El estante

Lo primero que imprimí con mi impresora 3D no fue la cajita para mi subwoofer; fue una cunita para mi celular que mi intención era ponerla en mi carro, en particular cuando viajo en autopista.

Cunita

Cunita

Desde hace años tengo un soporte en el tablero de mi carro para cámaras GoPro; diseñar una cunita para mi celular fue muy sencillo, porque el soporte para cámaras GoPro es ídem.

Imprimí mi cunita, la puse en mi carro y fui muy feliz… poco más de medio día. Al salir de la Facultad ese primer día que puse la cunita en mi carro, regresé al mismo para descubrirla toda derretida.

Realmente no se derritió; pero el filamento PLA se vuelve blando más o menos a los 60°C, que dentro de un carro cerrado bajo el sol se alcanzan fácilmente, más aún porque el color del filamento es negro, lo cual hace que absorba todavía más ferte la luz del sol, que le pega directamente por dónde está el soporte para cámaras GoPro.

Cunita derretida

Cunita derretida

No dispuesto a dejarme desanimar, decidí imprimir de nuevo la cunita y sencillamente quitarla cuando no fuera a viajar a carretera, poniéndola debajo del asiento del copiloto. Esto funciona; si el sol no le da directamente, no alcanza los 60°C y no se pone como si se hubiera deprimido por la insoportable levedad del ser.

Pero esto significa estar poniéndola y quitándola, lo que medio inevitablemente resultó en que se rompiera parte de lo que se atornilla al soporte GoPro. Estoy 78% seguro de que usando adhesivo de silicón puedo repararlo de tal forma que no se vuelva a romper (por la flexibilidad del tipo de adhesivo que planeo usar), pero la verdad no he tenido la paciencia para hacerlo.

Hay filamentos especiales para temperaturas altas, pero implica modificar mi impresora cambiándole la boquilla que se usar para extrudir el filamento. Nada del otro mundo; sólo no he comprado las piezas y no lo he hecho.

La famosa cunita entonces fue un experimento medio ambiguo: definitivamente no lo considero un fracaso, pero tampoco es un éxito de ninguna manera. La primera impresión que sí resultó básicamente perfecta fue el estante que imprimí para mi buró.

En mi recámara tengo una televisión, una barra de sonido y dos PlayStations; uno 3 y otro 4. La televisión tiene un control remoto; la barra de sonido tiene un control remoto; y tengo un switch HDMI para poder cambiar la entrada de la televisión del PS3 al PS4 o viceversa. La televisión tiene múltiples entradas HDMI, pero está colgada de la pared y entonces tengo un sólo cable HDMI que va a una cajonera sobre la que están las consolas, de ahí la necesidad del switch, que también tiene un control remoto. Es medio menso, porque ese PS3 casi nunca lo uso; los que uso son los otros dos en mi sala, pero no estamos hablando de eso aquí y ahora.

El buró desordenado

El buró desordenado

El punto es que tengo 3 controles remotos, mi teléfono celular, mi tableta (que suelo usar para leer o ver cosas justo antes de dormir) y mi control PS4 (repito, no suelo usar el PS3 de mi recámara). Generalmente todas esas madres estaban dando de tumbos sobre mi buró, cayéndose todo el tiempo bajo el menor pretexto y en general estorbando. Así que diseñé un estante con compartimentos especiales para cada uno de los controles remotos, mi celular y mi tableta, y un soporte especial para controles DualShock 4 que bajé de internet.

El diseño del estante

El diseño del estante

Y esta impresión superó todas mis espectativas; como los compartimentos son casi verticales (tienen una ligera inclinación) y hechos a la medida, se ahorra un montón de espacio, puedo dejar cargando las cosas sin broncas y ya nada se cae ni estorba ni está dando de tumbos.

El buró ordenado

El buró ordenado

Vamos, hasta me gusta cómo se ve el famoso estante; además de la impresión misma, lo único extra que tiene es que le compré patitas de goma que le puse debajo, para que no raye mi buró.

El estante

El estante

Este es el tipo de cosas medianamente útiles que se pueden hacer con una impresora 3D. Lo único que cambiaría (y es posible que tenga que hacerlo al cambiar de celular, si el nuevo modelo no cabe en el compartimento actual), es poder imprimir los distintos compartimentos de forma modular; esta primera versión es monolítica y por lo tanto se tiene que imprimir en una sola pasada, lo que lleva a que tarde muncho tiempo en imprimirse: me llevó 80 horas, o sea más de 3 días.

El estante ordenando

El estante ordenando

Estoy bastante contento de cómo quedó.

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Black Adam

En octubre del año pasado fui a ver Black Adam, porque por supuesto que eso hice.

Se aplican las de siempre.

Black Adam

Black Adam

Alrededor de inicios de este siglo el director Kevin Smith, famoso por la extraordinariamente divertida e imaginativa Clerks, después de que sus películas subsecuentes fueron generalmente mal recibidas, pivoteó su carrera a hacer justamente lo que sus personajes hacen en Clerks: platicar acerca de cultura popular geek y así hacer dinero. No es descabellado afirmar que Kevin es mucho más exitoso como comentarista del geekdom que como director, aunque este pivoteo paradójicamente le permitió construir una base de fans suficientemente grande como para volver a hacer películas, dirigidas casi exclusivamente a ellos (entre los que me cuento, por cierto).

El ejemplo emblemático de este pivoteo de Kevin Smith es su ahora legendaria plática a estudiantes de cine en una universidad gringa, donde a una pregunta expresa de un asistente, relata la historia de cómo escribió una primera versión de la película de Superman que Tim Burton estuvo por un segundo a punto de hacer a finales de los noventas del siglo pasado, con Nicholas Cage interpretando al kriptoniano. Pueden ver la plática en el tubo, y les recomiendo encarecidamente que lo hagan antes de continuar esta reseña mía.

¿Qué tiene que ver la historia de la fallida película de Superman con Nicholas Cage, relatada cagadísimamente por Kevin Smith, con Black Adam? Nada, en los hechos específicos; pero todo en explicar cómo una idea extraordinariamente buena (“vamos a hacer que Dwayne Johnson interprete a Black Adam”), resultó en un absoluto desastre de película, después de años de retrasos, una producción súper accidentada y los resultados de las peleas políticas internas dentro de Warner Bros.

Me parece que es importante conocer la historia de WB, resumida en un ejemplo pequeño pero representativo, contada de forma tan amena por Kevin Smith, para entender cómo un desastre como lo es Black Adam puede ocurrir. La compañía tiene décadas siendo un desastre desde el punto de vista de liderazgo, visión, planeación y ejecución de muchos (si no es que la mayoría) de sus proyectos. Es, en ese sentido, la antítesis de Marvel en particular y Disney en general, que en promedio han logrado producir proyectos mucho más exitosos.

No todo es malo, por supuesto; ese desmadre que es WB como compañía es lo que ha permitido que creadores individuales e ideas originales hayan logrado florecer cuando nunca lo hubieran conseguido en una compañía tan mercenaria como lo es Disney: WB es lo que produjo The Matrix; toda la saga original de Harry Potter; Mad Max: Fury Road y al menos Dune: Part One, que esperemos no apesten la segunda parte (el avance se ve muy padre).

En cómics además produjeron las películas originales de Superman con Christopher Reeve (que al menos las primeras dos son excelentes); la versión de Batman de Tim Burton; la trilogía del caballero de la noche con Chritopher Nolan; la primera película de Wonder Woman con Gal Gadot; etcétera. Todas esas son extraordinarias películas basadas en cómics, y aunque las demás incluyen sin duda alguna bazofias que rayan en lo ofensivo, muchas también no serán extraordinarias, pero son divertidas y pasables.

Que nos lleva de regreso a Black Adam. La película, por sí misma, no es terrible. Está entretenida; Dwayne Jonhson actúa como Dwayne Jonhson siempre actúa, pero esto de hecho funciona en gran medida con Black Adam; es espectacular ver a Hawkman en la pantalla grande; Pierce Brosnan es perfecto como la versión original de Dr. Fate; el chavito que la hace de Atom Smasher está muy cagado; y Quintessa Swindell como Cyclone es tan estupidizamente hermosa que yo podría ver lo que fuera nada más si ella apareciera. Mencionaría a la siempre bienvenida Viola Davis; pero su aparición es tan corta que ni siquiera le dan crédito.

No es una buena película, Black Adam, dejen ustedes extraordinaria; pero no es basura tampoco… por sí misma. Como parte de un universo cinematográfico, sin embargo, apesta con la intensidad de 10,000 soles; y ser la piedra angular de un nuevo universo cinematográfico era el plan que tenía Dwayne Jonhson, que realizó una jugada política muy arriesgada tratando de ganar control creativo del antes mal llamado DCEU, la cual culminó con conseguir que Henry Cavill tuviera un cameo como Superman en la escena post créditos de la película, brincándose a casi toda la jerarquía ejecutiva de Warner Bros. para conseguirlo.

Como la película fracasó por completo en la taquilla, dicha jugada resultó en básicamente la destrucción del ya de por sí magullado universo de Zack Snyder, establecido por Man of Steel y que ahora James Gunn haya tomado las riendas creativas del universo cinematográfico de DC.

Pero viendo las cosas todavía a más alto nivel, es posible que nada de eso importe: Warner Bros. ahora pertenece (o se ha mezclado) con Discovery, lo cual llevó a la cancelación de la película de Batichica de una manera brutal como casi nunca se había visto en Hollywood: la película estaba básicamente terminada y la enlataron. Lo mismo ocurrió con la versión de 1994 de los Cuatro Fantásticos; pero esa versión la hicieron nada más para no perder los derechos de los personajes, nunca esperaron realmente estrenarla en cines. Esta última película de Batichica básicamente les restingieron el acceso a los archivos digitales a todos los que estaban trabajando en ella, para evitar que la pudieran contrabandear y que acabara en YouTube.

Como sea, el futuro de Warner Bros. es incierto, más aún con la huelga de escritores y actores en Hollywood, que le pusieron un alto casi completo al desarrollo de la nueva entrega de Superman (Superman Legacy) que Gunn estaba preparando. Tienen años los rumores de que David Zaslav (CEO de Warner Bros. Discovery) quiere vender WB al mejor postor, con Universal y Paramount rumoreados como posibles compradores: y está el escenario más aterrador, donde el ratón diabólico termina la adquisición de nuestras almas inmortales y compra DC, de tal forma que Disney termine siendo dueña de Superman además del Capitán América.

(Sony nunca va a soltar a Spider-Man, lo cual está padre porque le salen mejor los videojuegos).

Ya llegué a las 1,000 palabras en esta entrada, de las cuales más o menos la décima parte de ellas las dediqué a hablar de la película que supuestamente estoy reseñando. Pero sí me frustra mucho el estado del universo cinematográfico de DC y sencillamente no se ve que vaya a mejorar; y la única manera de explicar esto (me parece) es entender justamente que WB es un pinche desmadre, y así ha sido desde hace décadas, cuando comisionaron a Kevin Smith para escribir un fallido guión de una fallida película de Superman que ejemplifica todos los fallidos fallos de esta fallida compañía que ha sido vendida y comprada como cuatro veces en el último cuarto de siglo.

Viene Blue Beetle en agosto, y los avances se ven espectaculares, Jaime Reyes es un personaje encantador (todavía leía cómics cuando lo introdujeron) y además sería el primer superhéroe mexicano (gringo, pero qué le vamos a hacer) en el ámbito de superhéroes cinematográficos. Y toda la prensa jolivudense le está augurando un prematuro fracaso todavía más espectacular que el de Flash, de la cual escribiré en su momento.

En conclusión; me gustó bastante Black Adam, estaba yo muy divertido en el cine. Tiene un montón de problemas de cualquier manera, pero ninguno como para tirar la película al basurero de la historia, donde lamentablemente me parece va a terminar. Me imagino que no la han visto; está gratis en HBO Max, que ahora se va a llamar Max nada más porque WB se empeña en arrancar el fracaso de las garras del éxito. Véanla si tienen el servicio; vale la pena nada más por Quintessa Swindell y el cameo de Henry Cavill, que causó en mi sala que todos aguantáramos la respiración justo antes de que apareciera el kriptoniano en la pantalla.

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La impresora

Hace unos meses construí una cajita con múltiples electrónicos dentro para prender vía mi control remoto universal mi viejo subwoofer Harman⧸Kardon que ahora está conectado a mi AVR Denon S760H. Estó incluyó soldar cables y usar un multímetro, que para mucha gente probablemente no signifique mucho; pero que para mí (como egresado de la Facultad de Ciencias) es hagan de cuenta que escuchar las palabras de poder de un dios oscuro y decadente.

Como sea; en general quedó bien, pero la caja donde iba todo junto era una que encontré en Amazon y que, aunque funcional, definitivamente no estaba pensada específicamente para este proyecto. Por definición, cualquier caja que comprara en cualquier lado tendría el mismo problema: serían cajas “genéricas”, no pensadas desde el inicio en mi proyecto.

Para tener una cajita específicamente construida para mi proyecto tenía dos opciones: mandar a hacer una con mis especificaciones (que la verdad no tengo idea de dónde pueda hacer eso uno en México; no dudo que se pueda, nada más yo no sé dónde); o bien hacerla yo mismo.

Mis habilidades manuales son más bien mediocres: soy capaz de hacer cosas generalmente funcionales y resistentes; pero en general quedan feas como escupirle a dios. Además, dadas las herramientas con las que cuento, una caja como la que necesitaba tendría que ser de madera con casi toda certeza.

Así que hice lo único sensato que procedía: me compré una impresora 3D.

Estoy siendo, por supuesto, sarcástico: me compré una impresora 3D porque quería jugar con ella; la cajita fue sólo un pretexto. Y no me engaño al respecto: una impresora 3D para alguien como yo, que no se dedica a diseñar cosas que existan en el espacio de carne, una impresora 3D es básicamente un juguete para adultos.

Aunque también se pueden hacer cosas útiles, como mi cajita.

La cajita

La cajita

Una cosa padre de todo esto es que el diseño lo hice exclusivamente en Linux (no uso Windows desde hace muchos años) y además con puras herramientas de software libre; el modelo lo hice en Blender, con ciertas cosas milimétricas primero haciéndolas en Inkscape y luego extrudiéndolas a 3D; el rebanado (slice) lo hice en UltiMaker Cura; y la impresión la hice en mi nueva impresora 3D, una Creality Ender 3 V2, que al parecer es la que todo mundo compra como primera impresora 3D (o alguno de los modelos similares de Creality).

Como esta cajita estuvo diseñada desde el inicio para este proyecto, los electrónicos dentro quedaron de forma mucho más limpia que mi primera versión, aunque de hecho el espacio disponible disminuyó.

Los electrónicos

Los electrónicos

He estado jugando con mi impresora 3D estos últimos meses, así que planeo ir relatando aquí en qué la he estado usando. Se puede discutir la utilidad (o carencia de la misma) de las cosas que imprimo; pero si lo vemos como un juguete para niños grandes, me he divertido como enano

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Monster Girl Doctor

Todavía en la pandemia vi Monster Musume no Oishasan, o en inglés Monster Girl Doctor.

Monster Girl Doctor

Monster Girl Doctor

La serie relata las vicisitudes de Glenn Litbeit, un doctor humano que junto a su enfermera Saphentite Neikes (que es una chica serpiente o lamia, además de amiga de la infancia), atienden a un montón de chicas monstruo, en un mundo donde después de años de conflicto los humanos y los monstruos están tratando de aprender a convivir en paz.

La premisa es de hecho interesante, porque la principal motivación de Glenn es justamente estrechar los lazos de confianza entre humanos y monstruos, tomando parte de la enorme responsabilidad que conlleva en atender las necesidades de salud de una población que hasta poco tiempo lo hubiera visto en automático como enemigo.

En justicia de la serie, algo de esa premisa es atendida en los misericordiosamente pocos episodios que tiene (12); pero en realidad la serie trata de cómo todas las chicas monstruo que Glenn atiende se enamoran de él y van formando poco a poco un harén (la unidad familiar básica del animé), para angustia de la sufrida Saphentite, que por supuesto también está enamorada del joven doctor.

En la animación japonesa el cliché del harén (la unidad familiar básica del animé) está tan choteado, que tienen que recurrir a este tipo de mamadas para tratar de hacerlo medianamente interesante. Esta serie lo intenta, pero realmente no lo consigue.

Sin embargo sí está divertida y Glenn tiene la decencia de batear a todas sus chicas monstruo escudándose en los problemas éticos de un doctor enrollándose con sus pacientes; y a Saphentite porque es su colega (que por cierto con ella podría enrollarse literalmente).

La serie es apenas pasable, entonces no la recomiendo realmente; pero además, estoy 94% seguro de que la historia es en gran medida un pretexto del escritor japonés para satisfacer su fetiche bestialista, cosa que a mí jamás me ha llamado la atención de ninguna manera… excepto por catgirls, por supuesto, de lo cual culpo (como deben hacer la mitad de los hombres de mi generación) a Cheetara:

Cheetara

Cheetara

Por todo lo anterior, no se pierden de mucho si no la ven; pero si les interesa está en Crunchyroll.

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Doki Doki Literature Club Plus!

Dos semanas después de mi platino en The Complex, obtuve el de Doki Doki Literature Club Plus!. Este juego está disponible en todas las plataformas medianamente modernas y se puede jugar fácilmente hasta en Linux; entonces yo sí les recomendaría que si no lo han jugado, que no lean mi reseña, porque aquí sí importa que les vayan a arruinar la sorpresa.

Doki Doki Literature Club Plus!

Doki Doki Literature Club Plus!

Sorprendentemente, no he jugado muchas novelas visuales. Antes del PlayStation 4 no era común estuvieran en consolas o computadoras fuera de Japón: había que traducirlas y me parece no era tan común que ocurriera (aunque los fans se encargaban de hacer traducciones no profesionales).

Esto ha ido cambiando en particular a partir de la segunda década de este siglo; ahora hay un chingamadral para el PlayStation y además generalmente baratas. En Steam es todavía más ridículo: no es raro que the Humble Bundle saque colecciones baratísimas. Entonces tengo bastantes novelas visuales; pero aún así no he jugado muchas.

Doki Doki es especial por múltiples motivos: ha recibido aclamo básicamente universal; está muy bien escrita y dirigida; y además no es japonesa. El término “doki doki” en japonés es la onomatopeya de un corazón latiendo y suele ser dicho por adolescentes enamorados para expresar que están ídem; el autor del juego (originalmente lo escribió un único programador gringo) es sin duda alguna fan de las novelas visuales japonesas, así que el mismo es una carta de amor, una parodia, un homenaje y una deconstrucción del género (que por supuesto incluye, por su naturaleza, al animé).

El juego comienza pidiéndonos nuestro nombre y procedemos a tomar el papel de protagonista-kun, que es asediado por su amiga de la infancia⧸vecina, Sayori, para que se una al club de literatura de la escuela. Protagonista-kun acepta y en el club se encuentra con la típica tsundere Natsuki; la tímida e insegura Yuri; y la (aparentemente) perfecta presidenta del club, Monika.

Just Monika

A lo largo del juego protagonista-kun lee los poemas que las muchachas escriben; y parte de la mecánica de juego consiste de “escribir” poemas al elegir ciertas palabras clave de una lista que se nos presenta: lo cual es relativamente novedoso y está divertido. La mecánica funciona de tal forma que ciertas palabras están obviamente encaminadas a gustarle a una de las cuatro muchachas; incluida Monika, aunque no hay manera de iniciar un romance con ella.

Just Monika

Independientemente de qué ruta elijamos, Sayori procede a declarar su amor por protagonista-kun y confesarle que ha pasado por terribles episodios de depresión. Si uno decide rechazar su confesión, Sayori se suicida; y si uno acepta su confesión, Sayori se suicida. El jugador, como protagonista-kun, encuentra su cadáver colgado de una soga en su cuarto.

Just Monika

El juego comienza y procedemos a tomar el papel de protagonista-kun, que de buenas a primeras se une al club de literatura de la escuela. En el club se encuentra con la típica tsundere Natsuki; la tímida e insegura Yuri; y la (aparentemente) perfecta presidenta del club, Monika.

Just Monika

A lo largo del juego protagonista-kun lee los poemas que las muchachas escriben; y parte de la mecánica de juego consiste de “escribir” poemas al elegir ciertas palabras clave de una lista que se nos presenta: lo cual es relativamente novedoso y está divertido. La mecánica funciona de tal forma que ciertas palabras están obviamente encaminadas a gustarle a una de las tres muchachas; incluida Monika, aunque no hay manera de iniciar un romance con ella.

Just Monika

Para el festival escolar, el club decide declamar sus poemas en público de la gente; en preparación para ello, protagonista-kun puede elegir ayudar a una de las dos muchachas que no son Monika, lo cual avanza su relación con la elegida. Sin embargo, independientemente de qué haga uno, Yuri (que para este punto se ha obsesionado por completo con protagonista-kun) se confiesa con el jugador. Si el jugador la rechaza, Yuri se suicida por tener el corazón roto; si el jugador la acepta, Yuri no puede soportar tanta felicidad y se suicida; en ambos casos acuchillándose en frente del jugador.

Just Monika

El juego para este momento deja de funcionar, y quedamos atrapados en el club con el cadáver de Yuri todo el fin de semana, para ser descubiertos por Natsuki (que nos enteramos en su ruta de que es bulímica y probablemente abusada sexualmente por su padre), que reacciona horrorizada.

Just Monika

Monika aparece en ese momento y se disculpa con uno borrando a Yuri y Natsuki, como anteriormente había hecho con Sayori; por lo que el juego llega a su estado inevitable, donde sólo podemos estar con Monika.

Just Monika

Just Monika

Just Monika

Yo comencé a jugar el juego teniendo una idea leve del pinche trauma mental que produce la historia; y aún así la primera vez que Monika se dirigió a mí como “Canek” los pinches pelos de la nuca se me pararon, hasta que recordé que lo primero que había hecho el juego fue pedirme mi nombre, y que yo de idiota puse el mío.

De los juegos que he jugado en mis PlayStations (y de videojuegos en general), Doki Doki es sin duda alguna el mejor en el terror sicológico e impacto emocional que uno sufre al ver como estas pobres muchachas son llevadas al suicidio por las manipulaciones de Monika con el mismo.

Monika

La forma de escapar de Monika es “borrando” los archivos del juego correspondientes a ella; en el PlayStation esto se consigue haciendo que el juego exista dentro una “PC” virtual. En Windows o Linux uno de hecho debe borrar los archivos del sistema de archivos, lo cual ni me cruza por la cabeza como me hubiera volado mi cerebro.

El buscar el platino me forzó a explorar todas las rutas del juego; lo cual agradezco, porque es la forma de llegar al final “bueno”, donde Sayori le dice al usuario que todas las chicas (incluyendo Monika) están agradecidas por todo el tiempo que pasamos con ellas, y que siempre estarán ahí para nosotros (incluyendo Monika).

Monika

Si cometieron el error de leer mi reseña antes de jugarlo, de todas formas vayan y juéguenlo: está en 150 pesos en Steam y yo creo que vale muchísimo la pena.

Porque al final, sólo está Monika.

Just Monika

Just Monika
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Cuarenta y seis

Hoy cumplí cuarenta seis años.

Este año supongo que lo más importante es que nos seguimos acercando a la normalidad, pero sin llegar a ella del todo.

Mis idas al cine disminuyeron mucho aunque ya no estemos (del todo) en pandemia; y he jugado muchos videojuegos. También he dejado de ver televisión “normal” casi por completo, pero sigo viendo bastante animé y (medio inevitablemente) leyendo algo de manga; no mucho realmente.

También, para mi sorpresa dada mi evidentemente avanzada edad, adquirí un nuevo pasatiempo, por primera vez en décadas. Más aún, es un pasatiempo que consiste en crear, más que consumir, lo cual es todavía más extraño para mí. Pienso escribir al respecto más adelante, si se me pega la regalada gana.

En política este año todavía va estar medio aburrida la cosa (por más escándalos que nuestra desesperada y triste oposición trate de inventarse); pero se puede poner medio interesante el próximo. Vamos a ver qué tan interesante y si tengo el estómago para escribir al respecto.

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Bullet Train

A inicios de agosto del año pasado fui a ver Bullet Train. Se aplican las de siempre.

Bullet Train

Bullet Train

Bullet Train es, objetivamente hablando, un churro. Pero también es increíblemente entretenida; yo salí de bastante buen humor del cine. Es de las películas que más disfruté el año pasado.

Pero sí es bastante mala; o siendo más justo, intrascendente. Está divertida, el elenco es espectacular (incluyendo los cameos) y las escenas de acción son muy entretenidas. Pero la historia no tiene el menor sentido.

Como sea, yo sigo siendo fan de Brad Pitt; sale Sandra Bullock como catorce segundos; Aaron Taylor-Johnson y Brian Tyree Henry son adorables como Mandarina y Limón (¿o Lima?); Zazie Beetz es espectacular en el medio minuto que sale; y Joey King es todas las fantasías de uniforme de colegiala que jamás hayan existido.

Pero es objetivamente un churro. Altamente disfrutable, pero churro al fin y al cabo.

La recomiendo ampliamente.

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Aho-Girl

Todavía en la pandemia vi Aho-Girl.

Aho-Girl

Aho-Girl

Esta serie es, como su protagonista, muy idiota. Esa es la historia: Yoshiko Hanabatake es estúpida; y no en un sentido figurativo, la muchacha es para motivos prácticos medio retrasada mental, tanto en lo académico como en lo social.

Esto causa muchos dolores de cabeza a Akuru Akutsu, su vecino y amigo de la infancia, que la mamá de Yoshiko quiere que se case con ella. Él en cambio generalmente sólo se desespera de la estúpida muchacha, al grado de que en múltiples ocasiones la agarra literalmente a puñetazos, cosa que la muchacha acepta con bastante buen humor (es medio indestructible, al parecer).

La serie para motivos prácticos no trata de nada; son escenas de la vida común y corriente de Yoshiko y Akuru, a los cuales se les unen algunas otras muchachas (que inevitablemente se enamorande él). Lo único es que la estupidez inacabable de Yoshiko suele resultar en situaciones que sí son muy divertidas.

No puedo recordar una sola trama que fuera medianamente interesante de la serie; pero sí recuerdo estarme orinando de la risa en múltiples ocasiones, porque las estupideces que hace y dice Yoshiko sí son divertidas.

Está en Crunchyroll, pero la verdad pueden ver las escenas más divertidas en YouTube sin ningún problema.

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The Complex

Después del viaje nostálgico que fue Full Throttle, el siguiente platino que obtuve fue The Complex. Se aplican las advertencias de spoilers que normalmente uso para películas.

The Complex

The Complex

Como ya he mencionado, regresé a jugar videojuegos en mis PlayStations como si me estuviera vengando de alguien. Esto incluyó suscribirme a PlayStation Plus, inicialmente Extra, pero después mejor me pasé a Deluxe, porque sencillamente me convenía; más aún usando una nueva cuenta, porque un montón de videojuegos estuvieron disponibles de inmediato para mí.

No sólo eso, también muchos descuentos, algunos rayando en lo ridículo: menos de 5, 3 y a veces incluso menos de 1 dólar por un videojuego. Por supuesto la mayor parte (pero no todos) son basura.

Uno de estos juegos baratísimos fue The Complex.

Ahora, no fue por el precio que lo compré; lo compré por Michelle Mylett (la hermosa muchacha de la portada), que me parece imposiblemente bonita. Jamás la he visto actuar, porque nunca he visto Letterkenny, una comedia canadiense que es lo más importante que ha hecho, pero sí he visto videos en YouTube de ella.

The Complex además me pareció interesante; le he estado diciendo videojuego, pero mejor sería llamarle una película interactiva: es exclusivamente video “normal”, dícese, no gráficos de computadora: video de la vida real con actores en acción viva, y uno toma decisiones en varias partes de la historia, lo que determina cómo se desarrolla la misma. Hay múltiples finales posibles, dependiendo de qué decisiones se toman; también se puede no elegir ninguna decisión, y el juego elige una al azar por uno.

Como videojuego entonces es bastante simple, porque uno únicamente selecciona una de dos o tres opciones a lo largo del mismo. Como película, los valores de producción son pasables y las actuaciones no son lo peor que haya visto. La historia (o mejor dicho, historias) es lo que es medio difícil de tragar, más aún si uno persigue el platino, lo que fuerza a ver todas las posibles combinaciones de la historia.

La forma en que está diseñada la narrativa no facilita el presentar una historia coherente; en algunos finales Amy (el personaje de la Mylett) es un peón inocente en grillas corporativas; en otros es una espía industrial; y en otros es una agente encubierta del gobierno. Pero todos esos escenarios utilizan muchas escenas en común, donde Amy (y el resto de los personajes) actúan de forma que a lo mejor tiene sentido en un camino de la historia, pero que es completamente esquizofrénico en otro camino distinto.

Así que no sé si recomiendo realmente este “juego”. Es una forma de narrativa interesante y ciertamente novedosa… pero eso no quiere decir que esta instancia en particular sea necesariamente buena. Tampoco sé si exista la capacidad de que algo de este estilo sea realmente bueno. Es básicamente “elige tu propia aventura”, pero en lugar de leer uno pica botones unas catorce veces a lo largo de hora y media.

Como sea, el platino me llevó básicamente una semana obtenerlo, que consistió en ver unas nueve veces la misma película con finales distintos. No es lo más divertido que he hecho en mi PS4; aunque tampoco lo peor.

Para acabar, el video de cómo obtengo el platino tiene problemas de sonido, porque comencé a utilizar una forma de grabar video de YouTube distinta y pues todavía no sabía cómo menearle. Me parece que es el único juego donde tuve ese problema.

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Thor: Amor y Trueno

A inicios de julio del año pasado fui a ver Thor: Lover and Thunder, obviamente. Se aplican ya saben.

Thor: Lover and Thunder

Thor: Lover and Thunder

La última película de Thor antes de ésta la califiqué de basura, porque es basura, pero también es de mis películas favoritas del eMeCeU. Esta nueva entrega es, de alguna manera, peor; y la disfruté enormemente.

La trama no tiene sentido y más hoyos que una red de pescar; la Natalie Portman me encanta, pero sencillamente no funciona como Jane Foster; y varios puntos de la historia rayan en lo ofensivo: en general, niños forzados a combatir es medio imposible no relacionarlo a las tragedias que muchos menores han sufrido (y sufren) en este mundo, pero la película lo presenta de forma tan ridícula y divertida que la verdad yo no tengo problemas con eso.

De hecho, tengo pocos problemas con la película; me cae bien Taika Waititi; Chris Hemsworth es sencillamente glorioso y adorable; Christian Bale mastica el escenario de forma (paradójicamente) divina; y la escena con Russell Crowe básicamente vale por sí misma el precio del boleto, con su ligeramente racista intento de acento griego. Y las putas cabras me tenían meando de la risa en básicamente todas las escenas en las que aparecían.

¿Es basura? No lo duden; es pésima y en sí misma contradice un montón de cosas que el eMeCeU había establecido antes (¿no era más fácil para Thanos buscar a Eternidad, en lugar de desvivirse con las piedras esas?), pero está divertida y la escena final, por poco sentido que tenga, es bastante satisfactoria (y una muestra más del nepotismo joligüdense).

Así que yo sí la recomiendo; porque para mí el eMeCeU nunca ha sido acerca de calidad cinematográfica, sino de que sean divertidas y de que continúen adaptando material de cómics a la pantalla grande.

Pero no se confundan: es de lo peor que ha hecho Marvel.

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Rent-a-girlfriend

Durante la pandemia vi Kanojo, Okarishimasu, mejor conocida como Rent-a-girlfriend.

Rent-a-girlfriend

Rent-a-girlfriend

Kazuya es un perdedor estudiante universitario que de alguna manera consigue ligarse a una novia, Mami, que adecuadamente está bien ídem. Sin embargo, la muchacha lo manda al carajo porque, y no puedo ser lo suficientemente enfático al respecto, Kazuya es un patético perdedor.

Con el corazón rompido, Kazuya (después de masturbarse furiosamente pensando en su ex múltiples veces), decide contratar los servicios de la epónima rent-a-girlfriend. Debo hacer notar que una rent-a-girlfriend no es una prostituta: no se espera (y me parece tienen prohibido) que la novia rentada se acueste con su cliente. Las rentan para salir a pasear y que les hagan compañía siendo dulces y tiernas todo el tiempo, porque los perdedores que las rentan son, repito por enésima ocasión, unos patéticos perdedores que no pueden conseguir quien los acompañe ni siquiera al cine.

Varias cosas complican la pendeja trama: Chizuru, la novia rentada, resulta ser compañera de Kazuya en la misma universidad y su vecina de literalmente al lado. Además, las abuelas de ambos terminan creyendo que de verdad son novios y entonces los muchachos tienen que seguir haciéndola de novios. Por último, pero no por ello menos importante, Mami se pone celosa de que Kazuya consiga una nueva novia tan rápido, y además una discutiblemente más bonita.

La historia es (espero sea obvio) estupidísima, y Kazuya no sólo es un perdedor; ni siquiera tiene el buen gusto de ser uno entrañable, como Kazuma en KonoSuba. El tipo es patético, inseguro, idiota, egoísta, malintencionado y encima de todo bastante desagradable. Por qué cualquiera de las muy hermosas muchachitas que terminan involucrándose con él le harían caso escapa mi comprensión completamente.

Eso es lo mejor de la serie: las muy hermosas muchachitas que casi todas son adorables en todos los sentidos, excepto tal vez por Mami, que es sin duda una perra y probablemente mi personaje preferido.

Las muchachitas

Las muchachitas

No recomiendo mucho la serie: Kazuya es de verdad insoportable. Ya acabó la segunda temporada y yo ni siquiera he tenido ganas de ver el primer capítulo de la misma. Está en Crunchyroll, si les interesa.

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Full Throttle

Casi dos años después de obtener el platino en Star Wars Jedi: Fallen Order, regresé a jugar en mis PlayStations que hagan de cuenta que me estaba vengando de alguien. Comencé a jugar casi 10 juegos al mismo tiempo, en las tres consolas; y Full Throttle fue el primero que terminé.

Full Throttle

Full Throttle

(Como muchos juegos modernos, no creo que Full Throttle tenga una versión física en Blu-ray; entonces pongo la imagen de la PlayStation Store).

En la década de los noventas, hace más de un cuarto de siglo, yo jugué Full Throttle en una computadora nueva que mi mamá compró; que incluía una SoundBlaster AWE64 (o similar), la cual a su vez incluía el juego completo.

Lo terminé, porque por supuesto que eso hice; lo recordaba con mucho cariño: la historia era inocente, pero entrañabla, y Mark Hamill interpretaba al villano. Escribí en el blog acerca de cómo había vuelto a jugar el juego en un emulador; no terminé el juego de nuevo, pero seguí recordándolo con mucho cariño.

El juego es una “aventura gráfica”, que estaban muy de moda en esa última década del siglo pasado: estábamos todavía a un año de que idSoftware sacara Quake y media década de que RockStar sacara Grand Theft Auto 3. Lo volví a jugar en mi PlayStation 4 y la verdad me divertí bastante; aunque ayudó que usé una guía para sacar el platino lo más rápido posible (me llevó menos de 32 horas). Ya no tengo la paciencia de estar explorando cada pantalla a ver qué puedo picar para tratar de avanzar la historia; además de que ya había jugado el juego (hace casi 30 años).

No hay mucho qué decir del juego; repito, la historia es inocente, pero entrañable. No sé si los muchachos de hoy en día aprecien este tipo de juegos; sin duda alguna vienen de un pasado que cada vez se vuelva más lejano. Para mí fue más que nada un corto viaje nostálgico.

De cualquier forma, lo recomiendo.

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Top Gun: Maverick

A finales de junio del año pasado fui a ver Top Gun: Maverick, porque por supuesto que eso hice.

Se aplican las de siempre, para lo que importa, porque todo mundo ya vio la película, me imagino.

Top Gun: Maverick

Top Gun: Maverick

Top Gun: Maverick es, con toda certeza, la mejor película que vi el año pasado… lo cual no es una vara de medir muy alta, la verdad. Pero independientemente de las bazofias que vi en el cine el año pasado, esta secuela a una historia que tiene casi cuarenta años es una muy buena por sí misma.

El mensaje de la película es confusísimo, porque además de que la misión que planean es obviamente un crimen internacional y de que no sabemos quiénes son los enemigos, porque no queremos que nadie se ofenda (vean la crítica que hace Bill Maher, es buenísima), pero eso no quita que la película sea muy buena: está increíblemente bien hecha y Tom Cruise será el líder de un culto pseudoreligioso criminal, pero es un extraordinario actor además de innegablemente profesional.

Y la historia, con todo y un mensaje más ambiguo que otra cosa (excepto en ser propaganda del complejo corporativo militar gringo), está excelentemente contada y es, de forma paradójicamente increíble, creíble. Si suponemos que Maverick es el piloto de combate equivalente a Michael Jordan en básquetbol: sencillamente el mejor que ha existido en toda la historia.

Las tramas secundarias están simpáticas; es adorable cómo Tom Cruise y la hermosísima Jennifer Connelly se esconden de la hija adolescente, cuando lo normal sería lo contrario; y es emocionalmente barato, pero efectivo, el incluir a Val Kilmer como el ahora jefe de Maverick y agregar los malestares físicos del actor en el personaje de Iceman.

Incluso los enemigos sin cara, nacionalidad o ideología son representados con cierto respeto: uno de los pilotos que Maverick y Rooster combaten hace una maniobra espectacular que deja a ambos gringos preguntándose qué carajos acaban de ver. Venga: incluso cuando la trama se convierte en un episodio de los Looney Tunes, con Maverick y Rooster escabulléndose en la base enemiga para robarse un jet de combate, yo la verdad estaba más divertido que otra cosa.

Así que sí me gustó; y evidentemente no soy el único: a todo mundo nos gustó, porque es muy buena película. Será propaganda y pro gringa (igual que la primera), pero eso no le quita lo bien hecha que está; ni mucho menos que sea extraordinariamente divertida.

Y por eso la recomiendo… que repito, no creo que sea necesario, porque probablemente ya la vieron.

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Oresuki

Después de Gleipnir (o al mismo tiempo; o tal vez incluso antes: las fechas se me confunden) vi Are you the only one who loves me?, que todos le decimos Oresuki porque ese título está muy largo.

Oresuki

Oresuki

Jouro es un chavo preparatoriano (obviamente) que ha cultivado cuidadosamente una imagen de muchacho agradable y buena onda, pero en el fondo es un adolescente normal calenturiento que quiere más que nada una novia.

Un día, dos de sus amigas más cercanas (la presidenta del concejo, Cosmos y su amiga de la infancia, Himawari) lo invitan a salir de manera independiente una de la otra. Él acepta salir con ambas, porque como ya establecimos es un adolescente calenturiento en busca de novia, y sospecha que alguna de ellas se le va a declarar, entonces quiere tener ambas posibilidades disponibles.

Por supuesto ambas muchachas lo que le dicen (de nuevo, de forma independiente) es que quieren que les eche la mano a cada una para ligarse al mejor amigo de Jouro, Sun-chan. El muchacho, elucubrando que se puede quedar con la que sea rechazada por su amigo, decide ayudarlas; sólo para que se le confiense de verdad la (aparentemente) nerdcita Pansy. Que por supuesto es de quien está enamorado Sun-chan.

La historia raya en lo retrasado mental; y se puede discutir que no es realmente romántica, sino una comedia de enredos con una capa de pintura de comedia romántica para destantear. A mí me gustó mucho: es muy divertida, para nada dramática, y todos los personajes son unas muy entrañables basuras de seres humanos.

El chiste tal vez más idiota y divertido de la serie, es que cada vez que alguien se le va a “confesar” a Jouro (que normalmente resulta en cualquier cosa menos que se le confiensen), aparece una banca de parque público para que se sienten los dos muchachos y ocurra la “confesión” de manera estereotípica. No importa donde ocurra: un parque, la azotea de la escuela o la biblioteca, el ominoso banco siempre aparece para que Jouro pueda decepcionarse de que una vez más no se le va a declarar nadie, excepto la muchacha que no le gusta. Que eventualmente resulta ser una belleza apabullante, por supuesto.

La banca magica

La banca magica

La serie es, previsiblemente, arrecha; pero lo que la caracteriza realmente es el humor absurdo y el comportamiento deleznable (y entrañable) de todos y cada uno de los personajes. Es además misericordiosamente corta (12 episodios), así que yo sí la recomiendo ampliamente: es bruta como un saco de ladrillos y tan sutil como ser golpeado en la cabeza con uno, pero es sinceramente hilarante. La pueden ver en Crunchyroll.

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Star Wars Jedi: Fallen Order

Después de que Sony excomulgara mi cuenta original de la PSN, yo dejé de jugar casi por completo videojuegos en mis PlayStations. La excepción principal (y casi única) fue, por supuesto, Star Wars Jedi: Fallen Order. Porque las guerras de las jaladas es lo más parecido que tengo a una religión.

Star Wars Jedi: Fallen Order

Star Wars Jedi: Fallen Order

El único juego de Star Wars que jugué en mi PlayStation (el 3) fue The Force Unleashed. Es un juego más bien malo; si no fuera por estar inmerso en el universo de Star Wars, probablemente no me hubiera gustado en lo más mínimo: pero al estar en dicho universo, me gustó bastante. Con todas sus debilidades (que son muchas).

Fuera de consolas, yo jugué hasta la ignominia Star Wars: X-Wing y Star Wars: Tie Figher (más el primero que el segundo). Los recuerdo con mucho cariño, pero eran más bien primitivos: el sombreado de Gouraud todavía era novedoso en videojuegos (yo lo desactivaba: mi computadora no aguantaba tanto procesamiento).

Como sea, me prestaron Fallen Order y como es parte de lo más cercano que tengo a una religión, comencé a jugarlo. Y es sencillamente un muy buen videojuego; pero además está en el universo creado por George Lucas, así que a mí me encantó.

Debo ser claro: no es, pero ni de lejos, perfecto. Sólo es muy bueno; definitivamente encima del promedio y (probablemente lo más importante de todo) endiabladamente divertido. Además la historia está padre, con Cal Kestis siendo un protagonista entrañable e interesante; y BD-1 siendo imposiblemente adorable. Además tiene un poquito de romance, con Merrin siendo una potencial media naranja para Cal, lo cual me agrada.

Lo único que no me gustó fue lo mucho que tarda Cal en desbloquear todos sus poderes; pero ya que puede hacer todo lo que los Jedis hacen, el juego es entretenidísimo entre andar lasersableando enemigos y lanzando cosas con la fuerza, además de estar corriendo por las paredes y usando brincos dobles para que las caídas de kilómetros nos hagan lo que el viento a Juárez. El combate sigue una fórmula similar a Bloodborne o God of War (2018), con la capacidad de fijar el foco en un enemigo y de desviar ataques (parry) en el momento preciso con el sable de luz.

A mí me encantó, repito; pero me parece que es un juego objetivamente bueno, independientemente de mi casi religiosidad para todas las cosas relacionadas con los Jedis y la fueza. Ciertamente ese fue el consenso de la crítica, que como yo lo califican positivamente, aunque para nada con aclamo.

Yo saqué el platino en dos meses y medio, de forma relativamente sencilla: no es un juego que nos haga esforzarnos mucho para obtener trofeos, sólo es necesario actualizar los poderes de Cal al máximo y regresar a planetas que ya habíamos explorado para poder recolectar todas las tarugadas coleccionabes que hay disponibles; que por alguna razón siento que como la mitad eran ponchos, que yo nunca usé porque me parece ridículo que un caballero Jedi ande usando ponchos.

Recomiendo altamente el juego; está divertido, la historia está padre y pues es parte de las Guerras de las Galaxias, que es lo más cercano que tengo a una religión. Yo espero con ansias la secuela.

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El receptor

Como comenté en varias entradas de semanas anteriores, alambré un receptor de control remoto para despertar y poner a dormir a mi subwoofer, que siendo Harman⧸Kardon mi nuevo AVR Denon no sabe cómo comunicarse con él. La alternativa era tener que ir y manosear al aparatejo para prenderlo y apagarlo como los plebeyos, porque el interruptor de apagado está atrás del subwoofer (que está grandecito).

La solución funcionó exactamente como yo quería, siendo la principal (y única) desventaja que se veía así:

La enredadera

La enredadera

Esto no me molesta demasiado; aunque soy relativamente ordenado, la verdad es que no tengo problemas con vivir más o menos rodeado de un caos, siempre y cuando yo sea el responsable del mismo (y por lo tanto sepa dónde están todas las cosas todo el tiempo… o casi todas las cosas casi todo el tiempo).

Sin embargo esa enredadera de cables tenía varias desventajas prácticas: además de que se veía del nabo era muy sencillo descomponer todo si algo se atoraba con un cable; no es muy seguro en relación a causar un corto si algo de metal se acercaba a los componentes; y además era muy incómodo de mover por cualquier cosa. Por último, tenía dos eliminadores conectados al mismo tiempo: el de 12 voltios para la señal del subwoofer; y uno normal de 5 voltios (como para celular) para el Raspberry Pi.

Así que procedí a comprar varias cosas, comenzando por un eliminador de corriente de 12 voltios y 3 amperes y un módulo reductor de alimentación.

Módulo reductor de alimentación

Módulo reductor de alimentación

La idea era sencilla: conectar el elimnador al relé, como en el diseño original, pero también al reductor de alimentación ajustado a 5.1 voltios y eso conectarlo a un conector micro USB macho.

Conector micro USB macho

Conector micro USB macho

El cual obviamente conecté al Raspberry Pi. Además compré un conector de barril hembra de la misma medida que el eliminador; otro conector hembra jack de 3.5mm; y una cajita de plástico.

Conector de barril hembra

Conector de barril hembra
Conector hembra jack de 3.5mm

Conector hembra jack de 3.5mm
Cajita de plástico

Cajita de plástico

Los conectores hembras eran para la caja, obviamente; la idea era meter todo ahí y hacerle hoyos a la caja para los conectores, de esta forma ahora sólo habría dos cables: el del eliminador de 12 voltios y el jack de 3.5mm. Dentro de la caja el conector de barril se conectaría al reductor de alimentación y al relé; el reductor a mi conector micro USB y ése al Raspberry; y el relé al conector jack. Por último, necesitaría hacer un hoyo extra para el módulo KY-022 de recepción infrarojo y conectar el mismo, junto con el relé, al Raspberry Pi como ya lo tenía antes.

El proyecto fue un éxito, pero sí fue una confirmación para mí de que qué bueno que no estudié igeniería; la mitad de los cables que necesitaba me salieron muy largos; y la otra mitad me salieron muy cortos. Y si lograba soldar algo a la primera en general todo estaba bien; pero si tenía que desoldar el cable y volverlo a intentar, en todos los casos me llevó múltiples intentos. Fueron varias horas bastante frustrantes.

Como sea, sí quedó como yo esperaba; al menos por fuera. Por adentro es una pesadillas de cables y todo está medio apretado, pero nada está suelto (fijé los componentes usando los hoyos para tornillos de la misma caja o con Sugru) y no ha hecho corto circuito… al menos hasta ahora. Y no se ve tan mal.

El receptor infrarojo: frente

El receptor infrarojo: frente
El receptor infrarojo: atrás

El receptor infrarojo: atrás

Hasta le puse una etiqueta porque me compré una impresorcita de etiquetas.

Fue un proyecto divertido; pero probablemente me haya gastado más dinero del que merecía la pena; sí me tomó más esfuerzo del que esperaba (los tutoriales en YouTube hacen pensar que estas cosas son más fáciles de como realmente son); y todo para una cajita que con casi toda certeza deje de usar en unos años cuando por fin expire mi garantía y abra el AVR para que el mismo avise al subwoofer que debe despertar automáticamente.

Como sea, no me arrepiento: me divertí bastante (con todo y frustración) y confirmé que soy programador y que me debo dedicar en general únicamente al software. Aunque no dudo tendré otros proyectos de este estilo en el futuro.

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Dr. Strange en el Multiverso

El día de mi cumpleaños el año pasado fui a ver Doctor Strange in the Multiverse of Madness, porque por supuesto que eso hice.

Se aplican las de siempre, si acaso no la han visto.

Doctor Strange in the Multiverse of Madness

Doctor Strange in the Multiverse of Madness

Hay dos cosas con esta nueva entrega del universo cinematográfico de Marvel: en primer lugar, la disfruté bastante; estaba muy divertido yo en el cine. En segundo lugar, la película es objetivamene mala. Quiero decir, normalmente las películas de Marvel son malas; ésta es peor que el promedio.

Para empezar, el “multiverso” consiste al parecer de 3 universos, si descontamos la secuencia donde Strange y América Chávez pasan por varios universos, permaneciendo en cada uno de ellos un tiempo total como de medio segundo.

Luego está el asesinato (literal) del pobre personaje de la Bruja Escarlata, predeciblemente dado que Raimi y Michael Waldron (el guionista) admitieron no haber visto WandaVision.

Y por último todos los gújeros en la rebuscada trama, como el hecho de que al parecer no hay universos donde vivan los hijos de Wanda pero no ella; o que si la Bruja Escarlata está atravesando puertas blindadas sin problmeas persiguiendo a nuestros muy estúpidos héroes, no habría motivo para detenerse en otra puerta blindada que es idéntica a las anteriores, pero pues el director famoso por sus sustos inesperados quería poner otro susto inesperado.

Dicho todo eso, yo estaba muy entretenido en el cine, disfrutanto el churrito. Y cuando sale John Krasinski como Reed Richards y Patrick Stewart como Charles Xavier, la verdad me vine un poquito. No mucho, pero sí un poquito. Después se escabechan a los Illuminati de la forma más patética posible, pero qué esperábamos de una selección de elenco que es básicamente fan service.

También me gustó mucho la pelea musical entre Dr. Strange y Dr. Strange; no tiene el menor sentido, realmente: pero está visualmente interesante.

Toda esta última fase del universo Marvel sufrió bastante por el hecho de no tener un hilo conductor como lo fueron las piedras del infinito; como que todas las películas de dicha fase balbucean tratando de contar una historia coherente. Pero la verdad no me importa mucho; yo las sigo disfrutando y continuaré yéndolas a ver al cine.

Al menos hasta que la calidad de las mismas llegue a grados como al que han llegado las películas de Harry Potter.

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Haciendo un control remoto

Hace unas semanas comentaba que como mi nuevo AVR Denon S760H no sabe comunicarse con mi subwoofer Harman⧸Kardon, tuve que hacer un cable hechizo que conecté a un eliminador de corriente de 12 voltios. Terminaba la entrada diciendo entonces que el único problema era que tenía que prender y apagar el subwoofer con mis manitas, como los plebeyos.

Resulta que es un problema con el que no quiero vivir; y tampoco quiero dejar prendido el subwoofer todo el tiempo: aunque el consumo de energía es bajo si no estoy reproduciendo nada, es mucho más que si queda en espera cuando deja de recibir su señal de 12 voltios.

Así que desconecté el AVR y procedí a abrirlo… o al menos ese era el plan, hasta que vi la calcomanía que ominosamente decía que la garantía qudaría anulada si la quitaba. Y no puede abrirse el aparatejo sin quitarla.

Una vez más, no salió tan caro el AVR, pero tampoco es como para anular la garantía a poco más de un mes que lo compré. Así que ponderé mis opciones.

La idea era tan obvia que no sé por qué tardé tanto en llegar a ella: sencillamente tenía hacer que el subwoofer se prendiera y apagara vía control remoto.

Tengo un Raspberry Pi en mi departamento que realmente no está haciendo nada; así que compré un módulo KY-022, que sirve para recibir señales infrarojas (que es lo que usan la mayoría de los controles remotos); compré un relé (no sé a quién se le ocurrió traducir relay así) que aguantara 12 voltios; y me puse a investigar qué había qué hacer.

He de confesar que ya había hecho algo similar antes; en Oaxtepec controlo mis cámaras de seguridad con un Raspberry Pi, y al mismo le conecté un relé también, más pequeño, nada más para poder prender remotamente la computadora que tengo allá. Por alguna razón el wake-on-LAN no le funciona, así que aprendí a programar en el Raspberry Pi los pines GPIO que tiene para controlar un relé que básicamente hace como si presionara el botón de encendido de la computadora.

La idea era la misma para este proyecto; pero en lugar de cerrar un circuito de 5 voltios, iba a cerrar uno de 12 para la señal que necesita mi subwoofer. Sólo necesitaba agregar el soporte para el control remoto.

Originalmente pensé que podía nada más detectar un botón y con eso activar el relé; pero al parecer en Linux no hay manera de darle la vuelta a LIRC. Hace casi 20 años comentaba en el blog que compré un control remoto Streamzap, pero mis aventuras con LIRC comenzaron unos años antes que eso, cuando compré una capturadora de TV que tenía un controlcito remoto que se podía echar a andar con LIRC en Linux.

Tuve que readquirir un poco ese conocimiento, aunque la verdad hoy en día todo es mucho más sencillo; configuré el módulo KY-022 con LIRC, haciendo que utilizara los códigos del control remoto de mi televisión. Inicialmente quería usar los del AVR, pero irrecord sencillamente se negó a capturar los botones del control remoto; y por supuesto no está en la lista de configuraciones para controles remotos en la página de LIRC, ahí en general hay puros controles viejos, dudo que mucha gente esté usando LIRC para usar controles remotoso modernos.

Como sea tampoco fue un problema; quería usar los botones del AVR, porque es en el modo que normalmente está mi control remoto universal Sofabaton U1; pero pues es justo un control remoto programable. En el modo del AVR sencillamente le metí un botón del control de mi televisor.

Me llevó casi todo el domingo, pero por fin quedó; y funciona bastante bien. Lo único es que tengo el Raspberry Pi, el KY-022 y el relé, junto con el cablerío correspondiente, hecho bolas en el mueble de mi tele. Tengo ya una caja donde quiero poner todo, pero lo dejaré para después: hoy me doy por satisfecho con el hecho de que ya no tengo que usar mis manitas para prender y apagar mi subwoofer, como los plebeyos.

O bueno, sí uso las manos; pero no tengo que levantarme y andar tentando la parte detrás del subwoofer para encontrar el interruptor de encendido y apagado.

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Gleipnir

En la pandemia me chuté Gleipnir.

Gleipnir

Gleipnir

Esta serie es otra de las que no son como las que normalmente veo. Es una combinación de terror (especialmente terror corporal), acción y misterio. Ténicamente, si entrecierran los ojos, podría parecer que hay un romance entre Shuichi y Kurea; pero creo que es tan lejano realmente (y medio imposible dentro de las circunstancias en las que se encuentran), que igual y nada más soy yo esperando algo alegre dentro de todas las desgracias que ocurren.

No voy a resumir al historia, porque púdranse; pero Shuichi se convierte en una botarga con forma de perro antropomorfo y una pistolota; con un cierre en la espina dorsal que se abre para revelar un interior que básicamente es una vagina gigante, donde hermosas muchachas se pueden meter y tomar control de la botarga. Kurea suele ser la “piloto”, y suele entrar en Shuichi en traje de baño o ropa interior, porque la analogía a una vagina no es gratuita: es muy húmedo ahí dentro y no quiere ensuciarse la ropa.

El dúo combate otros usuarios de poderes igual o más extraños; por qué combaten y qué los lleva a unirse para hacerlo en equipo es parte de la ridícula y enredada historia, que involucra extraterrestres, monedas mágicas (que son extraterrestres) y una máquina extraterrestre expendidora de refrescos extraterrestres que otorga poderes. Poderes extraterrestres.

No tiene mucho sentido; pero es muy entretenida la relación entre Shuichi y Kurea; y la acción es espectacular con grados inverosímiles de violencia. No tengo idea de para dónde vaya la historia; pero en este caso creo que no importa mucho.

La recomiendo tibiamente; Kurea está linda y abusa verbalmente del pobre Shuichi; los monstruos son bastante originales, comenzando con Shuichi y su pseudovagina dorsal; y la acción por sí misma haría que valiera la pena verla. Está en Crunchyroll, si les interesa.

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El multímetro

Hace un par de semanas contaba que actualicé mi sistema de sonido a un Denon S760H y que todo jalaba bien.

Resulta que no del todo; el subwoofer Harman⧸Kardon que tengo tiene dos modos de operación: automática y manual. En el modo automático, un cable jack de 3.5mm se conecta del AVR Harman⧸Kardon al subwoofer; el mismo envía una señal del AVR al subwoofer para básicamente avisarle cuándo prenderse y cuándo apagarse. De esta manera uno deja prendido el subwoofer todo el tiempo y el mismo se prende y apaga automáticamente cuando el AVR le avisa.

El modo manual, se supone, deja prendido al subwoofer de manera automática todo el tiempo. Como mi AVR Denon no tiene soporte para esta característica del subwoofer Harman⧸Kardon, puse al mismo en modo manual y así lo comencé a usar; como comenté en su momento, sin ningún problema.

Pero unos días después el estúpido subwoofer comenzó a apagarse y prenderse de manera intermitente, no tengo idea de por qué. Me imagino (no tengo las habilidades necesarias para confirmarlo) que una soldadura del interruptor para poner al subwoofer en modo manual adquirió una grieta en todos los años que lo he estado usando; particularmente porque el subwoofer básicamente lo único que hace es vibrar harto bien ferte.

De hecho abrí el subwoofer; no por primera vez, por cierto: el dial para el volumen del subwoofer cada cierto número de años comienza a generar los clics y pops que este tipo de aparatos suelen adquirir con el tiempo y entonces hay que abrirlo, limpiarlo por dentro y rociar el potenciómetro correspondiente con limpiador de contactos, lo que lo arregla perfectamente hasta que me imagino vuelve a acumular suficiente polvo.

Como sea; abrí el subwoofer y sencillamente no sé lo suficiente de electrónica/electricidad para diagnosticar cuál es el problema con el modo manual, así que nada más como prueba le conecté el AVR Harman⧸Kardon con el cable jack de 3.5mm y el estúpido subwoofer volvió a funcionar. Lo cual no es de extrañar, porque así ha funcionado sin problemas durante años.

Una característica mía: nunca tiro nada. Entonces por ahí tengo el manual de mi AVR Harman⧸Kardon y las bocinas correspondientes; pero sepa la chingada dónde exactamente, porque además muchas cosas las he movido a Oaxtepec porque mi departamento es chiquitito chiquitito. No hay problema; busqué en la red y encontré el manual del subwoofer, donde dice claramente que el famoso cable jack de 3.5mm únicamente debe enviar una señal de 3 a 30 voltios, AC o DC, para activar al subwoofer.

Manual del subwoofer

Manual del subwoofer

Lo cual suena sencillo; en particular, todos los cables USB conectados a un dispositivo anfitrión, incluyendo los cargadores de absolutamente todos los teléfonos celulares en existencia, mandan 5 voltios. El amperaje puede cambiar, pero siempre es al menos 1 amperio y por lo que entendí del manual eso basta, así que agarré un cable USB que no le tengo cariño (he de poseer unos catorce millones de cables USB para este punto en mi vida), un cable jack de 3.5mm que tampoco me importaba, les hice trutrú y muy orgulloso conecté el cable a un cargador USB y al subwoofer.

Y no funcionó.

No me queda claro exactamente por qué, pero entonces decidí hacer algo que probablemente debí hacer desde hacía décadas: me compré un multímetro. El más barato (que no se viera como completa basura) que encontré en Amazon; me costó 167 pesotes.

Hay una razón por la cual estudié Ciencias de la Computación y no Ingeniería de la Computación: todo lo de los fierritos me da una hueva mortal. Les programo lo que sea; pero no soy particularmente bueno (ni me interesa serlo) alambrando cosas.

Sin embargo he alambrado cosas, la más “complicada” siendo mi reproductor automático para rolas de Rock Band; y en múltiples ocasiones sí he necesitado un multímetro, que por lo que explico arriba me había negado a comprar.

Pero en esta ocasión decidí que sí valía la pena, así que desembolsé mis 167 pesotes y al otro día me llegó mi multímetro Truper MUT-830, que aparentemente tiene la misma calidad de construcción que los juguetes Lili Ledy de mi infancia.

Conecté mi cable USB → jack 3.5mm hechizo al cargador USB y medí el voltaje. Y sí, eran 5 voltios; bueno, 4.9, pero muy por encima de los 3 voltios que dice el manual son necesarios.

Así que volví a prender el viejo AVR Harman⧸Kardon, le conecté el cable jack 3.5mm y medí el voltaje. El resultado fue 12 voltios, que por supuesto no tenía nada en mi departamento que generara ese voltaje: todas las fuentes de poder viejitas que tengo están justamente en Oaxtepec.

Ya iba a pedir piezas a Amazon para construirme un cargador hechizo de 12 voltios con conector jack 3.5mm, cuando se me ocurrió que sencillamente podía ir a un Steren: me había hecho de nuevo la prueba PCR para Covid y volví a salir positivo, pero todos los doctores con los que hablé me dijeron que como ya no presento síntomas entonces ya no estoy contagiando a los demás, así que me puse mi tapabocas y fui al Steren de División del Norte, que me queda cerca.

Compré un eliminador de 12 voltios y un conector jack 3.5mm mono, con los que procedí a hacer de nuevo un cable hechizo, aunque medianamente bien: soldé las conexiones de los cables, les puse sojitas de las que se contraen con el calor y antes de conectarlo verifiqué con mi multímetro chafa que la chingadera estuviera enviando 12 voltios, cosa que hace.

Y por fin funcionó de nuevo sin problemas mi estúpido subwoofer. Podría tratar de diagnosticar con cuidado qué pasa con el modo manual, pero realmente eso ya no me interesa: lo que quiero es ver si puedo hacer algo con mi AVR Denon para que el mismo envíe los 12 voltios a mi subwoofer cuando se prenda, como hacía el Harman⧸Kardon.

Sin embargo, dejaré eso para después: mi AVR está nuevo y no quiero abrirlo al menos hasta que expire la garantía, por no decir de estarle haciendo modificaciones, especialmente si soy yo el que las haga; como debe quedar claro sencillamente no soy bueno para estas pendejadas. Por ahora prenderé y apagaré el subwoofer con mis manitas como plebeyo común y corriente.

Pero estoy muy contento de haber hecho mi cable hechizo; me quemé un par de veces soldándolo, porque (repito) apesto para este tipo de cosas. Pero al final funcionó y la verdad estuvo divertido.

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