Bikini Warriors

A lo largo de múltiples meses, concluyendo después de Kaguya-sama, me chuté Bikini Warriors. No es raro que uno se tarde meses en chutarse un animé; y de hecho si se está viendo en tiempo real de transmisión, es imposible no tardarse meses. No es el caso con Bikini Warriors: tenía toda la serie disponible, y además cada capítulo dura, literalmente, 5 minutos (con apertura y cierre incluidos). Me tardé porque Bikini Warriors es, usando el término técnico, ligeramente retrasada mental.

Binkini Warriors

Binkini Warriors

Como era de esperarse de un animé llamado Bikini Warriors, la serie es arrecha… pero además existe por el hecho de ser arrecha. Siendo justos, también intenta (y a veces consigue) ser divertida, y ciertamente las cuatro estupidísimas aventureras principales son muy agradables de ver.

La “historia” (por decirle de alguna manera) relata los desvaríos de cuatro aventureras en un mundo de ídem, magia, hechiceros y dragones. Nominalmente de eso trata la serie: en los hechos son viñetas (recuerden que duran 5 minutos los episodios) donde las protagonistas caen en situaciones imposibles para que las veamos en poses sugestivas. No hay necesidad de que dichas poses causen que enseñen los calzones, porque básicamente los están enseñando todo el tiempo… o bueno, los “bikinis”.

Enseñando los calzones

Enseñando los calzones

Este animé es de verdad medio retrasado mental; pero sí es divertido en un par de las situaciones imposibles, y las aventureras (que, repito, son muy agradables de ver) son (dentro del nulo desarrollo de personaje que tienen) razonablemente simpáticas y encantadoras. Además de que tiene ideas chistosas, como que por alguna razón (je) en el mundo donde viven, la armadura que mejor las proteje contra ataques físicos, mágicos y elementales, es paradójicamente (je) la armadura que menos cubre de sus cuerpos. Por razones.

La “armadura”

La “armadura”

¿Vale la pena ver Bikini Warriors? Oh, por el amor de Marx, de ninguna manera. Es literalmente una pérdida de tiempo; es tan estúpida, que las poses sugestivas en las que invariablemente terminan las protagonistas pierden cualquier cualidad erótica que uno pudiera esperar de dibujos animados. Y en los hechos, esa es la razón de existir de Bikini Warriors.

Dicho sea eso, los episodios están tan cortitos y es tan trivial de conseguir (básicamente están todos los capítulos en el tubo), que ver uno a la semana cuando se lavan los platos no es algo descabellado… que me parece fue así como los vi todos.

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Érase una vez en Hollywood

A finales de agosto de 2019 fui a ver Once upon a time in Hollywood. Se aplicarían las de siempre, pero me parece que todo mundo y sus hermanos ya vieron esta película.

Once upon a time in Hollywood

Once upon a time in Hollywood

Yo soy fan casi incondicional de Quentin Tarantino. Ninguna de las películas que ha dirigido me han dejado de gustar, siendo Jackie Brown mi menos favorita (probablemente porque no la escribió él), pero que de todas formas me gusta. Era casi imposible que no me gustara Once upon a time in Hollywood; y dicho y hecho, a mí me encantó.

¿Es la mejor película de Tarantino? Ni de lejos; pero es hilarante casi todo el tiempo (particularmente al final); el elenco es espectacular; la ambientación del Hollywood de finales de los sesentas es perfecta; la música es (como suele ser con él) excelente; y la historia, aunque una mamada apócrifa (como Inglourious Basterds), a mí me gustó mucho.

¿Clint mató a su esposa? Sí, por supuesto, ese es el chiste, que la mató accidentalmente. No entiendo por qué personajes que asesinan múltiples personas con lujo de violencia pueden ser considerados héroes (ahem, John Wick), pero un personaje secundario mata accidentalmente a su mujer, y eso demerita la película. Como ya he dicho; no me interesan personajes perfectos, me interesan personajes falibles.

¿Es insultante a Bruce Lee? A mí no me pareció; para empezar toda la historia es apócrifa (no sé si sabían, pero la familia de Charles Manson asesinó a Sharon Tate y múltiples otras personas), pero encima a mí me parece una caracterización muy chida del artista marcial: nada más él no esperaba tener que enfrentarse a un asesino de verdad (Clint mató a su esposa, ¿recuerdan? Pongan atención.)

Si la película tiene fallas éstas radican en que tal vez dura demasiado; que es excesivamente automasturbatoria con el homenaje al Hollywood de la época hippie; y que múltiples tomas extendidas podrían ser más justas y me parece que todo el mundo estaría más contento con ello: la película dura dos horas con cuarenta y un minutos, y a Quentin se les está haciendo costumbre extender de manera gratuita e innecesaria sus películas. Reservoir Dogs dura 99 minutos, keep it tight, man!

Así que yo sí la recomiendo, como todas las películas del director. Lo cual por supuesto es innecesario, porque me parece que todo mundo y sus hermanos ya la vieron.

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Kaguya-sama: Love is War

Durante la pandemia, y después de Domestic Girlfriend, me chuté las dos temporadas de Kaguyama: Love is War, y es de las cosas más divertidas que he visto durante este encierro interminable; la trama no importa mucho, entonces pueden leer mi reseña sin problemas, pero de verdad vayan y véanla, es hilarante.

Kaguya-sama: Love is War

Kaguya-sama: Love is War

Kaguya-sama: Love is War trata del concejo estudiantil de la Academia Shuchiin, que es una prepa de élite en Japón donde casi todos los estudiantes son hijos de ricos y famosos; aún así, los requisitos académicos de la escuela son altísimos. El concejo está formado por el presidente, Miyuki Shirogane, que es literalmente el mejor estudiante de la escuela (y el segundo en Japón, basado en los exámenes diagnóstico que realizan en ese país dos veces al año), que no es hijo de ricos y famosos (todo lo contrario), lo que causa que encima de su brutal agenda de estudio tenga que trabajar de medio tiempo, lo que resulta en que siempre esté tenso, cansado y con ojeras (además de ser increíblemente codo con el dinero); la vicepresidenta Kaguya Shinomiya, que es hija de un potentado japonés y que es literalmente la segunda mejor estudiante de la escuela, además de una experta en artes marciales y en arquería; la secretaria Chika Fujiwara, que es bastante avispada para cosas inmediatas y para relaciones interpersonales (excepto las que están justo en frente de ella), pero bastante mensa en lo académico e intelectual; y el tesorero Yu Ishigami, que es bueno con las cosas tecnológicas y malo en básicamente todo lo demás: escuela, deportes y cómo interactuar con seres humanos.

Cuando la historia comienza, Miyuki y Kaguya ya están perdidamente enamorados mutuamente, y conforme avanza la serie ese amor (y tensión sexual) sólo se incrementa, porque los muy estúpidos están esperando que el otro sea el que se confiese. De ahí el título de la serie: los dos muchachos actúan todo el tiempo como si estuvieran en un campo de batalla, donde la derrota en cada batalla consiste en demostrar interés o atracción por el otro; y la derrota final de la guerra es declarar su amor por el otro. Que es por supuesto de las premisas más idiotas de todo el universo; la historia terminaría de inmediato si, como seres humanos normales, Miyuki y Kaguya fueran honestos el uno con la otra; y cada uno consigo mismo, porque Kaguya, dada su posición social (y la de su familia), además de su condición de mujer, está convencida de que lo único propio y correcto es que Miyuki se le declare, y ni siquiera puede admitirse que ella también está enamorada (aunque por supuesto da por hecho que él está enamorado de ella incondicionalmente); y Miyuki tampoco se admite sus sentimientos porque en el fondo tiene un terrible complejo de inferioridad por su condición social, y no puede ni siquiera soportar la idea de que ella responda a sus avances con un cruel y despectivo “qué lindo” (“okawaii koto”, en japonés, que es el eslogan definitorio de Kaguya, aunque de hecho ella nunca lo haya dicho y probablemente nunca lo haga, al menos no como lo teme Miyuki).

Okawaii koto

Okawaii koto

El humor entonces viene de estos dos adolescentes superdotados intelectualmente, que se comportan como retrasados mentales cuando están juntos… justo como adolescentes enamorados. También están los increíblemente complicados planes (principalmente de Kaguya, asistida por su criada y confidente de toda la vida, Ai Hayasaka) para tratar de forzar al otro a que confiese un amor que ellos mismos no están dispuestos a admitir.

Es hilarante, porque además en esta dinámica estupidísima se integran Yu, que es inicialmente una caricatura del otaku japonés (aunque eventualmente tiene una evolución padrísima, auxiliado por los otros miembros del concejo); pero por encima de todo Chika, que en múltiples ocasiones se roba la serie porque en su inocencia y estupidez (principalmente al no darse cuenta de los sentimientos que tienen Miyuki y Kaguya el uno por la otra), hace y dice un montón de pendejadas para desternillarse de la risa, siendo además siempre adorablemente simpática y encantadora. Es muy probable que hayan visto el “baile de Chika”, que los realizadores avientan como si no fuera la gran cosa al final de un episodio, y donde probablemente se gastaron el 30% del presupuesto de animación de la primera temporada.

Chika

Chika

Chika es de verdad uno de los personajes más entrañables que se hayan creado en la historia del animé; me encantaría que Miyuki y Kaguya se dejaran de pendejadas y comenzaran a andar entre ellos, pero si por alguna razón Miyuki y Chika anduvieran, estaría padrísimo nada más por ver la reacción de Kaguya, que le tiene muchísimos celos a Chika y sus senos varias veces más grandes que los suyos. Esto nunca ocurriría, porque otra de las cosas padres que tiene el animé es que Miyuki y Chika son de verdad amigos nada más; pero las escenas donde Kaguya cela a Miyuki porque Chika dice o hace algo que le frustra sus planes son hilarantes; de inmediato Kaguya comienza a juzgar mentalmente a Chika como traidora/seductora/ganado/parásita y otra bola de pendejadas, para inmediatamente después darse cuenta de que está equivocada y disculparse con la mensa muchacha, que es en el fondo su mejor amiga, y que no suele darse cuenta de nada.

Kaguya y Chika

Kaguya y Chika

Además de un diseño de personajes encantador; una historia sorprendentemente bien contada y dirigida; personajes entrañables que además son multidimensionales y con deseos y necesidades relativamente complejos; una música espectacular (que además se sale de las choteadas tonaditas J-pop que suelen dominar el animé romántico); y una animación excelente; esta serie tiene un sentido del humor que es de los más inteligentes e hilarantes que yo haya visto. No era muy raro que tuviera que ponerle pausa a la serie, porque me estaba riendo tanto que ya no podía leer los subtítulos.

El animé tiene muy poco (casi inexistente) fan service, y a pesar de lidiar con adolescentes envueltos en el romance más retrasado mental de la historia, mi evaluación es que de hecho no es arrecho; porque el amor que se tienen Miyuki y Kaguya es una sincera atracción por la otra persona: por su comportamiento, forma de pensar y (por encima de todo lo demás) la innegable inteligencia que tienen ambos muchachos… cuando no están llevando a cabo algo de sus planes estúpidos para “ganarle” al otro en la “guerra” del amor. Los muchachos, además, se respetan sinceramente, por sus logros académicos y por su forma de ser, que es la base de cualquier relación que tenga alguna esperanza de tener éxito.

El aspecto sexual está presente, por supuesto (siguen siendo adolescentes); pero en el fondo es realmente muy inocente el asunto, y casi todo el tiempo para hacer bromas bastante efectivas, como cuando Kaguya, que por su educación súper tradicional (dícese: mocha y reprimida) básicamente no tiene ningún conocimiento del sexo o del discurso adolescente al respecto, se pone a estudiar por su cuenta y cae en la fase (no extraña entre muchachas: Hermione cae en un episodio similar en Harry Potter and the Goblet of Fire) de no poder aguantarse la risa cada vez que alguien hace mención de algo que incluso pudiera interpretarse como un pene… que Chika procede a explotar para casi hacerla orinarse de la risa.

Wiener

Wiener

Es de verdad un animé extraordinario y no puedo recomendarlo lo suficiente; es romántico, tierno y divertido todo el tiempo, incluso en las pocas escenas dramáticas que se gana con un muy buen pulso dadas las tribulaciones de sus muy estúpidos personajes, por más genios académicos que sean los dos principales. La pueden ver en Crunchyroll.

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La noche de las nerds

En agosto de 2019 fui a ver Booksmart. Se aplican las de siempre, si no la han visto.

Booksmart

Booksmart

Las películas de preparatorianos gringos (highschool) suelen ser básicamente idénticas en su premisa: un grupo de amigos trata de perder su virginidad en la “noche de graduación”, y una bola de pendejadas imposibles ocurren porque si no no existiría la película.

Booksmart tiene varias cosas novedosas: una de ellas es que las protagonistas son dos chavas, una de ellas lesbiana. Otra cosa novedosa es que lo que causa que intenten tener una noche de sexo, drogas y rocanrol es que se enteran que todos sus compañeritos, que fueron varias órdenes de magnitud menos matados y ñoños que ellas, de todas formas también consiguieron entrar a buenas universidades o conseguir buenos trabajos. Esa idea me gusta; dos adolescentes dándose cuenta de que estuvieron sacrificando vida social y diversiones toda la prepa, para darse cuenta al final de que no era necesario hacerlo. La película además la dirige Olivia Wilde, que me cae muy bien.

Está divertida la película; y en particular tiene una escena delirante donde las dos muchachas consumen drogas y se alucinan como muñecas barbies de plástico. Pero a pesar del puñado de cosas originales y de que es genuinamente divertida, termina siendo un churro de adolescentes preparatorianos gringos básicamente igual a todos los que le han precedido, y probablemente a todos los que le sigan. A los diez minutos de haberla visto, ya se me había olvidado.

De todas formas sí la recomiendo: sale Kaitlyn Dever, que es extraordinaria y me imagino hará muy buenas películas en el futuro; sale Diana Silvers, que es ridículamente atractiva; y sale Billie Lourd, que a sus 26 años realmente no debería hacerla de adolescente, pero su papel es tan espectacular que se le perdona. Probablemente, como a mí, se les olvide diez minutos después de que la vean, pero mientras tanto se van a divertir.

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Domestic Girlfriend

Poco después de Gurren Lagann, vi Domestic Girlfriend.

Se aplican las de siempre.

Domestic Girlfriend

Domestic Girlfriend

Domestic Girlfriend es un animé ecchi; nadie pone eso en duda y no está a discusión: la serie es arrecha de forma directa y honesta. Dicho sea eso, el que sea arrecha se puede discutir que es lo apropiado: varias veces los personajes tienen sexo; hay senos que literalmente brincan a la vista en múltiples escenas; y hay una más que saludable dosis de fanservice; pero todo esto ocurre de manera orgánica: las muchachas enseñan los calzones en general porque están a punto de coger, no nada más para enseñarlos. Y dentro de lo que cabe Domestic Girlfriend ni siquiera es muy extrema; nada es de excesivo mal gusto, en mi opinión… que estoy seguro no todo mundo compartirá.

Esto no es lo que hace que a mucha gente le desagradara Domestic Girlfriend; es la historia la que genera sentimientos encontrados y extremos entre los espectadores.

Natsuo es un estudiante preparatoriano de 17 años (o sea, ilegal, pero apenas) que está perdidamente enamorado de su joven profesora, Hina. El muchacho sensatamente siente que no tiene ninguna oportunidad con una mujer tan hermosa e “inteligente” como Hina, entonces cuando sus amigos lo invitan a un mixin, que son básicamente reuniones sociales que tienen los japoneses con el propósito explícito de ligar (generalmente en un karaoke o un bar cuando son adultos), Natsuo decide ir a ver si la experiencia al menos lo distrae. Por supuesto esto no ocurre; el muchacho se siente terriblemente incómodo, y cuando ve a una muchacha que al parecer está igual de incómoda que él, va a hacerle la plática cuando ella rellena su refresco. Mientras lo hace, se percata de que la muchacha, Rui, se parece un poco a Hina.

Después de platicar banalidades, Rui le pregunta a Natsuo si quiere irse de la reunión; de ahí procede a pedirle que le haga un favor; llevárselo a su casa, a su recámara y a su cama; y desvirgarlo mientras ella misma pierde la virginidad. De hecho así empieza la serie: la primera escena es Rui y Natsuo post coito, ambos con cara de no saber exactamente qué procede después de haberse acostado menos de cuatro horas después de haberse conocido; cómo se conocen y acuestan se muestra inmediatamente después. Rui sencillamente quería ver qué se sentía tener sexo, y Natsuo le dio un aire tan extremadamente virgen (porque lo tenía) que decidió usarlo para tener su primera experiencia sexual, suponiendo que sería relativamente seguro/equilibrado de esa manera. También, evidentemente, porque le resulta suficientemente atractivo.

Hasta aquí todo normal; es un poco raro que un animé que no sea hentai comience de inmediato con sexo, pero de hecho se agradece (hay un montón de series donde ni siquiera se dan un beso los protagonistas). Lo que procede en la historia es lo que genera la reacción negativa a la serie.

A los pocos días, y después de un par de pláticas entre Natsuo y Hina, donde el muchacho comienza a hacerse la ilusión de que tal vez sí tenga una esperanza de ligársela, el papá de Natsuo le sale con la noticia de que se casó de nuevo… con la mamá de Hina y Rui, que son por supuesto hermanas. Y ahora los cinco van a vivir juntos, porque claro que eso va a pasar.

La serie, en sus misericordiosos pocos episodios, relata las relaciones de Natuso con Rui, Hina y un par más de sus compañeras en la prepa. Hay quienes tienen una reacción casi instintivamente repulsiva al hecho de que Natsuo y Rei tengan relaciones sexuales en la serie, porque técnicamente son hermanos. De verdad no entiendo eso: no son hermanos de sangre y (tal vez más importante) no crecieron juntos. Sólo por culpa de sus papás los dos (y los quince millones de hormonas alborotadas que como adolescentes tienen) ahora viven bajo el mismo techo y pueden escabullirse fácilmente entre sus recámaras cuando los demás duermen o no están en la casa (los demás son adultos y trabajan).

La otra queja es la relación, que eventualmente se vuelve sexual, entre Natsuo y Hina. Eso lo entiendo más, porque es ilegal, y definitivamente es terriblemente impropio que una profesora se acueste con un estudiante, por joven que sea Hina (que sí es muy joven, tiene 22 años). Sin embargo, durante la serie absolutamente todo mundo (comenzando por Natsuo y Hina) están conscientes de que lo que están haciendo está mal; y cuando inevitablemente los cachan en la prepa, Hina tiene que rogar literalmente de rodillas para que la dejen transferirse a otra prepa y que no hagan público el escándalo, principalmente para protejer a Natsuo (y la reputación de la escuela, que es realmente por lo que aceptan).

La postración de Hina

La postración de Hina

La transferencia de escuela resulta en que Hina se tenga que mudar de la casa de Natsuo, lo que le da a Rui la oportunidad de hacer su movida, porque por supuesto que Rui también quiere a Natsuo para ella.

Entiendo la crítica al personaje de Hina; entiendo incluso también que se critique que no reciba un castigo más severo (perder su licencia de profesora; tal vez incluso ir a prisión). Pero no creo que estas decisiones creativas demeriten a la obra; la mayor parte de las películas exitosas de asaltos a una bóveda aplauden las acciones de criminales: no veo por qué no hacer lo mismo con una profesora joven e inmadura que comete un crimen por amor (desde su evidentemente dañada perspectiva).

Dicho todo lo anterior, tampoco es que Domestic Girlfriend sea una obra de arte elevadísimo: es terriblemente melodramática; está llena de clichés; los personajes cometen acciones que no tienen sentido en la cabeza de cualquier ser humano con dos dedos de frente; y es, usando el término muy diplomáticamente, increíblemente telenovelesca.

Y me encantó como no tienen idea.

Los diseños de personajes están padrísimos: Rui, Hina y el resto del harén (la unidad básica familiar del animé) de Natsuo son bellísimas y sexys; las escenas sexuales me parecen razonablemente eróticas (y sí, voy a incluir ahí la escena donde a Rui le da una fiebre muy alta y Natsuo, siguiendo las instrucciones de su madastra, le administra un supositorio); la serie está bien animada y dirigida; y (tal vez por encima de todo) musicalmente este animé tiene una de las aperturas más espectaculares de los últimos años… que es todavía más espectacular cuando uno se entera de que la compositora e intérprete tenía 17 años cuando compuso y grabó la rola.

Y sí, es telenovelesca y melodramática; pero a mí me encanta eso. Me encantan los celos que se tienen las hermanas sobre Natsuo; me encanta que Hina hipócritamente le prohíba a Rui acostarse con Natsuo porque es su “hermano” (“if not blood related, is good to be dated”); me encanta la alegremente promiscua Momo y que Natsuo se niegue a acostarse con ella; es de verdad, para mis gustos, para lamerse los dedos.

Así que yo sí la recomiendo; ampliamente, de hecho: nada más vale la pena por escuchar esa apertura al inicio de cada capítulo (que repito, son pocos); pero además si les gusta el drama, el romance adolescente, y una actitud bastante positiva hacia el sexo entre adolescentes (y una muy joven, inmadura y bruta adulta), me parece que también les va a gustar.

El animé termina razonablemente bien, con Natsuo y Hina terminando su relación y Rui básicamente dándole entender al muchacho que se prepare, porque se le va a aventar con todo. Tengo entendido que el manga tiene mucho más drama y que el final es delirante (bodas, embarazos, accidentes que dejan a los protagonistas en coma); pero ya no tengo edad (ni tiempo) de estar leyendo los mangas sobre los que se basan los animés, así que yo me quedo nada más con la serie, muchas gracias.

Está en Crunchyroll, si les interesa.

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The Lion King

También en julio de 2019 fui a ver The Lion King. Se aplican las de siempre, supongo.

The Lion King

The Lion King

Contrario a Aladdin, The Lion King (la original) sí es una película que siempre me ha gustado mucho; es medio imposible no sentirse abrumado por esa espectacular apertura.

Así que probablemente por eso me decepcionó bastante esta versión “en vivo”… para empezar porque termina siendo también animada, nada más con animales sin expresiones faciales. Pero además, en los puntos más altos esta película apenas alcanza un poquito a la original; y esto es en una minoría de escenas, en el resto es indiscutiblemente peor.

(Ni siquiera voy a opinar de la nueva canción de Beyoncé; casi ni siquiera merece una mención.)

Sencillamente no le veo sentido a que hicieran esta nueva versión, y casi me gustaría recuperar esas dos horas de mi vida que perdí en el cine.

Así que no la recomiendo, realmente; y ni siquiera soy muy original al respecto, creo que a casi nadie le gustó más que la original.

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Las tres categorías del animé para adultos

Hay varios animés que planeo reseñar que entran en la categoría de animé para adultos. Aunque esto le haga pensar a un montón de gente en básicamente tentáculos, muchachas adolescentes en uniformes de marinerito y a lo que todos sabemos que esto lleva, hay un montón de animé para adultos que no tiene nada de sexual; únicamente está pensado para adultos. Y por supuesto, también hay muchos más animés que cubren todo el rango desde sexualmente juguetón (imaginen el equivalente de múltiples películas de Marilyn Monroe), hasta básicamente pornografía que no sólo es hardcore, sino que abarca cosas mucho más depravadas que cualquier película pornográfica con seres humanos pudiera cubrir, porque es justo la libertad que da el dibujar las escenas: la imaginación es el único límite (una vez más: tentáculos).

No voy a cubrir pornografía en mis reseñas: pero sí voy a cubrir múltiples animés que me parecen sí son para adultos (como de hecho creo que lo son Citrus y Goblin Slayer, que ya reseñé); y un par que si somos sinceros probablemente rayen en la pornografía… si bien todos han sido transmitidos en la televisión abierta en Japón (aunque este par que menciono generalmente de madrugada).

Todo lo que sigue es lo que yo entiendo del medio; sin duda alguna puedo equivocarme y a lo mejor doy algunas de definiciones mal. Se aceptan correcciones.

En animé básicamente se tienen tres categorías para adultos: la primera, animé que sencillamente está pensado para adultos, por los temas que cubre, pero que no tiene contenido sexual, siguiendo la idea mocha de que ver un humano destrozado de la manera más violenta no es tan “grave” como mostrar un par de nalgas o un triste pezón.

En la segunda categoría básicamente puede haber desnudos (pero nunca genitales; particularmente en Japón… aunque cagadamente genitales de niños varones chiquitos se consideran casi como chistes), pero no hay nunca sexo explícito. A lo más una pareja puede abrazarse y besarse poco antes o poco después del coito, pero el acto mismo no se muestra… aunque a veces se escucha mientras la cámara enfoca una esquina del cuarto, o las caras de los participantes… o sus pies, como la famosa escena de Shinji viendo las memorias de Misato teniendo sexo con Ryoji en End of Evangelion.

Los pies de Misato

Los pies de Misato

Esta segunda categoría también abarca los animés que simpáticamente evitan desnudos utilizando trucos de cámara para ocultar pezones y/o genitales. Como siempre, Evangelion vuelve a dar aquí un buen ejemplo, en este caso en la segunda parte de Rebuild of Evangelion, Evangelion 2.0: You Can (Not) Advance.

Asuka y las cervezas

Asuka y las cervezas

A esta segunda categoría, que es básicamente todo lo que cubre a imágenes sexualmente sugestivas más que explícitas, se le suele denominar (al menos fuera de Japón) ecchi, y es la gran mayoría del animé para adultos que se transmite en la televisión abierta en Japón. Como digo arriba, hay animé para adultos sin contenido sexual, generalmente porque trata cosas como alta violencia, uso de drogas y cosas por el estilo; y también hay animé para adultos que sencillamente no está pensado para niños: de cualquier manera, todo esté animé para adultos sin contenido sexual está en la minoría.

Ahora: contenido sexual no necesariamente quiere decir contenido sexual. Dentro de ecchi se suele aventar, junto con pegado, a todo el animé (que se puede discutir es la mayoría) que utiliza el famoso fan service, en mayor o menor medida. El fan service ha evolucionado, en particular fuera de Japón; hoy en día por ejemplo, la escena con Dr. Strange en Thor: Ragnarok se le puede clasificar como fan service porque es literalmente en servicio de los fans. En Japón y con animé en particular, sin embargo, fan service es básicamente muchachas bonitas enseñando los calzones o el inigualablemente imposible zangoloteo de senos que produce la animación japonesa. Obviamente hay más variedad, pero en general son panty shots, muchachas (casi invariablemente muchachas) en vestimenta ridículamente reveladora y/o ceñida en poses sugestivas, o el antes mencionado imposible zangoloteo de senos como si estuvieran hechos de gelatina.

Aunque no es el 100%, el fan service sí permea a casi todo el animé; incluyendo múltiples series indiscutiblemente para niños y que la enorme mayoría de los espectadores no necesariamente clasificaríamos como ecchi. Para bien o para mal, es como ha sido el medio básicamente desde el inicio, y no se ve que vaya a cambiar pronto: pero sí es importante señalar que existen animés (muy buenos varios) que no tienen absolutamente nada de ecchi ni de fan service.

La tercera categoría es básicamente dibujos animados pornográficos; el sexo es explícito (aunque, hilarantemente, con genitales pixelados, por varias leyes arcaicas en Japón) y en un porcentaje no pequeño de los animés en esta categoría la historia es nada más un pretexto para mostrar encuentros sexuales entre los protagonistas… justamente como en las películas pornográficas; aunque también hay varios con historias muy buenas. A esta categoría se le conoce (de nuevo, fuera de Japón) como hentai, y exceptuando un puñado de casos nebulosos, los animés en esta categoría nunca se transmiten en televisión abierta en Japón; las series se compran vía Blu-ray (me parece que no hay realmente distribución digital).

La línea divisora entre las distintas categorías es borrosa, por decir lo menos, y como muchas cosas en la vida todo depende del cristal con que se mira: como ya mencioné, hay animé que tiene fan service pero es discutible si realmente es ecchi nada más por mostrar de vez en cuando calzones de muchachas; y animé ecchi que bajo cualquier definición legalera de pornografía debería ser hentai, si no fuera por el hecho de que habemos muchos que sentimos literalmente en las tripas que el animé en cuestión merece más que esa categorización. Como decía Potter Stewart, juez de la suprema corte gringa: “I could never succeed in intelligibly [define hardcore pornography…] But I know it when I see it“.

¿Por qué estoy dedicando tantos pixeles a tratar de enmarcar estas categorías? En primer lugar, porque me parece que cualquier expresión artística tiene el derecho de existir (módulo la paradoja de la tolerancia), incluso si la intención del o los artistas que la crearon sólo era ganar dinero. En segundo lugar, porque creo sinceramente que muchos animés ecchi (y un puñado de hentai) no tienen únicamente la intención de excitar a adolescentes urgidos; sino que sinceramente intentan ser sexo positivos, que me parece es algo que el mundo podría hacer más uso de (especialmente ciertos sectores de las izquierdas en todas las culturas 1). Y en tercer lugar, porque mucha gente tiene la idea de que todo el animé es inherentemente ecchi (si no es que hentai); esta idea, en defensa de quienes la tienen, se la ha ganado Japón a pulso, porque ciertamente la enorme mayoría del animé es al menos un poquito arrecho2… pero como ya dije no todo el animé es así: mi serie favorita de todos los tiempos, Cardcaptor Sakura no tiene nada de arrecha, así como tampoco, por ejemplo, Violet Evergarden… aunque, paradójicamente, Violet es sin duda alguna adulta, nada más sin temas sexuales (excepto una insinuación de abuso sexual).

Obviamente que una expresión artística tenga el derecho de existir automáticamente implica que todo mundo tiene derecho de criticarla; y dicha crítica puede ser tan inmisericorde como el mismo crítico decida. Eso es perfectamente válido: lo que no es válido es llamar a la censura bajo ninguna circunstancia (entendiendo que clasificar algo como “sólo para adultos” no es censurar); mucho menos satanizar al creador, que tiene el derecho de expresarse de todas las maneras que quiera (módulo la paradoja de la tolerancia); y mucho menos el caer en kinkshaming. Los fetiches y perversiones de cada quien, siempre y cuando sean con el consentimiento de todos los involucrados y sin violar los derechos de nadie, son asunto individual de cada persona, y nadie tiene el derecho de criticar a nadie más por ellos.

¿Es mucho del animé que existe (y que probablemente seguirá existiendo) arrecho? Eso es indiscutible; se puede incluso argumentar si es una característica semidefinitoria del medio. ¿Es esto algo malo? No necesariamente; que es justamente el punto de esta clasificación que planeo utilizar en mis reseñas: un montón de animé del que he escrito y del que escribiré es sin duda alguna arrecho: pero eso no es en sí mismo algo malo, y en muchos casos (como cuando es sinceramente sexo positivo) de hecho es algo bueno, me parece. Y, lo siento, sé que es juvenil y que puede hacer sentirse incómodas a ciertas personas, pero a veces que una muchacha enseñe los calzones sí es honestamente divertido. No digo que sea el paragón del humor inteligente; pero sí puede ser fuente sincera de humor bien intencionado.

¿Hay animé misógino? Por supuesto que hay animé misógino; en una cultura tan machista, conservadora, conformista y tradicional como la japonesa, sería absurdo imaginar que mensajes o tendencias misóginas no se filtraran en uno de los productos más emblemáticos de dicha cultura: los personajes femeninos son rutinariamente cosificados; las mujeres que suelen ser ostentosamente sexuales son casi invariablemente villanas; y en el siglo XXI el ideal femenino sigue siendo (con sus debidas excepciones) la mujer callada, abnegada, sumisa y buena para las labores del hogar. Y no sólo hay misoginia; hay una tradición ya añeja en el animé de mensajes homofóbicos y transfóbicos, donde los personajes codificados como queer son representados como sujetos de los cuales hay que desconfiar o tenerles cierta repulsión, incluso cuando son aliados de los héroes, como Leeron Littner en Gurren Lagann; o son de plano villanos deformes, como el Barón Ashner en Mazinger Z.

Leeron Littner y el Barón Ashner

Leeron Littner y el Barón Ashner

Y dejen ustedes la misoginia, homofobia y transfobia; la japonesa es una cultura históricamente xenofóbica y racista, incluso (o particularmente) contra “razas” cercanas como los chinos y koreanos, ya no digamos contra negros, donde en el animé suelen ser, valga la rebuznancia, una caricatura, como Mr. Popo en Dragon Ball; que paradójicamente es una serie en general adorada por los negros gringos.

Mr. Popo

Mr. Popo

Todo esto es cierto: hay mucha misoginia, homofobia, transfobia, xenofobia y racismo en el animé: los ejemplos abundan y en muchos casos hay personajes profundamente insultantes a un montón de sectores en todo el mundo. Nada de eso, necesariamente, afecta la calidad de un animé. Se vale criticar estos aspectos, por supuesto, pero los mismos no necesariamente demeritan a una serie en su conjunto.

Se está dando una tendencia desde hace varios años ya en este siglo, en círculos académicos y de gente educada y “progresista”, de tratar de clasificar como “mala” a toda expresión artística que no incluya los mensajes “correctos” de los árbitros de la moral moderna; donde se espera que toda historia incluya personajes diversos y la representación de todos los grupos sea “apropiada”, donde sepa la chingada qué quiere decir “apropiado”, pero lo que sea que definan probablemente esté mal para múltiples personas y/o grupos. Peor aún, se trata de “cancelar” a los creadores que producen cualquier tipo de contenido que no cumpla esta imposiblemente alta vara de medir, donde los postes se van moviendo constantemente de cuál es el mensaje “correcto” que una expresión artística debe tener. O peor aún, si un creador abre el hocico y dice alguna estupidez, hoy en día hay quien aboga por casi casi destruir sus obras o al menos satanizarlas (retroactivamente en muchos casos, además).

En mi humilde opinión, esto es una bola de pendejadas.

Mi novela favorita de todos los tiempos, Cien Años de Soledad, se puede discutir que es básicamente misógina, donde todas las mujeres son santas o putas (o santas bien putas). Una de mis novelas favoritas de ciencia ficción, Starship Troopers es básicamente un ensayo en favor del fascismo, e incluso se podría discutir que raya en la paradoja de la tolerancia (yo no creo que sea así, pero se puede discutir). Gone With the Wind es innegablemente racista y pro esclavitud, y parte del mensaje absurdo de la causa perdida de la confederación gringa. Todos esos son ejemplos de obras de arte innegablemente buenas (aunque me da hueva Gone With the Wind; debería durar 45 minutos menos); el mensaje de las mismas incluye estos componentes misóginos, fascistas y racistas, pero su calidad como expresión artística es ortogonal a esto.

O el caso de J. K. Rowling, que lleva ya varios años sin poder cerrar el hocico de la bola de pendejadas transfóbicas que se le ocurren, lo que ha causado que haya quienes quisieran básicamente quemar los libros de Harry Potter. Con todo respeto, váyanse mucho al carajo: en primer lugar los libros de Harry Potter son increíbles; en segundo lugar los mismos tienen varios de los mensajes más liberales, de izquierda y progresista de las últimas décadas; y en tercer y más importante lugar, sólo los Nazis queman libros.

Critiquen los componentes que merezcan la pena ser criticados de una obra; pero eso no necesariamente define a la obra en su conjunto. Critiquen a los creadores, si lo consideran pertinente, pero lo que dicen y hacen los creadores es en general ortogonal a la calidad de las obras que producen, y las mismas deben ser criticadas por su valor innato. Y ciertamente no critiquen a los fans de ciertas obras/medios/genéros, si los mismos no se meten con nadie. Es una extensión de que hacer kinkshaming está mal: si una persona no infringe los derechos de nadie más, no le hace daño a nadie, entonces nadie más tiene el derecho de criticarlos porque tienen ciertos gustos. Cada quien.

Y de hecho, si ciertas expresiones artísticas les parece tienen un mensaje incorrecto o los hace sentir incómodos, por supuesto están en su derecho de analizar y criticar dichas expresiones, si bien no de llamar a que se censuren o que se destruyan. Pero, ¿no sería más sencillo (y productivo) si no consumieran dichas expresiones en primer lugar? Que es el otro factor moderno problemático: la cultura de hoy en día de “compartir” y mezquinamente pelear por likes y similares recompensa mucho más la crítica destructiva (entre más vociferante mejor), que el alegremente platicar de las pendejadas que nos gustan sin meternos con los gustos de los demás. Sin duda alguna se va a generar más tráfico si me pongo a explicar, de la forma más agresiva o condescendiente posible, por qué ésto que le gusta a ciertas personas está mal, y encima por qué ellos fallan como seres humanos por tener esos gustos.

Ésta era la clara diferencia entre ser liberal y conservador hace unas décadas; los conservadores eran los que querían controlar qué pensaban y qué gustos tenían las personas: de ahí las “terapias de conversión” para los homosexuales; literalmente la idea era “cambiarles el gusto” para que quisieran andar con el sexo opuesto. Los liberales eran los que abogábamos por la libertad de cada quien de cómo pensar y de tener nuestros propios gustos, siempre y cuando no se infringieran los derechos de nadie más.

Ahora hay un sector no pequeño de gente que se autodenomina de izquierda, liberal y “progresista” que literalmente quiere humillar a otras personas por los gustos que tengan aunque no le hagan daño a nadie. Critiquen a las obras en su conjunto, no nada más por un aspecto que no les gusta (es su gusto; no el de todos); critiquen a los creadores, pero entiendan que las obras existen independientemente de los creadores (y siguen existiendo mucho después de que los creadores mueran); y definitivamente no critiquen a la gente que disfruta estas obras, si los mismos no le hacen daño a nadie.

Yo no quiero que los productos culturales que consumo tengan mensajes idílicos y los personajes en los mismos sean ejemplos intachables de cómo se deben comportar los seres humanos perfectos (bajo sepan ustedes qué definición de “perfecto”); quiero héroes y villanos dañados y falibles, que realicen acciones que yo nunca podría llevar a cabo, y con historias cuyos mensajes puedan contradecir lo que pienso y lo que digo, incluso cuando dichos mensajes estén mal. Si no qué hueva.

Y por supuesto me reservo el derecho a criticar inmisericordemente todas estas obras; o a no hacerlo si sólo ciertos aspectos son criticables y en su conjunto las encuentro de mi agrado.

No voy a ser parte de esta policía moral que se comporta como lo hacen los conservadores: tratando de determinar qué es o no lo “correcto” en ficción, y criticando a gente nada más por sus gustos. Así que en mis reseñas de cualquier tipo, pero particularmente de animé, porque ahí se darán los ejemplos más “controversiales”, no necesariamente mencionaré estos aspectos “negativos” si me parece que en general no demeritan a la obra en su conjunto.

Eso sí, siempre diré en cuál de las tres categorías del animé para adultos pertenecen, en mi opinión. Y si son o no arrechos, porque me encanta el término y quiero usarlo más seguido.

1Hablando de eso, vayan y vean Sex Education en Netflix: es espectacular y un ejemplo excelente de qué es ser sexo positivo.
1El término en inglés es, por supuesto, horny; la traducción obvia al español sería caliente, pero además de que no me parece que encapsule exactamente lo que quiero decir, el término usado en la Costa Chica de Guerrero (de donde es mi padre) es arrecho (especialmente cuando es aplicado a una mujer, arrecha), y creo que es un término que vale la pena que se recupere en español.
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El aborto a nivel nacional

Hace catorce años escribí una de las entradas de este blog de las que más orgulloso estoy: mi entrada del aborto. Cerca del final de esa entrada yo predecía:

El aborto durante las primeras doce semanas de gestación debe ser y será despenalizado en la Ciudad de México. Y de ahí seguirán otros estados, y eventualmente todo el país. Esta derecha estúpida, medieval y mocha que se opone podrá vociferar mucho, pero se van a chingar.

Nos llevó catorce años que ocurriera, y lo que pasó exactamente ayer es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional el castigo penal contra las mujeres que aborten en todo el país. Y llevó tanto tiempo, porque la democracia es lenta y aburrida.

No voy a escribir aquí de nuevo acerca de las obvias razones por las cuales el aborto debe ser despenalizado: no es por nada, pero mi entrada de hace casi década y media se ha preservado bastante bien; me parece que los argumentos que expongo en ella siguen (y seguirán) siendo válidos. También, si algún mocho quiere discutir acerca de por qué sí debería penalizarse el aborto, alegremente voy a borrar su comentario sin ni siquiera pensarlo: es una discusión absolutamente rebasada que ya perdieron (a nivel mundial, encima de todo); y además, como predecía en mi entrada de hace catorce años: ya se chingaron; pónganse a chillar si quieren, no nos importa. Son minoría, para hacer más intrascendente su opinión.

De lo que quiero escribir es de lo que muchos van a obviar o tergiversar respecto a esta decisión histórica en favor de los derechos de las mujeres por parte de la SCJN: la misma es un logro de la 4T.

No es un logro del Peje, de ninguna manera; pero sí es un logro de la 4T. Y que es justamente lo que muchos nunca han entendido acerca de los que votamos por AMLO en 2018 (y 2012, y 2006…): nunca fue acerca de él. Fue acerca del proyecto de nación; un proyecto que justamente permitió que de manera “natural” (je) la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarara como derecho constitucional la potestad de las mujeres de decidir por ellas mismas lo que ocurre con su cuerpo.

Hay múltiples sectores que no se sienten representados por la 4T, discutiblemente con mucha razón; un montón de mujeres feministas y sus aliados siendo uno de ellos. Pero lo que pasa no es que la 4T (tomando en cuenta que es realmente un cúmulo nebuloso desde el punto de vista ideológico) estuviera en contra de sus demandas (en general); es sencillamente que se decidió priorizar otras cosas, siendo la corrupción y la desigualdad social los temas con más alta prioridad, sin duda alguna.

Por el bien de todos, primero los pobres. En ese sentido (y en casi todos) el Peje ha sido desesperantemente consistente.

Eso nunca significó que no se estuviera trabajando también en los temas de interés de estos sectores, como quedó obviamente reflejado en lo que pasó el martes. Es sólo que no era el tema político estándarte ni del Peje ni de su administración, porque hay cosas más importantes. Ojo: no estoy diciendo que las exigencias de los grupos feministas no importen; estoy diciendo que el capital político se invirtió en otros temas porque se podían satisfacer (al menos algunas de) estas exigencias sin caer en el desgaste político correspondiente. Que es justamente lo que ocurrió.

El Peje inteligentemente dejó la papa caliente en la SCJN, y la misma lo resolvió sin ningún tipo de drama; por unanimidad por parte de los 10 ministros de la corte presentes (completamente fortuito: no hubo ahí un acuerdo con la presidencia y la dirigencia legislativa de la 4T, cómo creen). Más aún, el Peje procedió a lavarse las manos negándose a pronunciarse al respecto en ningún sentido, nada más remarcando que debía seguirse la ley que de facto estableció la Suprema Corte. Habrá quien lo acuse de pusilánime al no dar su apoyo explícito a la despenalización del aborto; y peor aún, habrá quien diga que lo que pasa es que él realmente está en contra de despenalizarlo. Y los que hemos seguido al insoportable tabasqueño por más de 20 años nos meamos de la risa porque le están haciendo un favor. No importa si el Peje está o no en lo personal a favor o en contra de la despenalización del aborto; es uno de los políticos más hábiles y pragmáticos que ha tenido México: lo que le importa es que se siga el proyecto de nación que él impulsa.

Hay un montón de católicos y cristianos que se oponen a la despenalización del aborto, pero que apoyan los programas de justicia social de la 4T (siguiendo de hecho las enseñanzas de Jesús, si suponemos que existió); el lavarse las manos, independientemente de qué crea el Peje en lo personal, le permite seguir recibiendo el apoyo de estos sectores para sus programas sin desgastarse en un conflicto que para muchos no nos es primordial. Y además, el lavarse las manos implica que tampoco obstaculiza la decisión de la SCJN, por lo que también gana puntos con los sectores (o al menos con una parte) que impulsábamos la despenalización del aborto desde hace décadas.

Él mismo lo dice con casi exactamente esas palabras:

Es una decisión del Poder Judicial, de la Corte que fue prácticamente unánime, que debe de respetarse, no debemos nosotros, en mi caso, tomar partido porque hay posturas encontradas, yo no debo en este caso pronunciarme más que en favor de lo que ya resolvieron los ministros de la Suprema Corte.

Es de verdad una maniobra política magistral; más aún si se toma en cuenta la coyuntura nacional, con los imbéciles senadores del PAN habiendo recibido unos días antes al líder de VOX (partido español fascistoide que está en contra del aborto, como el mismo PAN); y la internacional, con Texas habiendo pasado una ley que en los hechos prohíbe el aborto en todos los casos. Si no lo pueden ver, bueno, no hay mucho que yo pueda hacer por ustedes.

Y las feministas que votaron por el PAN en julio, porque se creyeron que ahora convenientemente resulta que a ese partido sí le importan los derechos de las mujeres: vean lo que siguen diciendo (encima del papelón respecto a VOX). Como dije en mi entrada de que la democracia apesta: nunca hay opciones perfectas, sólo hay opciones menos peores, y esas son las que debemos elegir.

¿Por quiénes les va a convenir votar en 2024? Porque fue durante el primer sexenio de la 4T cuando el aborto por fin se despenalizó a nivel nacional en México. Eso puede ser por muchas cosas; pero les puedo garantizar que no fue por casualidad.

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Margarita

En julio de 2019 fui a la Cineteca Nacional a ver Margarita.

Diría que se aplican las de siempre; pero como el documental realmente no cuenta una historia, no creo que importe.

Joker

Margarita

Yo jamás hubiera visto esta película por mi cuenta; y ciertamente hubiera preferido no verla (eso 73 minutos de mi vida están perdidos para siempre), pero bueno.

Antes que nada, Margarita es un documental bien hecho: los aspectos técnicos son más que pasables (más aún considerando la edad y experiencia del director cuando la hizo), y desde un punto de vista de cinematografía es bastante buena.

Dicho sea eso, este documental no me gustó porque, en primer lugar, es de estos documentales artísticos donde en lugar de, ya saben, documentar al objeto de estudio, lo que hacen es mostrar una serie de tomas (visualmente muy padres, la mayoría) desconectadas donde la epónima Margarita, a veces, explaya las cosas que circulan en su obviamente dañada cabeza, o bien tiene conversaciones delirantes con el director. Quién es Margarita; de dónde viene; qué ocurrió para que pasara de modesta actriz a situación de calle en la Ciudad de México; nada de esto al parecer le importa al realizador, porque ciertamente no lo muestra en la película (no me queda claro que él mismo lo sepa). Menos aún hay en general un análisis (o un intento del mismo) de las políticas sociales y de salud (particularmente mental) pública en el país que permiten que este tipo de casos ocurran. Pedir el comentario de algún experto (no digamos varios) que pudiera opinar al respecto y dar propuestas para subsanar dichas políticas es un sueño guajiro, supongo.

En segundo lugar hay una muestra increíble de prepotente privilegio en el subtexto del documental: “vamos a mostrar un ejemplo de cómo vive una adulta mayor en situación de calle… vamos a abrirle los ojos a la gente para que se enteren de esto”. Yo crecí rodeado de gente en situación de calle; todos los chilangos que hemos usado el metro sabemos de casos similares. Sólo desde una perspectiva de inmenso privilegio de alguien que ha decidido toda su vida ignorar el hecho de la pinche desigualdad que existe en el país y en la Ciudad, el tema le podría resultar novedoso: “Look! How quaint, a homeless lady in Mek-zi-kou City! Fascinating!” Más aún porque, de nuevo, no hay un análisis del porqué, u opiniones de cómo mejorar la situación.

En tercer y último lugar (y éste es el que me encabrona); esa pobre mujer, a falta de un mejor término, está mal de la cabeza. No es posible, en éste o ningún mundo similar, que pudiera dar consentimiento a que le estuvieran forzando una cámara de video en la cara durante múltiples meses. El documental es más de una hora de abuso en contra de alguien que obviamente no está en pleno uso de sus facultades mentales. Y la película justo termina cuando Maragarita le dice al director que ya no quiere que la esté grabando: güey, ¿de verdad te tuviste que esperar quién sabe cuánto tiempo a que una mujer en un precario estado mental te tuviera que suplicar que ya no la grabaras para dejar de hacerlo? ¿Y aún así liberas la película? ¿Dónde chingados está la pinche empatía que se supone un documental de este estilo debería generar?

Así que no, no recomiendo Margarita; aunque esté técnicamente bien hecha no presenta nada digno de presentar (especialmente si, como habitantes de está Ciudad, abren los ojos a lo que ocurre en nuestras banquetas); y me parece que, en el mejor de los casos, raya en básicamente abuso contra alguien en una situación de desamparo desgarradora.

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Tengen Toppa Gurren Lagann

Tengen Toppa Gurren Lagann lo vi durante la pandemia, años después de que saliera. Había oído hablar de él, marginalmente; pero sí sabía que para mucha gente es de los mejores animés que se han hecho, y en particular de mechas.

Spoilers: no lo creo, realmente. Pero es muy divertido.

Tengen Toppa Gurren Lagann

Tengen Toppa Gurren Lagann

Simon y Kamina, dos muchachos de unos 14 y 21 años que son amigos pero se tratan como hermanos, viven en una aldea subterránea, pero tienen el sueño de excavar a la superficie, lo cual es tabú por razones que ya nadie recuerda. Un día encuentran un pequeño mecha enterrado, y gracias a él consiguen escapar a la superficie, ayudados por Yoko, una hermosa muchacha que pelea en la superficie contra los hombres bestia, que mantienen a toda la humanidad bajo tierra.

Yoko

Yoko

Los muchachos comienzan a aumentar a Lagann, el pequeño mecha, inicialmente con Gurren, un mecha más grande (de ahí Gurren Lagann); pero después lo aumentan con un buque de guerra; después con una base planetaria; y hacia el final de la serie con básicamente galaxias enteras (como matrioshkas), porque la serie no tiene el menor sentido en lo que respecta a leyes de la física o de dónde sale la energía para todo, dando una nebulosa explicación de que es “energía de espiral” de todos los seres vivos con ADN en doble hélice (o “espiral”, supongo). Los villanos cambian conforme avanza la serie, comenzando con los hombres bestia; pero a la mitad resulta que éstos son realmente refugiados, huyendo de otros seres que son los (imaginativamente llamados) “anti espirales” y que persiguen y exterminan a los seres vivos con “energía de espiral”.

La historia es estupidísima, al grado de que sería insultante si no fuera porque los personajes son entrañables; en particular Kamina, que es demasiado asombroso, guapo y simpático como para que pudiera permanecer vivo, por lo que inevitablemente lo matan como a la tercera parte de la serie, dejando devastados a Simon (que pierde a su mejor amigo/hermano/figura paterna) y a Yoko, cuando el correspondiente arroz ya estaba a punto de cocerse.

Kamina

Kamina

Además de los entrañables personajes, la serie está llena de acción frenética, si no exactamente hermosamente, animada; y un humor repleto de sinsentidos del estilo de Buster Keaton o Charlie Chaplin en sus mejores épocas. Y a pesar de ese humor, la serie sabe ponerse seria y dramática cuando es necesario; como cuando matan a Kamina; o cuando matan a Kittan cerca del final, dejando de nuevo devastada a Yoko, cuando el correspondiente arroz ya estaba a punto de cocerse. Para lo que importe, la música está bastante padre también.

Supongo que en su momento la serie fue muy original, en especial en el género de óperas del espacio y de mechas gigantes, donde cosas como Macross, Gundam y Evangelion habían marcado la pauta de ser terriblemente serios y dramáticos. Tengen Toppa Gurren Lagann es en gran medida una comedia, y ciertamente una muy divertida. Pero la historia de verdad no tiene sentido; y yo no entiendo como hay gente que prefiere a Tengen Toppa Gurren Lagann sobre Darling in the FRANXX. Entiendo que haya quien se burle de Zero Two Mecha Chichis; pero no me cabe en la cabeza que esa misma gente no se burle también de la batalla final de Gurren Lagann, donde dos mechas con el poder del universo se lanzan mútuamente galaxias como proyectiles.

Galaxy weapons

Galaxy weapons

Como sea; el animé está divertido y los personajes son entrañables, si bien la historia es estúpida hasta gritar basta. Además (y esto para mí sí le baja puntos, considerablemente), el romance es casi inexistente, y cuando existe suele ser trágico; como los prontamente asesinados proto novios de Yoko; o Simon y Nia, que él la logra salvar para que se casen, pero inmediatamente después ella se desvanece en polvito, como la mitad del universo en Endgame, porque púdranse si querían que personajes entrañables sobrevivieran o tuvieran finales felices.

Así que la recomiendo, pero tibiamente; está en Netflix, si la quieren ver.

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El cine

El jueves, después de casi año y medio, volví a ir al cine. Esta entrada es acerca de la experiencia, no de la película que fui a ver (Black Widow); de eso hablaré cuando me haya puesto al día con mis reseñas.

Normalmente cuando iba al cine solo, lo hacía cerca de la media noche; pero como me acerco peligrosamente a la mediana edad (o ya estoy ahí, si soy más sincero), fui a las 7pm. El cine estaba bastante libre, pero no vacío; además, decidí ir a una función VIP, porque me pareció apropiado.

Usé mi cubrebocas todo el tiempo, excepto cuando comí (decidí cenar ahí), y los que atendimos me parece que cumplimos en general con la sana distancia. El personal de Cinépolis parecía bastante hábil con mantener todo desinfectado; no estoy 100% seguro de que de verdad desinfecten toda la sala entre funciones, pero al menos sí lo hacían con todo lo que tocaban al tomar órdenes y servir los alimentos.

Sí extrañaba mucho ir al cine, lo que no es de extrañar dado que es de las actividades de esparcimiento que antes de la pandemia con más regularidad hacía. El usar el cubrebocas no fue tampoco tan incómodo; claro que en las elecciones tuve mi cubrebocas durante casi 14 horas continuas, así que un par en el cine de verdad no son nada en comparación.

La cosa es, no fue en lo más mínimo un regreso a la “normalidad”; eso no va a existir durante meses, es posible que años. Entonces no fue, como me hubiera gustado, un cierre simbólico de este periodo exasperante que hemos vivido durante casi año y medio; fue recuperar un pedazo, muy diminuto, de lo que podíamos hacer antes de que este virus infectara, literalmente, a todo el mundo. Un respiro; pero para nada un triunfo o una causa real de celebración. Y en mi caso, sólo el poder decir que continúo habiendo visto todas las películas del MCU en la pantalla grande.

No sé cuándo regrese al cine de nuevo; la experiencia no fue mala, pero el hecho es que los casos han estado subiendo de nuevo, y es indudable que el descuido de aquellos que ya hemos sido vacunados ha contribuido a eso. Por desesperante que sea, creo que lo más responsable es seguir encerrados; tal vez no tan religiosamente como fue al inicio, pero sí mantener la guardia en alto. ¿Una película muy de vez en cuando? Seguro. ¿Una cada semana? Creo que sería mala idea; al menos mientras la curva mantenga pendiente positiva.

Como sea; ir al cine es la neta, y me da gusto haber ido de nuevo. Nada más no creo que lo repita muy pronto.

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Spider-Man: Far From Home

A inicios de julio de 2019, fui a ver la que, sin saberlo en ese momento, sería la última película del Universo Cinematográfico de Marvel que se estrenaría en más de dos años, Spider-Man: Far From Home. Se aplican las advertencias de spoilers de siempre.

Spider-Man: Far From Home

Spider-Man: Far From Home

La primera película del MCU después del mastodonte que fue Endgame, esta película tiene la ventaja de que no se toma muy en serio, y explota todas las posibles referencias que puede del MCU con la irreverencia de una compañía que sabe que está jugando con los juguetes de alguien más. A un costo elevadísimo, pero no son sus juguetes al fin y al cabo.

Está muy divertida la película, y me encantó lo que hicieron con Mysterio, un supervillano que no siempre ha sido fácil usarlo en cómics, dejen ustedes películas. El problema es que este Spidey no tiene nada que ver, a estas alturas, con el Spider-Man que yo leí de chavo. La encarnación es más similar a la del universo Ultimates; pero de hecho es la encarnación propia del MCU. MJ es otro personaje; Peter literalmente hereda varias herramientas tecnológicas de Tony Stark; la tía May sabe que él es Spider-Man, etc., etc. Nada de esto es parte del personaje original de los cómics; esto no hace menos disfrutable la película (y de hecho al contrario, permite hacer cosas muy novedosas con el personaje), pero sí hay cierto dolor nostálgico de mi parte: el Hombre Araña fue por muchos años mi superhéroe favorito, y por divertidas que hayan sido sus últimas dos películas (y su participación en otras del MCU), pues ni es lo mismo, ni es igual.

De cualquier forma, en el contexto del MCU, la película es sin duda muy entretenida y ciertamente aprovecha todo el legado de las más de 20 películas de Marvel para insertar incontables easter eggs, que son inútiles pero está divertido encontrarlos. No creo que sea necesario comentar mucho acerca de la película misma; no sólo porque se estrenó hace un par de años, sino porque es otro churrito de la maquila en serie en que se convirtió el MCU. Es ligero, divertido, lleno de acción con harto CGI, y pues con conexiones al resto del universo donde radica; salen skrulls; sale Nick Fury; mencionan a Captain Marvel; etc. Yo sí la recomiendo, pero pues probablemente ya todo mundo la vio.

Está en Amazon Prime, por si no lo han hecho.

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Goblin Slayer

En los primeros meses de la pandemia vi Goblin Slayer; esto fue importante, porque una vez que mis cursos se acomodaron a ser en línea (nunca se acomodaron 100%, pero eso es otra discusión), el estar encerrado todo el tiempo y ya nunca ir al cine sí causó que volviera a ver animé como si fuera una venganza. Este último año y medio ha sido cuando más animé he visto en mi vida, hablando del ritmo en que lo veo. Y eso está padre, porque hay unas series fabulosas que han salido en los últimos años: y Goblin Slayer es una de ellas.

Goblin Slayer

Goblin Slayer

La premisa de Goblin Slayer es relativamente sencilla; en un mundo de fantasía (elfos, enanos, hechizos y aventureros), los goblins (que traduciré a orcos, porque de hecho en el canon de la serie así les dicen los elfos) son seres malignos que atacan a los humanos; por diversión, para obtener armas y alimentos, pero en gran medida para raptar y violar humanas, embarazándolas en el proceso. Al parecer es su principal medio de reproducción.

Un niño humano por pura suerte está fuera de su pueblo un día que atacan los orcos, lo que resulta en que todo su pueblo y su familia sean asesinados y sus parientes mujeres violadas y asesinadas. Esto ocurre porque, aunque todo mundo sabe del comportamiento de los orcos, los aventureros en general no aceptan labores que consistan en cazarlos, porque son enemigos relativamente débiles y el perseguirlos no suele producir muchas ganancias, ni mucho menos fama y prestigio, que les interesa mucho a los aventureros. Los orcos se aprovechan de esto, atacando pueblos pequeños y alejados que al parecer no a muchos les importa sean sus habitantes asesinados y sus mujeres violadas y asesinadas.

El niño sobreviviente entrena toda su vida para convertirse en aventurero, y se dedica exclusivamente a aceptar labores que consistan en exterminar orcos, lo que le hace ganarse el titular nombre de Goblin Slayer. Muchos aventureros lo miran con desprecio, porque justamente no ven como algo loable el dedicarse a destripar orcos; aún así, Goblin Slayer tiene el tercer grado más alto que pueden tener los aventureros, y los aventureros más experimentados en general lo respetan y admiran. También en general se corre su fama, lo que hace que cualquiera que esté interesado en destripar orcos vaya y lo busque. Si orcos es tu problema, Goblin Slayer siempre es la solución.

Todo esto que acabo de escribir se explica en la serie de manera extremadamente lenta; la historia en sí comienza con una sacerdotisa novata, que se une a un grupo de aventureros casi igual de novatos que ella que aceptan una tarea de limpiar un nido de orcos, creyendo que será muy fácil, e ignorando las advertencias de la chica recepcionista del gremio de aventureros. Por supuesto su grupo termina siendo emboscado, masacrado y las mujeres violadas y asesinadas; excepto una, que sobrevive para vivir traumatizada el resto de su vida, un destino al parecer no muy raro para las mujeres violadas pero no asesinadas por los orcos.

Cuando los orcos están a punto de violar a la sacerdotisa es justo que aparece Goblin Slayer y procede a hacer lo que él hace: destripar orcos. En el proceso la salva a ella y su compañera violada, y después se despide como si le hubiera ayudado a cruzar la calle. La sacerdorisa, traumada de la experiencia pero deseando cumplir su deseo de ser aventurera, le pide a Goblin Slayer que la deje acompañarlo en sus aventuras, lo que él acepta pero dejando claro que a él sólo le interesa destripar orcos. La historia en general los sigue a ellos dos, unidos más adelante por una arquera elfa, un shamán enano y un sacerdote lagarto, estos últimos tres al mismo nivel que Goblin Slayer.

Este animé es espectacular: el diseño de personajes es fabuloso; la animación es muy buena en las casi ininterrumpidas peleas (y que siempre incluyen a Goblin Slayer destripando orcos); la música está increíble; y la historia es mucho más compleja y profunda de lo que uno esperaría al inicio. Los personajes nunca usan sus nombres, usando más bien sus razas, profesiones, o fama (como Goblin Slayer); esto daría pie a que dichos personajes fueran terriblemente unidimensionales, pero es justamente lo contrario: cada uno de ellos tiene su propia personalidad, deseos y necesidades, y en general todos crecen a lo largo de la historia, aunque por supuesto los que más lo hacen son Sacerdotisa y Goblin Slayer.

En romance es más o menos complicado; a un nivel superficial, este animé tiene la unidad familiar básica del medio, el harén.

Harén

Harén

En los hechos sin embargo, Sacerdotisa ve a Goblin Slayer como una combinación de mentor, amigo y figura paterna; sí hay algo de atracción también (el tipo es tan ridículamente estoico y masculino que yo me siento atraído a él), pero su relación es primordialmente profesional. La Chica del Gremio (así le llaman, Guild Girl) está sin duda infatuada con él, pero en los hechos se limita echarle miraditas coquetas y suspirar cada vez que se va a destripar orcos. La Arquera Elfa lo ve como un colega y un amigo, y aunque (de nuevo) hay algo de atracción, es demasiado orgullosa como para ni siquiera admitírselo a sí misma. La Doncella de la Espada podría ser un interés romántico, pero en ese caso además de los traumas de Goblin Slayer habría que superar los traumas de la misma Doncella de la Espada, así que no se ve que pudiera avanzar mucho el asunto.

Sword Maiden

Sword Maiden

Lo que nos deja con la Chica Vaquera; no en el sentido de pistolera, sino literalmente de ordeñar vacas. La Chica Vaquera es la amiga de la infancia de Goblin Slayer, y la única otra sobreviviente de la masacre de su pueblo. Goblin Slayer siente una responsabilidad casi religiosa de protegerla, y cuando descansa (que es raro), lo hace en el rancho de la Chica Vaquera.

Cow Girl

Cow Girl

Casualmente, contrario a la Chica del Gremio o a la Doncella de la Espada, la Chica Vaquera nunca muestra ningún interés romántico por Goblin Slayer; no porque no lo tenga, sino probablemente porque es la única que entiende el profundo trauma que sufre Goblin Slayer y que no le permite tener ninguna relación amorosa. No es que su trauma no lo deje; ni siquiera le puede pasar por la cabeza. De manera muy similar a Batman, Goblin Slayer es monotemático y unilineal: tiene un misión que cumplir, y esa misión es destripar orcos.

Destripando orcos

Destripando orcos

Además de los increíbles personajes y los arcos que tienen donde los podemos ver crecer, hay una historia detrás de la historia, que deja entrever que el mundo de Goblin Slayer es realmente un juego de rol (probablemente Dungeons & Dragons), donde los jugadores de ese juego funcionan como dioses en el mundo de Goblin Slayer; pero que él en particular, como decía la Sonora Santanera, se enfrenta al destino (los dados en los juegos de rol) y le gana.

Me encantó la serie; es brutalmente violenta (contra mujeres en particular, por el comportamiento de los orcos), pero es de las mejores series que vi en el año de la pandemia. La película que salió después de la primera temporada es bastante buena, aunque hicieron trampa y realmente sólo tiene como 40 minutos de material nuevo, siendo el inicio un recuento de la primera temporada. La segunda temporada ya fue anunciada, y yo tengo muchas ganas de verla; es un mundo y unos personajes que merecen ser más explorados.

Yo la recomiendo ampliamente; está en Crunchyroll si les interesa.

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Solteras

Hace poco menos de dos años fui a ver Solteras, que realmente no fue mi idea. Se aplican las de siempre.

Solteras

Solteras

Yo no tenía ganas de ver esta película por dos razones: porque generalmente no veo el cine nacional en el cine (dado que generalmente apesta); y porque la premisa de la película (una muchacha recién dejada se ve tan desesperada por conseguir quien sea para poder casarse que recurre a un “curso” para conseguir prometido) me parecía estúpida, por no decir insultante a básicamente todas las mujeres en mi vida.

A estas alguras del partido, he expulsado de mi vida a cualquier persona (hombres, mujeres o lo que sea) que pudieran al menos juguetear con la idea idiota de que una mujer de alguna manera tiene fecha de expiración, donde si no se ha matrimoniado para cierta edad eso causa que sea un fracaso, o algo por el estilo. Sí he conocido gente así (lamentablemente); pero como digo ya no forman parte de mi vida. Y desde hace mucho tiempo, por cierto.

Dado todo lo anterior, pensé que la película no sólo no me iba a gustar, sino que de hecho la iba a encontrar ofensiva. Como a los cinco minutos ya me estaba meando de la risa.

No sólo Cassandra Ciangherotti es espectacular como la mensa protagonista; en general el elenco es bastante bueno, el guión es sinceramente muy divertido (si bien no particularmente original); y lo más importante, al final Ana termina igual de soltera que cuando empieza la película, pero entendiendo que a) primero que nada debe estar bien ella si quiere estar con alguien, y b) si no está con nadie eso también está bien.

Que es por supuesto la filosofía correcta en este tipo de cosas.

Pero de verdad, incluso si la historia hubiera acabado con Ana felizmente “realizada” por haberse casado, no importaría mucho: la Ciangherotti es tan encantadora en su papel que aún así me hubiera gustado la película. Digo, tampoco esperen una joya de la cinematografía mexicana; es un churrito romántico, que pasa por todos los lugares comunes de las comedias ídem. Pero está muy bien hecha, es muy honesta, no es nada pretenciosa, y es muy cagado ver a la Ciangherotti cometiendo pendejada tras pendejada tratando de atrapar marido.

Así que yo sí la recomiendo; está en Netflix, por si les interesa.

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Darling in the FRANXX

Después de Citrus, fue el turno de Darling in the FRANXX. Este animé lo vi en el 2019, pero no estoy seguro de cuándo exactamente; lo que sí es que había entrado en un nuevo periodo de casi no ver animé, que puedo confirmar porque no vi ningún otro ese año.

Darling in the FRANXX

Darling in the FRANXX

Me avergonzaría lo mucho que disfruté este animé, si no fuera por el hecho de que no tengo vergüenza.

La serie, al salir, fue muy comparada con Neon Genesis Evangelion; y ciertamente hay múltiples elementos en común, pero no entraré en ellos aquí. No se preocupen, cubriremos a Eva en su momento, pero lo único que diré aquí es que al final me dejó mucho más satisfecho Darling que Eva.

Podría dar una sinopsis de la historia, pero eso probablemente sea un error (especialmente porque entre más avanza la misma menos sentido tiene); sólo sepan que son mechas piloteados por parejas de adolescentes, utilizando el poder de la posición de perrito.

Doggy Style

Doggy Style

Hey, qué bueno que alguien decidió explotar ese recurso natural.

La serie tiene más fan service que el que pediría el adolescente más urgido del universo; y como digo arriba la historia general comienza a deshacerse por las costuras conforme más avanza la trama, culminando cerca del final, donde Zero Two (una de las más espectaculares waifus que nos han dado los dioses del animé) termina transformada en nave espacial, con senos que podrían confundirse con montañas, como decía Shakira; y maquillaje, porque por supuesto que sí.

Zero Two Mecha Chichis

Zero Two Mecha Chichis

¿Porqué digo entonces que la disfruté tanto? Porque la historia de mechas y klaxosaurios y extraterrestres y el destino de la humanidad es un pretexto muy elaborado para contar la historia de múltiples romances, la mayor parte adolescentes: que por supuesto incluyen el de Zero Two y Hiro, su famoso Darling; pero también el de Hiro e Ichigo (que cómo se esfuerza la muchacha); el de Ichigo y Goro (que cómo se esfuerza el muchacho); el de Hiro y Mitsuru (que él no se esfuerza, realmente); el de Futoshi y Kokoro (que ella hace lo que sea que es lo contrario de esforzarse, lo que lleva a); el de Kokoro y Mitsuru; el de Zorome y Miku; el de Ikuno y Naomi; el de Nana y Hachi; y sí, incluso el del Dr. Franxx y la Dra. Milsa.

También, y aunque la historia sí se cae a pedazos hacia el final de la serie, el inicio está muy bien con un mundo fascinante y una premisa fabulosa; la acción es impecable durante todos los episodios (y sí, incluyendo a Zero-Two-nave-espacial-chichimontañas); la música es espectacular; y el diseño de personajes es encantador.

Zero Two e Ichigo

Zero Two e Ichigo

Encima de esto, y aunque repito por enésima vez que la historia no tiene el menor sentido hacia el final, el núcleo de la misma (el romance de Zero Two y Hiro, inevitable desde el fatídico día en que se conocieron, así como el resto de las relaciones entre todos los personajes) sí lo amarran muy bien. La historia de mechas y klaxosaurios y extraterrestres y el destino de la humanidad es la que se quiebra bajo su mismo peso; pero como digo al inicio, es sólo un pretexto elaborado para relatar las relaciones entre los muchachos y el puñado de adultos que los cuidan.

A mí me encantó, porque los personajes están muy bien definidos y en general a lo largo de la historia uno puede entender perfectamente qué es lo que quieren y qué es lo que necesitan; y lo que es más, la historia (centrándonos en los personajes), satisface esos deseos y necesidades muy bien; que haciéndolo satisface al espectador (digo yo).

Y sí, incluyo en eso el final feliz de Zero Two y Hiro cientos de años en el futuro, al reencarnar después de sacrificarse para salvar a la humanidad. No digo que tenga mucho sentido; pero sí es satisfactorio; o al menos lo fue para mí.

Pero además es una serie que es, además de la acción, básicamente puro romance adolescente, con los deseos, dudas, tribulaciones y decepciones que eso conlleva; a mí en particular me encantó Ichigo, la amiga de la infancia de Hiro, que por supuesto está enamorada de él y que por supuesto inicialmente detesta a Zero Two, porque la advenediza muchacha se lo quita de inmediato y sin ningún tipo de cuartel.

Ichigo

Ichigo

Las confrontaciones entre ambas son fabulosas, porque aunque Zero Two es mejor piloto, más alta y mucho más fuerte que Ichigo (es más fuerte que todos; es básicamente un klaxosaurio en forma humana), la pequeña muchachita se le pone al tiro en múltiples ocasiones, ignorando siempre el hecho de que Zero Two puede literalmente matarla con una mano.

Este triángulo amoroso (uno de los múltiples en la serie, pero sin duda el mejor) resulta en una de mis secuencias favoritas; no sólo en Darling in the FRANXX, sino en todo el animé que yo haya visto. En un punto en la historia, separan a Zero Two y Hiro, por razones; esto por supuesto alegra a Ichigo y destroza a Hiro, pero entonces ella se da cuenta de cómo lo está afectando. Cuando él comienza a correr para ir detrás (inútilmente) de Zero Two, Ichigo lo abraza y le dice que no se lo va a permitir: que si va detrás de ella terminará convirtiéndose en un monstruo; que ella preferiría morir antes de permitir que eso ocurra. Cuando Hiro comienza a contradecirla, Ichigo lo besa y le dice que quiere estar con él para siempre; que puede hacer lo que sea por él; que lo es todo para ella. Que lo ama.

La confesión de Ichigo

La confesión de Ichigo

Varios fans de la serie reaccionaron con ira ante el hecho de que Ichigo hiciera una movida sobre Hiro justo en su momento más vulnerable; pero por supuesto que lo iba a hacer. Es la líder del escuadrón, por supuesto que va a luchar por el hombre que ama; por supuesto que va a hacer su lucha.

De forma completamente inútil; porque Hiro procede a seguir lamentando la partida de Zero Two. Es brutal y fabuloso; pero todavía más fabuloso es cómo la serie arma un final feliz para Ichigo (y para Goro, que supongo es importante para él). Y no es barato o apresurado; es orgánico y metódico, con Goro dándole espacio y tiempo a Ichigo para superar su dolor y que pueda verlo como una pareja romántica.

Goro e Ichigo

Goro e Ichigo

El que a hierro mata.

Me encantó la serie; con todo y sus múltiples problemas (en particular la historia global hacia el final). Es un buen animé; no tan bueno como Eva (pocos lo son), pero de hecho más satisfactorio en cómo desarrolla a los personajes y cómo les permite alcanzar algo similar a la felicidad hacia el final, especialmente después de los infiernos que les hace atravesar.

Así que yo sí lo recomiendo, con todo y Zero Two chichimontañas; lo pueden ver en Crunchyroll, si les interesa.

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John Wick: Chapter 3 – Parabellum

A inicios de junio de hace dos años fui a ver John Wick 3. Se aplican las de siempre.

John Wick 3

John Wick 3

Me encantan estas películas porque la acción se vuelve cada vez más espectacular y la historia cada vez más estúpida. Todo el mundo subterráneo de asesinos y monedas de oro adquiere un tono más inverosímil (e internacional) en esta entrada; pero a mí no me importa porque es muy entretenido ver a John Wick matar a todo mundo que se le acerca un metro. Y además tenemos a Laurence Fishburne, Anjelica Huston e Ian McShane masticando el escenario como si fuera chicle Futigum.

No hay mucho que decir más de la película; está divertida si apagan sus neuronas durante dos horas, y me imagino que iré a ver la cuarta entrega cuando salga en el cine, más aún con el renacimiento de Keanu Reeves que estamos teniendo en este último par de años. Lo que sí es que tienen que entender qué están haciendo cuando van a ver este tipo de películas; se puede discutir, muy profundamente por cierto, si John Wick: Chapter 3 – Parabellum es una buena película o no, adentrándonos no solamente en la obvia discusión de los aspectos técnicos y artesanales del proceso cinematográfico, sino en el análisis cuidadoso del viaje del héroe que tiene o no John Wick en ésta película y las que la preceden.

Todo eso es válido, pero a mí me parece un sinsentido: John Wick es un asesino que, cuando alguien asesina su cachorrito, va y mata 77 individuos. Bajo esa premisa tan estúpida, uno debe de aceptar el hecho de que va a ver este tipo de películas para ver cómo John Wick asesina de maneras cada vez más espectaculares a decenas de monitos. Desde esa perspectiva, la película no sólo es buena; es de las mejores que existen.

Así que yo sí la recomiendo; está en Amazon Prime, y de hecho toda la trilogía, por si les interesa.

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Citrus

Después de Kakegurui vi Citrus; la verdad no recuerdo exactamente cuándo, pero debió ser en 2018 porque ese año se estrenó.

Citrus

Citrus

Hay muchas cosas que soy, pero una lesbiana adolescente preparatoriana no es una de ellas. En ese sentido, Citrus es un animé que defintivamente no está pensado para mí.

Yuzu es una encantadora muchachita, que su mamá se casa de nuevo y por lo tanto se muda y entra a una nueva prepa para mujeres. Yuzu me recuerda mucho a varias de mis compañeras de la secundaria, que hacían todo lo que estaba a su alcance para darle la vuelta a todas las reglas que había respecto cómo debían vestir el uniforme y no usar spray en el cabello o maquillaje; Yuzu dobla la falda del uniforme para que se vuelva mini falda, utiliza una blusa de color lila para enseñar su modesto escote, y de plano se niega a usar la corbata negra del uniforme, prefiriendo usar un coqueto moño. Además, utiliza maquillaje, aretes colgantes y una amplia variedad de peinados que resaltan su cabello oxigenado. Todo esto causa que de inmediato entre en conflicto con la presidenta del concejo estudiantil, Mei, en cuyas manos recae aplicar las reglas del uniforme y maquillaje. Consecuente con su papel, Mei sigue al pie de la letra las reglas del uniforme, además de que siempre se comporta de manera propia y fría, contrastando con la personalidad alegre y bulliciosa de Yuzu.

Por supuesto, resulta que Mei es la hija del nuevo esposo de la mamá de Yuzu (y nieta del director de la escuela), y las dos muchachitas terminan compartiendo recámara (y una cama matrimonial, por razones) en la nueva casa de ambas. Cómo pasa la narrativa de que estas dos hermosas adolescentes pudieran ser básicamente enemigas mortales, a que se estén dando de besos pasionales en las noches solitarias que pasan juntas, es de las cosas más entretenidas, románticas y eróticas que he visto en mucho tiempo.

Citrus no es hentai; pero sí altamente erótica y con un par de desnudos, de la manera en que se considera “propio” en Japón (dícese nada más de espaldas), por lo que supongo entonces que sí califica como ecchi, aunque a mí me pareció en el fondo realmente inocente. También es tierna, divertida, romántica e interesante, al menos en el sentido de que yo nunca había visto un romance lésbico adolescente así representado.

No quiero entrar mucho en la trama, porque es deliciosamente dramática (sin perder el buen humor), pero sí quiero mencionar un recurso visual que jamás se me hubiera podido ocurrir a mí y que utilizan mucho; varias veces en la serie, una de las muchachas empuja a la otra (sobre el escritorio/la cama/el suelo) para darle un beso apasionado, y justo antes o después de hacerlo la que empuja (y por tanto la que queda arriba) comienza a llorar desconsoladamente, lo que resulta en que sus lágrimas caigan sobre la cara de la empujada (y por tanto la que queda abajo).

Lágrimas

Lágrimas

Visualmente es poderosísimo, pero a mí me resultó fascinante porque me parece que es algo que ni siquiera me puedo imaginar a un hombre haciendo (no importa si sobre una mujer u otro hombre). De alguna forma deconstruye la figura clásica del que abusa físicamente (porque la muchacha que empuja lo hace porque quiere imponer su voluntad utilizando violencia física) y la deja paradójicamente más vulnerable que la figura siendo abusada; en una supremacía física, pero emocionalmente rogando que, por favor, la quieran. Es una cosa que desde mi perspectiva es intrínsecamente femenina… y altamente erótica, pero igual y esas son mis perversiones.

Me encantó la serie, a pesar de (o tal vez precisamente por) que muestra una perspectiva de la que no sólo nunca fui parte, sino que es tal vez lo más lejano a lo que soy o podré ser jamás. A veces se pasa un poco de dramática y sí hay un par de momentos en los (misericordiosamente pocos) episodios donde no pude evitar decir en voz alta: “ya, pinches viejas, dejen de estar de nenas y bésense”; pero es sin duda alguna entretenida, muy tierna y bastante erótica sin ser jamás (me parece) de mal gusto o vulgar.

Normalmente menciono la animación, el diseño de personajes y la música al reseñar un animé; no se preocupen, en Citrus son buenos todos esos aspectos. Es sólo que la historia eclipsa completamente a lo demás; de verdad es muy buena, si bien algo dramática a veces. Que yo no me quejo, por cierto.

Así que (y reiterando una vez más que sigo siendo lo más alejado posible de una lesbiana adolescente preparatoriana) les recomiendo altamente que vean la serie; está en Crunchyroll, si les interesa.

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Hijo de la Oscuridad

A finales de mayo de hace dos años, fui a ver Brightburn. Se aplican las de siempre.

Brightburn

Brightburn

Esta película contesta la pregunta milenaria; ¿qué pasaría si Superman fuera malo?

Brandon Breyer sigue los mitos de Clark Kent de forma muy cercana; un extraterrestre que llega como bebé a la Tierra, donde es recogido y adoptado por una pareja sin hijos y que viven en una granja. Una cosa interesante que la película pudo haber hecho (una de las múltiples oportunidades perdidas de la misma), sería que los Breyer fueran padres abusivos, para girar el mito de Superman donde los Kent básicamente son la pareja más amable del mundo mundial; en su lugar, los Breyer sí quieren y cuidan a Brandon, si bien es obvio que la mamá lo hace con más ganas que el papá.

Cuando Brandon llega a los 12 años, la nave en la que llega a la Tierra (y que su papá escondió debajo del granero, igual que Jonhatan Kent) lo llama de manera hipnótica, haciendo que en Brandon despierten sus poderes, y además le da una orden muy sencilla:

Take the world.

La película me divirtió bastante, dado que los mitos donde Superman es el villano siempre me han parecido muy interesantes (es la fundación de los videojuegos de Injustice); pero sí pudo haber hecho algo más con la premisa. Brandon es malo porque es malo, porque es un agente de la invasión de una raza extraterrestre. Esto lo hace terrorífico; pero no particularmente interesante, como personaje. Es el monstruo de una película de terror; ataca a los protagonistas porque su papel es atacar a los protagonistas.

Por lo que estoy diciendo, debe quedar claro que narrativamente la película no es muy interesante; pero desde la perspectiva de una película de terror esto nunca ha sido terriblemente importante. Viendo a Brightburn como una película de terror, está bastante divertida y ciertamente novedosa. Puntos extras además por los papás de Brandon: Elizabeth Banks (que sigue siendo una de mis actrices favoritas) y David Denman, que la verdad únicamente había visto en The Office: hace muy buen papel aquí, como el marido sufrido que trata de convencer a la madre de que su hijo es básicamente un monstruo.

La película termina con los papás moridos y con Brandon, al parecer, sin nunguna sospecha sobre él, y continuando su labor de destrucción en el mundo. También se intuye que hay versiones maléficas de la Liga de la Justicia, causando caos y destrucción alrededor del mundo. A mí me gustaría que continuara esta historia; se le puede sacar mucho más jugo del que se obtuvo de la primera.

Así que yo sí la recomiendo, aunque la verdad no es tan buena como lo pudo haber sido. De todas formas está en Prime Video, si les interesa.

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Compulsive Gambler

Después de chillar como niña chiquita con Violet Evergarden, ya que estaba de hecho usando mi cuenta de Netflix decidí echarle un ojo a Kakegurui o Compulsive Gambler, porque el arte y diseño de personajes se veía interesante.

Técnicamente debería esperar para escribir de esta serie, porque comencé la segunda temporada y no la he terminado; pero la verdad no creo que haya nada de novedoso en la misma.

Kakegurui

Kakegurui

La serie trata de una escuela de élite donde las familias ricas y poderosas de Japón mandan a sus hijos a estudiar. Dentro de la misma, la jerarquía entre los estudiantes (incluyendo cosas como el concejo estudiantil) no está determinada por méritos académicos, competencias deportivas o cosas tan absurdas como son la democracia; en cambio, el nivel en el tótem que cada estudiante puede tener está dado por su éxito al apostar en distintos juegos que la escuela provee y alienta. Los estudiantes que caen en deuda están hasta abajo en el tótem, y de hecho se convierten en básicamente mascotas de sus acreedores.

Es, como pueden imaginarlo, una mamada de proporciones inverosímiles.

El animé tiene varias cualidades que lo rescatan: la animación y diseño de personajes es fenomenal; la música es bastante buena; y como probablemente corresponda a un animé de adolescentes lujuriosos que se juegan literalmente la vida en juegos de azar, la serie suele ser sexy de forma que a mí me parece muy entretenida, satisfaciendo los requerimientos que por ley este tipo de animés tienen que cumplir en Japón.

Sexy

Sexy

También, y porque claro que eso a mí no me molesta, el personaje focal de la historia (que no la protagonista), Yumeko Jabami, básicamente tiene un orgasmo cada vez que suben las apuestas en el juego… que es, por supuesto, todo el tiempo.

Yumeko Jabami apostando

Yumeko Jabami apostando

Hey, desde el inicio dije que la historia era una mamada.

El problema fundamental que tengo con la serie es que la justificación de que Yumeko casi siempre gana, es porque apuesta por el placer de apostar, no porque le importe ganar o perder. Que es por supuesto estúpido hasta decir basta: aunque medio tratan de explicar las estrategias que sigue la muchacha y mostrar su clara inteligencia, el hecho es que las cosas le salen a Yumeko por la “pureza” con la que juega el juego, al final derrotando a todo mundo, incluso cuando intentan usar trampas para detenerla.

Pero la verdad, por estúpida que sea la historia, los personajes están bien definidos y la animación y música están muy padres; además de que sí es emocionante ver cómo las apuestas suben y suben todo el tiempo, y como Yumeko conquista a todos, no sólo ganándoles, sino atrayéndolos para que la apoyen a seguir ganando. Para mi desagrado no hay casi romance (aunque sí tensión sexual para repartir), pero en general no creo que eso demerite al animé.

Así que sí lo recomiendo; sin duda alguna está entretenido, aunque la verdad cuando salió la segunda temporada la empecé, y ahí la tengo sin terminar, porque no parecía que fueran a cambiar mucho las cosas.

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Aladdin

Hace dos años a finales de mayo, fui a ver Aladdin. Se aplican las de siempre, supongo.

Aladdin

Aladdin

La versión de Disney de Aladino, con Robin Williams, de hace treinta años, no me genera sentimientos muy fuertes. Sí me gustó, pero la vi en español (no tengo la menor idea de quién hiciera la voz del genio), y aunque recuerdo la trama, la verdad los chistes y las canciones se han desvanecido casi por completo de mi memoria. También he de admitir de que no soy el mayor fan de Robin Williams; aunque participa en varias de mis películas favoritas (Good Will Hunting) y a veces incluso es el primer actor (Dead Poets Society), sus papeles cómicos muchas veces los encuentro insufribles. En particular, Patch Adams me resultó medio insoportable de lo ridícula y melodramática que es, y no particularmente divertida. Y ni siquiera voy a mencionar el insulto a Isaac Asimov que es Bicentennial Man.

Todo lo anterior viene de que a mí me gustó mucho más esta versión de Aladino, con Will Smith como el genio, ya que mucha gente que se queja de ella, lo hace porque consideran a Robin Williams como insustituible. Yo no; me gustó bastante esta versión. Hubiera estado padre que estos cuentos árabes y persas tuvieran una interpretación, ya saben, árabe y persa, en lugar de una interpretación hindú como si fuera una producción de Bollywood; pero supongo que no podíamos esperar más de un director inglés más famoso por películas de gangsters y un escritor gringo. Me imagino que para ellos todas las culturas de piel morena de asia deben ser iguales.

Will Smith es encantador como el genio, como suele ser él; pero además Mena Massoud es simpatiquísimo como Aladino, y Naomi Scott es tan estupidizantemente hermosa como la princesa que realmente hasta distrae durante la película. Nada más por el elenco valdría la pena, pero además los números musicales están increíblemente bien hechos (aunque, de nuevo, pertencen más a una producción de Bollywood que a una interpretación de los cuentos árabes más famosos del mundo), y la película está bien hecha y contada. Realmente no deberíamos esperar más de un nuevo musical de Disney ordeñando todavía más la nostalgia de quienes vimos las versiones animadas hace décadas.

Así que yo sí la recomiendo, aunque supongo es innecesario que lo diga, ya que todo el mundo debe haberla visto para este momento.

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