Lo que sigue es lo que sabemos con certeza.
El 20 de agosto (hace dos semanas y media), Miranda Mendoza Flores salió del CCH Oriente en Iztapalapa. La muchacha de 18 años nunca llegó a su casa; su familiares recibieron una llamada exigiendo dinero para que la liberaran y su cadáver desnudo y calcinado fue encontrado en Cocotitlán, Estado de México, al otro día de que desapareciera.
El 27 de agosto, en el CCH Azcapotzalco, estudiantes del plantel tomaron las oficinas administrativas exigiendo la renuncia de María Guadalupe Patricia Márquez, la directora del plantel, protestando que no se abren los grupos necesarios y demandando otros puntos relacionados con la mejora del plantel. No que ahora haga mucha diferencia, pero la directora renunció 3 días después, 30 de agosto (hace exactamente una semana).
El lunes 3 de septiembre, los muchachos de Azcapotzalco fueron a Rectoría a exigir el cumplimiento de sus demandas y en solidaridad con los familiares de Miranda, cuando al menos dos autobuses de porros llegaron y comenzaron a atacar a los estudiantes, que respondieron a la agresión. Esto resultó en una trifulca con 6 heridos, 2 de ellos todavía graves y uno en particular con la posibilidad de perder un riñón.
Lo que sigue es mi perspectiva de lo que ha ocurrido.
El secuestro y asesinato de Miranda es absolutamente inaceptable; lo sería en cualquier contexto, pero desde mi perspectiva es agravado por el hecho de que es joven, de que es mujer y de que es estudiante de la UNAM. La situación en Azcapotzalco no me queda del todo clara (hace años que no tengo contactos en Azcapo), pero parece suficientemente legítima como para que la directora renunciara y todo apuntaba a que se estaban dando las cosas de tal manera que se iba a atender las demandas de los muchachos.
Ambos problemas no son (o no eran) políticos; el primero es la situación de inseguridad que se vive en la CDMX y el EdoMex, especialmente contra mujeres; y el segundo era (al parecer) demandas legítimas de estudiantes alrededor de temas principalmente académicos.
Lo que pasó el lunes, que nos tomó a todos de sorpresa (excepto los que lo planearon, supongo), convirtió de repente esto en un asunto político.
Lo que sigue es especulación mía. Pero todo es basado en suposiciones (espero) inteligentes.
La evidencia de que llegaron porros a golpear a los estudiantes del CCH Azcapotzalco es irrebatible; fue algo planeado y (con casi absoluta certeza) pagado. Lo que por supuesto nos lleva a preguntarnos: ¿quién lo planeo? Que la única manera sensata de hacerlo es preguntar: ¿por qué?
La respuesta que en otras circunstancias podría haber sido obvia (las autoridades de Azcapo) no tiene mucho sentido; la directora del plantel había renunciado 4 días antes. Sin duda alguna era el punto más complicado de lo que pedían los muchachos; si ya se había cedido en eso (que muesta disposición a querer resolver el asunto lo más rápidamente posible), ¿para qué provocar a los muchachos? Lo mismo casi de inmediato descarta a la Rectoría de la UNAM.
Los grupos de porros son históricamente incapaces de tener iniciativa propia (especialmente por la necesidad de trasladarse hasta el sur de la Ciudad); supongo que no podemos descartar que actuaran por su cuenta, pero es básicamente inédito, además de que al parecer fueron múltiples grupos actuando de manera coordinada.
¿El gobierno de la CDMX? Sin duda es posible, pero ¿qué ganarían? Especialmente dado que Coyoacán (donde se encuentra Ciudad Universitaria) es de las 4 delegaciones que ganó la alianza en la que se encuentra el PRD.
Lo que deja (como generalmente ocurre con mi pobre universidad) a grupos a nivel federal que quieren usar a la UNAM como balón político. Y a ese nivel sólo hay dos posibles actores; el gobierno federal saliente, encabezado por Peña Nieto; y el que va a entrar en diciembre, encabezado por López Obrador.
Ya oí una teoría ridícula de por qué fue el Peje, pero supongo hay que discutirla. La teoría de la conspiración va más o menos así: el Peje quiere que renuncie Graue para él poder imponer a un rector de su gusto; y quiere que sea antes de diciembre para que no se le atribuya nada a él. Por supuesto esto supone que el Peje controla a varios grupos de porros (que no usó en el 2006); que esto de alguna manera va a desembocar en la renuncia de Graue (suerte con eso); que él va a poder decir quién lo reemplazaría (no del todo descabellado, pero muy lejos de seguro); y que todo esto ocurrirá en los 3 meses antes de que tome protesta.
Dejando de lado que el Peje nunca ha optado por la violencia, está el pequeño detalle de que la UNAM es, intrínsecamente, de los aliados más fuertes que tiene. Por supuesto hay mucha gente en la UNAM que detestan al Peje o (como yo) que les cae muy mal. Y por supuesto hay grupos de “izquierda” que se sienten amenazados de que su gobierno sí mejore el problema de desigualdad, lo que evidentemente evita que se agudicen las contradicciones y que llegue la gloriosa revolución, que es lo único que realmente puede arreglar las cosas (según ellos). Pero cerca del 75% de profesores y estudiantes de la UNAM votaron por él; y un porcentaje muy alto de esos le da al menos el beneficio de la duda. Por no mencionar que los egresados de la UNAM van a regresar a las administraciones federales, cosa que muchos de aquí apreciamos.
Sería ridículo que el Peje hiciera algo así de burdo, cuando si espera que llegue diciembre, podría hacer algo mucho más sutil y efectivo para asegurar que en las autoridades universitarias quede gente allegada a él. Bueno; más allegada. De hecho eso será lo que debemos vigilar todo su sexenio; porque habremos votado por él, pero la Autonomía Universitaria es la Autonomía Universitaria.
En la asamblea que tuvimos en Ciencias (que no fui, porque ya superé esa etapa de mi vida, muchas gracias), me contaron mis informantes que ni siquiera había comenzado y ya había quienes querían echarle la culpa al Peje, de alguna manera. Y ciertamente estos grupitos de “izquierda” que tiene la UNAM (los que escriben “facismo”) lo quieren poner como si fuera peor que los priistas y panistas juntos. Si somos generosos, desde su punto de vista la única manera de cambiar las cosas es con una gloriosa revolución; por definición las elecciones no funcionan y entonces el Peje es lo mismo de siempre. Si no somos generosos, estos grupitos subsisten de estudiantes sin oportunidades que utilizan como carne de cañón, y sí las cosas mejoran entonces tendrán menos de esos.
De cualquier manera, el Peje ha contribuido a que existan estas teorías pendejas de que él es el responsable de la provocación del lunes; el muy tarado ha actuado desde el 2 de julio como si ya estuviera gobernando… y todavía no está gobernando. Puede salir a las escaleritas de sus oficinas a leer sus pronunciamientos pendejos, pero mientras no tome protesta no es todavía el presidente. Y sí, también es culpa de los tarados actuales, que han dejado ingobernable grandes secciones del país y los vacíos de poder tienden a llenarse como sea, incluyendo al tarado del Peje leyendo pronunciamientos pendejos desde las escaleritas de sus oficinas. Pero aún no está gobernando.
Como sea; si no fue el Peje, la única otra opción (si concuerdan con mi análisis) es que sea Peña Nieto. ¿Y qué podría ganar él (su grupo)?
Varias cosas, pero ninguna muy sustanciosa; deslegitimar a la UNAM; deslegitimar al Peje; crear un desmadre a un mes del 50 aniversario del 2 de octubre (lo que facilita varias semanas de movilizaciones estudiantiles); vengarse de manera mezquina de que todo mundo lo pendejeó de su último “informe” de gobierno.
Las pataleadas del muerto, en otras palabras.
Yo, como normalmente ocurre conmigo, estoy cautelosamente optimista. La asamblea de la Facultad de Ciencias votó por un paro de 48 horas; está bien, es la respuesta que suele dar Ciencias. La asamblea fue (me comentan) nutrida y dentro de lo cabe civil. Y las movilizaciones de ayer fueron masivas, pero festivas y ejemplarmente pacíficas. Probablemente como 4/5 partes de los estudiantes que se movilizaron ayer votaron por el Peje.
Aunque inicialmente no me gustó la respuesta de Graue, ya leyéndola con cuidado la veo mejor. Tampoco es extraordinaria, pero está bien. Las autoridades universitarias están respondiendo, en lugar de aplazar o hacerse güeyes; saben lo que está en juego. No dudo que las movilizaciones continúen al menos hasta el 2 de octubre; y eso está bien: la violencia contra estudiantes es inaceptable bajo cualquier circunstancia. Pero espero que esto no escale todavía más; que es por supuesto lo que buscan los que provocaron en primer lugar.
Confío en que los muchachos no caeran en próximas provocaciones; la movilización de ayer apunta a esto. Y al fin y al cabo es en gran medida por estos muchachos que por fin vamos a tener a un presidente de izquierda en este país.
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