante señalar que no sabemos casi nada real acerca de la parte acusadora; la película los pone de plano como villanos (en el caso del comandante de la judicial), o tan incompetentes que parecen de caricatura (en el caso de la pobre MP). No dudo que Toño sea inocente; si fuera culpable no creo que habrían presionado para que saliera la película un par de años después de que lo dejaran libre. Si fuera culpable él hubiera preferido ya no mover el bote: que la película haya salido con todo y que él ya es libre me parece que es la mejor muestra de su inocencia. Pero eso no quita que toda historia tiene dos lados, y sólo oímos uno.
Como sea, el documental está muy bien hecho, y al final sí me alegré de verlo. Vayan y véanlo ustedes.
Después de pasarme dos semanas en maratón terminando de escribir dos artículos, mi novia y yo decidimos pasarnos el puente en el Estado de México.
Yo traje mi laptop y mi monitor LCD de 22″ porque tengo en el disco duro un par de series que estamos viendo, pero caímos en cuenta que se nos habían olvidado un cable VGA, y bocinas algo más decentes que las de la laptop, que hacen que todos los actores suenen como Alvin y las Ardillas.
Ya en el Estado de México pasamos por un Steren y ahí compré un cable VGA, pero cuando pedí bocinas me salieron conque los niños de hoy ya sólo compran bocinas USB. Se me hizo ridículo, pero cuando vi que el precio era de hecho menor que la última vez que compré bocinas (obviamente no USB), decidí que bueno, que ya qué. Ni siquiera me pasó por la cabeza que no fueran a funcionar; cada vez estoy más acostumbrado a que en Linux las cosas sencillamente funcionan.
Por supuesto, cuando en la noche antes de dormir tratamos de ver nuestra serie, las malditas bocinas no funcionaron. Era tarde, y en el cuarto no llega la señal inalámbrica, así que lo dejé así y vimos nuestra serie con las voces de Alvin y las Ardillas.
Hoy en la mañana estuve tratando de echarlas a andar, y no estaba avanzando nada hasta que una idea loca entró en mi cabeza. ¿Qué tal que lo que pasaba era que las famosas bocinas no son sólo bocinas, sino una tarjeta de sonido USB? Mi laptop sólo tiene compilado el controlador de la tarjeta de sonido de la laptop, porque quién carajos necesita soporte para más tarjetas de sonido que la que está instalada en la computadora, y eso explicaría porqué no había funcionado. Medio incrédulo compilé en mi kernel el soporte para tarjetas de sonido USB, y maravilla de maravilla, funcionó de inmediato. De hecho con la magia de PulseAudio puedo estar oyendo algo con la tarjeta de sonido de la laptop, y con un poderoso click pasarlo a la tarjeta de sonido de las bocinas USB. Funcionan bastante chido, para ser unas bocinitas chafas Steren.
Resulta que las tarjetas de sonido se han hecho tan chiquitas y baratas, que ahora es más fácil vender unas bocinas con dicha tarjeta incluida, y dejarle el proceso de sonido pesado al CPU. También se ahorran eliminador de corriente, porque el poder de las bocinas viene del mismo puerto USB.
Lo único que no entiendo es qué les costaba agragarle una entrada TRS para poder usar las bocinas de forma tonta. A lo mejor aumentaba en dos pesos el precio. Lo que importa es que hoy en la noche veremos nuestra serie sin las voces de Alvin y las Ardillas.
Con mi novia en el jacuzzi, ella quejándose de que es injusto que ya nos tengamos que salir:
Yo: Amor, ¿qué es lo que siempre me estás diciendo?
Ella: Que el mundo no es justo, que las cosas no siempre son como tú quieres y que así es la vida.
Yo: ¿Y entonces?
Ella: Pero eso es para ti, amor.
Estoy desde el domingo en Pachuca para el XXVI Coloquio Víctor Neumann-Lara de Teoría de las Gráficas Combinatoria y sus Aplicaciones. Contrariamente a otras ocasiones, ahora di mi plática el martes en la mañana, lo que me ha permitido disfrutar casi todo el coloquio.
De Pachuca escuché una historia graciosa; resulta que le pusieron “la bella airosa” porque un inglés la visitó, y cuando se iba alguien le preguntó si le había gustado.
“It’s pretty windy”, el inglés contestó.
Hace dos semanas MVS Radio despidió (le “terminó el contrato”) a Carmen Aristegui. La excusa para que la empresa en motivos prácticos callara a la mejor periodista de México fue que había violado el “código de ética” de la empresa, código que hasta donde yo sé nadie sabe exactamente qué dice o cómo está formulado.
El escándalo subsecuente mostró a la luz lo que todo mundo sospechaba: el despido fue reacción de MVS Comunicaciones a presiones del ratero que vive en Los Pinos ilegítimamente, que tuvo un berrinche porque Carmen se atrevió a decir al aire que dicho ratero debía contestar a las acusaciones y rumores (que existen desde antes de las elecciones del 2006) de que es un borracho irresponsable. La presión vino de que MVS Comunicaciones le toca que le renueven su concesión; se hizo inmediatamente claro que el incompetente que habita Los Pinos amenazó a MVS con que dicha concesión no sería renovada si Carmen seguía siendo empleada de ellos.
No es la primera vez que tratan de callar a Carmen; Televisa la corrió de W Radio porque la periodista fue altamente crítica (y honesta) respecto a la llamada Ley Televisa. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: Televisa la corrió porque la periodista criticó una ley que la empresa buscaba fuera aprobada. Éticamente también fue una chingadera, pero no hubo presiones externas de un grupo de poder (uno distinto de Televisa, claro está) para callarla.
Lo que pasó en MVS es mucho más grave: es la intención de un “gobierno” ilegítimo de obligar a callar a una periodista únicamente porque no le gusta lo que dijo. En su programa Carmen dijo:
“No es la primera vez que se habla de este tema, de un presunto alcoholismo de Felipe Calderón. Si usted es usuario de las redes sociales –por ejemplo–, pues en ese circuito de comunicación de la sociedad mexicana es frecuente ver expresiones que aluden a esa circunstancia que no podemos corroborar (…)
“Debería realmente la propia Presidencia de la República dar una respuesta clara, nítida, formal al respecto. No hay nada de ofensivo –me parece– cuando alguien, si es que fuera el caso, atravesara por un problema de esta naturaleza (…)
“¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República.”
Es fácil ver que Carmen no le está diciendo borracho al berrinchudo perdedor que habita Los Pinos; sólo exige (como deberíamos exigir todos y cada uno de los mexicanos) que se responda a una acusación que han hecho (por los motivos que ustedes quieran) contra Felipe Calderón. Nada más, y nada menos.
Por supuesto Calderón es incapaz de escuchar nada que no le guste, de aceptar críticas buenas o malas. Como he dicho antes, su “presidencia” está viciada de origen, y eso aunado a las claras debilidades en su carácter y personalidad hacen que sea imposible que se conduzca como líder. Si fuera alguien inteligente y con aplomo, tal vez incluso hubiera podido revertir el estigma que causa el haber empezado su sexenio con un crimen; pero eso es mucho pedir de tan patético individuo.
Entonces en lugar de reaccionar a la altura de las circunstancias, lo que el presunto borracho hizo fue hacer un berrinche no sólo triste, patético y ridículo; además uno que le causó una derrota más (y fea) en su ya de por sí desastroso sexenio.
Al presionar a MVS para que despidiera a Carmen (que toda la evidencia apunta a que fue lo que pasó, pero que además aunque no hubiera sido así como condujeron desde Los Pinos todo el asunto hace ahora que todo mundo de por hecho que así fue) con la amenaza de la renovación de su concesión, el muy imbécil le dio todavía más legitimidad a Carmen, causó que MVS tuviera que recontratarla pr la presión generada por los mismos radioescuchas, y de pilón casi los fuerza a que le renueven dicha concesión.
Porque si ahora no se la renueva, todo mundo dará por hecho que no se la renovaron porque volvieron a contratar a Carmen.
Aristegui dio una muestra de elegancia, estilo e inteligencia que debe hacer que el berrinchudo perdedor de Los Pinos se retuerza de coraje, porque él es incapaz de actuar así. Su berrinchito le costó una derrota más, entre las muchas que lleva desde el crimen de 2006, y me alegró mucho que hoy Carmen regresara a su programa.
No sólo porque Carmen Aristegui es sin lugar a dudas la mejor periodista de México, y porque no se puede permitir que los “gobernantes” callen las voces críticas. Sino también por la humillación que le causó a Felipe Calderón (directamente), y porque lo evidenció (una más entre muchas) como el perdedor berrinchudo que es.
Hay tantas pendejadas que está haciendo el “gobierno” de Felipe Calderón (aunadas a las otras tantas pendejadas que ha hecho a lo largo de su ilegítimo sexenio), que hasta es difícil elegir una para comentar. Todas y cada una de ellas muestran su incompetencia, su incapacidad a aceptar críticas, su acomplejamiento que lo hace rodearse de inútiles que únicamente le dicen que sí, y, en fin, de todas las señales que de muchas formas confirman que su “presidencia” es resultado de un fraude electoral. Un “ejecutivo” que comenzó su periodo a partir de un crimen, de un engaño, es muy difícil que pueda evolucionar en un líder eficiente; está viciado de origen. No es imposible; Salinas al menos logró mantener la ilusión de un gobierno eficiente, hasta que los zapatistas le interrumpieron la fiesta, y la crisis de diciembre de 1994 mostró la triste realidad.
La incompetencia de estos idiotas que robaron la silla presidencial en 2006 alcanza ya extremos criminales; dicha incompetencia está causando muertos, heridos, y violaciones a la justicia que repercuten no sólo en el país, sino con nuestros hermanos latinoamericanos, como en el caso de los inmigrantes centro y sudamericanos; y con el arrogante imperialismo francés, como en el caso de la secuestradora Florence Cassez.
Florence Cassez es una criminal; y de hecho las evidencias apuntan a que es una criminal particularmente sádica y violenta. A mí no me cabe la menor de que la hermosa y demente francesa merece la máxima pena por secuestro que el sistema de justicia mexicana sea capaz de dar.
Lamentablemente, la justicia nunca es (nunca ha sido, y nunca será) únicamente de castigar a alguien como se merece.
Estos imbéciles que dicen dirigir la nación cometieron una muestra más de su criminal incompetencia; en lugar de arrestar a la francesa y presentarla a los medios como debe ser, montaron un circo mediático con una “recreación” de cómo habían capturado a la sádica francesa, en un intento ridículo y estúpido de hacer más “heroica” la captura. Cuando lo único que tenían que hacer era su trabajo.
Con ese imbécil descuido, mandaron completamente al carajo al Debido Proceso, dándole totalmente en la madre a cualquier posibilidad de que el caso pueda ser llevado de manera competente para la fiscalía. Como este patético intento de “gobierno”, está viciado de origen.
México arguye (y arguye bien) cuando Estados Unidos enjuicia connacionales sin respetar el Debido Proceso; es uno de los pilares de cualquier sistema de justicia. Si el Debido Proceso no se puede garantizar, todo el caso se pone en duda. Se debe poner en duda.
El “gobierno” de México debería enviar a Cassez a Francia; si no lo hace, no tendrá cara (no que jamás la haya tenido) para exigir que se cumpla el Debido Proceso en casos en que nuestros connacionales son indebidamente enjuiciados en otros países (principalmente Estados Unidos). Sí, parecerá que se está doblegando a las presiones del gobierno de Sarkozy, pero eso también es culpa de ellos.
Déjenme repetirlo: Florence Cassez es una criminal, y además violenta y sádica para rematar. Los que fueron secuestrados por Los Zodiaco, así como los amigos y familiares de sus víctimas, merecen justicia. Pero la criminal incompetencia del “gobierno” de Felipe Calderón les robó eso; gracias a ellos, los familiares y amigos de las víctimas de Los Zodiaco, así como las mismas víctimas, no podrán encontrar la justicia que se merecen aquí.
Y todo es culpa de estos imbéciles incompetentes. Criminalmente incompetentes.