El trabajo de Canek: La UAM

La única otra oportunidad de trabajo que tuve (que remotamente me interesara) fue en la Universidad Autónoma Metropolitana.

Universidad Autónoma Metropolitana

Universidad Autónoma Metropolitana

Debo hacer énfasis en algo que ha caracterizado mi vida académica y docente; jamás he dado clases en una institución de educación privada, y puedo decir ahora con toda certeza que jamás lo haré. Soy producto del sistema de educación pública en México, y desde mi punto de vista eso conlleva cierta lealtad al mismo; por lo tanto jamás presté ni prestaré mis servicios a una institución de educación privada. Una vez lo consideré, por razones que no vienen al caso; pero únicamente lo consideré.

Como sea; esa restricción por supuesto no aplica a universidades públicas. El Poli, la UACM, la UAM, etc. siempre estuvieron disponibles como opciones para buscar trabajo; sólo en general no lo busqué con mucha dedicación.

La única excepción, por supuesto, fue la UAM.

Mi madre ha sido profesora investigadora de la UAM por más de 20 años; fuera de la UNAM, si tengo alguna conexión con alguna otra universidad pública, es sin duda con la UAM, y con la UAM Iztapalapa en particular. Mi mamá me llevaba ahí cuando era chiquito (me descalabré en sus jardines una vez), y ha sido siempre, de manera indirecta, parte de mi vida.

Cuando me quedé sin novia, sin casa, sin dinero y sin trabjo, mi madre me empezó a sugerir que viera las convocatorias de plazas en la UAM, a ver si había alguna en la que pudiera concursar.

Como casi todas las universidades, la UAM abre cada cierto tiempo dos tipos de plazas; de tiempo completo y por asignatura, aunque en términos de la Metro les dicen concursos de oposición y de evaluación curricular. La primera convocatoria a concurso de oposición se me pasó, por güey, pero sí alcancé a meter papeles para una de evaluación curricular (en Iztapalapa, casualmente), la cual me dieron sin mucha faramalla.

Fue divertido dar clase en la UAM Iztapalapa, aunque también fue una chinga; contrario a la Facultad de Ciencias, uno como profesor no cuenta con ayudantes, lo que se traduce en tener que calificar todo uno mismo. Además, el ritmo de los trimestres es mucho más pesado que el de los “semestres” de 4 meses que tiene la UNAM. Ese primer trimestre (el 13-I, donde 13 es de 2013 e I es de “invierno”) me tocó un grupo bastante chido de Estructura de Datos (como son trimestres, sólo da tiempo de ver una), y la verdad me la pasé bastante bien.

Y hasta ahí llegó mi romance con la Metropolitana.

Al siguiente trimestre metí papeles para cinco concursos de evaluación curricular, y me rechazaron de cuatro. El quinto de hecho me confirmaron que lo gané con el trimestre dos semanas ya empezado, lo cual fue bastante grave porque de por sí son cortos los trimestres, y perder dos semanas es mucho del curso. Y para acabarla, el grupo era terriblemente apático.

Y eso fue lo menos grave.

Terminé metiendo papeles en cinco distintos concursos de oposición en la UAM, y mi récord es invicto: jamás perdí un concurso de oposición en la Universidad Autónoma Metropolitana… porque nunca me dejaron concursar.

Siempre dijeron que no cubría el perfil.

Aunque el perfil dijera que el candidato debía tener licenciatura en Ciencias de la Computación, con posgrado en Ciencias de la Computación (o afín), y experiencia enseñando a programar orientado a objetos (que a ese perfil básicamente sólo le falta mi foto), siempre decía la dictaminadora que yo no cumplía el perfil. Esto siempre me dejó un muy mal sabor de boca; puedo entender participar en un concurso de oposición y que un mejor candidato me gane: eso es entendible y tiene todo el sentido del mundo. Pero ni siquiera me dejaban concursar.

La UAM tiene una serie de reglas muy claras y precisas de cuántos “puntos” vale cada entrada en el currículum de un aspirante, y cada convocatoria dice explícitamente cuántos puntos debe cumplir un candidato para poder concursar (además de tener que cumplir el perfil). Cuando a uno lo dejan concursar, se hace una evaluación del currículum de los distintos concursantes, y (en teoría) se lleva la plaza aquel que saque más puntos. Según mis cálculos, mi puntaje era bastante alto; cada entrada curricular tiene un rango (un puntaje mínimo y máximo), entonces uno puede calcular fácilmente cuál es el puntaje total mínimo o máximo que puede obtener dado su currículum. Pero como nunca me dejaron concursar, pues nunca publicaron un cálculo de qué puntaje me correspondía, y nunca supe entonces, según la Metro, cuánto valgo.

Después de platicarlo con varias personas, en uno de los concursos sí metí recursos de inconformidad y de impugnación… que procedieron a rechazar de manera casi automática. Por fin me harté y dejé de concursar en la UAM, aunque habría de hacerlo un par de veces más cuando obtuve mi doctorado… para que me rechazaran dos veces seguidas de nuevo.

En su momento estaba bastante molesto con la UAM, pero ya con el tiempo de hecho comprendo el motivo de que jamás me dejaran particiar en un concurso de oposición. Por bueno que fuera mi currículum (y, me parece, lo es), al final del día nadie me conocía en la UAM. No sabían si era buen o mal profesor (tener experiencia de más de una década dando clases no necesariamente garantiza ser buen profesor), no sabían si era alguien en quien podían confiar o no, y no sabían si era alguien con quien mis potenciales compañeros podrían o no trabajar cómodamente. Yo era completamente ajeno a la vida académica de la UAM.

Así que entiendo que bloqueran mis intentos de concursar. Es irregular, ilegítimo y (en términos de los mismos estatutos de la UAM) ilegal, pero lo entiendo.

No nací ayer y sé cómo funcionan las cosas en las universidades… y no hablo únicamente de las universidades en México, he oído historias de terror de un montón de universidades en todo el mundo (incluyendo Estados Unidos, Canadá y Europa). Se puede discutir si es bueno o malo que las cosas funcionen como funcionan; pero el punto es que, al menos en la coyuntura actual, así funcionan en este momento. Y yo no veo que vayan a cambiar las cosas próximamente.

A casi dos años de la última vez que concursé en la Universidad Autónoma Metropolitana (y habiendo obtenido mi trabajo soñado), no le guardo ningún rencor a la Metro. Sigue siendo la universidad donde mi madre trabaja (y donde me descalabré siendo un niño), y espero poder colaborar con profesores de ahí, a nivel personal e institucional, durante el resto de mi vida.

Sólo sí me hubiera gustado que me dejaran concursar alguna vez. Aunque hubiera perdido; pero que me dejaran intentarlo.

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Esta Chica es un Desastre

El sábado fui a ver Trainwreck, porque no me quedaba nada más en ese horario, y porque supuse que ver una comedia romántica estaría bien.

Se aplican las de siempre.

Trainwreck

Trainwreck

La película sigue las convenciones normales de una comedia romántica, pero es novedosa en que la protagonista sí es un pinche desmadre, y además está contenta y (hasta cierto punto) orgullosa de serlo. El conflicto surge cuando conoce a un güey que de verdad le gusta, y va cayendo en cuenta que su manera de ser sí conflictúa con una relación estable.

Eso está bien; me da gusto ver un personaje femenino que no se desvive por pendejadas de romanticismo o superficialidades, y que además es una mujer inteligente y simpática que no es una belleza (bajo ninguna definición del término), pero sin duda alguna atractiva y sexy.

Lo que no está bien es que la película es más bien aburrida, y que dura unos cuarenta minutos más de la cuenta.

Amy Schumer es chistosa. No Louis CK o Tina Fey chistosa; pero sin duda alguna divertida, y superando la desventaja de ser, para los estándares misóginos de Hollywood, gordita. Conozco cuates que le dirían “gordibuena”; yo creo que tiene un cuerpo bastante normal, pero esos cachetotes ciertamente no la ayudan.

El problema que tiene Schumer (quien escribió la película), es que trata más de causar shock que de ser divertida, y que su personaje muchas veces no es nada más una mujer fuerte e independiente que vive su vida como quiere; su personaje es un pendejo. Y uso el término masculino para hacer énfasis en el hecho de que le diría exactamente igual a un hombre que se comportara así.

De todas formas la película tiene varias escenas genuinamente divertidas; pero definitivamente no vale la pena verla en el cine. No me queda claro que valga la pena verla en Blu-ray tampoco; probablemente lo justo sea decir que es una película para cuando la pasan de repente en la tele. Por novedoso que pueda ser su personaje principal.

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El error

Durante mi ya no tan corta mi vida, he cometido un montón de errores. La mayor parte han sido pequeños, me parece, otros han sido medianos, y creo sinceramente que los que puedo calificar como grandes errores los cuento con los dedos de una mano.

No me “arrepiento” de ninguno de mis errores; por principio, pero además porque son al fin y al cabo lo que me han llevado a ser lo que soy hoy; y no es por nada, pero me caigo bastante bien.

Hace poco más de un año cometí el que con casi toda certeza ha sido el peor error de mi vida. En las últimas semanas traté de repararlo, pero dichos intentos fallaron, así que sencillamente tendré que continuar mi vida con él a cuestas.

Echando a perder se aprende.

Uno va a meter la pata varias veces en la vida; eso es un hecho irrefutable. Hay que disculparse (si es necesario) y tratar de repararlo (si es posible), pero si todo eso falla no queda de otra sino asumir las pérdidas, analizar dónde nos equivocamos, y hacer todo lo posible por no volver a repetirlo. Aprender y crecer con el mismo.

La vida sigue; el sol sigue saliendo por dónde chingados sea que sale (es el oriente, ¿verdad?, el poniente es donde se pone), y hay responsabilidades que cumplir y gente que depende de uno. No hay que tratar de olvidar o ignorar el error (eso sería irresponsable), sólo aprender a vivir con él y sus consecuencias de aquí a que colguemos los tenis.

Sentirse culpable me parece estúpido (desde siempre), y deprimirse dándole vueltas al asunto improductivo. El único camino que queda es hacia adelante.

Así que sencillamente continuaré con mi vida (que por suerte en casi todos los demás aspectos me está yendo poca madre), y trataré de que este error me ayude a ser mejor persona. O al menos a no cagarla de la misma manera.

Más adelante encontraré la manera de cagarla en nuevas e ingeniosas formas, pero con suerte y algo de introspección las sabré evitar.

Y si no, sencillamente se reptirá el ciclo. Soy humano al fin y al cabo.

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El trabajo de Canek: El INE

Otra oportunidad que tuve (o tengo) de trabajo, fue el Instituto Nacional Electoral.

Instituto Nacional Electoral

Instituto Nacional Electoral

A mediados de 2013, con mi tesis de doctorado básicamente abandonada, ganando la miseria que se gana como profesor de asignatura en la UNAM, y con una novia en Guadalajara, un día me llamaron para ofrecerme un trabajo con David Romero, que en ese entonces era el director del Instituto de Matemáticas sucursal Cuernavaca.

David estaba asesorando al entonces IFE en el proceso de distritación en ese momento en curso, y de repente se le ocurrían ideas (eso pasa mucho con los matemáticos). Cuando les decía dichas ideas a los programadores que habían en el Instituto, estos lo miraban extrañados, esperando a ver cuándo empezaba a hablar en español (esto también pasa mucho con los matemáticos).

Entra Canek, que a veces hasta le entiende a los matemáticos, y que algo sabe de programación.

El trabajo en el IFE fue de los más divertidos y satisfactorios que he tenido en mi vida, y salí de ahí completamente energizado para terminar mi tesis de doctorado, cosa que hice, y terminé doctorándome en abril del año pasado.

Para agosto del 2014 los del ahora llamado INE me convocaron, que si quería volver a trabajar con ellos, y yo encantado los dije que sí. Todo el final del año pasado, y hasta finales de abril de éste, estuve trabajando con ellos, programando las ideas locas de David (y dando sugerencias yo también, que algo de modelación conozco).

Esto fue padre porque me subieron el sueldo respecto al 2013 con motivo de que ya soy doctor, y entonces durante esos meses gané bastante bien, lo que me permitió comprarme mi amado carrito.

Pero cuando empecé a trabajar en mi trabajo actual, tuve que renunciar al INE, lo cual hice de inmediato el 30 de abril de este año. Y regresé a ganar únicamente mi salario de profesor se asignatura, que literalmente no alcanza para nada.

Por suerte, en mi nuevo trabajo (y ya habiendo firmado mi contrato, que tardó meses) pude pedir permiso para regresar a trabajar con el INE de tiempo parcial; tengo derecho a hacerlo, siempre y cuando no afecte mi trabajo principal, y no exceda cierto número de horas a la semana chambeando en el INE. Eso me lo autorizaron hace una semana; con suerte entonces el INE comenzará a pagarme de nuevo pronto.

Lo cuál está bien, porque llevo meses ganando una miseria de dinero.

Como sea; espero poder apoyar a la gente del INE durante mucho tiempo. No por el dinero (aunque no me quejo); espero poder producir material para mi trabajo principal basándome en la chamba del INE, y otras cosas de las cuáles hablaré cuando explique, por fin, dónde terminé trabajando.

Pero la chamba del INE pudo haber sido a lo que me hubiera dedicado si no hubiera conseguido mi empleo actual, y me alegro de poder seguir trabajando en los dos lugares (aunque no me deja mucho tiempo libre). En el INE he conocido gente muy fregona, y se están haciendo cosas muy interesantes desde el punto de vista tecnológico. Y dado que yo no creo que podamos salir del hoyo como país excepto por la vía electoral, pues es también una forma de poner mi granito de arena.

Sólo quedan dos entradas en esta serie: un trabajo más que al final no se dio, y concluiré por fin explicando cuál es mi trabajo actual (y que seguirá siéndolo el resto de mi vida, espero).

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Una vez más, 450 mililitros de sangre

Ayer fui a donar sangre una vez más. Hacía rato que no lo hacía.

La experiencia fue una repetición de lo de siempre; llegué como a las 10:00 al Siglo XXI, me tomaron la presión, me pesaron y midieron, me hicieron preguntas perturbadoras, y me sacaron sangre.

Me dejó sintiéndome como viejito el resto del día; hace que me pregunte durante cuántos años más podré donar sangre.

Según mis cuentas, he donado sangre más de diez veces en mi vida; es posible que más. Dado que no he tenido ninguna enfermedad que lo impida, que soy relativamente sano y fuerte, y que mi estilo de vida (dícese, aburrido) hace que mi sangre sea segura, me lo piden bastante, y generalmente lo hago.

Pero supongo que eventualmente ya no podré hacerlo. Bueno, seguro no podré hacerlo cuando me muera; me refiero a si llegará un punto en el que médicamente no sea buena idea donar sangre, aunque siga vivo.

Algo para pensar hacia adelante.

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Dead Nation

Después de obtener mi platino en Star Wars: The Force Unleashed, fue el turno de Dead Nation.

Dead Nation

Dead Nation

Cuando la PlayStation Network fue atacada hace unos años, Sony se vio forzado a cerrarla durante varias semanas. Para recompensar a sus usuarios, Sony estableció un programa “welcome back”, que consistió en poder bajar un par de juegos gratis.

Dead Nation fue uno de los dos juegos que yo elegí (el otro fue WipEout HD, por si les interesaba saber.)

Este juego es bastante sencillo; es lo que se conoce como un “twin stick shooter” (algunos usan dual en lugar de twin). La idea es que con un joystick del DualShock 3 uno mueve al monito en la pantalla, y con el otro joystick uno apunta el arma.

La historia es también bastante sencilla de un apocalipsis de zombies; uno debe guiar al monito (solo o en pareja con otro jugador) a través de varios escenarios infestados de zombies, deteniéndose a recoger los restos del “paciente cero” de la infección.

Es increíblemente divertido hacer volar cientos de zombies, y el juego es genuinamente angustiante cuando uno se ve rodeado de decenas de muertos vivientes y con pocas municiones.

El platino fue sencillo de obtener; y los seis trofeos que se incluían en el único DLC también. Más importante que todo eso, sin embargo, es que no había ni un solo trofeo para jugar en línea.

Es un juego divertido; sacaron una versión remasterizada para el PlayStation 4, y mucha gente dice que de hecho es más divertida que la original. No me molestaría jugarla.

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El trabajo de Canek: Google

Como comentaba en la última entrada de esta serie, a mediados de mi doctorado dejé de tener ofertas de trabajo de la Iniciativa Privada en México (como que por fin entendieron que no me interesaba). Sin embargo, hacia finales de mi doctorado, comencé a tener ofertas de trabajo de una empresa gringa, de la cual tal vez hayan oído hablar.

Google

Google

Hecho curioso; Google no me contactó por mis logros académicos, sino únicamente por mi humilde perfil en GitHub. Eso sí, cuando les dije que estaba a punto de doctorarme, la idea les encantó.

Cuando Google me contactó por primera vez, me dijeron que la oferta era para las oficinas que tienen en Irlanda, no el Googleplex en California. Lo consideré seriamente.

Avancé bastante en las entrevistas telefónicas, pero al final decidieron no llamarme a Irlanda porque lo que estaban buscando era un administrador de sistemas, no un programador (en la parte de programación me dijeron que había sido de los que mejor había hecho la entrevista). Yo hice algo de administración de sistemas, pero realmente nunca fue mi área de especialización.

La segunda vez que me llamaron, estaba trabajando en el INE ganando bastante bien, y con probabilidades de conseguir mi actual trabajo, así que les dije que no gracias.

La tercera vez ya había conseguido mi trabajo ideal, aunque no había firmado contrato (y pasarían meses antes de que lo firmara). Les dije que no una última vez.

Antes de conseguir mi trabajo, Google era la única empresa extranjera en la que hubiera estado dispuesto a trabajar. Apple me cae mal, y Microsoft peor; y las demás (Oracle por ejemplo) no me llaman la atención. Si Amazon me hubiera hecho una oferta tal vez lo habría pensado, pero lo más seguro es que al final hubiera dicho que no.

Google hace cosas interesantes, tiene un montón de doctores (gente con doctorados, no médicos) trabajando para ellos, y la cultura empresarial suena interesante. Además de que si no conseguía el trabajo que al final conseguí (aunado a otras situaciones personales), sí hubiera estado en ánimos de mandar todo al carajo e ir a enclaustrarme a Dublín.

Como sea, no fue lo que ocurrió. Después de muchas vicisitudes, terminé donde estoy ahora; pero no hablaré de eso durante un par de entradas más. Todavía me falta cubrir otras oportunidades que tuve, y que al final no tomé.

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Misión Rescate

El sábado fui a ver The Martian, por Matt Damon en gran medida.

Se aplican ya saben.

The Martian

The Martian

Esta película debe de tener una de las historias más sencillas; Matt Damon es un astronauta en Marte, que lo abandonan sus compañeros al creer que había muerto, y que debe utilizar ciencia y así para sobrevivir hasta que van por él meses después, que es justo lo que pasa.

La película es predeciblemente pro gringa, pero podría haber sido mucho peor. También es básicamente imposible, aunque “trata” (entre comillas) de presentar la ciencia de manera creíble.

Nada de eso importa, porque lo chido de la película es Matt Damon sembrando papas usando caca como abono. De eso trata la película, realmente.

El elenco es espectacular, pero realmente el único que importa es Damon; todos los demás son comparsas, incluyendo el espectacular Michael Peña haciendo lo que siempre suele hacer, y Jessica Chastain viéndose más hermosa que nunca.

Después de los últimos brodios que había excretado Ridley Scott, esta película yo la encontré muy satisfactoria. No es realmente buena; pero es divertida, emocionante, bien actuada y contada, y tiene una pizca de romance, nomás pa no dejar.

Y vale la pena verla en el cine, así que vayan y hagan eso.

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El trabajo de Canek: La Iniciativa Privada

La primera opción que tuve para trabajar el resto de mi vida (porque siempre está esa opción), y que obviamente no tomé, fue regresar a la Iniciativa Privada.

La Iniciativa Privada

La Iniciativa Privada

Trabajar en la Iniciativa Privada tiene una ventaja, y básicamente una nada más: se puede ganar muy bien.

Hago énfasis en puede porque no todo mundo puede. Falta de habilidad, o de capacidad de negociación, o sencillamente de los contactos necesarios pueden causar que dos personas con exactamente la misma capacidad técnica ganen salarios terriblemente disparejos. Y (como todo en la vida) la suerte juega un papel muy importante.

Yo mismo creo que estuve criminalmente mal pagado en al menos dos de los primeros trabajos que tuve. Y estoy descontando “chambitas”, que mucha gente que le mueve a las computadoras suele terminar haciendo (yo rápidamente decidí que era una completa pérdida de mi tiempo).

Como sea; terminando las materias de la licenciatura me metí a mi primer trabajo de programador en la IP, donde duré menos de dos meses, lo que sería un patrón para mí en mi carrera profesional: me aburro extremadamente fácil. Después dejé de trabajar para terminar la tesis, y volví a trabajar en la IP durante algunos años antes de regresar a hacer mi maestría. Entre la maestría y el doctorado (en 2008) tuve mi última chamba en la IP, y a partir de ese momento no he vuelto a trabajar para la Iniciativa Privada en México.

Dos cosas estoy orgulloso de mi tiempo trabajando en la IP: la primera, jamás hice una entrevista de trabajo en traje y corbata, y a pesar de ello siempre conseguí chamba; y la segunda, durante varios años después de dejar de trabajar para varias empresas, constantemente me contactaban mis antiguos jefes para pedirme que, por favor, regresara a chambear con ellos.

La opción de trabajar para la IP, como mencionaba arriba, siempre ha estado (y está, técnicamente) abierta; no sobra la gente que hace lo que yo hago y que tenga mi experiencia. Sin embargo, nunca fui terriblemente feliz trabajando en una oficina; sí me la llegué a pasar bien, y conocí cuates que de hecho todavía lo son, pero no era la vida para mí.

Yo estoy en la minoría; la mayor parte de los egresados de mi carrera (y un montón de los que nunca egresan) terminan en la Iniciativa Privada. Es de hecho parte del por qué mi carrera tiene índices de terminación tan bajos: para el 5° semestre nuestros estudiantes pueden encontrar chamba bien pagada, y muchos deciden perseguir eso en lugar de titularse.

Es una buena vida para mucha gente: trabajan en una oficina, en horario de oficina (más las horas extras que al parecer siempre son inevitables al estar programando), ganan bien, aprenden y van haciendo contactos, hasta que eventualmente los ascienden a puestos de administración, subdirecciones y finalmente direcciones.

Es una buena vida. Nada más no para mí.

Dado que esta entrada lidia con mi experiencia en la IP, no puedo dejar de mencionar la otra cara de la moneda: abrir una empresa. Jamás me interesó hacer eso; me parece que soy terriblemente malo para los negocios, y además soy intrínsecamente inútil para ventas, porque la primera impresión que le doy al resto del universo es que soy insoportable… porque lo soy.

Soy programador, no hombre de negocios. Nunca lo intenté; aunque sí traté (infructuosamente) de hacer que mis cuates de la carrera abrieran sus empresas para que me dieran trabajo. No me arrepiento de no haber intentado jamás abrir una empresa; no es lo mío, no me interesa, y qué hueva.

Al obtener mi doctorado no tenía ofertas para trabajar en la Iniciativa Privada… al menos no en México. Pero de las ofertas que tuve fuera de México, prefiero hablar de ellas en otra entrada de esta serie.

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Love, Chunibyo & Other Delusions

Otro animé que vi fue Love, Chunibyo & Other Delusions, conocido por muchos nada más como Chū-2.

Love, Chunibyo & Other Delusions

Love, Chunibyo & Other Delusions

“Chunibyo” (el cuál es un término que desconocía antes de ver esta serie), se refiere a la condición que sufren algunos niños japoneses durante la secundaria, en la cual se creen sus fantasías. No creo que haya una situación similar en México, al menos no generalizada, pero al parecer es únicamente una fase donde los niños se creen que tienen poderes mágicos, o que pueden invocar mechas, o cosas por el estilo. Sus padres y maestros tratan de hacerles ver que no, que no pueden invocar un portal interdimensional nada más recitando un encantamiento, pero para su desesperación los niños contestan que únicamente ellos pueden ver que sí funciona.

Suena en general inofensivo, pero leí que en algunos casos sí puede afectar escolar, emocional y sicológicamente a algunos niños muy clavados. Lo normal sin embargo es únicamente niños corriendo por ahí jurando que pueden hacer magia.

La historia de este animé es de un muchacho, Yūta, que durante la secundaria sufrió un caso muy agudo de Chunibyo, y que para la prepa decide que ya será normal, así que se jura abandonar todas sus fantasías. Por supuesto, en ese momento aparece Rikka en su vida y en su misma escuela, infatuada con su anterior yo (el que presumía de manejar los poderes de la oscuridad), y que no supera su propio Chunibyo.

La historia es hilarante y, en varias ocasiones, sorprendentemente profunda acerca de por qué estos niños utilizan el escape fantasioso de imaginarse capaces de invocar magia. También tiene un divertidísimo y muy satisfactorio romance entre Yūta y Rikka, un elenco encantador, y varias escenas de acción espectaculares que en todo momento queda claro que no son ciertas, sino que son los protagonistas imaginándose que sus poderes son reales.

Y como cereza en el pastel, tiene una música bastante pegajosa.

No he terminado la segunda temporada, pero lo haré en el futuro, y la recomiendo ampliamente; es divertida, tierna, con mucha acción (aunque sea ficticia), y gira en torno a un romance. No hay mucho más que pueda yo pedir.

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El trabajo de Canek: La firma

La principal razón por la que no he actualizado más regularmente mi blog es (además de mi gigantesca carga de trabajo) que no he podido escribir de lo que realmente quiero escribir.

No me malinterpreten; sí he disfrutado escribir de películas, videojuegos y animé. Pero de lo que de verdad quería escribir no podía, porque no era oficial. Técnicamente no habría habido problema si escribía de ello, pero fue una restricción que me puse yo solito, y que seguí al pie de la letra.

Hoy por fin firmé mi contrato en el que será, espero, el trabajo que realizaré de aquí a que muera. O me jubile; pero dadas las condiciones del país, me temo que primero moriré antes de poder jubilarme. Hoy por fin se hizo oficial que estoy realizando el trabajo que desde hace años he soñado.

A partir de este momento comenzaré a escribir acerca de los posibles trabajos que pude haber escogido, pero que al final no fueron, y concluiré con una entrada acerca de mi trabajo soñado. De cualquier forma probablemente continúe intercalando entradas acerca de películas, videojuegos y animé, para no hacer muy monótono esto.

Hoy fue un buen día. De los mejores en mi vida.

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El Agente de C.I.P.O.L.

Hace un par de semanas fui a ver The Man from U.N.C.L.E. con mi mamá. Yo nunca vi la serie de televisión (aunque he oído mucho de ella), pero mi mamá sí, según ella todos los capítulos.

Se aplican las de siempre.

The Man from U.N.C.L.E.

The Man from U.N.C.L.E.

Me encantó esta película. Está divertida, bien actuada, extraordinariamente bien ambientada en los sesentas, y la pareja principal tiene una química increíble. La pareja principal es por supuesto la que consiste de Superman y el Llanero Solitario, aunque Alicia Vikander también tiene buena química con Armie Hammer. La hermosísima sueca sólo la había visto en Ex Machina, donde se roba toda la película; pero aquí es increíblemente bella y simpática, funcionando muy bien como alemana del este trabajando para la inteligencia británica y mediando entre el par de espías ruso y gringo. La muchacha se equivocó de década; debió nacer de tal modo que fuera veinteañera en los sesentas.

Alicia Vikander

Alicia Vikander

La historia es una pendejada, por supuesto, casi por definición, pero está emocionante y divertida, y siempre es entretenido tener a nazis como malos malérrimos.

Otra cosa padre de la película es que es una cinta “modesta” de 75 millones de dólares; en general ya casi no están haciendo de esas películas. O bien son “independientes” de menos de 30 millones, o son monstruos colosales de más de 200 millones. Me gustaría que hicieran más películas como The Man from U.N.C.L.E.; no “indies”, pero tampoco que cuesten el producto interno bruto de varias naciones tercermundistas, y que consecuentemente tampoco tengan que ganar cientos de millones de dólares para ser consideradas exitosas.

A mí me divirtió mucho y espero hagan al menos otra (a ver si Illya por fin puede besar en paz a a Gaby sin que los interrumpan). La recomiendo ampliamente.

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Star Wars: The Force Unleashed

Después de obtener el platino en Bayonetta, mi siguiente platino fue Star Wars: The Force Unleashed.

Star Wars: The Force Unleashed

Star Wars: The Force Unleashed

Creo que compré este juego en California en mi estancia de 2011, pero no lo recuerdo con claridad. Lo que sí recuerdo es que lo compré por tres razones principalmente: 1. Star Wars, obviamente; 2. El actor que interpreta a Starkiller (y que provee su apariencia física al personaje) era Crash en Battlestar Galactica; y 3. George Lucas reconocía a la historia del juego como parte del canon de Star Wars.

Que por supuesto, después de que el ratón diabólico compró Star Wars, esto último queda ambiguo.

Como sea, Star Wars: The Force Unleashed es un juego terriblemente frustrante. La historia son la misma bola de mamadas que plagan Star Wars, entonces está super chida (además tiene romance, entonces yo encantado). Los gráficos no son de otro mundo, pero están suficientemente chidos. La música es la de John Williams, entonces nada de qué quejarse ahí. La actuación de los actores es más que pasable, y la dirección del juego me parece razonablemente buena.

Si estuviera describiendo una película, no sería una joya, pero sí un exitazo, especialmente porque es Star Wars y casi nada más importa. El problema es que no es una película, es un videojuego. Y el modo de juego es increíblemente frustrante.

Noten que no estoy diciendo que el modo de juego sea malo; estoy diciendo que es frustrante. Y lo digo porque justamente no es malo todo el tiempo; sólo la gran mayoría. La frustración nace de que durante pequeños destellos mientras uno juega, uno se siente casi un Jedi, similarmente a como en Batman: Arkham Asylum uno se siente Batman. Contrario al juego del Caballero de la Noche, en Force Unleashed esos momentos son cortos, y consecuentemente terriblemente frustrantes porque nos permiten ver lo maravilloso que hubiera podido ser el juego si así fuera siempre.

Uno puede empujar con la fuerza a Stormtroopers, atacar con rayos a AT-ATs, empalar a enemigos con el sable de luz, y utilizar el mismo para desviar rayos láser. Y cuando uno lo hace se siente dios (o Jedi, como quieran), y es asombroso. Pero al siguiente paso uno se tropieza porque el modo de juego no es ni fluido ni inteligente.

Es como estar ciego, pero que cada cierto tiempo recuperara uno la vista, y entonces se presentara un paisaje de belleza indescriptible, para inmediatamente después volver a quedar ciego. Y así hasta terminar el juego.

Terminé el juego porque eso hago yo, y porque quería ver la historia completa… y por Juno Eclipse. Pero de verdad es de los juegos más frustrantes a los que les he sacado platino en mi PS3.

De todas formas, como fan de Star Wars tenía que jugarlo. Y dicen que la segunda parte corrige muchos problemas del modo de juego; que espero sea cierto, porque ya lo compré.

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Ted 2

El día de su estreno fui a ver Ted 2, básicamente porque me arrepentí de no haber visto la primera en el cine.

Se aplican las de siempre.

Ted 2

Ted 2

Ted 2 es básicamente como Ted; una esquelética historia que sirve como débil pretexto para chistes groseros y políticamente incorrectos.

En ese sentido, la película funciona muy bien; a mí me encanta el humor de Seth MacFarlane, por ofensivo, infantil y pendejo que pueda ser. En gran medida porque trata de ser ofensivo, infantil y pendejo.

Yo estaba muerto de risa durante la película, como lo estuve durante la primera parte. Eso es lo que la película intenta, y al menos en mi caso lo consigue. No hay mucho más que decir al respecto.

La única crítica que le podría hacer es que quitaron a Mila Kunis… pero la reemplazaron con Amanda Seyfried, que me parece una mujer prácticamente perfecta: hermosa, simpática, con una voz para cantar impresionante, y que lamentablemente sólo brilla en películas muy, muy, muy malas.

Así que vayan y véanla si disfrutan el humor ofensivo, infantil y pendejo de Seth MacFarlane. Si no, probablemente no vayan a disfrutarla mucho.

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K-On!

Otro animé que vi, y del que no he terminado la segunda temporada (así que técnicamente sigo viéndolo), es K-On!.

K-On!

K-On!

K-On! es especial en mi lista de animé, porque es de un género al que se le conoce como slice of life. Esa es una forma rebuscada de decir que realmente la serie no trata de nada en específico.

Nominalmente, K-On! es acerca de unas chavitas en secundaria que forman una banda de Pop-Rock (o sea, Pop). En realidad, K-On! es acerca de cinco chavitas, y las cosas completamente normales que les ocurren mientras forman una banda de Pop-Rock (o sea, Pop).

Dejen hago énfasis en esto; no hay romance, no hay acción, para motivos prácticos no hay drama, y nada más de estar enumerando todas estas características me pregunto, una vez más, cómo pude echarme toda una temporada de un animé donde no pasa absolutamente nada nunca.

El programa está divertido, las protagonistas son agradables (la maestra asesora del grupo, una rockera de corazón enclosetada, es cagadísima), y el arte es más que pasable. Únicamente no pasa nada. Nunca.

Eso sí, tiene bastante J-Pop que, no me avergüenza admitirlo, disfruto bastante. Pero no creo que justifique ver la serie.

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Ciudades de Papel

Hace más de dos semanas fui a ver Paper Towns, en gran medida por Cara Delevingne. La inglesita interpreta a uno de los muchos locutores que existen en las estaciones de radio ficticias en Gran Theft Auto V, y a mí me parece encantadora ahí, nada más por su voz. Además va a aparecer en Suicide Squad, como Enchantress.

Total que hubiera pedido mi dinero, porque aperece como 20 minutos en total en la película, y hablando con acento gringo. Pero me gustó la película.

Se aplican las de siempre.

Paper Towns

Paper Towns

Quentin ha estado perdidamente enamorado de su vecina Margo desde que ella se mudó cuando era chiquita, pero nunca ocurrió nada entre ellos porque es un tetote. Hasta que una noche Margo entra por su ventana y le pide ayuda para cometer actos ilegales de venganza contra su ex-novio y sus dos mejores amigas porque el primero lo engañaba con una de ellas, y la segunda amiga no le dijo nada.

El tarado muchacho acepta, y comienza a hacerse ilusiones de que esa noche de aventuras abrirá la posibilidad de que algo ocurra entre ellos, pero todo se se va a la basura cuando Margo desaparece de la faz de la tierra.

Junto con sus dos igual de tetos amigos, Quentin comienza a descifrar el misterio de dónde fue Margo, y al poco rato se les une la segunda amiga, la que se supone no le dijo nada del novio infiel, porque dice que nunca supo nada. Todos terminan yendo en la camioneta de Quentin de Orlando a Nueva York (el estado, no la ciudad), siguiendo las pistas que el muchacho ha ido descifrando.

La película es una recolección de clichés, lugares comunes y viñetas que hemos visto en doscientas películas del estilo; pero funciona en gran medida por varias razones. Nat Wolf, el muchacho que interpreta a Quentin, es genuinamente encantador, a su manera torpe y poco decidida, como buen adolescente. Sus amigos, aunque nerds sin duda alguna, son bastante felices y uno de ellos hasta novia tiene. Y por último, Margo aparece (o se habla de ella) durante toda la película como si fuera un ser celestial sin ninguna imperfección, y al final se revela como una muchacha insegura que realmente no sabe qué hacer con su vida.

Pero más importante que todo eso, el viaje que “Q” hace con sus amiguitos lo que consigue es conectarlo con ellos, que eran con los que realmente tenía una relación sana y tangible. Margo termina al final siendo un pretexto. Y por supuesto no termina con Margo; porque era un espejismo lo que siempre vio en ella.

Aunque debió ser muy satisfactorio el besote que le pega antes de despedirse.

Paper Towns no es original; pero está bien hecha, muy bien actuada, con personajes adolescentes que se siente reales, no caricaturas, y la historia es satisfactoria y bonita.

Dicho todo lo anterior, véanla en Blu-ray; no tiene caso irla a ver al cine. Que de cualquier forma creo que ya la quitaron.

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El 99.5%

El inicio de semestre me alcanzó de lleno estas últimas dos semanas, y por ello dejé de escribir aquí. No únicamente por esa razón, pero ciertamente no ayudó.

Mi vida se ha vuelto bastante compleja durante las últimas cinco semanas, y me encuentro ocupado casi todo el día. Además, por razones que explicaré más adelante a detalle, el único salario que percibo es el de profesor de asignatura en la UNAM, que como todo mundo sabe, básicamente alcanza para ir a comprar cervezas. Yo no tomo cerveza, pero de cualquier manera no me alcanza para vivir decentemente.

Entonces obviamente vivo indecentemente.

Como sea; me encuentro para motivos prácticos con unas dos horas libres al día, más los fines de semana (aunque generalmente eso es una ilusión), lo que ha causado que sólo haya podido jugar en mi PS3 en abonos chiquitos.

A pesar de todos esos obstáculos, hoy por primera vez desde el día que estrené mi PlayStation 3, me encuentro con que sólo me falta sacar trofeos de un único juego. Más aún, todos esos trofeos son fuera de línea (y entonces no tengo por qué preocuparme de idiotas en la red), y son únicamente 10.

Hoy, después de seis años nueve meses y veintitrés días después de que prendí por primera vez mi PlayStation 3, he llegado a 99.53% de compleción en mis trofeos de la PlayStation Network.

Las estadísticas son, me parece, interesantes: he jugado 44 juegos con trofeos, y tengo 43 de ellos con 100% de trofeos (el último juego está a 77.61%). Esto quiere decir que, en promedio, he completado un juego cada 1.8 meses; lo cual quiere decir que realmente no juego tanto (aunque claro, al inicio casi no jugaba en mi PS3, y están las estancias de investigación donde se quedó aquí en México juntando polvo).

(Tuve que corregir mis cuentas, porque como estudié en Ciencias, no sé hacer cuentas.)

El último juego es, por si les interesa, Gran Turismo 5. Y de hecho 6 ó 7 de los últimos 10 trofeos que me faltan los podría sacar en las próximas semanas; pero no le veo mucho sentido, porque los últimos 2 ó 3 sí me van a hacer sudar sangre, y prefiero entonces mejor esperar a que tenga vacaciones en diciembre para poder intentarlos.

Nada más estaba esperando a pasar el 99.5% de compleción para poder estrenar alguno de los 41 juegos que tengo ahí guardados (o bajados de la PSN), y que justamente no había ni siquiera probado por estar tratando de terminar mi pila de juegos incompletos. Varios de ellos están físicamente todavía envueltos en el celofán de la tienda donde los compré.

Este “logro” por supuesto es completamente idiota; al momento que comience a jugar un nuevo juego, el porcentaje de trofeos obtenidos bajará de inmediato. E incluso aunque no fuera así a nadie en el mundo le importan estos trofeos electrónicos.

Pero pues a mí me divierte sacarlos. Jugar videojuegos e ir al cine son básicamente los únicos hobbies que estoy manteniendo, y sí me alegra haber llegado al 99.53%. Lo que me recuerda; tengo que escribir de las últimas dos películas que fui a ver al cine.

Como sea; espero jugar dos o tres juegos más de aquí a las vacaciones de diciembre (todos sin trofeos en línea), y entonces intentar sacar el 100% de Gran Turismo 5. Y finalmente llegar al 100% de mis trofeos.

Que procederé a perder inmediatamente después, cuando ponga algún otro juego.

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Fantastic Four

El domingo pasado fui a ver Fantastic Four.

¿Por qué hice eso? No lo sé, pero es de las peores decisiones que he tomado he mi vida. Voy a ponerme medieval con los spoilers, pero no importa porque no deben ver esta película bajo ninguna circunstancia.

Fantastic Four

Fantastic Four

Los que hemos leído cómics toda la vida sabemos que existe una regla básica de los negocios relacionados con dichos cómics: cada personaje pertenece a un universo. En otras palabras, Superman y Batman viven en el mismo universo, Thor y Iron Man viven en el mismo universo, etc.

Y el universo de Spider-Man, los Cuatro Fantásticos, los Vengadores y los X-Men es el mismo: el universo Marvel.

¿Por qué no ha habido una película de los Vengadores donde salga Spider-Man, o una de los X-Men donde aparezcan los Cuatro Fantásticos? Esto no sólo es el fanboi dentro de mí hablando; Spider-Man es de hecho miembro de los Vengadores en los cómics (o lo ha sido), y el hijo de Reed Richards y Susan Storm (Franklin Richards) es mutante, y en toda historia de posibles futuros se da por hecho que será parte de los X-Men.

La respuesta es que los derechos de las películas de Spider-Man, los X-Men y los Cuatro Fantásticos pertenecen a compañías distintas. Los Vengadores (y todos los superhéroes involucrados) son de Marvel; pero recuerden que no había una compañía cinematográfica de Marvel hace unos cuantos años.

Justo lo que pasó es que durante décadas Marvel vendió los derechos cinematográficos de distintos personajes a diferentes compañías, y en general dichas compañías estuvieron produciendo basura durante todas esas décadas, hasta que a inicios de este siglo Sony por fin produjo una película de Spider-Man decente, que fue lo que detonó esta etapa de oro del cine de superhéroes que por fin está entrando a su crepúsculo.

Fascinante; ¿qué tiene que ver todo este chisme narco-empresarial con Fantastic Four? Tiene que ver todo. Los derechos que 20th Century Fox tiene sobre las películas de los FF expiran si una nueva película no es estrenada cada cierto tiempo; así que después del desastre que fue Fantastic Four: Rise of the Silver Surfer (que en comparación con esta nueva parece una joya de la cinematografía mundial), a Fox se le hizo bolas el engrudo para iniciar la producción de una nueva película, y cuando se fijaron se dieron cuenta de que tenían que sacarla ya o perdían los derechos.

Y básicamente eso es lo que le pasó a la película; una producción apresurada y errada, que por cierto, es lo mismo que le pasó a Amazing Spider-Man 2. Pero mientras Sony miró el error de sus caminos y decidió “devolverle” Spider-Man a Marvel (lo que permitirá que aparezca en la próxima película de los Vengadores), dudo que Fox haya aprendido la lección.

Fantastic Four es un sangriento accidente de trenes. Pero mientras Amazing Spider-Man 2 a mí me tuvo entretenido, esta nueva película del cuarteto de superhéroes comete el peor pecado que puede haber en una película de este estilo. Es insufriblemente aburrida.

Y eso que el elenco es espectacular: Miles Teller es un extraordinario actor, y me parece que pudo haber interpretado al mejor Reed Richards hasta la fecha; Kate Mara me parece bellísima y descaradamente inteligente, además de súper sexy, y me hubiera gustado verla de Susan Richards en una buena película; Jamie Bell probablemente sea el más experimentado de los cuatro muchachos, y sus capacidades histriónicas nadie las cuestiona, pero es pésima elección para Ben Grimm; y por último, Michael B. Jordan sólo lo había en Chronicle y That Awkward Moment, pero se me hace guapísimo y muy buen actor.

Las actuaciones de estos sin duda alguna talentosos muchachos son tan aburridas que dan ganas de llorar. Pareciera que sólo leyeron el guión en voz alta, sin darle ninguna emoción a ninguna de sus líneas. Miles Teller, que suele ser muy rápido al hablar y muy intenso físicamente, aquí parece que le está dando un aneurisma todo el tiempo.

El director es Josh Trank, que dirigió Chronicle (véanla, es de las mejores películas de superhéroes de este siglo, lo que quiere decir de toda la historia), pero las peleas que tuvo con el estudio son ya ahora motivo de leyenda; él mismo es el primero en decir que no le gustó la película.

La historia es opaca y no hace mucho sentido; el villano es una mala caricatura; y esta película tiene el descaro de tener dos escenas de acción en total. Cuando la película terminó yo literalmente me dije en voz alta what the fuck?!, porque no podría creer que eso fuera todo.

Mucho talento criminalmente tirado a la basura; el peor estreno de películas de superhéroes en todos los tiempos, y las peores reseñas de la crítica.

Ni siquiera voy a intentar empujar mi teoría de que el cine de superhéroes está entrando en un declive usando esta película como ejemplo; es sin duda alguna un espécimen aparte, porque nadie ha hecho nada tan malo en mucho tiempo.

Evítenla como la peste.

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Bayonetta

Después de obtener mi platino en Uncharted 2, saqué el de Bayonetta, poco menos de dos meses después.

Bayonetta

Bayonetta

Los japoneses pueden ser a veces muy extraños.

Bayonetta es una bruja que pelea contra ángeles del paraíso invocando demonios del infierno, y que compra armas y artefactos mágicos del purgatorio. Entraría a más detalle con la historia, pero es suficientemente jalada como para que importe demasiado realmente.

El juego tiene de interesante (además de la novedad de que los “buenos” sean seres infernales y los “malos” ángeles) que el combate es fácil de empezar a aprender, pero endiabladamente complicado si uno de verdad se clava, y que muchos de los ataques de Bayonetta (así como su vestimenta) son realmente su cabello… lo que hace que se medio desnude la mitad de las veces que uno está jugando.

Bayonetta es un juego medianamente entretenido, pero tiene en su contra que la historia está increíblemente rebuscada (además de que el doblaje al inglés no ayuda en lo más mínimo), y que Bayonetta está caricaturescamente sexualizada (lo que resulta en que en lugar de sexy, se vuelva ridícula).

Nominalmente me tardé seis meses en obtener el platino, pero eso fue por jugar únicamente esporádicamente; regresando de Europa en el 2011 lo metí a mi PS3, y lo fui jugando de vez en vez, mientras disfrutaba juegos menos ridículos y con historias que hicieran más sentido.

De cualquier forma no me arrepiento de haberlo jugado; la mecánica de juego es de las mejores que he visto en juegos de este tipo, los jefes son ridículamente fabulosos y epícos, y al final uno conduce una bala hacia la frente del malo malévolo. Si uno quiere dominar los combos disponibles se puede estar practicando días enteros, y todos los captítulos se pueden repetir desde el menú principal (todavía no entiendo a estas alturas del partido que no todos los juegos tenga chapter select).

Pero todo eso no desparece los problemas antes mencionados; la historia es un pretexto para aventar los escenarios delirantes y los jefes más grandes que la vida misma, y el personaje femenino principal (Bayonetta fue el primer juego del que saqué platino donde el personaje principal fuera mujer) fue obviamente diseñado por hombres… y me temo por hombres que les da miedo a hablarles a mujeres de verdad, y que por eso es posible que a una criatura tan ridícula la vean como mujer “ideal”.

Como sea, está divertido el juego, y los trofeos son razonablemente obtenibles. Así que sí lo recomiendo, con todo y los bemoles mencionados allá arriba.

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Misión Imposible: Nación Secreta

El domingo pasado fui a ver Mission: Impossible – Rogue Nation, porque por qué no.

Se aplican las de siempre.

Mission: Impossible - Rogue Nation

Mission: Impossible – Rogue Nation

Desde mi punto de vista, ésta es la mejor película de misión imposible que ha hecho Tom Cruise, con la única posible excepción de la primera.

Está muy divertida, muy bien hecha, con un montón de acción, y con la mejor protagonista que ha tenido la serie. Rebecca Ferguson interpreta a Ilsa Faust, una agente británica, y se roba toda la película. Además de ser hermosísima (y no tener cuerpo de ranita escuálida, sino de mujer como Marx manda), da de patadas igual o mejor que Ethan Hunt (él nunca la salva en la película; ella de hecho lo hace varias veces), y como muy buen detalle es suficientemente inteligente como para quitarse los zapatos de tacón antes de ponerse a dar de patadas.

Lo único que no me gustó de la película es que la historia es medio idiota, pero eso es tiro por viaje con MI; y que el villano es bastante meh. Pero cualquier problema que pudiera haber tenido la película, sería perdonable nada más por la espectacular persecusión en motocicletas que ocurre a la mitad de la misma. Hace parecer que en la escena de la autopista en Matrix: Revolutions, los personajes andaban en triciclos.

De verdad no hay mucho que reclamarle a la película. Es un perfecto ejemplo de churrito de acción para el verano.

Altamente recomendable.

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