Un año con el alma vendida al diablo

He tenido una carga de trabajo tan brutal que, entre otras cosas, se me pasó conmemorar un año de que compré mi querido Mini Cooper.

Básicamente me gustaría enumerar las desventajas y ventajas que le he visto a tener un Mini Cooper este año, en comparación con el Tsurito que utilicé durante más de diez años. Así que primero las desventajas:

  • Si le pasa cualquier cosa, las refacciones pueden ser una pesadilla, porque en muchos casos las traen de Alemania…
  • …y sale carísima la reparación.
  • El consumo de gasolina es como siete veces el del Tsurito.
  • Mientras que mi Tsurito a veces me bajaba de él mientras se seguía moviendo, y nada más le decía: “ahí te cuidas”, mi Mini Cooper me genera cierta angustia cada vez que lo estaciono. A estas alturas lo he dejado en valet parking unas cuatro o cinco veces, porque trato de evitarlo.
  • No puedo pasarle corriente (porque puedo quemar la computadora interna, o al menos eso me dijeron), y no trae llanta de repuesto (trae de estas llantas especiales que se supone uno puede seguirlas usando ponchadas), así que las únicas dos cosas que sabía hacerle a un carro (pasarle corriente y cambiarle una llanta), no las puedo hacer con mi Mini Cooper.
  • Más de dos personas no pueden viajar cómodamente en él.

Y las ventajas:

  • Es tan bonito, que a veces nada más de verlo me sube el humor.
  • Mientras otros carros tratan de tener una faz agresiva, la del Mini Cooper es como la cara de un chavo que su mamá lo acaba de descubrir masturbándose.
  • Todo el mundo parece estar de acuerdo de que yo me veo muy bien con mi Mini Cooper.
  • A todo el mundo le gusta, y las chavas no son excepción.
  • Manejarlo (con transmisión manual) es un placer casi orgásmico; especialmente en autopista.
  • Para una o dos personas, es casi lascivamente cómodo.
  • Mi celular se conecta automáticamente por Bluetooth, y saca de ahí la música.
  • ¿Ya mencioné lo bonito que está?

A un año de haber adquirido mi querido Mini, no me arrepiento en lo más mínimo de haberlo comprado. No voy a cambiar de carro en años (espero; al parecer este modelo salió bastante duradero), y cuando lo haga no sé si vuelva a comprar Mini. Pero la verdad lo he disfrutado enormemente, y espero poder seguir haciéndolo varios años más.

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Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia

Entre las razones por las cuales me puse al corriente con mis reseñas de películas, estaba el hecho de que ayer iba a ver Batman v Superman: Dawn of Justice. Lo cual procedí a hacer con mis cuates.

Se aplican las advertencias de spoilers habituales; y de verdad, si no han visto la película no sigan leyendo, porque voy a soltar la sopa en varias sorpresas que yo no me veía venir, así que probablemente casi nadie lo hubiera visto venir tampoco.

Batman v Superman: Dawn of Justice

Batman v Superman: Dawn of Justice

La película amalgama parte de las historias (y varias viñetas casi cuadro por cuadro) de la novela gráfica Batman: The Dark Knight Returns y el arco The Death of Superman, pero es realmente una historia original.

La historia comienza con un recuento de la pelea final entre Superman y Zod al final de Man of Steel, pero desde el punto de vista de Bruce Wayne, y cómo el Caballero de la Noche comienza a prepararse para destruir a Superman, porque no confía en un ser que (en sus propias palabras) puede incinerar todo el planeta. Después hay una trampa que le tienden a Louis Lane con el único objetivo de hacer que Superman la salve y puedan atribuirle una serie de asesinatos en un remoto país africano (o al menos que él causó las muertes, si bien no necesariamente mató con sus propias manos).

Mientras tanto, Bruce Wayne en modo James Bond va a una cena de beneficiencia de Lex Luthor, donde roba información de sus computadoras que lo pueden guiar al único trozo suficientemente grande de kriptonita que se ha hallado, pero la información se la roba (o bueno, “toma prestada”) Diana Prince (la Mujer Maravilla), aunque se la regresa porque está cifrada con criptología de grado militar. Por suerte Batman tiene un programa donde le pica “descifrar” y comienza a hacerlo; mientras espera, Bruce Wayne tiene un sueño/visión donde Superman es un dictador mundial y acusa a Batman de quitarle a “ella”, que era “su mundo”, y antes de despertar lo visita Waverider, que le advierte que Louis Lane es la clave de todo (después de notar que “llegó antes de tiempo”).

Del otro lado de la bahía (Metropolis y Gotham están en esta película más cerca de lo que jamás han estado en los cómics), Superman se presenta a una audiencia en el senado gringo para responder a las acusaciones de la matanza en África, sólo para que se cometa un atentado en su presencia, lo cual abre más las sospechas del mundo contra el kriptoniano, y convence a Batman de que tiene que partirle su mandarina en gajos; pero primero le manda la información descifrada a la Mujer Maravilla, que contiene también datos acerca de ella y otros “metahumanos”, incluidos Cyborg, Flash y Aquaman.

Para obligar a Superman a combatir a Batman (que le roba la kriptonita), Lex Luthor (que por supuesto sabe que Superman es Clark Kent y fue el que le tendió la trampa a Louis Lane) secuestra a la reportera para llamar su atención, y a Martha Kent para obligarlo a combatir al Caballero Nocturno, diciéndole que tiene una hora para llevarle la cabeza del Murciélago antes de quemar viva a su mamá. Literalmente.

La pelea del siglo se sigue, donde por supuesto gana Batman, porque es Batman. Pero antes de matarlo bien muerto con la Lanza de Longino una lanza de kriptonita, Kal-El le ruega que salve a Martha. Esto detiene a Bruce, porque evidentemente su mamá se llamaba también Martha, sólo que Wayne, no Kent. Esto causa que recapacite y le diga a Superman “no hay bronca carnalito, yo salvo a tu jefa, tu encárgate de Luthor”. La escena es ridícula, y sin embargo, me parece perfecta para los personajes, que lo que los una sea el amor a sus madrecitas santas.

Batman va a rescatar a mamá Kent, mientras Superman confronta a Luthor, que revivió a Zod como Doomsday (porque por qué no) usando su sangre y lo que queda de la nave kriptoniana que se estrelló en Metropolis. El monstruo pelea contra Superman, que lo trata de llevar al espacio pero los gringos les lanza bombas atómicas a ambos (su solución para todo, aparentemente), lo que hace más poderoso a Doomsday y casi mata a Kal-El, y entonces Batman lo lleva hacia Gotham para poder usar la lanza en su contra. Ahí lo alcanzan la Mujer Maravilla y Superman, y entre los tres le parten su mandarina en gajos al monstruo, pero éste se lleva de camino al Hombre de Acero.

La película termina con Luthor en el tambo-bote, Batman y Marvila asociándose para buscar “metahumanos” que puedan proteger al planeta en la ausencia de Supes, y Superman a punto de revivir en su cofre.

Me pareció mucho mejor la película de lo que me esperaba, y creo que DC por fin comienza a descubrir su propio estilo, muy distinto (como debía de ser) del de Marvel. Ya he oído de mucha gente quejándose de que no hubiera escena entre ni al final de los créditos, pero a mí me parece correcto: eso es lo que Marvel hace, DC no tiene por qué copiarle.

También creo que es la película de superhéroes más adulta que he visto en mucho tiempo. Eso le va a molestar a mucha gente (ya he leído que a la crítica no le está gustando la película), pero de nuevo me parece a mí algo bueno. En este universo Superman y Batman matan; lo evitan cuando pueden, pero si no tienen de otra lo hacen (o lo permiten). En los cómics es el hecho de que no maten lo que crea el vínculo tan fuerte entre Bruce y Clark; por eso creo que lo movieron a sus muy mortales madres en esta película.

Me encantó también Jesse Eisenberg como Lex Luthor; es la entrega más original del villano que ha habido en el cine, aunque paradójicamente incorporta muchos de los aspectos del Lex Luthor original de los cuarentas, incluyendo que creo que se la va a vivir en uniforme de prisión de aquí al fin de los tiempos.

La Mujer Maravilla en esta película es espectacular, y no hablo únicamente de su belleza; hay una escena donde Doomsday la golpea y ella va a dar al suelo, y lo primero que hace al levantar la cabeza es sonreír, porque está disfrutando enormemente la batalla. La película de Marvila que se avecina no me llamaba mucho la atención, pero después de verla aquí me muero de ganas de verla.

Y eso es lo que más me gustó de la película: las pelotas de Warner Brothers de poner todos sus huevos en una única canasta, y apostarle a un universo cinematográfico que le pueda hacer competencia al de Marvel, pero siguiendo su propio estilo. Los últimos éxitos del Universo Marvel han sido básicamente comedias; DC le está tirando a algo más serio y centrado en la realidad. Las apariciones de Anderson Cooper y Neil deGrasse Tyson hacen que este mundo parezca mucho más cercano al mundo real en el que vivimos.

A la crítica no le está gustando esta película, porque rompe muchos esquemas de lo que era el Hombre de Acero (y un poco también Batman), pero lo importante será ver cómo le va en la taquilla. Yo me animo a decir que le irá bien, porque está dirigida a una nueva generación en todos los sentidos (la película que disparó el Universo Marvel, Iron Man, salió hace casi una década), y porque es muy respetuosa del material original, pero evolucionándolo a un mundo moderno.

Salí de muy buen humor del cine, y ya quiero volverla a ver. Creo que es un muy buen pie para que DC comience a recuperar terreno de Marvel; aunque a lo mejor me equivoco y esto lleva a la quiebra a Warner Brothers. Lo dudo (y espero que no), pero si esta película no junta mil millones de dólares a nivel mundial, entonces mis esperanzas de ver una buena película de la Liga de la Justicia básicamente se irán por el retrete.

Pero como digo arriba, lo dudo. Creo que es una gran película, creo que por supuesto hay que verla en el cine, y creo que Zack Snyder ha madurado mucho como director, y eso que a mí siempre me gustaron sus películas.

Así que vayan y vean cómo Batman le gana a Superman. Porque es Batman.

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En primera plana

El fin de semana pasado fui a ver Spotlight, porque ganó el Oscar, básicamente. La película no es mala, pero ciertamente creo que fue un error verla en el cine.

Se aplican las de siempre.

Spotlight

Spotlight

La película relata el reportaje del Boston Globe cubriendo el escándalo de pederastia institucional en la iglesia católica de esa ciudad, y la conspiración que existió para ocultarlo.

La película está bien hecha y las actuaciones son bastante buenas (aunque no entiendo por qué nominaron a Rachel McAdams al Oscar), pero la verdad a mí me dejó ligeramente decepcionado. No sé si sea el hecho de que no soy católico (ni fui criado bajo sus enseñanzas), o que en México sabíamos del equivalente del escándalo aquí desde 1997, que salieron al público las acusaciones contra el padre Marcial Maciel (aunque había rumores desde hacía décadas), o porque a mí todos los curas por omisión me parecen ligeramente depravados, pero sencillamente no sentí mucho impacto con la historia. Ya sabía casi todo, además.

Más aún, no se gana absolutamente nada viendo esta película en el cine. La pude haber visto en mi casita sin ningún problema.

De cualquier manera la película es buena. Nada más en mi caso particular el tema no me pareció llamativo, porque ya lo conocía y yo jamás he confiado en curas, y la película se puede ver tumbado en un sofá sin necesidad de gastar dinero en el cine.

Pero sí véanla.

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Dioses de Egipto

Unas semanas después de ver The Hateful Eight, por alguna razón fui a ver Gods of Egypt. Meh, para qué me engaño, fui a verla por Jaime Lannister.

Se aplican las de siempre.

Gods of Egypt

Gods of Egypt

Esta película es mala. Que no es lo mismo que mal hecha; es mala en el más profundo sentido cinematográfico: el guión es un desastre, la dirección es errática, las actuaciones risibles. Los efectos especiales se ven falsísimos, pero están padres de cualquier manera, y son probablemente lo mejor de la película.

Y sin embargo es una película muy entretenida; con todo lo mala que es, lo más seguro es que cualquiera la puede disfrutar, si no les molesta que los gringos sean igual de racistas que siempre son.

Los efectos están padres, hay un par de escenas muy chidas (especialmente una con Geoffrey Rush peleando contra un gusano cósmico encima de un planeta Tierra plano), y Jamie Lannister es Jamie Lannister.

Así que, si como yo, cometieron el error de ir a ver esta película al cine, al menos traten de disfrutarla. Aunque me parece que ya la quitaron de todos lados, de lo mala que era.

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Los 8 más odiados

Hace varias semanas, fui a ver The Hateful Eight. Había tenido demasiada chamba como para ponerme a escribir; espero ponerme al día estas vacaciones, si no voy a volver a tener un montón de reseñas atrasadas.

Se aplican ya saben.

The Hateful Eight

The Hateful Eight

Siempre he sido fan de Quentin Tarantino; la película que él haya dirigido y que menos me haya gustado es Jackie Brown, y aún así me gustó bastante (y yo creo que es la que menos me ha gustado porque adapta una historia que no es original de él).

Poco sorpresivamente, entonces, esta nueva película de Tarantino me gustó mucho. Sólo creo que me pudo haber gustado más.

John Ruth (Kurt Russel, que se muy bien a sus 65 años) interpreta a un cazarecompesas que lleva a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh, que a sus 54 años también se ve muy bien) a que la cuelguen. Contrario a otros cazarecompensas, Ruth trata de llevar a sus prisiones vivos a la horca, incluso si los buscan “vivos o muertos”. Van en una diligencia huyendo de una tormenta de nieve, cuando se encuentran en el camino al mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), que les pide un aventón porque lleva también tres prisioneros, sólo que muertos (él no tiene tantas consideraciones con sus prisioneros). El conductor de la diligencia es comparsa en esta historia, aunque tiene un par de líneas muy cagadas.

En el camino levantan al (supuesto) sheriff Chris Mannix (Walton Goggins), y los cuatro llegan a un pequeño puesto donde se paran a pasar la tormenta. Dentro encuentran al mexicano Marco (Demián Bichir), al ahorcador Oswaldo Mobray (Tim Roth, extraordinario), al tejano Joe Gage (Michael Madsen), y al ex general confederado Sandford Smithers (Bruce Dern).

Al final todos acaban muertos, como suele pasar en las películas de Tarantino.

La película es muy buena en casi todos los sentidos, y podría haber sido mi favorita del realizador si no fuera por un pequeño problema: es estúpidamente larga. Parecido a The Revenant, nada más que sin la extraordinaría fotografía del Chivo, The Hateful Eight dura dos putas horas con 47 putos minutos, y la historia se podría haber contado sin ningún problema en una puta hora con 30 putos minutos.

Me di cuenta del ponderoso ritmo de la película cuando noté que había pasado más de una hora sin que nadie fuera cruelmente asesinado. Y llegó a grados ridículos cuando habían pasado más de horas, no habíamos llegado todavía al clímax, y el tarado de Tarantino nos muestra una escena de otra diligencia llegando al puesto. La escena dura más de dos minutos, y no es nada más que una puta diligencia dirigiéndose al puto puesto atravesando la montaña nevada. Eso es todo; la idea se pudo haber transmitido igual de bien en diez segundos, pero el director decidió hacernos perder doce veces más tiempo nada más mostrándo nieve, una diligencia, y unos caballitos. Y ni crean que los paisajes son majestuosos ni nada por el estilo. Es nieve.

Además he oído que hay una versión de más de tres horas, y nada más de imaginarme viéndola, me dan ganas de rebanarme las venas con pan Bimbo.

Me parece que la duración de la película sí es ridícula, y a lo mejor he enfatizado mucho ese punto en esta reseña; pero sí recuerdo haber estado de muy mal humor en el cine porque ya estaba hasta la madre. Pero si quitan eso, la película es extraordinaria y vale la pena que la vean. Y no puedo dejar de hacer mención de la actuación de Demián Bichir, que con un papel que es una mala caricatura de un mexicano, consigue exprimir una interpretación memorable en el poco tiempo que le toca en la pantalla.

Así que sí la recomiendo. Pero sinceramente véanla en Blu-ray, para que puedan pausarla de vez en cuando y estirar las piernas.

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El coloquio evolucionado

En marzo de 2007, hace nueve años, asistí a mi primer Coloquio Víctor Neumann-Lara de Teoría de las Gráficas, Combinatoria y sus Aplicaciones. Hoy regresé al mismo después de una ausencia de cuatro años, y di mi plática, que me parece salió bastante bien.

He tenido una carga de trabajo medio brutal (particularmente por varias cosas que tenían que salir para una fecha determinada… como mi plática para el coloquio), lo que ha causado que no actualice mucho mi blog.

Después de regresar del coloquio tendré otras tareas que me tendrán ocupado varios días; pero para las vacaciones de semana santa espero haberme desocupado lo suficiente como para retomar el blog.

Mientras tanto, es divertido venir a estas cosas ya como profesor. La perspectiva evoluciona, como uno mismo lo hace también.

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Deadpool

La semana pasada fui a ver Deadpool. Se aplican las de siempre.

Deadpool

Deadpool

Tenía muchas ganas de ver esta película; soy gran fan de Ryan Reynolds (no me queda claro por qué, dado que aparece en pura basura), y durante un tiempo bastante largo seguí al personaje en cómics. No me decepcionó.

Deadpool no es una buena película bajo ninguna definición del término. Tampoco es mala, sin embargo; y es, sin duda alguna, divertidísima. Encima de ello la felicidad de Reynolds es tan palpable que es difícil no sentirse contagiado; es probablemente el papel de su vida, toda proporción guardada, como lo fue Wolverine para Hugh Jackman.

El resto del elenco está bien, pero Reynolds es el rey de la película (aunque Morena Baccarin se ve más hermosa de lo que la he visto nunca). Los dos X-Men de segunda clase que aparecen están divertidos (Coloso es espectacular), y Ed Skrein y Gina Carano hacen villanos efectivos, si bien no muy interesantes. Brianna Hildebrand interpreta de manera perfecta a Negasonic Teenage Warhead… no tiene nada que ver con la Negasonic Teenage Warhead de los cómics, pero ¿a quién le importa?

Lo importante de esta película es que es divertida casi todo el tiempo, y que funciona a pesar de (o de hecho gracias a) que es para adolescentes y adultos. Es algo corta, la historia algo simple, y le faltan escenas de acción (aunque los primeros veinte minutos casi compensan eso). Y tiene los mejores créditos del mundo mundial.

La película no es para todo mundo; es gratuitamente violenta y grosera (y según yo no habría perdido nada bajándole a ambos aspectos), y varios de los chistes son tal vez demasiado mensos. Pero no se toma en serio (de ninguna manera), y si no se sienten ofendidos es muy divertida. Así que yo sí la recomiendo.

Ya está anunciada la secuela, y lo único que me preocupa es que pudiera fallar. Pero vamos a tener fé en que Ryan Reynolds se aferrará a esta franquicia como si su vida dependiera de ello. Y probablemente su vida profesional de hecho así lo haga.

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La Quinta Ola

El fin de semana pasado fui a ver The 5th Wave. No había escrito al respecto por la razón común cuando dejo de escribir en el blog: mucho trabajo.

Se aplican las de siempre.

The 5th Wave

The 5th Wave

Fui a ver esta película principalmente por Chloë Grace Moretz, que me parece no ha aparecido en nada que no me guste. Sabía que era otro intento mal de lo que los gringos llaman YA por young adults, y que yo sigo sosteniendo que su traducción al español debería ser “malas historias”.

La película fue una agradable sorpresa para mí; comienza como una bastante respetable película de ciencia ficción con una invasión extraterreste; después de repente se convierte en un romance adolescente bastante estúpido porque no hace nada de sentido; y muy cerca del final de repente se pone increíblemente divertida. La historia sigue sin tener sentido, pero de verdad está muy divertida; las actuaciones de los muchachos ayudan mucho.

Cassie, el personaje de la Grace Moretz, no es Katniss Everdeen; pero tampoco es tan patética como Bella Swan. Y por alguna razón la película pasa como media hora rindiéndole pleitesía a sus piernas; no me quejo, sólo no podía dejar de mencionarlo: esas piernas merecen que se les rinda pleitesía.

Como sea; está divertida la película, especialmente al final. De hecho hasta he pensado seriamente en leer la novela, y espero que las secuelas se materialicen (aunque no es certero, porque no le fue tan bien a esta primera entrega).

Así que vayan y véanla; en el cine si se puede, vale la pena.

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El Renacido

El domingo fui a ver The Revenant, porque decían que Leonardo DiCaprio mata un oso con sus manos.

Ciertamente eso ocurre. Se aplican las de siempre.

The Revenant

The Revenant

The Revenant es una película espectacular en la fotografía, la dirección, las actuaciones, los vestuarios, la música, los efectos y casi cualquier otro aspecto técnico que uno pueda pensar.

También es lenta, pretenciosa, ponográficamente violenta y ridícula en varias partes.

Aunque Birdman era igual de pretenciosa, al menos intentaba ser divertida y ligera la mayor parte del tiempo. The Revenant trata de ser pesada y seria y muy dramática, porque ser pesado y serio y muy dramático se suele traducir en premios.

Me dio risa las declaraciones de DiCaprio de que no habían hecho la película para ganar premios; el único propósito de esta película es ganar premios. Que por cierto, era igual con Birdman, pero ahí al menos González Iñárritu era sutil al respecto. En The Revenant es descarado.

La historia relata a un grupo de recolectores de pieles, que los atacan unos indios y mientras les huyen su guía (DiCaprio) tiene a bien pelearse con una osa que le parte su mandarina en gajos. Lo dejan al cuidado de su hijo mestizo y dos otros recolectores, hasta que uno de ellos procede a matar al hijo y abandonar al guía, intimidando al segundo para que lo siga. El guía es kriptoniano, al parecer, porque sobrevive y después de muchas vicisitudes se enfrenta con el tipo que mató a su hijo y se dan de cuchilladas.

La historia, pues, es una mamada. Aunque dice estar basada en hechos reales, es en su mayor parte apócrifa (aunque al parecer el guía de la vida real sí era kriptoniano).

La pornografía de la violencia de esta película es tal que yo no pude evitar reírme la mayor parte del tiempo; llega a grados ridículos. Aunque admito que la escena del oso partiéndole su mandarina en gajos a DiCaprio es espectacular. Ridículamente violenta, pero espectacular.

Y la tan mentada actuación “asombrosa” de DiCaprio a mí me dio hueva; el tipo se la pasa berreando y gimiendo, haciendo cara de “cómo sufro”, y básicamente eso es todo. Se me hizo muchísimo mejor la actuación de Tom Hardy como el villano de la historia. Por no decir que la motivación principal del guía (vengar a su hijo) queda bastante coja cuando en ningún momento la película consigue transmitir un vínculo real entre el guía y su hijo mitad-indio.

También tiene problemas la película con su duración; es de más de dos horas y media, y en mi humilde opinión pudo contarse la historia de manera mucho más fluida en menos de dos horas. Pero las películas muy dramáticas deben dormirle las nalgas a los espectadores, al parecer.

No me malinterpreten; es una buena película. Pero también me parece que su única razón de ser es conseguir premios, y alimentar el ego de González Iñárritu.

De cualquier forma, vayan a verla. Si se toman a broma la pornografía de la violencia (que es la única manera sana de tomársela) es muy divertida.

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Creed: Corazón de Campeón

El viernes fui a ver Creed. Tenía muchas ganas de verla, porque siempre he sido fan de Rocky, y todo mundo decía que Stallone actuaba increíble,

Se aplican las de siempre.

Creed

Creed

Creed relata la historia de Adonis Johnson, el hijo ilegítimo de Apollo Creed, quien es rescatado de una vida de pobreza y crimen por la ex esposa del campeón, que le da una vida cómoda, una buena educación, y amor y cariño.

El muchacho por supuesto se pone a boxear de todas maneras, y cuando decide dedicarse 100% a ser boxeador, va a pedirle a un entrañable y avejentado Rocky que lo entrene. Después de cierta reticencia por parte del Semental Italiano, el viejito por fin accede a enseñarle todos sus trucos.

O sea, es una película de Rocky, nada más que ahora el boxeador es negro.

No me quejo realmente; la película está hecha con mucho cariño, Stallone es entrañable como el acabado Rocky, y Michael B. Jorda es espectacular como el hijo de Apollo (además de que el cabrón parece estar esculpido en ébano o algo por el estilo).

Pero siendo objetivos, no hay casi nada novedoso en la película (una embarrada de la cultura negra en Filadelfia, tal vez; y eso siendo generosos), y aunque Stallone sí despierta una ternura casi irresistible, pues es de nuevo ver a Rocky hablando medio inteligiblemente para que de repente dé chispazos de profunda sabiduría que impresionan a todo mundo.

Me recordó a la nueva película de Star Wars; la película no se arriesga con nada, es la misma historia que nos encanta a todos, con altos valores de producción. Y sí, tiene varias partes muy emotivas, que hay que aplaudir que consigan serlo cuando todos podamos verlas venir media hora antes de que ocurran; pero es la misma historia de siempre de alguien que viene de las coladeras y que con mucho trabajo y dedicación le muestra a todo mundo que es especial.

La película me gustó mucho; pero creo que fue un error verla en el cine. Creo que mejor debí ir a ver a Leonardo DiCaprio matando osos con sus manos, o a Chloë Grace Moretz matando alienígenas a balazos. Creed es una película bien hecha y valiosa en un sentido nostálgico; pero que debería disfrutarse tumbado un día en la sala cuando uno no encuentre nada mejor en Netflix.

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Once años

Hace once años escribí la primera entrada en mi blog. Tenía 27 años, y era todavía más estúpido de lo que soy ahora.

Mi vida adulta ha transcurrido mientras escribo mi blog, excepto por la Facultad y mi carrera profesional en la Iniciativa Privada. Que podría decirse que no era adulto todavía, por más que pudiera votar.

Hay muchas cosas que no pongo en mi blog, por múltiples razones. Pero creo que su objetivo principal (mantener honesta mi memoria) en general lo ha cumplido.

El año pasado ha sido de los más interesantes de mi vida. Mucho de lo que transcurrió en él quedó plasmado en el blog; pero varias otras cosas no.

Supongo que así continuará siendo al menos durante el futuro inmediato; no me veo dejando de actualizar el blog próximamente. Pero tampoco quiero llegar al punto donde me sienta obligado a escribir entradas.

Es posible que algún día, de manera consciente, decida que es hora de cerrar el pensadero. De alguna manera poner fin a un ciclo en mi vida: hasta aquí, ni una entrada más.

Pero también es posible que continúe con esto hasta que literalmente cuelgue los tenis. No lo sé.

Por primera vez en mi vida comienzo a pensar en estas cosas. Tal vez es sólo que me estoy volviendo viejo.

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After all these years

Cuando anunciaron que los X-Files volverían este año, lo primero que pensé fue “buen dios, seguro van a apestar”.

He estado trabajando como burro desde la semana pasada, lo que implicó entre otras cosas que no escribiera en el blog. Y tan buena racha que llevaba.

Como sea, hoy sentía que el cerebro se me salía por las orejas, así que decidí pararle y ver el primer episodio de la décima temporada de los X-Files, que estuvimos esperando durante catorce años.

Y, tal como esperaba y como por supuesto tenía que ser, apesta. De verdad me impresionó lo malo que es el episodio. El guión, las actuaciones, la producción; todo de verdad apesta. Es mucho peor que cualquiera de los capítulos de las últimas tres temporadas, y eso ya es decir mucho.

Pero, en las sabias palabras de Luz Casal, no me importa nada. Nada más ver de nuevo a Mulder y Scully fue altamente satisfactorio. Especialmente Gillian Anderson, que a sus 47 años se ve más hermosa de lo que jamás se vio en la corrida original de la serie.

Espero que los siguientes cinco episodios sean menos malos; pero la verdad no es terriblemente importante. Los veré de cualquier manera.

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El reporte

Una de las cosas que tengo que hacer ahora, como profesor de tiempo completo, es entregar reportes anuales de lo que he estado haciendo, para que no me corran bajo la impresión de que ando de huevón.

Me sorprendió un poco, porque oficialmente entré en agosto de 2015 y entonces supuse que mi primer reporte anual sería hasta agosto de 2016. Resulta que no, tuve que entregar mi reporte anual que cubrió seis meses.

Eso implicó también entregar mi plan de trabajo para 2016. Lo cual también me sorprendió un poco, porque cuando entré hice un plan de trabajo de agosto de 2015 a agosto de 2016. Y entonces ahora tuve que entregar un plan de trabajo que se empalma con el que ya había entregado antes.

Algún día la UNAM dejará de sorprenderme, supongo. Sólo no creo que ocurra pronto.

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Operación Ultra

El domingo fui a ver American Ultra, porque Jesse Eisenberg me cae muy bien, y porque (contrario a mucha gente), jamás he odiado a Kristen Stewart.

Se aplican las de siempre.

American Ultra

American Ultra

Mike Howell es un moto tranquilo sin ninguna ambición en el mundo, con una mega nena como novia (al parecer inexplicablemente), cuando de repente una señora entra a la tienda donde trabaja, le dice unas cosas muy extrañas, y a partir de ese momento descubre que puede matar gente con cucharas.

El caos se sigue.

La película es un refrito del súper agente que no sabe que lo es, que ha sido explorado un montón de veces; la serie de Jason Bourne siendo tal vez el ejemplo más famoso y mejor hecho. American Ultra no aporta mucho al género, excepto por la hilarante puntada de que el susodicho agente es un moto buena onda estereotípico.

Yo disfruté mucho la película, a pesar de su falta de originalidad, en gran medida por Eisenberg y Stewart, que son los dos entrañables en sus papeles, y porque la Stewart se ve bellísima como una mota tranquila buena onda.

A la película no le ha ido muy bien con la crítica, pero me parece que en gran medida esto ocurre porque mucha gente de verdad no traga a Kristen Stewart. Yo no lo entiendo; está chula y definitivamente no actúa mal.

La película está divertida, tiene un montón de acción, varios personajes muy cagados, y es antes que nada (y para mí esto siempre es un gran plus) una historia de amor.

Así que vayan y véanla. Si quieren hacerlo en el cine, apúrense; no creo que dure mucho en cartelera.

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La Gran Apuesta

El viernes fui a ver The Big Short, porque por qué no.

Se aplican las de siempre.

The Big Short

The Big Short

La película relata la historia real de varios banqueros e inversionistas que detectaron la burbuja inmobiliaria que causó la crisis financiera internacional de 2008, y cómo se hicieron de harta lana con ella. En el camino, la película explica (de manera simple y entretenida) las causas y desarrollo de dicha burbuja.

Y las causas se pueden resumir de manera muy sencilla: falta de regulación por parte del gobierno, porque cualquier individuo con dos dedos de frente sabe que cuando se deja al capitalismo correr rampante, sólo cosas malas resultan de eso.

La película a mí me divirtió mucho, y los cuatro actores principales son de mis favoritos. Pero la verdad es una película que no vale mucho la pena verla en el cine; pueden disfrutarla sin ningún problema desde la comodidad de su hogar en DVD o Blu-ray.

De cualquier manera, es muy divertida. También da coraje, pero es muy divertida.

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El pago

Hace poco más de tres meses escribí que por fin había firmado mi contrato como profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Hoy por fin me pagaron.

Aunque firmé en octubre, mi contrato comenzó desde agosto. Y, por situaciones administrativas en las que no quiero elaborar, de hecho yo comencé a trabajar en la UNAM en mayo.

Eso significa que tardaron ocho meses y medio en comenzar a pagarme. Lo cual, lamentablemente, no es tan descabellado para la Universidad Nacional Autónoma de México.

Cuando comencé a dar clases como ayudante de laboratorio, literalmente el siglo pasado, lo común era dar clases y recibir un pago único al siguiente semestre. Esto fue mejorando a lo largo de los años; hoy en día los muchachos que comienzan a dar ayudantía en agosto suelen recibir su primer cheque en octubre o a más tardar septiembre.

Yo regresé al esquema del siglo pasado, al parecer por la situación particular de mi caso; yo recibí pagos ininterrumpidos por parte de la UNAM desde 2013 como profesor de asignatura, y paradójicamente al parecer eso causó que mi pago como profesor de tiempo completo se retrasara más de lo “normal”. Y también significa que, a partir de cierto momento, la UNAM comenzará a descontarme de mis cheques todos los pagos que me hizo como profesor de asignatura de agosto hasta diciembre.

Mi querida UNAM; enorme y burocrática como siempre.

Me enteré de que había ganado mi plaza más o menos por abril de 2015, pero hasta hoy siento que por fin se está normalizando mi situación. Firmar mi contrato fue un paso importante; pero recibir mi pago por el trabajo realizado es, desde cualquier punto de vista que se quiera ver, algo mucho más concreto que firmar un papelito. Especialmente si dicho papelito se ve igualito a los tristes contratos que he firmado semestre a semestre desde 1998 que comencé a dar clase (nada más que ahora decía “Profesor de Tiempo Completo”).

La firma en el papelito

La firma en el papelito

Así que ya estoy trabajando en dos chambas que me pagan más que decentemente. La buena noticia es que a partir de este momento (bueno, nada más pague las deudas en las que incurrí durante los ocho meses y medio que sólo recibí mi salario de profesor de asignatura) básicamente ya no tengo que preocuparme de cosas materiales.

La mala es que, de nuevo, no tengo mucho tiempo libre. De hecho casi no tengo tiempo libre.

Así es complicado andar buscando esposa.

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Los días extremos

Fui profesor de asignatura de la Facultad de Ciencias durante 17 años (aunque con pausas). Esto significa que, en general, yo no me paraba en la Facultad el día antes de que cerraran la Universidad por vacaciones, ni el día en que volvían a abrirla. Durante los días extremos del calendario universitario yo generalmente estaba en mi casita haciéndome güey.

Ahora que soy profesor de tiempo completo, me encontré en la Facultad durante esos días; el viernes 11 de diciembre del año pasado, y hoy 4 de enero del presente. El 11 de diciembre comenzó rápidamente a sentirse que se iba quedando vacío el Departamento de Matemáticas; hoy más bien se sintió medio vacío todo el día.

Técnicamente podría no ir estos días extremos, pero la verdad es que ya extrañaba mi cubículo. Trabajo mucho mejor ahí que en mi departamento (donde tengo demasiadas distracciones). Y como está casi vacía, pues de hecho se trabaja mucho mejor.

Sólo sí se ve medio desolada mi Facultad.

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Feliz año nuevo 2016

Como ha sido desde hace diez años, les deseo un muy feliz año nuevo a todos mis lectores. Gracias por leerme y, si aplica, por dejarme comentarios.

Aunque el país está en un hoyo cada vez más profundo, para mí en lo personal durante el año pasado se cumplieron varias metas de mi vida de manera más que satisfactoria. Me gustaría decir que fueron todas, pero hasta alguien tan afortunado como yo no le puede salir todo bien. De cualquier manera no me quejo.

A ver si durante este año que empieza hoy cumplo el resto de las metas faltantes.

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La llegada

Regresar a la Ciudad el 25 de diciembre a medio día fue mucho más fácil que salir de ella dos días antes. De caseta a caseta hice menos de una hora, y de hecho para motivos prácticos no había nada de tráfico en la Ciudad (pero sí una cola muy larga para salir de ella).

Estuvo divertida la celebración, aunque me sigue sin quedar claro exactamente qué celebramos, porque técnicamente mi familia nunca ha celebrado la navidad; sería medio contradictorio dado que básicamente ponemos en duda la existencia del festejado.

La celebración importante en mi familia por estas fechas siempre ha sido el año nuevo, y ése sí lo espero con ganas; tampoco me queda claro por qué le damos tanta importancia a que nuestra canica azul le dé otra vuelta al sol, pero es buen motivo para juntarse y celebrar.

Felices fiestas a mis lectores, por si acaso creen en algo; y con más ganas si de hecho no lo hacen.

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La salida

Como chilango de nacimiento, hay cosas de sentido común que trato de no hacer nunca. Una de ellas es jamás salir de la Ciudad en semana santa o alrededor de navidad y/o año nuevo.

Este año sin embargo mi mamá está celebrando la navidad en su casa de Oaxtepec, y me pidió que fuera. Así que vine. Espero sinceramente no tener que volver a hacerlo nunca.

Tardé casi tres horas en hacer el recorrido; dos horas y cuarto llegando a la caseta de salida. Lo demás fue de hecho bastante tranquilo.

Yo ya sabía que algo del estilo iba a ocurrir; pero aún sabiéndolo es difícil de tragar.

Es por este tipo de circunstancias que en general siempre me quedo en la Ciudad de México en semana santa y en diciembre. Eso y que no me gusta salir de la Ciudad de cualquier manera.

Ahora espero que el regreso el 25 sea más fluido.

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