Adéu, Barcelona

(Escrito en la madrugada del 30 de julio, a punto de abordar mi avión a Holanda, y sin Internet ni tiempo suficiente para crackear una red inalámbrica).

Me voy de Barcelona y de España, a pasar una semana en Holanda trabajando con mis amigos Fred y Eddie, en el Technische Universiteit Delft.

Voy a volver a Barcelona: es probablemente la ciudad de España más querida para mí, y siempre guardará un lugar especial en mi memoria. Siempre que tenga la oportunidad de viajar a Europa trataré de pasar por aquí aunque sea un par de días.

Voy a volver a Barcelona: el único problema es que no tengo idea de cuándo será ni bajo qué circunstancias. Es posible (aunque obviamente espero que no) que pasen años antes de que pueda regresar. Pero regresaré.

Mientras tanto, no me queda más que decir que: adéu, Barcelona.

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Y hasta me pagan

Estaba hoy caminando por La Rambla en el centro de Barcelona, mirando pasar decenas de hermosas muchachitas, todas y cada una de ellas con unos shorts chiquititos chiquititos (es verano al fin y al cabo, aunque haya estado nubladón estos días), cuando la verdad de un hecho quedó clara en mi mente.

My life kinda rulez!

Claro que mi “vida” cambiará radicalmente el año que viene cuando termine el doctorado (o mejor dicho, y esto sí seguro ocurrirá, cuando se acabe mi beca), y todavía no tengo idea de qué haré después de eso.

Pero mientras, it rulez.

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Transformers: El Lado Oscuro de la Luna

El domingo fui a ver Transformers: Dark of the Moon. Andaba ya muy quemado por tanta chamba, y decidí ir al cine aunque no hubiera nada que realmente me llamara la atención (está la última de Quique Alfarero, pero como ya dije esa la voy a ir a ver con mi novia en Toronto). Vi que seguía la de los robots que se hacen cochecitos y, habiendo visto y disfrutado mucho las otras dos, decidí verla, aunque al parecer todo mundo dice que es basura.

Por supuesto es basura, pero por supuesto también me alegro muchísimo de haberla visto en el cine. Incluso en 3D. Se aplican las de siempre.

Transformers: Dark of the Moon

Transformers: Dark of the Moon

Hace unas semanas vi esta gráfica en Graph Jam:

Plot Is For… Real Films

Plot Is For… Real Films

Yo, obviamente, estoy de acuerdo. Lo que sigo sin entender es por qué hay gente que sigue diciéndolo como si fuera algo malo.

Las películas de los Transformers han sido todas ellas malas en el sentido técnico del término. La actuación es inexistente, la historia imposible e idiota, y los personajes (-1)-dimensionales. Yo pensé que tener menos de una dimensión era imposible, pero Transformers 3 consigue llevarlo incluso un paso más allá.

Pero, como vengo diciendo desde que salió la primera, ¿eso realmente debería importar? Yo digo que no: el material original son robots que se transforman en cochecitos; que hayan logrado sacar tres películas me parece incluso merecedor de un premio.

La película a mí me gustó mucho: las escenas de acción están de no mamen, hay hartas explosiones, y sale una nena bien sabrosa… que por cierto, ni tan sabrosa como Megan Fox, y además su nivel de actuación hace que la Fox parezca Meryl Streep… pero eso sí, bien sabrosa de cualquier forma.

Eso debería bastar porque es una película basada en juguetes para niños. Pero además tiene bonos; unas actuaciones (dado el guión) espectaculares por parte de John Turturro, Frances McDormand, John Malkovich, Ken Jeong (extremadamente cagado), y Alan Tudyk, que desde Firefly siempre me ha caído muy bien; una música que sobrepasa lo decente; y efectos especiales tan asombrosos que de verdad asombran con su asombrosa asombrosidad. Por primera vez el famoso 3D no me pareció meh, y de hecho sí hubo un par de escenas donde el carísimo chiste lo consideré útil.

Así que si tuvieron su trailercito rojo que se transformaba en robot cuando eran niños vayan y véanla y orgasméense al revivir su infancia. Y si no tuvieron su trailercito rojo que se transformaba en robot cuando eran niños vayan, desconecten sus neuronas poco más de dos horas, y disfruten verla.

Y si no son capaces de disfrutarla, pues qué pena por ustedes. Se pierden de dos horas de sana e idiota diversión.

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La última de Harry Potter

Como ya van varios lectores (dícese, más de uno) que me preguntan por qué no he escrito acerca de la última película de Harry Potter, mejor explico aquí que lo que pasa es que no la veré sino hasta que esté en Canadá en un poco más de dos semanas.

La razón es que mi novia y yo queremos verla juntos, y no nos reuniremos hasta el 9 de agosto en Toronto. Obviamente la película será todavía proyectada en cines para ese entonces, y además, ¿qué podría pasar?

¿Que me platiquen cómo acaba?

También tiene la ñoña consecuencia de que hago un poco más especial el evento de ver la última película de Harry Potter al a) verla con mi novia, y b) verla mucho después que todos los fans hard core. O al menos eso me sigo diciendo.

Así que no diré nada de Harry de aquí hasta mediados de agosto (llego a un congreso en Canadá, y no sé si haya tiempo de verla esa semana).

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Hanna

(Escrito el 18 de julio, con Xochitl de nuevo muerta…)

Ayer fui a ver Hanna, porque Green Lantern no la van a estrenar aquí en España sino hasta finales de mes.

Se aplican ya saben.

Hanna

Hanna

Tenía muchas ganas de ver esta película desde que vi los avances. Eric Bana siempre me ha parecido un muy buen (y mal valuado) actor, y Saoirse Ronan me ha parecido maravillosa en todas las tres películas que he visto de ella. Cate Blanchett sale aquí de mala malvada malévola, y debo decir que me gustó mucho su actuación; su personaje es una especie de Scully demencial y sociópata. El que me sorprendió muchísimo es Tom Hollander; el inglecito generalmente la hace de tontito y torpe cuando es de los “buenos” (como en Pride and Prejudice o A Good Year), o bien de de plano inútil cuando la hace de villano (como en las de los Piratas del Caribe), pero aquí es un muy efectivo asesino.

La historia es simple pero efectiva: Eric Bana ha entrenado a Saoirse Ronan todos sus quince años para convertirla en una perfecta asesina, para que un día pueda matar a la mujer que tratará de matarla cuando sepa que existe. Y ese día llega.

La película es muy buena por la fabulosa dirección y la más que pasable actuación del elenco. La música (provista por The Chemical Brothers) está de no mamen, y las escenas de acción son buenísimas. La historia (como decía arriba) es lo más débil, pero realmente no afecta negativamente a la película, y tampoco es que sea mala; sólo es lo peor de la misma.

La Ronan se está convirtiendo en una actriz muy buena, y contrario a The Lovely Bones (su película del año pasado), el director no está obsesionado con mostrar a la niña con una belleza casi supernatural. De hecho ni siquiera me parece que la niña luzca “bonita”: atractiva sí, sin duda: pero fuera de los tiernos momentos donde se asombra del mundo que por fin tiene oportunidad de conocer, es antes que nada una máquina asesina. Y bueno, está en esa edad donde de plano no es niña, pero tampoco mujer, y entonces se ve medio rara… por suerte eso se quita con el tiempo.

Yo recomiendo mucho la película, pero creo que tuve suerte de haberla podido ver (en una sala que para motivos prácticos era un monitor LCD enorme: se veía chido), no sé de hecho si siga proyectándose en algún otro lugar.

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Y tampoco darle a niños…

(Escrito el lunes 11 de Julio, con Xochitl aún muerta.)

Fui a cenar con una amiga cerca de las doce de la noche, y al salir decidí que quería comprar agua (el agua de llave de Barcelona siempre me ha parecido que sabe horrible). Dado que me estoy quedando en Molins de Rei, un pueblito cerca de Barcelona, absolutamente nada estaba abierto, excepto una farmacia de 24 horas.

Llegué y le hablé a la niña que atendía a través de un cuadrito abierto que tenía la puerta metálica:

Yo: Hola, ¿cuál es la botella más grande de agua que tienes?
Ella: De litro y medio, pero no puedo vendértela.
Yo: ¿Por qué?
Ella: Porque como son pasadas las once, sólo puedo venderte con receta.
Yo: Necesitas receta.
Ella: Sí.
Yo: Para una botella de agua.
Ella: Sí.
Yo: ¿Y si te juro que no me voy a drogar con ella?

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X-Men: Primera Generación

(Escrito el lunes 11 de julio, con Xochitl estando muerta.)

Ayer fui a ver X-Men: First Class. Tenía muchas ganas de verla en el cine, pero con mi examen de candidatura, la planeación de este viaje y mil madres más que tenía que hacer no pude. Y en Sevilla no conocía cines con VOS (Versión Original Subtitulada), así que esperé hasta llegar a Barcelona para verla.

Se aplican las de siempre.

X-Men: First Class

X-Men: First Class

La película es una precuela/reinicio de las primeras tres películas de los X-Men y la de Wolverine que salieron a inicios de este siglo. Mucha gente se confunde con las contradicciones que plantea la nueva película con las cuatro anteriores, pero yo (veterano lector de cómics) sencillamente aplico la explicación estándar en estas circunstancias: toda la continuidad anterior se preserva, siempre y cuando no contradiga la nueva película.

A mí me gustó mucho, en gran medida por la calidad de los actores principales: James McAvoy (que siempre me ha caído bien) y Michael Fassbender (fabuloso desde Inglourious Basterds) hacen muy bien sus versiones jóvenes de Charles Xavier y Erik Lehnsherr, A.K.A. Professor X y Magneto. Los niños que salen están bien, pero la verdad son comparsas frente a los dos principales, con la posible excepción de Kevin Bacon como un fabuloso Sebastian Shaw.

La historia está dominguera y divertida, y los efectos son (en general) pasables (excepto el maquillaje de Beast, ¿qué pedo con eso de poner a Aluxe en todas las películas?) Por lo demás, aunque a mí me gustó mucho, la película es francamente olvidable.

Aunque debo de admitir que el maravilloso cameo que hace Hugh Jackman como Wolverine (y en menor medida, pero apreciado también, Rebecca Romijn como Mystique) hizo que para mí valiera por mucho ver esta película en el cine. Así que yo sí la recomiendo.

Ahora no sé qué veré este fin de semana, porque Green Lantern no la estrenan sino hasta finales de julio.

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Barcelona

(Escrito el domingo 10 de julio, con Xochitl estando muerta.)

Ayer llegué a Barcelona y me asenté en el piso donde me hospedaré las siguientes 3 semanas.

Llevo casi un mes en Europa, pero llegar a Barcelona siempre es especial. Es la primera ciudad de por estos lares que realmente conocí, y donde muchas cosas muy padres en mi vida ocurrieron. Llegar aquí siempre se siente un poquito como llegar a casa.

Estaré aquí hasta finales de julio, cuando volaré a mi último destino en Europa (exceptuando mi breve estadía en Madrid antes de regresar a América).

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Sevilla

Sevilla para mí significa dos cosas: temperaturas ridículamente altas, y solomillo al whiskey.

Por alguna razón esta vez no había podido comer mi solomillo al whiskey hasta hoy, pero por fin tuve la oportunidad de volver a probarlo. También fue la primera vez que viajé en tren de alta velocidad de Madrid para acá.

Sigo prefiriendo volar.

Voy a estar aquí hasta el sábado, y entonces vuelo a Barcelona. Mi tercera vez en tres años.

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Work hard, play hard

Generalmente cuando estoy de estancia en Europa o Estados Unidos es cuando más trabajo y menos pierdo el tiempo. Tiene todo el sentido del mundo, ya que no tengo las distracciones que en la Ciudad están disponibles (PlayStation, cine, cuates, familia, novia).

Lo que también es cierto es que suelo salir mucho más de noche, y suelo beber mucho más cuando salgo. Lo primero es por los amigos que he ido acumulando durante mis previos viajes, y que como sé sólo puedo verlos una o dos veces al año (viviendo ellos a un océano de distancia de mí), esto causa que quiera aprovechar al máximo el poco tiempo que tengo para convivir con ellos. Lo segundo es una combinación de que el vino aquí es tan bueno y (relativamente) barato que se justifica de hecho beber mucho, y que no manejo aquí y generalmente llego caminando a donde sea que me esté quedando, lo que hace que de hecho pueda emborracharme sin tener que preocuparme de cómo llegaré a mi camita.

El miércoles fue la cena del congreso, y salimos del hotel donde se efectuó pasada la media noche buscando dónde continuar la fiesta. Terminamos en un lugar de vinos, y pasadas las tres y media de la madrugada regresé tambaleándome a mi piso: Marco trajo un tequila Don Julio Reposado que compartimos con los colegas españoles, y eso combinado con más copas de vino de las que me interesa recordar sí causó que me emborrachará como en general sólo suelo hacer en Europa.

Después de lavarme los dientes e ir al baño (y tomar dos litros de agua: uno aprende algunos trucos después de un tiempo), me acosté pasadas las cuatro de la madrugada.

Tres horas después, a las siete de la mañana, me levanté para bañarme y desayunar, y a las nueve en punto estábamos en la universidad, escuchando el inicio de la primera plática del último día del congreso. Estuvo buena, por cierto; un reporte de resultados empíricos de correr versiones modificadas de algunos algoritmos en CUDA aprovechando la alta paralelización que ofrecen.

Poco después de la una terminó el congreso, y después de arrastrarme a comer algo con unos amigos (y de despedirme antes de otros), me desplomé en mi piso donde básicamente perdí la consciencia durante la mayor parte del resto del día.

Que es la otra cosa que me ocurre cuando estoy de estancia: fiesteo muchísimo más que en México, pero también soy mucho más responsable, cumpliendo a veces de forma casi religiosa todas mis obligaciones académicas, aún cuando muchas veces no es realmente necesario.

Se acabaron los Encuentros de este año, y viajo en tren a Sevilla el sábado. Mañana dependiendo de cómo me sienta a lo mejor iré a Madrid durante el día, o turistearé Alcalá.

Y el próximo lunes, a las nueve de la mañana en punto, otra vez a trabajar.

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Akiyama sensei

Los Encuentros en Alcalá han sido una maravillosa sorpresa desde que nos registramos el domingo. No sólo está una multitud de colegas que acudieron para festejar los sesenta años de Ferran Hurtado; también (sin que yo tuviera idea de que así sería) están un montón de mis amigos europeos. Además de Birgit y Vincent, que ya sabía estarían aquí, está Eddie, está Aaron, están María y Arnau, está Víctor, y varios más que conocí fuera del DocCourse en Barcelona en 2009.

Además de eso, acabo de tener el placer de por primera vez en mi vida asistir a una plática de Jin Akiyama, de la Universidad de Tokai en Japón. El tipo es espectacular, y lo único que lamento es que mi novia no hubiera podido verla: a Isabel le hubiera encantado ver cómo Akiyama adoquinaba el espacio con poliedros.

Akiyama sensei

Akiyama sensei

Hasta ahora ha sido un muy buen congreso; y eso que apenas es lunes.

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Y un día amanecí en Eslovenia

Total que estoy en Eslovenia, en unas colinas que parecen sacadas tal cual de la caricatura de Heidi de mi infancia.

Abuelito dime túúúú

Abuelito dime túúúú

Supongo que algún día tendré que contar cómo acabé aquí. Por ahora me voy a limitar a decir que el hecho de que por aquí ande se justificó nada más por la oportunidad que tuve de ver a László Lovász dar una plática en teoría extremal de gráficas.

László Lovász

László Lovász

Mañana regreso de nuevo a España, para el lunes ir al XIV Spanish Meeting on Computational Geometry.

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A Madrid vía Washington

Una vez más estoy en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México esperando abordar el avión que me llevará a Madrid, haciendo escala en la capital gringa.

Creo, creo que terminé de hacer todo lo que tenía que hacer, y después de este último par de meses que me la pasé haciendo y planeando tantas cosas que me daban ganas de hacerme bolita y echarme a llorar, la perspectiva de pasármela sentado medio día únicamente jugando con mi teléfono, leyendo y oyendo música realmente no suena tan mal.

Nos vemos del otro lado del charco. A menos que se caiga el avión, claro.

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La candidatura

Hoy tuve mi examen de candidatura del doctorado. Esa era una de las cosas que me tenían ocupado al borde de las lágrimas.

Yo no pensaba hacerlo sino hasta diciembre, pero me vi obligado a adelantarlo un poco, porque si no mi posgrado me dejaba de querer. Eso realmente no me molestaba mucho, pero que me dejara de querer conllevaba que ya no me diera apoyos.

Y eso es grave, porque estaba planeando en ir a Europa unas semanas… unas siete. Y luego dos meses a Canadá. Y luego otros dos meses a Estados Unidos. Y entonces el que mi posgrado me apoyará era como que importante.

(Planear el viaje, por cierto, era otra de las cosas que me tenían ocupado al borde de las lágrimas.)

El examen estuvo bien, y ahora soy candidato doctoral… lo que sea que eso signifique. Y mañana vuelo rumbo a España en la mañana.

Todavía no termino de hacer todo lo que tengo que hacer, así que todavía es posible que me haga bolita y me eche a llorar, pero sí ya pasé lo más difícil.

Y por cierto, escribo está entrada desde mi teléfono mamón, mientras hago cola para cancelar mi teléfono. No pienso pagar seis meses de teléfono e Internet mientras no estoy aquí.

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Tigger

Sigo ocupadísimo, así que cuando mi mamá me llamó ayer para decirme que Tigger estaba muy enfermo le tuve que pedir que por favor ella lo llevara al veterinario. Hoy me llamó de ahí justamente, y me dijo que el doctor diagnosticaba que tenía un tumor en el intestino, y que no era operable.

Pensé en no ir: hoy es el cumpleaños de Isabel, y quería pasar el día con ella. Pero en primer lugar no era realmente lo sensato para hacer, y en segundo Isabel me dijo que fuera, que de cualquier manera me la iba a pasar pensando en mi gato.

Estuvo bien que fuera. Cuando llegué a casa de mi mamá no estaba nadie, porque mi mamá había salido al súper, y estuve buscando a mi gato por todas partes hasta que llamé a mi mamá y me dijo que probablemente estaba en las macetas del patio. Y sí, ahí estaba mi gato.

Tigger

Tigger

Estaba drogadísimo, porque el veterinario le dio medicina para que no tuviera dolor mientras yo llegaba a verlo. Tardó algunos minutos en reconocerme; me di cuenta de que lo hizo porque comenzó a mover la cola. Me dio un ataque de culpa: había tenido abandonadísimo a mi gato desde hace mucho. Más últimamente, con las cosas que tengo que hacer.

Lo llevé con el doctor: había antes pasado con él y le pregunté que si de verdad creía que no había ya nada que hacer. Me dijo que se lo llevara y que lo abría y veía la situación. Así que platiqué un poco con mi gato, lo acaricié y limpié, y lo llevé con el doctor. Me despedí antes de él, porque sabía que lo más probable era que no hubiera ya nada por hacer.

Cuando el doctor lo tomó para operarlo, mi gato se veía cansado, pero contento.

Me fui a mi casa (la veterinaria no tiene algo parecido a sala de espera), y esperé a que llamara el doctor. Como a las dos horas lo hizo, y me dijo que sí no había nada que hacer: el tumor se había extendido a la vejiga, y aunque lo quitara la misma ya no podría funcionar por la edad de mi gato y la extensión del tumor.

Así que le dije que lo durmiera, y después que lo incineraran. Creo que es lo más higiénico: yo quiero que me incineren cuando muera. Me preguntó que si quería las cenizas y le dije que no: eso ya no es mi gato.

Y por supuesto no creo que esté en “un lugar mejor”. Lo que sí creo es que vivió una vida razonablemente larga (para un gato) y feliz, que me quiso a mí y a mi familia (nos llevaba pajaritos muertos para “colaborar” con la comida), y que disfrutó mucho el tiempo que al final le tocó vivir.

Tigger pasó 10 años con mi familia. Estaba estudiando la licenciatura cuando me lo regalaron, y ha sido el gato que más nos ha durado y sin duda alguna el que más quisimos y mimamos. Fue un buen compañero, una mascota alegre, y en general más motivo para mí en particular de satisfacciones y buenos momentos que de otra cosa. Lo voy a extrañar como no tienen idea, y su muerte me dolió de una forma que a mí mismo me sorprendió.

Pero me alegra que no haya sufrido (los síntomas del tumor fueron extremadamente súbitos), y del tiempo que pasamos juntos, aunque al final no lo haya visitado tanto como hubiera querido. Supongo que tendré otros gatos (siempre voy a preferirlos diez millones de veces más que a los perros), pero Tigger siempre será mi gato.

De verdad lo voy a extrañar.

Tigger delante de la ventana

Tigger delante de la ventana
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Juguete nuevo

Tengo tantas cosas que hacer que a veces me dan ganas de hacerme bolita y ponerme a llorar. Tengo que hacer cosas burocráticas, cosas académicas, cosas logísticas, cosas de dinero y cosas de cosos, al parecer. Por si no fuera suficiente, además, todas esas cosas y cosos tienen que estar terminadas para ciertas fechas determinadas, que se acercan con aterradora velocidad. Y para acabarla de amolar me enfermé la semana pasada.

Por todo eso es que no he escrito en el blog, no he ido al cine, y casi no he jugado en mi PlayStation 3. Otras cosas que casi no he hecho es programar, ver tele, o ver a mi novia, familia y amigos. Por suerte (o desgracia) las fechas límite como les digo se acercan a aterradora velocidad, y eso querrá decir que para bien o para mal ya no tendré que preocuparme de dichas cosas y cosos. Espero que al final sea para bien.

Como sea, de todo eso no es esta entrada. Esta entrada es para contarles que el domingo fui a comer con mi novia y al salir pasamos por un centro de atención a clientes Telcel. Entré sin muchas esperanzas y les pregunté (como había estado haciendo intermitentemente desde febrero) que cuándo salía el Xperia Play aquí en México. Y me salieron con la novedad de que había salido el día anterior.

Xperia Play

Xperia Play

Por supuesto, lo compré de inmediato. Y pedí un plan para mi celular con Internet ilimitado; es más o menos cara la mensualidad, pero yo lo veo como comprar a crédito el teléfono.

Llevaba con mi teléfono no-mamón ya más de 3 años; lo compré para mi titulación de la maestría. La verdad es que no tengo ninguna queja en contra suya, pero me quedaba claro que eventualmente tendría que comprarme un teléfono mamón: en el celular se están concentrando una bola de gadgets que sencillamente ya no vale la pena andar cargando de forma independiente (GPS, cámara, reproductor MP3, e-reader, etc.), y yo sencillamente estaba esperando el modelo adecuado.

El modelo adecuado por supuesto tendría que correr Linux, pero yo esperaba que fuera Nokia mi primer teléfono mamón. Sólo que Nokia decidió cometer el suicidio corporativo más idiota de la historia cuando hizo un trato con Microsoft para distribuir sus teléfonos con Windows Phone.

En mi viaje a Europa el año pasado vi a todo mundo usando teléfonos Android, y la verdad me gustaron mucho. Pero seguía esperando el modelo adecuado, hasta que el 6 de febrero Sony-Ericsson por fin anuncio el Xperia Play al mundo. Originalmente yo pensé que querría un teléfono con teclado físico, no virtual; pero después de probar el teclado virtual de Android 2.1, decidí que no lo necesitaba: funciona de maravilla (y por ejemplo poner acentos es más sencillo que en uno físico). Aunado eso a que ahora estoy descubriendo el gamer en mí, decidí comprar el Xperia Play.

Sólo que en México no tenía idea de cuándo llegaría, y nadie sabía darme fechas; escuché de todo: desde que llegaría en abril hasta que llegaría en julio. Y ciertamente quería comprarlo con un plan, porque si no sería desembolsar una cantidad bastante pesada de dinero. Así que me sorprendí mucho ese día que fui a comer con mi novia y me encontré con el teléfono ahí, a la vista de todo mundo.

En mi opinión, Telcel está haciéndole muy mala promoción, pero bueno.

A pesar de que el trámite lo hice el domingo, el teléfono me lo dieron hasta hoy: no llevo ni medio día usándolo. Me está gustando mucho, pero la sencilla verdad es que no tengo ahorita tiempo para jugar con él. Pero bueno, en un par de semanas eso ya no será problema, y espero poder disfrutar mi teléfono mamón.

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Pumas campeones

Pumas tuvo a bien a ganar la final de futbol, con un golazo de Javier Cortés. Curiosamente, la UNAM ha ganado sus siete campeonatos durante el mismo periodo de tiempo que llevo yo sobre este mundo: en 1977, 1981, 1991, Clausura 2004, Apertura 2004, Clausura 2009 y Clausura 2011. Cinco de esos siete campeonatos yo los tengo más o menos frescos en la memoria.

Pumas campeón

Pumas campeón

Como mis lectores habituales sabrán, soy muy mal fan. Sin embargo, me alegro mucho de que los Pumas hayan ganado este torneo, donde además sólo perdieron dos partidos en la temporada, y uno en la liguilla.

A la UNAM le va bien en todo, hasta en el futbol.

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Thor

El sábado por fin pude ir a ver Thor. No había podido por la cantidad de cosas que tengo que hacer, de las cuales platicaré luego.

Se aplican las de siempre.

Thor

Thor

Nunca fui gran fan de Thor, el superhéroe de Marvel Comics. No es que tenga nada particularmente en contra de él; sencillamente siempre me ha dado un poco de hueva un superhéroe que es un “dios”. La película sin embargo cuenta con Natalie Portman y Stellan Skarsgård, y además está dirigida por Kenneth Branagh. También sale Anthony Hopkins, Pero el viejito ha salido ya en tantos churros infumables que la verdad no suele ser garantía de nada.

La película me gustó muchísimo, pero sorpresivamente no fue en gran medida por la Portman (aunque sí es muy chistosa), o por Skarsgård (que me parece más bien desperdiciado), ni mucho menos por Hopkins. La película funciona en su mayor parte, me parece, por lo simpático que es Chris Hemsworth. Se roba toda la película, y como actor recorre muy bien el camino de muchachito berrinchudo a héroe humilde.

Está muy bien hecha, muy bien actuada, muy bien dirigida, y algo que yo nunca dejo de apreciar, es increíblemente divertida. Así que vayan y véanla, aunque me parece que la mayoría ya lo habrá hecho.

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