El trabajo de Canek: Google

Como comentaba en la última entrada de esta serie, a mediados de mi doctorado dejé de tener ofertas de trabajo de la Iniciativa Privada en México (como que por fin entendieron que no me interesaba). Sin embargo, hacia finales de mi doctorado, comencé a tener ofertas de trabajo de una empresa gringa, de la cual tal vez hayan oído hablar.

Google

Google

Hecho curioso; Google no me contactó por mis logros académicos, sino únicamente por mi humilde perfil en GitHub. Eso sí, cuando les dije que estaba a punto de doctorarme, la idea les encantó.

Cuando Google me contactó por primera vez, me dijeron que la oferta era para las oficinas que tienen en Irlanda, no el Googleplex en California. Lo consideré seriamente.

Avancé bastante en las entrevistas telefónicas, pero al final decidieron no llamarme a Irlanda porque lo que estaban buscando era un administrador de sistemas, no un programador (en la parte de programación me dijeron que había sido de los que mejor había hecho la entrevista). Yo hice algo de administración de sistemas, pero realmente nunca fue mi área de especialización.

La segunda vez que me llamaron, estaba trabajando en el INE ganando bastante bien, y con probabilidades de conseguir mi actual trabajo, así que les dije que no gracias.

La tercera vez ya había conseguido mi trabajo ideal, aunque no había firmado contrato (y pasarían meses antes de que lo firmara). Les dije que no una última vez.

Antes de conseguir mi trabajo, Google era la única empresa extranjera en la que hubiera estado dispuesto a trabajar. Apple me cae mal, y Microsoft peor; y las demás (Oracle por ejemplo) no me llaman la atención. Si Amazon me hubiera hecho una oferta tal vez lo habría pensado, pero lo más seguro es que al final hubiera dicho que no.

Google hace cosas interesantes, tiene un montón de doctores (gente con doctorados, no médicos) trabajando para ellos, y la cultura empresarial suena interesante. Además de que si no conseguía el trabajo que al final conseguí (aunado a otras situaciones personales), sí hubiera estado en ánimos de mandar todo al carajo e ir a enclaustrarme a Dublín.

Como sea, no fue lo que ocurrió. Después de muchas vicisitudes, terminé donde estoy ahora; pero no hablaré de eso durante un par de entradas más. Todavía me falta cubrir otras oportunidades que tuve, y que al final no tomé.

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Misión Rescate

El sábado fui a ver The Martian, por Matt Damon en gran medida.

Se aplican ya saben.

The Martian

The Martian

Esta película debe de tener una de las historias más sencillas; Matt Damon es un astronauta en Marte, que lo abandonan sus compañeros al creer que había muerto, y que debe utilizar ciencia y así para sobrevivir hasta que van por él meses después, que es justo lo que pasa.

La película es predeciblemente pro gringa, pero podría haber sido mucho peor. También es básicamente imposible, aunque “trata” (entre comillas) de presentar la ciencia de manera creíble.

Nada de eso importa, porque lo chido de la película es Matt Damon sembrando papas usando caca como abono. De eso trata la película, realmente.

El elenco es espectacular, pero realmente el único que importa es Damon; todos los demás son comparsas, incluyendo el espectacular Michael Peña haciendo lo que siempre suele hacer, y Jessica Chastain viéndose más hermosa que nunca.

Después de los últimos brodios que había excretado Ridley Scott, esta película yo la encontré muy satisfactoria. No es realmente buena; pero es divertida, emocionante, bien actuada y contada, y tiene una pizca de romance, nomás pa no dejar.

Y vale la pena verla en el cine, así que vayan y hagan eso.

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El trabajo de Canek: La Iniciativa Privada

La primera opción que tuve para trabajar el resto de mi vida (porque siempre está esa opción), y que obviamente no tomé, fue regresar a la Iniciativa Privada.

La Iniciativa Privada

La Iniciativa Privada

Trabajar en la Iniciativa Privada tiene una ventaja, y básicamente una nada más: se puede ganar muy bien.

Hago énfasis en puede porque no todo mundo puede. Falta de habilidad, o de capacidad de negociación, o sencillamente de los contactos necesarios pueden causar que dos personas con exactamente la misma capacidad técnica ganen salarios terriblemente disparejos. Y (como todo en la vida) la suerte juega un papel muy importante.

Yo mismo creo que estuve criminalmente mal pagado en al menos dos de los primeros trabajos que tuve. Y estoy descontando “chambitas”, que mucha gente que le mueve a las computadoras suele terminar haciendo (yo rápidamente decidí que era una completa pérdida de mi tiempo).

Como sea; terminando las materias de la licenciatura me metí a mi primer trabajo de programador en la IP, donde duré menos de dos meses, lo que sería un patrón para mí en mi carrera profesional: me aburro extremadamente fácil. Después dejé de trabajar para terminar la tesis, y volví a trabajar en la IP durante algunos años antes de regresar a hacer mi maestría. Entre la maestría y el doctorado (en 2008) tuve mi última chamba en la IP, y a partir de ese momento no he vuelto a trabajar para la Iniciativa Privada en México.

Dos cosas estoy orgulloso de mi tiempo trabajando en la IP: la primera, jamás hice una entrevista de trabajo en traje y corbata, y a pesar de ello siempre conseguí chamba; y la segunda, durante varios años después de dejar de trabajar para varias empresas, constantemente me contactaban mis antiguos jefes para pedirme que, por favor, regresara a chambear con ellos.

La opción de trabajar para la IP, como mencionaba arriba, siempre ha estado (y está, técnicamente) abierta; no sobra la gente que hace lo que yo hago y que tenga mi experiencia. Sin embargo, nunca fui terriblemente feliz trabajando en una oficina; sí me la llegué a pasar bien, y conocí cuates que de hecho todavía lo son, pero no era la vida para mí.

Yo estoy en la minoría; la mayor parte de los egresados de mi carrera (y un montón de los que nunca egresan) terminan en la Iniciativa Privada. Es de hecho parte del por qué mi carrera tiene índices de terminación tan bajos: para el 5° semestre nuestros estudiantes pueden encontrar chamba bien pagada, y muchos deciden perseguir eso en lugar de titularse.

Es una buena vida para mucha gente: trabajan en una oficina, en horario de oficina (más las horas extras que al parecer siempre son inevitables al estar programando), ganan bien, aprenden y van haciendo contactos, hasta que eventualmente los ascienden a puestos de administración, subdirecciones y finalmente direcciones.

Es una buena vida. Nada más no para mí.

Dado que esta entrada lidia con mi experiencia en la IP, no puedo dejar de mencionar la otra cara de la moneda: abrir una empresa. Jamás me interesó hacer eso; me parece que soy terriblemente malo para los negocios, y además soy intrínsecamente inútil para ventas, porque la primera impresión que le doy al resto del universo es que soy insoportable… porque lo soy.

Soy programador, no hombre de negocios. Nunca lo intenté; aunque sí traté (infructuosamente) de hacer que mis cuates de la carrera abrieran sus empresas para que me dieran trabajo. No me arrepiento de no haber intentado jamás abrir una empresa; no es lo mío, no me interesa, y qué hueva.

Al obtener mi doctorado no tenía ofertas para trabajar en la Iniciativa Privada… al menos no en México. Pero de las ofertas que tuve fuera de México, prefiero hablar de ellas en otra entrada de esta serie.

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Love, Chunibyo & Other Delusions

Otro animé que vi fue Love, Chunibyo & Other Delusions, conocido por muchos nada más como Chū-2.

Love, Chunibyo & Other Delusions

Love, Chunibyo & Other Delusions

“Chunibyo” (el cuál es un término que desconocía antes de ver esta serie), se refiere a la condición que sufren algunos niños japoneses durante la secundaria, en la cual se creen sus fantasías. No creo que haya una situación similar en México, al menos no generalizada, pero al parecer es únicamente una fase donde los niños se creen que tienen poderes mágicos, o que pueden invocar mechas, o cosas por el estilo. Sus padres y maestros tratan de hacerles ver que no, que no pueden invocar un portal interdimensional nada más recitando un encantamiento, pero para su desesperación los niños contestan que únicamente ellos pueden ver que sí funciona.

Suena en general inofensivo, pero leí que en algunos casos sí puede afectar escolar, emocional y sicológicamente a algunos niños muy clavados. Lo normal sin embargo es únicamente niños corriendo por ahí jurando que pueden hacer magia.

La historia de este animé es de un muchacho, Yūta, que durante la secundaria sufrió un caso muy agudo de Chunibyo, y que para la prepa decide que ya será normal, así que se jura abandonar todas sus fantasías. Por supuesto, en ese momento aparece Rikka en su vida y en su misma escuela, infatuada con su anterior yo (el que presumía de manejar los poderes de la oscuridad), y que no supera su propio Chunibyo.

La historia es hilarante y, en varias ocasiones, sorprendentemente profunda acerca de por qué estos niños utilizan el escape fantasioso de imaginarse capaces de invocar magia. También tiene un divertidísimo y muy satisfactorio romance entre Yūta y Rikka, un elenco encantador, y varias escenas de acción espectaculares que en todo momento queda claro que no son ciertas, sino que son los protagonistas imaginándose que sus poderes son reales.

Y como cereza en el pastel, tiene una música bastante pegajosa.

No he terminado la segunda temporada, pero lo haré en el futuro, y la recomiendo ampliamente; es divertida, tierna, con mucha acción (aunque sea ficticia), y gira en torno a un romance. No hay mucho más que pueda yo pedir.

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El trabajo de Canek: La firma

La principal razón por la que no he actualizado más regularmente mi blog es (además de mi gigantesca carga de trabajo) que no he podido escribir de lo que realmente quiero escribir.

No me malinterpreten; sí he disfrutado escribir de películas, videojuegos y animé. Pero de lo que de verdad quería escribir no podía, porque no era oficial. Técnicamente no habría habido problema si escribía de ello, pero fue una restricción que me puse yo solito, y que seguí al pie de la letra.

Hoy por fin firmé mi contrato en el que será, espero, el trabajo que realizaré de aquí a que muera. O me jubile; pero dadas las condiciones del país, me temo que primero moriré antes de poder jubilarme. Hoy por fin se hizo oficial que estoy realizando el trabajo que desde hace años he soñado.

A partir de este momento comenzaré a escribir acerca de los posibles trabajos que pude haber escogido, pero que al final no fueron, y concluiré con una entrada acerca de mi trabajo soñado. De cualquier forma probablemente continúe intercalando entradas acerca de películas, videojuegos y animé, para no hacer muy monótono esto.

Hoy fue un buen día. De los mejores en mi vida.

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El Agente de C.I.P.O.L.

Hace un par de semanas fui a ver The Man from U.N.C.L.E. con mi mamá. Yo nunca vi la serie de televisión (aunque he oído mucho de ella), pero mi mamá sí, según ella todos los capítulos.

Se aplican las de siempre.

The Man from U.N.C.L.E.

The Man from U.N.C.L.E.

Me encantó esta película. Está divertida, bien actuada, extraordinariamente bien ambientada en los sesentas, y la pareja principal tiene una química increíble. La pareja principal es por supuesto la que consiste de Superman y el Llanero Solitario, aunque Alicia Vikander también tiene buena química con Armie Hammer. La hermosísima sueca sólo la había visto en Ex Machina, donde se roba toda la película; pero aquí es increíblemente bella y simpática, funcionando muy bien como alemana del este trabajando para la inteligencia británica y mediando entre el par de espías ruso y gringo. La muchacha se equivocó de década; debió nacer de tal modo que fuera veinteañera en los sesentas.

Alicia Vikander

Alicia Vikander

La historia es una pendejada, por supuesto, casi por definición, pero está emocionante y divertida, y siempre es entretenido tener a nazis como malos malérrimos.

Otra cosa padre de la película es que es una cinta “modesta” de 75 millones de dólares; en general ya casi no están haciendo de esas películas. O bien son “independientes” de menos de 30 millones, o son monstruos colosales de más de 200 millones. Me gustaría que hicieran más películas como The Man from U.N.C.L.E.; no “indies”, pero tampoco que cuesten el producto interno bruto de varias naciones tercermundistas, y que consecuentemente tampoco tengan que ganar cientos de millones de dólares para ser consideradas exitosas.

A mí me divirtió mucho y espero hagan al menos otra (a ver si Illya por fin puede besar en paz a a Gaby sin que los interrumpan). La recomiendo ampliamente.

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Star Wars: The Force Unleashed

Después de obtener el platino en Bayonetta, mi siguiente platino fue Star Wars: The Force Unleashed.

Star Wars: The Force Unleashed

Star Wars: The Force Unleashed

Creo que compré este juego en California en mi estancia de 2011, pero no lo recuerdo con claridad. Lo que sí recuerdo es que lo compré por tres razones principalmente: 1. Star Wars, obviamente; 2. El actor que interpreta a Starkiller (y que provee su apariencia física al personaje) era Crash en Battlestar Galactica; y 3. George Lucas reconocía a la historia del juego como parte del canon de Star Wars.

Que por supuesto, después de que el ratón diabólico compró Star Wars, esto último queda ambiguo.

Como sea, Star Wars: The Force Unleashed es un juego terriblemente frustrante. La historia son la misma bola de mamadas que plagan Star Wars, entonces está super chida (además tiene romance, entonces yo encantado). Los gráficos no son de otro mundo, pero están suficientemente chidos. La música es la de John Williams, entonces nada de qué quejarse ahí. La actuación de los actores es más que pasable, y la dirección del juego me parece razonablemente buena.

Si estuviera describiendo una película, no sería una joya, pero sí un exitazo, especialmente porque es Star Wars y casi nada más importa. El problema es que no es una película, es un videojuego. Y el modo de juego es increíblemente frustrante.

Noten que no estoy diciendo que el modo de juego sea malo; estoy diciendo que es frustrante. Y lo digo porque justamente no es malo todo el tiempo; sólo la gran mayoría. La frustración nace de que durante pequeños destellos mientras uno juega, uno se siente casi un Jedi, similarmente a como en Batman: Arkham Asylum uno se siente Batman. Contrario al juego del Caballero de la Noche, en Force Unleashed esos momentos son cortos, y consecuentemente terriblemente frustrantes porque nos permiten ver lo maravilloso que hubiera podido ser el juego si así fuera siempre.

Uno puede empujar con la fuerza a Stormtroopers, atacar con rayos a AT-ATs, empalar a enemigos con el sable de luz, y utilizar el mismo para desviar rayos láser. Y cuando uno lo hace se siente dios (o Jedi, como quieran), y es asombroso. Pero al siguiente paso uno se tropieza porque el modo de juego no es ni fluido ni inteligente.

Es como estar ciego, pero que cada cierto tiempo recuperara uno la vista, y entonces se presentara un paisaje de belleza indescriptible, para inmediatamente después volver a quedar ciego. Y así hasta terminar el juego.

Terminé el juego porque eso hago yo, y porque quería ver la historia completa… y por Juno Eclipse. Pero de verdad es de los juegos más frustrantes a los que les he sacado platino en mi PS3.

De todas formas, como fan de Star Wars tenía que jugarlo. Y dicen que la segunda parte corrige muchos problemas del modo de juego; que espero sea cierto, porque ya lo compré.

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Ted 2

El día de su estreno fui a ver Ted 2, básicamente porque me arrepentí de no haber visto la primera en el cine.

Se aplican las de siempre.

Ted 2

Ted 2

Ted 2 es básicamente como Ted; una esquelética historia que sirve como débil pretexto para chistes groseros y políticamente incorrectos.

En ese sentido, la película funciona muy bien; a mí me encanta el humor de Seth MacFarlane, por ofensivo, infantil y pendejo que pueda ser. En gran medida porque trata de ser ofensivo, infantil y pendejo.

Yo estaba muerto de risa durante la película, como lo estuve durante la primera parte. Eso es lo que la película intenta, y al menos en mi caso lo consigue. No hay mucho más que decir al respecto.

La única crítica que le podría hacer es que quitaron a Mila Kunis… pero la reemplazaron con Amanda Seyfried, que me parece una mujer prácticamente perfecta: hermosa, simpática, con una voz para cantar impresionante, y que lamentablemente sólo brilla en películas muy, muy, muy malas.

Así que vayan y véanla si disfrutan el humor ofensivo, infantil y pendejo de Seth MacFarlane. Si no, probablemente no vayan a disfrutarla mucho.

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K-On!

Otro animé que vi, y del que no he terminado la segunda temporada (así que técnicamente sigo viéndolo), es K-On!.

K-On!

K-On!

K-On! es especial en mi lista de animé, porque es de un género al que se le conoce como slice of life. Esa es una forma rebuscada de decir que realmente la serie no trata de nada en específico.

Nominalmente, K-On! es acerca de unas chavitas en secundaria que forman una banda de Pop-Rock (o sea, Pop). En realidad, K-On! es acerca de cinco chavitas, y las cosas completamente normales que les ocurren mientras forman una banda de Pop-Rock (o sea, Pop).

Dejen hago énfasis en esto; no hay romance, no hay acción, para motivos prácticos no hay drama, y nada más de estar enumerando todas estas características me pregunto, una vez más, cómo pude echarme toda una temporada de un animé donde no pasa absolutamente nada nunca.

El programa está divertido, las protagonistas son agradables (la maestra asesora del grupo, una rockera de corazón enclosetada, es cagadísima), y el arte es más que pasable. Únicamente no pasa nada. Nunca.

Eso sí, tiene bastante J-Pop que, no me avergüenza admitirlo, disfruto bastante. Pero no creo que justifique ver la serie.

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Ciudades de Papel

Hace más de dos semanas fui a ver Paper Towns, en gran medida por Cara Delevingne. La inglesita interpreta a uno de los muchos locutores que existen en las estaciones de radio ficticias en Gran Theft Auto V, y a mí me parece encantadora ahí, nada más por su voz. Además va a aparecer en Suicide Squad, como Enchantress.

Total que hubiera pedido mi dinero, porque aperece como 20 minutos en total en la película, y hablando con acento gringo. Pero me gustó la película.

Se aplican las de siempre.

Paper Towns

Paper Towns

Quentin ha estado perdidamente enamorado de su vecina Margo desde que ella se mudó cuando era chiquita, pero nunca ocurrió nada entre ellos porque es un tetote. Hasta que una noche Margo entra por su ventana y le pide ayuda para cometer actos ilegales de venganza contra su ex-novio y sus dos mejores amigas porque el primero lo engañaba con una de ellas, y la segunda amiga no le dijo nada.

El tarado muchacho acepta, y comienza a hacerse ilusiones de que esa noche de aventuras abrirá la posibilidad de que algo ocurra entre ellos, pero todo se se va a la basura cuando Margo desaparece de la faz de la tierra.

Junto con sus dos igual de tetos amigos, Quentin comienza a descifrar el misterio de dónde fue Margo, y al poco rato se les une la segunda amiga, la que se supone no le dijo nada del novio infiel, porque dice que nunca supo nada. Todos terminan yendo en la camioneta de Quentin de Orlando a Nueva York (el estado, no la ciudad), siguiendo las pistas que el muchacho ha ido descifrando.

La película es una recolección de clichés, lugares comunes y viñetas que hemos visto en doscientas películas del estilo; pero funciona en gran medida por varias razones. Nat Wolf, el muchacho que interpreta a Quentin, es genuinamente encantador, a su manera torpe y poco decidida, como buen adolescente. Sus amigos, aunque nerds sin duda alguna, son bastante felices y uno de ellos hasta novia tiene. Y por último, Margo aparece (o se habla de ella) durante toda la película como si fuera un ser celestial sin ninguna imperfección, y al final se revela como una muchacha insegura que realmente no sabe qué hacer con su vida.

Pero más importante que todo eso, el viaje que “Q” hace con sus amiguitos lo que consigue es conectarlo con ellos, que eran con los que realmente tenía una relación sana y tangible. Margo termina al final siendo un pretexto. Y por supuesto no termina con Margo; porque era un espejismo lo que siempre vio en ella.

Aunque debió ser muy satisfactorio el besote que le pega antes de despedirse.

Paper Towns no es original; pero está bien hecha, muy bien actuada, con personajes adolescentes que se siente reales, no caricaturas, y la historia es satisfactoria y bonita.

Dicho todo lo anterior, véanla en Blu-ray; no tiene caso irla a ver al cine. Que de cualquier forma creo que ya la quitaron.

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El 99.5%

El inicio de semestre me alcanzó de lleno estas últimas dos semanas, y por ello dejé de escribir aquí. No únicamente por esa razón, pero ciertamente no ayudó.

Mi vida se ha vuelto bastante compleja durante las últimas cinco semanas, y me encuentro ocupado casi todo el día. Además, por razones que explicaré más adelante a detalle, el único salario que percibo es el de profesor de asignatura en la UNAM, que como todo mundo sabe, básicamente alcanza para ir a comprar cervezas. Yo no tomo cerveza, pero de cualquier manera no me alcanza para vivir decentemente.

Entonces obviamente vivo indecentemente.

Como sea; me encuentro para motivos prácticos con unas dos horas libres al día, más los fines de semana (aunque generalmente eso es una ilusión), lo que ha causado que sólo haya podido jugar en mi PS3 en abonos chiquitos.

A pesar de todos esos obstáculos, hoy por primera vez desde el día que estrené mi PlayStation 3, me encuentro con que sólo me falta sacar trofeos de un único juego. Más aún, todos esos trofeos son fuera de línea (y entonces no tengo por qué preocuparme de idiotas en la red), y son únicamente 10.

Hoy, después de seis años nueve meses y veintitrés días después de que prendí por primera vez mi PlayStation 3, he llegado a 99.53% de compleción en mis trofeos de la PlayStation Network.

Las estadísticas son, me parece, interesantes: he jugado 44 juegos con trofeos, y tengo 43 de ellos con 100% de trofeos (el último juego está a 77.61%). Esto quiere decir que, en promedio, he completado un juego cada 1.8 meses; lo cual quiere decir que realmente no juego tanto (aunque claro, al inicio casi no jugaba en mi PS3, y están las estancias de investigación donde se quedó aquí en México juntando polvo).

(Tuve que corregir mis cuentas, porque como estudié en Ciencias, no sé hacer cuentas.)

El último juego es, por si les interesa, Gran Turismo 5. Y de hecho 6 ó 7 de los últimos 10 trofeos que me faltan los podría sacar en las próximas semanas; pero no le veo mucho sentido, porque los últimos 2 ó 3 sí me van a hacer sudar sangre, y prefiero entonces mejor esperar a que tenga vacaciones en diciembre para poder intentarlos.

Nada más estaba esperando a pasar el 99.5% de compleción para poder estrenar alguno de los 41 juegos que tengo ahí guardados (o bajados de la PSN), y que justamente no había ni siquiera probado por estar tratando de terminar mi pila de juegos incompletos. Varios de ellos están físicamente todavía envueltos en el celofán de la tienda donde los compré.

Este “logro” por supuesto es completamente idiota; al momento que comience a jugar un nuevo juego, el porcentaje de trofeos obtenidos bajará de inmediato. E incluso aunque no fuera así a nadie en el mundo le importan estos trofeos electrónicos.

Pero pues a mí me divierte sacarlos. Jugar videojuegos e ir al cine son básicamente los únicos hobbies que estoy manteniendo, y sí me alegra haber llegado al 99.53%. Lo que me recuerda; tengo que escribir de las últimas dos películas que fui a ver al cine.

Como sea; espero jugar dos o tres juegos más de aquí a las vacaciones de diciembre (todos sin trofeos en línea), y entonces intentar sacar el 100% de Gran Turismo 5. Y finalmente llegar al 100% de mis trofeos.

Que procederé a perder inmediatamente después, cuando ponga algún otro juego.

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Fantastic Four

El domingo pasado fui a ver Fantastic Four.

¿Por qué hice eso? No lo sé, pero es de las peores decisiones que he tomado he mi vida. Voy a ponerme medieval con los spoilers, pero no importa porque no deben ver esta película bajo ninguna circunstancia.

Fantastic Four

Fantastic Four

Los que hemos leído cómics toda la vida sabemos que existe una regla básica de los negocios relacionados con dichos cómics: cada personaje pertenece a un universo. En otras palabras, Superman y Batman viven en el mismo universo, Thor y Iron Man viven en el mismo universo, etc.

Y el universo de Spider-Man, los Cuatro Fantásticos, los Vengadores y los X-Men es el mismo: el universo Marvel.

¿Por qué no ha habido una película de los Vengadores donde salga Spider-Man, o una de los X-Men donde aparezcan los Cuatro Fantásticos? Esto no sólo es el fanboi dentro de mí hablando; Spider-Man es de hecho miembro de los Vengadores en los cómics (o lo ha sido), y el hijo de Reed Richards y Susan Storm (Franklin Richards) es mutante, y en toda historia de posibles futuros se da por hecho que será parte de los X-Men.

La respuesta es que los derechos de las películas de Spider-Man, los X-Men y los Cuatro Fantásticos pertenecen a compañías distintas. Los Vengadores (y todos los superhéroes involucrados) son de Marvel; pero recuerden que no había una compañía cinematográfica de Marvel hace unos cuantos años.

Justo lo que pasó es que durante décadas Marvel vendió los derechos cinematográficos de distintos personajes a diferentes compañías, y en general dichas compañías estuvieron produciendo basura durante todas esas décadas, hasta que a inicios de este siglo Sony por fin produjo una película de Spider-Man decente, que fue lo que detonó esta etapa de oro del cine de superhéroes que por fin está entrando a su crepúsculo.

Fascinante; ¿qué tiene que ver todo este chisme narco-empresarial con Fantastic Four? Tiene que ver todo. Los derechos que 20th Century Fox tiene sobre las películas de los FF expiran si una nueva película no es estrenada cada cierto tiempo; así que después del desastre que fue Fantastic Four: Rise of the Silver Surfer (que en comparación con esta nueva parece una joya de la cinematografía mundial), a Fox se le hizo bolas el engrudo para iniciar la producción de una nueva película, y cuando se fijaron se dieron cuenta de que tenían que sacarla ya o perdían los derechos.

Y básicamente eso es lo que le pasó a la película; una producción apresurada y errada, que por cierto, es lo mismo que le pasó a Amazing Spider-Man 2. Pero mientras Sony miró el error de sus caminos y decidió “devolverle” Spider-Man a Marvel (lo que permitirá que aparezca en la próxima película de los Vengadores), dudo que Fox haya aprendido la lección.

Fantastic Four es un sangriento accidente de trenes. Pero mientras Amazing Spider-Man 2 a mí me tuvo entretenido, esta nueva película del cuarteto de superhéroes comete el peor pecado que puede haber en una película de este estilo. Es insufriblemente aburrida.

Y eso que el elenco es espectacular: Miles Teller es un extraordinario actor, y me parece que pudo haber interpretado al mejor Reed Richards hasta la fecha; Kate Mara me parece bellísima y descaradamente inteligente, además de súper sexy, y me hubiera gustado verla de Susan Richards en una buena película; Jamie Bell probablemente sea el más experimentado de los cuatro muchachos, y sus capacidades histriónicas nadie las cuestiona, pero es pésima elección para Ben Grimm; y por último, Michael B. Jordan sólo lo había en Chronicle y That Awkward Moment, pero se me hace guapísimo y muy buen actor.

Las actuaciones de estos sin duda alguna talentosos muchachos son tan aburridas que dan ganas de llorar. Pareciera que sólo leyeron el guión en voz alta, sin darle ninguna emoción a ninguna de sus líneas. Miles Teller, que suele ser muy rápido al hablar y muy intenso físicamente, aquí parece que le está dando un aneurisma todo el tiempo.

El director es Josh Trank, que dirigió Chronicle (véanla, es de las mejores películas de superhéroes de este siglo, lo que quiere decir de toda la historia), pero las peleas que tuvo con el estudio son ya ahora motivo de leyenda; él mismo es el primero en decir que no le gustó la película.

La historia es opaca y no hace mucho sentido; el villano es una mala caricatura; y esta película tiene el descaro de tener dos escenas de acción en total. Cuando la película terminó yo literalmente me dije en voz alta what the fuck?!, porque no podría creer que eso fuera todo.

Mucho talento criminalmente tirado a la basura; el peor estreno de películas de superhéroes en todos los tiempos, y las peores reseñas de la crítica.

Ni siquiera voy a intentar empujar mi teoría de que el cine de superhéroes está entrando en un declive usando esta película como ejemplo; es sin duda alguna un espécimen aparte, porque nadie ha hecho nada tan malo en mucho tiempo.

Evítenla como la peste.

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Bayonetta

Después de obtener mi platino en Uncharted 2, saqué el de Bayonetta, poco menos de dos meses después.

Bayonetta

Bayonetta

Los japoneses pueden ser a veces muy extraños.

Bayonetta es una bruja que pelea contra ángeles del paraíso invocando demonios del infierno, y que compra armas y artefactos mágicos del purgatorio. Entraría a más detalle con la historia, pero es suficientemente jalada como para que importe demasiado realmente.

El juego tiene de interesante (además de la novedad de que los “buenos” sean seres infernales y los “malos” ángeles) que el combate es fácil de empezar a aprender, pero endiabladamente complicado si uno de verdad se clava, y que muchos de los ataques de Bayonetta (así como su vestimenta) son realmente su cabello… lo que hace que se medio desnude la mitad de las veces que uno está jugando.

Bayonetta es un juego medianamente entretenido, pero tiene en su contra que la historia está increíblemente rebuscada (además de que el doblaje al inglés no ayuda en lo más mínimo), y que Bayonetta está caricaturescamente sexualizada (lo que resulta en que en lugar de sexy, se vuelva ridícula).

Nominalmente me tardé seis meses en obtener el platino, pero eso fue por jugar únicamente esporádicamente; regresando de Europa en el 2011 lo metí a mi PS3, y lo fui jugando de vez en vez, mientras disfrutaba juegos menos ridículos y con historias que hicieran más sentido.

De cualquier forma no me arrepiento de haberlo jugado; la mecánica de juego es de las mejores que he visto en juegos de este tipo, los jefes son ridículamente fabulosos y epícos, y al final uno conduce una bala hacia la frente del malo malévolo. Si uno quiere dominar los combos disponibles se puede estar practicando días enteros, y todos los captítulos se pueden repetir desde el menú principal (todavía no entiendo a estas alturas del partido que no todos los juegos tenga chapter select).

Pero todo eso no desparece los problemas antes mencionados; la historia es un pretexto para aventar los escenarios delirantes y los jefes más grandes que la vida misma, y el personaje femenino principal (Bayonetta fue el primer juego del que saqué platino donde el personaje principal fuera mujer) fue obviamente diseñado por hombres… y me temo por hombres que les da miedo a hablarles a mujeres de verdad, y que por eso es posible que a una criatura tan ridícula la vean como mujer “ideal”.

Como sea, está divertido el juego, y los trofeos son razonablemente obtenibles. Así que sí lo recomiendo, con todo y los bemoles mencionados allá arriba.

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Misión Imposible: Nación Secreta

El domingo pasado fui a ver Mission: Impossible – Rogue Nation, porque por qué no.

Se aplican las de siempre.

Mission: Impossible - Rogue Nation

Mission: Impossible – Rogue Nation

Desde mi punto de vista, ésta es la mejor película de misión imposible que ha hecho Tom Cruise, con la única posible excepción de la primera.

Está muy divertida, muy bien hecha, con un montón de acción, y con la mejor protagonista que ha tenido la serie. Rebecca Ferguson interpreta a Ilsa Faust, una agente británica, y se roba toda la película. Además de ser hermosísima (y no tener cuerpo de ranita escuálida, sino de mujer como Marx manda), da de patadas igual o mejor que Ethan Hunt (él nunca la salva en la película; ella de hecho lo hace varias veces), y como muy buen detalle es suficientemente inteligente como para quitarse los zapatos de tacón antes de ponerse a dar de patadas.

Lo único que no me gustó de la película es que la historia es medio idiota, pero eso es tiro por viaje con MI; y que el villano es bastante meh. Pero cualquier problema que pudiera haber tenido la película, sería perdonable nada más por la espectacular persecusión en motocicletas que ocurre a la mitad de la misma. Hace parecer que en la escena de la autopista en Matrix: Revolutions, los personajes andaban en triciclos.

De verdad no hay mucho que reclamarle a la película. Es un perfecto ejemplo de churrito de acción para el verano.

Altamente recomendable.

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Yamada’s First Time: B Gata H Kei

Otra seria de animé que vi poco después de ver Hyouka, fue Yamada’s First Time: B Gata H Kei.

Yamada's First Time: B Gata H Kei

Yamada’s First Time: B Gata H Kei

Esta serie debe de ser de las más estúpidas que he visto; Yamada (la titular protagonista) acaba de entrar a la prepa y su sueño es salir de ahí después de haberse acostado con 100 muchachos.

Les dije que era estúpida.

Pero como Yamada es virgen y en el fondo bastante insegura, decide que lo que primero debe hacer es perder la virginidad con alguien igual de inexperto que ella, para que no vaya a notar que ella también es virgen.

Así que de buenas a primeras elige al pobre de Takashi para que la desvirgue, y toda la serie es Yamada y Takashi tratando de coger infructuosamente. Y enamorándose entre ellos, porque por supuesto no podía haber otro desenlace.

Dicho sea lo anterior, recomiendo la serie altamente porque es hilarante en los desatinados esfuerzos de Yamada en lograr que Takashi (que al fin y al cabo es un buen muchacho) se la coja. Por favor.

Otra cosa es que como Yamada es muy atractiva, otras muchachas atractivas de la escuela suponen que algo tendrá Takashi para que Yamada se fije en él, así que también comienzan a perseguirlo, de formas igualmente ridículas pero muy entretenidas.

La historia es en serio estúpida; pero en gran medida es la intención, y es consistentemente divertida en sus gracias a Marx cortos 12 episodios, así que si pueden véanla. Sólo sí me hubiera gustado ver a este par de idiotas poder desvirgarse mutuamente.

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Ant-Man

El viernes fui a ver Ant-Man. Se aplican las de siempre.

Ant-Man

Ant-Man

Ant-Man debe ser de los superhéroes con los poderes más estúpidos que puedan existir. El equivalente de DC Comics (Atom) se las ingeniaba para hacer algunas cosas medianamente interesantes, pero Hank Pym en Marvel siempre fue más bien una broma. Me declaro lo suficientemente viejo como para que ya no haya leído ningún cómic de Marvel con Scott Lang como Ant-Man, pero la verdad el poder de “hacerse chiquito” nunca me ha parecido muy interesante.

Dando eso como antecendente, creo que Ant-Man es tan buena como era humanamente posible esperar, en gran medida por el espectacular elenco. Paul Rudd abraza sus raíces cómicas y las explota en la mejor de las maneras en esta película interpretando a Scott Lang. Jamás me voy a tragar que Paul Rudd sea un superhéroe; pero de entrada no puedo tragar que “hacerme tan pequeño que me puede aplastar un niño” sea un superpoder, entonces está bien. La hermosísima Evangeline Lilly interpreta a la hija de Hank Pym y su esposa, Janet van Dyne, Hope, además del obvio interés romántico de Lang. Es un papel más bien pequeño, especialmente porque no hay realmente romance, pero lo maneja de manera excelente. Michael Douglas aparece rejuvenecido al inicio de la película (muy buen efecto especial, por cierto), y después como viejito cascarrabias todo el resto del tiempo. Le queda bien el papel al anciano, y se ve que se divirtió como enano. Por cierto, al inicio también aparecen John Slattery y Hayley Atwell volviéndola a hacer de Howard Stark y Peggy Carter; no es muy trascendente para el resto de la película, pero están simpáticos los cameos. Corey Stoll me gustó mucho como villano; lo he visto en dos o tres películas, y en general me está gustando como actor.

Pero el que casi se roba la película (y de hecho no lo hace nada más por falta de escenas), es Michael Peña como Luis, el antiguo compañero de celda de Lang. Es extraordinario el mexicano haciéndola de mexicano, y siendo entreñablemente simpático en su papel de patiño.

Me gustó mucho la película… y sin embargo reafirma todo lo que he venido diciendo del ocaso en el que está entrando el universo cinematográfico de Marvel. La película es de verdad tan buena como pudo haberse esperado de una premisa tan estúpida, y es el segundo estreno más pobre de Marvel después de alguna de las de Hulk (escojan ustedes; todas son terribles).

Lo que sí es que después del trailer que presentaron los de DC en la Comic Con, estoy sintiendo más optimista respecto a Batman v Superman. En una de esas y terminan recogiendo la estafeta de Marvel.

Como sea; está simpática la película, pero se centra en un héroe que casi nadie conoce fuera de los fans de cómics, que tiene un poder estúpido, y que en este universo cinematográfico está relacionado apenas con los Avengers, así que no creo que le vaya tan bien como le ha ido a las demás películas. Sí le va a ir bien (como dije antes, es una campana, no un crash), pero ya cruzamos el cénit con Marvel. Espero que haya uno para DC.

De cualquier forma, vayan y véanla; aunque honestamente no se perderán nada que no hayan visto en otras películas de Marvel si no lo hacen.

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Uncharted 2: Among Thieves

Después de obtener mi platino en inFAMOUS, fue el turno de Uncharted 2: Among Thieves.

Por cierto; siendo obsesivo como soy, resulta que sí tenía apuntado dónde compré LBP e inFAMOUS; el primero fue a través de Amazon (aunque probablemente Sergio, el hermano de Enrique, me lo trajo a México), y el segundo en GameSpot, así que me imagino lo compré cuando estuve en mi estancia del 2009. Digo por cierto, porque UC2 mis notas dicen que lo compré en Best Buy en California, con casi toda certeza en mi estancia de investigación de 2011.

No que venga mucho al caso, pero mis “notas” vienen de GC Star, una aplicación que permite manejar colecciones, y agregar notas a cada ítem en ellas. Neurótico como soy, llevé con cierto cuidado mi colección de videojuegos hasta 2012; después no sé si vaya a recordar dónde y cómo obtuve mis juegos (por suerte mis neurosis son muchas, y sólo puedo manejar un par a la vez).

Como sea, UC2.

Uncharted 2: Among Thieves

Uncharted 2: Among Thieves

Los juegos de Uncharted son básicamente películas en donde uno puede controlar al protagonista principal durante ciertos segmentos de la historia. La verdad, no me queda claro que dichos segmentos sean “la mayoría”, dado que el número y duración de escenas intermedias (cutscenes) al jugar es enorme; es posible que uno se pase más tiempo viendo las animaciones que jugando.

UC2 es “más” que UC1; dura más, tiene más armas, tiene más enemigos, tiene más traiciones, tiene más nenas que coquetean con Nathan Drake (Chloe es introducida a la historia, después de que Elena desaparece al inicio del juego, sin que sepamos qué fue de ella desde la aventura anterior), y (para mí desesperación) tiene más modalidades de juego, incluyendo entre ellas un modo multijugador.

En general, “más” no necesariamente significa “mejor”. En particular, encontré más bugs mientras jugaba UC2 que los que vi en UC1; pero siendo objetivo la verdad la segunda parte sí es mejor que la primera. La historia es mucho mejor (y más satisfactoria, si bien Drake vuelve a asesinar a cientos de enemigos durante todo el juego), la acción está increíble, y varias de las numerosas escenas intermedias son espectaculares. Y tiene más romance… que no tengo idea de si continúe o no en la tercera parte, que aún no juego.

El platino fue relativamente sencillo de obtener; me tomó cinco meses en total, pero fue realmente un mes de jugarlo en las pausas mientras escribía mi tesis doctoral. El problema fueron los trofeos de los DLC, que de hecho aún no termino. Me faltan exactamente dos trofeos de UC2 para poder cienporcentearlo, y no los he obtenido porque tengo que jugar con otros seres humanos para poder hacerlo.

Detesto eso. Juego videojuegos justamente porque no quiero comunicarme con otros seres humanos.

Y de hecho todos los trofeos de los DLC de UC2 son multijugador, y muchos fueron una pinche tortura sacarlos. Contrario a GTA4, donde al final la verdad me estaba divirtiendo como enano para completar el 100%, en UC2 siempre ha sido terriblemente frustrante, por cómo funciona el lobby en UC2. Uno no puede eleguir con quién jugar… bueno, uno puede crear un equipo hasta de cinco para jugar en equipo, pero no se puede escoger al equipo contrincante; el sistema hace el apareamiento de equipos automáticamente siguiendo un conjunto de reglas que nadie entiende.

Muchas de mis sesiones terminaron siendo la mitad del tiempo esperando que el apareamiento se realizara. Y ya que esto ocurría, había que rezar para que todo saliera bien, porque todos en los dos equipos debían estar bien organizados para que todo funcionara; generalmente se le permitía a dos jugadores por ronda obtener lo que quisieran, y el resto tenía que cooperar para que esto funcionara.

Dos años me costó obtener casi todos los trofeos de los DLC, hasta que por fin obtuve el más tardado (conseguir matar 2,500 jugadores) en mi cumpleaños el año pasado. En ese periodo me quedé sin novia, sin casa, sin dinero y sin trabajo, empecé y terminé de trabajar en el IFE, regresé a dar clases a la UNAM, me doctoré, etc., etc.

Por supuesto lo frustrante del proceso colaboró en mi desidia; generalmente participaba en sesiones sábados o domingos, y obviamente no todos; entre el primer y último trofeo DLC de UC2 que obtuve, saqué otros 15 platinos. Es sólo que UC2 sí ha sido de los juegos más frustrantes en el sentido de sacar el 100% de sus trofeos.

Los últimos dos trofeos que me faltan son colaborativos, así que sólo debo conseguir otros dos buenos jugadores, y sacarlos. Pero lo he dejado pasar, porque ya sueño este juego. Y lo peor del caso es que es un buen juego, y uno de los juegos insignia del PS3.

Tengo por ahí UC3, creo que todavía envuelto en papel celofán. Me da pavor jugarlo; dependiendo de a quién se le pregunte, el modo multijugador de UC3 es mucho peor o mucho mejor desde la perspectiva de trofeos. Pero supongo que lo haré, eventualmente.

Me cae bien Nathan Drake, y sí quiero saber si se casa o no con Elena.

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Terminator: Génesis

El domingo pasado fui a ver Terminator: Genisys en preestreno. Estábamos yo y otros tres güeyes en el cine.

Se aplican las de siempre.

Terminator: Genisys

Terminator: Genisys

Terminator, la primera película de esta saga, salió cuando yo tenía 7 años. La vi hasta que estuve en secundaria, y siempre me ha gustado mucho. No sé si considere a T2 (la segunda entrega) mejor o peor, porque hace mucho que no las veo, pero sin duda alguna a ambas las considero muy buenas películas de ciencia ficción y acción.

Lo que ocurrió después con la saga fue extraño, por decir lo menos. Terminator 3: Rise of the Machines es sin duda alguna mala, pero está suficientemente divertida como para que muchos la perdonáramos. En cambio Terminator Salvation por poco manda la serie directamente a la basura.

En medio, la serie de televisión Terminator: The Sarah Connor Chronicles fue sorprendentemente divertida, si bien trágicamente corta.

Como sea: soy fan de la serie, nada más no muy clavado. Espero que las películas de Terminator que me diviertan, no que cumplan un particular nivel de calidad. Mi reseña se basa en que yo siempre he considerado estos como los puntos más importantes de la saga:

  1. El personaje principal es Sarah Connor.
  2. La historia es, antes que nada, la historia del romance entre Sarah Connor y Kyle Reese.
  3. John Connor is a whinny little bitch.

La columna vertebral de la quinta película se basa en el hecho de que después de todo lo que ha pasado en las películas anteriores, la serie de televisión, y los cómics (y por supuesto los estoy incluyendo), las líneas temporales se han enredado tanto que ya no es posible determinar exactamente qué pasado, presente y/o futuro es seguro. Lo único de lo que se tiene certeza es de que Skynet siempre trata de matar a Sarah y John en el pasado, y siempre falla.

La película se basa mucho en la original de 1984, rehaciendo algunas escenas casi cuadro por cuadro. La diferencia es que cuando Kyle llega, el T-1000 (interpretado espectacularmente por Lee Byung-hun) lo está esperando, y es salvado por Sarah Connor y un T-800 modelo 101, que la ha protegido desde que es una niña.

No voy a entrar mucho en el desmadre de los viajes en el tiempo; sólo sí quiero dejar claro que yo no tengo ningún problema con las explicaciones ofrecidas (muchas de ellas por el gobernator en persona), y que me parecen una salida satisfactoria. No es la historia mejor contada ni mejor armada del mundo, y al igual que con todas las películas de Terminator no es terriblemente profunda; pero a mí me pareció divertida y suficientemente bien contada.

En lo que quiero entrar es en los personajes; que después de todos los desmadres que han ocurrido con las distintas líneas temporales antes mencionadas, son lo único que tenemos realmente como ancla en esta serpentina historia.

Primero que nada, Schwarzenegger a sus 478 años es encantador como el viejo, pero no obsoleto, Terminator. Resulta tan entrañable el viejito en el papel que lo llevó a la fama que es casi imposible no sentir cariño por él, y por la perseverancia de seguir interpretando un personaje que sencillamente nadie podrá interpretar mejor jamás en toda la historia del mundo mundial. Se roba la película en todas las escenas donde sale, que realmente no son tantas.

En segundo lugar, Emilia Khaleesi Clarke me encantó como Sarah Connor. He leído de mucha gente decepcionada de su actuación; mi opinión más sobria y mesurada al respecto es que están todos bien pendejos. Sí, no es Linda Hamilton en T2; pero no se supone que lo sea; aunque sí fue educada y preparada por el T-800 Pops, sigue siendo básicamente una niña, de la edad de Linda Hamilton en Terminator original. Cuando le sala la vida a Reese y abre la puerta de su camión blindado para decir Come with me if you want to live!, y después procede a disparar su pistola para rematar con Now, soldier!, yo me vine un poquito.

Me encanto la Clarke en el papel de Sarah Connor, y me pareció salvajemente hermosa; mucho más de lo que jamás me ha parecido en Game of Thrones. Será que le queda mejor ser morena.

En tercer lugar, Jai Courtney me pareció bastante bien como Kyle Reese. De nuevo, por supuesto que no es Michael Biehn; nadie podrá ser jamás Kyle Reese como lo fue Michael Biehn. Pero Courtney hace un papel más que decente, y me gustó mucho cómo interpreta el romance con una Sarah Connor que realmente no lo necesita (más que como donador de esperma), y como en esta versión es él el que tiene que estar pidiendo que, por favor, le expliquen qué rayos está pasando.

Por último, se me hizo fabuloso Jason Clarke como John whinny little bitch Connor, y me pareció una idea muy original que Skynet llegue a la conclusión de que no puede matarlo, y que entonces debe reclutarlo.

Me gustaron mucho los personajes, y la escena donde por primera vez en la historia aparecen Sarah, Kyle y John juntos me pareció por mucho de las mejores y más divertidas no sólo de esta película, sino de toda la saga.

Agréguenle a esto que la acción es espectacular y muy bien hecha, y yo salí encantado del cine. De hecho, y creo que es la mejor alabanza que puedo darle a la película, salí como cuando tenía unos doce años y por fin vi Terminator en una cinta VHS con casi toda certeza pirata.

Y entonces llegué a mi casa para leer a un montón de gente que se queja de la película.

Ni siquiera voy a tratar de argumentar porque sinceramente creo que toda esa gente sencillamente está equivocada; sólo vayan y vean Terminator: Genisys. No es tan buena como Terminator o T2, pero me parece que sí es mejor que la tercera, y sin duda alguna mucho mejor que la cuarta. Vayan y véanla; denle una oportunidad a los nuevos actores jóvenes, y por encima de todo disfrútenla por el sincero cariño que le tiene a las raíces de la serie.

Creo que con eso podrán encontrarla mucho más que satisfactoria.

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Porque aún estás aquí

Todavía no era hora de levantarse.

Eduardo giró a su izquierda y abrazó el cálido cuerpo de Amanda. Hundió la nariz en su cabello y aspiró el aroma que tanta paz le brindaba, mientras sentía como los dos cuerpos se acomodaban plácidamente para dormir.


“Te digo que es perfectamente legal”, le dijo Roberto, mientras Eduardo giraba la llave del cubículo y lo seguía en el pasillo. “Los estudiantes tienen prohibido consumir alcohol en el campus, pero los profesores no.”

“Eso no tendría sentido, ¿entonces los profesores podemos emborracharnos en nuestros cubículos así nada más?”

“No estoy diciendo que esté bien, estoy diciendo que es legal.”

Eduardo se detuvo a la mitad del pasillo. Algo estaba mal; éste era el departamento de Historia, no el de Letras. Su cubículo no estaba aquí; ¿cómo podía haber cerrado un cubículo de Historia?

Regresó el corto camino que había cubierto, y notó que el cubículo que había cerrado había desaparecido. ¿Estaba seguro de haber cerrado alguna puerta? Tardó en notar al estudiante detrás de él, hablándole.

“Profesor…”

Eduardo giró y se le helaron las entrañas. El muchacho extendía su brazo hacia él, pero en lugar de una mano, era un muñón ensangrentado, con un pedazo de hueso incongruentemente blanco que salía de la herida por varios centímetros, y decenas de moscas volando alrededor del mismo. Moscas negras, grandes, zumbantes, que se lanzaron al unísono a la cara de Eduardo.

Eduardo despertó de golpe, sintiendo su corazón palpitar, un grito atorado en su garganta. Miró el reloj en su buró.

Era hora de levantarse.


“Sigo teniendo pesadillas” le dijo Eduardo al terapeuta. “Todavía relacionadas con insectos.”

El terapeuta levantó una ceja, como invitándolo a continuar.

“Estaba en la universidad, con un compañero, y de repente un estudiante me llamó. Tenía la mano amputada brutalmente, como si acabara de haber sufrido un accidente; pero la herida era revoloteada por muchas moscas, que se lanzaron a mi cara en cuanto las noté. ¿Qué cree que signifique?”

Una ligera inclinación de cabeza fue la única respuesta del terapeuta. Como si le regresara la pregunta.

“No sé” continuó Eduardo. “¿Me preocupan los estudiantes?”


Amanda y Eduardo estaban sentados frente a la televisión, abrazándose. Sin percatarse de que lo estaba haciendo, Amanda se quitó los calcetines y los metió entre los cojines del sofá. Eduardo detestaba que hiciera eso, pero al ver sus piecitos sintió un oleada de cariño por ella tan abrumadora, que sólo la abrazó más fuerte y la besó en la cabeza.


Eduardo bajó la velocidad de su carro frente al semáforo en rojo. Varios peatones comenzaron a cruzar su campo de visión, y por el rabillo del ojo alcanzó a ver en el retrovisor un carro a su izquierda que no parecía que quisiera (o pudiera) frenar.

El carro se detuvo en seco justo enfrente de un peatón, que le dio un golpe en el cofre. Eduardo frunció el ceño. Algo estaba mal; ¿de dónde venía ese zumbido?

El enjambre de abejas dentro del carro creció exponencialmente. Las podía sentir en sus brazos, en su cuello, en su cara. Podía sentir cómo se metían en su cabello, en sus orejas y en su nariz, y cuando abrió la boca para gritar horrorizado, pudo sentir como volaban dentro de su garganta.

Eduardo despertó tosiendo, sintiendo todavía que se ahogaba. Miró el reloj en su buró.

Era hora de levantarse.


“Ahora un enjambre de abejas me sofocó dentro de mi carro”, le relató Eduardo al terapeuta, que procedió a reclinarse en su asiento juntando las puntas de los dedos, como invitándolo a elaborar.

“Siempre son insectos. Siempre me despierto de un sobresalto. Siempre es justo a la hora en que tengo que levantarme.”

El terapeuta lo miró fijamente a los ojos, sin decir nada.

“¿No debería decirme algo además de escucharme?”

El terapeuta asintió lentamente.


Amanda estaba lavando los trastes. Tenía puestos unos pants holgados que solía utilizar de piyama. Eduardo se acercó por detrás y comenzó a besarle la espalda y el cuello. Se fue inclinando mientras le besaba la espalda, hasta que estuvo de rodillas detrás de ella y le empezó a bajar el pants y los diminutos calzoncillos.

Eduardo hizo que Amanda se diera la media vuelta y comenzó a lamerla, dejando que el olor y el sabor de ella envolvieran todos sus sentidos. Amanda empezó a reír entre los gemidos.


Eduardo le estaba dando la espalda al terapeuta. Se sentía realmente molesto.

“¿Sabe qué, doc?” le preguntó, “no me gusta cómo está funcionando esto. No me está ayudando para nada a resolver mi problema de no poder dormir.”

“Eduardo, tu problema no es que no puedas dormir”, dijo el terapeuta con una voz imposiblemente seductora.

Eduardo sintió que los vellos detrás del cuello se le ponían de punta. Algo estaba mal; el terapeuta nunca hablaba.

Dio la media vuelta muy despacio, sintiendo un hueco en el estómago que crecía hasta cubrir todo su ser. El terapeuta tenía la sonrisa más encantadora que pudiera existir, y lo miraba con los ojos compuestos de una mosca, de color rojo brillante. Su postura era relajada, su sonrisa irresistible. Pero sus ojos le helaron la sangre a Eduardo. Vio maldad en ellos, peligro. Sintió el peso de la realidad inescapable de que algun día moriría.

“Eso sólo es un síntoma del problema real” continuó el terapeuta.

Eduardo despertó, sintiendo el sudor frío que cubría su cuerpo. Miró el reloj en su buró.

Era hora de levantarse.


Eduardo abrió los ojos y miró el techo. Estaba cubierto de cientos de mosquitos, de miles. Cerró los ojos con fuerzas. Estoy en un sueño, pensó.

Al abrir los ojos de nuevo, los moscos habían desaparecido. Sintió sus músculos relajarse, y oyó un suspiro de alivió de Amanda a su lado.

“Eran muchísimos moscos”, dijo ella.

“Lo sé”, contestó él.

“¿Qué es eso?”

Eduardo siguión con su mirada la de ella. Un mosco del tamaño de su puño estaba en la pared. Su cuerpo tenía una joya verde brillante que ocupaba casi todo su torso. No se movía, no hacía ningún sonido, pero Eduardo sintió el peligro al verlo.

“No sé, pero si nos movemos bruscamente volará hacia nosotros.”

“¿Qué hacemos?”

“Creo que si me muevo muy despacio a lo mejor puedo ir a la cocina por un vaso para atraparlo”.

Eduardo miró de nuevo a Amanda, y sintió como el alma se le caía a los pies.

“Esto es un sueño”, le dijo.

“¿Cómo sabes?”, le preguntó ella.

“Porque aún estás aquí”.

Eduardo abrió los ojos, y miró el otro lado de la cama, vacío como siempre desde aquel fatídico día. Como había ocurrido casi diario desde que Amanda ya no estaba, Eduardo empezó a llorar sin poder evitarlo, sintiendo de nuevo como si fuera la primera vez el dolor, la soledad, la desesperanza, el miedo.

Como todos los días, su reloj comenzó a sonar.

Era hora de levantarse.

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Intensa-mente

El fin de semana pasado fui a ver Inside Out.

Se aplican ya saben.

Inside Out

Inside Out

Juan me preguntó unos días antes si no se me antojaba verla, y le dije que no. No por la película, sino porque estoy hasta la madre de que todas las películas para “niños” las estén doblando. No importa qué tan bueno sea el doblaje, prefiero siempre ver las películas en su idioma original.

Y entonces vi el fin de semana pasado que Inside Out estaba subtitulada en Perisur, y ahí es que la vi. Por cierto, antes de empezar con la película misma, nada más por ver el corto Lava valió la pena el viaje al cine, y me da mucho gusto haberlo visto (repitió Canek, ligeramente molesto) en su idioma original. Pueden ver un pedacito del corto en el tubo.

Inside Out es tal vez el proyecto más ambiciosos desde el punto de vista conceptual que Pixar haya intentado. Tratar de describir emociones es terriblemente complicado; hacer una película donde dichas emociones son los personajes de la misma es altamente arriesgado, y me parece que hay que encomendar a Pixar por haberlo intentado, incluso si el resultado hubiera sido un fracaso.

Por suerte, el resultado no es un fracaso. Tampoco es todo lo que pudo ser, pero en general me parece que es una de las mejores películas de Pixar. Aunque Wall•E me sigue pareciendo mejor; y por cierto, en algunas cosas es más efectiva para representar emociones que Inside Out.

La premisa de la película es que todos los seres humanos somos controlados por un comité de cinco emociones básicas: Alegría, Tristeza, Enojo, Miedo y Desagrado, y que se van turnando para tomar el “control” de una persona de acuerdo a las circunstancias que la rodean. Una vez que un episodio ocurre dominado por una de las cinco emociones, se produce una memoria codificada con el color de la emoción dominante, y hay memorias centrales (core memories) que de hecho son las que terminan definiendo a la persona misma.

La historia sigue a Riley, una gringa que como es blanca y sus papás sí la quieren y le hacen caso, pues casi todas sus memorias son felices (dominadas por Alegría), y que de hecho todas sus memorias centrales son así. Esto hasta que se mudan de Bumbelch, Nebrahoma (que por ser su pueblo natal Riley asocia con todo lo que es felicidad en el mundo) a San Francisco, California, y pues la pobre niña provinciana tiene hartos problemas para lidiar con la que será su nueva vida.

En medio de todo el pandemonio asociado con la mudanza, Alegría hace su mejor esfuerzo por conducir a Riley alegre y con chispa, pero eventualmente todo confluye en un primer día traumático en su nueva escuela, lo que genera una memoria central dominada por Tristeza, y Alegría en su afán de impedir que la personalidad de Riley incluya una memoria triste (o, más egoístamente, una memoria no dominada por ella), trata de evitar que la memoria central vaya a donde deba ir, y pues ella y Tristeza terminan en la zona de almacenamiento a largo plazo con todas las memorias centrales de Riley. Las dos emociones deben tratar de regresar al cuartel central antes de que Riley haga algo irreparable al no contar con sus dos emociones más importantes, y las memorias centrales que la definen.

La película es antes que nada muy original e hilarantemente divertida todo el tiempo. Eso está bien, y es consistente con lo que Pixar ha hecho antes; pero además de todo es una película que trata de lidiar con temas muy difíciles y conceptualmente muy profundos. Cosas como miedos subconscientes, el pensamiento abstracto, por qué lo que creemos lo confundimos con hechos, etc., son presentados de manera muy divertida y, dentro de lo que cabe en una historia con emociones antropomorfas, creíble.

Amy Poehler y Phyllis Smith son extraordinarias como Alegría y Tristeza; particularmente la segunda, que con su voz apagada y monótona suena exactamente como la tristeza encarnada debe sonar.

Pero lo que más me gustó de la película, es el mensaje final de que estar triste está bien. Que es lo normal en muchas circunstancias, y que sí, los episodios tristes de nuestra vida son sin duda alguna parte de aquellos que terminan definiéndonos como personas. Que es parte de crecer, como lo es olvidar para siempre a amigos imaginarios.

También me gustó mucho que Riley es un personaje femenino (güera, porque de esos hacen falta, pero bueno), y juega hockey, no está interesada en princesas o cosas de color rosa, y que a pesar de que tiene 11 años, no está obsesionada con chicos ni cuándo tendrá su primer novio. Tiene un novio imaginario canadiense, pero se usa eso básicamente como una de las múltiples bromas de la película.

No sé qué tanto entiendan los niños menores de 10 años de la película, pero tampoco creo que importe mucho. Los chistes son suficientes como para tener entretenidos a los más pequeños, y yo esperaría que los demás al menos alcanzaran a medio entender las ideas centrales de la historia. Pero definitivamente es de las películas de Pixar más enfocadas para adultos que han hecho.

Así que váyanla y véanla, en el cine de preferencia. Y si les interesa mi opinión particular, véanla subtitulada, porque las actuaciones en inglés son fenomenales.

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