Escuadrón Suicida

Hace más semanas de las que tengo la paciencia de recordar, fui a ver Suicide Squad. Inicialmente quería ver cómo le iba a la película en la taquilla antes de escribir acerca de ella; después la chamba ya no me dejó, especialmente con los compromisos que tendré a partir de la próxima semana. Escribiré al respecto más adelante.

Como decía, Suicide Squad. Tenía muchas ganas de ver esta película, y a mí no me decepcionó en lo más mínimo, aunque al parecer a muchos en la crítica sí.

Se aplican las de siempre.

Suicide Squad

Suicide Squad

La premisa de la película es la misma de la de los cómics; el gobierno gringo, personificado por Amanda Waller, recluta “voluntariamente” a varios supervillanos para tener una manera de poder contrarrestar amenazas de seres con superpoderes. Algo así como The Dirty Dozen, pero con personajes de cómics: Deadshot, el mejor francotirador que existe; Harley Quinn, la novia demente de Joker; Captain Boomerang, un roba bancos australiano que utiliza boomerangs; El Diablo, un mexico-gringo (literalmente) muy caliente; Killer Croc, un cocodrilo humano; Enchantress, una diosa (y, oh sí, lo parece) de miles de años de edad que posee el cuerpo de una arqueóloga; Slipknot, que por suerte lo matan a los tres minutos; y como chaperones Rick Flag, un soldadito, y Katana, que mata gente con su katana y absorbe sus almas en ella.

La película es divertida y emocionante, si bien con una historia medio pendeja; Viola Davis es perfecta como Amanda Waller; Will Smith le da un carisma a Deadshot que realmente nunca ha tenido en los cómics; y Margot Robbie es extraordinaria como Harley… es una visión distinta del personaje a la que ha normalmente aparecido en las caricaturas, cómics y videojuegos, pero a mí me gustó mucho y se me hace muy interesante. De la misma manera, el Joker de Jared Leto es novedoso e interesante; la idea de un Joker que además de ser un sociópata está caliente, es ciertamente aterradora.

¿Es la mejor película de superhéroes? No. ¿La mejor de equipos de superhéroes? No, tampoco. Pero es divertida, está bien hecha, y aunque la historia es bastante incoherente, me parece que es de lo mejor que ha hecho DC, y ciertamente a la altura (si no es que mejor) que muchas de las cosas que ha hecho Marvel. Ciertamente el 26% que tiene en Rotten Tomatoes es injusto y sesgado; hay una especie de fanatismo deportivo que está ocurriendo con los universos cinematográficos, donde muchos críticos sencillamente sienten que para que le vaya bien al “equipo” al que ellos le van (Marvel, en este caso), entonces le tiene que ir mal al “equipo” contrario (DC).

Lo cual es estúpido, por supuesto; como fan de cómics desde hace veinte años, yo quiero películas de cuantos universos sean posible.

Por eso me alegra que a la mayor parte de los espectadores les valga cacahuate y sencillamente hayan ido a ver la película; ha ganado 670 millones de dólares, y contando, y le han dado una calificación agregada de 67%, que me parece decente dado los “fans” que la critican sólo por no ser de Marvel. Ha sido además muy exitosa con los espectadores jóvenes, adolescentes y menores de 22 años, lo cual me pone también de muy buen humor.

Por cómo le ha ido a la película, supongo que ya fueron a verla. Si no han ido, vayan; se van a divertir.

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Que veinte años no es nada

En agosto de 1996 comencé a tomar clases en la Facultad de Ciencias.

Me parece que había ido un par de veces antes a la misma; la primera vez a recoger mi tira de materias, y la segunda a la bienvenida y examen médico. Me parece, recalco, porque como ocurrió hace veinte años la verdad no recuerdo todo con certeza.

Como sea, en agosto comencé a ir diario a tomar clase y percatarme de que, aunque hacía mucho había notado que yo nunca era de los mejores en casi nada académico, en Ciencias se multiplicaba exponencialmente el asunto. Los primeros meses sí consistieron en básicamente comenzar a entender la magnitud de mi ignorancia y estupidez en un rango bastante amplio de temas.

En esos primeros meses del semestre 1997-1, hace veinte años, no sabía (no había forma de que pudiera saberlo) de que la Facultad de Ciencias iba a definir muchos aspectos de lo que me caracterizan hoy en día como persona. Mucho menos iba saber (aunque sin duda alguna lo comencé a desear casi de inmediato) que iba a terminar trabajando aquí como profesor de tiempo completo.

El mundo, el país, la Ciudad de México, la Universidad, la Facultad y yo mismo hemos cambiado radicalmente en estos veinte años. El PRI aún llevaba setenta años ininterrumpidos gobernando; todavía no podíamos elegir a nuestros gobernantes en el aún existente Distrito Federal; muchos no nos imaginábamos que un asalto a la gratuidad de la UNAM venía en marcha; el edificio del Tlahuizcalpan de la Facultad estaba en construcción (y así seguiría por toda mi estadía como estudiante en la carrera); y casi ningún estudiante contaba con teléfono celular (mucho menos laptop), y faltaba todavía mucho para que esos teléfonos celulares reprodujeran música y video y pudieran acceder datos en Internet casi en cualquier lugar. Era otro mundo.

Y sin embargo muchas cosas permanecen iguales, o casi sin cambios; los pasillos que a partir del lunes recorreré para impartir clases en el semestre 2017-1 son básicamente los mismos que recorrí hace veinte años en el semestre 1997-1 para tomar (en algunos casos) esas mismas clases. Los estudiantes, como cuerpo estudiantil, no han cambiado tanto realmente (aunque sin duda yo los veo cada vez más jóvenes). Y los profesores tampoco; sólo ahora varios de los que éramos estudiantes nos pasamos al lado oscuro.

Aún no es técnicamente cierto que he pasado más de la mitad de mi vida en la Facultad de Ciencias. Después de titularme trabajé varios años en la industria, y aunque durante una parte del posgrado estuve dando clases, también hubo periodos largos durante los cuales ni siquiera puse un pie en la Facultad. Pero es la institución con la que he estado asociado más tiempo en mi vida, por mucho; la UNAM también, por supuesto, pero mi permanencia en la UNAM es básicamente la Facultad de Ciencias y unos cuantos años salteados en distintas partes de la Universidad Nacional.

Todavía le tengo (y siempre le tendré) un gran cariño al CCH Sur, pero la verdad no afectó en mucho mi vida, y los recuerdos que tengo del mismo (por más agradables que sean muchos de ellos) cada vez pierden más el brillo y la claridad; hace años que no voy de visita. A su vez el posgrado siempre fue más bien como un escalón, un simple periodo de transición, y los últimos años del mismo ni siquiera estuve físicamente en la UNAM la mayor parte del tiempo.

En cambio la Facultad de Ciencias, de una forma u otra, siempre estuvo ahí, y varios de los momentos que viví (que, como digo arriba, me definieron) los recuerdo con una claridad y nitidez asombrosa. Tal vez por el simple hecho de que sigo recorriendo esos mismos pasillos y salones.

Por estos días (no recuerdo la fecha exacta) se cumplen veinte años de que comencé a tomar clases en la Facultad de Ciencias. Espero al menos poder pasar otros veinte siendo profesor aquí.

Y creo que no me molesta la idea de pasar otros cuarenta.

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Miedo profundo

Hace dos semanas casi fui a ver The Shallows.

Se aplican las de siempre.

The Shallows

The Shallows

La historia de esta película es increíblemente simple: una gringa va surfear en una playa mexicana medio escondida, un tiburón la muerde y la acosa durante un par de días, y al final la gringa le gana al tiburón con su inteligencia y determinación.

Suena hasta difícil poder exprimir 86 minutos de película con una premisa tan simple, pero la película lo consigue de manera bastante exitosa. La fotografía es espectacular, la Blake Lively ofrece una actuación bastante buena, y el tiburón está cabrón. Lo único que se le puede reclamar a la película es que el final es un poco caricaturesco, pero por lo demás es una película muy disfrutable (especialmente por, lo repito, la fotografía), si bien algo intrascendente.

Véanla, está divertida.

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Otra vez, 450 mililitros de sangre

Una vez más, de nuevo, otra vez, doné sangre.

Ha llegado el punto en que donar sangre se ha vuelto una de las cosas que sencillamente hago. ¿Qué hace Canek? Da clases, programa y dona sangre porque nunca le dio hepatitis.

Como soy O negativo, eso me convierte en donador universal; alrededor del 7% de la población lo es. Supongo que es de las pocas cosas que inequívocamente puedo decir que me hacen “especial”. Claro que tiene la desventaja de que, si algún día necesito una transfusión, sólo puedo recibir el tipo O negativo; así que espero que no me pase nada que requiera una transfusión.

Creo que no está haciendo mucho sentido lo que escribo. Tal vez debería dejar de tratar de escribir cada vez que dono sangre.

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Al maestro con cariño

La semana pasada califiqué y cerré los grupos que impartí el semestre anterior. Que un grupo se “cierre” quiere decir que, después de poner las calificaciones, el profesor decide que ya no hará modificaciones y que el listado puede irse a la Dirección General de Administración Escolar (DGAE); la semana que entra firmaré (electrónicamente) las actas de ambos grupos, y una vez hecho eso definitivamente ya no habrá forma de que afecte a ninguno de los que fueron mis alumnos (a menos que vuelvan a inscribirse conmigo en otro curso, claro está).

Sin embargo en los hechos jamás he modificado una calificación después de cerrar un grupo y antes de firmar las actas, así que consideraré que en este instante no tengo relación académica formal con ningún estudiante, porque me siento más cómodo escribiendo de lo que quiero escribir si así es el caso, y he esperado literalmente años para poder hacerlo. Mañana empieza el propedéutico de la carrera de Ciencias de la Computación, y en dos semanas empiezan los cursos propiamente, y entonces tendría que esperar otros seis meses (en enero) a estar en una situación similar.

Como menciono arriba, he esperado años para escribir de esto, porque el hecho específico que me motivó a hacerlo ocurrió hace años, y justo quería dejar que transcurriera un tiempo significativo antes de plasmarlo en el blog (para evitar que ni siquiera se pudiera intuir a qué estudiantes me estaba refiriendo). Entonces sí quiero dejar claro que lo que me inspiró para escribir esta entrada no tiene necesariamente nada que ver con ningún ex-estudiante mío del semestre pasado, ni el anterior a ese, ni el anterior al anterior, etcétera por varios años. Dicho sea eso, mucho de lo que voy a relatar se repite casi sin falla en la mayor parte de los semestres, y probablemente continúe repitiéndose hasta que deje de dar clases en el ocaso de mi vida.

Desde que empecé a impartir clases como profesor en 2005, en casi todos los cursos que me han tocado, existe una muchacha en el grupo que se enamora de mí. A veces más de una (y a veces también muchachos, por supuesto, pero la verdad eso nunca ha sido problema para mí).

Me encantaría poder decir que esto ocurre porque soy guapo, inteligente, simpático y en pocas palabras irresistible… pero no puedo porque sencillamente es falso. Quiero decir, no soy Quasimodo ni retrasado mental (aunque sí soy bastante insoportable); pero estas muchachas que se enamoran de mí, realmente no se enamoran de ; yo como ser humano no tengo casi nada que ver en el asunto.

Se enamoran del profesor. Y (desafortunadamente para mi ego) la diferencia sí importa.

Me parece que esto le ocurre básicamente a todos los profesores universitarios en el mundo, hombres y mujeres; aunque por razones culturales es más pronunciado que sea una muchacha la que se enamore de un profesor. La inversión de géneros sin duda alguna también ocurre (oh, yo lo sé muy bien), pero sí es una situación más atenuada. Las estudiantes de por sí ven al profesor como una figura de autoridad, alguien a quien admirar, y que estos sentimientos de admiración crezcan o se transformen en algo más profundo es perfectamente natural.

Ahora, siendo profesor nunca he andado con una alumna mía, ni lo haré: en lo personal me parece éticamente cuestionable (aunque hay un montón de profesores que no tienen ningún problema en coquetear y andar con sus alumnas). Entonces trato de mantener mi distancia con mis estudiantes, al grado de a veces parecer excesivamente seco, y creo que me ha funcionado bastante bien; pero la verdad es que en la mayor parte de los casos es bastante sencillo. La enorme mayoría de las muchachas que se llegan a enamorar de mí mientras les doy clases no hacen nada al respecto, excepto tal vez echarme ojitos pizpiretos y de vez en cuando suspirar profundamente. Con estas muchachas no tengo nada de qué preocuparme normalmente.

De vez en cuando aparece una estudiante que sí intenta hacer algo más para llamar mi atención, pero hago énfasis en que suelo impartir cursos en el primer año de la carrera; entonces estamos hablando de muchachas menores a veinte años. Para mi fortuna, a esa edad casi todos los seres humanos son increíblemente torpes para coquetear (y para casi todo lo demás), entonces tampoco me preocupo demasiado.

Lo difícil, y que por suerte ocurre muy raramente, es cuando una muchacha de 18 años bonita, simpática e inteligente se enamora de mí, y además resulta que es bastante hábil para coquetear (que fue el hecho que me inspiró a escribir esto). No porque yo vaya a “caer” en la tentación; confío plenamente en mi capacidad de, en el peor de los casos, ponerme firme y rechazarla de manera tajante.

Pero que sea capaz de hacerlo no quiere decir que sea fácil, ni que una parte de mi cerebro no se diga “maldita sea, ¿por qué no tengo quince años menos?”

Las primeras veces que una estudiante se enamoró de mí sí me sacó mucho de onda; a estas alturas ya es parte de la rutina de dar clases. Es simpático y algo tierno, y de hecho puedo utilizarlo para motivarme a dar mejores cursos y ser mejor profesor. Pero cuando es una muchacha con la que, si no fuera mi estudiante y yo fuera al menos diez años menor, sí pudiera visualizarme andando con ella, es cuando se pone difícil la situación.

Por suerte, repito, ocurre muy raramente. Pero cuando ocurre, generalmente lo noto a la tercera o cuarta semana de clases; entro al salón, comienzo mi clase, y está enfrente mío una muchacha, arreglada primorosamente, y mirándome fija y lascivamente.

Y yo sólo puedo suspirar dentro de mi cabeza y decirme “rayos, va a ser uno de esos semestres”.

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Día de la Independencia: Contraataque

Hace un par de semanas fui a ver Independence Day: Resurgence.

Se aplican las advertencias de spoilers habituales.

Independence Day: Resurgence

Independence Day: Resurgence

Hace veinte años fui a ver Independence Day al cine… varias veces. La película siempre me ha gustado bastante. Esta nueva entrega no fui a verla cuando se estrenó porque básicamente todo mundo estaba diciendo que era muy mala.

Pero al fin y al cabo fui a verla, con muy bajas espectativas, y salí bastante contento. Por supuesto es muy mala; pero sinceramente no creo que sea un orden de magnitud peor que la primera. Ahí se van; aunque ciertamente es peor la segunda, creo que se compensa porque no se toma en lo más mínimo en serio.

La trama no tiene el menor sentido, por supuesto. Quiero decir, a grandes razgos hay de hecho una historia, pero cómo las escenas se concatenan para contarla no tienen el menor sentido. Muchos de los actores no hacen un gran esfuerzo, que digamos. Los efectos especiales son una enorme eyaculación de CGI. Los personajes son más genéricos que las galletas de animalitos. Etcétera.

Pero está divertida la película, y tiene una multitud de puntadas bastante buenas, como hacer que el Doctor Okun sea gay. Me parece una secuela correcta para Independence Day, que por más que nos haya gustado hace veinte años tampoco fue nunca muy buena.

Así que vayan y véanla; probablemente terminen haciendo la tercera parte, y yo con gusto iré a verla.

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Juventud

Hace semanas fui a ver Youth; no escribí al respecto en su momento por la excusa de siempre: mucho trabajo.

Se aplican las de siempre.

Youth

Youth

Youth es una película increíblemente pretenciosa. Es tan pretenciosa, que de hecho parece una parodia de películas pretenciosas. La pretenciosidad (si tal palabra existe) es perdonable por el espectacular elenco de la película, y porque tiene un humor extraordinario.

No voy a contar la trama; y realmente no importa mucho la misma. Este película es acerca del ambiente que crean sus escenas, y en ese sentido es impecable. Pretenciosidad y todo.

Además, tiene un final bastante chido.

Así que vayan y véanla; pero probablemente sea buena idea verla en Netflix o algo por el estilo.

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La página personal

Comencé a escribir en mi blog en 2005, cuando creía que me iría a estudiar mi posgrado a Canadá. Once años después, durante los cuales casi absolutamente nada de lo que he planeado ha salido como yo esperaba (y en casi todos los casos me alegro que así haya sido), por fin decidí crear una página personal.

En la academia las páginas personales tienen cierta importancia; no son fundamentales, pero definitivamente son útiles. Probablemente debí haber escrito la mía hace años, pero me daba una flojera inconmensurable, y me decía además que tenía el pensadero.

Por supuesto, en el pensadero realmente no van mis publicaciones, ni mi currículum, ni qué cursos estoy dando, ni mis intereses de investigación, etc. Así que desde un punto de vista académico el pensadero es bastante inútil, y podría discutirse que algo impropio. Como además varios sitios sociales académicos sugieren meter una página personal, me puse a armar una que fuera apropiada para el mundo académico y que tuviera la información académica que necesitaba tener, y el resultado lo pueden ver aquí.

También actualicé y puse en línea mi currículum (que tenía que hacer para mi informe anual de cualquier forma) y llené mi información en Google Scholar y ResearchGate; exceptuando Google+ suelo evitar como la peste todo tipo de redes sociales, pero en Google Scholar y ResearchGate están varios de mis colaboradores, y usar esos sitios tiene sus ventajas (de ResearchGate me avisaron cuando salió publicado un artículo mío sin que yo me diera cuenta, por ejemplo, y le vendí mi alma hace mucho a Google, así que no veo motivos para no estar en Google Scholar). Por la misma razón estoy más o menos considerando por fin hacer caso a las doscientas mil invitaciones que tengo para unirme a LinkedIn; si hubiera regresado a trabajar en la Iniciativa Privada sin duda alguna estaría ahí, pero como casi seguramente seguiré en la academia hasta que cuelgue los tenis, no le veo mucho sentido.

Así que después de varias semanas de estarle dedicando tiempo esporádico a actualizar mi presencia en línea (sin muchas sorpresas sigo muy ocupado), por fin ya tengo una página personal (distinta al blog), y mi información académica está un poquito más ordenada en la red, o al menos en algunas redes. Ahora sólo me falta ir llenando todas esas páginas con más cosas que haya hecho.

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X-Men: Apocalipsis

El sábado (no el pasado, el anterior; he estado ocupado) fui a ver X-Men: Apocalypse.

Se aplican las de siempre.

X-Men: Apocalypse

X-Men: Apocalypse

Cuando fui a ver esta película, básicamente todo el mundo estaba diciendo que era “meh”, así que fui con expectativas bastante bajas.

Salí muy contento del cine; es un buen churrito de los X-Men. Valdría la pena nada más por McAvoy y Fassbender, o por Oscar Isaac oculto en maquillaje y sobreactuando deliciosamente, o por Sansa Stark como Phoenix, o por el espectacular cameo de Hugh Jackman (la verdad la participación de Jennifer Lawrence es bastante apocada). Pero lo que, me parece, define a esta película, es la espectacular escena de Quicksilver moviéndose a velocidades que jamás a podido alcanzar en los cómics, y al maravilloso ritmo de Sweet Dreams de Eurythmics.

No es la mejor película de los X-Men, ni siquiera de esta segunda versión de los X-Men; pero es altamente entretenida, y sin duda alguna vale la pena verla en el cine. Y McAvoy rapado es idéntico a Charles Xavier.

Y sí, el universo mutante de Marvel (que es distinto al del capi y Iron-Man) ya está completamente desconectado de lo que ocurre en los cómics, en muchos casos de hecho sin nada que ver. Pero a mí no me importa mucho; están domingueras las películas.

Lo único malo es que ciertamente las probabilidades de que los X-Men y los Avengers se encuentren son básicamente cero a esta altura.

De cualquier forma, vayan a verla al cine.

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La Bruja

El sábado fui al cine, muy tarde porque mi carro no circulaba. Por la hora, no pude ir a ver la última de los X-Men (no había función tan tarde), así que compré boletos para The VVitch.

Me alegro mucho de haber visto esa en lugar de la de los X-Men; es la más extraordinaria película de terror que he visto en años.

Se aplican las de siempre. Y lo digo en serio, voy a relatar los detalles más importantes y reveladores de la trama, así que no sigan leyendo si no han visto la película. Que deben ir a verla. Al cine. Varias veces.

The VVitch

The VVitch

Wouldst thou like to live deliciously?

Alrededor de 1600 en Nueva Inglaterra, el padre de una familia de colonos considera a los puritanos con los que vive demasiado herejes, y entonces lo corren a él y a su familia del pueblo, para que deje de estar molestando con su mochismo.

El padre, William, se lleva a su esposa embarazada, Katherine; su hija mayor Thomasin de unos trece años; su hijo Caleb de unos 10; los gemelos fraternales Mercy y Jonas (de unos cinco años); y los muda al lado de un bosque para vivir lejos de la herejía (!) de los puritanos.

La intransigencia del mochismo de William no lo convierten en el villano de la historia; es un padre amoroso y trabajador, si bien estricto, que de verdad cree que está haciendo lo mejor posible por su familia al alejarla de los “falsos cristianos” del pueblo. Lo único es que él y su mujer tienen la cabeza llena de mierda religiosa, y así están educando a sus hijos.

La familia vive medio a la intemperie en una granja a medio terminar al lado del bosque, partiéndose el lomo trabajando todos los días, pero son en el fondo buenas personas, y es obvio que se quieren y se preocupan el uno por el otro. Thomasin en particular, la protagonista de la historia, es una niña inteligente y trabajadora que de verdad quiere vivir en estado de gracia aceptando a Jesucristo como su salvador, y obedecer a sus padres y ser una buena niña. Es sin duda alguna la más inteligente de la familia, y siente un cariño muy profundo por su hermanito menor, Caleb, aunque los gemelos la exasperan fácilmente (lo cual no es de extrañar; como todos los niños a esa edad, son una pesadilla).

Después de dar a luz a Sam, un día Katherine le pide a Thomasin que lo cuide, y la niña se lleva a su hermanito bebé al lado del bosque, donde se pone a jugar “peekaboo” con él, tapándose los ojos y descubriéndoselos para sorprender al bebé, que se muere de la risa.

Hasta que de repente Thomasin se destapa los ojos y el bebé ya no está.

La película después muestra una secuencia de una bruja llevándose al niño y sacrificándolo de una manera grotesca y perturbadora en un ritual satánico; pero es tan desmedida la manera en que esto ocurre, y el ambiente y música de la escena son tan etéreos que no queda realmente claro si de verdad esto ocurre, o son los miedos, ignorancia y supersticiones de la familia de alguna manera proyectados. La confusión es aumentada por el hecho de que William afirma que un lobo se llevó al bebé, y Caleb menciona que su padre le enseñó las marcas que el lobo dejó en el suelo.

A partir de este momento todo comienza a irse a la mierda, porque las tragedias que le ocurren a la familia se van acumulando, y todas y cada una de ellas tienen una explicación razonable, pero la religiosidad e ignorancia de la familia van causando que comiencen a creer que el Diablo (con mayúsculas) está detrás de todo. Los niños no ayudan; en algún momento, para espantar a los gemelos, Thomasin les dice que ella es la bruja del bosque. Los gemelos a su vez dicen que Black Phillip, el macho cabrío negro que tienen en la granja, les dice cosas. Juegos de niños, pero que en el contexto de lo que ocurre comienzan a despertar sospechas entre los padres y entre los mismos hermanos.

No voy a contar toda la trama, pero sí el final, así que les repito que si no han visto la película dejen de leer. En serio, les conviene ver esta película en el cine. Varias veces, probablemente.

Thomasin, interpretada de manera espectacular por Anya Taylor-Joy, durante toda la película transmite un aire de inocencia y bondad (a pesar de ser increíblemente hermosa) que hacen todavía más angustiante y opresivo el ambiente, porque uno sospecha que los padres van a acusar a la niña de bruja, y que terminará quemada en una hoguera.

El final es de hecho más terrible.

Después de que el hermano desaparece (y ocurre otra escena perturbadora, con otra bruja, que no sabemos si es verdad o no), y reaparece desnudo y delirante, para después morir inmediatamente después de un aparente rapto de amor hacia Cristo, William encierra a Thomasin y los gemelos con las cabras, y en la noche ocurre todavía otra escena perturbadora (que a uno no le queda de otra sino admitir que probablemente sí hayan sido ciertas todas). Al otro día, William encuentra a las cabras destripadas, a los gemelos desaparecidos y a Thomasin inconsciente, y está a punto de básicamente matar a Thomasin creyendo que es una bruja, cuando Black Phillip lo mata de un cornazo.

Katherin aparece (después de que en la noche sufrió su propia escena perturbadora), y al ver a William muerto procede a intentar asfixiar a Thomasin, acusándola (por supuesto) de ser una tentación para William y Caleb, y de que todo es su culpa, probablemente por tener vagina. Thomasin no tiene de otra más que asesinar a su madre en defensa propia, cuando el decirle que la amaba no la detiene.

Y entonces la película tiene el mejor final en la historia del cine de terror, mejor incluso que Rosemary’s Baby.

Después de pasar el día en un estado casi catatónico, Thomasin ve a Black Phillip, y sigue al macho cabrío a un sótano, donde le pide que le hable como hablaba con los gemelos. Pasa un momento en silencio, y Thomasin está a punto de irse cuando se oye la voz de Lucifer:

What dost thou want? ¿Qué es lo que quieres?

What canst thou give? ¿Qué puedes dar?

Wouldst thou like the taste of butter and pretty dress? Wouldst thou like to live deliciously? ¿Te gustaría el sabor de la mantequilla, un lindo vestido? ¿Te gustaría el vivir deliciosamente?

La última palabra es hablada por el Diablo de una manera tan perversa y lasciva, que hacen todavía más terrible la respuesta de Thomasin:

Yes. Sí.

Para este momento Satanás, aunque no lo muestran, se ha convertido en un hombre vestido lujosamente de negro, y no puedo sino imaginármelo como el hombre más atractivo del universo.

Wouldst thou like to see the world? ¿Te gustaría ver el mundo?

What will you from me? ¿Qué tengo que dar a cambio?

Dost thou see a book before thee?… Remove thy shift. ¿Ves un libro frente a ti?… Quítate la ropa.

Thomasin se desnuda temblorosa, pero decididamente, y una lágrima rueda por su mejilla.

I cannot write my name. No sé escribir mi nombre.

Belcebú pone una mano enguantada en lujoso cuero negro sobre el hombro desnudo de Thomasin de manera seductora, casi cariñosa.

I will guide thy hand. Yo guiaré tu mano.

El Maligno procede a cogerse a Thomasin, que la película tiene el buen gusto de no mostrarnos, y después se ve a ella caminando desnuda hacia el bosque (la escena representada en el poster de la película). Thomasin llega a una hoguera donde un aquelarre de brujas desnudas está teniendo una misa satánica, y Thomasin toma su lugar entre ellas. Las brujas comienzan a levitar, carcajeando lascivamente, y la cámara muestra la cara de Thomasin bañada en lágrimas, mientras ella se eleva también.

Se ve abrumada por un éxtasis de placer y felicidad.

Vayan a ver esta película al cine, varias veces. Es extraordinaria, y la mejor película de terror que he visto en años.

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Treinta y nueve

Hoy cumplí treinta y nueve años. Lo cual significa, por supuesto, que comienzo el último año de mi vida en los treintas.

Y me encanta la idea.

Jamás he mirado hacia el pasado con nostalgia y deseando poder volver a él; en general en todos los momentos de mi vida me he sentido que me la estoy pasando muy bien, e incluso cuando de hecho me la estoy pasando mal (que nunca es mal mal de verdad; soy inmensamente privilegiado), nunca he sentido “quiero volver a como eran las cosas”, siempre ha sido más bien “quiero que este mal periodo termine”. Siempre quiero llegar al siguiente nivel.

Aunado al hecho de ser un optimista empedernido, estoy convencido de que mis cuarentas serán espectaculares, y no sé por qué desde hace años tengo la sensación de que mis cincuentas serán la mejor década de mi vida. Así que no temo ni me preocupa el futuro; todo lo contrario, lo abrazo con gusto y disfruto cada momento que me toca vivir en esta maravillosa si bien perfectamente ordinaria vida que me he formado y me ha tocado.

El año pasado fue increíble para mí; ha sido el periodo más productivo y satisfactorio de mi vida profesional (tanto dentro como fuera de la academia), adquirí varias cosas materiales sin las cuales podría vivir sin ningún problema pero que qué chido es tener (por fin mi compré mi PlayStation 4, si bien no tengo idea de cuándo podré jugarlo con calma), y también fue un año donde (por razones que no he publicado en el blog) me parece que crecí mucho como persona y descubrí muchas cosas de mí que de alguna manera siempre había sabido, pero que nunca había sido realmente consciente de ellas. La mayor parte buenas; pero incluso descubrir las malas fue algo positivo, porque me ha permitido trabajar en ellas.

No puedo dejar de mencionar que estoy perfectamente consciente de que, por más que en general lo haya estado disfrutando, este año de mi vida fue enormemente solitario y que ya llevo, tal vez, demasiado tiempo solo. Pero lo cierto es que me ha permitido tener tiempo (y dinero, no nos olvidemos del dinero) para mí, concentrarme en mi vida académica y profesional, y por último (pero no menos importante) estar cómodo y contento yo solito conmigo mismo sin nadie más. Creo que mi año 38 fue el año de mi vida donde mejor me sentí conmigo mismo, y sin ninguna angustia de sentir que tenía que salir y buscar a alguien nada más para no estar solo. Por experiencia propia y ajena, creo que sentirse angustiado de estar solo es la peor razón para comenzar una relación seria.

Contrario a años anteriores, tengo bastante certeza de qué ocurrirá con mi vida en mi último año de los treinta… al menos profesionalmente; me obligan a escribir un plan de trabajo anual, así que tengo que pensar en eso con anticipación. En el aspecto personal, la verdad no sé… pero ¿quién lo sabe?

Y eso es lo que lo hace divertido.

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Capitán América: Civil War

El viernes fui con mis cuates a ver Captain America: Civil War.

Se aplican las de siempre.

Captain America: Civil War

Captain America: Civil War

La película es otra comedia de las que ha sacado consistentemente el MCU, y aunque nominalmente una película del Cap América, realmente es Avengers 2.5 esperando a Infinite War.

A pesar de que disfruté mucho esta película, no puedo dejar de comentar que sí me parece que comienza a haber una cierta fatiga con el Universo Marvel Cinematográfico. La película tiene cosas muy padres; en particular, la pelea en el aeropuerto de Leipzig/Halle es de las cosas más espectaculares que se han hecho en el mundo de los cómics adaptados a la pantalla grande (aunque no quede claro por qué Vision se pasa los primeros minutos de la batalla atándose las agujetas). Y Tom Holland como Spider-Man es fabuloso, y lo más cercano que ha habido al personaje que yo conocí en los cómics.

Sin embargo, aún con todas las cosas padres, sí hay muchos momentos en los que yo sentí que sencillamente era más de lo mismo, otra vez, de nuevo, por enésima ocasión. En ese sentido, sí me parece que Batman v Superman: Dawn of Justice (con todas sus bien merecidas críticas) ha sido sin duda alguna una bocanada de aire fresco a comparación del ya muy choteado MCU. Ciertamente no tengo muchas ganas que digamos de ver de nuevo esta película.

Como sea está entretenida, así que vayan a verla.

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El Cazador y la Reina del Hielo

Sé que sueno como disco rayado, pero de verdad tengo mucha chamba. A tal grado que casi ni al cine he podido ir. Después de ver Ella se llamaba Marta: Edición Batman/Superman el mes pasado, apenas el domingo tuve tiempo de ir al cine de nuevo; y estaba tan hasta la madre que ignoré todas las buenas películas que habían en cartelera, y sencillamente me metí a ver The Huntsman: Winter’s War.

Podría decir que lo hice por Charlize Theron, o por Jessica Chastain, o por Emily Blunt… pero yo creo que si soy sincero lo hice por Chris Hemsworth.

No me arrepentí en lo más mínimo; se aplican las de siempre.

The Huntsman: Winter's War

The Huntsman: Winter’s War

The Huntsman: Winter’s War es una mala película. Eso se da casi por descontado en una película de Blanca Nieves donde Blanca Nieves está conspicuamente ausente.

Paradójicamente, casi todos los aspectos importantes de la película son bastante buenos. Está bien actuada, con Charlize Theron relamiéndose los dedos entre las dos escenas que aparece, del placer de hacerla de mala malérrima, y Chris Hemsworth exudando simpatía y galanura como si le sobraran… que le sobran. La Chastain por alguna razón hace un acento escocés medianamente convincente, y Emily Blunt se ve triste y acongojada todo el tiempo. También está bien dirigida, dado el guión; y los efectos, sonido, música, vestuario, escenarios, etc., etc., son de lo mejor que he visto este año (que no he visto mucho, si soy sincero).

El único problema que tiene realmente está película es que el guión es atroz y sin sentido. Pero de nuevo; en una película de Blanca Nieves donde Blanca Nieves no está, ¿qué esperaban? El hecho de que sea precuela-secuela (con una parte donde literalmente pueden insertar la otra película) no ayuda.

De cualquier forma la recomiendo; está divertida, la acción está padre, los enanos son cagados, todas las mujeres son hermosas (con la Theron masticando el escenario como vaca en pradera), y ver sonreír a Chris Hemsworth haría nada más que valiera la pena. Así que si pueden vayan y véanla; es tan mala que creo que ya la van a quitar de la cartelera.

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Un año con el alma vendida al diablo

He tenido una carga de trabajo tan brutal que, entre otras cosas, se me pasó conmemorar un año de que compré mi querido Mini Cooper.

Básicamente me gustaría enumerar las desventajas y ventajas que le he visto a tener un Mini Cooper este año, en comparación con el Tsurito que utilicé durante más de diez años. Así que primero las desventajas:

  • Si le pasa cualquier cosa, las refacciones pueden ser una pesadilla, porque en muchos casos las traen de Alemania…
  • …y sale carísima la reparación.
  • El consumo de gasolina es como siete veces el del Tsurito.
  • Mientras que mi Tsurito a veces me bajaba de él mientras se seguía moviendo, y nada más le decía: “ahí te cuidas”, mi Mini Cooper me genera cierta angustia cada vez que lo estaciono. A estas alturas lo he dejado en valet parking unas cuatro o cinco veces, porque trato de evitarlo.
  • No puedo pasarle corriente (porque puedo quemar la computadora interna, o al menos eso me dijeron), y no trae llanta de repuesto (trae de estas llantas especiales que se supone uno puede seguirlas usando ponchadas), así que las únicas dos cosas que sabía hacerle a un carro (pasarle corriente y cambiarle una llanta), no las puedo hacer con mi Mini Cooper.
  • Más de dos personas no pueden viajar cómodamente en él.

Y las ventajas:

  • Es tan bonito, que a veces nada más de verlo me sube el humor.
  • Mientras otros carros tratan de tener una faz agresiva, la del Mini Cooper es como la cara de un chavo que su mamá lo acaba de descubrir masturbándose.
  • Todo el mundo parece estar de acuerdo de que yo me veo muy bien con mi Mini Cooper.
  • A todo el mundo le gusta, y las chavas no son excepción.
  • Manejarlo (con transmisión manual) es un placer casi orgásmico; especialmente en autopista.
  • Para una o dos personas, es casi lascivamente cómodo.
  • Mi celular se conecta automáticamente por Bluetooth, y saca de ahí la música.
  • ¿Ya mencioné lo bonito que está?

A un año de haber adquirido mi querido Mini, no me arrepiento en lo más mínimo de haberlo comprado. No voy a cambiar de carro en años (espero; al parecer este modelo salió bastante duradero), y cuando lo haga no sé si vuelva a comprar Mini. Pero la verdad lo he disfrutado enormemente, y espero poder seguir haciéndolo varios años más.

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Batman vs. Superman: El Origen de la Justicia

Entre las razones por las cuales me puse al corriente con mis reseñas de películas, estaba el hecho de que ayer iba a ver Batman v Superman: Dawn of Justice. Lo cual procedí a hacer con mis cuates.

Se aplican las advertencias de spoilers habituales; y de verdad, si no han visto la película no sigan leyendo, porque voy a soltar la sopa en varias sorpresas que yo no me veía venir, así que probablemente casi nadie lo hubiera visto venir tampoco.

Batman v Superman: Dawn of Justice

Batman v Superman: Dawn of Justice

La película amalgama parte de las historias (y varias viñetas casi cuadro por cuadro) de la novela gráfica Batman: The Dark Knight Returns y el arco The Death of Superman, pero es realmente una historia original.

La historia comienza con un recuento de la pelea final entre Superman y Zod al final de Man of Steel, pero desde el punto de vista de Bruce Wayne, y cómo el Caballero de la Noche comienza a prepararse para destruir a Superman, porque no confía en un ser que (en sus propias palabras) puede incinerar todo el planeta. Después hay una trampa que le tienden a Louis Lane con el único objetivo de hacer que Superman la salve y puedan atribuirle una serie de asesinatos en un remoto país africano (o al menos que él causó las muertes, si bien no necesariamente mató con sus propias manos).

Mientras tanto, Bruce Wayne en modo James Bond va a una cena de beneficiencia de Lex Luthor, donde roba información de sus computadoras que lo pueden guiar al único trozo suficientemente grande de kriptonita que se ha hallado, pero la información se la roba (o bueno, “toma prestada”) Diana Prince (la Mujer Maravilla), aunque se la regresa porque está cifrada con criptología de grado militar. Por suerte Batman tiene un programa donde le pica “descifrar” y comienza a hacerlo; mientras espera, Bruce Wayne tiene un sueño/visión donde Superman es un dictador mundial y acusa a Batman de quitarle a “ella”, que era “su mundo”, y antes de despertar lo visita Waverider, que le advierte que Louis Lane es la clave de todo (después de notar que “llegó antes de tiempo”).

Del otro lado de la bahía (Metropolis y Gotham están en esta película más cerca de lo que jamás han estado en los cómics), Superman se presenta a una audiencia en el senado gringo para responder a las acusaciones de la matanza en África, sólo para que se cometa un atentado en su presencia, lo cual abre más las sospechas del mundo contra el kriptoniano, y convence a Batman de que tiene que partirle su mandarina en gajos; pero primero le manda la información descifrada a la Mujer Maravilla, que contiene también datos acerca de ella y otros “metahumanos”, incluidos Cyborg, Flash y Aquaman.

Para obligar a Superman a combatir a Batman (que le roba la kriptonita), Lex Luthor (que por supuesto sabe que Superman es Clark Kent y fue el que le tendió la trampa a Louis Lane) secuestra a la reportera para llamar su atención, y a Martha Kent para obligarlo a combatir al Caballero Nocturno, diciéndole que tiene una hora para llevarle la cabeza del Murciélago antes de quemar viva a su mamá. Literalmente.

La pelea del siglo se sigue, donde por supuesto gana Batman, porque es Batman. Pero antes de matarlo bien muerto con la Lanza de Longino una lanza de kriptonita, Kal-El le ruega que salve a Martha. Esto detiene a Bruce, porque evidentemente su mamá se llamaba también Martha, sólo que Wayne, no Kent. Esto causa que recapacite y le diga a Superman “no hay bronca carnalito, yo salvo a tu jefa, tu encárgate de Luthor”. La escena es ridícula, y sin embargo, me parece perfecta para los personajes, que lo que los una sea el amor a sus madrecitas santas.

Batman va a rescatar a mamá Kent, mientras Superman confronta a Luthor, que revivió a Zod como Doomsday (porque por qué no) usando su sangre y lo que queda de la nave kriptoniana que se estrelló en Metropolis. El monstruo pelea contra Superman, que lo trata de llevar al espacio pero los gringos les lanza bombas atómicas a ambos (su solución para todo, aparentemente), lo que hace más poderoso a Doomsday y casi mata a Kal-El, y entonces Batman lo lleva hacia Gotham para poder usar la lanza en su contra. Ahí lo alcanzan la Mujer Maravilla y Superman, y entre los tres le parten su mandarina en gajos al monstruo, pero éste se lleva de camino al Hombre de Acero.

La película termina con Luthor en el tambo-bote, Batman y Marvila asociándose para buscar “metahumanos” que puedan proteger al planeta en la ausencia de Supes, y Superman a punto de revivir en su cofre.

Me pareció mucho mejor la película de lo que me esperaba, y creo que DC por fin comienza a descubrir su propio estilo, muy distinto (como debía de ser) del de Marvel. Ya he oído de mucha gente quejándose de que no hubiera escena entre ni al final de los créditos, pero a mí me parece correcto: eso es lo que Marvel hace, DC no tiene por qué copiarle.

También creo que es la película de superhéroes más adulta que he visto en mucho tiempo. Eso le va a molestar a mucha gente (ya he leído que a la crítica no le está gustando la película), pero de nuevo me parece a mí algo bueno. En este universo Superman y Batman matan; lo evitan cuando pueden, pero si no tienen de otra lo hacen (o lo permiten). En los cómics es el hecho de que no maten lo que crea el vínculo tan fuerte entre Bruce y Clark; por eso creo que lo movieron a sus muy mortales madres en esta película.

Me encantó también Jesse Eisenberg como Lex Luthor; es la entrega más original del villano que ha habido en el cine, aunque paradójicamente incorporta muchos de los aspectos del Lex Luthor original de los cuarentas, incluyendo que creo que se la va a vivir en uniforme de prisión de aquí al fin de los tiempos.

La Mujer Maravilla en esta película es espectacular, y no hablo únicamente de su belleza; hay una escena donde Doomsday la golpea y ella va a dar al suelo, y lo primero que hace al levantar la cabeza es sonreír, porque está disfrutando enormemente la batalla. La película de Marvila que se avecina no me llamaba mucho la atención, pero después de verla aquí me muero de ganas de verla.

Y eso es lo que más me gustó de la película: las pelotas de Warner Brothers de poner todos sus huevos en una única canasta, y apostarle a un universo cinematográfico que le pueda hacer competencia al de Marvel, pero siguiendo su propio estilo. Los últimos éxitos del Universo Marvel han sido básicamente comedias; DC le está tirando a algo más serio y centrado en la realidad. Las apariciones de Anderson Cooper y Neil deGrasse Tyson hacen que este mundo parezca mucho más cercano al mundo real en el que vivimos.

A la crítica no le está gustando esta película, porque rompe muchos esquemas de lo que era el Hombre de Acero (y un poco también Batman), pero lo importante será ver cómo le va en la taquilla. Yo me animo a decir que le irá bien, porque está dirigida a una nueva generación en todos los sentidos (la película que disparó el Universo Marvel, Iron Man, salió hace casi una década), y porque es muy respetuosa del material original, pero evolucionándolo a un mundo moderno.

Salí de muy buen humor del cine, y ya quiero volverla a ver. Creo que es un muy buen pie para que DC comience a recuperar terreno de Marvel; aunque a lo mejor me equivoco y esto lleva a la quiebra a Warner Brothers. Lo dudo (y espero que no), pero si esta película no junta mil millones de dólares a nivel mundial, entonces mis esperanzas de ver una buena película de la Liga de la Justicia básicamente se irán por el retrete.

Pero como digo arriba, lo dudo. Creo que es una gran película, creo que por supuesto hay que verla en el cine, y creo que Zack Snyder ha madurado mucho como director, y eso que a mí siempre me gustaron sus películas.

Así que vayan y vean cómo Batman le gana a Superman. Porque es Batman.

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En primera plana

El fin de semana pasado fui a ver Spotlight, porque ganó el Oscar, básicamente. La película no es mala, pero ciertamente creo que fue un error verla en el cine.

Se aplican las de siempre.

Spotlight

Spotlight

La película relata el reportaje del Boston Globe cubriendo el escándalo de pederastia institucional en la iglesia católica de esa ciudad, y la conspiración que existió para ocultarlo.

La película está bien hecha y las actuaciones son bastante buenas (aunque no entiendo por qué nominaron a Rachel McAdams al Oscar), pero la verdad a mí me dejó ligeramente decepcionado. No sé si sea el hecho de que no soy católico (ni fui criado bajo sus enseñanzas), o que en México sabíamos del equivalente del escándalo aquí desde 1997, que salieron al público las acusaciones contra el padre Marcial Maciel (aunque había rumores desde hacía décadas), o porque a mí todos los curas por omisión me parecen ligeramente depravados, pero sencillamente no sentí mucho impacto con la historia. Ya sabía casi todo, además.

Más aún, no se gana absolutamente nada viendo esta película en el cine. La pude haber visto en mi casita sin ningún problema.

De cualquier manera la película es buena. Nada más en mi caso particular el tema no me pareció llamativo, porque ya lo conocía y yo jamás he confiado en curas, y la película se puede ver tumbado en un sofá sin necesidad de gastar dinero en el cine.

Pero sí véanla.

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Dioses de Egipto

Unas semanas después de ver The Hateful Eight, por alguna razón fui a ver Gods of Egypt. Meh, para qué me engaño, fui a verla por Jaime Lannister.

Se aplican las de siempre.

Gods of Egypt

Gods of Egypt

Esta película es mala. Que no es lo mismo que mal hecha; es mala en el más profundo sentido cinematográfico: el guión es un desastre, la dirección es errática, las actuaciones risibles. Los efectos especiales se ven falsísimos, pero están padres de cualquier manera, y son probablemente lo mejor de la película.

Y sin embargo es una película muy entretenida; con todo lo mala que es, lo más seguro es que cualquiera la puede disfrutar, si no les molesta que los gringos sean igual de racistas que siempre son.

Los efectos están padres, hay un par de escenas muy chidas (especialmente una con Geoffrey Rush peleando contra un gusano cósmico encima de un planeta Tierra plano), y Jamie Lannister es Jamie Lannister.

Así que, si como yo, cometieron el error de ir a ver esta película al cine, al menos traten de disfrutarla. Aunque me parece que ya la quitaron de todos lados, de lo mala que era.

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Los 8 más odiados

Hace varias semanas, fui a ver The Hateful Eight. Había tenido demasiada chamba como para ponerme a escribir; espero ponerme al día estas vacaciones, si no voy a volver a tener un montón de reseñas atrasadas.

Se aplican ya saben.

The Hateful Eight

The Hateful Eight

Siempre he sido fan de Quentin Tarantino; la película que él haya dirigido y que menos me haya gustado es Jackie Brown, y aún así me gustó bastante (y yo creo que es la que menos me ha gustado porque adapta una historia que no es original de él).

Poco sorpresivamente, entonces, esta nueva película de Tarantino me gustó mucho. Sólo creo que me pudo haber gustado más.

John Ruth (Kurt Russel, que se muy bien a sus 65 años) interpreta a un cazarecompesas que lleva a Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh, que a sus 54 años también se ve muy bien) a que la cuelguen. Contrario a otros cazarecompensas, Ruth trata de llevar a sus prisiones vivos a la horca, incluso si los buscan “vivos o muertos”. Van en una diligencia huyendo de una tormenta de nieve, cuando se encuentran en el camino al mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), que les pide un aventón porque lleva también tres prisioneros, sólo que muertos (él no tiene tantas consideraciones con sus prisioneros). El conductor de la diligencia es comparsa en esta historia, aunque tiene un par de líneas muy cagadas.

En el camino levantan al (supuesto) sheriff Chris Mannix (Walton Goggins), y los cuatro llegan a un pequeño puesto donde se paran a pasar la tormenta. Dentro encuentran al mexicano Marco (Demián Bichir), al ahorcador Oswaldo Mobray (Tim Roth, extraordinario), al tejano Joe Gage (Michael Madsen), y al ex general confederado Sandford Smithers (Bruce Dern).

Al final todos acaban muertos, como suele pasar en las películas de Tarantino.

La película es muy buena en casi todos los sentidos, y podría haber sido mi favorita del realizador si no fuera por un pequeño problema: es estúpidamente larga. Parecido a The Revenant, nada más que sin la extraordinaría fotografía del Chivo, The Hateful Eight dura dos putas horas con 47 putos minutos, y la historia se podría haber contado sin ningún problema en una puta hora con 30 putos minutos.

Me di cuenta del ponderoso ritmo de la película cuando noté que había pasado más de una hora sin que nadie fuera cruelmente asesinado. Y llegó a grados ridículos cuando habían pasado más de horas, no habíamos llegado todavía al clímax, y el tarado de Tarantino nos muestra una escena de otra diligencia llegando al puesto. La escena dura más de dos minutos, y no es nada más que una puta diligencia dirigiéndose al puto puesto atravesando la montaña nevada. Eso es todo; la idea se pudo haber transmitido igual de bien en diez segundos, pero el director decidió hacernos perder doce veces más tiempo nada más mostrándo nieve, una diligencia, y unos caballitos. Y ni crean que los paisajes son majestuosos ni nada por el estilo. Es nieve.

Además he oído que hay una versión de más de tres horas, y nada más de imaginarme viéndola, me dan ganas de rebanarme las venas con pan Bimbo.

Me parece que la duración de la película sí es ridícula, y a lo mejor he enfatizado mucho ese punto en esta reseña; pero sí recuerdo haber estado de muy mal humor en el cine porque ya estaba hasta la madre. Pero si quitan eso, la película es extraordinaria y vale la pena que la vean. Y no puedo dejar de hacer mención de la actuación de Demián Bichir, que con un papel que es una mala caricatura de un mexicano, consigue exprimir una interpretación memorable en el poco tiempo que le toca en la pantalla.

Así que sí la recomiendo. Pero sinceramente véanla en Blu-ray, para que puedan pausarla de vez en cuando y estirar las piernas.

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El coloquio evolucionado

En marzo de 2007, hace nueve años, asistí a mi primer Coloquio Víctor Neumann-Lara de Teoría de las Gráficas, Combinatoria y sus Aplicaciones. Hoy regresé al mismo después de una ausencia de cuatro años, y di mi plática, que me parece salió bastante bien.

He tenido una carga de trabajo medio brutal (particularmente por varias cosas que tenían que salir para una fecha determinada… como mi plática para el coloquio), lo que ha causado que no actualice mucho mi blog.

Después de regresar del coloquio tendré otras tareas que me tendrán ocupado varios días; pero para las vacaciones de semana santa espero haberme desocupado lo suficiente como para retomar el blog.

Mientras tanto, es divertido venir a estas cosas ya como profesor. La perspectiva evoluciona, como uno mismo lo hace también.

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Deadpool

La semana pasada fui a ver Deadpool. Se aplican las de siempre.

Deadpool

Deadpool

Tenía muchas ganas de ver esta película; soy gran fan de Ryan Reynolds (no me queda claro por qué, dado que aparece en pura basura), y durante un tiempo bastante largo seguí al personaje en cómics. No me decepcionó.

Deadpool no es una buena película bajo ninguna definición del término. Tampoco es mala, sin embargo; y es, sin duda alguna, divertidísima. Encima de ello la felicidad de Reynolds es tan palpable que es difícil no sentirse contagiado; es probablemente el papel de su vida, toda proporción guardada, como lo fue Wolverine para Hugh Jackman.

El resto del elenco está bien, pero Reynolds es el rey de la película (aunque Morena Baccarin se ve más hermosa de lo que la he visto nunca). Los dos X-Men de segunda clase que aparecen están divertidos (Coloso es espectacular), y Ed Skrein y Gina Carano hacen villanos efectivos, si bien no muy interesantes. Brianna Hildebrand interpreta de manera perfecta a Negasonic Teenage Warhead… no tiene nada que ver con la Negasonic Teenage Warhead de los cómics, pero ¿a quién le importa?

Lo importante de esta película es que es divertida casi todo el tiempo, y que funciona a pesar de (o de hecho gracias a) que es para adolescentes y adultos. Es algo corta, la historia algo simple, y le faltan escenas de acción (aunque los primeros veinte minutos casi compensan eso). Y tiene los mejores créditos del mundo mundial.

La película no es para todo mundo; es gratuitamente violenta y grosera (y según yo no habría perdido nada bajándole a ambos aspectos), y varios de los chistes son tal vez demasiado mensos. Pero no se toma en serio (de ninguna manera), y si no se sienten ofendidos es muy divertida. Así que yo sí la recomiendo.

Ya está anunciada la secuela, y lo único que me preocupa es que pudiera fallar. Pero vamos a tener fé en que Ryan Reynolds se aferrará a esta franquicia como si su vida dependiera de ello. Y probablemente su vida profesional de hecho así lo haga.

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