La mudanza

He escrito en este blog durante casi veinte años; en ese tiempo ha vivido en múltiples computadoras y múltiples servidores. No hablo nada más del hardware; me refiero a la dirección en internet: si mal no recuerdo mi blog nació en Abulafia, el que era el servidor de Elisa (mi directora de tesis de la licenciatura) en la Facultad; después lo pasé a Xóchitl, el que era el servidor de Jorge (mi director de tesis de la maestría y doctorado) en el posgrado; y finalmente lo moví a Aztlán, mi servidor en la Facultad.

En todas esas encarnaciones, el blog vivió debajo de mi usuario canek. En Abulafia y Xóchitl esto era una necesidad ineludible: esas computadoras eran generalmente utilizadas por todos los tesistas y alumnos de mis profesores, entonces yo era uno de múltiples usuarios y tenía que tener mi blog bajo mi usuario.

(Normalmente yo terminaba siendo el súper usuario de esas computadoras; pero no entremos mucho en esos detalles).

Cuando por fin levanté Aztlán, que ya es mi computadora (en todos los sentidos: todo el hardware lo compré yo), puse al blog debajo de mi usuario por costumbre; así llevaba más de una década usándolo y ni siquiera me pasó por la cabeza hacerlo de alguna otra manera.

Eventualmente me pasó por la cabeza, pero descarté la idea casi de inmediato: no le vi sentido y me dije “¿pero qué necesidad?”

Probablemente así hubiera seguido años, pero hace cinco años pasé mi instancia de GitLab a Docker. Al final de esa entrada, comentaba que me había gusado tanto el chisme ese, que estaba jugueteando con la idea de pasar mi blog y mi lector de RSS a Docker también.

Bueno, hoy por fin después de cinco años lo hice. Fue medio un desmadre.

Primero me llevó todo un fin de semana averiguar cómo demonios funcionaba correctamente el redireccionamiento entre el Apache de Aztlán (que es el que maneja todo lo de SSL con Let’s Encrypt) y el Apache del contenedor Docker. Esto es relativamente más complicado que con GitLab, porque GitLab está de origen diseñado para correr dentro de un contenedor: en cambio WordPress fue escrito en el año 2003, en uno de los peores lenguajes de programación que jamás ha creado el hombre (PHP), y es mi opinión como programador profesional que nadie diseñó WordPress, sino que gente que no sabía realmente programar (lo común con usuarios de PHP) se puso a aporrear el teclado hasta que algo medianamente funcional ya estaba listo.

Aunque evidentemente exagero, y ha mejorado muchísimo en sus 21 años de existencia, WordPress sí es medio macabro cuando uno le comienza a picar al código. Como sea, por fin pude configurar la parte necesaria en WordPress para que funcionara bien el redireccionamiento.

Yo creí que ya podría hacer la mudanza, pero descubrí con terror mientras hacia pruebas que WordPress era del orden de diez veces más lento en mi contenedor Docker que si lo corría directamente. Esto por supuesto es inadmisible; más aún porque jamás me ha dado problemas de desempeño mi instancia de GitLab.

Leyendo en red vi que esto era una queja más o menos común y corriente, y procedí a hacer lo que esas viejas entradas en la red aconsejaban hacer para aliviar el pésimo desempeño. Pero nada parecía funcionar; además, todo indicaba que era un problema dentro del contenedor mismo, no la comuniación con el mundo exterior.

Total que tuve que usar un profiler para literalmente ver dónde estaba perdiendo tiempo WordPress, y cuando por fin lo vi me dije a mí mismo: “mí mismo, eres un pendejo”. Porque se me había olvidado que mi configuración de WordPress utiliza memcached: evidentemente la instancia de WordPress en el contenedor Docker no tenía el servidor de memcached y cada solicitud intentaba conectarse al mismo miles de veces.

Podría haber conectado la instancia dentro del contenedor al servidor memcached de Aztlán; pero mejor también metí eso en su propio contenedor (como también está el servidor de MariaDB) y corrí todo junto con Docker compose. Con esto podré deshacerme del servidor memcached en Aztlán.

Habiendo hecho eso, el blog volvió a funcionar a una velocidad desde mi punto de vista idéntica a la que tenía antes de que lo metiera en un contenedor; y además mudé la dirección de mi usuario (/~canek/pensadero) a una al nivel superior en Aztlán (/pensadero). Voy a redireccionar la vieja dirección algunos años, pero eventualmente la borraré, así que les recomiendo que actualicen sus ligas.

Quiero deshacerme de todos los servidores nativos en Aztlán, excepto Apache por Let’s Encrypt y SSH por obvias razones, y correr todos los demás servicios que tengo dentro de contenedores. Creo que mi blog en WordPress era el más complicado de todos, entonces espero poder hacer esto poco a poco: al parecer las ventajas en seguridad son enormes y ya no tengo que depender de que Gentoo maneje todos los paquetes que mis servicios necesitan.

Me gusta la idea de Docker: es elegante; y sorprendentemente fácil de usar.

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Aquamán y el Reino Perdido

A finales de diciembre del año pasado fui a ver Aquaman and the Lost Kingdom.

Se aplican… ¿nadie fue a verla, verdad?

Aquaman and the Lost Kingdom

Aquaman and the Lost Kingdom

Aquaman and the Lost Kingdom es un churrito de superhéroes bastante divertido. ¿Es buena película? Ni de lejos. ¿Es la peor película de superhéroes, o incluso del DeECeU? No, tampoco ni de lejos.

Pero sí es la última entrega del más allá de podrido Snyderverse, además de contar con Amber Heard como (en papel) el protagónico femenino, y de una serie de circunstancias que hacían básicamente imposible que le fuera bien.

También es una película bastante mediocre; pero yo sí me divertí con ella, y Jason Momoa me sigue cayendo muy bien además de que hace muy buena mancuerna con Patrick Wilson.

No tengo idea de qué pudieron haber hecho los ejecutivos de Warner Bros. con todas las películas que estaban en post producción al momento en que se decidió hacer el golpe de timón hacia el Gunnverse; a la película de Batichica de plano la enlataron. Las otras consiguieron ver la luz del día, pero a todas les fue del nabo.

Como sea, Aquaman 2: La venganza es, tristemente, intrascendente en todos los sentidos, pero recuerdo claramente estar en el cine y divirtiéndome bastante con Aquaman y su hermanito peleándose como niños chiquitos. Nunca hubiera podido ser una película extraordinaria; pero bien pudo haber sido un churrito disfrutable que al menos recuperara lo que debió haber costado.

En cambio terminó siendo el triste final del Snyderverse, con tan mal tino que su última escena, que en condiciones normales hubiera sido sólo un chiste bobo, terminó siendo el peor posible broche del primer intento por parte de DC de tener un universo cinematográfico. La última escena es Orm, el hermano de Aquamán, poniendo una cucaracha en un sandwich que después se come, porque su hermano le dijo que las cucarachas eran como las langostas en la superficie.

Pero bueno; lo pasado, pasado. Vamos a ver cómo le va al Gunnverse ahora.

No tengo muchas esperanzas.

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Hasta siempre, Presidente

Hoy a las 00:00 horas la doctora Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera presidenta de México en su historia. Habrá mucho qué escribir y analizar conforme su sexenio vaya avanzando y se generen victorias y fracasos.

De lo que quiero escribir hoy es de lo que implica el inicio del sexenio de Claudia, que es obviamente el fin del sexenio de nuestro querido Peje. Y tampoco es como que haya mucho qué decir; en general ya he expresado todo lo que tenía que expresar. Esto es sólo una despedida.

Andrés Manuel termina su sexenio con un nivel de aprobación básicamente nunca antes visto; con una población que por mucho confía mucho más en el gobierno del país; y con una percepción generalizada (por más que le duela a sus malquerientes) de que su sexenio fue, en lo general, un indiscutible éxito.

No fue perfecto, por supuesto; nunca nada que tenga que ver con humanos lo es. Quedó a deber en múltiples frentes, aunque también es innegable que avanzó muchísimo más que ningún otro presidente en el último medio siglo en casi todos dichos frentes donde quedó a deber. En varios de ellos nada más intentándolo; de las cosas más desesperantes de todo el periodo neoliberal de los gobiernos federales de México, es justamente que sencillamente abandonaron o ignoraron en la práctica muchísimas de las responsabilidades que un gobierno federal debe tener.

Y están por supuesto los intangibles; esos aspectos que son difíciles (si no es que imposibles) de medir, pero que a la mayoría de la población sí nos importan (y mucho). Cosas como la actitud del gobierno frente a otros gobiernos, como Estados Unidos y España; cosas como el lugar que se le da a nuestro pasado como imperio indígena antes de la llegada de los españoles; o durante la resistencia a las intervenciones extranjeras; cosas como enaltecer lo que sea que chingados quiera decir que somos mexicanos, y que es completamente distinto en Chiapas que en Chihuahua que en la CDMX, pero que es paradójicamente lo mismo para todos nosotros.

A lo mejor todas esas cosas les parecen a algunos de ustedes, queridos lectores, como irrelevantes, ridículas o incluso en algunos casos “incómodas” o “peligrosas”. Les puedo asegurar que para la mayoría del país (el país es su gente) no lo son; y que si ustedes lo ven así, probablemente lo hagan en detrimento de ustedes mismos, a menos que no sean mexicanos (obviamente) o cuenten con alguna otra nacionalidad (y no me queda 100% claro en ese caso).

Pero sí importan para muchos de los que únicamente contamos como identidad nacional a la mexicana; que somos, indudablemente, la enorme mayoría del país: más aún si contamos nada más a los que vivimos en México y participamos en su vida política nacional.

El gobierno del compañero ex presidente, Andrés Manuel López Obrador, significó un radical cambio de timón en un montón de cosas tangibles (las grandes obras, los programas sociales, el combate a la desigualdad), pero también en un montón de estos conceptos intangibles. Era algo que millones de mexicanos literalmente ansiábamos que nuestro gobierno hiciera y que agradecemos profundamente que el Peje comenzara a hacerlo. Esperamos lo mismo de Claudia y todo apunta a que así seguirá siendo.

Ahora nuestro Peje se nos jubila y desaparecerá de la vida política nacional. Los que viven en Disneylandia dirán que él seguirá manipulando todo desde La Chingada (el rancho donde se irá a vivir su jubilación), pero no podrán presentar ninguna evidencia concreta al respecto, porque sencillamente no va a ser cierto: si pudieran pensar sensatamente (que evidentemente no pueden, de ahí que vivan en Disneylandia), fácilmente verían que toda la historia política de México en general y de Andrés Manuel en particular le impiden que haga algo de ese estilo. Gran parte del legado por el que ha luchado literalmente toda su vida radica justamente en ser capaz de soltar las riendas del poder en el momento cuando discutiblemente más poderoso en lo personal es él.

Los que empujen la falsa narrativa de que AMLO no se va a retirar lo harán por varios motivos. Uno es sin duda alguna la misoginia que caracteriza a la derecha, particularmente la mexicana, donde en el fondo no pueden concebir que una mujer pueda detentar el poder con tanta legitimidad como lo hará Claudia. Otro es que literalmente han invertido años y millones en posicionar al Peje como su villano favorito, y literalmente es tiempo y dinero tirado a la basura en cuanto el compañero ex presidente salga del escenario por la izquierda. Relacionado con eso, les cuesta mucho aceptar (si no es que tienen pavor a la idea) de que el “problema” (para ellos) no es Andrés Manuel, sino todo el movimiento que encabezó y que ahora lo hará Claudia; quieren creer que si se va el Peje todo se solucionará, porque no pueden aceptar que él únicamente fue uno de los dirigentes (ni siquiera el primero; mucho menos el último) de un movimiento que lleva luchando décadas por un proyecto de nación, discutiblemente desde 1968. Como dicho movimiento continuará alegremente sin el Peje, estos imbéciles dirán que el AMLO debe seguir detrás del mismo porque, ¿cómo va a seguir movilizada esta chusma si no es liderada por su líder carismático, por su “mesías tropical”? Porque, repito por enésima vez, son también en el fondo profundamente racistas y clasistas.

No hay mucho qué hacer por ellos; yo planeo ignorarlos por completo.

Hoy comienza la presidencia de la doctora, y yo sigo entusiastamente optimista al respecto; le deseo lo mejor y estoy bastante seguro de que continuará la Transformación de manera inteligente y exitosa. Pero hoy realmente me quiero despedir del que fue mi primer presidente, en el sentido de que fue el primer ocupante de la Silla del Águila del cual no sólo voté por él, sino que me enorgullezco de haberlo hecho y de poder decir “ese cabrón fue mi Presidente”.

Hasta siempre, Presidente.

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Rebuild of Evangelion

Si no lo notaron, queridos lectores, dejé un rato de escribir de animé, videojuegos y películas, y la razón es esta estúpida entrada. No tenía muchas ganas de escribir esta entrada, pero me ganó la disciplina y por fin lo hice.

En pimer lugar, esta entrada rompe una tradición que había en mi blog casi desde el inicio: en ella voy a hablar de películas que no vi en el cine.

Desde hace casi veinte años he reseñado aquí todas las películas que he ido a ver al cine, desde el 26 enero de 2005. Hasta donde yo recuerdo, no se me ha ido ni una; aunque no es raro que las reseñe en algunos casos meses después de haberlas visto.

Sin embargo, nunca reseño películas que no haya visto en el cine. Esto es porque (a) serían demasiadas; y (b) qué hueva.

Voy a romper está regla, por las estúpidas películas de Fate/Stay Night: Heaven’s Feel, que cuando estaba escribiendo su reseña, cosa que decidí hacer nada más pues porque sí hice un esfuerzo de ver esa serie idiota y quería al menos sacar algo de contenido para mi blog, caí en cuenta que, después de reseñar Neon Genesis Evangelion hace tres años, nunca reseñé la tetralogía Rebuild of Evangelion.

Y Rebuild of Evangelion, aunque también tengo un montón de problemas con esas películas (especialmente las últimas dos), son como que infinitamente superiores a toda la bola de mamadas que transpiran en Fate/Stay Night: Heaven’s Feel.

Así que antes de continuar con Fate/Stay Night: Heaven’s Feel, voy a romper mi regla de no reseñar películas que no haya visto en el cine al reseñar las cuatro películas de Rebuild of Evangelion.

Rebuild of Evangelion

Rebuild of Evangelion

Suspiro.

Estoy convencido de que, después de casi treinta años dedicándose casi de forma exclusiva a Eva, Hideaki Anno (su creador) consiguió exorcizar (al menos en parte) los demonios que lo persiguen. Lo cual, digo, chido por él; sólo hubiera preferido que no fuera a costa de la obra misma, especialmente dado todo el pinche tiempo que le llevó.

Sigo sosteniendo lo que dije hace casi tres años: Anno no sabe exactamente lo que quiere decir; mucho menos cómo. RoE es más coherente que la serie original; pero en primer lugar lo es marginalmente: y en segundo lugar, no era muy difícil.

De alguna manera el final de RoE me dejó menos satisfecho que el final de EoE. Aunque aprecio que intente ser un final.

Voy a reseñar cada película individualmente.

  • Evangelion: 1.0 You Are (Not) Alone (2007)
    Evangelion: 1.0 You Are (Not) Alone

    Evangelion: 1.0 You Are (Not) Alone

    La primera película es básicamente los primeros seis capítulos del animé; en varias partes las escenas son recreaciones (con mucho mejor animación) cuadro por cuadro de la versión original.

    Algunos eventos ocurren en orden distinto, pero es en general un resumen del inicio de la serie; en particular, antes de la introducción de Asuka. Me gusta esta parte (y esta película); pero la falta de la prototípica tsundere sí evita que me gusté al nivel que pudo llegar a gustarme.

    También no agrega mucho (excepto como digo mejor animación), lo que hace preguntarnos si valía incluso la pena que la hicieran. Interesantemente, el final de esta película es alegre e incluso optimista, lo cual es raro en Eva.

  • Evangelion: 2.0 You Can (Not) Advance (2009)
    Evangelion: 2.0 You Can (Not) Advance

    Evangelion: 2.0 You Can (Not) Advance

    Aquí es donde todo comienza a irse al carajo.

    La segunda película introduce a Asuka Langley Shikinami, que se les puede pasar a algunos es un sutil cambio de Asuka Langley Soryu en la serie original. La presencia de la adorable tsundere mejora un poco las cosas, pero la película cambia la trama para que Shinji piloteando a la unidad 01 destruya a una unidad 03 fuera de control piloteada por Asuka (era piloteada por Toji en el animé), y al final de la película Shinji trata de rescatar a Rei de ser consumida por un ángel desatando el inicio de un tercer impacto.

    Es un final deprimente; Asuka sobrevive (apenas) y ni siquiera sabemos a ciencia cierta si Shinji consiguió rescatar a Rei. Además, aparece Kaworu Nagisa, que es un personaje que a mí nunca me gustó y que mi opinión de él no mejoró con la siguiente película.

    Hay mucho que no me gusta de esta parte; pero es mucho mejor que las siguientes dos desde mi punto de vista. Aún así, es lo mejor que tenemos del romance entre Shinji y Asuka, incluyendo una escena hilarante con la enamorada adolescente cocinando para Shinji por tener celos de Rei.

    Nada más eso hace que sea mi parte favorita de la tetralogía; que como ya dije que no me gusta mucho, espero refleje mi opinión de las películas en su conjunto.

  • Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo (2012)
    Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo

    Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo

    Aquí es donde todo se va al carajo.

    Catorce años han pasado desde la segunda película, Shinji se la ha pasado hibernando en órbita dentro de la unidad 01 y Asuka y los demás pilotos de Evas son en los hechos adultos en cuerpos de adolescentes. Porque entonces podemos sexualizar a una adolescente de 14 años, dado que no es realmente una adolescente de 14 años, sino una adulta de 28 años, aunque tenga toda la apariencia de una adolescente de 14 años… supongo.

    Nunca cambies, Japón; y Hideaki Anno en particular.

    Detesté esta película con la intensidad de diez mil soles. Es deprimente de a madres, porque Eva siempre ha sido un texto que gira en torno a la depresión; pero sí es un poco como ¿qué sentido tiene todo esto? Shinji se encuentra en un mundo básicamente destruido, con los adultos que servían como sus mentores en facciones distintas peleando a muerte por ¿qué? ¿Las ruinas de un mundo moribundo?

    Es la parte que menos me gusta, de una serie de películas que realmente no me gustaron.

  • Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time (2021)
    Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time

    Evangelion: 3.0+1.01 Thrice Upon a Time

    El cierre de la tetralogía tiene múltiples cosas muy padres; y un montón de cosas que a mí literalmente me enfurecieron. Las escenas de los amigos de Shinji ya adultos son agridulces; el mostrar por qué si vale la pena seguir peleando por lo que queda del mundo también está padre. El final, para ser consistente con Eva, no tiene sentido; en algún momento Shinji dentro de la unidad 01, peleando con la unidad 13, piloteada por su papá (por supuesto) terminan en algún momento luchando dentro de un escenario, como si Eva hubiera sido una serie de televisión (no animada).

    Eso no me molesta mucho; de nuevo, Anno nunca ha sabido exactamente qué quiere decir: mucho menos cómo.

    Lo que me molesta es que al final resulta que Asuka es similar a Rei, una más en una serie de clones; y aunque Shinji y ella por fin admiten que se amaban (en el pretérito pluscuamperfecto de ya valió madres), y aunque por una única vez nos muestran a una Asuka adulta (a punto de reventar el plugsuit, porque era para su edad de 14 años), la idea de la tetralogía es destruir a Eva, entonces después de que imposiblemente Shinji consigue restaurar el mundo a una versión “libre de Evas”, el muy idiota de Anno lo empareja con Mai (aparentemente, porque les repito que nunca ha sabido qué decir, mucho menos cómo, entonces ni siquiera es 100% claro).

    Primero, nunca queda claro quién chingados es Mai, y aparentemente era compañera de los papás de Shinji, entonces ewww. Segundo, no tiene el menor sentido, dado que nunca convivió realmente con Mai y no tiene nada qué ver con ella (excepto que probablemente en algún momento le cambió los pañales, ewww). Tercero, es nada más de nuevo un púdranse a los fans; ¿se pasaron décadas discutiendo inútilmente si Shinji debía elegir a Rei (ewww) o Asuka? Púdranse; Shinji va a elegir a la advenediza con la que nunca convivió realmente.

    Aprecio que Anno por fin se libre del demonio que representaba Eva en su vida; pero detesto intensamente lo que hace con la historia y sus personajes.

Por si no lo notaron, queridos lectores, no me gustó RoE; es pretenciosa, ambigua, deprimente y (desde mi muy humilde punto de vista) increíblemente inconsistente desde un punto de vista narrativo y con personajes que actúan en muchas ocasiones de manera completamente incomprensible (aunque, admito, nunca he podido entender cómo actúa la gente que vive con depresión crónica). El final es nominalmente feliz, supongo, entonces también tiene eso.

Yo, como muchos otros fans de la serie, únicamente me gustaría ver realizado el universo del que apenas tenemos un vistazo en los cuatro minutos que nos muestran en End of Evangelion y que luego fue expandido en Girlfriend of Steel 2nd; un universo donde Shinji y Asuka son pilotos de Evas, pero con más énfasis en la comedia y el romance adolescente, sin tanta masturbación mental alrededor de ensimismarnos en las ideas pendejas y oscuras de nuestra cabeza.

Espero, aunque no tengo muchas esperanzas, que Anno ya deje en paz la serie y algún otro creador (de preferencia alguien que sí sepa qué quiere decir, y si se puede que también sepa cómo decirlo) retome la serie y la modernice para un nuevo público. Volvieron a hacer Tokyo Mew Mew; volvieron a hacer Urusei Yatsura; y herejemente volvieron a hacer Ranma ½ (se estrena en octubre): no veo por qué no dejar que alguien menos pretencioso y que deteste menos a los fans que Anno tome el control.

Ah, y por favor que trabaje más rápido: Anno se tardó catorce años en salir con esta mamada (más el tiempo de preproducción y producción de la primera película); nueve de esos años para la última de las 4. Alguien menos idiotizado en observar su propio ombligo probablemente lo pueda hacer en menos tiempo y muchísimo mejor.

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Center

De vez en cuando le doy mantenimiento a mi blog.

No me refiero a mantener actualizado el software del blog (WordPress) o las dependencias correspondientes; eso sí es muy regular que lo haga. No, me refiero a mantener el contenido: revisar que no haya ligas muertas, actualizar la manera en que formateo ciertos elementos, cosas de ese estilo. No es muy común, porque en general el blog hace el uso más aburrido que exista de HTML, entonces es relativamente raro que tenga que regresar a contenido viejo a actualizarlo.

La última actualización importante que hice (que tenga memoria) fue cuando reemplacé mi sistema de galería en línea para fotografías; de Gallery3, a un sistema que yo mismo escribí porque dejaron de mantener Gallery3.

De hecho, preparando esta entrada fue que por primera vez en años me asomé a ver qué había sido de Gallery3, y con algo de tristeza y nostalgia descubrí que el software había recibido su último commit hace una década; y que en los foros las últimas respuestas eran de hace más de seis años.

Que es la razón por la cual escribí Galería (hey, nunca he dicho que me caracterizara por ser original): básicamente el mercado de aplicaciones web de software libre para mantener una galería en línea se volvió un enorme desierto.

Culpo de eso a los teléfonos celulares; miles de millones de personas toman billones de fotos, y nadie quiere hacerse cargo de mantener eso a mano. De ahí que casi todo mundo mejor le dice a Google o Apple o Facebook o Instagram que se encargue por ellos de mantenerles sus galerías, sincronizando automáticamente sus fotos con la nube. “Inteligencia” artificial y múltiples heurísticas son utilizadas para llenar los metadatos que mi simple galería en línea necesita sean introducidos de manera manual.

Por no hablar del espacio en línea; cuando comencé a guardar fotos digitales con cierto cuidado, la resolución no era raro que fuera 640×480; hoy en día veinte megapixeles no son raros, que corresponden a 5472×3648: el espacio utilizado por esas fotos crece geométricamente.

Como sea; al cambiar a mi galería, tuve que actualizar todas las ligas de mi blog a mi galería; escribí un programa por supuesto, no soy un cavernícola. Fuera de eso en general no he tocado el contenido de mi blog si no es para agregar nuevas entradas o muy de vez en cuando corregir un error de dedo que cada cierto tiempo descubro.

Sin embargo, las pasadas vacaciones de verano inicié un proyecto para tratar de convertir todo mi blog en un libro, usando \LaTeX. Sólo tengo curiosidad de saber cuántas páginas de un libro habré escrito para cuando mi blog cumpla veinte años el año que viene.

Casualmente, ya he trabajado en convertir \LaTeX en HTML; lo hice para construir las versiones de mis libros en versión electrónica; pero éste es justamente el paso inverso, convertir HTML en \LaTeX. Es, sin que exista la menor duda, muchísimo más simple; especialmente porque HTML es bastante estructurado y en mi blog, como ya dije, nunca he utilizado nada terriblemente complicado en sus entradas.

Pensé en usar Pandoc, dado que es lo que uso para convertir \LaTeX a HTML; pero decidí que era matar moscas a cañonazos, dado que HTML es de verdad muy simple (al grado de ser casi idiota). Entonces escribí un pequeño compilador de HTML a \LaTeX, para el caso muy específico de mi blog. Además aprovecha la información de las entradas para construir un documento que parezca un libro: cada año es un capítulo y cada entrada es una sección.

Como sea, para hacerme la vida más sencilla corregí algunas cosas que tenían unas cuantas entradas, especialmente las más viejas en mi blog (las que se acercan a cumplir veinte años). Y entre ellas fue descubrir que seguía utilizando la etiqueta <center> de HTML. Muy al inicio; la última vez que lo hice fue en 2011.

No es de extrañar; es, como bien dice el abuelo Simpson, lo que estaba de moda en esos días: si uno quería centrar algo en HTML, uno lo ponía dentro de una etiqueta <center> y seguía con su vida.

Y lo que pasó a partir de 2011 es que comencé a únicamente centrar las imágenes que suelo poner en mis entradas, que todas siguen el mismo formato y lo hacen de la manera correcta en HTML moderno: utilizando CSS. Desde hace casi quince años no centro nada que no sean imágenes; y ya tiene años que había actualizado todas las imágenes centradas en mi blog al formato moderno.

Pero antes de eso sí llegué a centrar otras cosas; no muchas veces (conté 20), pero sí suficientes como para tener que decidir qué hacer al respecto, porque <center> está obsoleta desde hace años.

Podría no haber hecho nada, por cierto: para motivos prácticos todos los navegadores (o sea, Chrome y Firefox) respetan la dichosa etiqueta y a mi compiladorcito le pude haber puesto una regla más para aceptarla.

Pero no, mejor decidí regresar a entradas que había escrito cuando literalmente era un mozo veinteañero, para reemplazar el uso de <center> por el moderno <div> combinado con un poquito de CSS moderno. De hecho resulta que mi compilador sea un poco más complejo, pero fue un ejercicio interesante.

En el camino reemplacé unas imágenes viejísimas que tenían menos de 300 pixeles de ancho y para mi sorpresa descubrí que perdí en la neblina del pasado el primer video con una captura de pantalla que hice, que usaba Flash entre todas las posibles opciones disponibles. Por no decir de todo lo relacionado con mi programita de geometría, Geom; perdí el repositorio, las capturas de pantalla tanto en imágenes como videos, y de hecho no tengo idea de si exista por ahí una copia del código. En algún momento de mi vida perdí un disco duro de 500GB y creo que ahí se fueron algunas cosas, como todo lo relacionado con Geom

El proyecto escaló a estar revisando y corrigiendo entradas en un montón de partes de mi blog (especialmente en la década de los dieces, que es la única década completa en mi blog), cada vez que mi compiladorcito encontraba algo que no le gustaba o veía patrones de uso que sencillamente no tienen sentido utilizar hoy en día (solía abusar de <span> con el atributo style para dar formato local, por ejemplo).

Total que terminé echándole un ojo a decenas de entradas de mi blog que escribí hace más de una década. Todo este ejercicio del blog que comencé hace casi veinte años nunca tuvo un objetivo definido claro: para motivos prácticos ha servido para que comente (a veces, cada vez menos) de mi vida personal; para dejar registro de cosas que a veces llaman la atención (una conversación con un amigo, la letra de una canción, y esto también cada vez es menos); para escribir ensayos de política (generalmente alrededor de años electorales); y para lo que creo que ha terminado siendo la espina dorsal del contenido del Pensadero, el reseñar ciertas obras de cultura popular, primordialmente cine, videojuegos y animé.

En 2007 escribí el ensayo más largo (y me parece el más popular) que tengo en mi blog, Harry Potter y las 4,100 páginas de magia; y cuando digo el más largo es por mucho. Mis entradas largas “normales” andan por debajo de las 5,000 palabras; mi ensayo de Harry Potter tiene más de 37,000. Según Google, esa página ha sido visitada varios miles de veces; y es un cálculo estimado, porque Google Analytics sólo rastrea cosas a partir de 2015. Tiene 100 comentarios, que es de las entradas con más interacción en el blog.

Hoy en día tengo suerte si me dejan un puñado de comentarios; y, para bien o para mal, siguen siendo las entradas de política las que más incitan esto. No tengo idea de cuántos de esos comentarios son de seres humanos de carne y hueso y cuántos son de bots. Según Google Analytics tuve en el último año alrededor de 19 mil usuarios que dejaron 34 mil vistas:

Google Analytics

Google Analytics

Lamentablemente los registros de años pasados los perdí, porque moví mi blog a la versión G4 de Google Analytics y no se me ocurrió respaldar la información de la versión vieja; pero vamos a suponer que al año tengo 10 mil visitantes y unas 15 mil vistas.

La verdad me sorprendería que más del 10% de esos visitantes fueran seres humanos de carne y hueso; yo soy un firme creyente de la Teoría del Internet Muerto: casi todas las interacciones que ocurren en internet probablemente son realizadas por sistemas automatizados.

Ciertamente me resulta muy sospechoso que mis entradas con más comentarios sean las de política: no sólo es objetivamente irrelevante qué pueda opinar un profesor universitario cuarentón de la vida política nacional; además, y sin afán de ofender a nadie, queridos lectores, pero la mayor parte de dichos comentarios reflejan un retraso mental tan trágicamente cómico, que no puedo sino pensar que sólo una máquina idiota podría haberlos escrito.

Lo que me lleva a ponderar otro de esos grandes misterios (al menos para mí) de mi blog: no tengo ni puta idea de dónde carajo salen mis lectores. No promociono mi blog en ningún lado (¿por qué haría eso?); estoy en exactamente cero redes sociales, entonces no ligo mis entradas; y dudo muchísimo que alguien más ligue lo que yo escribo: de nuevo, ¿por qué a nadie le importaría las opiniones de política de un profesor universitario cuarentón? Según Google Analytics el 82.37% de mis lectores en el último mes llegaron a mi blog a través de “organic search”… pero no me explico por qué Google o Bing ligarían a mi blog en lugar de ligar a alguien que, pongan ustedes, de hecho sabe de lo que está hablando.

Si realmente me importara, supongo que podría averiguarlo; pero les tengo una confesión, queridos lectores: más bien me vale madre. Aunque genuinamente agradezco a cualquiera que me lea, la verdad no escribo por nadie más que no sea yo mismo; si de repente perdiera a absolutamente todos mis lectores y ya nunca nadie más volviera a dejar un comentario, no afectaría en nada lo que escribo en mi blog o la frecuencia con que lo hago.

Como sea; limpié las ocurrencias de <center> de mi blog y le di un muy necesario mantenimiento. Sí pude generar el libro en \LaTeX que me interesaba, pero me voy a reservar el decirles de cuántas páginas salió, hasta que llegue el vigésimo aniversario del pensadero en unos cuantos meses.

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El último pejegrito

Ayer fui al Zócalo de la Ciudad de México a presenciar, por última vez en mi vida, como el Peje daba el grito de la independencia.

Fui porque consideré justo y necesario que fuera, dado que hay mucho qué celebrar: la victoria aplastante del 2 de junio; el increíblemente fuerte cierre de sexenio, con un Peje con una aprobación por parte de la población que supera el 70% y se acerca (según algunas encuestas) al 80%; el fin del sexenio del mejor presidente que ha tenido México en este siglo (y buena parte del anterior); que en dos semanas estrenaremos nuestra primera presidenta… y por supuesto la firma de la reforma al poder judicial, que se hizo ayer unas horas antes del grito y que concluye una de las últimas (y una de las más importante) victorías políticas del tabasqueño.

Fue lo que suele ser este tipo de ocasiones, nada más con bastante lluvia antes de empezar: una plaza abarrotada donde de hecho nos fue imposible llegar a la plancha; y muestras de amor desmedido por parte de un pueblo sinceramente agradecido con un presidente que consideramos nos cumplió en un montón de cosas y que fácilmente le disculpamos en las que se quedó corto.

Eso es algo que en general no puede entender la derecha; el genuino amor que un montón de gente le tiene al Peje. No faltarán los que digan que éramos acarreados, o peor: que éramos borregos idiotas siguiendo a un líder carismático sin ser capaces de pensar por nosotros mismos. En su clasismo y racismo (en muchos casos) no pueden aceptar el hecho de que somos sus iguales como ciudadanos, y por eso se sorprenden cuando pierden de manera humillante en las elecciones.

La banda cada cierto tiempo espontáneamente comenzaba a gritar los estribillos que siempre siguieron al Peje como dirigente: “¡es un honor, estar con Obrador!”; y “¡presidente, presidente!”; una y otra y otra vez. La Jornada comenta en una nota, pero yo lo puedo confirmar porque ahí estuve: ni un sólo chiflido; ni una sola mentada de madre; ni un sólo reclamo al que sin duda alguna es el presidente más querido por el pueblo de México en los últimos tiempos, probablemente desde el General Cárdenas. Esto no fue así con los últimos gritos de los presidentes que antecedieron a Andrés Manuel durante este siglo; la banda les mentó la madre enérgicamente durante los mismos.

Me divertí mucho, aunque moría de hambre porque no pudimos encontrar un lugar para cenar y yo estúpidamente salí de mi casa sin hacerlo; aunque me compré unos esquites que mantuvieron la situación manejable. Me dio gusto poder ir al que será el último acto de esta envergadura del líder indiscutible de la izquierda mexicana que sale por la derecha del escenario después de haber desempeñado un papel que incluso en muchos casos susperó nuestras espectativas.

Quiero terminar con una observación que me sorpendió, al menos al inicio; caminando por 5 de mayo hacia la estación del metro Bellas Artes, pasó un pequeño convoy de vehículos militares (no Guardia Nacional; el Ejército Mexicano), y de manera completamente orgánica y espontánea, la gente que llenaba la calle comenzó a gritarles porras, a saludarlos e incluso algunas muchachas a volarles besos.

Para mí, que me he movilizado en la izquierda desde que soy adolescente, me sorprendió enormemente al inicio; de donde yo vengo, veíamos al ejército (y las fuerzas armadas en general) con desconfianza y a veces miedo. La reacción más positiva que en general podía surgir de una movilización social frente al ejército era tal vez gritar “¡el pueblo uniformado, también es explotado!”

Jamás en mi vida había visto a la gente movilizada (y entiendan esto: la gente que fuimos al último grito del Peje estamos movilizados) alegremente celebrarlos y echarles porras y mandarles besos. Los soldados estaban que no se la creían, sonriendo como idiotas y regresando los saludos y los besos.

Pero mi sorpresa me duró sólo unos segundos, porque me cayó el veinte casi de inmediato. Claro que la banda celebró a ese pueblo uniformado que también es explotado; acabábamos de celebrar a su Comandante Supremo. El Peje y su administración legitimizaron (al menos en parte) al ejército.

Le quedan dos semanas al sexenio del Peje, pero dudo mucho que ocurra algo particularmente interesante en estos quince días. El primero de octubre seremos testigos de cómo comienza el segundo piso de la Transformación, y al menos yo estoy bastante optimista de cómo se ve el futuro de la Nación.

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De la soberanía nacional

Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

Artículo 39.-

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

El artículo 39 por supuesto estaba escrito desde 1917, mucho antes de que hoy se aprobara en el senado, por fin, la reforma constitucional que fue estandarte de campaña de Claudia y de la continuación de la Transformación. Que, repito por enésima vez, si no se aprobaba esta reforma, quemábamos (metafóricamente) las calles: el 2 de junio fue, entre otras cosas, una contundente orden del pueblo de México de reformar, a fondo, el poder judicial.

Comienzo esta entrada con el artículo 39 porque yo dije algo similar cuando defendí la reforma en una de mis entradas de política en junio:

O confiamos en la ciudadanía o no lo hacemos, no hay medias tintas: en una democracia el poder emana del pueblo, de la ciudadanía. Eso implícitamente implica que confiamos en nosotros mismos para gobernarnos.

Esto no es sólo una bonita idea; está escrito en blanco y negro en el documento que como su nombre indica constituye al Estado Mexicano, y así ha estado plasmado desde que se escribió la constitución de 1917. Es, literalmente, la ley desde hace más de un siglo.

Por supuesto, durante décadas fue en los hechos letra muerta; pero justamente la elección del 2 de junio de 2024 es la primera vez en la historia del país, donde una elección se llevó a cabo con el objetivo explícito de reformar uno de los 3 poderes de la unión, de tal forma que el espíritu del artículo 39 se cumpliera en todas las ramas del Estado Mexicano.

No soy abogado; pero no se necesita serlo para entender el artículo 39 y comprender que, en principio, por sí mismo justifica la reforma constitucional que hoy aprobó la cámara alta. Para que se complete el proceso de reforma constitucional faltará que la mitad más una de las legislaturas estatales la aprueben; pero dado que Morena controla más de veinte, esto no será problema. De hecho, probablemente ocurra esta misma semana.

Yo, por supuesto, apoyo la reforma; apoyaba la que envió el compañero Presidente, pero apruebo y aprecio los más de cien cambios que le hicieron los diputados en la cámara baja. Y por supuesto lo que más me gusta es la elección popular de jueces, magistrados y ministros.

¿Qué pasó con esos rumores de que Claudia estaba tratando de demorar la reforma? ¿Que estaba a punto de “tronar” con el Peje? Uno de los más imbéciles de mis lectores incluso tenía “fuentes” que le “informaban” que dicho “truene” iba a ocurrir un miércoles hace unas semanas.

Pendejadas. Estupideces. Alucinaciones de personas increíblemente enajenadas; o muy ignorantes; o tan perdidos viviendo en Disneylandia que sencillamente están dispuestos a aceptar como verdad cualquier rumor absurdo que cuadre con sus alucinaciones. Y no hay que limitarnos; es posible que estén enajenados, que sean muy ignorantes y que estén perdidos en Disneylandia, todo al mismo tiempo.

Claudia se expresó, antes y después de que se aprobara la reforma, a favor de la misma. No hubo una sola señal de que la Presidenta (electa) estuviera en contra; los que decían lo contrario se lo inventaron o lo leyeron de las tripas de una cabra que sacrificaron.

Y Claudia tenía que apoyar la reforma. Por razones pragmáticas esta reforma constitucional tenía que ser aprobada y la Presidenta (electa) tenía que apoyar dicha aprobación: la mayoría calificada que votamos por continuar la Transformación así lo exigíamos; si no nos cumplían entonces quemábamos (metafóricamente) las calles.

Pero Claudia también apoya esta reforma por razones ideológicas: la izquierda siempre, siempre deposita su fe en el pueblo. Es una de las diferencias fundamentales que tenemos con la derecha: la derecha ve con desconfianza (y un poquito de asco y desprecio, porque son racistas y clasistas) al pueblo de abajo. Nosotros confiamos en que haga lo correcto; y si se equivoca (como en el 2000 con Fox) seguimos confiando en el pueblo, porque el mismo está conformado por seres humanos y los seres humanos somos falibles. Aunque a muchos les moleste recordarlo, la doctora Presidenta (electa) es producto de movimientos populares arropados por la izquierda mexicana; fogueada en las luchas sociales en las que siempre estuvimos metidos.

Si el poder público dimana del pueblo, como dice el artículo 39 de la constitución, entonces es absurdo que una tercera parte de los poderes de la Unión estén por “encima” del mismo. Por supuesto que podemos elegirlos: y es lo que podremos hacer gracias a esta reforma.

Hasta 1913 (ya teniendo electricidad y teléfono en algunas poblaciones), los gringos no elegían directamente a sus senadores federales. Los dos senadores de cada estado eran elegidos por los congresos locales. ¿Por qué?, pues porque evidentemente la gente común y corriente es muy pendeja para saber qué senador le conviene a su estado; eso hay que dejarlo a la gente que sí sabe, como son los diputados locales.

(Estoy siendo sarcástico, si acaso era necesario que lo explicara).

En 1913 los gringos ratificaron su decimoséptima enmienda constitucional, que cambió las reglas para que los senadores fueran elegidos por voto popular. No sólo hubo en ese entonces quien se oponía a la enmienda; cada cierto tiempo sale algún político gringo retrógrada y se queja de que hay que tumbarla.

Y los argumentos que dan son sospechosamente similares a los que se quejan de la reforma que aprobaron nuestros legisladores. Que en el fondo se reducen a lo que decía arriba con sarcasmo: evidentemente la gente común y corriente es muy pendeja para saber qué jueces, magistrados o ministros les convienen; eso hay que dejarlo a la gente que sí sabe, como son los legisladores.

(De nuevo y para que no haya malos entendidos; estoy siendo sarcástico.)

Por más que lo nieguen, esa es una forma de pensar profundamente antidemocrática.

Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste.

O bien esas son palabras bonitas que realmente no creemos; o bien lo creemos y actuamos de manera congruente a las mismas. No hay medias tintas en este caso.

La oposición se empecinó en una “moratoria” legislativa ridícula; se propuso el plan C y el compañero Presidente mandó desde febrero (casi cinco meses antes de las elecciones) un paquete de reformas constitucionales con el objetivo de aprobarlas si se lograba el plan C; los ciudadanos sabíamos en qué consistían las reformas y los motivos y potenciales consecuencias de las mismas; con esta información votamos de manera masiva por Claudia y además por los candidatos a legisladores de la coalición que ella lideraba, sabiendo (y esperando) que se consiguiera el plan C para aprobar las propuestas del Presidente (después de las modificaciones que los legisladores consideraran pertinentes).

Se logró el plan C; se consiguió la mayoría calificada. En cuanto entró en sesión el congreso se continuó el trabajo legislativo de la legislatura anterior y se aprobó la primera de las reformas. Nunca se le mintió a nadie; nunca se dijo una cosa y se actuó de otra manera: dijimos qué queríamos y qué haríamos y justamente eso fue lo que se llevó a cabo.

En cambio la oposición no hizo literalmente ni madres; todo el tiempo (desde el plan A y plan B, que antecedieron al plan C) lo único que hicieron fue criticar y atacar al presidente y negarse a proponer alternativas o a negociar un punto medio. Ellos fueron los que se empecinaron en una postura de todo o nada… y pues se van a quedar con nada.

Porque encima de todo son increíblemente incompetentes; y eso definitivamente no es problema nuestro.

La violencia con que trataron de detener el legal (y legítimo) proceso de aprobar la reforma, que incluyó a una bestia de senadora panista llamando a linchar a los senadores de la oposición que votaran por la reforma, resultó tan patética que incluso daba un poquito de ternura. Literalmente como los gringos trumpistas fanáticos que irrumpieron en su congreso el 6 de enero de 2021; o los seguidores de Bolsonaro en Brasil el 8 de enero del año pasado: nada más consiguieron mostrar el cobre y exhibir la diferencia con nuestro movimiento, que jamás recurrió a la violencia.

Recuerden el 2006, cuando mucha gente estaba increíblemente encabronada por el fraude, pero aún así nunca recurrimos a la violencia; el Peje mismo siempre (siempre) llamó a manifestarse de manera pacífica y a no caer en provocaciones. En cambio una senadora panista estaba llamando a linchar senadores; ese es el nivel que tienen.

Exceptuando la pena ajena que daban esas muestras y llamados a la violencia, la verdad yo me divertí como enano con todo el proceso; fue literalmente como si un escuálido borracho se pusiera en unas vías del tren para tratar de detenerlo, y todo mundo le estábamos diciendo “quítate de ahí, güey, te van a arrollar”. Y dicho y hecho: fue arrollada la oposición, como todo mundo que tuviera dos dedos de frente sabíamos que eso ocurriría.

Igual de divertidos encuentro a la bola de animales que siguen sin entender ni siquiera que no entienden, cuando nos increpan que “disfrutemos lo votado”, como si no estuviéramos de acuerdo con lo que está pasando, como si no supiéramos que justo de esta manera iban a actuar los legisladores de la Transformación. Por supuesto que sí sabíamos; por supuesto que sí estamos de acuerdo; y por supuesto que sí estamos disfrutando lo votado: por eso votamos así.

O a los que chillan que ya estamos en una dictadura; muy simpático que una reforma que le da la toma de decisiones a la ciudadanía de alguna manera implique que entramos a una dictadura; que una dictadura se instaura cuando se deja el poder en manos de la gente.

Porque realmente es eso lo que les molesta: para que las cosas fueran como ellos quisieran, lo único que necesitarían hacer es convencer a una mayoría de la ciudadanía… pero saben que no pueden convencer a una mayoría de la ciudadanía. No sólo sus propuestas son terriblemente malas (como quedó empíricamente demostrado con los sexenios anteriores al Peje); los patéticos dirigentes al frente de los partidos de oposición sabemos que son una bola de rateros y corruptos, además de inimaginablemente incompetentes.

Por supuesto que no pueden convencer a una mayoría. Por eso se aferraron como ratas desesperadas a tratar de conservar el poder judicial, porque era lo único que les quedaba porque no pueden ganar las elecciones. No tienen las propuestas; no tienen las dirigencias; no tienen los cuadros para sacar de ahí candidatos; y por encima de todo no tienen el apoyo popular masivo que nuestro movimiento sí tiene.

La oposición volvió a perder, porque les digo que parece que ya le están agarrando el gusto a hacerlo; están en un hoyo que yo no veo cómo van a poder salir del mismo. En estos días, con sus llamados a la violencia y su increíble incapacidad de proponer o argumentar, defendiendo lo indefendible, los muy idiotas perdieron por adelantado las elecciones intermedias de 2027 y la presidencial de 2030. Y muchos ni siquiera se han dado cuenta.

Es arriesgado hacer una predicción de ese estilo con tantos años de anticipación, pero me voy a animar porque lo único que tiene que hacer la Transformación dentro de seis años, es ofrecer algo mejor que la oposición. Y no veo cómo sería posible que en menos de 70 meses la oposición consiga recuperarse de la bola de imbecilidades que tienen años cometiendo.

Para terminar: los manifestantes que usaron violencia en el senado y en otras manifestaciones, aunque sin duda alguna muchos son un montón de porros, también me queda claro que había quienes nada más eran trabajadores del poder judicial que no están bien informados o que los obligaron a asistir. Independientemente, para todos ellos no debe haber ningún tipo de procedimientos legales en su contra. Hay ahí gente mal informada o utilizada, y no vale la pena afectarlos nada más por ir en contra de los indudables porros. Es lo políticamente correcto; especialmente porque no hubo (hasta donde tengo entendido) heridos ni daños mayores.

Pero Norma Piña, algunos miembros más de la SCJN y los jueces criminales que de manera ridícula otorgaron amparos para detener la discusión de la propuesta, a ellos se les tiene que hacer juicio político, separarlos de su cargo e inhabilitarlos de cargos públicos al menos durante una década. No considero necesario meterlos a la cárcel (aunque probablemente se lo merezcan); pero sí quitarles cualquier tipo de poder o autoridad que pudieran tener: evidentemente no se les puede confiar, porque han demostrado que están dispuestos a abusar de ella.

Golpiña

Golpiña

Y además esperaría al menos una condena formal de ambas cámaras del Congreso de la Unión contra María de Jesús Díaz, la senadora bestia panista que llamó a linchar a sus compañeros de la cámara alta. Si tuvieran madre, los dirigentes partidista del PAN, PRI y MC condenarían ese tipo lenguaje; no tiene cabida en el discurso político nacional. Se vale estar en contra; se vale gritar; venga, se vale insultar y mentar la madre. Pero no se pueden permitir llamados a la violencia. A lo mejor hacen esa condena en los próximos días, aunque yo no aguantaría el aliento; pero nada más que no lo hicieran de inmediato es justamente una de las razones por las cuales yo predigo que van a volver a perder en 3 y 6 años.

Vienen cambios para el país muy importantes en los próximos meses; lo de hoy sólo fue el primer paso. Sigue la Transformación del país y, como se ven las cosas, no hay manera de que la detengan.

Se va a poner muy divertido.

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La bolsa de Caprabo

Hace más de quince años fui a un DocCourse en Barcelona durante 3 meses; fue una estancia muy bonita al inicio de mi doctorado donde hice a casi todos mis amigos europeos e incluso un par de gringos.

En 2009, si mal no recuerdo, en México aún no estaban prohibidas las bolsas de plástico en los supermercados; y de hecho creo que ni siquiera lo estaban en Europa (o al menos España), pero como tenía que recorrer varias estaciones del tren de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya para llegar a algún súper, era más sencillo tener una bolsa grande y resistente donde pudiera aventar mis magras compras.

Así que en uno de esos supermercados, que se llama Caprabo y que aún existe, me compré una bolsa que es, sin la menor duda, súper ruda. No es de tela; parece más bien de lona plastificada y me ha durado todos estos años porque, siendo como soy, me la traje a México.

Por supuesto ahora tengo más bolsas reutilizables, pero realmente ninguna es tan grande o conveniente como la bolsa de Caprabo, excepto por un pequeño detalle: lleva quince años descosiéndose.

Para remediar esto he recurrido a un truco muy sencillo: cada cierto número de años, agarro mi engrapadora y puck, puck, puck, engrapo una nueva sección que se haya descosido. Ha funcionado sorprendentemente bien: la estúpida bolsa tiene quince años conmigo y aguanta, literalmente, un piano (electrónico, no muy grande).

Hace unos días le tocó mantenimiento de nuevo; me parece que a estas alturas he reemplazado más de la mitad de sus costuras con mis grapas, que llegan a un número tal que me parece es posible que haga sonar a un detector de metales.

La bolsa se ve del nabo; era negra originalmente, pero ahora tiene un montón de partes descoloridas; tiene múltiples “hilos” (son más bien como tiras de plástico endemoniadamente fuerte) de la costura original colgando por varias partes; y por supuesto están mis catorce millones de grapas que le dan una apariencia muy similar al del monstruo de Frankenstein.

Me gusta mi bolsa de Caprabo (obviamente; no la hubiera andando cargando desde hace más de quince años si no fuera así), y me queda muy claro que es un sinsentido que la siga utilizando después de quince años cuando tengo bolsas de tela que no se ven del nabo y que probablemente no hagan sonar a un detector de metales.

Pero pues es un recuerdo más de esa estancia de hace más de quince años y mal que bien sigue aguantando un piano (electrónico, no muy grande); así que planeo seguir utilizándola hasta que literalmente se haga pedazos.

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Gran Turismo 6

Mi siguiente platino fue el de Gran Turismo 6.

Gran Turismo 6

Gran Turismo 6

Ya he comentado, queridos lectores, acerca de cómo poco después de mi cumpleaños en 2022 regresé a jugar videojuegos que hagan de cuenta que me estuviera vengando de alguien.

También he platicado acerca de mi volante Logitech G29, mi asiento Dshot Racing Wheel Stand y lo mucho que me estaba divirtiendo usándolos con mis PlayStations.

GT6 fue de los primeros juegos que comencé a jugar con mi nuevo volante y asiento; poco más de un año después de haber comenzado a hacerlo, por fin obtuve el platino en el juego.

Es un platino difícil, si bien no imposible.

No tienen idea, queridos lectores, lo mucho que disfruté GT6 con mi combinación de asiento y volante; se puede discutir que dicha combinación existe en gran medida para este juego.

El trofeo de platino fue de hecho relativamente sencillo; están los exámenes para licencias, que uno debe recibir medalla de oro en todas, pero no son terriblemente difíciles de obtener.

No, lo difícil fueron los premios de oro en todos los eventos del DLC dedicado a Ayrton Senna; algunos de los cuales sí son objetivamente difíciles.

Uno en particular es obtener un mejor tiempo que el que obtuvo Senna en el Brands Hatch Indy Circuit de los ochentas. Por supuesto uno puede reiniciar de inmediato en cualquier error y se cuenta con el fantasma (el espectro del carro que uno manejó en el mejor tiempo obtenido), además de que, saben, es un videojuego y no un carro de verdad.

Pero de cualquier manera piden que uno le gane al tiempo de Ayrton Senna, con el mismo carro y en la misma pista que él corrió. Sí me llevó varias decenas de intentos conseguirlo; y es de los trofeos que más orgullo me dan. Varias de las pruebas terminé subiendo el video correspondiente al tubo.

Irónicamente, aunque sí he usado mi volante y asiento en otros juegos, no he terminado ningún otro. Y es que justamente ningún otro se siente igual de bien que Gran Turismo 6. Tengo ahí Gran Turismo 7, pero todavía no lo comienzo; sí puedo estar jugano meses únicamente juegos de carreas, entonces me estoy preparando mentalmente para cuando por fin decida hacerlo.

Pero Gran Turismo 6 es de mis juegos preferidos; en gran medida por mi volante y asiento. No le veo sentido a jugar videojuegos de carreras de carros si no es con un volante.

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Napoleón

A finales de noviembre del año pasado fui a ver Napoleon.

Se aplican… ¿qué rayos?

Napoleon

Napoleon

Yo soy fan de Ridley Scott; ha dirigido varias de las películas que yo considero de las mejores que he visto en mi vida. Algunas incluso creo que definieron mi vida, como Alien y Blade Runner. Pero también ha hecho unos esperpentos que dan ganas de ir y preguntarle si todo está bien, si no necesitará tomarse un tecito de tila.

Napoleon es, técnicamente, una buena película; el aspecto técnico es impecable, nadie jamás dirá que Scott es mal director, y Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby son muy buenos interpretando… lo que sea que estén interpretando aquí.

La cosa, además del asesinato de personaje del probablemente mejor general en la historia, es que la trama no tiene el menor sentido. La verdad a mí me entretuvo el churro; pero esto fue básicamente por la enorme cantidad de humor involuntario. Y no lo pongan en la menor duda, queridos lectores: es un churro.

Si pudiera destilarlo a un enunciado, yo diría que el principal problema de la película es que es ofensiva; y no me refiero en un sentido moralista a la historia o cultura francesa, ni mucho menos a la figura histórica del general (aunque también es ofensiva con él). Me refiero a que es ofensiva con la audiencia y con las mismas personas que participaron en la realización de la película.

Costó cerca de 200 millones de dólares, es un esfuerzo titánico en producción, vestuario, maquillaje y efectos especiales; por no hablar de los indudablemente talentosos actores, camarógrafos y el resto de la bola de güeyes necesarios para hacer una obra de esta envergadura. Y todo para, ¿esto?

Se siente como talento desperdiciado. Ofensivamente desperdiciado.

Apple ha hecho un par de películas interesantes (recomiendo encarecidamente que vean Tetris); incluso ya ganó un Oscar robándose una idea original francesa. Pero en general hace cosas extrañas; y en este caso, ofensivas (en mi opinión).

Definitivamente no la recomiendo. Aunque pueden divertirse; es una comedia involuntaria.

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La mayoría calificada

El viernes, después de uno de los despliegues más patéticos por parte de la oposición y la comentocracia chayotera que los apoya para intentar forzar al TEPJF y al INE a que violaran la constitución sin ningún fundamento, por fin se oficializó lo que todos sabíamos que iba a pasar: que la Transformación obtuvo de sobra los escaños que necesitaba en la cámara de diputados para tener mayoría calificada, además de quedarse únicamente a tres escaños de la misma en la cámara de senadores.

El punto de contención, consecuencia de que no saben leer los que chillaban acerca de la “sobrerrepresentación”, era que no era “correcto” que, habiendo obtenido Morena, el Verde y el PT un 54.7% de los votos para legisladores en el país, que al final terminara con 72.8% de los escaños en la cámara baja. Que eso era tener “sobrerrepresentación”.

Esto es, por supuesto, idiota: o no saben leer, o se están haciendo pendejos. El poder legislativo en México nunca se ha elegido con base en proporciones de la votación total del país; se elige con base en distritos electorales. Cada diputado de mayoría simple es elegido por la población de un distrito en las diferentes entidades del país; y en las elecciones por distritos, la Transformación ganó 256 escaños, o en otras palabras: la Transformación ganó en el 85.33% de los distritos.

Bajo este esquema un partido podría ganar el 100% de los distritos con el 51% de los votos, si en cada distrito ganara justamente con 51% de los votos. O incluso con menos, si el voto opositor se divide en porcentajes menores.

Así ha funcionado el legislativo mexicano desde sus inicios, porque les copiamos a los gringos. Durante décadas (si no es que siglos) los ahora miembros de la oposición nunca se quejaron al respecto. Se quejan ahora porque la ciudadanía mexicana le dio el poder a la nueva legislatura para en los hechos ser un congreso constituyente que va a realizar cambios radicales y muy necesarios en la constitución del país.

(Van a faltar 3 senadores para esto; pero no se preocupen, el kilo de senador va a estar baratísimo en poco menos de dos semanas.)

Aunque la Transformación ganó directa y limpiamente el 85% de los distritos, al final contará con nada más 72.8% de los escaños en la cámara de diputados por justamente los plurinominales, que son la versión mexicana y algo burda del voto por orden de preferencia: para que no sean inútiles los votos de la primera minoría en cada distrito, se sigue una fórmula para asignar los 200 diputados plurinominales que hay, basada en los votos de primera minoría en las distintas circunscripciones del país.

No es terriblemente complicado, pero sí tedioso, así que no lo voy a explicar; pero es lo que le permitirá al PAN tener 72 diputados, a pesar de que únicamente pudo ganar en 32 distritos. Si somos sinceros, esa es la verdadera “sobrerrepresentación”: el PAN tendrá más diputados plurinominales que los que pudo ganar en todos los distritos; pero está bien, para eso justamente son los plurinominales, como lo señala la constitución.

Que hablando de ella, justamente trataron de presionar al TEPJF e INE para que “interpretaran” como se les daba la regalada gana el artículo 54, sección IV:

Artículo 54 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

Artículo 54.-

[…]

IV. Ningún partido político podrá contar con más de 300 diputados por ambos principios [mayoría relativa y plurinominales];

Lo que quería la oposición es que se “interpretara” la sección IV del 54 como “ninguna coalición” o “ninguna fuerza política”, para con esto evitar que Morena, junto con el Verde y el PT, excedieran los 300 diputados.

Lamentablemente para estos tarados, no hay nada que interpretar, la constitución es llanamente clara: son partidos, no coaliciones o fuerzas políticas. El nivel de presión, que incluyó a casi toda la comentocracia chayoteril y muchísimos de los intelectuales que chillan por ya no ser apapachados, fue la verdad muy entretenida de ver. Literalmente es como si se hubieran puesto de acuerdo para gritarle a las nubes que la Tierra es plana.

Y con básicamente el mismo nivel de éxito a fin de cuentas: el viernes el INE aprobó por mayoría la asignación de plurinominales en el congreso; y por unanimidad la asignación de plurinominales en el senado.

Va a haber impugnaciones, por supuesto, porque a nuestra patética y perdedora oposición al parecer ya le agarró el gusto a perder; pero es trivialmente previsible que serán desechadas todas y cada una de ellas.

El pueblo votó el 2 de junio, claramente; y bajo las reglas establecidas (que son básicamente las mismas desde hace décadas), Morena y sus aliados ganaron legal y legítimamente una mayoría calificada en la cámara de diputados; y una muy cercana en la cámara de senadores. Todos los lloriqueos de la oposición son exactamente eso: lloriqueos. No tendrán ninguna consecuencia significativa: el domingo 1º de septiembre se instalarán ambas cámaras con los números que aprobó el INE el viernes.

Por cierto, honor a quien honor merece: Mario Delgado, que fungió como presidente de Morena durante las elecciones y a quién nuca había mencionado en este blog porque me cae muy mal, hizo un trabajo excelente contando los frijoles y poniéndose de acuerdo con el Verde y el PT para decidir cómo competirían en la cámara de diputados los candidatos de la coalición; en algunos distritos fueron en coalición, mientras en otros fueron los tres partidos separados, para así poder maximizar (con base en las encuestas y análisis de cada distrito) el número de diputados que podían ganar los partidos de la coalición, tanto por mayoría como por segunda minoría.

Es un problema NP-duro, y estoy seguro de que varios cuentafrijoles bien informados los asesoraron, porque un resultado de este estilo no es casualidad. Así que me caerá muy mal Mario Delgado, pero la verdad hizo muy bien su chamba.

Con este trámite ya superado, sólo faltará el trámite de desechar todas las ridículas impugnaciones de la oposición para que en exactamente una semana se instaure nuestro congreso (en los hechos) constituyente y comiencen a aprobarse las reformas que tanta falta le hacen al país para continuar la Transformación.

Se va a poner muy divertido.

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Fate∕Stay Night: Unlimited Blade Works

De nuevo, no recuerdo exactamente cuándo; pero sí después de ver Fate∕Zero, me chuté Fate∕Stay Night: Unlimited Blade Works… porque sí seguía intrigado de por qué tanta alharaca con la famosa serie.

Fate∕Stay Night: Unlimited Blade Works

Fate∕Stay Night: Unlimited Blade Works

Como ya he comentado, Fate∕Whatever está basado en un videojuego, una novela visual; que algunos califican de pornográfica pero yo, de lo que he leído (no la he jugado; y dudo hacerlo), más bien calificaría de bastante arrecha, pero no pornográfica.

Como sea; la novela tiene 3 rutas, como suele ser en este tipo de cosas: cada una de las rutas determina una muchacha con la que se queda Shirou, el protagonista del juego y animés, y el hijo (adoptado) del protagonista de Fate∕Zero.

La ruta más famosa (hasta lo que he podido entender) es ésta, UBW o Unlimited Blade Works, donde Shirou termina con Rin Tohsaka, en mi opinión la mejor de las posibles opciones del muchacho. De hecho es tan famosa que hubo una película antes de esta serie, que no he visto y no planeo ver.

La serie es… ¿meh? No la odié, pero al igual que Fate∕Zero, tampoco me gustó mucho. Excepto por Rin Tohsaka, que es adorable y como es una tsundere que utiliza doble coletas de cabello, estoy contractualmente obligado a que me guste.

Rin Tohsaka

Rin Tohsaka

Pero fuera de eso, la serie me dio más bien hueva. Toda la mitología del Santo Grial y las peleas vía apoderados (los famosos sirvientes) no podrían haberme importado menos (justamente por eso generalmente no ando viendo animés de madrazos); y aunque el romance entre Rin y Shirou está tierno, la verdad el muchacho me parece que actúa de manera medio ininteligible, probablemente porque el animé descarta e incorpora trozos de las otras ruta del juego, que a lo mejor tienen sentido en su conjunto, pero que en esta particular historia no.

Además, es eterna con 25 capítulos. Así que, de nuevo, no la recomiendo realmente. Pero de cualquier manera terminé echándome todavía una película más de la franquicia.

Está en Crunchyroll, si les interesa.

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La doctora presidenta (electa)

En la Facultad de Ciencias (y, me imagino, toda la UNAM), cuando haces tu examen profesional y lo pasas, no te dan tu título: te dan un vale por un título, que en mis tiempos tardaba como seis meses en estar listo y que me dicen que ahora es un poco menos, pero siguen siendo meses. Estando listo el título, uno va con su vale por un título y lo intercambia por el artículo genuino.

Algo así pasa con las presidentas, al parecer, porque el jueves le dieron a Claudia Sheinbaum un vale para ser presidenta en un par de meses.

La doctora presidenta (electa)

La doctora presidenta (electa)

Esto por supuesto ya sabíamos que iba a ocurrir, después de la madriza histórica que le dio la Transformación a la derecha en México el 2 de junio. Lo interesante son las circunstancias bajo las cuales se emitió la famosa constancia de presidenta electa para la doctora.

Primero: el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación desechó todas las impugnaciones que, de manera caricaturesca, interpusieron los de la oposición. Digo caricaturesca porque después de interponerlas no se les ocurrió ir a argumentarlas ni presentar pruebas válidas. Se desecharon absolutamente todas y no se anuló ni un solo voto de los millones emitidos para Claudia el pasado 2 de junio.

Segundo: los magistrados del TEPJF determinaron por unanimidad, que el Peje no intervino en los resultados de los comicios del pasado 2 de junio. En toda la historia del país, legalmente, el único presidente que ha intervenido en una elección fue Vicente Fox en el 2006; los muy cobardes magistrados de hace casi veinte años no anularon las elecciones entonces, pero sí dejaron en el registro histórico que Fox había intervenido en las mismas… no sólo porque la evidencia al respecto era abrumadora, sino porque eventualmente el tarado de Fox mismo admitiría que así había sido

Esto es un pequeño detalle que quedará para la historia, pero que a mí me parece es necesario resaltar: la elección de Claudia fue legal bajo cualquier definición del término: la autoridad máxima electoral así lo determinó. Unánimamenete. Pero más importante que eso, es que fue una elección legítima: el compañero Presidente no intervino en la elección, ni en términos legales ni mucho menos en términos de legitimidad: fue un triunfo limpio e incólume.

Mucha gente no entiende qué significa que algo sea legítimo; y en defensa de todos ellos, la definición misma es relativa, no absoluta. Por cierto, si quieren oír a alguien que de verdad sabe del tema, mi mamá se le ocurrió abrir un canal en YouTube de Ciencia Política, y justamente su último video es acerca de qué es la legitimidad.

El usurpador Calderón, aunque técnicamente fuera el presidente legal, nunca fue presidente legítimo, después del descarado fraude de 2006; justamente su ilegitimidad fue parte de lo que lo llevó a iniciar una criminal “guerra contra el narco” que inundó de violencia al país durante décadas y donde, de pura casualidad, resultó que el Secretario de Seguridad Pública que él designó trabajaba para los narcos.

Similarmente, Salinas trató de comprar su legitimidad después del fraude de 1988 con varias obras que intentaron distraer de los enormes robos a la nación que ocurrieron durante su sexenio, pero al final y para la historia, fue un presidente ilegítimo, aunque de nuevo técnicamente lo fuera legalmente.

Los mejores presidentes mexicanos que se sentaron en la Silla del Águila fueron presidentes con una legitimidad avasalladora: y me refiero por supuesto a Benito Juárez y Lázaro Cárdenas. Y por más que les duela a sus malquerientes, con casi toda certeza el Peje será recordado como uno de los presidentes más legítimos de este país, tal vez incluso acercándose a don Beno y al general Cárdenas.

Porque además de ser relativa, la legitimidad es dinámica: cambia con el paso del tiempo. Vicente Fox fue electo presidente de México legal y legítimamente: ganó limpiamente las elecciones de 2000 y llegó al poder con un gran capital político respaldándolo. Llegó con mucha legitimidad.

Sin embargo, la bola de imbecilidades que un día sí y otro también cometía el tarado de Fox fueron mermando esa legitimidad: fue una decepción, en el mejor de los casos, y un embustero que engañó a los que votaron por él, en el peor; por no decir de justamente participar en el fraude electoral e intervenir en las elecciones de 2006, como ya mencioné que él mismo admite. Terminó diluyendo por completo o casi por completo su legitimidad.

En cambio el Peje se puede discutir que incrementó su legitimidad; que es fácilmente argumentable por el hecho de que Andrés Manuel ganó con el 53% de los votos en 2018 y su sucesora lo hizo con el 59%.

Y, repito con cierto placer en mi voz, Claudia ganó sin que el Peje interviniera en las elecciones: así lo determinaron, por unanimidad, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Será la presidenta legal del país, pero más importante, será la presidenta legítima; tal vez la presidenta que llega al poder con más legitimidad en casi cien años de transiciones pacíficas en el país.

Por supuesto habrá quienes nieguen la realidad y digan que el Peje, o Claudia, o los dos en los casos más delirantes, son, de alguna manera, ilegítimos. Esta gente está más allá de toda posibilidad de que tratemos de razonar con ellos; pero son muy poquitos y podemos fácilmente ignorarlos. No importan demasiado, en este tema al menos; y tampoco en muchos otros.

Son los mismos que no entienden que venimos ganando de calle la discusión durante los últimos años. Creen que, dado que no los convencemos a ellos (porque encima de todo son risiblemente necios), que entonces eso de alguna manera implica que ellos ganan la discusión. No entienden (en algunos casos no pueden entender), que el objetivo de este tipo de discusiones no es convencer a todos, ni mucho menos a ellos: el objetivo es convencer a la mayoría.

Y como quedó apabullantemente demostrado el 2 de junio, hemos convencido a la mayoría. A una gran mayoría.

A una mayoría calificada, de hecho.

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BioShock

El siguiente platino que obtuve fue el de BioShock.

BioShock

BioShock

Como ya he comentado múltiples veces, no suelo jugar videojuegos de primera persona en mis PlayStations. Nada más no me acomodo con un control.

Sin embargo, cuando regresé a jugar videojuegos después de que me forzaran a cambiar de cuenta en la PlayStation Network, decidí que valdría la pena intentarlo. De todas maneras continuaba sin querer utilizar un control para jugar un FPS, así que decidí experimentar con algunos productos.

Free Wolf G6L

Free Wolf G6L

El principal fue un Free Wolf G6L; la idea del aparatejo es que uno le conecta un teclado y ratón vía USB, el adaptador se conecta a un PS3 (o PS4, Xbox o Nintendo Switch; dice que funciona con casi todo), y entonces los movimientos del teclado y el ratón son transmitidos como movimientos de un control para el PlayStation.

Además compré un ratón con alta resolución, un medio teclado (sólo necesitaba la parte izquierda), y un cosito para poder poner todo esto en mis piernas y jugar en mi sofá usando teclado y ratón. Armado con estas alternativas a tener que jugar un FPS con control, comencé BioShock, porque como chinga todo mundo conque es uno de los mejores juegos del PlayStation 3 (y 4, y 5, y Xbox, y PC).

¿Funcionó?

Técnicamente… sí puedo controlar a mi monito usando teclado y ratón, pero es increíblemente engorroso. Por más aceleración que configure en el juego y más resolución que tenga el ratón, nada más no se mueve con suficiente fluidez el monito. Tampoco ayudaba que mi cosito en las piernas no tenía suficiente superficie para mover cómodamente el ratón.

Como a la cuarta vez que lo intenté, tiré la toalla y continué jugando el juego usando un control, porque sí era desesperante la otra opción. Podría haber intentado mover mi PS3 a mi escritorio y jugar ahí, donde al menos la superficie sería suficiente, pero la idea de llevar el mugrero de cables a mi escritorio literalmente me deprimió, entonces mejor seguí jugando con el control.

Y, no sé si lo haya mencionado, queridos lectores, pero detesto jugar juegos FPS con un control, especialmente aquellos donde se está disparando continuamente.

Total que al final de todo el chisme estaba medio hasta la madre del juego; sencillamente no me gustan las mecánicas de primera persona mientras yo utilizo un control. Entonces si esperan que yo diga que el modo de juego estuvo padre, púdranse, porque sí medio lo odié con la intensidad de diez mil soles.

Lo cual está medio triste, porque la verdad la historia del juego sí me gustó mucho. Una crítica inclemente a la ideología idiota del libertarismo, el juego tiene personajes fascinantes y más giros inesperados que toda la filmografía de M. Night Shyamalan combinada.

Además, para obtener el platino tuve que conseguir el final “bueno”, donde el protagonista rescata a todas las pequeñas hermanas, y entonces la historia termina con las pequeñas monstruitas viviendo una vida normal y feliz, asumiendo al protagonista como su padre, y estando junto a él al final de su vida. Es el video que pongo allá arriba.

Normalmente hubiera estado berreando como niña chiquita, si no fuera por el hecho de que estaba hasta la madre de haber tenido que jugar el puto juego en primera persona con un control DualShock 3.

Tengo ahí varios juegos FPS, y la verdad no sé si valga la pena que yo los juegue. Si son como Deliver Us The Moon, no hay problema, porque no hay necesidad de ser ágil o de apuntar eficazmente para disparar; The Turing Test, por ejemplo, ya lo jugué en mi computadora y puedo sin problemas jugarlo en mi PS4 o PS5. ¿Pero los juegos modernos de Wolfestein o Doom? Híjole; sí me lo pienso.

Incluso BioShock 2 y BioShock: Infinite (que de nuevo, como chingan conque son muy buenos) me lo estoy pensando: además de todo el problema de FPS-con-control que tengo, los mismos incluyen múltiples trofeos en línea, y si algo podría empeorar mi experiencia de jugar un FPS con un control, sería tener además que lidiar con idiotas en la red.

Como sea, aunque la excelente historia de BioShock sí alivió un poco toda mi incomodidad de usar un control en primera persona, la verdad sí me dejó un ligero mal sabor de boca al final. Entonces yo no lo recomiendo; pero sí entiendo a un nivel intelectual que para alguien que los FPS con control no presenten ningún problema, probablemente sí sea de los mejores juegos que se puedan jugar.

¿Por mi parte? Yo sí quería aventarle el control a mi tele.

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Los Juegos del Hambre: La balada de Pájaros Cantores y Serpientes

A mediados de noviembre del año pasado, me chuté The Hunger Games: The Ballad of Songbirds & Snakes, básicamente porque ya me había chutado la trilogía original, entonces pues ya qué.

The Hunger Games: The Ballad of Songbirds & Snakes

The Hunger Games: The Ballad of Songbirds & Snakes

Llevo más de una década diciendo que Suzanne Collins es una mujer más bien inocente (si no es que bruta), pero que tiene el corazón en el lugar correcto. Para mí, esta precuela lo confirma.

La idea es la misma: criticar el consumismo, la opresión y la desigualdad, pero ahora con una historia más idiota y que menos sentido tiene. Nominalmente la historia relata los décimos juegos del hambre, así como el ascenso al poder (más propiamente, el inicio del ascenso al poder) de Coriolanus Snow, el papel que interpretaba con lasciva delicia Donald Shutherland.

No voy a entrar a detalles; porque púdranse en primer lugar, queridos lectores, pero también porque no tiene (literal y figurativamente) ningún sentido. Es de verdad una historia muy pendeja donde encima de todo los personajes actúan de manera inverosímil nueve de cada diez veces.

Sin embargo, a mí sí me gustó la película. El elenco es espectacular; Viola Davis hace lo de siempre y eleva cualquier obra donde aparezca, por más idiota que sea (como ésta); y pues Peter Dinklage hace más o menos lo mismo. Nada más valdría la pena la película por ellos; aunque lamentablemente aparecen muy poco tiempo.

Los protagonistas no estoy seguro de que de hecho sepan actuar; pero a mí no me importó, porque están estupidizantemente bonitos ambos: Rachel Zegler en particular es tan hermosa, que yo vería una película donde ella nada más se sentara (de preferencia en un vestido chiquitito) y leyera el directorio telefónico.

Y pues por fin vemos los hechos que inspiraron a The Hanging Tree, que originalmente interpretaba (sorprendentemente bien) Jennifer Lawrence y que ahora la Zegler (que de hecho es cantante profesional) interpreta en una versión más bluesera.

Los pajaritos y las vilíboras no es una película buena, realmente; pero no creo que importe demasiado. Está medianamente entretenida, salen muchachos muy bonitos dándose de besotes cuando no se andan matando entre ellos, y Amanda Waller y Tyrion Lannister declaman sus líneas de manera sedosa y decadente.

Además, y no puedo dejar de hacer énfasis al respecto, a pesar de lo simple y barata de la historia, la misma sigue estándo del lado correcto de la historia: por más torpe o caricaturesco que lo exponga, sigue estando en contra de la opresión y la desigualdad y el consumismo. Ya nada más en ese sentido supera a cualquier pendejada que haya escrito Tolkien, por más magistralmente que lo haya hecho el inglés racista.

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Fate/Zero

En algún momento en los últimos años, me aventé Fate∕Zero.

Fate∕Zero

Fate∕Zero

Fate es una de esas sagas legendarias de animé, que incluso los más clavados fans de la misma admiten que es medio imposible ver todas las series y películas que han salido (por no decir juegos y otros medios asociados), o al menos hacerlo en un orden que tenga sentido.

Sin embargo sí quería echarle un ojo, entonces vi Fate∕Zero porque es una precuela, y esto me parece fue un error: la precuela en gran medida tiene sentido sólo si uno sabe qué pasa en alguna de las historias futuras; hay varias, porque siendo la obra original un videojuego (una novela visual), hay distintos finales dependiendo de qué ruta toma el jugador.

Fate/Zero no me gustó mucho, la verdad; Saber, la versión idiota y femenina del Rey Arturo y que es en gran medida la mascota de toda la franquicia, actúa como una kuudere, pero es más bien sosa desde mi punto de vista. Todos los personajes son basuras de seres humanos (o basuras de “sirvientes”); y además casi todos carecen del más mínimo sentido del humor. Excepto Iskandar, la versión idiota de Alejandro Magno de la serie; él es la neta.

Las escenas de acción están padres, la verdad; pero eso nunca ha sido lo que más me llama la atención en un animé.

Por último, pero no por ello menos importante (y me imagino que varios de ustedes, queridos lectores, ya habrán adivinado qué diré), le falta romance y el final es deprimentemente deprimente.

No me queda claro por qué muchos arman tanta alharaca respecto al animé; la historia me parece increíblemente pretenciosa y varias de las reglas de la magia, poderes y sirvientes en torno a lo cual gira la misma son medio incoherentes.

Sin embargo sí la terminé; y aunque no me gustó mucho, sí me gustó. Nada más creo que se exagera lo buena qué es. Está en Crunchyroll, si les interesa.

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Deliver Us The Moon

Después del juego de Miles Morales, el siguiente platino que obtuve fue Deliver Us The Moon.

Deliver Us The Moon

Deliver Us The Moon

Otro de los juegos gratuitos que bajé para mi PlayStation 5 con mi suscripción a PS+, Deliver Us The Moon es más o menos diferente del tipo de juegos que suelo jugar en mis consolas PlayStation.

Para empezar, es de primera persona; y si no lo han notado, queridos lectores, casi no juego videojuegos de primera persona en mis consolas. Esto es por el hecho de que crecí jugando distintas versiones de Wolfenstein, Doom y Quake en la computadora, con ratón y teclado (como Marx quería que fuera), y entonces nunca me acomodé a jugar juegos de primera persona con un control. Lo cual es medio incomprehensible, porque no tengo ningún problema jugando juegos de tercera persona en mis consolas; de hecho es casi el único tipo de juegos que juego.

(Paradójicamente, o tal vez no tanto, casi no juego videojuegos de tercera persona con teclado y ratón).

Para continuar, Deliver Us The Moon es nominalmente un videojuego de sobrevivencia, donde un astronauta tiene que sobrevivir (les digo), primero en una estación espacial y luego en múltiples bases lunares. En los hechos sin embargo es un juego de acertijos (puzzles) que, sí, el resolverlos es lo que le permite al astronauta sobrevivir, pero en general no hay mucha angustia ni gran presión de tiempo: sí hay múltiples acertijos que se tienen que resolver con un límite de tiempo, pero el mismo casi siempre es más que generoso. No hay enemigos ni combate de ningún tipo.

La historia está bien desde un punto de vista de personajes y las relaciones entre ellos, además de que se puede intuir cierto romance, lo cual para mí siempre es un bono. Desde un punto de vista de ciencia ficción, es una completa mamada: toda la narrativa parte de que la Tierra se ha quedado sin fuentes de energía (porque el sol, el viento, las mareas y la energía geotérmica al parecer son inutilizables), y entonces la humanidad decide minar helio-3 en la Luna, generar energía así y transmitirla por microondas al planeta.

Por supuesto ocurre una tragedia (el apagón, le dicen) y el transmisor de microondas deja de funcionar; Rolf Robertsson, uno de los trabajadores en la estación espacial orbitando la Luna consigue escapar, pero deja atrás a una de sus colegas, Sarah Baker. Unos años después, cuando el mundo (inexplicablemente) decidió abandonar el intentar reparar las bases lunares y el transmisor de microondas, Robertsson, con la ayuda de un grupo de “rebeldes”, secuestra un cohete y regresa a la Luna, pasando por la estación espacial en órbita de la misma donde originalmente trabajaba.

La premisa es idiota, como suele ser cualquiera que alegremente da por perdido al planeta para forzar a los protagonistas a ir al espacio (te estoy mirando, Interstellar). Pero si uno acepta esa premisa, el resto de la historia es bastante entretenida: el fallo de las bases lunares fue por parte de una facción de los que trabajaban ahí que decide unilateralmente que el helio-3 disponible en la Luna no es suficiente para sostener a la humanidad, y entonces deciden escapar en naves generacionales, con casi todo el combustible minado que tenían, con la idea de que es mejor salvar a sólo una pequeña parte de la humanidad, en lugar de arriesgarnos a la extinción tratando de salvarla a toda.

Baker, después de que se separa de Robertsson, trata heróicamente de restablecer las bases y el transmisor de microondas; y Rolf, nuestro intrépido protagonista sigue sus pasos años después para completar la chamba y con la esperanza de encontrarla y rescatarla.

La historia termina de manera agridulce: Robertsson, gravemente herido después de haber reparado el transmisor de microondas y resuelto todo el misterio de qué había pasado, localiza a Sarah en una cámara de hibernación y consigue enviar una señal de auxilio para que vayan a rescatarla, pero muere al no haber otra cámara de hibernación para él. Además, Rolf descubre que la facción traidora tenía razón: el helio-3 en la Luna no alcanza para sostener a la Tierra a largo plazo; y encima las naves generacionales aparentemente fallaron todas en su travesía buscando un nuevo mundo que sirviera de hogar a los remanentes de la humanidad.

La historia sería terriblemente deprimente si no fuera porque está disponible Deliver Us Mars, la continuación; además del planeado Deliver Us Home, que cerrará la trilogía. Además, en una nota alegre, el tercer juego fue financiado por los fans de la serie vía Kickstarter, lo cual siempre es chido oír. Ahí tengo ya Deliver Us Mars, aunque todavía no lo juego.

Me gustó bastante el juego, pero es muy simple realmente. También tiene un par de bugs que me forzaron a tener que cargar un juego salvado anterior, porque dejaban atrapado al pobre de Robertsson en un vagón del metro lunar. En trofeos es casi trivial; me llevó poco más de una semana obener todos los trofeos, incluyendo el platino.

Yo lo recomiendo, si bien no ampliamente; pero la historia y algunas escenas que bien podrían haber salido de Alien o de 2001: Space Odyssey, donde intrépidos astronautas tienen que hacer circo maroma y teatro para tratar de sobrevivir, me parece sí le pueden gustar a casi todo mundo.

Además, como es tan simple el juego, el mismo está disponible hasta en lavavajillas, entonces es muy fácil de adquirir y experimentar.

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The Marvels

A inicios de noviembre del año pasado fui a ver, como es mi costumbre, la última película del MCU el día de su estreno.

Había comenzado a ver la serie Ms. Marvel cuando se estrenó, pero la verdad me resultó difícil: aunque me parece adorable Iman Vellani como la epónima heroína adolescente, la verdad no estaba de humor para ver las aventuras con su familia paquistaní. La dejé de ver después del primer episodio y tuve que terminarla de corrido justo antes del estreno de la película; nada más no conectó conmigo.

Así que esperaba poco de la película. Se aplican las de siempre.

The Marvels

The Marvels

Salí sorprendidamente satisfecho del cine: no es (definitivamente) la mejor película del universo Marvel; pero tampoco se merece las carretadas de odio racista y misógino que recibió. Es una película competente de superhéroes, nada más con el elemento de que son 3 heroínas trabajando juntas. Contra una villana, además.

Y de hecho Iman Vellani se roba gran parte de la película; y otra parte importante se la roba su familia, porque son adorables también.

En lo negativo, yo adoro a los gatos, y hasta a mí me pareció sumamente estúpido utilizar a los flerkens para desalojar S.A.B.E.R.

Pero fuera de eso me gustó bastante. Repito, no es ni de lejos lo mejor de Marvel, pero está entretenida y tiene bastantes escenas de acción más que pasables.

Lo peor que tiene la película, es lo mismo malo que han tenido todas las entregas de este universo después de Endgame: no tienen un hilo conductor que una a todas las historias que están contando. GotG Vol. 3 escapó esto en gran medida por ser el cierre de una trilogía; pero justamente con The Marvels esperaban poder hacer una tercera película con Brie Larson como Captain Marvel, y además subir de nivel a Teyonah Parris e Iman Vellani como Monica Rambeau y Ms. Marvel respectivamente, para pasarlas de la televisión a la pantalla grande.

Eso ahora está en el aire, como varios otros proyectos de Marvel como son las apariciones de Kang el Conquistador (porque Jonathan Majors le gusta usar a sus novias como sacos de boxeo); o la ya ahora mítica película con un nuevo Blade interpretado por Mahershala Ali, que ha cambiado como cinco veces de director.

Muchos creíamos posible que la nueva película de Deadpool lograra reconfigurar todo el MCU; y yo así lo esperaba, porque aunque salí satisfecho de haber visto The Marvels en el cine, es una triste sombra de lo que Marvel estaba haciendo cuando todo se encaminaba a Infinity War y Endgame. Sin embargo, habiendo ya visto Deadpool & Wolverine, dicha reconfiguración no se dio, así que quién sabe cómo le funcione al MCU el reciclar a Tony Stark como Victor von Doom.

De cualquier manera recomiendo The Marvels; Iman Vellani es adorable; Teyonah Parris es guapérrima y simpatiquísima; y Brie Larson sale vestida de princesa y canta en un número musical. ¿Qué más quieren en la vida?

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Romcom Where The Childhood Friend Won’t Lose

El siguiente animé que vi fue Osananajimi ga Zettai ni Makenai Rabu Kome, que por supuesto nadie le dice así porque es un título ridículamente largo; le dicen Osamake.

Osamake

Osamake

A veces no entiendo por qué termino ciertas series.

Nominalmente esta serie es una comedia romántica, donde la linda Kuroha le confiensa su amor a Sueharu, su amigo de la infancia, sólo para ser rechazada porque él esta enamorado de Shirokusa; pero cuando él se confiesa con Shirokusa, ella lo rechaza porque tiene novio. Así que Kuroha le propone que se venguen de ella y su novio aparentando que Kuroha y Sueharu son a su vez novios.

Porque eso hace la gente normal.

Digo “nominalmente”, porque una parte muy importante de la trama es que Sueharu en el pasado era un niño actor de bastante fama, hasta que una tragedia lo traumó fuera del mundo del espectáculo. Que el muchacho vuelva a actuar termina ocupando gran parte de la historia (de hecho es lo que más recuerdo), y la verdad a mí todo eso me da una hueva infinita; es de las razones por las que en general nunca veo animés de idols, a pesar de que las protagonistas son siempre (por definición) adorables.

Pero además sí varios de los personajes de la serie (comenzando por Kuroha, la epónima chilhood friend que se niega a perder) actúan de manera que raya en lo sociópata; la idea es que sea divertido (y en defensa de la serie a veces lo es), pero la verdad yo lo encontré más bien aburrido.

La serie tiene una animación pasable (excepto un comercial que filma Sueharu, donde la verdad sí me gustó lo original de la animación), una música pegajosa, y todas las semi sociópatas muchachitas son adorables. Sólo no es muy divertida y la verdad todo el drama del mundo del espectáculo y el trauma de Sueharu me dio muchísima hueva; lo suficiente para opacar todo le romance adolescente, que además no es particularmente interesante y/o divertido.

Por alguna razón la terminé, pero la verdad dudo mucho que vea una segunda temporada; si acaso llegara a ocurrir, porque además de todo la serie al parecer no fue terriblemente exitosa. No la recomiendo, realmente, pero está en Crunchyroll, si les interesa.

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