Feliz año nuevo 2018

Como todos los años, les deseo un feliz año nuevo a todos mis lectores. Una vez más gracias por leerme, y si es el caso, por dejarme comentarios.

El año pasado fue extraño, y en particular los sismos causaron que muchas cosas de mi rutina anual se sacudieran. Mal chiste.

Vamos a ver cómo nos va en éste.

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Zone of the Enders

Casi tres meses después de mi platino en Prince of Persia: The Two Thrones, saqué el platino de Zone of the Enders.

Zone of the Enders HD Collection

Zone of the Enders HD Collection

Cuando estaba estudiando la maestría, en algún momento vi el avance de Zone of the Enders: The 2nd Runner. Esto no era lo común en esa época; YouTube no existía como lo hace ahora y uno conseguía videos en Internet como se pudiera. Más aún, la gente no veía avances de videojuegos de manera regular.

Como sea, el avance me fascinó; la animación es muy buena, con diseños de personaje muy agradables… y sí, en particular me refiero a Ken Marinaris.

Ken Marinaris

Ken Marinaris

Pero la verdad lo espectacular del avance es Beyond the Bounds, la maravillosa música que suena a lo largo del juego. Cuando vi el avance, decidí que quería jugar ese juego, pero en ese entonces estaba en mi hiato de décadas de jugar videojuegos en consolas, y además era un juego para el PlayStation 2, que ni siquiera me pasaba por la cabeza comprar.

Años después que mi hermano me regaló mi primer PlayStation 3 (ahora tengo 2) descubrí que había salido la remasterización en HD de los dos juegos, así que la compré y con cierta emoción comencé a jugar la primera parte.

Y me decepcioné bastante. La cosa es que el avance es del segundo juego; el primero es otra cosa.

En una colonia de Júpiter ocurre un ataque y un niño que huye del mismo se encuentra con un “Marco Orbital”, Jehuty, que es básicamente un mecha con una inteligencia artificial, ADA, que es bastante divertida. Con ayuda de ADA el niño, Leo, comienza a pelear contra la invasión y rescatar a la gente de la colonia, con el plan de llevar a Jehuty con “los buenos”.

El juego consiste entonces en controlar a Jehuty y destruir otros robots, en medio de esta historia de ciencia ficción. El modo de juego está bien, pero tirando a mediocre; en su defensa, es una remasterización de un juego de hace más de quince años. Eso no fue lo que molestó; lo que me molestó es que Leo, el protagonista, es a whiny little bitch.

De verdad, se la pasa quejándose todo el tiempo. Es de los personajes más desagradables que he sufrido en un videojuego.

El juego es relativamente sencillo, incluyendo trofeos, pero me llevó cerca de tres meses porque de verdad no aguanté a Leo. La inteligencia artificial de Jehuty, ADA, compensa esto bastante, pero de cualquier forma el juego hubiera sido mucho mejor sin Leo.

Independientemente de Leo, las escenas intermedias del juego no son animé, como en el segundo juego; son animadas con el motor del juego, y la verdad bastante chafas.

Zone of the Enders no es un mal juego, pero sí fue una decepción después de ver el avance. Y no me arrepiento de haberlo jugado; está entretenido y además sí vale la pena jugarlo para poder disfrutar más la segunda parte, de la que escribiré en su momento.

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Liga de la Justicia

A mediados de noviembre fui a ver Justice League. Ya saben qué aplica.

Justice League

Justice League

Hace 28 años, en 1989, fui a ver Batman (la primera de Tim Burton) con mis amigos de la secundaria. Fue de las primeras veces que fui al cine con amigos, no con mi familia, y recuerdo que al regresar a mi casa le dije a mi hermano que era la mejor película que yo había visto hasta ese momento.

(Por cierto, no le hablo a ninguno de esos cuates con los que fui al cine; espero estén bien, pero evidentemente no me interesa tanto como para ir y salir a averiguarlo).

Justice League es una película que llevaba casi tres décadas esperando ver, es lo que estoy tratando de decir.

En 1995, en Batman Forever (donde Val Kilmer es el Batman más intrascendente de la historia), en algún momento Bruce Wayne le dice a Dick Grayson que su circo probablemente ya esté “a la mitad del camino hacia Metrópolis”.

Para mí eso fue un pequeño nerdgasmo; la idea de ver a Superman y Batman juntos era básicamente un sueño… la Liga de la Justicia ni siquiera podía imaginármelo.

Todo esto que estoy diciendo justificaría el hecho de que llegara al cine con las expectativas altísimas (esperando satisfacer un sueño de mi tierna juventud) y que saliera de ahí terriblemente decepcionado.

Eso no fue lo que pasó.

Justice League tiene problemas, sin duda alguna, incluyendo hoyos en la trama obviamente generados por el cambio de director de Zack Snyder a Joss Whedon. Un montón de cosas que vimos en los avances brillan por su auscencia. Y la historia es más bien simple, como suele serlo con las películas basadas en cómics.

Dicho todo lo anterior, es la primera película en años que me hizo sentir niño de nuevo. No niño pequeño (7 u 8 años), pero sin duda sí como me sentí esa tarde de 1989 cuando fui con mis cuates a ver a Michael Keaton interpretar un Batman que usaba balas y explosivos y que mataba criminales, y que nadie se quejaba de eso en esa época.

Independientemente de cómo me hiciera sentir, la película no es mala. No es una joya de la cinematografía, pero no es mala, y de hecho se puede argumentar que es suficientemente buena. En gran medida lo que subsana las fallas de Justice League todo se relaciona con el elenco.

Gal Gadot sigue siendo encantadora y maravillosa como Diana, y sin duda alguna el lugarteniente de Bruce porque (como la misma trama elabora) nunca ha tenido las agallas de tomar el mando; Bruce lo hace básicamente porque alguien tiene que hacerlo. Batfleck sigue siendo el mejor Batman cinematográfico (incluyendo a Christian Necesito-Urgentemente-Unas-Pastillas-Vick Bale), aunque el traje que usa aquí evita que tenga los espectaculares movimientos de BvS; él en los hechos es el protagonista principal de la película (y de hecho recibe el primer crédito). Henry Cavill es extraordinario como Superman aquí, por fin dejando a Clark tener algo de su sentido del humor de papá geek provinciano buena onda y aprovechando al máximo el talento para comedia que Whedon siempre ha mostrado.

Durante años he defendido a la visión de Zack Snyder, pero debo admitir que Whedon hace mejor labor con estos personajes en media película, que lo que Snyder hizo en las otras dos y media (aunque hay que reconocerle que fue él el que eligió a Gadot para ser Marvila).

Ezra Miller se roba todas sus escenas como Flash, aunque para lectores de cómics sencillamente ese no sea Barry Allen, aunque así se llame. Es (sin duda alguna) Wally West; pero en particular a mí eso me encantó, porque Wally fue el Flash que me tocó, no Barry. Jason Momoa es buenísimo como Aquaman y de hecho por fin le hace justicia al personaje. La verdad es más bien como Lobo en el océano en lugar del espacio, pero no me quejo. Y Cyborg es al personaje que más recortaron para que la película durara menos de dos horas, pero Ray Fisher le da un porte y dignidad al personaje que compensa en gran medida por eso.

Hay varias cosas que adoré de esta película; pero hay dos en particular que quiero resaltar. La pelea de la liga contra Superman revivido es toda orgásmica, pero el momento en que Barry entra al campo de la velocidad y comienza a flanquear a Clark, y él voltea a verlo como diciendo (en las palabras del inigualable Kevin Smith) “You think you are fast? I can see you bitch!” es de las cosas más divertidas y emocionantes que he visto en una película de superhéroes.

La otra es cuando Supes se integra a la pelea contra Steppenwolf (que por cierto, no me molesta en lo más mínimo que fuera el villano); ese fue el momento donde volví a tener 12 años y por fin vi a mis héroes favoritos peleando juntos en la pantalla grande.

Hace unos días comenté que Thor: Ragnarok es basura; sin ningún problema se puede argumentar que Justice League también lo es. La cosa es, sinceramente trata de no serlo… podemos discutir qué tan profundamente falla (si acaso), pero honestamente la película trata de ser algo más.

Pero más importante que eso (y aquí reconozco mi sesgo personal) es que la Liga de la Justicia de hecho me importa.

Adoro las películas de Marvel y seguiré yendo al cine a verlas todas y cada una de ellas (algunas incluso más de una vez), pero lo cierto es que ninguno de sus personajes me importan. ¿Iron-Man? Por favor, el personaje de hecho es insoportable (por diseño) y nunca me ha caído bien; pero Robert Downey Jr. es tan encantador que salva al que en los hechos siempre ha sido un superhéroe de segunda categoría. Capi fue un símbolo (¡literal!) del imperialismo gringo, y la encarnación de las películas funciona en gran medida porque Chris Evans es entrañable y humaniza al personaje como probablemente nadie más hubiera podido. Estoy enamorado de Scarlett Johanson y espero que algún día responda todas mis cartas donde le explico en gran detalle porqué debería casarse conmigo, pero ¿Black Widow? ¿De verdad? ¿A quién le importa un personaje que literalmente surgió en la Guerra Fría? Etcétera etcétera.

Marvel ha hecho maravillas con personajes de segunda, porque sus armas pesadas (Spidey, los Cuatro Fantásticos, los X-Men) los licenció a otros estudios. Ahora que el ratón diabólico los compró de vuelta y que ha llegado a una tenue alianza con Sony probablemente esto cambie, pero en los hechos el MCU surgió de héroes por los que el público en general no daba ni un carajo. Y tal vez eso explique (en parte) el éxito que han tenido; como a nadie (o casi nadie) le interesaban estos personajes, fuimos a ver sus películas con no muchas expectativas y salimos agradablemente sorprendidos de que de hecho nos gustaran.

En cambio la santísima trinida (Superman, Batman y Wonder Woman) son los superhéroes más importantes y probablemente más queridos que existan. Y por ello las expectativas para sus películas son tan altas (y tan fácilmente incumplidas).

Todo esto que digo lo sostengo, pero también reconozco que Marvel ha sabido hacer las cosas mucho mejor con recursos limitados (y no hablo de dinero), y que Kevin Feige ha dirigido con puño de hierro a sus directores y escritores para llevar al MCU en la dirección que él quiere. En cambio WB no tiene un líder indiscutible en su división de películas de superhéroes y suele ser bastante permisivo con sus directores y escritores; lo que ha resultado en esperpentos como Green Lantern y en maravillas como Wonder Woman (que probablemente sea nominada a varios premios importantes el año que entra).

Fui a ver Justice League varias veces al cine, y estoy enamorado de la película. Como suele ser el amor verdadero, no oculta o niega las fallas que tiene; sólo las perdono porque el núcleo de lo que la define es maravilloso y me gustaría que el DCEU continuara expandiéndose sobre esta base. Pero como la película “solamente” ganó 650 millones de dólares y como Batfleck está hasta la madre de que todo mundo lo bulee diciéndole que apesta, no sé si esto vaya a ocurrir.

Así que no tenemos idea de qué futuro le depare a esta (primera) versión de la liga; pero a mí me encantó la película (con todas sus fallas) y sin problemas yo sí la recomiendo.

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Prince of Persia: The Two Thrones

Dos semanas después de sacar mi platino de Dead Space 2, terminé la trilogía del Príncipe de Persia al sacar el platino de Two Thrones.

Prince of Persia Trilogy

Prince of Persia Trilogy

Dejé pasar un tiempo después de Warrior Within antes de empezar The Two Thrones, porque como dije en mi reseña no me gustó tanto. Por fortuna, todo el mal sabor de boca que me había dejado la segunda entrada de la trilogía es completamente lavado por esta última entrega.

Muchas de las críticas que se le hicieron a Warrior Within se basaban en el hecho de que el príncipe era un personaje completamente distinto (y mucho más desagradable) que el del primer juego. Ubisoft escuchó a sus fans y resolvió la dicotomía de una manera elegante y fabulosa.

Era su hermano gemelo malvado.

Bueno, no exactamente; pero resulta que la exposición a las arenas del tiempo fue lo que desarrolló la personalidad desagradable (y violenta) del príncipe del segundo juego, ocultando al simpático y gentil príncipe del primer juego. En esta segunda parte el príncipe regresa a Babilonia junto con Kaileena (por razones) y la descubre bajo sitio por las fuerzas del malvado visir del primer juego. Kaileena es prontamente secuestrada y luego sacrificada con la daga del tiempo, lo que convierte al visir en un ser superior y termina de liberar la personalidad oscura del príncipe, por lo que el mismo alterna control entre las dos personalidades todo el juego, lo cual está increíble porque ambos príncipes tiene habilidades y poderes diferentes.

Prince of Persia: The Two Thrones

Prince of Persia: The Two Thrones

Este juego es el pináculo de los juegos del Príncipe de Persia, me parece. Es endiabladamente divertido (especialmente con la nueva mecánica del príncipe malévolo), con una historia increíble que ata los cabos de los dos primeros juegos, y encima de todo regresa Farah, la princesa del primer juego, y tienen la decencia de vestirla de manera inteligente y hacerla de nuevo la compañera e igual del príncipe.

Farah

Farah

Me encantó este juego y mucho de ello tiene que ver con lo bien que culmina la historia del príncipe. Me gustó mucho el respeto que le dieron a los personajes; por ejemplo, el príncipe se gana el respaldo de su pueblo cuando ven cómo pelea en contra de los invasores y cómo libera a los ciudadanos. Además, como Farah no recuerda al príncipe (en esta línea temporal nunca se conocieron, porque se destruyeron las arenas del tiempo), él tiene que ligársela de nuevo desde cero, lo cual es hilarante.

Al final (una vez derrotado el visir) el príncipe se enfrenta a su lado malévolo; esto refleja (je) lo que el juego original hacía hace décadas. Pero en este juego la que salva al príncipe es Farah, y lo hace sin violencia. Y cuando por fin termina la aventura, Farah le pregunta quién es él, y el príncipe comienza a relatarle la historia usando el monólogo con el que comienza el primer juego.

Es un final perfecto.

En trofeos la verdad ni siquiera los recuerdo; estaba muy ocupado disfrutando el juego, pero esto probablemente quiere decir que no son muy difíciles.

La trilogía del Príncipe de Persia son tres muy buenos juegos (incluyendo el segundo, en el peor de los casos para poder disfrutar completamente el tercero), y sin duda alguna de mis favoritos. Hay otros dos juegos del príncipe para el PS3, y uno de ellos llegué a jugarlo, pero hablaré de ello luego.

Y probablemente pasarán años antes de que veamos una nueva entrega del príncipe; las razones son fabulosas, y con gusto las relataré en otra entrada.

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Thor: Ragnarok

A inicios de noviembre fui a ver Thor: Ragnarok. Se aplican las de siempre.

Thor: Ragnarok

Thor: Ragnarok

Me parece que es en general consenso que las primeras dos películas de Thor son consideradas las más débiles del universo Marvel. A mí me gustaron bastante, incluida Thor: The Dark World, que hay gente que odia con la intensidad de diez mil soles.

Esta tercera película es un borrón y cuenta nueva para el dios asgardiano; matan a los Warriors Three (aunque Sif brilla por su ausencia), muere Odin y encima de todo destruyen Asgard. Más importante que eso, sin embargo, es que por fin dejan de intentar de hacer a Thor un personaje dramático y hacen uso de los innegables talentos cómicos de Chris Vuelvo-Gay-A-Los-Hombres Hemsworth: en los hechos Thor: Ragnarok es una comedia.

Hay mucha acción y un par de escenas dramáticas (como la muerte de Odin), pero la película es cómica básicamente todo el tiempo, con un porcentaje de escenas con bromas que llega casi al 100%.

No me molesta; Chris Papi Hemsworth es increíblemente simpático y me parece que es mucho mejor aprovechado haciéndolo sonreír y contando chistes que haciéndolo fruncir el ceño y siendo serio. Y eso y que se quite la camisa, por favor.

La otra cosa que tiene la película es que agrega a Hulk porque Marvel no tiene permiso de hacer una película de Hulk como personaje principal; tienen permiso de usar al personaje, pero sólo Universal puede hacer películas con Hulk como protagónico. Para darle la vuelta a ese problema, Marvel puso una parte importante de World War Hulk en esta película.

Pero como van las cosas, a lo mejor el ratón diabólico compra Universal y se olvida del asunto. Y luego compra el sol, el universo como lo conocemos y nuestras almas inmortales, probablemente.

Anyway, me divertí como enano viendo esta película; me encantó el bromance entre Thor y Hulk; Tessa Thompson como Valkyrie es una delicia de personaje (y una de las mujeres más hermosas que existen); Tom Hiddleston como Loki se roba todas sus escenas; los villanos de Karl Urban como Skurge y Cate Blanchett como Hela son extraordinarios; Jeff Goldblum por alguna razón la hace de sí mismo, lo cual adoro… y saliendo del cine prontamente me olvidé de la película, porque es al final del día el nuevo producto de la fábrica en serie que es Marvel.

¿Se dan cuenta de que en general las películas de Marvel nunca son nominadas para nada? Y esto es porque son basura; increíblemente bien hecha e indudablemente entretenida basura.

Me encanta esta basura, de la misma manera que me encantan las hamburguesas de Carl’s Jr. Pero no tiene nada que ver con ir a comer escamoles al Cardenal.

Esta particular entrega de basura del universo Marvel es de mis favoritas; abrazan su condición de basura en el sentido artístico y se lanzan con gusto a hacer una comedia donde dos seres super poderosos se dan de madrazos mientras nosotros nos reímos como niños chiquitos de ver las explosiones y los disfraces y la entretenidísima sobreactuación de Cate Blanchett y nos olvidamos de nuestros problemas por dos horas y diez minutos.

Y todo eso esta bien; en gran medida voy al cine a ver este tipo de basura porque como dije arriba, me encanta. Espero que sigan haciéndolo (y dada la cantidad hereje de dinero que están generando por supuesto van a seguir haciéndolo). Y yo voy a seguir yendo a verla.

Nada más para terminar quiero mencionar al director, Taika Waititi, que además hace la cagadísima voz de Korg; me encantó What We Do in the Shadows que es lo que lo llevó a la fama (está en Netflix y yo se las recomiendo), y fue bastante exitoso en transferir ese sentido del humor de una película que costó como 18 dólares neozelandeses a una nueva que costó 180 millones de dólares gringos. Eso no es para nada sencillo de realizar, y hay que aplaudirlo.

Así que yo sí recomiendo Thor: Ragnarok. Como ir por una hamburguesa a Carl’s Jr., es delicioso, nos divertimos un rato, y a la larga probablemente nos bloqueemos las arterias (o las neuronas), pero es sin duda alguna entretenido.

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Dead Space 2

Cinco meses después de sacar los platinos de las primeras dos partes del Príncipe de Persia, saqué el platino de Dead Space 2.

Dead Space 2

Dead Space 2

La primera parte de esta serie me encantó, recorriendo sus corredores claustrofóbicos infestados de necromorfos mientras uno guía al ingeniero Isaac Clark en sus heróicos esfuerzos por mantener al USG Ishimura a flote. Es un extraordinario juego de horror de supervivencia, que además de todo tiene una extraordinaria historia de ciencia ficción.

Dead Space 2 no es un juego de horror de supervivencia; es un juego de acción de balazos… o bueno, no exactamente porque en general Isaac nunca emplea pistolas, únicamente herramientas, pero la idea es la misma. Toda proporción guardada, es más o menos la diferencia entre Alien y Aliens.

Y a mí me encantó porque es un extraordinario juego de acción, que además de todo tiene una extraordinaria historia de ciencia ficción.

Después de haber sido rescatado en su nave de escape, prontamente internan a Isaac en un asilo mental en el Sprawl (fabulosa referencia a la trilogía ídem de William Gibson), una estación espacial que orbita Titán que a su vez orbita Saturno. Técnicamente lo están tratando porque no recuerda los eventos que ocurrieron en el USG Ishimura; más adelante nos enteramos de que están tratando de sacar información de su cerebro relacionada con los alienígenas responsables de la infestación de necromorfos.

Nada más comienza el juego, una nueva infestación se necromorfos comienza en el Sprawl, y una vez más Isaac tiene que tratar de escapar, primero del asilo y luego de la estación espacial que (como era de esperarse) comienza a literalmente caerse a pedazos.

El juego es tonalmente muy distinto del primero; en Dead Space Isaac no dice una sola palabra a lo largo de todo el juego, mientras que en la segunda entrega comienza a hablar casi de inmediato. No hay realmente ese ambiente claustrofóbico como en el Ishimura, ni tampoco tantos sustos; es sólo la angustia de estar siendo perseguido todo el tiempo por un ejército de necromorfos.

Ah, e Isaac se la pasa todo el tiempo viendo y oyendo a su novia muerta, Nicole.

Como en el juego anterior, Isaac encuentra y se mantiene en comunicación con distintos compañeros y/o antagonistas a lo largo del juego; Daina, una mujer que dice querer ayudarlo para que al final resulte que lo traiciona porque es una enviada de la iglesia de la Unitología; Tiedemann, el gobernador de la estación espacial, que básicamente sacrifica a todos los civiles de la misma tratando de salvar el sector gubernamental (Isaac termina infiltrando ese sector, desatándoles a los necromorfos en el proceso); Stross, un demente científico que estaba con él en el asilo; y Ellie, una piloto que sólo trata de salir de ahí con vida.

Qué personaje es Ellie; en gran medida la historia del segundo juego vale la pena por ella. En algún momento Ellie le pregunta a Isaac a qué se dedica, y cuando le dice que es ingeniero Ellie sencillamente dice “geek”.

El juego es maravilloso y tiene varias de las mejores escenas de acción en la historia del mundo mundial; en particular, en un momento Issac tiene que alinear una antena porque algo estación espacial, y después se lanza a través del espacio de regreso hacia la estación, evadiendo obstáculos en el camino. El video que ligo no es un cutscene; uno guía a Isaac en su pequeño viaje espacial, y es de las cosas más emocionantes que yo haya hecho en un videojuego.

Encima de todo, la historia del juego tiene la sutileza de que Isaac no solamente tiene que enfrentarse a la iglesia de la Unitología, que quiere convertir a toda la humanidad en necromorfos; a Tiedemann y las fuerzas gubernamentales, que quieren suprimir toda la información del desastre en el Ishimura y ahora el Sprawl; y a los necromorfos que quieren destazarlo vivo. Además de todos esos adversarios, Isaac pelea todo el juego tratando de recuperar la cordura y entender por qué sigue alucinando con Nicole.

En trofeos el juego presenta uno de los desafíos más entretenidos (y frustrantes) con los que he lidiado; completar el juego en la dificultad hard core, que no es que sea realmente muy difícil, pero que sólo permite salvar tres veces en todo el juego. Mientras estaba jugando esta parte, en algún momento había avanzado ya varios niveles después de mi primer juego salvado, para morir estúpidamente a manos de un necromorfo kamikaze. Literalmente se me rompió el corazón ese día.

Fuera de eso los trofeos son en general sencillos.

Dead Space 2 es uno de los mejores juegos que yo he jugado; es tonalmente distinto de Dead Space, pero en mi opinión de hecho lo supera, y si pueden deberían jugarlo. Cuesta menos de ciencuenta pesos en Steam.

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Blade Runner 2049

A inicios de octubre fui a ver Blade Runner 2049.

Se aplican las de siempre.

Blade Runner 2049

Blade Runner 2049

Me encantó esta película. Yo soy fan del corte de Ridley Scott de la primera parte… o alguna de sus versiones al menos, porque hay como ocho. La versión con el voice-off de Harrison Ford no la odio, como otras personas, pero sí prefiero la versión más meditativa de Scott.

Esta segunda entrega emula ese estilo muy bien.

Ryan Gosling es extraordinario como el replicante K; pero la que me encantó fue su esposa virtual, Joi, interpretada por Ana de Armas. Por supuesto es bellísima, pero la idea misma del personaje me fascinó. Tengo la inquietante sensación de que si algún día de verdad inventaran a Joi, la humanidad se extinguiría.

La historia (como la de la primera parte) es de hecho simple; me parece que lo importante de la película es el ambiente y las preguntas que se hace de qué ocurriría si la humanidad diseñara esclavos que son, objetivamente, mejores que nosotros en absolutamente todos los aspectos que nos definen como seres humanos.

Al final del segundo acto, cuando Joi decide poner en riesgo su existencia al acompañar a K físicamente, y cuando al final “muere” amándolo, no podía yo dejar de preguntarme, ¿de verdad lo amaba? Por supuesto estaba programada para amarlo, ¿pero no lo estamos todos?

Todas (o casi todas) las preguntas que dejó la primera pare son básicamente ignoradas en esta película. Hay gente que está diciendo que es porque quieren hacer una tercera parte. Yo no lo creo; quiero decir, sí quieren hacer una tercera parte y yo espero que la hagan, pero la película no responde esas preguntas porque el universo de Blade Runner nunca ha sido explícito en su presentación de este futuro triste que se imagina para la humanidad y sus esclavos artificiales.

Independientemente de la historia y los misterios de este universo, la película es un manjar visual y las actuaciones de Gosling, de Armas y el viejito de Ford hacen que valga la pena verla. Y la música y diseño de sonido merecen un premio.

Así que yo sí la recomiendo, y espero hagan la tercera parte.

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Prince of Persia: Warrior Within

Cinco días después de obtener el platino en Prince of Persia: The Sands of Time, obtuve el platino de Prince of Persia: Warrior Within.

Esto podría parecer que contradice mi varias veces enunciado comentario de que no juego realmente tanto; pero en total me llevó seis meses terminar con The Sands of Time y siete con Warrior Within. Lo que ocurrió fue que empecé la primera parte, un mes después acabé la historia (pero no obtuve el platino) y comencé la segunda parte (estaba emocionado con continuar la historia). Meses después terminé Warrior Within (ahorita explico por qué), y cuando llegó la hora de sacar el platino decidí sacar primero el de The Sands of Time. De ahí la diferencia de unos cuantos días.

Como sea, Prince of Persia: Warrior Within forma parte de la misma triología que Prince of Persia: The Sands of Time.

Prince of Persia Trilogy

Prince of Persia Trilogy

Warrior Within deja mucho que desear, por decir lo menos, comparado con The Sands of Time. Mecánicamente el juego es muy similar al anterior (aunque mucho más inestable, al menos en mi PS3), pero la historia y el tono de la misma son decepcionantes si los comparamos con su predecesor.

Siete años después de sus aventuras en la primera entrega, el príncipe se ve obligado a huir de un monstruo hecho de sombras que lo persigue para desmorirlo, que era su destino por haber liberado las arenas del tiempo. Buscando cómo librarse del mostro, le informan que por haber estado jugando con las arenas del tiempo ha sido maldecido. El príncipe, bruto como es, decide ir al lugar donde crearon las arenas del tiempo: la (ingeniosamente llamada) Isla del Tiempo, donde vive la (!) Emperatriz del Tiempo, y evitar que las arenas sean creadas en primer lugar.

Todo el juego ocurre en la Isla del Tiempo, pero el príncipe debe viajar a distintas épocas de la isla utilizando portales para activar y desctivar mecanismos. Además el mostro persigue constantemente al príncipe, que sólo puede escapar porque al parecer el mostro no puede atravesar agua. La historia, como suele ser cuando hay viajes en el tiempo involucrados, es un sinsentido de proporciones bíblicas. Eso no me molesta, necesariamente.

El problema es que la historia transforma al príncipe del elegante, engreído y sin embargo entrañable muchacho de la primera parte, en un héroe de acción genérico de los noventas; mal afeitado, atormentado y permanentemente encabronado.

Prince of Persia: Warrior Within

Prince of Persia: Warrior Within

Farrah, la maravillosa princesa de la primera parte no existe en esta segunda entrega, lo que se medio justifica, porque justamente toda la historia del primer juego resulta en que la princesa nunca llegue a conocer al príncipe. El problema es que es sustituida por dos femme fatales genéricas de los noventas: vestidas de forma muy sexy pero que no tiene el menor sentido, que se portan com perras y completamente unidimensionales.

La primera es Shahdee, que trabaja para la Emperatriz del Tiempo:

Shahdee

Shahdee

Y la segunda es Kaileena, quien por supuesto resulta ser la Emperatriz del Tiempo:

Kaileena

Kaileena

La verdad no disfruté tanto Warrior Within. Sigue habiendo peleas con espadazos y hartos brincos por las paredes; pero hay mucho más énfasis en el combate y el príncipe puede ahora intercambiar armas e incluso lanzarlas. La metódica exploración acompañado de Farrah intercambiando comentarios coquetos queda en el pasado, para ser reemplazada por estar pelando con villanos genéricos cada que uno dobla una esquina (y los degenerados reaparecen, encima de todo).

Siendo justos, era difícil satisfacer las expectativas impuestas por el primer juego; pero el cambio de tono sí es tan brutal que incluso desconcierta. Por poner un ejemplo, la música del primer juego son instrumentos y vocalizaciones que evocan el medio oriente, mientras que la música del segundo es más bien metal con mucho énfasis en batería y guitarra eléctrica.

Por eso me tardé meses en acabar Warrior Within, además de que es de los juegos más inestables que he jugado en el PS3. No me arrepiento; no es un mal juego, nada más es algo completamente distinto al anterior y en general decepciona en comparación. Que, de nuevo, siendo justos era casi imposible que no ocurriera: el primer juego es literamente de los mejores que se han hecho en toda la historia del mundo mundial.

Como sea, sí fue algo hartante el sacar el trofeo de platino de Warrior Within; no porque fuera difícil, sino porque ya no quería jugarlo. Por suerte, es el único juego del Príncipe de Persia donde eso me ha ocurrido.

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Eso

A finales de septiembre fui a ver It.

It

It

Yo nunca vi la miniserie, al menos completa; vi sólo pedazos cuando mis papás la rentaron. Se veía muy chafa, aunque sé de gente que tiene recuerdos muy buenos de ella.

Sí leí la novela, recientemente de hecho. Hace dos o tres años comencé a leer novelas de Stephen King porque estaban muy baratas en Google Play Books; It fue una de ellas.

Las novelas de Stephen King las encuentro entretenidas, pero la verdad lo menos que me producen es miedo, o ni siquiera una sensación de temor. It no es la excepción, y de hecho lo único que tiene de excepcional (al menos de las novelas de King que he leído, que no son muchas) es que un grupo de muchachos son los protagonistas (el 50% del tiempo) y que es larga como las misas en las bodas. Por suerte no es muy aburrida (generalmente), si no probablemente nunca la hubiera terminado.

Como sea, la película es espectacular porque básicamente es una versión más oscura de Stranger Things, lo que no es de extrañar dado que Stranger Things toma muchas cosas de la novela. Lo cual a la larga seguro causará ciertas confusiones, como la gente que llegó a decir que Lord of the Rings (la triología de Peter Jackson) se estaba robando cosas de Warhammer.

La película me encantó por los muchachos, aunque varios de los personajes son seriamente degradados en comparación con la novela (en particular Ben y Mike), probablemente para hacer lucir aún más a Bill, Richy y Bev. Stan no es degradado; básicamente es igual que en la novela: medio un comparsa. Tampoco Eddie es degradado, pero en gran medida porque el niño que lo interpreta es muy bueno.

Como sea, Bill es interpretado por Jaeden Lieberher, que ya había visto en St. Vincent y es muy bueno en ambas películas. No he visto The Book of Henry y las opiniones que he oído de la película abarcan casi todo el rango posible, pero el consenso es que Lieberher es bastante bueno. Richy es por supuesto interpretado por Finn Wolfhard, que saltó a la fama (merecidamente) por Stranger Things y que es todavía más espectacular en It. El papel es lucidor, con problabemente las mejores líneas de todo el elenco, pero Wolfhard lo interpreta con gusto, y en ese monólogo al final de la película donde le reclama a Bill todo lo que ha tenido que hacer por él, y que encima de todo ahora tiene que matar a este pinche payaso, su interpretación es fabulosa.

Y por supuesto una mención especial merece Sophia Lillis como Bev. No sólo la niña es hermosísima; da una actuación impresionante como la abusada (física, emocional y sexualmente) Bev, y como uno de los varios pegamentos que mantiene unido al grupo (por suerte sin necesidad de la orgía preadolescente al final, como en la novela).

Me gustaron los cambios a la mitología de Pennywise; que sus víctimas literalmente floten es medio burdo, pero funciona, y los poderes del payaso extraterrestre quedan más claros en la película (si bien no completmente).

Pero al fin y al cabo la película es un éxito en gran medida (si no es que exclusivamente) por el grupo de muchachos y la sincera química que existe entre ellos. Y no me refiero únicamente a las hormonas explotando alrededor de Beverly.

Así que yo sí la recomiendo, aunque es absolutamente redundante dado que es la película de horror más exitosa de todos los tiempos. Merecidamente, me parece.

Vamos a ver cómo sale la secuela. Me preocupa un poco, porque la verdad lo mejor de esta primera parte son los niños, pero vamos a ver.

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Prince of Persia: The Sands of Time

Cuatro meses después de conseguir mi platino en Lollipop Chainsaw (les digo que no juego tanto), conseguí el platino de Prince of Persia: The Sands of Time.

Prince of Persia Trilogy

Prince of Persia Trilogy

Ahorita entro en detalle con el juego; primero quiero mencionar que el Príncipe de Persia tiene un papel muy importante en mi vida como gamer. No sólo fue de los primeros videojuegos decentes que jugué en una computadora, sino que además fue (indirectamente) de las razones por las cuales volví a jugar videojuegos.

A finales de los ochentas mi mamá, para escribir su tesis de maestría en WordPerfect 4.2, se compró una vieja (incluso en esa época) PC 8088 con 640k de memoria RAM y dos lectores de discos floppies de 5¼ pulgadas, con una tarjeta de video Hercules y un monitor monocromático “verde y negro”. Sin disco duro y con únicamente el altavoz de la computadora para hacer bips y bops. Era una computadora Printaform, clon de IBM.

De alguna manera esa computadora definió varios aspectos de lo que sería mi vida; fue la que causó que comenzaran a interesarme las computadoras y que eventualmente estudiara un doctorado en Ciencias de la Computación; fue donde aprendí a programar en BASIC (que todo mundo sabe causa daño cerebral permanente); fue donde comencé a escribir pendejadas que generalmente sólo yo leía; y fue donde comencé a jugar videojuegos piratas (junto con un Famicon que estoy seguro era fayuca ilegal).

Uno de estos videojuegos piratas fue Prince of Persia, el original de Jordan Mechner (o bueno, el portado de la Apple ][ a las PCs compatibles con IBM). Fue de los primeros juegos que terminé y me parece que si lo instalara en DosBox podría volver a terminarlo sin muchos problemas.

También jugué Prince of Persia 2 y lo terminé, si bien no me gustó tanto; y después le perdí la pista al príncipe (no me perdí de mucho, al parecer).

Al mero inicio de mi posgrado, el compañero de departamento de Juan se compró un Xbox original y procedió a hackearlo casi de inmediato para poder jugar juegos piratas; uno de ellos fue Prince of Persia: The Sands of Time, que yo no jugué, pero sí vi cómo Juan lo jugaba. Cuando mi hermano me regaló mi PS3 y vi que habían remasterizado la versión para PS2 (junto con sus dos secuelas) para el PS3, lo compré y eventualmente llegué a jugarlo.

De ese juego es del que voy a hablar hoy, del que obtuve su platino en agosto de 2013.

Prince of Persia: The Sands of Time

Prince of Persia: The Sands of Time

El Príncipe de Persia original, que yo jugué en la 8088 de mi mamá, era un juego revolucionario para su época. Las animaciones del príncipe eran mucho mejores que cualquier cosa que se hubiera intentado antes; la historia era bastante entretenida (si bien algo choteada y predecible); la música era extraordinaria; los niveles difíciles sin ser frustrantes; y el combate (con espadas) de hecho yo no creo que fuera superado hasta que salió esta secuela que reseño.

Prince of Persia: The Sands of Time jugó un papel similar en el PS2 y el Xbox original cuando salió en 2003; un juego con gráficos maravillosos para su época, con una historia bastante entretenida (si bien algo choteada y predecible), con música extraordinaria, niveles difíciles sin ser frustantes y un combate (con espadas) que me parece fue lo mejor en su momento.

Y la capacidad de poder deshacer los últimos segundos de juego al usar la Daga del Tiempo.

La mecánica introducidad por la Daga del Tiempo creo que hizo que nos explotara la cabeza a todos los que la vimos por primera vez en su momento; es una idea ridículamente sencilla y genialmente implementada que le da una dimensión estratégica mucho más profunda al juego. Pero además, la princesa que en el juego original de 1989 jugaba un triste papel de damisela en desgracia, aquí se vuelve compañera, aliada, amante y traidora, lo que vuelve a un personaje de por sí entrañable en una de las mejores cosas del juego.

El juego arrasó con todos los premios habidos y por haber de ese año (en particular me gusta la categoría que ganó en Penny Arcade: Best Absolutely Everything); y me parece que terminó influyendo juegos tan disímiles como son Uncharted y sin duda clones sutiles como God of War.

Y yo no jugué ese juego; yo jugué una remasterización para el PS3 diez años después.

No es una crítica del porte al PS3, me parece que es competente (aunqe la trilogía remasterizada tiene más bugs que el promedio de juegos que yo he jugado en el PS3); es sencillamente que cuando por fin lo jugué yo (en lugar de ver a Juan jugarlo), ya había jugado cosas como Uncharted y God of War, y el juego sencillamente no se compara muy bien ante estas muestras más modernas.

De todas maneras lo disfruté mucho (aunque sí muestra su edad) y en trofeos es en general bastante noble. Tiene un trofeo que requiere que uno no regrese el tiempo más de 20 veces, lo que es medio frustante porque es la mecánica más divertida del juego, pero fuera de eso todos los trofeos salen fácilmente.

Los juegos tipo Prince of Persia son básicamente los que categorizan a mis preferidos en PlayStation; juegos de un solo jugador de tercera persona donde la historia es entretenida y el modo de juego es divertido. La enorme mayoría de los juegos que juego (y que aquí he reseñado o reseñaré) son así, con el extremo opuesto siendo los juegos multijugador de primera persona donde (básicamente) no existe la historia, como Call of Duty o Battlefront. Y no necesariamente digo que el modo de juego de estos juegos no sea divertido; sólo no suele serlo para mí.

Como sea; a pesar de que lo jugué 10 años después de que debí haberlo hecho, Prince of Persia: The Sands of Time es muy bueno y me parece que todo gamer debería jugarlo, aunque fuera un rato.

O ver a un bueno amigo hacerlo, en el peor de los casos.

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Atómica

Regresando de mi viaje a Europa en septiembre, casi al otro día, fui a ver Atomic Blonde, porque me gustan mucho Charlize Theron y James McAvoy, no necesariamente en ese orden.

Se aplican las de siempre, si les preocupa enterarse de la trama de una película que dejó de estar en cartelera hace meses.

Atomic Blonde

Atomic Blonde

Charlize Theron es una espía británica que mandan a Berlín para tratar de obtener un microfilm (ocurre cerca de la caída del muro) con las identidades de un montón de espías británicos. Su contacto es James McAvoy, que lleva demasiado tiempo (“a little too deep”) moviéndose entre los distintos servicios de inteligencia que ahí pululan (alemanes, gringos, soviéticos, franceses, etc.)

Peleas con puños, tacones y balazos se siguen.

La película fue dirigida por uno de los dos directores de John Wick (la primera), y la Theron ya había mostrado en Mad Max: Fury Road que puede dar madrazos como los mejores hombres. McAvoy hace un excelente papel, pero la película es un vehículo primordialmente para la Theron.

La intriga internacional es un poco de hueva, y el ambiente de finales de los ochentas en güest yermani un poco choteado; pero la música compensa todo eso, las escenas de acción son espectaculares y hay una escena lésbica entre Furiosa y Gazelle, so there’s that.

Disfruté mucho la película, pero no es revolucionaria ni nada por el estilo. Sólo un muy buen churro de acción, y con una protagonista mujer que (contrario a Sarah Connor o Ellen Ripley) abraza su femenidad y además con un estilo harto mucho fashion (que yo no me quejo). Así que yo sí la recomiendo.

Más de este estilo, por favor.

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Lollipop Chainsaw

Resulta que me puse a hacer cuentas. Después de sacar el platino en L.A. Noire, el siguiente que obtuve fue el de Lollipop Chainsawhace cuatro años y medio, en abril de 2013.

Esto es medio ridículo, sí ando ocupado, pero creo que sí debería ser capaz de al menos hacer reseñas de mis videojuegos y películas; casi nunca me salen muy largas de cualquier manera. Y si lo sigo posponiendo me voy a morir antes de acabar.

Así que aquí está, casi cinco años después, mi reseña de Lollipop Chainsaw.

Lollipop Chainsaw

Lollipop Chainsaw

Lollipop Chainsaw es un juego hack & slash, como God of War, Dante’s Inferno o Bayonetta. Su punto de originalidad es que la protagonista, Juliet, es una porrista preparatoriana, que está un día a punto de reunirse con su novio cuando llegan los zombies y lo muerden, por lo que Juliet lo decapita y utiliza un encantamiento para mantenerlo con vida como una cabeza colgando de su cintura.

Resulta que toda la familia de Juliet se dedica a combatir amenazas sobrenaturales, así que la linda porrista se dirige a su escuela a tratar de salvar a sus compañeros de las hordas de zombies que la atacan.

Quiero ser muy claro en que el personaje de Juliet es una caricatura del estereotipo gringo de la güera tonta y que su diseño visual está sexualizado más allá de las peores fantasías adolescentes de un hombre que probablemente no sepa cómo comunicarse con una mujer de carne y hueso. Nada de eso me importa; Juliet es muy linda y a mí me encanta.

Juliet

Juliet

Como pueden ver en la imagen, el arma preferida de Juliet es una sierra eléctrica (con detalles rosas, por supuesto), que es lo que da la mitad del título al juego (“chainsaw”). Los “lollipops” son las paletitas tipo Tutsi-Pop que Juliet consume para recuperar HP. Porque ya saben cómo se ve cuando Juliet se mete una en la boca.

El juego recibió bien merecidas críticas por el triste papel que juega Juliet como modelo femenino; aunque, al igual que la versión Harley de Suicide Squad, no es difícil encontrar montones de muchachas en convenciones de videojuegos haciendo cosplay de Juliet. No me voy a meter yo en ese tema; a mí me encanta Juliet.

Como videojuego, Lollipop Chainsaw está bastante divertido. Aunque no tan preciso como God of War o incluso Dante’s Inferno en sus controles, está divertido andar rebanando zombies con una sierra eléctrica y ver a Juliet pegar brincos de porrista al hacerlo. Además, los zombies no salpican sangre al ser mutilados; en su lugar explotan en arcoírises y corazoncitos y estrellitas. Y por último, a mí no me molesta que con cada brinco que pega Juliet, la linda porrista enseña los calzones. Que es por supuesto lo que hacen las porristas, en general, al andar pegando de brincos.

La historia es medio retrasada mental; además del novio decapitado y una familia que caza zombies, Juliet tiene un sensei japonés que es una caricatura (ligeramente racista) de Miyagi; los jefes antagonistas son zombies con temas musicales y más ridículos que la misma Juliet; y todo el tiempo Juliet mantiene conversaciones con su novio donde muestra constantemente que su coeficiente intelectual probablemente no supere al de una maceta.

Nada de eso importa; los niveles están divertidos, la música es espectacular, hay varios mini juegos divertidos y por retrasada mental que sea, Juliet es genuinamente encantadora. Y no hablo de sus senos y trasero (aunque, repito, a mí no me molestan); es un personaje bien intencionado (si bien no muy inteligente) que trata de hacer lo correcto y que siempre trata de mantenerse alegre y positiva.

Y su minifalda es realmente un cinturón muy grueso y eso me encanta; pero de verdad no sólo por eso me gustó el videojuego.

En trofeos el juego es muy noble; me tomó como cinco semanas sacar todos los trofeos. Que probablemente contribuyera a cuánto me gustó; nunca llegó el punto en que me hartara el estar persiguiendo algún trofeo.

Dicho todo lo anterior, no he vuelto a tocar Lollipop Chainsaw desde que saqué su platino. Lo cual no es raro conmigo (mi pila de juegos por jugar se acerca peligrosamente a cien); lo que es raro es que la verdad no se me antoja, aunque lo recuerdo muy cálidamente.

Que probablemente tenga que ver con la cintura de Juliet, pero bueno.

Como sea, yo sí recomiendo ampliamente Lollipop Chainsaw; es divertido, uno mata zombies que explotan en corazoncitos rosas y además se puede disfrutar el oír a Juliet decir todas sus pendejadas mientras menea sus caderas al perseguir zombies para decapitarlos.

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Baby: El Aprendiz del Crimen

Antes de ir a Europa (de hecho en agosto), fui a ver Baby Driver. Rayos, me tengo que poner al día con mi pobre blog.

Como sea, se aplican las de siempre.

Baby Driver

Baby Driver

Soy fan de Edgar Wright desde hace años; tengo la triología del Cornetto en Blu-ray, así como Scott Pilgrim vs. the World. Me encantan sus películas, visualmente y por su sentido del humor. Y Baby Driver no es la excepción; sólo no entiendo por qué a tanta gente le gustó, cuando me parece que sus películas anteriores son del mismo calibre (si no es que mejores).

Como sea; Baby Driver es un cuento de hadas con criminales tomando el papel de dragones, gángsters tomando el papel de hadas madrinas con moralidad ambigua, y lindas meseras tomando el papel de princesas. Nuestro héroe protagonista es un muchacho de buen corazón trabajando de conductor para un gángster/hada madrina al que le debe dinero, y que resulta es un genio manejando carros, así que generalmente la hace del conductor con el que huyen después de realizar un crimen.

La trama es estúpida, es lo que estoy diciendo; pero la película funciona no únicamente por la genialidad visual de Edgar Wright y por el sentido del humor, sino también por la encantadoramente adorable Lily James y la súper química que se trae con Ansel Elgort.

Lily James

Lily James

Las actuaciones son mucho mejores de lo que esta película merece (especialmente el depredador sexual Kevin Spacey), las escenas de acción (especialmente las persecuciones) son divertidísimas, y es al final del día un romance, así que por supuesto me encantó. Es un cuento de hadas bastante violento con una historia más bien pendeja; pero no importa: es divertida y Lily James debería casarse conmigo.

Así que vayan y véanla.

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El 100%

El viernes, después de ocho años, once meses y veinte días, por fin llegué al 100% de compleción en mis trofeos de la PlayStation Network.

La verdad no esperaba que este año completara todos mis trofeos, pero hace unos meses noté (de manera casi accidental) que sí había una manera de obtenerlos, y comencé a trabajar en ello. Esto implicó, entre otras cosas, no comenzar a jugar nuevos juegos.

Sigo teniendo mucho trabajo (viajes incluidos), entonces no podía dedicarle mucho tiempo a mi caza de trofeos; de ahí que aunque me faltaran relativamente pocos (menos de 30) me tardara meses.

Como sea, el viernes saqué el último platino que me faltaba, de Need for Speed: Hot Pursuit. No fue el de Gran Turismo 5 porque hice las cosas de tal manera que mi platino de GT5 fuera el quincuagésimo.

En total tengo 2,746 trofeos, divididos entre 59 juegos, con un total de 51 platinos. Si redondeamos a nueve años (que casi lo fueron), esto son 108 meses, lo que da un promedio de 25 trofeos al mes (poco menos de uno al día) y un juego completado (aproximadamente) cada 7 semanas.

Por supuesto siguen habiendo periodos largos donde no juego, y periodos pequeños donde juego mucho; pero en general no le dedico tanto tiempo a mis videojuegos, probablemente un par de horas al día en promedio (tirando a menos).

Y claro todo esto es intrascendente; a nadie le importa que tenga 100% de compleción en mis juegos de PlayStation, y ciertamente no me da absolutamente nada en lo concreto (y podemos discutir que tampoco en lo abstracto). Sin embargo, me parece que sí refleja algo de mi personalidad; si algo está dentro de mis habilidades y me lo propongo, lo consigo. Tengo ejemplos mucho más significativos que videojuegos, pero no me molesta que mis trofeos sean uno más.

¿Y ahora qué sigue? Bueno, voy a dejar de jugar unos días (al menos una semana), y después voy a comenzar varios juegos que había pospuesto justamente porque sé que tardaré años en poder completarlos. Stree Fighter IV, Injustice y Uncharted 3 al menos, pero probablemente aviente también Rock Band 4, XCOM y Shift 2 a la bolsa.

Esto con casi certeza resultará en que no regrese a tener el 100% en varios años, si no es que nunca. De alguna manera por eso voy a jugar esos juegos, no quiero tener que pensar en mi porcentaje de compleción durante mucho tiempo. Sólo quiero jugar.

De cualquier forma cuidaré que al menos exista la posibilidad de completar mi colección; trataré de sacar los trofeos en línea primero (previendo la eventualidad de que cierren los servidores), y no empezaré ningún juego donde ya sea imposible terminarlos como, lamentablemente, Need for Speed: The Run. Lamentablemente porque ya lo había comprado.

Pero durante los próximos años jugaré únicamente por el placer de sacar mis trofeos, sin preocuparme de completarlos cuando sean muy difíciles.

Pero en este momento, sí estoy contento de haber completado todos mis trofeos.

100%

100%
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La sala de espera mamona

De nuevo estoy en el aeropuerto, ahora para ir a un congreso en Guadalajara, el de la Sociedad Mexicana de Investigación de Operaciones, a la que ahora pertenezco porque mi vida es complicada.

Por qué debo ir al congreso, además de porque es de una sociedad científica a la cual pertenezco, es una historia interesante que no voy a platicar hoy. Nada más diré que voy como participante, no como ponente, que mucha gente lo describe en el medio académico como “ir de paseo”, aunque no sea realmente el caso.

Como sea, el punto de esta entrada es que por primera vez en mi vida utilicé la sala de espera mamona a la que tengo acceso por una de mis tarjetas de crédito. Desde hace años sabía de la existencia de dichas salas, pero por alguna razón nunca había hecho uso de ellas; pude haberlo hecho en Barcelona y en Nápoles este año, o en Atenas hace dos años.

Está simpático. Un poco más cómodo y algo menos engentado que las salas de espera normales, con más lugares dónde cargar la batería de electrónicos. Aunque mi tarjeta de crédito debe ser medio chafa, porque nada más me ofrecieron bebidas no alcohólicas y cacahuates.

Supongo que tiene sentido que use estas cosas si es de los beneficios que me proporciona mi tarjeta de crédito; voy a empezar a hacer de eso de ahora en adelante.

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Desde adentro

Por supuesto tuve que ir y abrir mi estúpido hocico de que un gran temblor había ocurrido cuando estaba fuera México. Como si para reprochármelo, el Universo mandó el peor sismo (en consecuencias) que ha tenido esta Ciudad en 32 años; justos, irónicamente.

Esta vez la infraestructura no salió al quite tan bien. Se cayeron 44 edificios (al menos) y varios más están seriamente dañados. Otros van a necesitar reparaciones no triviales. Las pérdidas humanas en la Ciudad se acercan a 200 y probablemente las superen una vez terminen las labores de rescate.

Pero debieron ser cero.

Supongo que es medio imposible diseñar edificios que aguanten cualquier terremoto de cualquier magnitud; pero me parece sumamente sospechoso que un edificio nuevecito en Tlalpan se desplome mientras varios alrededor no les pasó absolutamente nada. Eso me huele a que hubo incompetencia criminal o (lamentablemente más probable) corrupción criminal para no cubrir todos los líneamientos de construcción en la Ciudad. Y más grave aún en la escuela Rébsamen; las escuelas primarias deberían ser doblemente exigentes con los requerimientos de seguridad en la construcción de sus edificios.

Cualquiera sea la razón, debe investigarse por qué algunos edificios se colapsaron (y no, “porque hubo un terremoto” no es una respuesta válida) y deslindar responsabilidades y castigar a los culpables que se identifiquen. No importa el partido político al que pertenezcan o al gallo que apoyen para las elecciones del 2018; y lo digo perfectamente consciente de que casi todos esos responsables serán de partidos de izquierda. La única manera de ir mejorando la infraestructura de la Ciudad (y del país en general) es entender que la incompetencia o corrupción literalmente cuesta vidas, y que esto es sencillamente inaceptable.

Las autoridades tampoco salieron al quite muy bien que digamos; en muchas ocasiones fueron completamente rebasadas, y en otras han tratado de utilizar la tragedia para ganar puntos políticos. En los peores casos de manera criminal, como (al parecer) está ocurriendo en Morelos. De nuevo, gobernado por alguien de un partido de izquierda.

En mi entrada del sismo anterior no mencioné a los medios de comunicación, en particular la televisión; porque estaba fuera de México, pero además porque desde 2006 no veo los noticieros de la televisión abierta mexicana, porque son asquerosos. Al parecer esa asquerosidad llegó a grados ridículos en este nuevo sismo, por la desinformación, maniqueísmo y ganas de joder a la Ciudad que generalmente profesan, siendo todo el teatro de la niña Frida el punto más bajo que han alcanzado en décadas. Pero todo esto es de oídas; les digo, no veo los noticieros de la televisión abierta mexicana. Y de hecho no veo televisión abierta, punto.

La que sí salió al quite (como en 1985, como siempre) fue la ciudadanía de mi Capital. La gente salió en masa a ver cómo podía ayudar, al grado de que a veces hasta era difícil canalizarlos. Los medios internacionales estaban apantallados de cómo la gente de esta Ciudad se movilizó de manera automática y orgánica para mantenerla funcionando; dirigiendo tráfico, limpiando escombro, distribuyendo agua y comida y (como en 1985, como siempre) rescatando gente de los derrumbes usando a veces sus manos desnudas. Dos artículos en CNN en particular (éste y éste) me parece que retratan bien la sorpresa de los extranjeros a cómo reaccionaron mis cohabitantes citadinos.

Yo no me sorprendí, en lo más mínimo, porque vengo años diciendo que lo mejor que tiene esta Ciudad, es su gente. Y a partir del 19 de septiembre de 2017 (como en 1985, como siempre) lo volvieron a demostrar.

Muchas veces en este blog he expresado mi cariño por la Ciudad de México. Y lo que muchos no entienden, es que no hablo principalmente de sus edificios, ni de sus restaurantes, ni de sus oportunidades culturales y recreativas. No hablo principalmente de Ciudad Universitaria y el Centro Histórico. No hablo principalmente de los tacos de suadero a la media noche, ni de Garibaldi a las dos de la mañana. Hablo de su gente, la población más cívica que tiene el país; sin duda y por mucho.

Se cayeron muchos edificios, pero mucho menos que en 1985; reconstruiremos y (esperemos) lo haremos todavía mejor para que a la próxima sean cero (o tanto como sea posible: dato anecdótico; hasta donde me he enterado, no murió nadie en una escuela pública de la Ciudad). Murieron cerca de 200 personas, pero fue una mejora indiscutible de 1985, donde murieron miles. Hay que estudiar con cuidado (y de forma honesta y sin fines politiqueros) qué fue lo que falló, para que no se repita la próxima vez. Y de ser necesario, castigar a los responsables.

Pero la ciudadanía de la Majestuosa reaccionó de manera heróica, sin pánico, solidariamente, haciendo lo que podían cuando podían y como podían, como esta señora que fue a donar algo de comida, sin zapatos y con toda la dignidad del universo.

Donante

Donante

Como en 1985. Como siempre.

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Los trenes

Conocí a mi amiga Birgit en el DocCourse de 2009 en Barcelona, durante mi primer viaje a Europa. Cerca del final del viaje, nos dijimos mutuamente que estaría padre que nos visitáramos en nuestros respectivos países, porque por qué no.

La verdad es que en general todos los miembros del DocCourse (un par de docenas al menos), dijimos eso; y siendo justo para casi todo el resto de ellos sí lo cumplieron. Por supuesto tienen la ventaja de vivir en Europa, no como yo que tengo que cruzar el charco.

Siendo justo con Birgit en particular, ella ha venido a México un montón de veces después del DocCourse; nunca a verme a mí, pero viene seguido a trabajar y generalmente nos vemos aunque sea una vez cuando esto ocurre.

Yo no pude ir a visitar a mis amigos del DocCourse, al menos no tan seguido como me hubiera gustado. En 2009 fui a San Francisco a visitar a Eddie aprovechando una estancia en California durante el verano, y en 2010 fui al examen de grado de Vincent aprovechando que estaba en una estancia en Barcelona. En el 2011 técnicamente no fui a visitar a nadie, pero me encontré a varios por distintas partes del mundo durante mi viaje demente de 6 meses hacia el final de mi beca de doctorado.

Y después tardé en de hecho doctorarme y luego obtener mi plaza en la Facultad de Ciencias. Pero en cuanto lo hice, el año pasado pasé a visitar a Eddie en Wisconsin y a Fred y Anna en Colonia.

Y por supuesto Birgit me reclamó amargamente en su última visita de por qué no le había avisado que iba a Europa para tratar de encontrarnos.

Así que en este viaje vine a mi congreso en Italia, pasé a mi cotidiana visita de investigación en Barcelona, y el jueves me trepé a un avión a Viena en Austria, para por primera vez en mi vida ir a visitar a Birgit.

Estuvo padre; Graz es un pueblo chiquito, pero bonito, y la verdad sí fue padre cumplir una promesa hecha hacía más de ocho años.

Lo que no estuvo padre es que no tenía tiempo (de por sí mi estancia en Barcelona fue corta), y que consecuentemente no pude salir de ahí en avión. Al menos en un vuelo directo de Graz y/o Vienna a Nápoles.

Así que tomé tren. Y aquí es donde se pone medio triste el asunto.

Mi experiencia con trenes nunca ha sido terriblemente satisfactoria en Europa; suelen ser más lentos y más caros que los aviones (para transportarse entre ciudades importantes al menos), y aunque todo mundo parlotea acerca de la comodidad, la verdad es que no le veo mucha ventaja sobre los aviones (excepto que no hay estúpido pase por seguridad para verificar que no tenga más de 100 mililitros de crema líquida).

Para salir de Graz tuve que tomar un tren a Knittelfeld, de ahí un tren nocturno a Boloña, y aquí estoy esperando por mi tercer tren a Nápoles (regla estúpida de estos viajes académicos; uno tiene que regresar a México por la ciudad a la que partió originalmente).

El tren a Knittelfeld estuvo bien, pero el tren nocturno fue bastante desagradable. Ya sabía que tenía que compartir mi vagón con otros individuos; pero la “cama” era bastante incómoda y además hubo un retraso de cerca de una hora antes de llegar a Boloña. Por suerte dejé un colchón bastante generoso con el siguiente tren.

De verdad sigo sin verle el chiste a viajar por tren; prefiero (por mucho) los aviones.

Pero además de que no soy fan de los trenes, el problema con usarlos es que comencé mi viaje de regreso el viernes a las 19:00 horas (tiempo de Europa central), y lo voy a terminar en México a las 11:00 horas del domingo (4:00 horas, tiempo de México). Técnicamente es un viaje de 40 horas, sin paradas significativas para descansar en ningún punto (y sí, considero al tren nocturno un fallo en el sentido de intentar de descansar).

La cosa se ve más o menos así:

  1. Tren Graz → Kittelfeld
  2. Tren Kittelfeld → Boloña
  3. Tren Boloña → Nápoles
  4. Aerobús Nápoles → Aeropuerto de ídem
  5. Avión Nápoles → Münich
  6. Avión Münich → México
  7. Taxi aeropuerto → mi casa
  8. Caer como tapa de excusado en mi cama

Llevo ya 12 horas de viaje, y sinceramente no espero con ansias las 28 que me faltan.

Pero al menos ya vuelvo a casa. Y fue padre ver a Birgit.

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Barcelona

El domingo de madrugada llegué a El Prat en Barcelona, alrededor de las dos de la mañana. No fue mi culpa, los tarados de Vueling retrasaron mi vuelo de Nápoles a Barcelona, y en lugar de llegar a las 0:30 de la madrugada, llegué a la 1:50.

La diferencia importa porque el Aerobús que va del aeropuerto a la ciudad deja de circular a la 1:05. Por suerte cuando llegué a la terminal del Aerobús para comprobar que ya no había más autobuses, otros tres pasajeros estaban en la misma situación que yo y entre los cuatros cogimos (je) un taxi.

La idea era ir a Plaça Catalunya, pero viendo Google Maps noté que pasábamos relativamente cerca de mi hotel, les dejé 10 euros a mis compañeros y me bajé del taxi. Caminé tres cuadras y cogí (je) un autobús nocturno que me dejó a 150 metros de mi hotel.

Lo único malo es que no era hotel; era hostal y tenía baños y regaderas compartidos.

Una cosa graciosa de todos mis viajes; nunca me había quedado en un hostal con baños y regaderas compartidos. Siempre pude elegir hotel (o departamento) donde estar, así que fue una nueva experiencia. La verdad no lo hubiera elegido (aunque sea más barato); las fotos del hostal en Booking me engañaron, yo sinceramente creí que tendría mi propio baño.

Al final no estuvo mal; nunca ocurrió que quisiera bañarme y no hubiera regadera disponible (y podría hacer aquí un comentario de cómo muchos europeos no le tienen mucha fe a eso de bañarse diario, pero mejor no), y mis compañeros de hostal al parecer eran decentemente limpios, porque nunca me encontré con un baño sucio.

De cualquier manera, espero no tener que repetir un hostal.

Ese mismo domingo, ya descansado, me salí de mi hostal (que está a una cuadra del Camp Nou) y básicamente recorrí todo el Paralelo para llegar a la Barceloneta y comer en el Paco Alcalde, un restaurante que conocí el año pasado a recomendación de una muy querida amiga mía. Hacía años que no recorría así Barcelona, sencillamente caminando y tomando fotos, deteniéndome a tomar un cortado de vez en cuando.

La semana fue corta, porque ya estoy de regreso en El Prat, ahora rumbo a Viena. Pero estos tres días creo que han sido de los más productivos en investigación que he tenido en mucho tiempo; y pudieron serlo aún más, pero pues no se puede todo en esta vida.

Barcelona se siente a esta altura como casa para mí, y espero poder regresar el año que viene. Ciertamente hay chamba suficiente para justificarlo, lo único que falta es ver de dónde sale el dinero.

Pero no me preocupo demasiado.

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Desde afuera

En 1985, cuando el temblor, un tío mío se encontraba estudiando en el extranjero. Recuerdo cuando nos contó cómo fue el obtener la lista de fallecidos (que me parece nunca quedaron claramente definidas) y el buscar en ellas el nombre de familiares y amigos. La verdad nunca pasó por mi cabeza que el primer sismo de magnitud semejante al de 1985 ocurriría justamente conmigo estando fuera del país, viendo las cosas desde afuera.

Por supuesto todo es mucho más sencillo ahora; mi hermano me mandó un mensaje casi de inmediato para preguntarme si estaba bien (al tarado se le olvidó que no estaba en el país). De ahí fue cosa de mandar mensajes preguntando a todo mundo informes; como casi todos mis seres queridos viven en la Ciudad de México, rápidamente se fue armando la imagen de que todos estaban bien, y de que las cosas eran completamente distintas a 1985.

Al menos en la Ciudad.

De hecho la rápida recopilación de datos alrededor de La Majestuosa me hizo respirar con alivio algo adelantado; los reportes de Oaxaca, Chiapas y similares tardaron en llegarme. No ayuda que no estoy ni en Facebook ni en Twitter. Por un segundo llegué a pensar si valía la pena dar mi brazo a torcer después de tantos años, pero rápidamente decidí que no. ¿De qué podría servirme enterarme más rápido de una desgracia? Incluso si pudiera adelantar mi vuelo de regreso (dudoso, dada la temporada), ¿qué bien podría hacer el que volviera antes?

Como sea, y sin disminuir de ninguna manera la tragedia de las casi 100 personas que murieron, la verdad es que o fuimos endiabladamente suertudos, o de algo sirvió la tragedia del 85 para evitar que se repitiera a esa magnitud. Dados los relatos y fotos y videos que vi de los edificios meneándose como borrachos fuera de Garibaldi, creo que es justo decir que al menos de algo sirvieron todas las regulaciones que se implementaron al menos en la Ciudad de México. Que a pesar de la mentada corrupción e incompetencia que según existen en mi Ciudad, lo cierto es que la infraestructura de la misma al parecer resistió un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter. Y supongo que algo de crédito hay que darle a las autoridades correspondientes, por más mal que me caiga Mancera.

Justo hace unos días leía acerca de la tragedia en Texas, donde Harvey básicamente convirtió Houston en un lago enorme. El autor comentaba que una de las tragedias de Katrina en 2004, además de la obvia, es que no se llevó nunca a cabo una reconstrucción de Nueva Orleans viendo hacia el futuro, sino únicamente pensando en el pasado, porque eso hacen las civilizaciones “en descenso”. Es una lectura interesante y se las recomiendo.

Lo saco a colación porque me parece que la Ciudad de México fue bien reconstruida después de 1985. Y dos de esas razones (le guste o no a mucha gente) son su ciudadanía y el hecho de que ha sido desde entonces gobernada en los hechos por gobiernos progresistas de izquierda (si bien no oficialmente hasta 1997). De 1985 a 1997 me refiero a que la ciudadanía de la Ciudad justamente presionó a los gobiernos locales para que hicieran bien las cosas, no a que los regentes de entonces fueran unas blancas palomitas.

El temblor de hace unos días se sintió, literalmente, en la mitad del país, por lo que me cuentan. En varias entidades esto causó un daño material inmenso; pero en la Ciudad de México al parecer sólo se cayeron algunas bardas y se fue la luz en gran parte de la misma. Eso pasa aunque no haya temblores (aunque aún hay que esperar a las revisiones estructurales para ver si no hay daños más sutiles escondidos).

Me parece que hay que hacer una reflexión de por qué es esto, y justamente cómo podemos reconstruir lo que sea necesario reconstruir en Oaxaca y Chiapas de tal forma que a la próxima ellas también sobrepasen un temblor de esta magnitud sin más que unas cuantas bardas caídas y electricidad cortada temporalmente.

Una pista: ni reformas “estructurales”, ni “pactos” por México ni tampoco comunidades autónomas van a responder por sí mismas esas preguntas.

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El café italiano

No recuerdo si llegué a mencionarlo en el blog, pero la única otra vez que estuve en Italia (en 2011) me enfermé y entonces sólo probé café una vez, justo antes de treparme a mi avión de salida.

Esta vez no estoy enfermo, así que he estado tomando café italiano todo el tiempo. Y es delicioso.

No sé si sean los granos, cómo los tuestan o cómo los hacen, pero es por mucho el café más suave que yo haya probado. Y con suave no quiero decir débil, quiero decir suave. El café es fuerte, pero suave (como los buenos amantes).

Se siente como si una prostituta milenaria acariciara tu lengua con la suya, mientras recita antiguos hechizos de amor lujurioso en tu oído. Es así de bueno.

Ahora sólo me preocupa que me voy en unos días y no sé dónde encontraré este tipo de café de nuevo.

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